Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

lunes, 8 de noviembre de 2010

Lo individual y lo colectivo


Gaurkoa - Gara

Cómo tiene que edificarse el socialismo auténtico es la cuestión que aborda el autor. Niega que para «ser» plenamente haya que «tener» plenamente. Y apuesta por «tener» sin dominar y «ser» sin sumisión, para «tomar la Bastilla» nuevamente, con conciencia de libertad socialista y aspiración de protagonizar la verdadera democracia.



Cómo tiene que producirse el socialismo auténtico que trata de levantar cabeza en una serie de países? ¿Tiene que ser un socialismo verticalista o estatal, tal como fue inevitablemente en el primer intento, o tiene que ser un socialismo horizontal y aceptado como marco básico en donde la vida individual esté respaldada por una libertad creadora y efectiva? En cualquier caso aclaremos que tratamos de un socialismo real, no de la pantomima socialdemocrática.
Es posible, ya de entrada, hacer una afirmación básica: la valiosa individualidad no puede existir, sin peligro de asimilación oligárquica, sino sobre un suelo en que lo colectivo asegure la existencia de la sociedad como un todo frente a la oligarquía. La verdadera soberanía popular constituye el suelo imprescindible para que los individuos puedan desarrollar sus potencialidades sin ser absorbidos por minoría alguna. No se trata, pues, de abordar un discurso retórico, sino de pensar seriamente en el futuro que llega entre tantos quebrantos, maniobras adversas y no pocas confusiones.

La izquierda abertzale es una izquierda de objetivos y democracia socialistas, al menos hasta donde alcanza la observación. Euskal Herria se piensa por esa izquierda, presumo, como una nación de individuos comprometidos con el socialismo y la libertad de pensamiento. Hablamos, pues, de una democracia socialista, es decir, de una democracia donde el acontecer democrático sea posible al no estar intervenido por armas financieras ni constitucionales propias de la democracia burguesa, que ha agotado ya su posibilidad de vida. La dirección burguesa se ha disuelto en la autofagia. Por tanto, a la dirección de una clase ha de seguir la dirección de la masa ciudadana en cuyo seno los contrastes de pareceres no persigan la depredación social por parte de una minoría.

Aunque de momento la batalla de la izquierda vasca se centre en el acceso pleno a la soberanía -imprescindible para que el pueblo euskaldun pueda manejar la herramienta de su voluntad-, nada obsta a ir cavilando cómo y con qué se puede edificar un socialismo estimulante llegada la ocasión; un socialismo creador enérgico de cosas. No ocurra como a las vírgenes que tenían el candil sin aceite cuando arribó el gran suceso. Lo ideológico no está alejado de las necesidades de los individuos, sino que constituye a lo largo de la historia lo que calienta la acción política de sustitución.

Desde la óptica con que nos movemos en esta reflexión, no se puede aceptar que para «ser» plenamente haya que «tener» plenamente. La propiedad de las cosas que dan carácter a nuestra vida no es compatible con el desahucio de los menos dotados, audaces o imaginativos. Por tanto, hablamos de una propiedad limitada tanto en el espacio como en su volumen. Para «tener» con verdadera propiedad es preciso que los grandes bienes básicos, los bienes estratégicos, pertenezcan colectivamente a la ciudadanía y no puedan convertirse en armas de destrucción masiva del bienestar personal.

Ni el suelo, ni las energías naturales, ni la máquina financiera pueden ser de propiedad privada. Quien domine el suelo será propietario directo o indirecto de quienes lo habitan. Quien disponga de la llave de las energías básicas podrá cerrar con esa llave la posibilidad de la libertad económica en igualdad real de condiciones. Quien crea que el dinero es de su propiedad decidirá siempre la forma del mundo. Es más, quien fije con leyes rígidas el desenvolvimiento de las ideas tendrá en su mano el veto en las instituciones.

La posibilidad creadora naufraga en cuanto las individuales ramas del árbol no conciben como bien colectivo el tronco y las raíces. En un encuentro televisivo pregunté a un vehemente fiscal en qué orden de preferencia colocaba a los ciudadanos y a las leyes. Me contestó, casi con ira, que creía en la preeminencia de las leyes. En aquel momento pedí al destino que no me dejara caer en manos de un fiscal que tal decía. Este funcionario creía en la primacía de la ley porque la había hecho suya, porque se la había apropiado. Hace ya muchos años que en mis cavilaciones sobre el espíritu de las leyes siempre me tropiezo con una realidad radicalmente significativa: la existencia de un respeto muy extendido entre el pueblo hacia el derecho consuetudinario, hacia lo que se tiene como moral dinámica al servicio de la ciudadanía.

Las leyes suelen constituir un cepo para cazar a los carentes de poder real. La ley que no tenga pueblo dentro, que se administre como colección de dictados áridos e inconmovibles por funcionarios sacrales, siempre contiene un perfil de agresión para la gente del común.
Todo lo contrario del dictamen que brota de lo asambleario, de lo acordado colectivamente. Con la mano sobre el corazón: que levante el dedo quien estime como marco de justicia la que administran y aplican los tribunales constituidos por un funcionariado que se estima como depositario de un poder ante el que nada puede la calle.

La propiedad ha de ser limitada para ser justa. Las cosas que forman parte de nuestro perfil cotidiano han de ser nuestras porque definen nuestra propia existencia. Hablando orteguianamente, nosotros somos nosotros y nuestra circunstancia. Pero los grandes motores que hacen posible esta «yoidad» -y ustedes perdonen el exceso, pues para esto me pagan- han de servir colectivamente a ese ser individual que quiere edificar su circunstancia personal.
Si no tengo trabajo, como bien colectivo, no existo. Si no tengo vivienda por el poder de otro sobre el suelo, no estoy vivo. Si no cuento con medios dinerarios por negación financiera, no estoy entero. Si no puedo expresarme por ajenidad institucional, carezco de democracia. En el cuerpo humano cada órgano persigue el ejercicio de su función, pero todo está soportado por la república a la que llamamos organismo. Los hierofantes saben todo esto; por eso han fomentado un monstruoso y debilitante individualismo a fin de que creamos posible tener propiedades que ellos rigen mediante su gran propiedad de las cosas realmente fundamentales. 

Como a las abejas, nos dejan melificar en nuestra celdilla mientras ellos se declaran propietarios de la colmena. Si no aceptamos la condición de abeja, nos denominan zánganos.
El socialismo que aflora otra vez sus aguas -las revoluciones tienen un régimen de aparición, desaparición y reaparición, como el Guadiana- ha de primar la colectivización de las grandes cosas y de los grandes números a fin de que cada cual pueda «tener» sin dominar y «ser» sin sumisión. Y esto que digo respecto a los individuos es aplicable, en alto grado, a los pueblos. Por eso creo que el socialismo ha de aspirar a la sustitución de los estados actuales por sistemas de gobierno en que sea posible la permanente intervención de los ciudadanos en la conducción y vigilancia de su vida colectiva.

Ya sé que a todo esto que digo tildarán los «modernistas» de utopía, sobre la que escupen desde las altas torres de la globalización. Pero a esos «modernistas» les invito a que se echen al coleto la literatura que describe el desprecio de los jerarcas de Versalles hacia el pueblo tres días antes de la toma de la Bastilla. La burguesía empezó así su andadura política de más de dos siglos.

Ahora habrá que tomar la Bastilla de nuevo e irnos luego a bañar a las aguas del Guadiana que rebrota tras su tránsito oscuro bajo el suelo. Pero tomar la Bastilla requiere dos condiciones: que tengamos conciencia de lo que significa la libertad socialista y que aspiremos a protagonizar realmente la verdadera democracia.
No es verdad que la gran propiedad nos dé de mamar a todos. No somos unos mamones. Sobre esto último vale avisar a la tribu de los ejecutivos, cuyas alma y chequera son tan envidiadas.

Por qué predominan las mujeres en el derechista Tea Party


Ruth Rosen
Translated by  Atenea Acevedo

¿Por qué las estadounidenses se han vuelto tan activas en el derechista Tea Party? ¿Quizás porque se sienten atraídas al nuevo feminismo cristiano conservador que publicita Sarah Palin? Sin el apoyo de base de estas mujeres, el Tea Party resultaría mucho menos seductor a votantes aterrados por la inseguridad económica, las amenazas a la pureza moral y la gradual desaparición de una cultura nacional blanca y cristiana.

La mayor parte de la población estadounidense no se ha formado una opinión concreta acerca del derechista Tea Party y su crecimiento descontrolado, un partido que surgió paulatinamente en 2009 y cuyo nombre llegó a ser muy conocido después de los mítines que organizó a escala nacional el 15 de abril de 2010 para manifestarse en contra del pago de impuestos. Como recordará quien esto lee, la referencia es obvia e importante: la imagen de arrojar el té por la borda como expresión de ira en tiempos de la colonia ante la política británica conocida como “impuestos sin representación”.
 
Muchos liberales e izquierdistas desestimaron al Tea Party por considerarlo una reacción temporal y visceral a la recesión, el incremento del desempleo, la ejecución de hipotecas, las empresas declaradas en quiebra y un presidente negro que había salvado al capitalismo estadounidense con la ampliación de los subsidios gubernamentales a los sectores financiero, inmobiliario y automotriz. Tal vez sí se trate de una erupción política fugaz, pero tal como lo señala E.J. Dionne, columnista del Washington Post, este movimiento también amenaza la difícilmente lograda unidad de los republicanos. Según Dionne, “El auge del movimiento del Tea Party marca la vuelta a una vieja modalidad de libertarismo según la cual la mayoría de las políticas internas del gobierno desde el New Deal son inconstitucionales. Tradicionalmente, percibe que la amenaza más peligrosa a la libertad es el diseño de elitistas cultos que han perdido el contacto con los “valores estadounidenses”.
 
En todo caso, ¿quiénes son estas iracundas personas que expresan tanto resentimiento hacia el gobierno y no contra las corporaciones? Ya que las encuestas nacionales se contradicen flagrantemente, mi conclusión es que el Tea Party ha movilizado a gente de todas las clases sociales.
No obstante, hay una excepción importante que vale la pena destacar: la raza. En los mítines del Tea Party no vemos rostros de color. Otra cuestión relevante es que el expansivo movimiento atrae tanto a hombres como a mujeres por múltiples razones, algunas coincidentes, otras posiblemente distintas. Hombres y mujeres parecen identificarse con una “ideología” incoherente que exhorta a liberarse del gobierno, no pagar impuestos y a abrazar el incipiente deseo de “recuperar Estados Unidos”, es decir, restaurar la nación hasta algún momento de la historia en que el país era blanco y “seguro”.
 
Los hombres que encuentran atractivo el movimiento parecen pertenecer a una amplia gama de grupos marginales de derecha, como las milicias, los supremacistas blancos, “ejércitos” pro armas y pro confederación. Algunos de estos grupos defienden la violencia o prometen solemnemente derrocar al gobierno, y han empezado a recurrir a Facebook, Twitter y YouTube para difundir su odio en redes y medios sociales.
 
Las mujeres también desempeñan un papel decisivo en el Tea Party; según el más reciente sondeo Quinnipiac, 55% de sus militantes son mujeres. En un artículo publicado en la revista Slate, Hanna Rosin señala que “de las ocho personas que constituyen el Consejo de Patriotas del Tea Party a cargo de la coordinación nacional del movimiento, seis son mujeres. 15 de las 25 coordinaciones estatales están en manos de mujeres”.
 
¿Por qué, me pregunto, este movimiento caótico atrae a tantas mujeres? Hay muchas posibles razones. Algunas de las mujeres en estos grupos sin duda aman a hombres que aman portar armas y odian al gobierno y pagar impuestos. La profesora Kathleen Blee, autora de numerosos ensayos sobre las mujeres de derecha, señala que, en general, probablemente haya más mujeres religiosas de derecha que hombres religiosos de derecha, que los mítines del Tea Party pueden atraer a más mujeres que no tienen un empleo remunerado y disponen de tiempo para asistir a ellos, y que el Tea Party enfatiza la vulnerabilidad de las familias a toda clase de peligros del exterior.
 
Muchos de los hombres y muchas de las mujeres que apoyan al Tea Party también pertencen al movimiento Identidad Cristiana, un grupo cristiano de derecha que promueve ideas fundamentalistas sobre el aborto y la homosexualidad. Sin embargo, al Tea Party llegan mujeres con perfiles distintos y sorprendentes, como la Asociación de Padres y Maestros o grupos organizados específicamente para la elección de mujeres a cargos políticos. Como recientemente lo comentó Slate, “Gran parte del liderazgo y la energía de base viene de las mujeres. Uno de los tres principales patrocinadores del Tax Day Tea Party que marcó el lanzamiento del movimiento es el grupo Smart Girl Politics, sitio web que nació como el blog de una madre y se convirtió en una campaña de movilización, dedicada a formar a futuras activistas y candidatas. A pesar de su explosivo crecimiento en el transcurso del último año, sigue funcionando como cooperativa feminista (tres madres que no trabajan fuera de casa se turnan para criar a sus bebés y responder correos electrónicos y llamadas telefónicas)”.
 
Algunas de estas mujeres religiosas también albergan aspiraciones políticas y esperan que el Tea Party las ayude a consolidar puestos de liderazgo negados por el Partido Repúblicano a fin de contender por puestos definidos por votación. Para contrarrestar la Emily’s List, colectivo que ha apoyado la participación de mujeres liberales como candidatas en procesos electorales, las conservadoras de derecha formaron la Susan B. Anthony List, grupo que ha apoyado y consolidado los esfuerzos de mujeres de derecha en cargos públicos de elección. A fin de desafiar el impacto de las feministas liberales, el muy religioso grupo Concerned Women for America apoya las iniciativas de mujeres en pos del liderazgo dentro del Tea Party. El Women’s Independent Forum, espacio más secular que reúne a mujeres de derecha, busca promover los valores tradicionales, el libre mercado, la astringencia del gobierno, la igualdad de las mujeres y su capacidad de contender por cargos públicos definidos mediante votación.
 
Algunas de estas mujeres han acaparado la atención nacional porque dicen haber adoptado un “feminismo conservador” religioso. Entre ellas hay cristianas evangélicas y, según un reciente artículo de portada en Newsweek, ven a Sarah Palin (que contendió por la vicepresidencia en 2009, tiene cinco hijos y un esposo que la apoya, se presenta como feminista y abandonó la gubernatura de Alaska para convertirse en una celebridad millonaria) como la líder, si no es que la profeta, del Tea Party.
 
Así, Palin moviliza a las mujeres religiosas de derecha a lo largo y ancho del país. Les gusta que se maquille y siga pareciendo una reina de belleza sin dejar de ser audaz y decidida. No parece importarles que use el título de soltera en inglés (Ms.), en lugar de llamarse “señora” (Mrs.). Tampoco les molestó que atribuyera las oportunidades que disfrutó como atleta a la ‘Title IX’ (ley aprobada en 1972 para hacer valer la equidad de género en la educación y los deportes). En una entrevista con Charles Gibson para ABC News declaró: “Tengo la suerte de haber sido criada en una familia donde no había diferencias de género. Además, soy producto de la ley ‘Title IX’ que representó la introducción de la igualdad en las escuelas, una igualdad que se reflejaba en las prácticas deportivas y en las oportunidades de acceder a la educación. Así fue toda mi vida. Soy parte de esa generación en la que el tema resulta irrelevante, porque ha sido superado. Claro que puedes ser vicepresidenta y atender a tu familia”.
 
Palin pertenece a un grupo denominado Feminists for Life (Feministas a favor de la vida), cuyo lema es “Niégate a elegir”. Cuando se presentó como feminista al inicio de su campaña por la vicepresidencia, explicó su adhesión a este colectivo liderado por Serrin Foster, quien se ha labrado una exitosa carrera en el mundo de las conferencias tratando de convencer a las jóvenes de que es posible ser feminista al elegir no practicarse un aborto. Hace varios años entrevisté a Foster. En aquella ocasión le pregunté cómo esperaba que las mujeres pobres o adolescentes se hicieran cargo de bebés no deseados. Ya que está en contra de los impuestos y de los subsidios gubernamentales destinados a los servicios sociales, evadió la pregunta. Dijo que las mujeres no tenían por qué enfrentar solas la situación, que otras personas debían ayudarlas. Al final, la única respuesta concreta que planteó fue la adopción, recurso en el que ella veía la mejor solución para las jóvenes.
 
Recientemente, Palin volvió a autoproclamarse “feminista” y desató un acalorado debate en torno a qué constituye el feminismo en Estados Unidos. Ella se refiere a las mujeres conservadoras y religiosas como “Mama Grizzlies” (Mamás Osa, en referencia a la protectora osa del cuento infantil Ricitos de oro) y las exhorta a “levantarse” y hacer suya la causa del feminismo. Palin alienta a sus seguidoras a lanzar un “nuevo movimiento feminista conservador” que únicamente dé apoyo a candidatos políticos con una postura de inflexible oposición al aborto.
 
Las reacciones a los esfuerzos de Palin por atraer a las mujeres al Tea Party son muy variadas. Según Jessica Valenti en una nota para el Washington Post, su “perorata sororal [...] no es sino parte de una ambiciosa apuesta conservadora por conquistar los corazones y las mentes de las mujeres apropiándose del lenguaje feminista”.
 
En un artículo para la conservadora publicación National Review, Kathryn Jean Lopez responde: “Palin no está cooptando al feminismo; está reivindicando un movimiento iniciado por Susan B. Anthony y otras mujeres que lucharon por el derecho al voto y, además, abrazaban incondicionalmente la postura provida”. Esta afirmación es veraz, las sufragistas del siglo XIX querían proteger la maternidad como condición social y estaban en contra del aborto. “La etiqueta feminista no tiene por qué tender tanto a la polarización”, señala Meghan Daum en Los Angeles Times, y añade: “En resumidas cuentas, el feminismo solo significa ver a hombres y a mujeres como iguales, y no ver el propio género como obstáculo para el éxito ni como pretexto para el fracaso. Así que si Sarah Palin tiene las agallas de decirse feminista, eso le otorga el derecho de ser aceptada como tal”.
 
Tremenda ironía. Las jóvenes estadounidenses laicas han rechazado definirse como feministas desde 1980, año en que el contragolpe conservador empezó a atacar al movimiento de las mujeres, porque la derecha religiosa se empeñó en crear una imagen nada atractiva de las feministas y las pintó como lesbianas peludas y androfóbicas que peroraban sobre igualdad, pero su verdadera misión era matar bebés. Hoy, Palin obliga a las feministas liberales a debatir si estas feministas cristianas diluyen al feminismo o lo legitiman al posibilitar la autoproclamación “feminista”.
 
Cuando leo los textos de mujeres en sitios web de cristianas siento el eco de las reformistas de fines del siglo XIX que trataban de proteger a la familia de los “peligros del mundo”. Frances Willard, líder de la Women’s Christian Temperance Union (Unión de Cristianas por la Abstinencia), exhortó a millones de mujeres a asumir una vida pública a fin de proteger a sus familias, atender las decadentes consecuencias y desgracias del capitalismo, obtener el derecho a voto y luchar por la ley seca, todo en nombre de la protección de la pureza de sus hogares y familias.
 
Las motivaciones son parecidas en el caso de muchas cristianas evangélicas contemporáneas que desean ocupar espacios públicos o incluso contender en las elecciones para penalizar el aborto, proteger su concepto de matrimonio, reprimir las relaciones sexuales, oponerse al matrimonio homosexual y poner remedio al desenfreno que dejó la revolución sexual. Todo ello forma parte de una añeja e inconfundible tradición reformista femenina en la historia de nuestro país.
 
En los mítines del Tea Party es común ver mujeres con pancartas en las que se lee “Recuperemos a los Estados Unidos”. Quién sabe exactamente qué significa esa frase; sin embargo y por lo menos, significa recuperar al país de manos un gobierno en expansión, de los impuestos y, simbólicamente, de la cambiante complexión racial de la sociedad estadounidense.
 
Dentro de unas cuantas décadas la población no blanca será mayoría entre la ciudadanía estadounidense. Muchos cristianos evangélicos blancos se sienten sitiados y las mujeres, por su parte, sienten que deben proteger públicamente a sus familias de cambios tan vertiginosos y posiblemente dañinos. Sienten que burócratas, inmigrantes o minorías anónimas a las que identifican como “los otros” han tomado la sociedad y amenazan su pureza moral. Lo que no les despierta miedo es que las corporaciones hayan tomado al gobierno estadounidense y distorsionado sus instituciones democráticas.
 
Adele Stan, autora de AlterNet con 15 años de experiencia como investigadora a fondo de la extrema derecha, ha advertido que más vale tomarnos en serio a quienes conforman el Tea Party, pues no hacerlo constituye un riesgo. El Tea Party apela al miedo y el resentimiento, pero difícilmente representa a una solitaria minoría. Un reciente sondeo Gallup en USA Today revela que 37% de los estadounidenses “aprueba” al Tea Party. No es un movimiento que deberíamos de ignorar. La historia nos recuerda que el discurso del miedo y el resentimiento puede transformarse rápidamente en una fuerza política peligrosa y poderosa.
 
Pero el Tea Party no solo es un movimiento de bases. Detrás de las mujeres que todavía tienen un pie en la cocina hay dinero, mucho dinero. En un artículo para la publicación New York Review of Books, Michael Tomasky recordaba a sus lectores que “El dinero es el lubricante por antonomasia de la política y la potencial inyección de dinero para iniciativas como el Tea Party y otras aportaciones es prácticamente ilimitada”.
 
Tomasky subraya, además, el hecho de que el meollo del Tea Party no radica en las victorias electorales inmediatas, sino en un proyecto de largo aliento cuyo objetivo es resucitar el poder para proteger el mercado libre y la desregulación económica, y propiciar que la derecha religiosa obtenga poder político.
 
Puede ser que los hombres y las mujeres no se sumen al Tea Party por las mismas razones, pero sin sus partidarias de base el movimiento resultaría mucho menos seductor a votantes aterrados por la inseguridad económica, las amenazas a la pureza moral y la gradual desaparición de una cultura nacional blanca y cristiana.
 
Para bien o para mal, la historia de Estados Unidos demuestra que las cristianas han conseguido mover montañas. Dos ejemplos de ello son la abolición de la esclavitud y la ley seca. Ahora estas mujeres han contribuido a organizar al Tea Party y su nuevo feminismo conservador bien podría afectar la cultura política estadounidense de manera insospechada. Quizás adquieran una renovada seguridad en sí mismas e influencia política si se alejan del Partido Republicano. O, como han hecho en otros momentos de la historia, tal vez desaparezcan del espacio público para volver a sus hogares e iglesias, y pasen a ser una nota a pie de página en los anales de la política del país. Por ahora es prematuro pronosticar el destino del Tea Party, ya no digamos el de sus miembras.

El Batallón Rafael Aguiñada Carranza (BRAC)



Demás estaria hablar, del porqué el Partido Comunista de El Salvador(PCS), tenia como metodologia un riguroso proceso de incorporación a sus filas y por consiguiente siempre fué,cuantitativa y relativamente pequeño. A tal grado que sus becados en Moscú, pero que valientemente decidieron regresar e incorporarse a los frentes de guerra al estallar la guerra, como oficiales de alto rango, en muchos casos, no contaban con tropa que comandar...o en su efecto, dirigian pequeñas unidades, como pelotones o escuadras.

En la década del 70 y 80, muchos valiosos cuadros habian hecho su escuela politico-militar en la práctica real, las calles y barriadas de las principales ciudades del pais como escenario.
Habian sido los cuadros del Partido, los que habian isntruido a los de la Juventud Comunista (JC).
Desde destacados dirigentes obreros que incluso llegaron a ocupar cargos públicos hasta los de las bases, cada quien en su trinchera, Rafael Aguiñada Carranza,Dagoberto Gutierrez (diputados), alcaldes como Fernando Chamorro (Quezaltepeque), Julio Salazar,Camilo Velazques, Jacobo Campos Valle,Edito Genovez,entre miles...

Pero el Partido, logró organizar su brazo armado, las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) y su más importante unidad militar, el BRAC.
Muchas de las hazañas que se registran en la história contemporánea de nuestro pais, la acción politico-militar de esta organización es de mucho peso y prestigio.

Su núcleo embrionario se desarrolló tanto en el campo como en la ciudad y abrieron bases guerrilleras en Chalatenango,sector Las Vueltas, Cuscatlán,Cerros de San Pedro-San Vicente, Jucuarán-Usulután, entre otros...

"En marzo de 1974, Rafael Aguiñada Carranza fue electo diputado a la Asamblea Legislativa y allí cumplió sin estridencias, pero con firmeza, su cometido de insobornable político obrero revolucionario. Una y otra vez llegaron los trabajadores de la ciudad y el campo a la Asamblea Legislativa demandando solución a sus apremiantes problemas, buscando protección contra los desmanes patronales o gubernamentales y siempre encontraron en Rafael Aguiñada a uno de los más resueltos defensores suyos, siempre encontraron que su voz era la voz propia de ellos mismos.

El hecho de que Rafael fuera electo como diputado por la Unión Nacional Opositora (UNO) el agrupamiento más amplio de fuerzas populares en la historia del país, lo identificó desde un comienzo como un convencido partidario de la reunión de todas las fuerzas del progreso en un frente común de lucha, condición indispensable para alcanzar los objetivos democráticos, nacional liberadores y revolucionarios de la actual etapa de la historia de El Salvador.

Durante su desempeño en la Asamblea Legislativa, Rafael demostró en la práctica su fidelidad a esta orientación y supo distinguir encada momento, incluso dentro de las filas de los diputados del gobierno, a quienes están comprometidos hasta el tuétano con los fascistas y la reacción en general, de aquellos otros que, aunque obligados por su filiación política a sumar votos al lado de las peores causas, lo hacen contrariando sus propios deseos y sin agregar veneno de su parte; a aquellos que se muestran obcecados y empedernidos en el ataque a los interese de los trabajadores, de aquellos otros que están dispuestos a escuchar y dialogar, a condescender y coincidir; a aquellos que actúan por interés o encargo como reaccionarios recalcitrantes y malandrines, de los que en algo abren su mente a la consideración del pensamiento renovador cuyos aires soplan victoriosos sobre nuestro planeta.

Rafael Aguiñada Carranza insistió en la Asamblea Legislativa en distinguir entre los pocos militares comprometidos con la reacción y el imperialismo, que llevan adelante su misión entreguista y represiva, y aquellos otros que tienen en alta estima su profesión, que rechazan el que se les utilice como gendarmes y azotes contra su propio pueblo y aspiran a realizar junto a él una obra de liberación y transformación.
Nosotros juramos solemnemente aquí, Rafael, continuar files al empeño por dar una mayor contribución nuestra a la unidad más amplia de todas las fuerzas, organizaciones, grupos, y personas, civiles y militares, miembros o no de los partidos de oposición o del partido oficial, clérigos o laicos, cualquiera que sea el fundamento filosófico de sus ideas, que coincidamos en la necesidad de defender la libertad, los derechos políticos, sindicales e individuales y en la necesidad de cerrar el paso al fascismo!"


http://www.elindependiente.com.sv/nacionales.html


Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...