Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

viernes, 24 de junio de 2011

Médium




Marcelo Colussi

“Cuando pasa una ambulancia haciendo sonar la sirena, los perros ladran porque, distintos a nosotros, pueden ver la Muerte que va corriendo atrás”. Lo decía con tanta solemnidad que nadie osaba contradecirla. Al contrario: ya se había ganado una reputación de curandera/adivina/bruja/hechicera tan grande que hubiera sido imposible no tomarla en serio. Sólo Jair se permitía contradecirla.

Biringeira, 20 años mayor que él, le toleraba esa osadía pero únicamente en privado; había un pacto tácito entre ellos por el que en público el joven nunca la rebatía. Al contrario, le servía de asistente, y en muy buena medida la promovía. Pero ante todo, eran pareja.

Las filas para consultarla aumentaban día a día. Su fama iba muchísimo más allá de esa favela de Río de Janeiro; la venían a ver de todo Brasil, e incluso de fuera del país. Se decía por ahí –creo que era rumor, no me consta que haya sucedido– que la visitaron un presidente de alguna nación latinoamericana y una conocida estrella de Hollywood. Pero eso no importa: lo cierto es que Biringeira se había transformado en un mito viviente. Hasta la habían venido a entrevistar de la televisión francesa para un documental, conocida internacionalmente como ya era.

Pero Jair no le creía una palabra. O, para ser más exactos, sabía que había mucho de escenificación barata en todo el asunto. De hecho, era él quien a veces, escondido en el cuarto de al lado, hacía los ruidos de las “almas en pena” que invocaba Biringeira ante algún cliente. Aunque al mismo tiempo había cosas que lo dejaban atónito y lo llevaban a pensar que su amante y protectora tenía realmente dotes especiales. A veces, sin que él hubiera siquiera comenzado a hablarle, ella lo interpelaba repitiéndole frases literales que Jair había dicho algunas horas antes con alguna persona, incluso lejos de la casa.

–“¿Por qué le dijiste eso a Claudinho, mi bebé? Tú sabes que no me gusta que andes contando nuestras intimidades”– lo encaraba molesta a la noche, cuando se estaban desvistiendo antes de hacer el amor. Jair quedaba estupefacto.

–“¿Cómo hace para saberlo? ¿Será bruja de verdad esta vieja?”– se preguntaba desconcertado. Su sentimiento por su Biringeira era ambiguo: la despreciaba considerándola una impostora, una vulgar charlatana, pero al mismo tiempo la admiraba. Más aún: la temía. Y también –esto era lo básico– le gustaba estar ahí. Se sentía su protegido, tal como efectivamente lo era. Era ella quien aportaba todos los gastos. Jair no trabajaba. Con sus 20 años, siempre transcurridos en la favela, jamás había trabajado. Aunque tampoco nunca había estado seriamente comprometido en ninguna actividad ilícita; su “transgresión” no había ido más allá de algún cigarrito de marihuana por ahí, y la crónica vagancia. Era un aprovechado, simplemente. Su ilusión, según decía sarcástico, era “ser locutor de partidos de ajedrez”.

A Biringeira esa indolencia/vagancia/dejadez de su amado le caía muy bien. Secretamente ella también sabía que se aprovechaba de él: era su “bebé”, en todo sentido. Nunca había podido tener hijos. La única vez que quedó embarazada lo perdió a los pocos meses. Eso la dejó muy deprimida, y fue ahí, hace ya largos años, cuando comenzó su carrera de pitonisa. Nunca tuvo pareja regular; sólo ocasionales encuentros furtivos. Jair hacía las veces de todo un poco: el hijo que nunca había podido tener, el amante apasionado, el asistente en el trabajo, el zángano a quien mantener y que la hacía sentir importante…

La única vez que el muchacho había pensado seriamente en trabajar, ella misma se encargó de desestimularlo, colmándolo de regalos (ropas y zapatos), y de más sexo.

Biringeira era enfermizamente celosa. Si Jair se demoraba apenas un cuarto de hora más de lo esperado, ella ya estaba ansiosa, hecha una fiera, y los reclamos comenzaban desde las primeras llamadas nerviosas al teléfono móvil antes que llegara hasta varias horas después que se veían. En esas circunstancias era cuando mejor sexo tenían.

–“No sé, no lo veo con claridad, pero me doy cuenta que por engañarme te va a pasar algo muy grave”– sentenciaba Biringeira con solemnidad. “No lo entiendo bien… pero te veo convertido en un niño. Te vas a volver un bebé de verdad… ¡Y yo te quiero todo un macho bravo, así como ahora!”.

Jair reía. No se atrevía a decirle abiertamente que todo eso le parecían locuras, delirios de vieja trastornada. Pero era lo que pensaba. Ante ese tipo de cosas, dichas por Biringeira con la más afectada pompa, con aire ceremonial, al joven se le abrían serias dudas: “¿estará en sus cabales o de verdad está media chiflada?”, se preguntaba desconcertado.

Él, en realidad, no estaba precisamente enamorado de su benefactora; no era, al menos, un amor loco, total, perdido como el que ella sí sentía. En todo caso, Biringeira representaba eso: una benefactora, una mujer mayor que lo colmaba de regalos,…pero no la pasión de su vida. También alguien que lo colmaba de sexo, muy espectacular por cierto. Pero las hormonas juveniles de Jair no se contentaban con eso. Ávido de conocer cosas nuevas, siempre al borde de la transgresión –había nacido y se había criado en ella– no le importaba andar buscando otras muchachas por ahí. La favela, por supuesto, era lo más a la mano. Si en esa búsqueda aparecían varones, travestis o las combinaciones más inimaginables, también eran bienvenidas.

En el barrio donde vivían había varios “pesos pesados” en el campo de la distribución de drogas. Por muchos dentro del vecindario eran temidos, tratados con respeto casi reverencial. Pero para Jair, tan amigo de la transgresión como era, no eran sino uno más. A veces, incluso, en forma deliberada los ignoraba. Cuando pasaban llenos de guardaespaldas armados hasta los dientes, prefería mirar para otro lado e, indolente, rascarse los testículos.

Por sentido común todos sabían que no era conveniente tenerlos de enemigos. Aunque parece que Jair carecía de este sentido. En realidad sin aparente necesidad, sin nada que lo justificase más allá de su insaciable deseo de andar siempre de “travesuras”, comenzó a mirar con ganas a la pareja de un reconocido capo. ¡Y no era cualquier capo! No, para nada: puso los ojos sobre Sonia, una de las jóvenes más bonitas de toda la favela, desde hacía dos meses atrás la nueva “novia” de “Dinamita”, uno de los más sanguinarios mafiosos dedicados al narcotráfico.

De todos era conocido que Dinamita –de quien casi nadie conocía su verdadero nombre y sólo se sabía que años atrás había sido policía– gustaba de cambiar “novia” con mucha frecuencia. Cuatro, seis, siete meses era ya una eternidad. En muchos casos estaba con ellas el tiempo suficiente para dejarlas embarazadas, y luego, asegurándoles los gastos del parto y de los primeros meses de vida del bebé, cambiaba. De Sonia, sin embargo, de acuerdo a lo que se comentaba en la favela, se había enamorado.

Según decían algunos, su pseudónimo provenía de la costumbre de hacer explotar a sus enemigos; aunque otros afirmaban que se debía a su carácter tremendamente explosivo. Como fuere, era mejor tenerlo de amigo que de enemigo. La policía de Río de Janeiro jamás lo molestaba. Más aún: lo protegía.

Sonia, de 17 años, aprovechándose de su belleza, sabía que era codiciada por una larga fila de varones en la favela. Si ahora estaba con Dinamita era por varios motivos: por un lado, porque no le quedaban muchas alternativas –nadie podía contradecir la voluntad de un capo de esa categoría–. Pero por otro lado, porque encontraba ahí la posibilidad de paliar sus crónicas carencias, novena hija como era de un hogar humilde, con un padre alcohólico y una madre mulata que trabajaba como empleada doméstica. Cuando hacía el amor con Dinamita, apretaba los dientes y pensaba en otros varones para poder pasar el mal trago.

Jair, sin dudas, tenía “pegada” con las mujeres; la seducción le salía con total naturalidad.

Con Sonia se conocía desde toda la vida. Hacía ya un buen tiempo que la veía irse transformando en una mujer cada vez más atractiva. Ahora, al estar con su protector, lujosamente vestida –al modo que se pude entender el lujo en un barrio marginal, a veces con toques de nuevo rico extravagante– y con implantes de silicona que la hacían más exuberante aún, lo volvía loco. Jair la puso en la mira. “Tiene que ser mía en no más de dos semanas”, se planteó. Sabía que lo que se proponía, en general, lo conseguía.

Una vez más, lo consiguió. Sonia, que dudó mucho en corresponder a Jair sabiendo que se podía meter en problemas; más aún: que su vida podía peligrar dado lo sanguinario de Dinamita, aceptó esa relación sexual transgresora sin pensarlo mucho. El odio que iba sintiendo por su obligado “novio” pudo más que su seguridad económica. Esa “travesura” representaba, en cierto modo, una forma de venganza.

Como en las favelas todo se sabe, todo se divulga y no existe la privacidad, la aventura de Sonia rápidamente llegó a oídos de Dinamita. Su gente armada, virtual policía interna del barrio, hasta una foto pudo tomar del momento en que ambos jóvenes se encontraban en la casita del Sector 4, prestada en la ocasión por un amigo de Jair para su desliz. La ira del engañado no tuvo límites.

Biringeira estuvo especialmente sensible esos días. No sabía decir qué sentía en particular, pero su sensación no era la de siempre. Presentía algo grave. Cuando se lo hizo saber a Jair, éste no rió como de costumbre sino que reaccionó airado.

–“¿¡Y de dónde sacas que estoy metiéndome en problemas!? Creo que cada vez estás más loca con esto de hacerte pasar por bruja. Es más: me parece que no sólo te lo creíste. ¡Creo que eres una bruja!”–

Biringeira quedó atónita. Nunca antes Jair había reaccionado de esa manera. Esta vez había sido ofensivo, cortante. Lo cual le reafirmó que efectivamente algo grave estaba en juego. No había otra explicación.

–“¿Habrá otra? ¿En qué lío se habrá metido mi bebé?”– se preguntaba ella con amargura. Frente a un Jair desorbitado, rojo que parecía a punto de estallar, no le salían las palabras. Entrecortadamente, lloriqueando pudo agregar:

–“No te enojes, mi niño. No te enojes…Si todo lo que te digo es por tu bien. Ahora veo algo muy feo que viene en camino, algo que te va a transformar, que te va a hacer mucho daño. Si te lo digo es porque te quiero mucho y no me gustaría que te suceda nada”–, agregó maternal Biringeira.

–“Pero, dime la verdad, con toda franqueza, porque sabemos que lo de las voces de ultratumba y todo eso son mentiras que montamos entre los dos para esquilmar a tus pobres clientes. De verdad, Biringeira: ¿tú te puedes creer las taradeces que dices?”–

Biringeira tuvo ganas de llorar incontenible. Pero pudo contenerse. También sintió deseos de atacarlo, de pegarle hasta caer exhausta. E igualmente se contuvo. Con una mezcla confusa de odio, venganza y amor piadoso, con una sonrisa franca que le cruzaba todo el rostro, le contestó mirándolo fijo a los ojos:

–“Sí, Jair. Las creo totalmente…porque no son taradeces. A veces miento un poco, lo sabes, para darle más sabor al espectáculo. Pero muchas veces, la mayoría te diría, no miento: siento lo que va a suceder”–

–“Realmente estás loca”– le escupió a la cara Jair con una risa mordaz.

–“Piensa lo que quieras”– agregó Biringeira con resignación, –“pero de verdad que no quiero perderte. Y hay algo que hiciste que, lo siento, nos va desunir. O peor aún: nos va a transformar. Más que nada: a ti te va a transformar”–

Sin decir más una sola palabra, resentidos el uno con el otro, se acostaron. Lo único que tenían para quitarse el calor en esa pesada noche carioca era un ventilador. Todos desnudos, empapados en transpiración, Jair prendió un cigarrillo. Ella lo buscó, pero él, como cosa increíblemente extraña, la rechazó.

–“Esto es más grave de lo que me imaginaba”– pensó Biringeira para sí. No quiso dormirse esperando alguna reacción del joven.

Éste, luego de fumar tres cigarrillos uno tras otro, se durmió. Pero antes, la cabeza le estallaba en elucubraciones. –“¿Será bruja de verdad esta loca? ¿Cómo puede intuir lo que hice?”– Como siempre, sus sentimientos para con ella eran ambiguos.

Biringeira “supo” de la travesura de su pareja sin saberlo conscientemente. Sin ver ninguna foto, percibió de qué se trataba el asunto. Y vio, incluso, la reacción de Dinamita. Éste supo de la transgresión por lo que sus secuaces le contaron con lujo de detalles. A Sonia prefirió ni preguntarle. –“Un macho que se precia de tal no puede perder el tiempo pidiendo explicaciones”–. Según su evaluación de la situación, era mejor perder una muchachita tan hermosa como Sonia – los “muchachos” le tuvieron que dar más de ochenta balazos, siguiendo sus órdenes terminantes– que “pasar por débil”.

Pero quien la pasó realmente mal fue Jair. Quizá la verdadera intención de Dinamita no era lo que terminó sucediendo, aunque cuando lo supo no dejó de alegrarse, pensando incluso que así estaba mejor. El granadazo que le arrojaron debía matarlo, pero por esas cosas inexplicables no fue así. Claro que los fragmentos lo lesionaron de tal modo que hubiera sido mejor morir. El ojo derecho que perdió no era lo que más le importaba; los testículos sí. Quedó impotente de por vida.

–“¡Un bebé!...”–, se decía con amarga resignación. –“¡Puta!, esta vieja me lo había advertido. ¿Será bruja de verdad entonces?”–

Marcelo Colussi, escritor y politólogo argentino (Rosario, 1956). Actualmente reside en Guatemala (Centroamérica).

De periodista a Presidente

Con o sin Tamaulipas, seguirán usando al país como ruta
Busco que México dé visa temporal a los salvadoreños: Mauricio Funes
Para gobernar, por razones pragmáticas tuve que hacer acuerdos con la derecha
Foto
El presidente Mauricio Funes, en entrevista con La Jornada, asegura que pese a las carencias, El Salvador ha cambiadoFoto Marco Peláez
Blanche Petrich
 
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de junio de 2011, p. 2
Dos años como presidente y le quedan tres. Primer gobernante de su país, El Salvador, que no procede de los grupos oligárquicos. Reivindica su pragmatismo como un atributo indispensable en su coyuntura. Mauricio Funes Cartagena, de 53 años, reconoce de antemano que en 2014, cuando salga de la casa presidencial, se habrá quedado a la mitad del camino, sin lograr muchas de las aspiraciones que llevaron a las bases del izquierdista Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) y a los sectores populares a votar por él en 2009.
“Estoy consciente de que la gente se va a decepcionar. Nunca pensé utópicamente; sabía que me iba a distanciar de las aspiraciones históricas de la población. Entiendo que los sindicatos estén frustrados, entiendo la frustración de los maestros con los que pacté una mejora en su condición salarial y hoy no vamos a cumplir eso en los términos en los que acordamos. Es que no tengo más recursos para mejorar los hospitales, para mejorar el nivel de vida de muchos. Pero pese a todo, El Salvador ha cambiado.
“Lo que queda dentro de mis posibilidades es trabajar para que esa decepción no lleve a la gente a perder la esperanza; que se entienda que hemos iniciado una etapa de transformación que no tiene vuelta atrás. Pero las demandas más sentidas será un próximo presidente quien pueda materializarlas. Por eso trabajo... para garantizar continuidad del proyecto.
Mi mayor frustración es que llegara un presidente que echara al traste lo que se ha construido. Mi esperanza es que llegue un hombre o mujer con credenciales democráticas pero con visión de futuro para entender que las transformaciones que se empezaron a engendrar en este periodo tienen que profundizarse
–¿Candidato o candidata del FMLN o de otra fuerza política?
–Puede ser del FMLN. Pero el FMLN debe cambiar su visión estratégica y entender que una elección no se gana y las esperanzas del pueblo no se representan en función de si el candidato es o no es orgánico de su partido. El mejor ejemplo soy yo.
Funes pertenece a la generación que vivió la guerra civil, la polarización. Después de su militancia estudiantil en contra de la ocupación militar de la Universidad de El Salvador, en el fragor de la guerra en los años ochenta, ejerció el periodismo 20 años antes de lanzarse a las lides políticas. Buscando siempre el centro, hizo campaña para la presidencia con camisa blanca, para diferenciarse del rojo del FMLN, que lo abanderó. Pese a ello, él se dice de izquierda.
En su segundo día de visita oficial a México desajusta totalmente el horario del protocolo y al mediodía, a la hora que tenía que estar saliendo en comitiva a depositar una ofrenda floral, recibe a La Jornada.
Recuerda que la noche anterior también desajustó la agenda porque, después de la cena, tenía prevista una reunión de una hora con el magnate Carlos Slim. Fueron tres horas. Hablaron de negocios. Slim invertirá 300 millones de dólares adicionales en El Salvador.
En la perspectiva de promover la inversión extranjera en su país, Funes busca figuras emblemáticas. La sola presencia de Slim puede mover voluntades y atraer a otros empresarios.
No más indocumentados
También abunda sobre el otro objetivo que lo trajo a México: proponerle al presidente Felipe Calderón un acuerdo que otorgue a los migrantes salvadoreños que viajen de paso hacia Estados Unidos una visa temporal para que no crucen como indocumentados el terreno minado en el que se ha convertido nuestra geografía.
Con Tamaulipas o sin Tamaulipas (Funes se refiere a las masacres de migrantes y viajeros en ese estado y a las fosas comunes donde se han encontrado varios cuerpos de sus conacionales), los salvadoreños seguirán usando a México como ruta. Como gobierno tenemos obligación de trabajar en dos vías. Una, lograr con México un compromiso para que en territorio mexicano se respete la integridad de los salvadoreños. Y en eso estamos. O se hace efectivo un acuerdo de 1979 de supresión de visas o se avanza en la vía que ayer le propuse al presidente Calderón, y que él vio con aceptación, de que a los salvadoreños se les otorgue una visa de tránsito, de tal manera que no tengan que buscar los caminos irregulares y minimizar el nivel de riesgo.
–¿Que los salvadoreños no sean indocumentados mientras van en tránsito?
–Esa es nuestra propuesta. Pero no es suficiente. Lo que hay que hacer es evitar la emigración, que no se logra con muros o leyes xenofóbicas. Eso se hace con la creación de oportunidades en los países de origen de la migración, que hoy en día es puramente de carácter económico. Esas oportunidades todavía no las estamos creando.
Entrevistador entrevistado
Entrevistador fogueado, al presidente Funes no es fácil llevarlo a terrenos que no quiere pisar. No incursiona en lo personal, en la memoria, en las emociones. Tampoco se sale del discurso que tiene previsto.
–Usted llegó a la presidencia con un programa político de justicia social, pero además con preocupaciones personales para abordar esta agenda. ¿Cómo califica su cumplimiento?
–Nunca pensé que iba a vivir una luna de miel, ni con los sectores populares ni con la derecha. Supe desde el primer momento que uno de los problemas más complejos que iba a tener era cómo hacerle frente a la cantidad de demandas insatisfechas durante dos décadas. Cuando se vota por un cambio, no sólo se hace por uno en el estilo de gobierno, sino por una solución expedita a los problemas más inmediatos.
“Lo que he logrado en dos años –me quedan tres– es ordenar la casa. Es obvio que el movimiento social se siente insatisfecho porque sus necesidades no están atendidas. Pero la economía no da para más. Necesitamos por lo menos dos periodos presidenciales, construir una plataforma de desarrollo para satisfacer esas demandas más sentidas”.
–¿Lamenta haber dejado de hacer algo en particular?
–No hice algo que debí haber hecho desde el principio. Tuve que haber construido un pacto social desde el primer día. No lo hice porque tuve que enfrentar al FMLN, que pensó que había ganado la presidencia y que se podía vaciar en el gobierno. Se encuentra con un presidente que les dice no, la población votó por un proyecto pero también por una persona; para que quien esté al frente del Ejecutivo haga lo que se puede hacer y eso requiere una gran dosis de sensatez, de pragmatismo, visión de mediano y largo plazo. Incluso una gran dosis de sinceridad, de reconocer que algunas de las viejas utopías no son posibles en El Salvador, dadas las circunstancias en que recibimos el país. En ese enfrentamiento con el partido, en esa discusión a veces pública, a veces privada, se me fue el tiempo.
El liderazgo del FMLN no entendió el tipo de gobierno que se podía hacer. Si hubiera entendido desde el principio lo que se podía hacer y lo que no, nos hubiéramos podido enfilar hacia ese pacto social. Y luego está la derecha, a la que hay que hacerle entender que por su propia sobrevivencia, el pacto es necesario.
–Caminando en el filo de la navaja.
–Así mismo. En el gobierno anterior el presidente Antonio Saca era el presidente del partido oficial, Arena, tenía el control del Legislativo, del Ministerio Público y el órgano judicial. Y desaprovechó ese capital político para hacer transformaciones.
Yo no controlo el partido en el gobierno ni el Congreso y tengo que negociar con la derecha. No controlo el órgano judicial y mejor que así sea. No controlo a las gremiales empresariales ni al movimiento social. Esta presidencia está atacada por la izquierda y por la derecha.
El tamaño del desafío
Los tres presidentes de la posguerra (1994-2009) fueron areneros, de corte neoliberal, conservador. Armando Calderón Sol, Francisco Flores y Antonio Saca.
Es larga la lista de quejas de Funes sobre el legado que le dejó Arena: un hoyo fiscal tremendo, remesas con 16 por ciento menos, fuga de inversiones, pérdida de 40 mil empleos, tasa de homicidos que era la más alta del continente, 67 por cada mil habitantes y hasta 18 o 20 asesinatos por día, una policía corrompida, sin recursos, un ejército al que se le utilizaba en tareas de seguridad pública pero sin capacitación ni medios.
“Hoy mi desafío es fortalecer las instituciones: vamos a depurar la policía, fortalecer a la fuerza armada, vamos a promover un ejercicio público con independencia de poderes, vamos a poner la divisa de la negociación como parte del ejercicio cotidiano de nuestro gobierno que antes no se daba. Antes el gobierno y Arena imponían todo, siempre. Yo no lo hago así: yo doy y cedo. Si no es así, nos hundimos.
–¿Ve llegar un punto de ruptura con el FMLN?
–No. Yo estoy convencido de que una cosa es el discurso público del FMLN y otra cosa es su práctica política. En el discurso el frente no puede renunciar a sus utopías como partido revolucionario y socialista. Pero la práctica cotidiana, donde el frente tiene representación y ejerce el poder, debe tener visión de largo plazo. Los alcaldes y diputados del FMLN no han tomado ninguna decisión que haga pensar que se quiere construir el socialismo del siglo XXI. Ellos quieren reducir la pobreza y para eso hay que fortalecer el tejido productivo nacional; quiere fortalecer instituciones y para eso tienen que ser independientes; quieren fortalecer la democracia y para eso las decisiones tienen que ser consultadas.
Las diferencias de concepción y estrategia que a veces exhibimos públicamente no llevan a un punto de ruptura.
–En aras de este pragmatismo, ¿hay alguna reivindicación histórica que haya tenido que dejar de lado y que le haya pesado personalmente? Por ejemplo, la justicia: caso monseñor Óscar Arnulfo Romero, Ignacio Ellacuría y sus compañeros, el poeta Roque Dalton... (Funes reacciona como si le hubiera picado una avispa.)
–Éste es el gobierno que más ha hecho en ese sentido. Ninguno había pedido perdón en nombre del Estado salvadoreño por las atrocidades cometidas en la guerra. Ningún gobierno había creado una comisión gubernamental de reparación. Y nosotros la hemos creado.
–Pero ese es el piso mínimo, ¿no? La aspiración era una justicia plena.
–Claro, pero eso no depende del Ejecutivo. Depende de un órgano judicial depurado, comprometido. ¿Qué puedo hacer yo como presidente para aclarar el magnicidio de Romero, de los jesuitas?
–¿Qué pacto es posible entre fuerzas tan antagónicas?
–Nosotros teníamos que haber logrado entendimientos con todos los sectores de la vida nacional. Por razones pragmáticas tuve que empezar con los acuerdos con la derecha, de lo contrario no podía sacar muchos proyectos que pasan por la Asamblea. Por ejemplo, los créditos que negociamos con la banca internacional para proyectos de los sectores más vulnerables: vivienda social, programas de primer ingreso, red solidaria en las zonas rurales, útiles escolares gratuitos que nos ayudan a evitar la deserción. Eso lo financiamos con préstamos. Y para obtenerlos, me tuve que entender con la derecha.
Entre dos huesos duros
–A la hora de negociar, ¿quién es un hueso más duro de roer, la derecha representada en Arena o la izquierda representada en el FMLN?
–No cabe duda que Arena. Porque el FMLN ha venido madurando, su práctica política corresponde a las circunstancias. Arena no; ellos perdieron el botín. Perdieron sus privilegios y los quieren seguir manteniendo. Apuestan a que este gobierno fracase para recuperar estos privilegios. En caso del FMLN, ellos tienen la bancada más numerosa y seguramente en las elecciones del año próximo van a sacar más diputados; controlan importantes municipios, en el gabinete tienen áreas estratégicas: seguridad, obras públicas, gobernación, relaciones exteriores. Entenderse con ellos es mucho más fácil porque tienen una cuota de responsabilidad que los obliga a ser más pragmáticos.
Si mi gobierno fracasa en los tres años que le quedan, en 2014 el FMLN no vuelve a ganar la elección presidencial. Ellos saben que tienen que hacer que este gobierno funcione. Al revés, Arena sabe que si nosotros no fracasamos, ellos no vuelven al gobierno. Entonces le apuestan al fracaso, Por eso es más difícil negociar con ellos, afirma el mandatario salvadoreño.

¿Revolución o farsa de revolución?


Homar Garcés (especial para ARGENPRESS.info)

Sin una adecuada formación ideológica que no se estanque en la simple referencia de sus teóricos y personajes más emblemáticos, la revolución socialista no será nunca posible al hacerla algo distante de la cotidianidad de nuestros pueblos, sin una conexión con sus necesidades, expectativas y problemas. Ésta debiera ser la posición de la gente progresista y revolucionaria que se plantee el socialismo como alternativa revolucionaria ante el capitalismo y sus múltiples secuelas antihumanas y antidemocráticas, puesto que uno de los principales escollos que lo dificultan es, precisamente, esta falta de formación revolucionaria.


Por ello mismo, los propósitos revolucionarios de un nuevo Estado, eminentemente popular, de democracia participativa y protagónica y de cambio estructural que sustentan el proyecto socialista debieran marcar la acción cotidiana de cada revolucionario, tanto en la dirección política como en la del gobierno, diferenciándose de la conducta tradicional de los reformistas. En tal sentido, su concepción de las relaciones de poder tiene que caracterizarse por dichos propósitos, haciendo posible el avance revolucionario de las nuevas formas de organización popular, de modo que éstas sustituyan y desplacen las diferentes estructuras de poder que conforman el vigente Estado burgués.

Mientras la dirigencia política reformista se regodea con el usufructo del poder, beneficiándose a sí misma en vez de transferirlo al pueblo, en reconocimiento a su soberanía, los revolucionarios están comprometidos a hacer reales las expectativas de cambios sociales, económicos, culturales y políticos que definirán al socialismo mediante la preeminencia incuestionable de la participación y el protagonismo de los sectores populares. De esta manera, las tradicionales cúpulas gubernamentales y partidistas estarían supeditadas a la influencia y decisiones soberanas del pueblo. Lo contrario a esto sería hacerle el juego a la contrarrevolución, representado en el reformismo enquistado en las filas revolucionarias, en las diferentes instituciones públicas y en las cúpulas partidistas, sin permitir la libre opinión ni la formación ideológica revolucionaria de las bases.

Por ello, es imperioso que se comprenda que, indistintamente de las estrategias y tácticas que se utilicen, el proceso revolucionario requiere nutrirse diariamente del liderazgo, la orientación y la organización populares, si no corre el riesgo de convertirse en una caricatura de revolución, ajena en esencia y objetivos a la revolución socialista por la cual se han inmolado muchísimas personas a través del tiempo y en distintas latitudes de nuestro planeta. No debe ser, por tanto, la labor solitaria de un líder, por muy carismático que éste sea. Tal labor tiene que ser compartida por todos los revolucionarios y gente progresista que realmente creen en su posibilidad, trabajando por concretar los ideales de una sociedad de nuevo tipo, libre, igualitaria, sin explotación y solidaria.

Sin embargo, esto no se concretará así nomás, con la sola buena voluntad de hombres y mujeres que ven en el socialismo revolucionario la esperanza de la humanidad. Es indispensable que se produzca una teoría revolucionaria que fundamente los cambios estructurales propuestos, auspiciando una explosión simultánea de liderazgos naturales con una convicción revolucionaria a prueba de cualquier tentación. Por ello es necesario que las contradicciones existentes se agudicen hasta el extremo que queden expuestos los verdaderos enemigos de la revolución y se genere un cambio significativo en la actitud de la gente frente al Estado y las diferentes estructuras que lo legitiman, convirtiéndolo en escenario frecuente de la democracia participativa. Al favorecerse tal contexto, la revolución socialista será una realidad irreversible y definitiva, teniendo en el pueblo a su principal artífice y protagonista.

Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...