Tomás Fernández
Robaina • La Habana
Nuestros pueblos
caribeños y
latinoamericanos
presentan, por lo
general, dos aspectos
que bien pueden
considerarse dos caras
de una misma moneda. Una
de ellas es la
construcción de una
historia narrada,
transmitida y difundida
para su conocimiento y
estudio por el poder
hegemónico de cada una
de nuestras sociedades,
la cual solapa, y
manipula los hechos
sociales e históricos,
así como el papel
desempeñado por
determinadas figuras,
como una forma de
legitimarse histórica y
actualmente; la otra es
la versión, y narración
de esa historia según el
punto, o los puntos de
vista, de los que tratan
de subvertir ese orden,
en pos de la
construcción de una
sociedad donde los
ciudadanos y ciudadanas,
históricamente
marginados, tengan
mayores posibilidades de
acceder a posiciones
económicas, laborales,
educacionales, y
culturales, tanto de
forma individual como
colectiva.
El estudio y análisis de
la historia, por lo
tanto, se transforma en
un espacio de debate, de
denuncia y
deconstrucción de la
manipulación histórica
ejercida por los grupos
y sectores de las
diferentes clases
sociales que han
compartido el poder en
cada uno de nuestros
países.
Muchos son los ejemplos
de hechos y
personalidades de
nuestra historia que
pueden nombrarse.
Narciso López1
es una de esas figuras,
que durante mucho tiempo
se enseñó en nuestras
escuelas como un
venezolano que murió
por la independencia de
Cuba, cuando en realidad
fue un instrumento del
grupo de esclavistas
cubanos que buscaba la
anexión a los EE.UU.,
como una forma de
mantener la esclavitud
en la Isla, amenazada
ante la posibilidad de
su abolición.
Otro hecho, de los
varios que pueden
comentarse, radica en la
Agrupación Independiente
de Color, convertido en
Partido, poco tiempo
después de su fundación.
La importancia de esa
acción no ha sido aún
subrayada de la forma
que merece por nuestra
historiografía.
En 1950 Serafín
Portuondo Linares2
dio a conocer la primera
historia panorámica de
esa organización
política, surgida el 7
de agosto de 1908,
pero esa acción no fue
analizada de manera
amplia por los
investigadores
anteriores a él, y solo
Fermoselles3,
Aline Helg, Alejandro de
la Fuente4
y María de los Ángeles
Meriño Fuentes5
han efectuado
reflexiones notables, a
partir de la
valoración de la
documentación existente
en los archivos de Cuba
y los EE.UU., y por la
consulta de la huella
del PIC en nuestra
prensa periódica. El
libro de Castro
Fernández6,
La Masacre de los
independientes fue
una notable contribución
en su momento, pues puso
a disposición de nuevas
generaciones el recuento
de los hechos, y su
valoración
historiográfica y la
propia del autor, en la
misma dirección se
encuentra Guantánamo
en el vórtice de los
independientes7.
Pero aún quedan muchas
interrogantes que
deberán ser respondidas
mediante el análisis más
riguroso de ciertos
aspectos mencionados, y
mantenidos como posibles
hechos reales en algunos
textos de la prensa de
la época, pero que no
cuentan con fuentes
documentarias que
corroboren las hipótesis
ni testimonios orales
llevados a la escritura.
Todo queda en un decir,
o decires, como la
supuesta carta que
evidencia el acuerdo
entre Estenoz y José
Miguel Gómez.
En un informal y
espontáneo debate
sostenido en la oficina
entre Roberto Zurbano,
Víctor Fowler, ambos
poetas y ensayistas, y
yo, (el mediodía del
viernes 19 de
septiembre), Víctor
fundamentó de forma muy
clara sus reparos al
proyecto de los
Independientes, por
considerar que el mismo
iba en contra de la idea
de la democracia, que no
había habido un partido
político solo para
blancos, como no lo
había habido los chinos,
ni para los españoles.
Que no podía pasarse por
alto el papel que jugó,
sin duda alguna, el
gobierno de Washington,
en el desenlace final de
la protesta. Se sabe que
la misión de Ferrara era
demostrar y garantizar
que el gobierno ejercía
el control del país, y
evitar de ese modo una
nueva
intervención. Tampoco
puede sorprender, de ser
cierta la especulación
de Fowler, de que la
represión y matanza de
los Independientes se
llevó a cabo para
impedir la tercera
intervención, y ante la
posible amenaza de que
un tercer desembarco de
tropas estadounidenses
pusiera punto final a la
República.
Lamentablemente no se
han encontrado
documentos o partes
oficiales que
posibiliten corroborar
esa idea de Víctor, pero
sí está bien claro que
los independientes
en ningún momento
buscaron y propiciaron
la intervención, ya que
de haber sido ese uno de
sus objetivos, las
propiedades extranjeras
hubieran sido blancos
directos de sus ataques.
Justamente ese hecho
pudo haber sido
altamente valorado por
Washington, ya que se
conocía muy bien que los
independientes buscaban
una sociedad donde
objetivamente el sector
negro era el llamado a
buscar el equilibro tan
necesario para que la
patria fuera realmente
justa para blancos y
para negros.
Por otra parte, los
investigadores,
historiadores y
periodistas han debatido
más la Enmienda Morúa8,
sus consecuencias, la
protesta y masacre final
de cientos de sus
miembros en 19129,
que las causas de la
fundación del PIC.
Debe tenerse muy en
cuenta que el nacimiento
de esa agrupación marcó
un hecho muy importante
en nuestra historia, y
en particular en la
recién inaugurada
República Burguesa: la
existencia de un partido
político integrado solo
por miembros de una
raza. Además, era la
demostración más
palpable de que la
Revolución Redentora de
José Martí (1853-1895)10,
se había ido a bolina,
como dijera año más
tarde el Canciller de la
Dignidad, Raúl Roa11,
de la Revolución del
Treinta.
Todos los cubanos,
negros, mulatos y
blancos, patriotas,
intelectuales,
trabajadores calificados
o no, campesinos y/o
trabajadores
agrícolas, artesanos,
empleados de la
administración pública y
del comercio, sabían
objetivamente que los
partidos tradicionales
existente hasta entonces
manipulaban las demandas reivindicadoras de los
sectores sociales
necesitadas de ellas, en
los que la población
negra era la que se
encontraba más marginada
social y laboralmente.
Nada se había hecho para
disminuir hasta eliminar
la diferencia de
origen, apuntada
objetivamente por Juan
Gualberto Gómez
(1854-1933)13, quien
recalcaba que el negro
había sido traído como
un instrumento de
trabajo, sin tener en
cuenta su condición
humana, y que era
necesario incorporarlos
a la sociedad moderna.
El empeño
juangualbertista en esa
dirección, al fundar el
Directorio Central de
Sociedades de Color12,
no tuvo el resultado
esperado por su
promotor.
Las ideas de que con la
independencia y la
República, los sectores
obreros, campesinos y en
particular, los negros
que formaban parte
mayoritaria de los
mismos, como ya he
expresado, podrían
acceder a una mayor
instrucción y tendrían
más espacios laborales,
sobre todos los cubanos
negros con instrucción,
fueron acicates que
movilizaron a los negros
de forma amplia y
consciente a engrosar
las filas mambisas,
mucho más que los que se
aliaron a los españoles.
No pasó mucho tiempo
para que no pocos de
ellos, sin llegarse aún
a la república, se
percataran de que algo
estaba funcionando mal
en nuestra sociedad. Se
cuenta con una numerosa
muestra de cómo muchos
de ellos acudieron a los
tribunales, y de forma
legal y disciplinada
demandaron derechos
planteados por las
leyes, en pleitos y
demandas muy
casuísticamente,
satisfechas en algunos
casos.
No fue casual, como ya
he dicho, que el 29 de
junio de 190213,
a solo semanas de
inaugurada la primera
república, figuras
prominentes del
mambisado negro,
participaran en una
asamblea en el teatro
Albizu en donde
demandaron atención y
solución a las demandas
enarboladas en aquel
momento. ¿En qué momento
surgió la idea de la
formación de un partido
político integrado solo
por negros y mulatos?
¿Era realmente una idea
nueva? ¿Qué
significación tuvo en su
momento y tiene en la
actualidad el nacimiento
de la Agrupación de los
Independientes de Color?
Para dar respuesta a las
anteriores interrogantes
debemos recordar algunos
elementos que nos
ayudarán a comprender
mis razonamientos.
Históricamente se ha
dicho, como bien me
apuntó el historiador e
investigador Jorge
Ibarra Cuesta, que
existía la creencia
generalizada de que los
africanos y sus
descendientes no habían
tenido ideas
independentistas, que
las sublevaciones de
esclavos y
posteriores conspiraciones
habían tenido el único
objetivo de abolir la
esclavitud, sin que se
haya tenido presente,
que en el caso de Cuba,
la abolición conllevaba
de forma obligatoria a
la independencia. No
puede ignorarse el
espíritu de amor a la
libertad, siempre
presente en los
esclavos, que los llevó
al cimarronaje
individual, y a la
fundación de palenques
de diversas dimensiones,
en todos los países y
épocas donde dicho
fenómeno se
manifestó, como el de
Palmares, en Brasil14,
que sobrevivió durante
un siglo a todos los
intentos del poder
colonial hasta que fue
destruido porque era
intolerable la
existencia de un amplio
territorio y una
numerosa población
africana y
afrodescendiente libre.
¿Qué hubiera ocurrido si
aquellos cimarrones, en
lugar de adoptar una
posición defensiva en
Palmares, hubieran
marchado a tambor
batientes sobre las
plantaciones, liberando
y sumando a los esclavos
de cada una de ellas?
En Cuba nunca el
cimarronaje y los
palenques pusieron en
peligro el sistema
colonial, ni hubo un
palenque comparable al
de los Palmares, pero
los hubo, y tanto esos
palenques como el
cimarronaje individual
expresan el espíritu
rebelde, de resistencia
al sistema social al
cual habían sido
obligado a vivir los
africanos y
afrodescendientes.
En la conspiración que
dio lugar a la Guerra de
los Diez Años
(1868-1878) el negro
libre no estuvo presente
en su organización, y
mucho menos el esclavo.
El hecho de que desde el
primer día Carlos Manuel
Céspedes (1819-1874)15
liberara a los esclavos
de su ingenio fue un
hecho sorpresivo para
muchos, pero
objetivamente fue el
resultado, una vez más,
de que la realidad
social, política y
bélica en un lugar y
tiempo determinado de
una sociedad, obliga el
modo o los modos de
resolver las
adversidades y
necesidades inmediatas
para lograr el objetivo
principal planteado; en
el caso concreto de
Cuba: la separación
política y económica de
España.
No se ha valorado de
forma debida que
independientemente de
los problemas regionales
que debilitaron las
fuerzas independentistas
en su primera guerra, la
abolición de la
esclavitud, fue
un elemento que dividió
a los criollos y
perjudicó a las fuerzas
cubanas. Los españoles
tuvieron en ese sentido
un saldo más positivo,
al menos históricamente,
con la ley de vientre
libre, y la creación de
tropas integradas por
negros. ¿Eran estos
mayoritariamente negros
criollos, o africanos, y
eran esclavos o negros
libres? Son algunas de
las preguntas que les
hago a los historiadores
que se han ocupado de
esos temas, entre
algunas más que nunca
han sido respondidas
desde mucho antes de
1959.
La Protesta de Baraguá16
se llevó a cabo contra
el acuerdo de aceptar la
paz propuesta por los
españoles. Ella estuvo
apoyada por importantes
patriotas blancos,
liderada por Antonio
Maceo (1845-1896), un
mulato, y secundada por
la casi totalidad de la
oficialidad negra y
mulata que buscaba
materializar el gran
sueño de la
independencia, de la
cual ellos se habían
apropiado, batallando, y
muriendo en hazañas
heroicas que les había
proporcionado el
prestigio y valentía,
así como los grados que
muchos ostentaban
finalizada ya la
contienda. Todo lo
anterior reflejaba ya de
manera indiscutible la
existencia de un sentido
de pertenencia e
identidad total que los
había hecho luchar para
materializar la
independencia, anhelada
ya no solo por los
poseedores del poder
económico, sino también
por los pertenecientes a
los más diversos
sectores populares de
nuestra población.
La experiencia
posterior, adquirida
durante la llamada Paz
fecunda17,
y las vivencias a
partir de la guerra
independentista iniciada
en 1895, la Guerra
Hispano-Cubano-Yanqui
(1898-1899) y la Primera
Intervención
Estadounidense
(1899-1902)
enriquecieron
extraordinariamente la
mentalidad de todos los
cubanos, y en particular
la de algunos
afrodescendientes
sensibilizados con la
situación de
marginalidad que
padecían no pocos de
ellos a pesar de tener
un nivel de instrucción
adecuado para desempeñar
puestos laborales en la
administración pública.
Justamente, no pocos de
ellos fueron oradores en
el acto celebrado en el
ya mencionado Teatro
Albizú. La indiferencia
de Estrada Palma ante
las demandas más
esenciales de justicia
social, y más bien la
adopción de una política
discriminatoria y
humillante como la
realizada contra Quintín
Banderas (1834-1906)18
hicieron ver muy
claramente cuál era el
papel desempeñado por
los partidos políticos
Liberal y Conservador,
en sus diferentes
tendencias.
Por lo tanto, era lógico
que se planteara una
forma diferente de
organizarse los cubanos
negros para luchar
contra esa situación
imperante, y una de
esas tendencias, fue la
asumida por Evaristo
Estenoz de constituir
una agrupación con fines
políticos que hiciera
objetivamente lo
contrario de las otras
organizaciones
políticas.
Mas esa propuesta no era
realmente nueva. No debe
olvidarse el rechazo de
Juan Gualberto Gómez a
presidir una
organización política
integrada solo por
negros en la década
ochenta del siglo XIX19. No
pocas de las razones por
las cuales se formuló
tal propuesta fueron
similares a las
esgrimidas por la
Agrupación Independiente
de Color a principios
del Siglo XX: La
falsedad y manipulación
de las promesas de los
políticos y de sus
partidos con vista a
satisfacer las demandas
de los cubanos negros.
Si bien la propuesta
colonial no prosperó,
fundamentalmente, por la
negativa de Juan
Gualberto Gómez, ya en
la primera década
republicana, el contexto
era objetivamente
diferente. Cuba era
independiente, y aunque
teníamos como una
amenaza constante la
Enmienda Platt20,
impuesta por el gobierno
de Washington, la
constitución del partido
fue un acto
legal, aprobado por la
autoridad estadounidense
durante la segunda
intervención
(1906-1909). No resulta
difícil intuir que
probablemente la
aprobación de tal
organización, se hacía
con objetivos más allá
de los visibles de
favorecer a la sociedad
civil.
La fundación de la
Agrupación Independiente
de Color denotó la
madurez a la cual había
llegado un sector de la
población negra, que no
veía otra opción para
luchar por sus derechos
que por los medios
políticos establecidos
legalmente en el país.
Su programa
formulaba ideas que los
mostraban como negros
identificados plenamente
con la Patria y con la
Revolución Redentora de
José Martí; sus demandas
perseguían
eliminar las diferencias
sociales que marginaban
de forma amplia a los
cubanos negros, así como
posibilitar su acceso a
la instrucción, de la
cual habían estado
marginado de forma
amplia por siglos.
Un análisis sereno del
programa del PIC motiva
admiración, y aplauso
por las demandas tan
justamente planteadas,
beneficiosas no solo
para la población
afrodescendiente, pero
que tenía muy en cuenta
la necesidad histórica
de elevar el nivel
educacional y cultural
de ese sector de nuestra
población. Todas las
demandas se enmarcaron
dentro de las necesarias
reivindicaciones sociales,
económicas, políticas y
educacionales.
No hubo un espacio para
el reconocimiento
oficial de los valores
culturales de origen
africano, los surgidos
como consecuencia de la
transculturación de los
elementos africanos
entre sí y entre ellos y
los códigos
eurocéntricos de la
cultura oficial
dominante.
Lo anterior refleja
parte del proceso de
asimilación de una parte
del sector de la
población negra de Cuba:
la poseedora de
instrucción y por lo
tanto con derechos
objetivos para competir
por puestos laborales
junto con los blancos
educados. Era evidente
que para alcanzar ese
propósito tenían que
alejarse, al menos de
los espacios públicos,
de todo lo que se
identificaba con la
cultura de origen
africana.
Esas expresiones
entonces eran
consideradas
manifestaciones cultivadas
por un sector de la
población apegada al
pasado, sin instrucción.
Se tenía la certeza de
que a medida que los
miembros de ese sector
se instruyeran, se
alejarían de esas
prácticas. Por eso
Fernando
Ortiz(1881-1969) en su
Hampa Afrocubana21,
llamó la atención
sobre la necesidad de
estudiarlas como
expresiones de la
cultura tangible e
intangible de los
africanos y de sus
descendientes para que
no se perdiera el
conocimiento de ellas y
las huellas de las
mismas habían existido
en nuestro país.
Los cubanos negros
asimilados tenían que
demostrar que eran
portadores de los
valores eurocéntricos.
Muchos habían peleado en
nuestras guerras
independentistas por lo
cual sus demandas eran
legítimas y nobles.
Probablemente, no pocos
de ellos, a pesar de sus
posiciones abiertas en
contra de las
manifestaciones de
origen africano, las
practicaban de forma
oculta, mientras que los
vinculados a los
sectores más
populares las
cultivaban de modo más
visible.
Se debe destacar que en
las demandas del
movimiento social del
negro, anterior a 1959,
el respeto e identidad
hacia las culturas de
origen africano nunca
apareció de forma
orgánica; mucho menos la
valoración de las
creencias afrocubanas
como religiones del
mismo nivel que las
diferentes iglesias
cristianas. Una vez más
esa actitud indicaba la
posición eurocéntrica
adoptaba también en ese
sentido por los cubanos
negros asimilados, al
menos en su mayoría. Por
otra parte, como ya he
señalado, la mayoría de
los integrantes de los
sectores más populares,
y marginados de la
sociedad, no solo las
practicaban
abiertamente, sino que
las expandían horizontal
y verticalmente, entre
hombres y mujeres de
diferentes clases
sociales, quienes a
veces las practicaban de
manera oculta,
disimulada, de tal forma
que oficialmente, y muy
particularmente después
de 1959, se consideró
que las religiones, y de
forma muy singular, los
llamados cultos
sincréticos, estaban
disminuyendo de forma
muy objetiva.
El Partido Independiente
de Color no se pronunció
en este sentido en
ninguna dirección
notable, pero se infiere
que al ser su mayoría
negros de los sectores
más populares, fueron
practicante de las
religiones afrocubanas,
como también del
catolicismo popular, al
menos sus dos líderes
principales, parecen
haber sido católicos.
Evaristo Estenoz en la
prensa anterior a la
fundación AIC.
En El negro en Cuba:
apuntes para la historia
de la lucha contra la
discriminación racial22
se relacionan las
acciones y hechos que el
movimiento social
ejecutó en pro de sus
derechos desde las
primeras semanas de
inaugurada la república
burguesa que ayudan a
entender el porqué de la
creación de la
Agrupación Independiente
de Color el 7 de agosto
de 1908.
La primera referencia
que he encontrado sobre
Evaristo Estenoz en la
prensa cubana se
halla cuando da a
conocer un comunicado
dirigido “A mis amigos”
23.
Dicho documento había
sido enviado a varios
órganos de la prensa
grande, pero no
publicado. El análisis
de dicho texto nos
muestra un análisis
justo y sereno de la
presencia de los negros
en los diferentes
partidos hasta ese
momento. Estenoz expresó
su negativa a aceptar
una posición en la
Vanguardia Liberal del
barrio de Cristo, por la
siguiente razón:
…yo aceptaré puesto en
el Partido (Liberal),
cuando allí los hombres
de color se sientan
capaces de defender los
derechos de los que
todos estén asistidos y
mientras los que allí se
encuentren no se den
cuenta de que harán
nada, no volveré a él.
En una palabra, no
quiero pertenecer a nada
en que la raza de
color tenga deberes
solamente, y esta
conducta solo la
rectificaré cuando se
tenga en cuenta, que
servimos, pero con plena
conciencia de que
valemos y podemos hacer
mucho, cuando en una
palabra, se hagan
respetar, porque no es
posible ser libres,
pelear por la libertad y
sufrir ser tratados al
estilo del liberto
romano, que a eso no
pueden prestarse más que
los degenerados, esos
pobres de espíritu que
viven sin parámetros en
la ridícula situación en
que se les coloca. Los
hombres dignos, los que
aspiran a merecer el
título de hombres
libres, necesitan para
vivir en una sociedad
que merezca ese nombre
dos cosas: ser queridos
y respetados. Si no se
consigue lo primero, que
depende de un
sentimiento mutuo y
espontáneo, debe
imponerse lo segundo,
que es lo justo y lo
legal, de cada uno y de
todos los hombres.
También debo hacer
constar que no pretendo
ser candidato a nada, no
consentiré que se me
postule para nada. Y
diré por qué. Porque
nosotros, si se nos da
una escoba o una chapa
de mensajero, se nos
exige que tengamos los
conocimientos de los
señores Gómez o Morúa, o
las heroicidades del
gran Maceo.
A pesar de los años
transcurridos, no dudo
en afirmar que algunos
de sus criterios
tuvieron vigencia
durante toda la
república burguesa, y
también en la República
Revolucionaria. Uno de
ellos es bien objetivo,
porque es aún muy
visible: la exigencia de
un nivel educacional al
negro, muy superior al
que se le ha exigido
históricamente a un
blanco para el desempeño
de cualquier trabajo.
1907 parece haber sido
el año en que los negros
cubanos dieron más
señales de la urgente
necesidad de organizarse
como bien lo demuestra
Fermoselles23,
quien relaciona
algunas de las
comunicaciones enviadas
por el capitán J.W.
Furton, jefe del
Servicio de Información
Militar del Ejército
estadounidense, al mayor
General T.H. Barry, y a
otros funcionarios en
Cuba. En ellas se
mencionan las reuniones
que sostenían los
dirigentes
negros, proclamas y
manifiestos impresos
que circulaban en
varios lugares del país.
En una de esas
comunicaciones se habla
de Evaristo Estenoz,
como propiciador y líder
de una de las tendencias
presentes en la mente de
los negros cubanos, como
la expresada en el
manifiesto aparecido en
Lajas, en el que se
pedía la constitución de
un partido independiente
de negros.
El manifiesto, firmado
por Ricardo Bartrell y
Alejandro Neniger24,
exhortaba a los negros a
unirse en sus partidos
para hacer un frente
único y de ese modo
presionar para una mayor
justicia social para los
históricamente
discriminados.
Un manifiesto publicado
en Camagüey aseveraba
que: “no nos propendemos
a la formación de un
partido político
independiente, que
respetamos la filiación
de cada cual, que cada
cual podrá moverse
independientemente de
ese partido al objeto de
asegurar la efectividad
de nuestros derechos en
la práctica25”
Sus firmantes de
declaraban respetuosos
de las preocupaciones y
convencionalismos
sociales, por eso
aseguraban que:
“Queremos que conste que
no nos anima sentimiento
de odio de ningún género
como insinuosamente se
propala por los
elementos interesados
en que fracasen estas
gestiones, sino por el
contrario, con nuestra
dignificación, ansiamos
la dignificación de las
demás clases
democráticas… A los que
dicen que es prematuro
nuestro movimiento
porque colocados en un
nivel que les permite el
disfrute de alguna
comodidad (que nos deben
a nosotros mismos) ven
con malos ojos que los
demás elementos aspiren
a ese a ese mismo
disfrute, les diremos
que hace nueve años que
estamos esperando y cada
vez la vemos
alejarse más porque los
llamados a imponer
equidad son los primeros
en alejarse, a
mistificar ese derecho26”.
A pesar de las objetivas
condiciones de
injusticia y
discriminación social de
un buen sector de los
cubanos negros, hubo
quienes plantearon que
muchas de esas demandas
ya estaban satisfechas27. Se
aprecia, sin mucho
esfuerzo que a nueve
años de República se
mencionen expresiones
defensivas como “no nos
anima ningún sentimiento
de odio”, “que es
prematuro nuestro
movimiento” expresiones
que son también
empleadas en la
actualidad cuando se nos
dice que hablar de la
problemática racial es
fomentar la división, el
odio, entre los cubanos,
o que no es necesario
abordarlo, que es
prematuro, porque algo
se ha hecho, y se sigue
haciendo.
Esa valoración contrasta
extraordinariamente con
la opinión oficial del
Departamento de Guerra
de los EE.UU. sobre la
conspiración de Masó
Parra28
que contó con el apoyo
de un buen número de
exmambises
afrodescendientes. Por
esa razón Washington
estimó que la agitación
había tenido su origen
en que los cubanos
negros no habían
recibido una parte
adecuada de los puestos
del gobierno. Masó Parra
declaró también que
había recibido apoyo de
los que buscaban la
anexión. Por lo que
queda bien claro que sin
existir aún un partido
integrado solo por
negros, los que
anhelaban ver a Cuba
como un estado más de la
Unión, habían
patrocinado tal
movimiento con el
objetivo propuesto.
Justamente, una de los
aspectos que más
dignifica al Partido
Independiente de Color,
que no se fundó buscando
un propósito como el
planeado por Masó Parra,
y que a pesar de que
pudo haber sido
utilizado también con
ese fin, su posición
fue opuesta y muy
vertical en ese punto.
1907 también fue un año
notable en referencias a
Evaristo Estenoz desde
la prensa periódica de
la época. Un año antes
de la fundación de la
Agrupación de los
Independientes apareció
en La Lucha una
caricatura donde se veía
a una mujer, símbolo de
la raza negra,
expresando en tono
sorpresivo e
interrogativo las
siguientes frases:
¡Qué apóstol me ha salío más
caliente! ¿Querrá don
Evaristo ser Presidente?
29
Era evidente que
Evaristo Estenoz estaba
moviéndose, negociando
la posibilidad objetiva
de entrar en la vida
política. Muchas veces
las caricaturas, los
chistes, nos descubren
aspectos, intenciones
que no siempre se pueden
mostrar por fuentes,
históricamente
consideradas más
confiables.
Fermoselles también nos
aporta un importante
documento donde se
informa de las
actividades de Estenoz en
Cienfuegos durante el
año de 1906, donde
trataba de agrupar a los
negros de esa ciudad.
Llama la atención el
informe del coronel
George F.C Chase en
cuanto a que los cubanos
negros estaban
descontentos con el
tratamiento del Partido
Liberal y que habían
fundado un partido
independiente.
30
Indiscutiblemente, se
aprecia la existencia ya
del rumor sobre la
fundación de un partido
integrado solo por
negros, un año antes de
que se efectuara
legalmente su fundación.
Y por supuesto, ese
rumor estaba motivado
por las gestiones del
futuro líder con esa
finalidad, como bien se
corrobora por la
respuesta que le da
Estenoz a una carta
pública de Tomás
Aguilar. Este le
manifestó que la
creación de tal
organización política no
era conveniente. Estenoz
le respondió del
siguiente modo:
“Mis actos jamás se han
escudado de que sean
conocidos de blancos y
de negros y solo con
marcada malignidad (de
lo que no culpo a Usted)
podía traerse como
nueva, la carta que
dirigí a mis amigos en
julio del pasado año con
un propósito que tuvo su
resultado bastante
satisfactorio en su
oportunidad y que en la
actualidad tan solo
tiene el valor que
quieran darle los que
combaten con malas artes
y a quienes nunca les
falta quien les cargue
el fardo. Pero a pesar
de ello voy a consignar
que todo lo que en esa
se dice padece del mismo
defecto y es el de
ritual que en estos
casos se usa,
cometiéndose los mismos
errores, se hacen las
mismas comparaciones con
el marcado propósito de
querer demostrar que no
hace falta tratar de
nuestro mejoramiento
porque aquí estamos muy
bien; y en cuyo plato
hacen y hacen todos los
hombres que nos combaten
que al conocer nuestras
quejas se nos habla del
patriotismo a los que
somos la personificación
del sacrificio y los
condenados a soportarlo
todo en bien de la
República y de la
democracia cuyo sol no
brilla aún para
nosotros”31.
Las propias palabras de
Estenoz corroboran sus
movimientos en pro de la
fundación de una
organización política
diferente a las
conocidas hasta aquel
momento. Una vez más él
contraataca el criterio
de que no se debe tocar
el problema de la
discriminación racial,
de la cual
mayoritariamente los
negros eran víctimas. Y
se aprecia la constante
de que ante las
demandas, y el supuesto
riesgo político y social
de la lucha por una
sociedad más justa, se
llama la atención sobre
la importancia del
patriotismo para evitar
la posibilidad de la
división de la población
cubana en blancos y en
negros. Y que, como bien
señala Estenoz, los
afrodescendientes han
sido “la personificación
del sacrificio y los
condenados a soportarlo
todo en bien de la
República”. Aspectos
estos que bien podrían
ejemplificarse con la
actitud de Antonio Maceo
durante la Guerra de los
Diez Años, la Guerra
Chiquita, y la Guerra de
1895.
La fundación de la
Agrupación Independiente
de Color
Cinco meses después, el
7 de agosto de 1908, se
redactó el acta mediante
la cual quedaba
constituida la
Agrupación Independiente
de Color, con Evaristo
Estenoz como presidente
y Gregorio Surín como
secretario32.
Las razones por las
cuales se constituía esa
organización política
reiteraba de forma
sólida las razones que
se habían esgrimido para
promover la
incorporación de los
hombres negros que
deseaban luchar por una
sociedad más justa
racial, social y
económicamente. Se
declaró de forma abierta
que la no consideración
de las propuestas de los
candidatos negros en las
elecciones realizadas el
primero de agosto,
patentizaban de modo
inobjetable la
significación que tenían
los políticos negros en
las nóminas electorales
de los liberales y
conservadores. Por lo
tanto, llegaban a la
conclusión de que:
“…recogiendo el general
sentir de todos los
elementos de la raza de
color de toda la Isla,
que nos consultaba a
diario, demostrando su
inconformidad, con el
actual estado de cosas,
entendemos que para
llevar a la práctica una
era de paz moral para
todos los cubanos,
presentemos una
candidatura formada por
hombres de color, (…)
Este propósito no
integra odio, ni
animadversión hacia
nadie, que todos los
cubanos tienen el
derecho de apoyarnos o
combatirnos, pero que
nosotros inspirados en
una obra alta y
generosa, tenemos el
deber de mantener el
equilibrio de todos los
intereses cubanos, y que
la raza negra tiene el
derecho de intervenir
en el gobierno de su
país no con el fin de
gobernar a nadie, sino
con el propósito de que
se nos gobierne bien”33.
Sana y justa demanda,
viable solución que
hubiera aportado una
rica experiencia de
haberse ensayado, al
menos. Ese equilibrio al
cual aspiraban pudo
haberse materializado de
forma objetiva mediante
la implantación de su
Programa Político.
El programa del
Partido Independiente de
Color34
La lectura objetiva del
Programa evidencia, ante
todo, la conciencia y
conocimiento de sus
fundadores de la
trascendencia histórica
del proceso que se
iniciaba en la vida
política y social del
país. Su primer párrafo
es bien ilustrativo y
convincente:
La “Agrupación
Independientes de Color
se constituye en todo el
territorio de la
república con carácter
nacional, para mantener
el equilibrio de todos
los intereses cubanos,
difundir el amor a la
Patria, desarrollar
relaciones cordiales, e
interesar a todos en la
conservación de la
nacionalidad cubana,
haciendo participar por
igual, en la
administración a los
nacidos en esta tierra”.
Hay un fin noble, por
eso la necesidad de que
sea de carácter
nacional, para que todos
entonces puedan mantener
el equilibro de los
intereses cubanos. No
dice de los cubanos
negros, sino de todos
los cubanos, por eso el
objetivo supremo de
difundir el amor a la
Patria para que teniendo
como premisa de suma
importancia ese hecho,
tanto para los cubanos
negros como blancos,
porque solo así podrían
desarrollarse las
relaciones cordiales
entre todos los cubanos
y, particularmente,
interesando a todos en
la conservación de la
nacionalidad cubana.
Esta frase me resulta de
suma importancia, porque
evidencia el
conocimiento que tenían
de la Enmienda Platt;
por eso llaman la
atención que para la
conservación de la
nacionalidad se hacia
imprescindible hacer
participar a todos los
cubanos en la
administración. ¿Podía
ser innoble una
organización que se
planteare tales
principios?
El segundo párrafo del
programa especificaba:
“La República
igualitaria soberana e
independiente, sin
preocupaciones de raza,
ni antagonismos
sociales, será nuestra
divisa. Propendemos a
que figuren en el Cuerpo
Diplomático todos los
cubanos que sean dignos
de estar en él, y que
como asunto preferente y
de urgente necesidad, se
nombren ciudadanos de la
raza de color, para que
la República esté
representada cual ella
es”.
No cuesta trabajo
percibir la huella
martiana en ese
fragmento, cuando
nuestro Héroe Nacional
planteaba la república
integrada por pequeños
propietarios, la Patria
con todos y para el bien
de todos sin
antagonismos sociales ni
raciales. Obviamente, se
destaca cierta
ingenuidad, porque ya
las clases sociales
existían y estaban muy
definidas las
contradicciones entre la
ya naciente clase obrera
y el capital, entre los
sectores ilustrados,
asimilados, y los
populares, y era
evidente que las
preocupaciones de raza
existían, de forma muy
dialéctica, tanto para
los que ostentaban el
poder y discriminaban a
los que no fueran
blancos, como para los
negros que se veían
marginados. Ese párrafo
debió haber dicho: La
Agrupación luchara por
la República, soberana e
independiente, luchando
contra la desigualdad
social, económica,
laboral, para que de ese
modo disminuir los
antagonismos sociales
que como consecuencia de
la desigualdad, provocan
preocupaciones sociales.
El llamado en particular
a que figuren los negros
en el cuerpo
diplomático, primer
llamado político en ese
sentido, cien años
después evidencia la
justeza de aquel reclamo
entonces, que solo a
partir de 1959 comenzó a
satisfacerse de manera
más amplia pero no
siempre de forma
progresiva, porque aún
no siempre la República
ha estado representada
tal cual ella es.
Recuérdese el segundo
llamado de nuestro
líder, el Comandante
Fidel Castro, en 1986, a
la representatividad
femenina, juvenil y
étnica de nuestro pueblo
en los diferentes
niveles de la
administración, del
Estado, del Gobierno y
del Partido35.
Por lo tanto, aquí
también se corrobora lo
justo de lo expresado en
esta parte del Programa.
“Somos partidarios de
los juicios por Jurados
en todos los actos de
Justicia que tengan
lugar en la República,
siendo obligatorio y
gratuito el cargo de los
jurados”.
Este párrafo nos expresa
de forma clara que había
una voluntad de de la
organización de hacer
participar a los
ciudadanos como jurados
en los análisis de las
pruebas acusatorias y
defensoras de los
hombres y mujeres
encausados en los
procesos judiciales del
país.
“Abogaremos por la
abolición de la pena de
muerte, y por la
creación de
penitenciarias que
respondan a las
necesidades de la
civilización moderna”.
Este párrafo siempre me
resultó interesante,
porque refleja un
sentimiento contrario a
la pena capital, así
como la consideración ya
en aquella época de la
creación de cárceles con
un sentido no solo
punitivo, sino de
reinserción a la
sociedad, de acuerdo con
las tendencias más
progresistas entonces.
“La creación de
Barcos-escuela de
carácter correccional
para los jóvenes que con
arreglo a la ley no
pueden sufrir condena
mayor”.
El análisis de la
anterior propuesta nos
patentiza la
preocupación e interés
por los jóvenes, de
incorporarlos a la
sociedad, mediante su
estancia en estos
barcos- escuela.
“La enseñanza gratuita y
obligatoria para los
niños de seis a catorce
años”.
Esta determinación era
un paso de suma
importancia, tanto por
la gratuidad de la
enseñanza, como por la
obligatoriedad.
“Creación de escuelas
politécnicas en cada una
de las seis Provincias,
gratuitas y obligatorias
para los adultos
quedando considerada la
segunda enseñanza
obligatoria, y
comprendida las Artes y
Oficios”.
Esta propuesta también
era una de las más
interesantes, pues
evidenciaba el
conocimiento de la
necesidad que había de
formar a los adultos
técnicamente para
beneficio de ellos y de
la comunidad y, en
particular, la
obligatoriedad de tales
estudios.
“La instrucción
universitaria ofrecida a
todos gratuitamente,
siendo esta oficial y
nacional”.
Este inciso es también
relevante, no solo
porque hace la
instrucción
universitaria gratuita,
y por lo tanto al
alcance de los miembros
de la sociedad
imposibilitados de
acceder a esa enseñanza
por el costo de la
misma, sino que la
reglamenta como oficial
y nacional.
“La reglamentación de la
enseñanza privada y
oficial, debiendo estar
al cuidado del Estado
para que resulte
uniforme la educación de
todos los cubanos”.
Este aspecto fue
alcanzado
posteriormente, pues
bien recuerdo que los
alumnos del bachillerato
y de otros niveles, los
exámenes finales que
tenían que rendir eran
preparados por el
Estado.
“Creación de la Escuela
naval y Militar”.
Esta propuesta también
se materializó mucho
después.
“La admisión franca y
leal en el servicio
militar, en el
administrativo,
gubernativo y judicial
de ciudadanos de color,
para así estar
representadas todas las
razas en los servicios
del Estado”.
Una de las demandas
principales era la de
poder acceder a los
puestos laborales sin
ser marginados por el
color del piel. La
reiteración de esta
desigualdad fue la causa
principal de la lucha y
fundación de la
agrupación. No se puede
pasar por alto que una
de las demandas más
reiterativas a todo lo
largo de la historia del
negro en Cuba fue la
representatividad del
negro en los diferentes
niveles del Estado, el
Gobierno.
Recuérdese la
intervención del
Comandante en Jefe en la
clausura del Tercer
congreso del Partido.
“La inmigración debe ser
libre para todas las
razas, sin hacer
preferencias de ninguna.
La libre entrada para
todos los individuos que
dentro de las
prescripciones
sanitarias, vengan de
buena fe a contribuir al
fomento y desarrollo de
la riqueza pública”.
El análisis de este
fragmento evidencia lo
lejos que estaban los
independientes de ser
racistas, sino que
comprendían que la
inmigración era
necesaria para el
fomento y desarrollo del
país, sin privilegiar
una raza sobre la otra.
“La repatriación por
cuenta del Estado, de
todos los ciudadanos que
de extranjeras playas
quieran retornar al
suelo natal y carecieran
de recursos necesarios”.
Este acápite denota la
generosidad del programa
en facilitar a los que
desearan repatriarse y
no tuvieran los fondos
requeridos.
“La creación de una ley
que garantice en el
Servicio de las Empresas
Públicas, domiciliadas
en Cuba o en el
extranjero, la admisión
de empleados cubanos,
con preferencia a los
extranjeros, hasta tanto
no sean nacionalizados,
evitando que las nuevas
empresas que se
establezcan puedan ser
domiciliadas en otro
país”.
Un aporte de la
Agrupación fue consignar
la necesidad estatal de
procurar empleo a los
cubanos, pues ya se veía
la preferencia que
tenían los comerciantes
extranjeros en darle
trabajo a sus paisanos.
Justamente el descontrol
que existió en este
sentido motivó una de
las medidas más
radicales de la
revolución de los años
treinta: la ley que
prohibía la existencia
de centros laborales y
comercios integrados
únicamente por
extranjeros, ya que el
50% de ellos debían ser
trabajadores nacionales.
“Laboraremos para que en
todos los territorios
de la República sean
ocho horas las que se
entienda por día
laborable”.
Sin duda alguna, otro
elemento importante se
encuentra en este
intento de regular el
horario laboral.
Tuvieron que pasar
muchos años para que se
legislara tal petición.
“Creación de un Tribunal
de trabajo que regule
las diferencias que
surjan entre el capital
y el trabajo”.
El enunciado de este
párrafo evidencia el
conocimiento que se
tenía de las
contradicciones
clasistas entre
capitalistas y
asalariados, y una forma
sensata de llevar a cabo
la lucha por disminuir
las desigualdades
sociales y económicas y
lograr la república
igualitaria, sin
preocupaciones raciales,
ni antagonismos
sociales.
“Promulgación de una Ley
prohibitiva de
inmigrantes menores de
edad y de las mujeres, a
excepción de las que
vengan en familia”.
Esa promulgación era una
forma de luchar contra
la explotación de
menores y de las mujeres
que formaban parte de la
trata blanca, que no
siempre eran blancas las
que ejercían el oficio
más antiguo de la
tierra. Un año después
de la masacre de cientos
de independientes,
incluidos sus dos
máximas figuras, ocurría
el cierre de la zona de
tolerancia que había
funcionado hasta ese
momento en el barrio de
San Isidro, justamente
tres años después del
asesinato del famoso
chulo Yarini36,
a manos de un chulo
francés, evidenciando lo
justo de la propuesta
planteada en el
Programa.
“La distribución de
colonias de los fondos
del Estado, o de las que
adquiera para el efecto,
entre los veteranos de
la guerra por la
independencia que
carezcan de recursos y
quieran dedicarse a las
faenas agrícolas,
prefiriendo siempre a
los que tengan aptitudes
para el desempeño de los
destinos públicos”.
Y por último, se
contemplaba la
distribución de tierras,
un buen indicador de que
se sabía cómo contribuir
a que los veteranos que
así lo desearen pudieran
aspirar a tener un sitio
donde vivir, trabajar.
Evidentemente el
programa presenta
aspectos novedosos,
avanzados para el
momento, pero no tiene
una proyección explícita
acerca del desarrollo
industrial, y de la
expansión azucarera que
ya tenía lugar en el
país.
Surgido durante la
segunda ocupación
yanqui, era lógico que
no se pronunciaran
abiertamente en contra
de la enmienda, pero si
se lee bien entre líneas
hay un llamado a la
difusión del amor a la
Patria e interesar a
todos en la conservación
de la nacionalidad
cubana.
Si bien, desde el punto
de vista de la
educación, el programa
proyecta cambios
importantes en la
educación en aspectos
generales, siempre, como
es de esperar, dentro de
una concepción
eurocéntrica, no se
expresa abiertamente el
rechazo a las prácticas
culturales y creencias
de origen africano,
presente en algunos
textos que abordaron el
problema del progreso de
la comunidad
afrodescendiente.
Aspecto que considero
interesante.
Pero, independientemente
de ese detalle, la
fundación del Partido,
su organización, su
programa y su prensa
demostraban que un
sector de la comunidad
negra cubana había
llegado a una madurez
tal que la reflejaba de
un modo como nunca antes
se había hecho, y creaba
un hito en la historia
del país y de toda la
América: La fundación de
un partido político
integrado solo por
negros no con la
finalidad de gobernar a
nadie, sino procurar que
se nos gobierne bien.
Esa frase, presente en
el acta fundacional,
mostraba que en realidad
el interés de sus
creadores, conociendo
muy bien la
contextualidad de
nuestra sociedad en
aquella época, al menos
por el momento, era
alcanzar algunas bancas
de las cámaras del
congreso.
Probablemente, con el
ejercicio y el proceso
que se hubiera abierto,
la historia hubiera sido
completamente diferente,
pero los sucesos que se
desarrollaron
posteriormente
impidieron llevar a la
práctica lo que hubiera
sido algo muy
importante: contar ahora
con la experiencia que
pudo haberse adquirido.
No obstante, el saldo
dista mucho de ser
negativo. A medida que
pase el tiempo, se
valorará más esa
fundación, se ampliarán
y profundizarán más los
estudios, en virtud de
la documentación que irá
apareciendo y de los
enfoques de nuevas y no
tan nuevas generaciones
que se acerquen a este
olvidado por mucho
tiempo Partido
Independiente de Color.
Partido que muestra del
nivel al cual llegó el
movimiento social del
negro en Cuba, único en
la historia de los
movimientos sociales del
negro en América. Por lo
tanto, inaceptable para
el racismo criollo y
mucho menos para la
política imperial
estadounidense, que sí
conocía los nobles
objetivos de los
independientes. Por lo
que no sería
sorprendente
especular, como dijera
Víctor Fowler, que desde
el Norte se dictara la
orden de exterminio,
pero no tanto para
evitar la tercera,
definitiva y deseada
ocupación y anexión
posterior de nuestra
Isla, sino para impedir
el gran ejemplo que se
hubiera dado para los
propios negros
estadounidenses y de
otras partes de nuestro
continente.
Notas y bibliografía
citada.
1. Narciso López
(1798-1851). Venezolano
que luchó a favor del
poder español. Realizó
dos expediciones con la
finalidad de iniciar la
guerra de independencia
en nuestra Isla (1850,
1851), pero en realidad
fue un instrumento de
los esclavistas cubanos
que buscaban la anexión
de Cuba a los EE.UU.
para evitar la abolición
de la esclavitud. En su
segundo intento fue
atrapado y ajusticiado.
La bandera cubana actual
fue enarbolada por él en
ambas ocasiones. Para
ampliar sobre él puede
consultarse: 1) G.
García Galase. “Pedro
Figueredo, autor del
himno bayamés. Narciso
López, creador de la
bandera cubana”:
conferencia.—Logia
Colón, La Habana, 1959.
2) Sergio Aguirre. 150
0bjeciones a Narciso
López. (anexionismo,
esclavitud, mercenarios).—La
Habana, 1962.
2. Serafín Portuondo
Linares. El Partido
Independiente de Color.—Dirección
de Cultura, La Habana,
1950.
3. Rafael Fermoselles.
Política y color en
Cuba. La guerrita de
1912.—Editorial
Colibrí, Madrid, 1974.
(Ediciones Géminis)
4. Durante mi visita a
la familia de Pedro
Ivonet en el reparto
Sueños, Santiago de Cuba
en 1974, aún se
recordaban comentarios
familiares acerca de la
carta que reflejaba el
acuerdo entre José
Miguel Gómez e Ivonet
con vista a la
derogación de la
Enmienda. Pero que nadie
había visto
objetivamente.
5. Aline Helg. Lo que
nos corresponde: la de
los negros y mulatos por
la igualdad en Cuba.
1886-1912.—Imagen
Contemporánea, La
Habana, 2000.
6. Alejandro de la
Fuente. Una nación
para todos: raza,
desigualdad y política
en Cuba (1900-200).—
Editorial colibrí,
Madrid, 2000.
7. María de los Ángeles
Meriño. Una vuelta a
mayo de 1912.—Pinos
Nuevos, La Habana, 2006.
8. Silvio Castro
Fernández. La
masacre del Partido
Independiente de Color
en 1912, Editora
Política, La Habana,
2002.
9. F. Riquelme.
Guantánamo en el vórtice
de los independientes
10. Enmienda Morúa.
Llamada así por ser
redactada y
presentada al Congreso
para ser agregada a la
Carta Magna por Martín
Morúa Delgado. Dicha
enmienda prohibió la
formación de partidos
políticos integrados por
hombres de una sola
raza. Sin embargo, a
pesar de su aprobación
el PIC continuó su
campaña política y la
lucha por su derogación.
11. Hasta ahora se
consideraba que fueron
miles los muertos por la
represión contra los
independientes. La
investigadora María
de los Ángeles Meriño
demostró que la cifra de
los masacrados fue mucho
menor, como lo expresa
en su libro. Ver Meriño,
Ob. Cit.
12. José Martí
(1853-1895). Su proyecto
independentista y su
idea de una patria con
todos y para el bien de
todos ganó el apoyo y
simpatía de la mayoría
de los cubanos, quienes
pensaron que con el
triunfo de la Revolución
Redentora y la República
Martiana se
solucionarían todos los
problemas de los
sectores más necesitados
de reivindicaciones,
entre los que encontraba
la población
afrodescendiente.
13. Raúl Roa
(1907-1982). Intelectual
de larga lucha
revolucionaria durante
la república
burguesa. Llamado el
canciller de la Dignidad
por su vertical posición
y aguda palabra como
ministro de Relaciones
Exteriores de nuestro
país.
14. Juan Gualberto Gómez
(1854-1933). Consideró
que esa diferencia sólo
se eliminaría mediante
la superación
educacional de cada
individuo, hombre o
mujer.
15. El Directorio
Central de Sociedades de
Color fue uno de sus
intentos para promover
la superación
educacional de negros y
mulatos que formaran
parte de las diferentes
sociedades que
integraban el
Directorio.
16. 1) Ramiro Cuesta,
Lino Dou y Silverio
Sánchez Figueras.
“Discursos”. La
República Cubana 5 julio
1902:2; 2) Generoso
Campos Marquetti.
“Discurso” La República
Cubana 9 julio 1902: 2;
3) Juan Gualberto Gómez.
“Discurso”. La República
Cubana. 15 y 16 julio
1902:2.
17. Palenque de
Palmares. En 1594 un
grupo de esclavos se
convierten en cimarrones
y fundan un palenque que
logró sobrevivir a todos
los ataques de los
colonialistas hasta
1694, cuando Zumbí, el
líder de aquel momento
fue traicionado.
18. Carlos Manuel de
Céspedes (1819-1874).
Llamado El Padre de la
Patria, se alzó en armas
antes de la fecha
prevista, al conocer que
los españoles se
disponían a detener a
los involucrados en la
conspiración.
19. Protesta de Baraguá.
Se efectuó el 15 de
marzo de 1878. Fue
liderada por Antonio
Maceo (1845-1896) al no
aceptar un sector del
mambisado cubano la paz
firmada entre el poder
colonial español y los
representantes de la
República en Armas. Se
acordó continuar la
beligerancia; la llamada
Guerra Chiquita
(1878-1879) fracasó por
el cansancio de diez
años de guerra, las
divisiones regionales,
la falta de apoyo
material y por estar
integrada la mayoría de
las tropas por mambises
negros.
20. La Paz Fecunda. Se
denomina así al período
transcurrido entre 1880
y el comienzo de la
guerra de 1895. Durante
esos años se efectuó el
proceso final de la
abolición de la
esclavitud (1880-1886).
21. Quintín Banderas
(1834-1906). Peleó en
todas nuestras guerras
de independencia. Se
alzó en 1906 contra el
gobierno de Tomás
Estrada Palma
(1835-1908). Ese mismo
año fue sorprendido en
su campamento y
asesinado a machetazos
mientras dormía. Ver:1)
Abelardo Padrón.
General de tres guerras.—Editorial
Letras cubanas, La
Habana, 1991.
22. Juan Gualberto
Gómez. Un documento
importante. Carta de ….
—Imprenta El Pilar, La
Habana, 1885.
23. Enmienda Platt.
Impuesta a propuesta del
senador Platt por el
Gobierno Interventor
para poder intervenir en
los asuntos internos del
país como un modo de
garantizar la paz y la
protección de los
intereses económicos.
24. Fernando Ortiz
(1881-1969). Hampa
afrocubana…—Editorial
América, Madrid. 1917.
1.ed. 1906.
25. Tomás Fernández
Robaina. El negro en
Cuba.— 2.ed.—
Editorial Ciencias
Sociales, La Habana,
1994.
26. Evaristo Estenoz. “A
mis amigos” El Nuevo
Criollo.1905:1-2.
27. Rafael Fermoselles.
OB. Cit.pp 197, 182-192.
28. Ricardo Batrell y
Alejandro Neniger.
“Manifiesto al Pueblo de
Cuba y a la raza de
color”. La Discusión. 11
agosto 1907: 8.
29. “Manifiesto al
pueblo cubano y a los
ciudadanos de color”.
Impr. Maceo, Camaguey,
1907. (Una hoja. Aparece
firmado por Emilio
céspedes y otros.
Consultado en el Archivo
Nacional de Cuba. Fondo
Especial. Legajo Fuera
de Caja. Signatura 6-4.
Reproducido en el
periódico La Debacle, 11
septiembre 1907:1,2,3.).
30. Ob.cit.
31. Lorenzo Despradel.
“El Manifiesto”. El
Liberal. 22 septiembre
1907:1; Rafael Reina.
“La raza de color” El
Liberal 20 septiembre
1907:1.
32. Tomás Fernández
Robaina. Ob. Cit. pp.
58-59.
33. ¡Qué apóstol me ha
salio! ¿Querrá don
Evaristo ser Presidente?
La Lucha 9 agosto
1907:1.
34. Rafael Fermoselles.
Ob. Cit. p. 101.
35. Evaristo Estenoz.
“Carta abierta…” El
Triunfo 20 febrero
1908:9.
36. “Acta de
Constitución de la
Agrupación Independiente
de Color”. Pp. 195-200.
En: Tomás Fernández
Robaina. Ob. Cit.
37. Ob.cit. 192-195.