Tendencia Revolucionaria
Indiferencia y rechazo son las palabras que pueden englobar la reciente visita de Obama a Latinoamérica. En los tres países que visitó fue recibido con protestas, la más grande se realizó en Chile, donde un gobierno de derecha se ha instaurado. En Brasil más que las protestas fue el desplante del ex Presidente Lula a almorzar y la exigencia por romper las barreras arancelarias como los íconos de su llagada al país miembro del BRIC, la expectativa fundamental era que Estados Unidos promoviera el respaldo a que Brasil conformara el Consejo de Seguridad de la ONU, pero Obama no se comprometió en nada, tal como lo hizo en toda su gira.
En El Salvador previo a
su llegada el movimiento popular desarrolló diversas actividades de
protestas, todo con el fin de demostrar su repudio a la fotografía que
Mauricio Funes quería mostrar frente al presidente estadounidense, se
convocó al día del Anti- Imperialismo por primera vez, donde en su
mayoría las y los jóvenes hicieron su aparición, un dato muy importante
porque en Latinoamérica crece sin cesar el sentimiento antiimperialista,
que justo con el ataque a Libia se intensifica y son jóvenes los que
aparece abanderando dichas iniciativas.
En Chile a pesar de
ser un gobierno de derecha, la alocución de Sebastian Piñera no fue tan
servil y llegó en su discurso a pedirle a Obama un trato igualitario y
no de supeditación. Mientras tanto la gente rechazaba en la calle el
acuerdo energético nuclear, que por cierto plantea será un tema de
discusión y de lucha de ese país en los próximos días, teniendo en el
espejo el desastre nuclear que avanza en Japón.
El mayor servilismo
llegó desde El Salvador, donde el Presidente Mauricio Funes preparó su
visita con mucho tiempo, paralizando el país por la llegada del
representante del Imperio, deshaciéndose en elogios y muestras de agrado
para Obama y su familia. Muy distante de lo desarrollado en Brasil y
Chile, con dos gobiernos relativamente contrarios.
Lejos están aquellos
momentos en el que los presidentes de los Estados Unidos llegaban a
nuestras tierras con sendas cantidades de dinero para que ejecutaran su
agenda. Hoy a diferencia de la última visita de Bush, Obama apareció con
unos anuncios tibios de “inversión”, prometiendo 200 millones para la
seguridad en Centroamérica y unos 10 millones para contribuir en la
erradicación del trabajo infantil, lo demás fue anunciado como un nuevo
trato en las relaciones de cooperación, donde será nuestro país el que
debe de evaluar sus necesidades para luego cabildear fondos, ahora
seremos “socios”, los problemas financieros del imperio estadounidense
son muy claros.
Para el gobierno
debilitado de Funes desligado del movimiento popular y sin apoyos de la
oligarquía criolla, la llegada de Obama es muy importante porque le hace
aparecer como el gobierno de Washington, y en efecto lo es, su papel en
la región centroamericana es muy elocuente y demuestra que el pivote de
Estados Unidos es éste presidente muy deslegitimado.
La lecciones para
Funes son claras, primero que en Sur América crece la dignidad de los
países, lo que hace que la hegemonía política gringa cada vez cale
menos, y que lo único que aparece en escena es la amenaza militar. A
pesar de ello, una buena parte de los países del sur piensan en
construir soberanía y exigen un trato igualitario, no de colonias.
Segundo, que en El
Salvador crece el sentimiento Anti Imperialista, gran parte de la
población a pesar del aparatoso “show mediático” mostró poco interés, en
especial en el interior del país. Esto sirve para que Funes sepa que si
este gobierno se define pro imperial, pues tendrá más gente que
discrepará con sus resquebrajadas políticas.
Tercero, que luego de
la partida de Obama viene el desenlace real de la fotografía y es que
para mostrar la cara de gobierno de unidad negó los verdaderos problemas
que afronta nuestro país. Ahora veremos qué pasará con el aumento de
los maestros y maestras, con los sindicatos de salud, con los empleados y
empleadas municipales despedidas, con los problemas de la UES con las y
los estudiantes de nuevo ingreso, que tiene a su base la imposibilidad
de este gobierno de poderles dar acceso a educación superior, para
culminar con el elevado costo de la vida, que pronto será una bomba que
explotará en la cara del presidente.
Al final, la visita de Obama acrecentó las cuentas negativas de las maltrechas finanzas de nuestro país, para Salvador Arias la
visita del presidente gringo le costaría al Estado entre 30 o 40
millones de dólares, según lo expresó en un programa televisivo del
Canal 21, mismos que las y los salvadoreños pagaremos, el
costo puede significar darle subsidio total del gas propano a cerca de
400 mil familias por un año, o cerca de 3 meses de subsidio al nefasto
transporte colectivo, reparar al menos 350 escuelas dañadas, o construir
al menos 50 escuelas nuevas[1].
Al final el pueblo es el que salió perdiendo con la visita de Obama
aunque mediáticamente se haya manejado como un gran aporte para nuestro
país.
[1] Datos estimados en base a datos del Ministerio de Economía y del Ministerio de Educación.