Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

miércoles, 1 de febrero de 2012

CUATRO CARTAS A LAS IZQUIERDAS

Boaventura de Sousa Santos

Boaventura de Sousa Santos es una de las referencias reconocidas internacionalmente del Foro Social Mundial y uno de los intelectuales de mayor prestigio. Su discusión con las principales escuelas y pensadores de ayer y de hoy se completa con una epistemología inversa que acude a la experiencia para encontrar, en una recuperación arqueológica de lo escondido y lo silenciado, las propuestas científicas para una emancipación que es posible pero que necesita una teorización que hasta ahora no ha recibido. Aquí, sus ya famosas "Cartas a las izquierdas".

PRIMERA CARTA A LAS IZQUIERDAS (28.08.11)
No pongo en cuestión que exista un futuro para las izquierdas, pero su futuro no será una continuación lineal de su pasado. Definir lo que tienen en común equivale a responder la pregunta: ¿qué es la izquierda? La izquierda es un conjunto de posiciones políticas que comparten el ideal de que los seres humanos tienen todos el mismo valor, y que son el valor más alto. Ese ideal es puesto en cuestión siempre que hay relaciones sociales de poder de-sigual, esto es, de dominación. En este caso, algunos individuos o grupos satisfacen algunas de sus necesidades transformando a otros individuos o grupos en medios para sus fines. El capitalismo no es la única fuente de dominación, pero es una fuente importante.

Las diferentes comprensiones de este ideal produjeron diversas fracturas. Las principales fueron respuestas opuestas a las siguientes preguntas. ¿Puede el capitalismo ser reformado para mejorar la suerte de los dominados, o esto sólo es posible más allá del capitalismo? ¿La lucha social debe ser conducida por una clase (la clase obrera) o por diferentes clases o grupos sociales? ¿Debe ser conducida dentro de las instituciones democráticas o fuera de ellas? ¿El Estado es, en sí mismo, una relación de dominación, o puede ser movilizado para combatir las relaciones de dominación?

Las respuestas opuestas a estas preguntas estuvieron en el origen de violentas fracturas. En nombre de la izquierda se cometieron atrocidades contra la izquierda; pero, en su conjunto, las izquierdas dominaron el siglo XX (a pesar del nazismo, el fascismo y el colonialismo) y el mundo se volvió más libre e igualitario gracias a ellas. Este siglo corto de las izquierdas terminó con la caída del Muro de Berlín. Los últimos treinta años fueron marcados, por un lado, por una gestión de ruinas y de inercias y, por el otro, por la emergencia de nuevas luchas contra la dominación, con otros actores y otros lenguajes que las izquierdas no pudieron entender.

Mientras tanto, liberado de las izquierdas, el capitalismo volvió a mostrar su vocación antisocial. Ahora vuelve a ser urgente reconstruir las izquierdas para evitar la barbarie. ¿Cómo recomenzar? Con la aceptación de las siguientes ideas:

Primero, el mundo se diversificó y la diversidad se instaló en el interior de cada país. La comprensión del mundo es mucho más amplia que la comprensión occidental del mundo; no hay internacionalismo sin interculturalismo.

Segundo, el capitalismo concibe a la democracia como un instrumento de acumulación; si es preciso, la reduce a la irrelevancia y, si encuentra otro instrumento más eficiente, prescinde de ella (el caso de China). La defensa de la democracia de alta intensidad debe ser la gran bandera de las izquierdas.

Tercero, el capitalismo es amoral y no entiende el concepto de dignidad humana; defender esta dignidad es una lucha contra el capitalismo y nunca con el capitalismo (en el capitalismo, incluso las limosnas sólo existen como relaciones públicas).

Cuarto, la experiencia del mundo muestra que hay inmensas realidades no capitalistas, guiadas por la reciprocidad y el cooperativismo, a la espera de ser valoradas como el futuro dentro del presente.

Quinto, el siglo pasado reveló que la relación de los humanos con la naturaleza es una relación de dominación contra la cual hay que luchar; el crecimiento económico no es infinito.

Sexto, la propiedad privada sólo es un bien social si es una entre varias formas de propiedad y si todas están protegidas; hay bienes comunes de la humanidad (como el agua y el aire).

Séptimo, el siglo corto de las izquierdas fue suficiente para crear un espíritu igualitario entre los seres humanos que sobresale en todas las encuestas; éste es un patrimonio de las izquierdas que ellas han estado dilapidando.

Octavo, el capitalismo precisa otras formas de dominación para florecer, del racismo al sexismo y la guerra, y todas deben ser combatidas.

Noveno, el Estado es un animal extraño, mitad ángel y mitad monstruo, pero, sin él, muchos otros monstruos andarían sueltos, insaciables, a la caza de ángeles indefensos. Mejor Estado, siempre; menos Estado, nunca. Con estas ideas, las izquierdas seguirán siendo varias, aunque ya no es probable que se maten unas a otras y es posible que se unan para detener la barbarie que se aproxima.

SEGUNDA CARTA A LAS IZQUIERDAS (11.10.11)

La democracia política presupone la existencia del Estado. Los problemas que vivimos hoy en Europa muestran dramáticamente que no hay democracia europea porque no hay Estado europeo. Y porque muchas prerrogativas soberanas fueron transferidas a instituciones europeas, las democracias nacionales hoy son menos sólidas porque los Estados nacionales son post–soberanos. Los déficit de las democracias nacionales y el déficit democrático de Europa se retroalimentan y se agravan porque, mientras tanto, las instituciones europeas decidieron transferir a los mercados financieros (es decir, a media docena de grandes inversores, al frente de los que está el Deutsche Bank) parte de las prerrogativas transferidas a ellas por los Estados nacionales. Al ciudadano común hoy le será fácil concluir (lamentablemente sólo hoy) que fue una trama bien urdida para incapacitar a los Estados europeos de desempeñar tanto sus funciones de protección de la ciudadanía contra riesgos colectivos como de promoción del bienestar social. Esta trama neoliberal ha sido urdida en todo el mundo, Europa sólo tuvo el privilegio de ser “tramada” a la europea. Veamos cómo sucedió.

Está en curso un proceso global de desorganización del Estado democrático. La organización de este tipo de Estado se basa en tres funciones: la función de confianza, por medio de la cual el Estado protege a los ciudadanos contra fuerzas extranjeras, crímenes y riesgos colectivos; la función de legitimidad, a través de la cual el Estado garantiza la promoción del bienestar, y la función de acumulación, con la cual el Estado garantiza la reproducción del capital a cambio de recursos (tributación, control de sectores estratégicos) que le permitan desempeñar las otras dos funciones.

Los neoliberales pretenden desorganizar el Estado democrático a través de la inculcación en la opinión pública de la supuesta necesidad de varias transiciones.

Primera transición: de la responsabilidad colectiva a la responsabilidad individual. Según los neoliberales, las expectativas de la vida de los ciudadanos derivan de lo que ellos hacen por sí mismos y no de lo que la sociedad puede hacer por ellos. En la vida tiene éxito quien toma buenas decisiones o tiene suerte, y fracasa quien toma malas decisiones o tiene poca suerte. Las condiciones diferenciadas de nacimiento o de país no deben ser significativamente alteradas por el Estado.

Segunda transición: de la acción del Estado basada en la tributación a la acción del Estado basada en el crédito. La lógica distributiva de la tributación le permite al Estado expandirse a costa de las ganancias más altas, lo que, según los neoliberales, es injusto, mientras que la lógica distributiva del crédito obliga al Estado a restringirse y a pagar todo a sus acreedores. Esta transición garantiza la asfixia financiera del Estado, la única medida eficaz contra las políticas sociales.

Tercera transición: del reconocimiento de la existencia de bienes públicos (educación, salud) e intereses estratégicos (agua, telecomunicaciones, correos) que deben ser cuidados por el Estado a la idea de que cada intervención del Estado en un área potencialmente rentable es una limitación ilegítima de las oportunidades para el lucro privado.

Cuarta transición: del principio de la primacía del Estado al principio de la primacía de la sociedad civil y del mercado. El Estado es siempre ineficiente y autoritario. La fuerza coercitiva del Estado es hostil al consenso y a la coordinación de los intereses y limita la libertad de los empresarios, que son quienes crean riqueza (a los trabajadores no se los menciona). La lógica imperativa de gobierno debe ser sustituida en la medida de lo posible por la lógica cooperativa de gobierno entre intereses sectoriales, entre ellos el Estado.

Quinta transición: de los derechos sociales a la filantropía y a las ayudas en situaciones extremas de pobreza o incapacidad. El Estado social exageró la solidaridad entre ciudadanos y transformó la desigualdad social en un mal cuando, de hecho, es un bien. Entre quien da limosna y quien la recibe no hay igualdad posible, uno es sujeto de la caridad y el otro es objeto de ella.

Ante este perturbador recetario neoliberal, es difícil imaginar que las diferentes izquierdas no estén de acuerdo sobre el principio “mejor Estado, siempre; menos Estado, nunca”, y que de eso no saquen conclusiones.

TERCERA CARTA A LAS IZQUIERDAS (23.12.11)

Cuando están en el poder, las izquierdas no tienen tiempo para reflexionar sobre las transformaciones que ocurren en la sociedad y, cuando lo hacen, siempre es como reacción a cualquier acontecimiento que perturbe el ejercicio del poder. La respuesta siempre es defensiva. Cuando no están en el poder, se dividen internamente para definir quién será el líder en las próximas elecciones, de modo que las reflexiones y los análisis están relacionadas con este objetivo.

Esta indisponibilidad para la reflexión, que siempre ha sido perniciosa, hoy es suicida. Por dos razones. La derecha tiene a su disposición a todos los intelectuales orgánicos del capital financiero, de las asociaciones empresariales, de las instituciones multilaterales, de los think tanks y de los grupos de presión, que le proporcionan a diario datos e interpretaciones que no son siempre faltos de rigor y siempre interpretan la realidad llevando el agua a su molino. Por el contrario, las izquierdas no disponen de instrumentos de reflexión abiertos a los no militantes e, internamente, la reflexión sigue la línea estéril de las facciones.

Hoy en día, circula por el mundo una ola de informaciones y análisis que podrían tener una importancia decisiva para repensar y refundar las izquierdas tras el doble el colapso de la socialdemocracia y el socialismo real. El desequilibrio entre las izquierdas y la derecha en relación con el conocimiento estratégico del mundo es hoy mayor que nunca.

La segunda razón es que las nuevas movilizaciones y militancias políticas por causas históricamente pertenecientes a las izquierdas se están realizando sin ninguna referencia a ellas (con excepción, tal vez, de la tradición anarquista) e incluso, muchas veces, en oposición a ellas. Esto no puede dejar de suscitar una profunda reflexión. ¿Se está haciendo esta reflexión? Tengo razones para creer que no y la prueba de ello está en los intentos de captar, educar, minimizar o ignorar a la nueva militancia.

Propongo algunas líneas de reflexión. La primera se refiere a la polarización social que está emergiendo de las enormes desigualdades sociales. Vivimos en una época que tiene algunas semejanzas con la de las revoluciones democráticas que convulsionaron Europa en 1848. Entonces la polarización social era enorme porque el proletariado (en ese momento una clase joven) dependía del trabajo para sobrevivir, pero (a diferencia de lo que ocurría con los padres y abuelos) el trabajo no dependía de él, dependía de quien lo daba o quitaba a su arbitrio, es decir, el patrón; si uno trabajaba, los salarios eran tan bajos y la jornada tan larga que la salud peligraba y la familia vivía al borde del hambre; si era despedido, no tenía ningún tipo de apoyo, salvo el de alguna economía solidaria o el recurso a la delincuencia. No resulta extraño que en estas revoluciones las dos grandes banderas de lucha fueran el derecho al trabajo y el derecho a una jornada laboral más corta. Ciento cincuenta años después, la situación no es exactamente la misma, pero las banderas siguen siendo actuales.

Y probablemente hoy lo sean más de lo que lo eran hace treinta años. Las revoluciones fueron sangrientas y fracasaron, pero los gobiernos conservadores que siguieron tuvieron que hacer concesiones para que la cuestión social no desembocara en una catástrofe. ¿A qué distancia estamos nosotros de la catástrofe? Hasta ahora, la movilización contra la escandalosa desigualdad social (similar a la de 1848) es pacífica y tiene una fuerte tendencia moralista de denuncia.

No asusta al sistema financiero-democrático. ¿Quién puede garantizar que siga así? La derecha está preparada para responder represivamente a cualquier alteración potencialmente amenazadora. ¿Qué planes tienen las izquierdas? ¿Volverán a dividirse como en el pasado, unas tomando la postura represora y otras la de la lucha contra la represión?

La segunda línea de reflexión también tiene mucho que ver con las revoluciones de 1848 y consiste en cómo volver a conectar la democracia con las aspiraciones y decisiones de los ciudadanos. Entre las consignas de 1848, sobresalían liberalismo y democracia. Liberalismo significaba gobierno republicano, separación entre Estado y religión, libertad de prensa; democracia, por su parte, significaba sufragio “universal” para los hombres. Se ha avanzado mucho en este aspecto en los últimos ciento cincuenta años. Sin embargo, en los últimos treinta años las conquistas logradas han sido cuestionadas y la democracia, últimamente, parece más bien una casa cerrada y ocupada por un grupo de extraterrestres que decide democráticamente sus propios intereses y dictatorialmente los de las grandes mayorías. Un régimen mixto, una democradura.
El movimiento de los indignados y el movimiento Occupy rechazan la expropiación de la democracia y optan por tomar decisiones por consenso en sus asambleas. ¿Están locos o son un indicio de los retos que vienen por delante? ¿Ya han pensado las izquierdas que, si no se sienten cómodas con formas de democracia de alta intensidad (dentro de los partidos y en la república), deberían retirarse o refundarse?

CUARTA CARTA A LAS IZQUIERDAS (19.01.12)

Las divisiones históricas entre las izquierdas se justificaron por una construcción ideológica imponente, pero en realidad su sostenibilidad práctica (la credibilidad de las propuestas políticas que les permitieron captar seguidores) se basó en tres factores: el colonialismo, que permitió desplazar la acumulación primitiva de capital (por desposesión violenta, en general ilegal y siempre impune, con incontables sacrificios humanos) fuera de los países capitalistas centrales, donde se libraban las luchas sociales consideradas decisivas; la emergencia de capitalismos nacionales con características tan diferentes (capitalismo de Estado, corporativo, liberal, socialdemócrata) que daban verosimilitud a la idea de que habría varias alternativas para superar el capitalismo; y, por último, las transformaciones que las luchas sociales fueron produciendo en la democracia liberal, permitiendo alguna redistribución social y separando, hasta cierto punto, el mercado de las mercancías (los valores que tienen precio y se compran y venden) del mercado de las convicciones (las opciones y valores políticos que, por no tener precio, ni se compran ni se venden). Si para algunas izquierdas esta separación era un hecho nuevo, para otras era un engaño peligroso.

Sin embargo, en los últimos años estos factores han cambiado tan profundamente que nada será como antes para las izquierdas tal y como las conocemos. En lo que respecta al colonialismo, los cambios radicales son de dos tipos. Por un lado, la acumulación de capital por desposesión violenta ha vuelto a las antiguas metrópolis (robo de salarios y pensiones; transferencias ilegales de fondos colectivos para rescatar a bancos privados; total impunidad del gangsterismo financiero).

Es por ello que la lucha anticolonial también tendrá que librarse en ellas, una lucha que, como sabemos, nunca se pautó por las cortesías parlamentarias. Por otro, aunque el neocolonialismo (el mantenimiento de las relaciones coloniales entre las antiguas colonias y metrópolis o sus sustitutos, como el caso de Estados Unidos) ha permitido hasta hoy la continuidad de la acumulación por desposesión en el antiguo mundo colonial, parte de él está asumiendo un nuevo protagonismo (India, Brasil, Sudáfrica y el caso especial de China, humillada por el imperialismo occidental durante el siglo XIX), hasta el punto de que no sabemos si habrá nuevas metrópolis y, por tanto, nuevas colonias.

Las izquierdas del Norte global (y, salvo algunas excepciones, también las de América Latina) empezaron siendo colonialistas y más tarde aceptaron acríticamente que la independencia de las colonias eliminaba el colonialismo, desvalorizando así la emergencia del neocolonialismo y el colonialismo interno. ¿Serán capaces de imaginarse como izquierdas frente a nuevos colonialismos y de prepararse para luchas anticoloniales de nuevo tipo?

En cuanto a los capitalismos nacionales, su final parece estar marcado por la trituradora del neoliberalismo. Es cierto que en América Latina y China parece que están emergiendo nuevas versiones de dominación capitalista, pero curiosamente se aprovechan de las oportunidades que el neoliberalismo les confiere. No obstante, el 2011 ha demostrado que la izquierda y el neoliberalismo son incompatibles. Sólo hay que ver cómo las cotizaciones bursátiles suben en la misma medida en que aumenta la desigualdad social y se destruye la protección social. ¿Cuánto tardarán las izquierdas en extraer conclusiones?
Finalmente, la democracia liberal agoniza bajo el peso de los poderes fácticos (las mafias, la masonería, el Opus Dei, las transnacionales, el FMI, el Banco Mundial…), la impunidad de la corrupción, el abuso de poder y el tráfico de influencias. El resultado es una fusión creciente entre el mercado político de las ideas y el mercado económico de los intereses. Todo está en venta y nada se vende porque no hay quien lo compre. En los últimos cincuenta años, las izquierdas (todas) han contribuido fundamentalmente a que la democracia liberal disponga de una cierta credibilidad entre las clases populares y a que los conflictos sociales se puedan resolver en paz. Como a la derecha sólo le interesa la democracia en la medida en que sirve a sus intereses, las izquierdas son hoy la garantía de su rescate. ¿Estarán a la altura del reto? ¿Tendrán el coraje de refundar la democracia más allá del liberalismo? ¿Defenderán una democracia sólida contra la antidemocracia, que combine la democracia representativa con la democracia participativa y la directa? ¿Abogarán por una democracia anticapitalista frente a un capitalismo cada vez más antidemocrático?


Primera y Segunda cartas traducidas por Javier Lorca
Tercera y Cuarta cartas traducidas por Antoni Jesús Aguiló y
revisado por Àlex TarradelLUNES 30 DE ENERO DE 2012 -

Se llamaba Jesús, como Dios



Nechi Dorado (Desde Buenos Aires, Argentina. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

-¿Tiene algo para dar, doña?

Me llamo Jesús, como Dios, mi mamá dice que siempre nos ayuda y por eso me puso ese nombre.

Esa era su carta de presentación cada vez que alguien respondía al timbrazo, cuando el niño de diez añitos pedía comida para llevar a su casa pobrísima.

Siendo el mayor de cinco hermanos, asumió la responsabilidad temprana de salir a buscar ayuda para todos.

Una mañana de agosto se levantó más temprano que otros días. Dejó el camastro cuyo colchón tenía más pozos que las calles de la villa, tapó a sus hermanos con la única frazada que tenía más agujeros que las chapas y cartones que oficiaban de techo y partió con otro fin. El domingo sería el Día del Niño y Jesús quería sorprender a sus hermanos con un regalito.

Sorpresa que él tanto esperó, todos los años.

Esa que su madre nunca pudo darles.

Esperaba con la misma ansiedad con que se espera un milagro, pero que por esas cosas de la marginación queda como sueño trunco sobre las espaldas pequeñas, dónde las costillas pueden contarse sin necesidad de rayos x.

Más allá que hubiera, o no, comida en su destartalada mesa, el pequeño quería que sus hermanos tuvieran, al menos, un “Día del niño”.
-Por un día nadie se muere sin comer, pensó, mientras salía corriendo hacia el barrio lindo donde siempre conseguía algo.

¡Tan acostumbrado a esperar otras esperas!

¡Tan acostumbrado estaba en eso de hacer gambetas al chillido que nace en el estómago cuando está vacío!
En la casa donde vivía la señora linda, esa que siempre prestara atención a su demanda, encontró lo que necesitaba. Su corazón latía ese latido que sólo la alegría puede hacer repicar dentro del pecho.

Atendiendo su demanda tan noble, dada su corta edad, La señora, enternecida, le regaló tres bolsas en las que había ropa usada –total, para ellos…-, algunos juguetes y algo de dinero para que pudiera comprar cumplir su deseo.

Jesús agradeció y salió corriendo, imaginaba la sorpresa reflejada en esas caritas que parecían calcadas de la suya, cuando vieran lo que llevaba para ellos. Con el dinero compró chupetines, chicles y una hebillita con peluche para la Naty, su hermanita más pequeña.

¡Jesús les daría un Día del Niño como jamás él, había tenido!

Tres bolsitas colgaban de su brazo enclenque agitado por la prisa. Quería llegar y ver los ojos tiernos de su madre y los ojazos renegridos de sus hermanos cuando la alegría los iluminara.
Casi a punto de alcanzar su meta, una cuadra antes de donde se encontraba la humilde casita de maderas, chapas y cartones, refugio de su miseria, un estampido partió en dos el sonido de una cumbia, “Laaaaaaauraaaaaaa, siempre que tu bailas a ti se/ te ve la tangaaa/.

La policía corría como desbandada, Jesús buscó protección detrás de un coche abandonado mientras los disparos se sucedían y la cumbia seguía sonando su apología de la miseria.

Un solo ¡ay! Brotó de su boquita cuando aterrado por el infierno que lo rodeaba, llamaba a su mamá.

(Dios, ese día estaba distraído aunque el niño se llamara Jesús y también fuera su hijo, como dicen.)
Jesús cayó, su boquita pegó contra los huellones de barro seco en esa zona donde el asfalto no llega, ¡Total, a los “negros” no les hace falta, a ellos les gusta vivir entre la mugre…!

Algo rojo y pegajoso salía de un agujero que apareció, de pronto, como tatuado de prepo en su espaldita morena.

Era el agujero que se devoró a la vida.

Dicen que aparece cuando llega el tiempo y alguien necesita un ángel en otra parte.

¡Digo que aparece cuando el hijoputismo reina, desprecia desbocado formando callos en las conciencias del absurdo.
Uno de los uniformados, haciendo uso del despreciable concepto de la portación de rostro, al verlo echado sobre la tierra con bolsas que colgaban de su bracito aquietado, de repente y para siempre, hizo una exclamación desafortunada.

-¿De dónde sacaste eso? Preguntó hacia el vacío.

-Seguro que las robó, estos negros empiezan desde chiquito p’ta madre que los parió… dijo con la seguridad que apuntala los criterios de los imbéciles.

(El policía era tan moreno como el niño, sólo que el uniforme, a algunos, les aclara la piel y les cierra los sentidos)
Jesús quedó para siempre en el recuerdo, junto a tantos Jesús que mueren día a día porque “son chorros, asesinos, drogadictos, mafiosos”. Los eternos “sin Día de” como proponen las publicidades para acrecentar negocios que a la vez marcarán o no, capacidad de ingreso al mundo de los “blancos”.
Por la villa donde Jesús creciera apenas, para morir apresuradamente, todas las noches anda un señor de piel muy blanca, rubio, de hermosos ojos celestes, demasiado buen mozo. Baja de un coche importado que parece una nave del futuro. Un triunfador, como lo llaman…

Nunca va solo pese a que tiene un cuerpo tan bien formado que denuncia horas de ginmansio y “complementos”.

Que no necesitaría “culatas” si fuera hombre en serio.

Que no conoce el sonido de las tripas crujiendo ¡y eso que es uno de aquellos que se las sabe todas…!

Busca jovencitos pobres a los que les da “algo” para que salgan a revender y de paso para consumir y así seguir vendiendo, luego. Sin cortar la cadena de idas y vueltas al submundo de la degradación.
El hambre es cruel, genera “delincuentes” y siempre serán los “negros”, los encargados de reproducir la delincuencia.

Los emergentes del olvido.

Espantos sociales que afean el paisaje copiado de las grandes ciudades europeas.

Por eso hay quien piensa que para terminar con la delincuencia hay que matarlos a todos. Cuanto más chicos se haga la limpieza, será mucho mejor.
Sobre el “señor” musculoso jamás pesó una duda. Entra y sale como quiere, cuando quiere y de donde quiere. Su miseria moral subyace entre los botones nacarados de su camisa impecable.
No me preguntes por qué, ya te dije, él es blanco, rubio, demasiado buen mozo y tiene una nave importada que parece del futuro…
 
(Se llama Jesús, como Dios es un relato del libro de la autora: “Destapando el silencio. Editorial Amaru)

Marcha Triunfal del Ejército Rebelde


                 Por Jesús Orta Ruiz, "El Indio Naborí"
                 (Un poema escrito entre el 1 y 8 de enero de1959)

        ¡Primero de Enero!
Luminosamente surge la mañana.
¡Las sombras se han ido! Fulgura el lucero
de la redimida bandera cubana.

El aire se llena de alegres clamores.
Se cruzan las almas, saludos y besos,
y en todas las tumbas de nobles caídos
revientan las flores y cantan los huesos.

Pasa un jubiloso ciclón de banderas
y de brazaletes de azabache y grana.
Mueve el entusiasmo balcones y aceras,
grita desde el marco de cada ventana.

A la luz del día se abren las prisiones
y se abren los brazos; se abre la alegría
como rosa roja en los corazones
de madres enfermas de melancolía.

Jóvenes barbudos, rebeldes diamantes
con trajes de olivo bajan de las lomas,
y por su dulzura los héroes triunfantes
parecen armadas y bravas palomas.

Vienen vencedores del hambre, la bala y el frío
por el ojo alerta del campesinado
y el amparo abierto de cada bohío.
Vienen con un triunfo de fusil y arado.
Vienen con sonrisa de hermano y amigo.
Vienen con fragancia de vida rural.
Vienen con las armas que al ciego enemigo
quitó el ideal.

Vienen con el ansia del pueblo encendido.
Vienen con el aire y el amanecer
y, sencillamente, como el que ha cumplido
un simple deber.

No importa el insecto, no importa la espina,
la sed consolada con parra del monte,
el viento, la lluvia, la mano asesina
siempre amenazando en el horizonte.

¡Sólo importa Cuba! Sólo importa el sueño
de cambiar la suerte.
¡Oh, nuevo soldado que no arruga el ceño
ni viene asombrado de tutear la muerte!
Los niños lo miran pasar aguerrido
y piensan, crecidos por la admiración,
que ven a un Rey Mago rejuvenecido,
y con cinco días de anticipación.

Pasa fulgurante Camilo Cienfuegos.
alumbran su rostro cien fuegos de gloria.
Pasan capitanes, curtidos labriegos
que vienen de arar en la Historia.

Pasan las Marianas, sin otras coronas
que sus sacrificios: cubanas marciales,
gardenias que un día se hicieron leonas
al beso de doña Mariana Grajales.

Con los invasores, pasa el Che Guevara,
alma de los Andes que trepó el Turquino,
San Martín quemante sobre Santa Clara,
Maceo del Plata, Gómez argentino. 

Ya entre los mambises del bravío Oriente,
sobre un mar de pueblo, resplandece un astro:
ya vemos…ya vemos la cálida frente,
el brazo pujante, la dulce sonrisa de Castro.

Lo siguen radiantes Almeida y Raúl,
y aplauden el paso del Héroe ciudades quemadas,
ciudades heridas, que ya están curadas,
y tienen un cielo sereno y azul.

¡Fidel, fidelísimo retoño martiano,
asombro de América, titán de la hazaña,
que desde las cumbres quemó las espinas del llano,
y ahora riega orquídeas, flores de montaña!

Y esto que las hieles se volvieran miel,
se llama…
                  ¡Fidel!
Y esto que la ortiga se hiciera clavel,
se llama…
                  ¡Fidel!
Y esto que mi Patria no sea un sombrío cuartel,
se llama…
                  ¡Fidel!
Y esto que la bestia fuera derrotada por el bien del hombre,
y esto, esto que la sombra se volviera luz,
esto tiene un nombre, sólo tiene un nombre…
                 ¡Fidel Castro Ruz

Cables de la CIA: El soplón de la Zona Rosa


Una investigación de la Agencia Central de Inteligencia fechada en septiembre de 1996 revela que la delación de un ex guerrillero que participó en la masacre de la Zona Rosa fue clave para localizar y neutralizar a todos los miembros del comando que ejecutó la masacre de los marines
  01 DE FEBRERO DE 2012 | por Eric Lemus
 
La noche del 19 de junio de 1985 un grupo de pistoleros -vestidos con camisetas militares, gorras y armados con fusiles M16- abrió fuego contra unos extranjeros que cenaban en un restaurante de la Zona Rosa. 

En el lugar estaban seis estadunidenses y seis latinoamericanos, que fueron sorprendidos cuando el grupo de atacantes bajó de un pickup y abrió fuego sin demoras. 

Entre las víctimas estaban cuatro marines, que eran el objetivo para llamar la atención sobre la participación de Washington en la guerra en El Salvador.

Los sargentos Bobby Dickson, de 27 años, Thomas Handwork, 24, y los cabos Patrick Kwiatkoswki, 20, y Gregory Weber, 22, murieron debido a múltiples heridas. Uno de ellos falleció en el lugar, dos mientras eran trasladados al hospital de Diagnóstico y el último mientras era intervenido en el quirófano.

Cerca de una hora más tarde, a las 9:40 p.m., un hombre malherido en la espalda fue dejado en una delegación de la Cruz Roja por otro sujeto que se identificó como miembro del FMLN. 
Los socorristas trasladaron inconsciente al herido al hospital Rosales, donde murió. 
Los agentes de la policía estaban en el hospital listos por si el malherido recuperaba la consciencia y así arrancarle una declaración, un indicio, acerca del resto de los miembros del comando. 

Pero no obtuvieron nada porque el desconocido nunca volvió en sí.

El documento de la CIA vaticina que este desconocido era conocido como “Julio”, y que su nombre real pudo haber sido José Roberto Salazar Mendoza o José Roberto Torres Ortiz. 

En el restaurante, sin embargo, yacían los cuerpos de las otras víctimas, entre ellos dos estadunidenses que trabajaban para la empresa Wang. 

La imagen con los cuerpos de George Viney, Robert Alvidrez, el guatemalteco Oswaldo González Zambroni, el chileno Richard Ernest Macardle, y cuatro  salvadoreños dio la vuelta al mundo. 
El objetivo del comando había logrado su cometido. Los ojos de la prensa internacional volvían a ver por unos minutos a este rincón del mundo, donde una guerra fratricida era el dolor de cabeza del gobierno en turno, que dependía del respaldo de Washington.

Los "chacales" 

22 de junio. Las palabras salen de boca del expresidente Ronald Reagan en la base aérea Andrews cuatro días de la masacre. 

"Dicen que los hombres que asesinaron a estos hijos de América escaparon y desaparecieron en las calles de la ciudad. Pero les prometo que no evadirán la justicia en la tierra ni escaparan del juicio de Dios. Nosotros y los líderes de El Salvador moveremos montañas e iremos a lo profundo de los ríos hasta encontrar a los chacales y llevarlos hasta la justicia...", dice Reagan.

Washington prometía que haría justicia, contra viento y marea, pero solamente tenía un indicio que había sido difundido un día antes, cuando un comunicado del Partido de los Trabajadores Revolucionarios Campesinos (PRTC) reivindica el ataque como comando urbano “Mardoqueo Cruz”, que considera a los estadounidenses blancos legítimos en la guerra. Sin embargo, salvo el cuerpo del guerrillero muerto en el hospital, la policía salvadoreña no tiene más nada y Reagan exige capturas.

Pocos saben que ésta solamente fue posible gracias a la suerte que tuvo la Patrulla Fronteriza al detener a un indocumentado de nacionalidad salvadoreño llamado… Juan Miguel García Meléndez.

El "mojado"

4 de agosto de 1985. Tan solo ha pasado mes y medio cuando la Patrulla Fronteriza captura a un salvadoreño en Spring Valley, en San Diego, junto a un grupo de ilegales que buscan el “sueño americano”.

Juan Miguel García Meléndez voluntariamente revela a los agentes fronterizos que tiene información acerca de la masacre de la Zona Rosa.

García Meléndez quiere la recompensa de $100,000 que puso Washington en gratificación a quien diera información sobre la identidad de los autores del asesinato.

Y la Patrulla Fronteriza lo tiene en sus narices. No es la CIA, ni el FBI. 

Así que García Meléndez comienza a cantar. Así los estadounidenses saben de nombres, la organización, las casas de seguridad donde planificaron la operación, una tapicería y un taller mecánico de autos, de los escondites de la dirigencia. En fin, todo lo que Washington quiere saber. 
Pero García no obtuvo la recompensa. A cambio, fue deportado hacia El Salvador el 16 de agosto.
En el aeropuerto de Comalapa lo esperaba la Policía de Hacienda (PH), que le había organizado la bienvenida…

El Partido de los Trabajadores

PRTC se formó oficialmente en 1976 como un partido trotskista regional con ramificaciones en toda América Central. 

Sin embargo, el PRTC abandonó todos los vestigios del trotskismo a mediados de 1980 y profesó la ideología marxista-leninista.

El PRTC estaba conformado por dos estructuras: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Liberación Popular (FARLP), el brazo militar, y el Movimiento de Liberación Popular (MLP), el organizador de masas.

El PRTC era la más pequeña de las cinco facciones que conformaban el FMLN. 
El tamaño exacto nunca fue conocido, pero en 1987 la CIA sí tiene un cálculo de combatientes armados; aunque no lo revela. 

La CIA dice que el número de combatientes era más grande antes del ataque Zona Rosa. 
La estructura

Según el dossier de la CIA, gracias a la información facilitada por García Meléndez (y que luego fue corroborada por la PH), el comando fue minuciosamente organizado por Pedro Antonio Andrade Martínez, alias Mario, pero conocido como Mario González.

El comando “Mardoqueo Cruz” nació en tributo a un combatiente homónimo miembro del PRTC que había muerto en combate dos años atrás, en 1983.

“Mario” organizó tres células compuestas por cuatro miembros operativos. A lo largo de los meses precios, el punto de planificación fue la Tapicería La Estrella y el depósito de las armas un taller mecánico.

La noche de la masacre, un miembro del comando operativo esperó en el café de Don Pedro de la alameda Roosevelt a que otros dos compañeros llegaran a bordo de un pick up, donde llevaban las armas, las camisas, las mochila y boinas verde olivo que utilizarían para camuflarse.
Ismael Dimas Aguilar “Ulises”, José Antonio Bolaños Rivas “Macías”, William Celios Rivas Bolaños “William”, y “Julio” eran los gatilleros. 

Los cuatro eran parte de un grupo de 12 elementos con distintas responsabilidades.
El primero que abrió fuego fue Dimas, seguido de los otros tres compañeros, que estaban a menos de seis metros de sus víctimas.

En medio del ataque, “Julio” estaba unos centímetros adelante de la línea de fuego de “William” cuando fue herido. Horas después moriría desangrado en el hospital.

El proceso

Un día después del ataque, Dimas Aguilar se reunió en la Tapicería La Estrella y acusó a “William” de disparar intencionalmente porque sostenía que “tenía mala sangre” contra Julio.
Tras la delación de García Meléndez, el deportado, uno de los primeros detenidos fue “William” porque trabajaba en el lugar como tapicero y no pudo escapar el 12 de agosto, cuando llegó la Guardia Nacional.

El 27 de agosto de 1985 fue acusado por homicidio y arrancó el proceso judicial en su contra que culminó el 2 de mayo de 1991, cuando fue condenado por asociación subversiva, cooperación en propaganda y actos de terrorismo, a tres, dos y 20 años de prisión.

En todos esos años, la defensa de William Celios Rivas Bolaños “William” apeló, pero, por presión de Washington que demandó justicia, el expresidente Napoleón Duarte revocó una amnistía que favorecería al guerrillero en 1987.

Tras la firma de los acuerdos de paz, siguió en prisión. En marzo de 1992, la Corte Suprema confirmó la sentencia.
Tampoco fue amnistiado en 1993. 

La justicia

De hecho pasó en la cárcel hasta que la ley penal juvenil estipuló que los menores no podían purgar penas mayores a siete años.

Cuando William Celios Rivas Bolaños fue capturado por la Guardia Nacional tenía 17 años de edad. Era menor de edad. Y la ley era retroactiva.

En septiembre de 1995, después de 10 años y ocho meses, fue liberado.

Los otros dos participantes en el comando nunca fueron capturados. La CIA presumen que “Ulises”, el jefe operativo, murió en un bombardeo, mientras que desconoce el paradero de “Macías”. 

Juan Miguel García Meléndez, el delator, no participó en la acción armada, pero también fue condenado el 7 de abril de 1991 por los mismos delitos. 

Sin embargo, tuvo mejor suerte. Aunque fue condenado a 11 años, fue liberado en febrero de 1993.

El Salvador realizó “vuelos de la muerte” durante la guerra


Un informe realizado por la CIA, en marzo de 1991, sobre las mejoras de la Fuerza Aérea en temas de derechos humanos, permitió documentar una de las prácticas más atroces durante la guerra civil salvadoreña y que era desconocida hasta ahora: los vuelos de la muerte. 
  01 DE FEBRERO DE 2012  | por Eric Lemus
 
Entre mediados de 1988 y septiembre de 1989, tras una restructuración de la Fuerza Armada, un capitán que es descrito por la CIA como un creyente de “medidas contrainsurgentes extremas, aun para los estándares salvadoreños” fue puesto al mando de la Unidad A-2, donde ordenó y ejecutó el lanzamiento de prisioneros de guerra desde helicópteros que sobrevolaban el Océano Pacífico.
Según los cables desclasificados de la CIA, en 1988 un oficial al que identifica por su apellido Leiva recién llegaba de completar sus entrenamientos en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos y su expectativa era ser nombrado jefe de operaciones de la unidad A-3.

Pero su nombramiento fue bloqueado por el entonces teniente coronel Juan Antonio Martínez Varela, quien convenció al entonces jefe de la Fuerza Aérea Salvadoreña (FAS), general Juan Rafael Bustillo, de no hacerlo debido al carácter “independiente y ambicioso” del oficial.

Leiva permaneció en la A-2 (que también sería conocida como unidad S-2), donde rápidamente se ganó una reputación como “oficial agresivo, independiente y, a veces, arrogante”, reza el texto.
Este capitán, quien a inicios de 1980 solicitó una licencia para ausentarse de la FAS para trabajar como piloto personal del mayor Roberto D’Aubuisson, según este cable de la CIA, es descrito como sospechoso de integrar escuadrones de la muerte y de haber estado implicado en el complot para asesinar al arzobispo Óscar Arnulfo Romero; aunque especifica que “no hay pruebas de tales acusaciones”.

Pero la reputación del militar venía de su papel en el campo de batalla, pues a éste se le atribuye el éxito de las operaciones “de respuesta aérea rápida” que causaron estragos a las fuerzas guerrilleras entre 1985 y 1986, a través de bombardeos y movimientos de tropas helitransportadas.

Los informantes describen a Leiva como alguien que no tiene reparo en participar en operaciones clandestinas contra insurgentes en las zonas urbanas y proporcionan varios ejemplos “que demuestran su enfoque agresivo y radical” en las operaciones regulares durante su servicio militar.

Los vuelos de la muerte 

Según el documento de la CIA, en 1988, bajo las órdenes de Leiva, sus subalternos mataron a once presuntos guerrilleros lanzándolos al mar, vivos y atados, desde aviones C-47 de la Fuerza Armada durante la noche.

El mismo capitán habría participado en tales acciones, pues según el informante, al menos 10 prisioneros “embarcados” en un avión piloteado por él fueron “escoltados” por personas ajenas a la unidad militar cuando el vuelo estaba a 15 minutos de la costa, justo sobre las aguas del océano Pacífico.

“Los prisioneros que vio (el informante) embarcados en la aeronave ya no a estaban cuando regresó y no había hecho ningún otro desembarco”, dice el relato.

A él se le atribuye también la orden de ejecución de cinco presuntos guerrilleros, mediante un disparo en la cabeza, y el arrojo de los cuerpos desde un helicóptero sobre el volcán de Guazapa.
“Leiva autorizó realizar una ‘carga especial’ en el extremo oscuro de la pista y lanzarlas a su orden sobre Guazapa”, dice el documento que refiere que la práctica de arrojar prisioneros desde aviones y helicópteros de la FAS se le denominó “entrenamiento nocturno de caída libre” y que ésta era fue muy frecuente mientras Leiva estuvo en el A-2 y, posteriormente, en el A-3, con el conocimiento de sus superiores.

“Se jactó que había volado muchas misiones nocturnas de caída libre”, dice el informe, sin especificar si se refiere a Leiva o al informante ( cuya identidad está ocultada por la CIA).

Otras participaciones 

Un oficial de la A-2 informó a mediados de 1990, que mientras Leiva se encontraba en la unidad, se mantuvo en secreto la detención por cuatro meses de dos hombres mayores bajo sospechas de pertenecer al FMLN, tiempo en el que fueron interrogados sin resultado alguno. 
La detención excedió por mucho las 72 horas reglamentarias, por lo cual, a falta de información y para cubrir la ilegalidad, los hombres fueron ejecutados por soldados y sus cuerpos acabaron siendo desaparecidos.

“Los soldados probablemente no habrían tomado esa decisión por su cuenta, sino por la orden directa de Leiva”, sugiere el relato de la CIA.

Según la Agencia estadounidense, el capitán habría también asesinado a “sospechosos de crímenes” en Soyapango e Ilopango “por orden expresa” del general Bustillo, quien “estaba al tanto de los asesinatos”.

El ocaso

El liderazgo de Leiva terminó con el nombramiento de Guillermo Rivera Rodríguez al frente del A-2, en septiembre de 1989, quien rápidamente emitió una orden para que los miembros de la unidad que no condenaran los asesinatos y torturas de prisioneros deberían rendir cuentas.
Un año después, el sucesor de Rivera Rodríguez, el mayor Miguel Antonio Mojica Padilla, “continuó con una política de respecto a los derechos humanos”, dice el documento, que no ahonda más en el tema.

Posteriormente, en marzo de 1992, dos meses después de la firma de los Acuerdos de Paz, un militar identificado como el capitán Roberto Leiva fue señalado por la Policía Antidrogas como el responsable del robo de tres bombas de 500 libras del arsenal de la Fuerza Aérea.
Según las pesquisas, de las que dan cuenta los medios nacionales, Leiva fue detenido con 442 mil dólares, producto de la venta de las bombas al Cártel de Cali, que iba a utilizarlas para matar al narcotraficante Pablo Escobar. 

En ese momento, Escobar era el capo del Cartel de Medellín, el principal enemigo de los narcos caleños, y que entonces guardaba prisión en la cárcel de Envigado.

Leiva fue acusado judicialmente y dado de baja el 1 de enero de 1993 como parte del proceso de depuración de la Fuerza Armada tras los compromisos suscritos en los Acuerdos de Paz.
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...