Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

martes, 28 de junio de 2011

"¿Cuánta tierra necesita un hombre?". Un cuento anticapitalista de Tolstoi



Fuente : Portal Libertario OACA

¿Cuánta tierra necesita un hombre?, es un relato de una total actualidad. Trata del afán de acaparar por parte de los señores de la tierra, pero podría servir pro igual para describir la avaricia de los empresarios, de los señores de las inmobiliarias, de ahí que se haya insertado en muchas páginas electrónicas en las que se denuncia la desmesurada ambición de los sector de los capos de la construcción en las últimas décadas. La historia de Tolstoi merece pues ser leída y estudiada. La protagoniza un campesino llamado Pahom, a quien los bashkirs le ofrecen por mil rublos toda la tierra que pueda recorrer en un día con la única condición de regresar antes del anochecer. Cuanto más corra, más posesiones acaparará, pero deberá ser prudente para no perderlo todo…El escritor que al final de su vida vivía como un trabajador sencillo que labraba la tierra, preparaba su comida, y remendaba sus zapatos, y que trató finalmente de renegar de los derechos de autor. Se había convertido en un extranjero en su propia familia, y huyó de todo y de todos, pero antes escribió un gran número de narraciones breves admirables. Como este cuento destinado a explicar la verdad de la opresión y la injusticia.

¿CUÁNTA TIERRA NECESITA UN HOMBRE?

Érase una vez un campesino llamado Pahom, que había trabajado dura y honestamente para su familia, pero que no tenía tierras propias, así que siempre permanecía en la pobreza. "Ocupados como estamos desde la niñez trabajando la madre tierra -pensaba a menudo- los campesinos siempre debemos morir como vivimos, sin nada propio. Las cosas serían diferentes si tuviéramos nuestra propia tierra."
Ahora bien, cerca de la aldea de Pahom vivía una dama, una pequeña terrateniente, que poseía una finca de ciento cincuenta hectáreas. Un invierno se difundió la noticia de que esta dama iba a vender sus tierras. Pahom oyó que un vecino suyo compraría veinticinco hectáreas y que la dama había consentido en aceptar la mitad en efectivo y esperar un año por la otra mitad.
"Qué te parece -pensó Pahom- Esa tierra se vende, y yo no obtendré nada."
Así que decidió hablar con su esposa.
-Otras personas están comprando, y nosotros también debemos comprar unas diez hectáreas. La vida se vuelve imposible sin poseer tierras propias.
Se pusieron a pensar y calcularon cuánto podrían comprar. Tenían ahorrados cien rublos. Vendieron un potrillo y la mitad de sus abejas; contrataron a uno de sus hijos como peón y pidieron anticipos sobre la paga. Pidieron prestado el resto a un cuñado, y así juntaron la mitad del dinero de la compra. Después de eso, Pahom escogió una parcela de veinte hectáreas, donde había bosques, fue a ver a la dama e hizo la compra.
Así que ahora Pahom tenía su propia tierra. Pidió semilla prestada, y la sembró, y obtuvo una buena cosecha. Al cabo de un año había logrado saldar sus deudas con la dama y su cuñado. Así se convirtió en terrateniente, y talaba sus propios árboles, y alimentaba su ganado en sus propios pastos. Cuando salía a arar los campos, o a mirar sus mieses o sus prados, el corazón se le llenaba de alegría. La hierba que crecía allí y las flores que florecían allí le parecían diferentes de las de otras partes. Antes, cuando cruzaba esa tierra, le parecía igual a cualquier otra, pero ahora le parecía muy distinta.
Un día Pahom estaba sentado en su casa cuando un viajero se detuvo ante su casa. Pahom le preguntó de dónde venía, y el forastero respondió que venía de allende el Volga, donde había estado trabajando. Una palabra llevó a la otra, y el hombre comentó que había muchas tierras en venta por allá, y que muchos estaban viajando para comprarlas. Las tierras eran tan fértiles, aseguró, que el centeno era alto como un caballo, y tan tupido que cinco cortes de guadaña formaban una avilla. Comentó que un campesino había trabajado sólo con sus manos, y ahora tenía seis caballos y dos vacas.
El corazón de Pahom se colmó de anhelo.
"¿Por qué he de sufrir en este agujero -pensó- si se vive tan bien en otras partes? Venderé mi tierra y mi finca, y con el dinero comenzaré allá de nuevo y tendré todo nuevo".
Pahom vendió su tierra, su casa y su ganado, con buenas ganancias, y se mudó con su familia a su nueva propiedad. Todo lo que había dicho el campesino era cierto, y Pahom estaba en mucha mejor posición que antes. Compró muchas tierras arables y pasturas, y pudo tener las cabezas de ganado que deseaba.
Al principio, en el ajetreo de la mudanza y la construcción, Pahom se sentía complacido, pero cuando se habituó comenzó a pensar que tampoco aquí estaba satisfecho. Quería sembrar más trigo, pero no tenía tierras suficientes para ello, así que arrendó más tierras por tres años. Fueron buenas temporadas y hubo buenas cosechas, así que Pahom ahorró dinero. Podría haber seguido viviendo cómodamente, pero se cansó de arrendar tierras ajenas todos los años, y de sufrir privaciones para ahorrar el dinero.
"Si todas estas tierras fueran mías -pensó-, sería independiente y no sufriría estas incomodidades."
Un día un vendedor de bienes raíces que pasaba le comentó que acababa de regresar de la lejana tierra de los bashkirs, donde había comprado seiscientas hectáreas por sólo mil rublos.
-Sólo debes hacerte amigo de los jefes -dijo- Yo regalé como cien rublos en vestidos y alfombras, además de una caja de té, y di vino a quienes lo bebían, y obtuve la tierra por una bicoca.
"Vaya -pensó Pahom-, allá puedo tener diez veces más tierras de las que poseo. Debo probar suerte."
Pahom encomendó a su familia el cuidado de la finca y emprendió el viaje, llevando consigo a su criado. Pararon en una ciudad y compraron una caja de té, vino y otros regalos, como el vendedor les había aconsejado. Continuaron viaje hasta recorrer más de quinientos kilómetros, y el séptimo día llegaron a un lugar donde los bashkirs habían instalado sus tiendas.
En cuanto vieron a Pahom, salieron de las tiendas y se reunieron en torno al visitante. Le dieron té y kurniss, y sacrificaron una oveja y le dieron de comer. Pahom sacó presentes de su carromato y los distribuyó, y les dijo que venía en busca de tierras. Los bashkirs parecieron muy satisfechos y le dijeron que debía hablar con el jefe. Lo mandaron a buscar y le explicaron a qué había ido Pahom.
El jefe escuchó un rato, pidió silencio con un gesto y le dijo a Pahom:
-De acuerdo. Escoge la tierra que te plazca. Tenemos tierras en abundancia.
-¿Y cuál será el precio? -preguntó Pahom.
-Nuestro precio es siempre el mismo: mil rublos por día.
Pahom no comprendió.
-¿Un día? ¿Qué medida es ésa? ¿Cuántas hectáreas son?
-No sabemos calcularlo -dijo el jefe-. La vendemos por día. Todo lo que puedas recorrer a pie en un día es tuyo, y el precio es mil rublos por día.
Pahom quedó sorprendido.
-Pero en un día se puede recorrer una vasta extensión de tierra -dijo.
El jefe se echó a reír.
-¡Será toda tuya! Pero con una condición. Si no regresas el mismo día al lugar donde comenzaste, pierdes el dinero.
-¿Pero cómo debo señalar el camino que he seguido?
-Iremos a cualquier lugar que gustes, y nos quedaremos allí. Puedes comenzar desde ese sitio y emprender tu viaje, llevando una azada contigo. Donde lo consideres necesario, deja una marca. En cada giro, cava un pozo y apila la tierra; luego iremos con un arado de pozo en pozo. Puedes hacer el recorrido que desees, pero antes que se ponga el sol debes regresar al sitio de donde partiste. Toda la tierra que cubras será tuya.
Pahom estaba alborozado. Decidió comenzar por la mañana. Charlaron, bebieron más kurniss, comieron más oveja y bebieron más té, y así llegó la noche. Le dieron a Pahom una cama de edredón, y los bashkirs se dispersaron, prometiendo reunirse a la mañana siguiente al romper el alba y viajar al punto convenido antes del amanecer.
Pahom se quedó acostado, pero no pudo dormirse. No dejaba de pensar en su tierra.
"¡Qué gran extensión marcaré! -pensó-. Puedo andar fácilmente cincuenta kilómetros por día. Los días ahora son largos, y un recorrido de cincuenta kilómetros representará gran cantidad de tierra. Venderé las tierras más áridas, o las dejaré a los campesinos, pero yo escogeré la mejor y la trabajaré. Compraré dos yuntas de bueyes y contrataré dos peones más. Unas noventa hectáreas destinaré a la siembra y en el resto criaré ganado."
Por la puerta abierta vio que estaba rompiendo el alba.
-Es hora de despertarlos -se dijo-. Debemos ponernos en marcha.
Se levantó, despertó al criado (que dormía en el carromato), le ordenó uncir los caballos y fue a despertar a los bashkirs.
-Es hora de ir a la estepa para medir las tierras -dijo.
Los bashkirs se levantaron y se reunieron, y también acudió el jefe. Se pusieron a beber más kurniss, y ofrecieron a Pahom un poco de té, pero él no quería esperar.
-Si hemos de ir, vayamos de una vez. Ya es hora.
Los bashkirs se prepararon y todos se pusieron en marcha, algunos a caballo, otros en carros. Pahom iba en su carromato con el criado, y llevaba una azada. Cuando llegaron a la estepa, el cielo de la mañana estaba rojo. Subieron una loma y, apeándose de carros y caballos, se reunieron en un sitio. El jefe se acercó a Pahom y extendió el brazo hacia la planicie.
-Todo esto, hasta donde llega la mirada, es nuestro. Puedes tomar lo que gustes.
A Pahom le relucieron los ojos, pues era toda tierra virgen, chata como la palma de la mano y negra como semilla de amapola, y en las hondonadas crecían altos pastizales.
El jefe se quitó la gorra de piel de zorro, la apoyó en el suelo y dijo:
-Ésta será la marca. Empieza aquí y regresa aquí. Toda la tierra que rodees será tuya.
Pahom sacó el dinero y lo puso en la gorra. Luego se quitó el abrigo, quedándose con su chaquetón sin mangas. Se aflojó el cinturón y lo sujetó con fuerza bajo el vientre, se puso un costal de pan en el pecho del jubón y, atando una botella de agua al cinturón, se subió la caña de las botas, empuñó la azada y se dispuso a partir. Tardó un instante en decidir el rumbo. Todas las direcciones eran tentadoras.
-No importa -dijo al fin-. Iré hacia el sol naciente.
Se volvió hacia el este, se desperezó y aguardó a que el sol asomara sobre el horizonte.
"No debo perder tiempo -pensó-, pues es más fácil caminar mientras todavía está fresco."
Los rayos del sol no acababan de chispear sobre el horizonte cuando Pahom, azada al hombro, se internó en la estepa.
Pahom caminaba a paso moderado. Tras avanzar mil metros se detuvo, cavó un pozo y apiló terrones de hierba para hacerlo más visible. Luego continuó, y ahora que había vencido el entumecimiento apuró el paso. Al cabo de un rato cavó otro pozo.
Miró hacia atrás. La loma se veía claramente a la luz del sol, con la gente encima, y las relucientes llantas de las ruedas del carromato. Pahom calculó que había caminado cinco kilómetros. Estaba más cálido; se quitó el chaquetón, se lo echó al hombro y continuó la marcha. Ahora hacía más calor; miró el sol; era hora de pensar en el desayuno.
-He recorrido el primer tramo, pero hay cuatro en un día, y todavía es demasiado pronto para virar. Pero me quitaré las botas -se dijo.
Se sentó, se quitó las botas, se las metió en el cinturón y reanudó la marcha. Ahora caminaba con soltura.
"Seguiré otros cinco kilómetros -pensó-, y luego giraré a la izquierda. Este lugar es tan promisorio que sería una pena perderlo. Cuanto más avanzo, mejor parece la tierra."
Siguió derecho por un tiempo, y cuando miró en torno, la loma era apenas visible y las personas parecían hormigas, y apenas se veía un destello bajo el sol.
"Ah -pensó Pahom-, he avanzado bastante en esta dirección, es hora de girar. Además estoy sudando, y muy sediento."
Se detuvo, cavó un gran pozo y apiló hierba. Bebió un sorbo de agua y giró a la izquierda. Continuó la marcha, y la hierba era alta, y hacía mucho calor.
Pahom comenzó a cansarse. Miró el sol y vio que era mediodía.
"Bien -pensó-, debo descansar."
Se sentó, comió pan y bebió agua, pero no se acostó, temiendo quedarse dormido. Después de estar un rato sentado, siguió andando. Al principio caminaba sin dificultad, y sentía sueño, pero continuó, pensando: "Una hora de sufrimiento, una vida para disfrutarlo".
Avanzó un largo trecho en esa dirección, y ya iba a girar de nuevo a la izquierda cuando vio un fecundo valle. "Sería una pena excluir ese terreno -pensó-. El lino crecería bien aquí.". Así que rodeó el valle y cavó un pozo del otro lado antes de girar. Pahom miró hacia la loma. El aire estaba brumoso y trémulo con el calor, y a través de la bruma apenas se veía a la gente de la loma.
"¡Ah! -pensó Pahom-. Los lados son demasiado largos. Este debe ser más corto." Y siguió a lo largo del tercer lado, apurando el paso. Miró el sol. Estaba a mitad de camino del horizonte, y Pahom aún no había recorrido tres kilómetros del tercer lado del cuadrado. Aún estaba a quince kilómetros de su meta.
"No -pensó-, aunque mis tierras queden irregulares, ahora debo volver en línea recta. Podría alejarme demasiado, y ya tengo gran cantidad de tierra.".
Pahom cavó un pozo de prisa.
Echó a andar hacia la loma, pero con dificultad. Estaba agotado por el calor, tenía cortes y magulladuras en los pies descalzos, le flaqueaban las piernas. Ansiaba descansar, pero era imposible si deseaba llegar antes del poniente. El sol no espera a nadie, y se hundía cada vez más.
"Cielos -pensó-, si no hubiera cometido el error de querer demasiado. ¿Qué pasará si llego tarde?"
Miró hacia la loma y hacia el sol. Aún estaba lejos de su meta, y el sol se aproximaba al horizonte.
Pahom siguió caminando, con mucha dificultad, pero cada vez más rápido. Apuró el paso, pero todavía estaba lejos del lugar. Echó a correr, arrojó la chaqueta, las botas, la botella y la gorra, y conservó sólo la azada que usaba como bastón.
"Ay de mí. He deseado mucho, y lo eché todo a perder. Tengo que llegar antes de que se ponga el sol."
El temor le quitaba el aliento. Pahom siguió corriendo, y la camisa y los pantalones empapados se le pegaban a la piel, y tenía la boca reseca. Su pecho jadeaba como un fuelle, su corazón batía como un martillo, sus piernas cedían como si no le pertenecieran. Pahom estaba abrumado por el terror de morir de agotamiento.
Aunque temía la muerte, no podía detenerse. "Después que he corrido tanto, me considerarán un tonto si me detengo ahora", pensó. Y siguió corriendo, y al acercarse oyó que los bashkirs gritaban y aullaban, y esos gritos le inflamaron aún más el corazón. Juntó sus últimas fuerzas y siguió corriendo.
El hinchado y brumoso sol casi rozaba el horizonte, rojo como la sangre. Estaba muy bajo, pero Pahom estaba muy cerca de su meta. Podía ver a la gente de la loma, agitando los brazos para que se diera prisa. Veía la gorra de piel de zorro en el suelo, y el dinero, y al jefe sentado en el suelo, riendo a carcajadas.
"Hay tierras en abundancia -pensó-, ¿pero me dejará Dios vivir en ellas? ¡He perdido la vida, he perdido la vida! ¡Nunca llegaré a ese lugar!"
Pahom miró el sol, que ya desaparecía, ya era devorado. Con el resto de sus fuerzas apuró el paso, encorvando el cuerpo de tal modo que sus piernas apenas podían sostenerlo. Cuando llegó a la loma, de pronto oscureció. Miró el cielo. ¡El sol se había puesto! Pahom dio un alarido.
"Todo mi esfuerzo ha sido en vano", pensó, y ya iba a detenerse, pero oyó que los bashkirs aún gritaban, y recordó que aunque para él, desde abajo, parecía que el sol se había puesto, desde la loma aún podían verlo. Aspiró una buena bocanada de aire y corrió cuesta arriba. Allí aún había luz. Llegó a la cima y vio la gorra. Delante de ella el jefe se reía a carcajadas. Pahom soltó un grito. Se le aflojaron las piernas, cayó de bruces y tomó la gorra con las manos.
-¡Vaya, qué sujeto tan admirable! -exclamó el jefe-. ¡Ha ganado muchas tierras!
El criado de Pahom se acercó corriendo y trató de levantarlo, pero vio que le salía sangre de la boca. ¡Pahom estaba muerto!
Los pakshirs chasquearon la lengua para demostrar su piedad.
Su criado empuñó la azada y cavó una tumba para Pahom, y allí lo sepultó. Dos metros de la cabeza a los pies era todo lo que necesitaba.

Un cuento


En uno de los charrales de la periferia de San Salvador(1985), donde por dias pernoctabamos y desde ahi, saliamos a operar, hacia la profundidad del corazón de la capital, en cierta ocasión, le hice el comentario para mi insignifcante, a una compañera, de que me iba a casar.

Recientemente, mi compañera en estado de preñez, habia bajado del Cerro Guazapa, y desde luego, los habia llevado a la casa de habitación de mis padres, para de esta manera ella conviviera con mi familia.La cercania en la capital, me daba la oportunidad de ir a menudo a visitar a mi familia, dado que era precisamente en esas barriadas donde haciamos trabajo de creación de redes de apoyo, principalmente con viejos conocidos que se habian quedado inactivos debido a la represión durante los años de terror.

Periódicamente, esta escuadra, regresabamos al cerro, para informar sobre nuestra actividad y recibir, tanto informació de la situación nacional e internacional, como para elaborar el analisis, asi como recibir nuevas directrices, para el desarrollo de nuestra actividad.

Me encontraba descansando, cuando me dice un compañero, que de la comandancia, se me ordenaba presentarme. Al llegar, toda la plana mayor, se encontraba reunida y en un ambiente tenso, se me ordena, incorporarme, se trataba del comentario que dias antes habia hecho a la compañera, sobre mis deseos de casarme.
Pero en aquella reunión, salieron a aflorar toda clase de elucubraciones y acusaciones...Particularmente, a lo largo de mi estancia en el frente de guerra, habia tenido muchos desacuerdos con la jefatura guerrillera en diferentes tópicos y aspectos de las actividades propias de aquél proceso.
Practicamente, se me habia puesto en el banquillo de los acusados, pero como en cualquier caso de esta indole, la actuación moral y la razón, son un fuerte que dificilmente puede ser batido.

Mi actitud confrontativa con algunos Comandantes y jefes intermediios, me habia granjeado enemistades gratuitas y aunque aquella reunión me facilitó la oportunidad, de reafirmar (infructuosa e inutilmente), mi convicción y fidelidad al Partido y la revolución, sabia también que el trabajo de descrédito de estos enemigos gratuitos por su pocisión de mando habia logrado algunos frutos, sembrar la duda y la cizaña.

Se minó la confianza que manifestaban mis compañeros combatientes hacia mi persona, se les cuestionaba sobre mi actitud en el teatro de operaciones, se indagaba sobre mi cobardia o valentia, en el trabajo, lógicamente, al resto de compañeros se les ponia en disyuntiva, mostrar confianza hacia un jefe de menor rango o hacia los comandantes, que se consideraban infalibles.

Las duras pruebas que posterior a aquella reunión tube que afrontar, incluido caer en manos del enemigo, constituyeron la prueba de fuego que templó el acero...
La guerra terminó, muchas de estas historias, fueron engabetadas en la memoria o el olvido, pero reaparecen de cuando en ves y en algunos casos, harán mella en la conciencia, de cada sujeto protagonista, cada uno de nosotros, las enfrentarán con la cabeza en alto, o agachandola, depende de nuestra pasada actuación...

Las inquisidoras cúpulas partidarias


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Tuve una formación casi conventual, fui monaguillo de la iglesia católica de mi pueblo. Por ello aprendí el arte de saber escuchar atentamente para después poder tener el derecho a opinar con propiedad; claro, escuchar por supuesto cosas coherentes no así banalidades; pero la persona que empieza hablando sandeces la interrumpo de inmediato y de manera frenética. Pierdo el control frente a la gente torpe. Y no es que yo me considere “inteligente”, pero dice un amigo que “ser tonto es un derecho humano, lo malo es abusar de ese derecho”. Fue en esa época de mi niñez cuando escuché por vez primera acerca de la “Santa Inquisición”. Para esos días, todo aquello a lo que se anteponía la palabra “santo” o “santa” para mí era algo bueno, colmado de una incuestionable pulcritud. Años después ingresé a un Colectivo Comunista en donde la regla era que si no habías leído no tenías el derecho de opinar sobre el tema en discusión. Muchos de ese Colectivo se volvieron más tarde comunistas libertarios.

En lo particular yo leo mucho a Pierre-Josep Proudhon pero también a Karl Marx. La “Filosofía de la miseria” y la “Miseria de la filosofía” tienen elementos que no podemos desecharlos de manera dogmática. También leo a Vladimir Lenin y a Mijaíl Bakunin. Uno debe tener su propio criterio; por eso soy compañero de viaje de los anarquistas y también de los socialistas. Y no creo que me haya embarcado en una postura ecléctica. Se trata de disfrutar de lo más preciado del ser humano: La libertad.


Con el tiempo fui enterándome que esa organización terrorista llamada “Santa Inquisición” había cometido más crímenes en contra de la humanidad que las dos Guerras Mundiales juntas. La razón: disentir con el pensamiento y las creencias religiosas de esa época. Galileo Galilei es el caso más emblemático. Tuvo que retractarse durante un interrogatorio frente a los inquisidores; pero después sentenció: “Y sin embargo la Tierra se mueve”. El resto de la historia ya la conocen. Prevalecía sobre todas las cosas la “Teoría Geocéntrica”, respaldada por el catolicismo medieval. La Santa Inquisición era intolerante, opresora, rufiana, de doble moral, arrogante y soberbia. Así son las cúpulas de los partidos políticos en El Salvador, y eso ha contaminado a la Asamblea Legislativa, porque quienes la componen responden no a los intereses de las mayorías populares, sino, a intereses del gran capital nacional y transnacional y, por supuesto, a los intereses de los allegados a las cúpulas partidarias representadas dentro de ese antro de lenocinio llamado Asamblea Legislativa.


En toda la historia de la vida republicana de El Salvador, no habíamos tenido funcionarios como los cuatro Magistrados de los cinco que componen la Honorable Sala de lo Constitucional. Que si tienen cola que les pisen de eso no puedo dar fe. Tampoco los divinizo porque son simples mortales. Pero el reconocimiento viene porque iniciaron resolviendo demandas de inconstitucionalidad de casos engavetados desde el año 2005, pero sobre todo, porque comenzaron por encarrilar sobre la vía correcta mediante el mecanismo de control constitucional a un Órgano que le ha causado mucho daño al país; prueba de ello es la última elección del presidente y magistrados de la Corte de Cuentas. Es más de lo mismo. Dice un antropólogo cubano que “el ser corrupto no es un mal que hay que atribuírselo exclusivamente a la gente de derecha, sino que la corrupción es un mal que potencialmente lo lleva el ser humano en sí”.


Entonces, estos cuatro magistrados comienzan por tratar de enderezar ese Órgano de Estado tan desprestigiado según decenas de encuestas de opinión pública. He leído de manera integral resolución por resolución que ha ido emitiendo la Sala de lo Constitucional (Constitución de la República en mano, leyes secundarias, tratados internacionales, sentencias, doctrina y derecho comparado); y resulta que son brillantes resoluciones apegadas a derecho. Los únicos que dicen lo contrario son nuestros honradísimos diputados que al parecer obtuvieron un Doctorado en Derecho Constitucional en La Sorbona, en la Universidad de Florencia o en la de Múnich. Ahora, que si no es el “momento político para estar removiendo ese tema”, pues esa inaceptable argumentación tendrá cabida a lo sumo en el terreno de lo electorero, pero no tiene nada que ver con la resolución que emita un determinado juzgador que apela por la independencia de los Órganos de Estado. 


Un juzgador no debe resolver en base a “momentos políticos”, si no apegado a derecho.
Pero, “¿Por qué han resuelto solo en lo tocante a lo electoral?”, es lo que se preguntan algunos. El asunto es que la primera resolución de la Sala del año pasado [1] –la cual hizo patalear y coludirse de inmediato a ARENA [2] y al FMLN [3] para adelantarse con unas reformas al Código Electoral, en cuanto a candidaturas no partidarias y listas abiertas y desbloqueadas- está concatenada con otros puntos que tienen que ver con la reglamentación conexa en materia electoral. Un personero de la “izquierda” partidaria y directivo departamental dijo que “los cuatro magistrados responden a la agenda de Washington”. Y yo como un ex monaguillo fiel seguidor de Santo Tomás Apóstol, no creo en nada hasta que cruzo información, la cotejo y saco mis propias conclusiones.


En esa direccionalidad, discutí esa peligrosa aseveración con un camarada; y me dice ese camarada –que pertenece a la Izquierda Revolucionaria no partidaria-, que “ese es un mal que heredó y cargará consigo el FMLN desde el asesinato de Roque Dalton en 1975 por órdenes de Joaquín Villalobos”. Ese repugnante hecho de decir y repetir como loros que todo el que está en contra de sus intereses y formas de pensar es de “derecha”, “arenero”, “de la CIA” y no sé cuántos epítetos habidos y por haber con el objetivo de descalificar al que piensa diferente ya raya y linda con la falta de argumentación en el terreno de la “batalla de ideas”.
No podemos dejar pasar por alto que ARENA es uno de los partidos más inicuos en la Asamblea Legislativa, de manera estratégica ha estado dando declaraciones a favor de la Sala. Eso les está funcionando porque en los mercados, en las plazas y calles el mal parado es el FMLN. Claro, estos últimos no se han percatado porque ya no bajan a los mercados, a las plazas (solo los viernes) y a las calles. Se desconectaron del pueblo, era algo que se visibilizaba y lo presagié en diversos artículos de opinión. Pero ese es un problema muy de ellos; “tenemos partido para rato”, dicen. 


ARENA ha sido perversa, de eso no hay duda. Declararon en su oportunidad que se habían reunido con cierto magistrado de la Sala y que habían tocado el tema en torno a la no derogatoria de la Ley de Amnistía, y que por ello piden ahora la derogatoria del entuerto llamado Decreto 743 que ellos mismos aprobaron y firmaron. Este aberrante Decreto pretende que las resoluciones de los magistrados de la Sala de lo Constitucional resuelvan en base a 5 votos, es decir, 5 votos de los 5 magistrados; ese esperpento jurídico aprobado por la derecha y secundado muy sutilmente por la “izquierda” partidaria busca que los magistrados voten por unanimidad. La Sala lo ha declarado inaplicable [4], y les manda a leer a los disparatados diputados las leyes de los tribunales constitucionales de Colombia, Ecuador, Perú, España y Estados Unidos; en ningún país del mundo se resuelve por unanimidad. Pero ARENA ahora pide su derogatoria y el FMLN se opone a la derogatoria; esa es doble moral por parte de estos partidos sistémicos. El objetivo de ARENA era confundir, pero más que todo sembrar en la mentalidad de la gente la idea que los magistrados de dicha Sala también hacen componendas inmorales como la que hacen los partidos políticos en la Asamblea Legislativa.


Ahora resulta que como esas resoluciones que ha emitido la Sala le quitan ciertas preeminencias a las cúpulas partidarias, y como éstas controlan la Asamblea Legislativa, ya están pidiendo antejuicio, remoción, entre otros recursos desesperados en contra de los cuatro magistrados. Es decir, que todos aquellos que estén interesados en que prevalezca y funcione la constitucionalidad en este país hay que apartarlo de cualquier manera; así actuaba la “Santa Inquisición”. En estos momentos los partidos políticos deben reflexionar, porque no se pretende en modo alguno la desaparición de los partidos políticos, porque estos son vitales para la existencia de cualquier régimen; el asunto estriba en que en El Salvador el sistema de partidos está en crisis y la misma soberbia no les hace ver esa realidad. Los partidos políticos deben rectificar; o en el mejor de los casos, en lugar de tantos movimientos sociales dispersos se debe crear desde ya un partido político que garantice el hecho de hacer prevalecer los intereses del pueblo frente a los grupos de poder.


En un periódico conservador leí que el “futuro de los cuatro magistrados está en manos de la Asamblea Legislativa”, en otras palabras los diputados son ahora los nuevos gendarmes de este nuevo régimen burgués de “izquierda”, porque es el lineamiento que le han dado las cúpulas partidarias. Por otra parte, también he de intuir que detrás de los magistrados hay mucha gente que los asesora, es decir, colectivos que discuten los problemas de país. Pero venir a decir que obedecen a la agenda de Washington y que ARENA afirme que negociaron con ellos es algo inaceptable. Es un despropósito que solamente busca desacreditar a cuatro funcionarios que le están haciendo frente a esta desquebrajada institucionalidad. De hecho este artículo es la síntesis de las discusiones que a diario hacemos los miembros de un Colectivo Libertario al que pertenezco, el cual coincide en muchos puntos con la Tendencia Revolucionaria y por consiguiente con el Movimiento por la Democracia Participativa que lidera Dagoberto Gutiérrez. Ya me imagino la revuelta popular que se armaría si intentaran “enjuiciar” o remover a los cuatro magistrados.


 El pueblo ya despertó.


Para concluir quisiera opinar acerca de un argumento que manejan los amigos de la “izquierda” partidaria. Dicen que nosotros “le damos armas a la derecha” cuando hacemos nuestras críticas. El asunto está en que si estuviesen haciendo las cosas correctamente pues obviamente no los criticaríamos. De modo tal que, quien le da armas a la derecha son ellos mismos con su accionar, el cual es una réplica del accionar de las derechas. Nosotros reconocemos lo bueno que ha hecho para el caso el Ministerio de Educación en relación a el reparto de útiles escolares, porque ello ha incrementado la demanda educativa; aunque es de señalar que eso no ha mejorado la calidad de la educación, y para algunos esas son medidas asistencialistas. En todo caso es un gesto que hay que reconocer. Pero callarnos ante la desilusión y ante el clamor popular no podemos. Como dijo orgullosamente Prometeo: “Prefiero estar encadenado a esta roca, antes que ser el siervo obediente de los dioses”. 


Blog del autor: http://alimontoyaopinion.blogia.com/  

Las gloriosas mujeres libias al frente de la guerra de resistencia nacional antiimperialista




El líder Gadafi ha declarado: 
     

"Pero aquí en Libia lo que encararán será a un millón más un millón más un millón de gente armada. Primera vez será que harán la guerra contra una población armada de hombres y mujeres dispuestos y dispuestas para la batalla.
En el pasado decíamos que los hombres defenderían a las mujeres; pero ya las mujeres se defienden solas en Libia. Ya han superado a los hombres en su calidad de defensoras de la Patria, en vocación y resistencia".


Leonor ha informado el pasado 2 de junio de la realización de un Foro nacional de las Mujeres libias a favor del gobierno y en contra de la criminal agresión imperialista.
Las mujeres libias están en la defensa armada del país, en las concentraciones populares a favor de la Revolución, en el cuidado de las víctimas de los crímenes de la OTAN, en la educación y en la organización social en periodo de guerra.  Ya no es un humano de segunda sino un combatiente de la Patria igual a los hombres, niños y ancianos. Honor y gloria a la mujer libia proletaria, militar, madre.

Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...