Andrés Sal.lari (especial para ARGENPRESS.info)
Gadafi
llegó al poder en 1969 y pronto destacó como una figura anti
imperialista y socialista, el famoso Libro Verde del líder fundamentó el
socialismo libio y es material indispensable para cualquier estudioso
de los movimientos revolucionarios del Siglo XX.
Su
figura despertó tanto odio en Washington que el palacio presidencial de
Trípoli fue bombardeado por Estados Unidos el 15 de abril de 1986 (allí
murió una hija adoptiva de Gadafi).
La
revolución Libia mantuvo su impronta anti imperialista desde lo
discursivo, pero desde el ataque a las Torres Gemelas hasta aquí, su
práctica política se modificó radicalmente. Para Washington Gadafi pasó
de demonio a un gobernante que podía utilizarse como aliado
circunstancial en la lucha contra el terrorismo.
El
5 de septiembre de 2008 la entonces secretaria de estado de Estados
Unidos, Condoleezza Rice, realizó una visita histórica a Trípoli, desde
donde aclaró que “hay un largo camino por recorrer” pero luego agregó
que la visita “demuestra que Estados Unidos no tiene enemigos
permanentes y que si algunos países están dispuestos a hacer cambios
estratégicos o de orientación, Estados Unidos está dispuesto a
responderles. Libia y Estados Unidos comparten intereses permanentes que
son la cooperación en la lucha contra el terrorismo, el comercio, la
proliferación nuclear, África, los derechos humanos y la democracia”.
Gadafi
se acercó a Estados Unidos pero no se alejó de los gobiernos
progresistas de América Latina, mantuvo fluidas relaciones con la
Venezuela bolivariana, con el nacido Estado Plurinacional de Bolivia y
con la Nicaragua sandinista.
La preguntas
surgen espontáneas: ¿Quién es Muamar Gadafi? ¿Cómo debemos ubicarnos
desde una visión progresista ante los últimos sucesos acontecidos en
Libia?
A continuación sumaremos a este debate
la postura del gobierno venezolano a partir de dos declaraciones, la de
su presidente, Hugo Chávez y la de su canciller Nicolás Maduro.
Hugo Chávez:
“Desde
aquí con este corazón un rezo por la paz en Libia y una denuncia por el
doble rasero de quienes la condenaron de inmediato y guardan silencio
con los bombardeos de Israel y las masacres en Irak y Afganistán,
naciones invadidas por Estados Unidos”.
Nicolás Maduro:
“Libia
está en un proceso de guerra civil, compleja difícil, seguramente
pasarán los días y las semanas y podremos saber a fondo la verdad.
Nosotros repudiamos la violencia pero hay que analizar el conflicto
libio con objetividad, están creando condiciones como denuncia el líder
de la revolución cubana, Fidel Castro, se están creando condiciones para
justificar una invasión militar a Libia y el objetivo central de una
invasión a Libia es el mismo objetivo que tuvo Bush (George W), tomar el
petróleo de Libia, desgajar a Libia en veinte pedazos y quitarle a la
OPEP uno de sus puntales fundamentales. Nosotros abogamos por la paz del
pueblo Libio, porque mantenga su unidad nacional, porque por la vía
pacífica encuentre respuestas a sus problemas, porque cese la guerra
civil”.
Y ahora se abre una discusión
necesaria. Ricardo Bajo H. critica la posición del Canciller venezolano
en el programa Contextos, que emitimos diariamente por las emisora
estatales de Bolivia y Venezuela (www.patrianueva.bo –
www.laradiodelsur.com):
“Yo disiento de lo que
acaba de decir el compañero Nicolás Maduro, creo que Gadafi no es uno de
los nuestros y aquí hemos venido discutiendo varios días sobre las
estrategias comunicacionales mediáticas de lo que esta pasando en Libia,
todos estamos de acuerdo en que tenemos demasiada poca información para
tener un juicio exacto y redondo de lo que está pasando, pero yo
reitero lo que he venido sosteniendo todos estos días, Gadafi no es uno
de los míos, no es uno de los nuestros. Creo que no podemos diferenciar
entre dictadores buenos y malos, amigos nuestros o no amigos, creo que
entraríamos a hacer lo mismo que hacen los gringos. Esa denuncia de la
hipocresía, creo que tapa o intenta tapar los crímenes o las violaciones
a los derechos humanos que está habiendo ahora contra el pueblo libio”.
¿Cuál es entonces el eje de la discusión?
¿Debemos
pones énfasis en la violaciones a los derechos humanos promovidas por
el gobierno de Gadafi para condenarlas, o centramos nuestra denuncia en
las intenciones de las potencias hegemónicas y en la hipocresía del
sistema?
Adicionalmente sabemos también que
EE.UU. y sus aliados utilizan mediáticamente esas -muy deficientemente
demostradas- violaciones a los derechos humanos para demonizar a Gadafi y
así justificar incluso una posible operación militar contra su país.
El
director del periódico venezolano Últimas Noticias, Eleazar Díaz
Rangel, habla sobre el tema en su habitual columna dominical:
“Casi
toda la información que nos transmiten de esos sucesos, en especial los
primeros días, estuvo orientada a afectar la imagen del gobierno de
Gadafi y favorecer a quienes se han sublevado. No ha privado en esos
corresponsales el esfuerzo por difundir la realidad de cuanto ocurría.
Difundían especies y rumores sin confirmación alguna. Buscar y escribir
la verdad no fue la norma ética de muchos de esos periodistas y medios.
¿De
dónde sacaron las noticias que ‘aviones militares libios…bombardearon
varios lugares’ de Tripoli, como informó Arabiya TV el lunes 21 y que
‘al menos 250 personas habían muerto en la capital en los bombardeos del
Ejército del Aire contra los manifestantes…’ como transmitió ese mismo
día Al Jazira? No presentaron ninguna imagen de los efectos de los
bombardeos, y cinco días después no las habían podido ofrecer. Alguna
agencia explicó que leales a Gadafi ¡habían limpiado las calles y
escondido los escombros! ¿Y cómo es que ningún edificio resultara
dañado? Todo eso lo habían dicho "testigos" no identificados, por
supuesto”.
El cierre me lo reservo para mí durante la discusión antes mencionada con Ricardo Bajo H. en Contextos:
“A
mí para cerrar un poco todo esto me indigna profundamente que ahora la
comunidad internacional se rasgue las vestiduras por lo que pasa en
Libia, que yo estoy de acuerdo, vamos a la Corte Penal Internacional y
condenemos a Gadafi porque mató a 300 personas, vamos que se haga el
juicio, se demuestra y lo condenamos, pero después volvemos a casa y nos
matamos de risa…¿Y a Bush cuándo lo condenamos? ¿Y a Obama por seguir
matando en Afganistán y Pakistán cuándo lo condenamos? A mí me indigna
este doble rasero y ahora no le voy a hacer el jueguito a toda la
indignación mundial… ¡qué bueno que se junte el Consejo de Seguridad y
que vayan y que manden una misión militar a Libia! ¡No! dejémonos de
joder, no puede ser, no puede ser que tenga está lógica el sistema que
gobierna el mundo”.
¿Cuál es entonces la postura que debemos asumir?