Para
no pocos observadores la actitud de ciertos políticos se ha convertido
en algo tan rutinario y vergonzoso que ya no debe escandalizar a nadie,
mucho menos a sus colegas pues son los directamente afectados o
favorecidos con semejantes leperadas o para ellos “perlas” de la
creatividad política. Es el caso del señor Ciro Cruz Zepeda, quien en un
acto de piratería intenta seguir al frente de la presidencia de la
Asamblea Legislativa, haciendo caso omiso del “pacto” o el convenio para
que luego de un año y medio en tal cargo, éste pasara a manos del FMLN.
Por eso resulta un respiro encontrar congruencias y una cierta lógica en algunos niveles, no de todos los partidos por supuesto, pero sí en la fracción legislativa del FMLN no acomodaticia y razonando casi siempre sus decisiones y votos para aprobar o negar su apoyo a determinadas leyes. Es interesante esta posición mantenida en distintos periodos legislativos. Al no contar con mayoría encuentran dificultades sobre todo en la elección de importantes funcionarios como los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el Fiscal General de la República o el presidente de la Corte de Cuentas, también para la aprobación de préstamos internacionales.
No ocurre lo mismo con diputados del PCN, GANA o el PDC, verdaderos apéndices de Arena. Siempre obedientes a su espejo diario o esas “diez mil razones” de las que hablaba el doctor José María Méndez, para simbólicamente decirles a los miembros de un jurado que existían bastantes colones de aquellos tiempos para cancelar su apoyo al procesado en el juicio. Aquí es conocido por la voz popular que los laboratorios y grandes importadores de medicinas están “distribuyendo” miles de dólares para evitar la aprobación de la Ley de Medicamentos. Se entiende así que los legisladores de los partidos de la derecha tienen “miles de razones” para oponerse a tal proyecto de ley.
En estos jueguitos legislativos producidos en “reñidas votaciones” o debates para aprobar o rechazar determinada ley o también cuando ciertos diputados o los tránsfugas pasan de un partido a otro, surgen muchos ricos y lo saben los habitantes de comunidades del país pues han visto nacer, crecer y desarrollarse al diputado o al alcalde. “Si la familia de éste no tenía ni petate donde dormir”, es la frase más escuchada. “Ahora se ha construido una mansión a las afueras de la ciudad, tiene una casa en la montaña y un rancho lujoso en la playa”. Como es natural no existe oficina de probidad alguna en la Corte Suprema de Justicia ni la Corte de Cuentas se preocupa por investigar de dónde proviene la fortuna del señor funcionario o de x político.
En la prensa salen de cuando en vez algunos comentarios; pero nada más muestran extrañeza de la buena fortuna del señor fulano de tal; son muy pocos los comentaristas que convierten en alfileres las teclas de sus computadoras para señalar a un ex funcionario o político de determinado partido o presentar pruebas contundentes para que la Corte de Cuentas o la Fiscalía General de la República procedan con las investigaciones o procesos correspondientes. Los políticos más señalados de graves hechos de corrupción han sido de Arena, surgida precisamente de las entrañas del PCN. Por ello es que tienen a su favor a muchos columnistas y “analistas” en sus propios órganos de propaganda. Nunca se dice nada o se comenta con simplicidad y no se llega a nada. Los corruptos caminan alegremente por los centros comerciales o mueven sus vasos con güisqui en ranchos de su propiedad en las costas salvadoreñas.
El señor Ciro Cruz Zepeda es de los políticos más “odiados” por los salvadoreños debido a sus inocultables compromisos con la clase económicamente más poderosa de este país. Se considera un hombre “con experiencia” y “sabiduría” para ostentar el cargo de presidente de la Asamblea Legislativa. Cuando trata de explicar tal obsesión advierte: el PCN es el único partido capaz de dar gobernabilidad a este país. No se puede negar su coherencia y su fidelidad a sus oscuras intenciones, propósitos y objetivos. ¿Quién entonces puede sorprenderse de su actual decisión de no respetar el convenio o pacto con el FMLN para entregar la presidencia del Órgano Legislativo? Quizás el señor Sigfrido Reyes, quien no oculta su pavorosa ambición política. Desgraciadamente en este partido de izquierda todavía existen esta clase de políticos. De hecho, la confusión ambiente les proporciona a cada momento argumentos para situarse en ámbitos mucho más democráticos que los de la derecha.
Cuando dice, pongamos por caso que su partido no puede ni siquiera aspirar a un cambio auténtico y a fondo en sus estructuras, no están diciendo lo que a diario comprueba el ciudadano medio. No es grato verlo como en una especie de “rueda de caballitos” la mayoría de altos dirigentes del FMLN pasan de diputados a alcaldes o concejales, rápido pasan los tres años estipulados por los estatutos y nuevamente vuelven a la Asamblea Legislativa, a coordinadores o altos dirigentes. En repetidas ocasiones les hemos dicho la necesidad de fortalecer sus secretarías de formación ideológica, de organización y de la juventud para preparar los necesarios y urgentes relevos generaciones y evitar esas nocivas prácticas de estarse repartiendo los distintos cargos entre las mismas personas. Si de veras hay diferencias insalvables entre los partidos de la derecha recalcitrante como Arena, el PCN o el PDC, deben hacerlos evidente procediendo a ser auténticos revolucionarios, demócratas y servidores del pueblo salvadoreño.
Tal como están las cosas en el país, queda muy claro que es mucho más fácil agredir al partido Arena por sus prácticas antidemocráticas que al PCN o el PDC por sus tradicionales coqueteos para hacerse de cargos bien remunerados o percibir “miles de razones” para aprobar o rechazar determinadas leyes. Uno pensaría que cuando de tres o cuatro partidos políticos uno maneja cartas más limpias, sus filas engrosarían considerablemente. En nuestro país no ocurre así porque los salvadoreños ya desconfían demasiado y no conceden la mínima confianza o “factor de duda” a los políticos ya sea de izquierda o derecha. Por eso ha recibido tanto apoyo la decisión de la Corte Suprema de Justicia, de permitir las candidaturas no partidarias o independientes como les llaman. La gente quiere transparencia y un mayor protagonismo de la clase política para legislar o ejecutar obras en beneficio de las mayorías. Tal el papel que nosotros les asignamos al FMLN pero existen demasiadas dudas y escollos para llevar felizmente la nave a puerto seguro.
Por eso resulta un respiro encontrar congruencias y una cierta lógica en algunos niveles, no de todos los partidos por supuesto, pero sí en la fracción legislativa del FMLN no acomodaticia y razonando casi siempre sus decisiones y votos para aprobar o negar su apoyo a determinadas leyes. Es interesante esta posición mantenida en distintos periodos legislativos. Al no contar con mayoría encuentran dificultades sobre todo en la elección de importantes funcionarios como los magistrados de la Corte Suprema de Justicia, el Fiscal General de la República o el presidente de la Corte de Cuentas, también para la aprobación de préstamos internacionales.
No ocurre lo mismo con diputados del PCN, GANA o el PDC, verdaderos apéndices de Arena. Siempre obedientes a su espejo diario o esas “diez mil razones” de las que hablaba el doctor José María Méndez, para simbólicamente decirles a los miembros de un jurado que existían bastantes colones de aquellos tiempos para cancelar su apoyo al procesado en el juicio. Aquí es conocido por la voz popular que los laboratorios y grandes importadores de medicinas están “distribuyendo” miles de dólares para evitar la aprobación de la Ley de Medicamentos. Se entiende así que los legisladores de los partidos de la derecha tienen “miles de razones” para oponerse a tal proyecto de ley.
En estos jueguitos legislativos producidos en “reñidas votaciones” o debates para aprobar o rechazar determinada ley o también cuando ciertos diputados o los tránsfugas pasan de un partido a otro, surgen muchos ricos y lo saben los habitantes de comunidades del país pues han visto nacer, crecer y desarrollarse al diputado o al alcalde. “Si la familia de éste no tenía ni petate donde dormir”, es la frase más escuchada. “Ahora se ha construido una mansión a las afueras de la ciudad, tiene una casa en la montaña y un rancho lujoso en la playa”. Como es natural no existe oficina de probidad alguna en la Corte Suprema de Justicia ni la Corte de Cuentas se preocupa por investigar de dónde proviene la fortuna del señor funcionario o de x político.
En la prensa salen de cuando en vez algunos comentarios; pero nada más muestran extrañeza de la buena fortuna del señor fulano de tal; son muy pocos los comentaristas que convierten en alfileres las teclas de sus computadoras para señalar a un ex funcionario o político de determinado partido o presentar pruebas contundentes para que la Corte de Cuentas o la Fiscalía General de la República procedan con las investigaciones o procesos correspondientes. Los políticos más señalados de graves hechos de corrupción han sido de Arena, surgida precisamente de las entrañas del PCN. Por ello es que tienen a su favor a muchos columnistas y “analistas” en sus propios órganos de propaganda. Nunca se dice nada o se comenta con simplicidad y no se llega a nada. Los corruptos caminan alegremente por los centros comerciales o mueven sus vasos con güisqui en ranchos de su propiedad en las costas salvadoreñas.
El señor Ciro Cruz Zepeda es de los políticos más “odiados” por los salvadoreños debido a sus inocultables compromisos con la clase económicamente más poderosa de este país. Se considera un hombre “con experiencia” y “sabiduría” para ostentar el cargo de presidente de la Asamblea Legislativa. Cuando trata de explicar tal obsesión advierte: el PCN es el único partido capaz de dar gobernabilidad a este país. No se puede negar su coherencia y su fidelidad a sus oscuras intenciones, propósitos y objetivos. ¿Quién entonces puede sorprenderse de su actual decisión de no respetar el convenio o pacto con el FMLN para entregar la presidencia del Órgano Legislativo? Quizás el señor Sigfrido Reyes, quien no oculta su pavorosa ambición política. Desgraciadamente en este partido de izquierda todavía existen esta clase de políticos. De hecho, la confusión ambiente les proporciona a cada momento argumentos para situarse en ámbitos mucho más democráticos que los de la derecha.
Cuando dice, pongamos por caso que su partido no puede ni siquiera aspirar a un cambio auténtico y a fondo en sus estructuras, no están diciendo lo que a diario comprueba el ciudadano medio. No es grato verlo como en una especie de “rueda de caballitos” la mayoría de altos dirigentes del FMLN pasan de diputados a alcaldes o concejales, rápido pasan los tres años estipulados por los estatutos y nuevamente vuelven a la Asamblea Legislativa, a coordinadores o altos dirigentes. En repetidas ocasiones les hemos dicho la necesidad de fortalecer sus secretarías de formación ideológica, de organización y de la juventud para preparar los necesarios y urgentes relevos generaciones y evitar esas nocivas prácticas de estarse repartiendo los distintos cargos entre las mismas personas. Si de veras hay diferencias insalvables entre los partidos de la derecha recalcitrante como Arena, el PCN o el PDC, deben hacerlos evidente procediendo a ser auténticos revolucionarios, demócratas y servidores del pueblo salvadoreño.
Tal como están las cosas en el país, queda muy claro que es mucho más fácil agredir al partido Arena por sus prácticas antidemocráticas que al PCN o el PDC por sus tradicionales coqueteos para hacerse de cargos bien remunerados o percibir “miles de razones” para aprobar o rechazar determinadas leyes. Uno pensaría que cuando de tres o cuatro partidos políticos uno maneja cartas más limpias, sus filas engrosarían considerablemente. En nuestro país no ocurre así porque los salvadoreños ya desconfían demasiado y no conceden la mínima confianza o “factor de duda” a los políticos ya sea de izquierda o derecha. Por eso ha recibido tanto apoyo la decisión de la Corte Suprema de Justicia, de permitir las candidaturas no partidarias o independientes como les llaman. La gente quiere transparencia y un mayor protagonismo de la clase política para legislar o ejecutar obras en beneficio de las mayorías. Tal el papel que nosotros les asignamos al FMLN pero existen demasiadas dudas y escollos para llevar felizmente la nave a puerto seguro.