Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

viernes, 10 de febrero de 2012

Madres adolescentes


Ruth Ospina Salazar (Desde España. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)

Cuando lo creas todo perdido, no olvides que aún te queda el futuro, tu cerebro, tu voluntad y dos manos para cambiar tu destino.
Werner von Braun

De acuerdo con el Ministerio de Sanidad Español, alrededor de 18.000 menores de diecinueve años quedan embarazadas en España (2008).

Del 25% de adolescentes, entre 15 y 17 años, que reconoce tener relaciones sexuales, sólo el 12,7% asegura que usa algún método anticonceptivo.

El aumento de los embarazos entre los jovencitos, según algunos expertos, se debe a la poca educación sexual, que se imparte en colegios e institutos, pero más allá de la conciencia que tal educación puede crear; pienso, desde una mirada psicoanalítica, en la existencia de otros factores inconscientes que pueden llevar a los chicos a embarazarse a pesar de todo lo que sepan acerca de la sexualidad, en la medida que están sometidos al juego del deseo.

Entre las causas más comunes de la falta de responsabilidad y cuidado con respecto a quedar embarazada están las fantasías omnipotentes, propias de la adolescencia, que alteran el juicio de realidad y favorecen algunas suposiciones, entre ellas:

“A nosotros no puede sucedernos esto”.

Pero estos factores causales de la gravidez entre los chicos, son diferentes de acuerdo a que se esté en una fase temprana de la adolescencia, en medio de ese camino o en el momento de decir adiós a esa etapa de la vida.

En la adolescencia temprana, la dificultad para renunciar a la fantasía de bisexualidad, que todos portamos de alguna manera, puede llevar a la adolescente a sentir al hijo como una obturación de aquello que le falta, que no puede tolerar.

El conflicto, entre la dependencia infantil y la autonomía adulta como ideal, es propio de los adolescentes y puede inducirlos a sentir el embarazo como una afirmación de su independencia.

Y cuánto más joven es la chica, más dificultad tiene en aceptar las transformaciones psicofísicas que produce el embarazo, salvo cuando media un cuidadoso trabajo de psicoprofilaxis obstétrica, para que la jovencita pueda reconocer al hijo como propio y desarrollar, hacia él, conductas de apego.

Si esto no se da, puede sobrevenir el pánico, tanto en relación con la gestación misma como en el momento del parto y el puerperio, sobre todo si se trata de embarazos no deseados, o muchachas sometidas a traumas previos por violencia sexual y/o familiar, que puede llevarlas, incluso, al filicidio.

En la adolescencia media, el enamoramiento puede ser una causa consciente o inconsciente de querer tener un niño para retener al compañero afectivo y sexual; es así, por ejemplo, que en las barriadas medellinenses, los padres ofrecen al sicario dominante a sus hijas, quienes enamoradas del héroe de turno, buscan darle “la pinta” a esos muchachos que de sí mismos dicen que no nacieron para semilla.

En la adolescencia tardía surge el embarazo como una salida exogámica que es entorpecida ya sea por la familia o el grupo.

Muchas veces, sin ser muy conscientes de ello, las jovencitas actúan, a través de la gestación, el deseo de tener un hijo como una pertenencia exclusiva, mientras se acude aún a la negación del papel y de la función del padre o pueden estar movidas por situaciones de desamparo y sentimientos de soledad, que las llevan a buscar un hijo como una forma de reasegurarse en la vida.

Todo esto, nos demuestra la hipótesis de Laura Kait, que más que el embarazo en sí, lo conflictivo es la maternidad adolescente.

Para madre e hijo, el embarazo acarrea riesgos para la salud, tanto corporal como psicológica; de hecho la incidencia de trastornos postparto en madres adolescentes es el doble que para el resto de la población femenina fértil.

El bebé presenta un mayor riesgo de mortalidad, pues hay una relación negativa entre la edad de la madre, la salud y la buena nutrición.

Varios estudios demuestran que la deserción escolar toca con la fecundidad en la adolescencia.

En Argentina, según datos oficiales, la tasa de fecundidad adolescente mostró una tendencia al alza, en el período del 2003 al 2005, tras veinticinco años de haber bajado en forma progresiva, lo que permite suponer que factores como la falta de sentido de la vida, la carencia de recursos culturales y económicos más la ilegalidad del aborto se entrelazan como factores objetivos y subjetivos que culminan con embarazos de adolescentes.

En España, en la última década, Cataluña, registró el mayor número de gestaciones en adolescentes menores de 20 años. El 75% de estos embarazos tuvo el aborto como destino final.

El proceso psicológico, por el que atraviesa una chica gestante, es difícil de anticipar; eso depende de sus creencias, su formación y el estado en el que se encuentre su constitución psíquica como sujeto, sin hacer caso omiso de los apoyos que pueda encontrar en el entorno.

Lo que no es difícil de anticipar es que, al convertirse en madre adolescente, cambie el rumbo de su proyecto identificatorio en otros campos de la vida social, académica y laboral, puesto que, en adelante su destino será distinto.

La maternidad adolescente genera, a corto plazo, la reclusión doméstica de la joven, lo cual le limita su proyecto de vida como persona. Se embaraza y tiene que insertarse laboralmente para criar a su bebé.
A largo plazo, se termina teniendo un trabajo pobre, mal remunerado, debido a la falta de formación e instrucción, de donde se incrementa aún más la inestabilidad económica, en contextos como los tercermundistas, donde la maternidad temprana es más frecuente en los círculos sociales más pobres, lo que hace que se entre en un círculo vicioso en el terreno económico.

Las relaciones afectivas madre-hijo se dan en un momento en el que las chicas no se encuentran preparadas para desempeñar las funciones maternales, la adopción brusca del papel de madres genera conflictos que interfieren e impiden la creación de un ambiente socioemocional adecuado para el bebé.

Todo ello conduce a que las progenitoras presenten estados emocionales alterados, de labilidad afectiva o incluso a sufrir trastornos depresivos de diversos grados.

Para defenderse de su angustia, muchas madres son menos sensibles en relación con el bebé y sus necesidades, están menos disponibles para cumplir con funciones de continencia y sostén emocional para su infante, lo que puede generar problemas en el desarrollo y la socialización de los pequeños.

El embarazo de adolescentes se convierte en una crisis accidental dentro de la crisis misma que supone la adolescencia, implica tanto a la mujer como al producto de su gestación, por esta razón, considero pertinente hablar de cómo llegan los seres humanos a constituirse como sujetos.

En ese proceso, es fundamental, el vínculo con la madre, como bien lo expone el psicoanálisis.
Según Winnicott, el desarrollo psíquico comienza desde la concepción, cuando el niño comienza a existir en el deseo y la fantasía de los padres, de tal forma, que depende de ello que este proceso pueda desplegarse o restringirse; por esta razón, lo que ocurre durante la gestación y en las primeras semanas de existencia del bebé en el vínculo madre-hijo tiene gran importancia, puesto que puede conducir bien sea a la salud o la enfermedad.

El vínculo se da en una relación entre dos, entre uno y el otro, de acuerdo a sí hay presencia, estabilidad y continuidad dentro de él. En él, se encuentran dos yoes y algo que los liga en un espacio inconsciente, dentro del cual quedan ubicados y contenidos. Así el sujeto se constituye en una trama vincular, supuestamente, entre un sujeto con un mundo mental constituido, el de la madre, y otro en vías de constitución.

De ese modo, el vínculo se encuentra en lo más originario del sujeto, en una relación de doble vía, en un mundo de dos.

Poder profundizar en las cualidades del primer vínculo del ser humano es fundamental.

Éste no nace en el parto; más allá del parto, el sujeto humano surge en un proceso que implica a la madre y los demás.

En un principio, la madre permite descargar las tensiones y excitación producidas por el incremento de las necesidades internas, tanto físicas como psíquicas de la criatura.

Ese encuentro del infante con una mamá que le provee suministros para la descarga de la excitación y la tensión, hace que el bebé tenga una vivencia de satisfacción, al sentirlas disminuidas.

Cuando el bebé encuentra un otro que lo gratifica, se da una comprensión mutua entre el y su progenitora. Cuando ésta responde de una forma adecuada, Winnicott nos habla de una madre que brinda sostén, a ella la denomina Bion, madre con capacidad de ensoñación, lo que podría ser una locura de amor normal.

En esa llamada locura de amor se daría lo que Donald Winnicott nos mostró de que en un principio no hay nada que se pueda llamar bebé, puesto que lo que se observa es una fusión, una unidad madre-bebé, de tal modo que para que el crío se constituya en un nuevo sujeto ha de pasar por procesos de integración, personalización e iniciar las relaciones objetales.

Del lado materno para que esto se dé la mamá ha de dar:

1. Sostén.
2. Cuidados y asistencia corporal al infante.
3. Presentar los objetos.

De ese modo la integración va a ser el núcleo de la experiencia de continuidad de la existencia, lo que se logra mediante una adaptación activa de la madre a las necesidades del bebé, un sostén, el cual implica una capacidad de empatía con esas necesidades tanto físicas como emocionales de ese bebé que depende totalmente de ella, aunque él no tenga ninguna conciencia de esa situación, pues no comprende que él y la madre son seres distintos.

Superada esta fase, se pasa a la de personalización, en la que lo psicológico viene a habitar el cuerpo, lo que permite que el pequeño logre completar su imagen corporal, en un momento en que los cuidados y la asistencia por parte de la madre, hacen que ella como un Otro, venga a manejar la situación de su infante.

Esto da lugar a la relación con los objetos, que la mamá ha de presentar al chico, uno a uno, por separado, y aún, ella misma, tendrá que mostrársele como alguien, como un sujeto aparte, pero a su vez, un objeto externo que no depende por completo de él, ante lo cual, el bebé tendrá que enfrentarse con pequeñas frustraciones, pues una madre suficientemente buena, si bien gratifica, también frustra, puesto que lo que en el vínculo de la mamá con su hijo lo que se logra no es otra cosa que una complementariedad; ella recibe las demandas del bebé, en la medida que pueda comprenderlas.

Es en este proceso que el niño logra empezar a tener un mejor contacto con la realidad material, más allá de sus necesidades y deseos, lo que lo obligará a aprender a aplazar las gratificaciones de sus demandas.

Sólo una madre con suficiente capacidad de ensoñación y de empatía, será la que permita que estas pequeñas angustias del bebé no se conviertan en un terror sin nombre o en una sensación de caer para siempre, en un hueco negro y sin fondo.

Esa madre es la que será capaz de proveer, de una manera pertinente, las necesidades de alimento, calor y amor de su lactante, lo que hará que en el niño quede siempre una marca de confianza y esperanza, de alguna manera, ese niño mamará, con su leche, ese modelo de madre que le permita comprender que en el mundo existen seres bondadosos y que él mismo puede llegar a serlo, lo que Erik Erikson llamaba seguridad y confianza básicos, puesto que es, desde la lactancia, cuando surge la esperanza, como sentido y significado de la continuidad de la vida.

La mamá se constituye entonces en madre-ambiente para su bebé, de tal modo, que éste pueda ir logrando avanzar en la adquisición de su condición de sujeto humano.

Durante la gestación la progenitora puede sentirse completa, completada y llena pero después cuando ella tiene que hacerse cargo de un bebé en la realidad material, resulta que este llora, hay que alimentarlo con demasiada frecuencia, la ilusión de unidad se rompe, y para superar esta situación, la madre tiene que constituirse en madre-ambiente.

La adolescente puede no sentirse con la capacidad de ser una madre suficientemente buena y puede irritarse frente a este bebé llorón, que no la llena por completo, sino que por el contrario la presencia del infante, se torna en una exigencia. El bebé entonces no la colma, como tampoco colma a ninguna madre, lo que hace que la mujer sienta el deseo de terceros que rompan esa relación, con lo cual se busca ya sea al padre de la criatura, o ya sea el entorno familiar o el medio cultural que los abarca a todos.

Es cuando la adolescente puede pensar que habría sido mejor continuar con los cuadernos para ir a la escuela, más que quedarse pendiente de un bebé al que rechaza.

Magdalena Manami nos presenta una viñeta clínica, la de Carolina, quien le decía a su doctora:

Ahora es lo más importante en mi vida pero cuando nació, un día agarré el moisés y lo sacudí. Le gritaba: “¿qué querés? ¿qué querés?”. Ya lo había cambiado, ya había tomado la teta, ya había dormido, no la aguantaba más – y su voz se exasperaba como lo debía haber hecho seis años atrás cuando a los quince años tuvo a la dulce Sofía, del momento de la entrevista.

Es, en estos momentos, cuando se hace más urgente que en la mente de la madre haya un lugar destinado al padre, como posibilitador de la relación de la mujer y su hijo.

Para ello, la madre ha de presentar ese padre, como un tercero ante el niño y ese papá ejercerá una función de separación entre esa amalgama que han sido madre e hijo en el estado de locura de amor del inicio de la relación de la mamá con su bebé.

Con lo cual aparecerá en el psiquismo del infante una triangulación, ya no son uno ni dos, si no tres, de esta manera, el sujeto infantil queda inmerso en el complejo de Edipo.

La adolescencia vendrá después y representará un nuevo ciclo de la vida pero, a su vez, es un estado de la mente del sujeto humano, en el cual éste sufre una serie de transformaciones en un período que, usualmente, está marcado por la confusión y la inestabilidad; es el momento, en el que el sujeto empieza a independizarse, con mayor fuerza, de sus vínculos más primarios con sus padres, mientras construye múltiples vínculos en el ámbito de lo cultural, lo que supone la construcción de una identidad, que lo haga diferente del conjunto; ahí, entonces, el adolescente tendrá que enfrentarse con situaciones nuevas, para poder decir adiós a la infancia, tanto a su cuerpo infantil, como a los roles desempeñados en la familia hasta ese momento; ha de despedirse de los padres de la infancia, para relacionarse con éstos de una manera distinta, a pesar de que empieza a sufrir cambios físicos, inducidos por toda una explosión hormonal, que sirve de fuente a las pulsiones eróticas, lo cual los lanza al erotismo y a la capacidad procreativa.

Es cuando inician sus relaciones sexuales y genitales, buscan sus parejas, guiados muchas veces por las experiencias previas de la infancia, en sus familias de origen.

Además empiezan a prepararse para la construcción de nuevas familias, lo que implica desvincularse del mundo infantil, para meterse en uno más adulto.

Es entonces cuando los seres humanos somos expulsados del paraíso endogámico, dentro de la familia, para ser lanzados al mundo fuera de ella, al mundo exogámico, como los pollitos que tienen que romper el cascarón para empezar a caminar solos, por su propia cuenta, cuando se empieza a sentir la falta de un semejante para construir nuevos vínculos afectivos y sexuales.

Ello implica abandonar el lugar de hijos para pasar a ocupar el lugar de maridos o compañeras y, posteriormente de padres.

Las nuevas familias se inician mediante un vínculo de alianza entre dos sujetos de grupos familiares distintos que buscan aunarse por afinidad electiva, para establecer una suerte de contrato que implica compromisos recíprocos, lo que es distinto del vínculo de filiación anterior, en el que los sujetos ocupamos los lugares de hijos o padres, más relacionados con el linaje que con la complementariedad de los sexos.

Y dentro de las estructuras elementales del parentesco también se dan los vínculos de consanguinidad, por compartir una misma sangre, como el que se da no sólo en el vínculo de filiación, sino también en el vínculo fraternal con los hermanos.

Toda esta trama vincular nos permite comprender la estructura familiar y los lugares que cada miembro ocupa dentro de ella, de una manera dinámica y particular, en el caso por caso de cada familia.

Y la forma como se den estos vínculos tiene implicación tanto en la vida de los sujetos como en su desarrollo psíquico, lo que se presenta, obviamente, en la adolescencia.

Así, el embarazo de una adolescente pone en crisis a su estructura familiar, al quebrar un equilibrio previo, adquirido por ese grupo, el cual tiene, entonces, que enfrentar una situación novedosa que implica su asimilación y elaboración.

Éste sería el marco psicosocial de una madre adolescente, aunque un embarazo, desde el punto de vista más biológico, es un episodio normal, en la mujer que tiene un organismo sano, lo que permite que transcurra sin mayores molestias, pero la chica embarazada no encuentra que ese deseo tan antiguo, que brota desde la infancia, como algo que puede llenar sus carencias y faltas, encuentre tantos obstáculos como los que suele encontrar en el mundo familiar y social.

Desde el punto de vista fisiológico, en el embarazo no existe una diferenciación demasiado clara entre la madre y el feto, por lo menos, desde lo más aparente, ya que un cuerpo envuelve al otro y es como si fueran una unidad orgánica completa, en la que las perturbaciones de una parte afectan la otra, por lo que malestares y bienestares se comparten, incluso hasta que la muerte del uno suele implicar la muerte del otro, como bien nos lo señala Helene Deutsch en su Psicología de la mujer.

Es como si el feto parasitara la madre y el cuerpo de ésta se transformara en protector de su huésped.

Esa vivencia de parasitación hace que muchas mujeres se quejen del sacrificio que la gestación les implica y si existen dificultades psíquicas para aceptar esta situación biológica, el embrión será psíquicamente lo que es desde el punto de vista biológico, aunque puede llegar a convertirse en un enemigo que explota el organismo maternal.

La existencia de esa unidad hace que la mayoría de las madres vivan a su hijo como una parte de su cuerpo.

De la misma manera sucede en lo psíquico: la mujer embarazada es capaz de transformar al parásito en ser amado, gracias a una identificación, en donde la mujer siente el fruto de su cuerpo como una parte de sí misma, pero para llegar a ese sentimiento de unidad es necesario que no intervengan en el yo influencias perturbadoras.

El yo debe sentirse libre de culpas, para que pueda idealizar ese ser que alberga dentro de sí, de tal manera que la experiencia de embarazo no la llene de vergüenza, amargura, odio hacia el genitor o hacia el niño que aún nacido.

Es preciso que el feto sea soñado como un niño futuro, deseado y amado con alegría, pues si el niño se vive como una carga puede ser odiado por la madre y el embarazo convertirse en una maldición.

Una gestación armónica supone una salud física y psíquica suficientes, en buenas condiciones ambientales, maritales, familiares, económicas y sociales.

Luego vendrá el parto, uno de los momentos más importantes de este proceso, el cual se da de una manera diferente en cada cultura. Es un hecho que implica tanto lo psicológico como lo biológico, por lo cual muchas veces se precisa de la intervención de un psicoterapeuta puesto que exige, dado lo agotador que puede llegar a ser, de una gran tolerancia al sufrimiento, los temores y las angustias que conlleva, ya que supone una gran tensión interna que revuelca a la mujer tanto física como psíquicamente y su desenvolvimiento depende de la historia que la parturienta traiga consigo,.

Así, tanto en el proceso de gestación como en el del parto se requiere de un clima emocional lo suficientemente bueno, el cual depende tanto de la realidad psíquica como de la realidad material con las que se relacione la mujer.

Es por ésto que las mujeres, en general, y los hombres en particular pueden requerir de un acompañamiento psicoterapéutico, para lo cual se requiere de personas con formación tanto en lo teórico como en lo clínico para poder intervenir en la situación de los procesos implicados en la maternidad, los cuales no son sólo biológicos sino también psicológicos y sociales, puesto que el embarazo resulta de crucial importancia tanto para las madres como para los bebés y la constitución psíquica de éstos. De ahí que sea importante tener en cuenta:

1. Cómo recibe la mujer la noticia del embarazo

2. La manera cómo reacciona el entramado vincular en el que está inmersa.

3. Las vivencias en la gestación, los cambios corporales.

4. Los cambios en el estilo de vida

Generalmente los embarazos adolescentes son gestaciones no planeadas, por lo cual, la noticia produce en miedo, resulta ser una gran sorpresa, surgen sentimientos de culpa, donde el embarazo puede ser vivido como inesperado y adverso, por lo que puede ser negado y ocultado.

Muchas chicas expresan: cuando yo vi que la prueba era positiva decía, eso es mentira, es mentira. Otras dicen, yo no sé qué hacer. Otras se atreven a revelar su secreto mucho más tarde.

Las madres de estas chicas tratan de esconder la verdad a los padres durante varios meses; la madre normalmente se entera primero, luego papá.

La familia tiende a rechazar y censurar, en especial los señores, quienes dejan de hablar a sus hijas embarazadas, o cambian y les echan en cara hasta la comida.

Muchas jóvenes se sienten rechazadas y reprochadas por toda la familia ampliada, que incluye abuelos, tíos, y primos, así más tarde todos entren a apoyarlas y a acogerlas con el nuevo bebé, a pesar de la dureza de tener que aceptar la situación pero, después de la tempestad viene la calma.

Las parejas de las chicas pocas veces reaccionan con alegría y brindan apoyo porque ellos también sienten el rechazo y el desconcierto; se tornan huidizos, lo cual es bastante desilusionante para las chicas que pasan a sentirse solas, tristes o empiezan a culpar al bebé por el daño de la pareja.

Sin embargo, hay algunas adolescentes que responden a la noticia del embarazo con confianza y alegría mientras confiesan haberlo deseado desde hace tiempo.

También en algunas ocasiones la familia responde positivamente desde el comienzo e incluso el compañero, pero los sentimientos y vivencias de los adolescentes son muy variados durante la gestación.

Frecuentemente se tienen que enfrentar sentimientos recurrentes de soledad, al no encontrar el apoyo que deseaban ni en la pareja ni en la familia.

También aparecen temores a ser abandonadas por el compañero si éste no huyó desde el principio y, lamentablemente, es una situación que ocurre con mucha frecuencia, lo cual hace que las chicas se sientan solas y sin poder contar con el apoyo del genitor de su bebé.

Todo esto es causa de irritabilidad dado el grado de fragilidad de las adolescentes gestantes, a quienes empiezan a molestar las circunstancias que antes no les afectaban.

Esta irritabilidad se acompaña de crisis de llanto, lo cual llena aún de más temores a las jovencitas, quienes piensan que, si ellas tienen mal genio, los bebés saldrán así. Que si lloran, los bebés saldrán llorones, pero muchas veces no pueden controlar la ira que sienten.

Los cambios corporales generan incomodidad, inconformidad y malestar, en especial, en aquellos casos donde las jovencitas muestran resistencia a aceptar la maternidad y el embarazo, puesto que ese bebé que impone la realidad es muy distinto al hijo imaginado, deseado y fantaseado.

Muchas adolescentes sienten preocupación por cómo les quedará el cuerpo después del parto, preocupación por las estrías, el cambio de talla, dejar de ser bonitas y esta preocupación se aumenta ante la posibilidad de una cesárea. Las chicas desearían que no ocurrieran muchos cambios ni en su cuerpo, ni en su cotidianidad y temen la responsabilidad de cuidar de su cuerpo durante la gestación y al bebé después de que éste nazca.

Así pues, no toleran la vida en función del bebé, más allá de sus necesidades, y deseos individuales, máxime cuando la relación con su pareja se perturba.

Ellas sienten la inconformidad ante el hecho de que les cambie la vida definitivamente, de una manera más trascendental de lo que suele ocurrirle a sus compañeros varones, lo cual les hace expresar:

Yo veo a mi compañero salir; mi panza no lo detiene, porque al fin y al cabo el bebé no lo ata.

Tienen miedo al parto, espanto que se aumenta en la medida que las instituciones de salud las consideran madres de alto riesgo; temen el dolor y los problemas del postparto; temen la maternidad propiamente dicha. Se tornan ambivalentes ante el producto de su gestación. Aman y odian al niño. Temen el parto pero esperan con ansias el nacimiento del bebé. Temen que su pareja rechace el bebé si éste no nace sano.

Algunas por el sentimiento de culpa, están dispuestas a cumplir con el precepto bíblico, de parirás con dolor.

El momento del parto, marca una gran diferencia; a partir de éste el bebé imaginado se materializa en un bebé real, de carne y hueso. Cuando nace el nené, el momento es vivido como un rito de expiación, es como si se hubiese hecho una especie de “borrón y cuenta nueva”, al constatar que nació sano y completo.

Una vez nace el bebé, cabe preguntarse, ¿de quién es el hijo?

La respuesta a este interrogante hemos de buscarla en la dinámica familiar, que genera el acontecimiento del embarazo, la cual puede tener una orientación trágica, en el sentido literario de esa tendencia a un desenlace fatal (detención o deterioro del desarrollo psíquico), o un desenlace romántico, en el que el héroe tras una serie de obstáculos y desafíos logra alcanzar sus metas y la realización (avanzar en la constitución del psiquismo).

Normalmente, las adolescentes quedan bajo el cuidado y la orientación de su familia de origen y en la minoría de los casos se constituye una nueva familia.

Con frecuencia la nueva madre es desplazada de su lugar por la abuela materna, quien ocupa su función, en buena parte por el estado adolescente de la chica, pero también por el deseo regresivo de ser cuidada como su hijo, con quien en ocasiones rivaliza.

Esta conducta de la una abuela, que se ocupa de la crianza del nieto, genera fantasías de robo el hijo a la adolescente, tanto como de la independencia de su hija.

En tales casos, el desarrollo psíquico de la madre adolescente se detiene o se deteriora; en ellos, el entramado vincular, entonces, se torna confuso para la constitución del psiquismo del bebé.

La historia se convierte en romántica si la familia de la adolescente sufre un proceso de reorganización tal, que permita cada uno ocupar su lugar, al devolver, a la chica, su función de madre, si la abuela materna la apoya en el desarrollo natural de su potencial psicobiológico para la maternidad y en el proceso de adquisición de su identidad femenina y de mayor autonomía. En este caso el entramado vincular no sólo favorece el desarrollo psíquico de la madre sino también el del bebé.

El papel que desempeñe la pareja de la adolescente en esta trama también será importante en su destino trágico, romántico o realmente liberador.

Cuando el compañero huye y no cumple con la función de dar cuidados a su compañera y su bebé, ni con la función de corte de la díada madre-hijo que se requiere más adelante se agrega un mayor sufrimiento.

Además de la pesadumbre y del malestar, que ello genera en la chica, esta situación plantea una pregunta ¿de quién es el hijo?

Ella será respondida adecuadamente cuando se reconozca el lugar y la función del padre en el entramado vincular, sea que se trate del padre biológico o de aquella persona que actúe como su substituto.

Las fisuras en la ligadura afectiva, en el vínculo de alianza de estas adolescentes, aún en los casos donde el compañero no ha huido, y aún en el de que se haya constituido una nueva familia, permiten pensar que la historia se orienta hacia un desenlace trágico, en aquellos caso en el que se reproduce generación tras generación el desdibujamiento de la figura masculina, cuando se conforman hogares monoparentales con jefatura femenina o en hogares recompuestos en los que circulan figuras masculinas, con las que se busca inconscientemente el padre, sin que se permita que alguno ocupe este lugar tanto real como simbólicamente.

Por el contrario, si a partir de la experiencia del embarazo se fortalece el vínculo de alianza con el padre del hijo, o se construye una nueva y verdadera relación de pareja, en la que la adolescente logre vivirse a sí misma como una buena madre y como una mujer independiente y sexualmente deseable, entonces la historia se orienta hacia un desenlace romántico.

Notas:
1) Lenarduzzi, H. y _S. Koatz. Efectos desorganizantes del embarazo en la adolescencia – valor de la interdisciplina. Trabajo presentado en el Congreso Metropolitano de Psicología. s. f.
2) Ortegón, A. Comunicación personal.
3) Salazar, A. No nacimos p’a semilla. Corporación Región-Cinep, Bogotá, 1990, 223 pp.
4) Kait, L. Madres, no mujeres. Embarazo adolescente. Ediciones del Serbal, Barcelona, 2007, 140 pp.
5) Gutiérrez, M. y cols. La atmósfera psíquica y los vínculos significativos de madres adolescentes gestantes y lactantes de bajo estrato socio-económico. Implicaciones sobre el desarrollo psíquico.
6) Flórez, C.E, y cols. Fecundidad adolescente en Colombia: incidencia, tendencias y determinantes. Un enfoque de historias de vida. Documentos CEDE 31, 2004.
7) Manami, M. La maternidad adolescente es lo conflictivo, no el embarazo. Cimacnoticias. Periodismo con perspectivas de género. http://edicionesdelserbal.com/doc/clip/clips_17.pdf
8) UNICEF. La adolescencia. Una época de oportunidades. http://www.unicef.org/devpro/files/SOWC_2011_Main_Report_SP_02092011.pdf
9) Horstein, L. Piera Aulagnier y el contrato narcisita. http://psicoletra.blogspot.com/2009/10/piera-aulagnier-luis-hornstein-y.html
10) Freud, S. Proyecto de psicología en Obras Completas (t. I). Amorrortu Editores, Buenos Aires, 1976, pp. 323 – 336.
11) Klein, M. Algunas consecuencias teóricas sobre la vida emocional del lactante en Obras Completas (t. I). Paidós, Buenos Aires, 1974, pp. 177 – 207.
12) Bion, W.R. Volviendo a pensar. Ediciones Hormé, Buenos Aires, 1972, 236 pp.
13) Winnicott, D. Escritos de pediatría y psicoanálisis. Paidós, Barcelona, 2002, 430 pp.
14) Winnicott, D. Los procesos de maduración y el ambiente facilitador: estudios para una teoría del desarrollo. Paidós, Barcelona, 1993, 391 pp.
15) Berenstein, I. Devenir uno con otro (s). Ajenidad, presencia, interferencia). Paidós, Buenos Aires, 228 pp.
16) Erikson, E. El ciclo vital completado. Paidós, Barcelona, 2000, 136 pp.
17) Bordignon, N.A. El desarrollo psicosocial de Eric Erikson. El diagrama epigenético del adulto. Revista Lasallista de Investigación, 2: 50 -63, 2005.
18) Manami, M. La maternidad adolescente es lo conflictivo, no el embarazo. Cimacnoticias. Periodismo con perspectivas de género. http://edicionesdelserbal.com/doc/clip/clips_17.pdf
19) Berenstein, I. Psicoanalizar una familia. Paidós, Barcelona, 1990, 298 pp.
20) Deutsch, H. La psicología de la mujer. (2 tomos) Losada, Buenos Aires, 1968, s.p.

Los orígenes de la matanza indígena de 1932 en El Salvador


Indígenas fusilados 1932

Néstor Martínez
Periodista/Escritor
Editor Perspectivas

Cuando los españoles llegaron al territorio que hoy se conoce como El Salvador, no encontraron oro ni joyas. Aún así, quedaron deslumbrados: desde las alturas contemplaron muchas parcelas cuidadosamente cultivadas por una población sedentaria que estaba adaptada a la explotación de la Naturaleza. Su influencia, entonces, en la tierra y en la gente que habían descubierto fue profunda.

La relación del indígena con la tierra habían creado una filosofía relativa al significado y fines del ser humano. La máxima expresión de su relación con la tierra era el maíz, principal motivo de la siembra, tanto que los indígenas creían que el ser humano fue creado a partir de dicha planta.

"Todo lo que hacían y decían estaba tan relacionado con el maíz que casi lo consideraban como a un dios. El embeleso y el éxtasis con que contemplaban sus milpas era tal, que por ellas olvidan hijos, mujer y cualquier otro placer, como si la milpa fuera el objeto final de su vida y la fuente de su felicidad...". El maíz no solo era la base de la economía de los nativos, sino que lo era también de su vida cotidiana. Era sagrado.


Cacique Feliciano Ama

Esa unidad, de la tierra con el ser humano, no fue comprendida por los españoles conquistadores, y ni siquiera más tarde, por sus herederos, los ladinos y criollos. Por el contrario, junto a la Iglesia, se encargaron de despojar al indígena de toda relación con la tierra, desde su espiritualidad hasta su posesión. Esa fue la semilla del conflicto que desembocó en 1932, con la matanza de miles de indígenas que reclamaban la tierra ancestral, no para producir, sino para comer.

Los españoles introdujeron algo desconocido por indígenas: la posesión por una sola persona de una vasta cantidad de tierra, y además de destinarla para fines comerciales intensivos con los monocultivos. Porque los nativos, no solo cultivaban maíz, sino una gran cantidad de plantas alimenticias y comestibles: chile, tomate, cacao, calabazas, entre otras.

Y sucedió el primer gran despojo de tierra para introducir ganado, lo que volvía la tierra improductiva para alimentar a la población nativa, luego de introdujo el añil, caña de azúcar, se intensificó el cultivo del algodón…



Líder indigena Francisco Sánchez

A pesar de este despojo, el indígena logró sobrevivir con su acostumbrado ritmo de vida: la siembra de su propia parcela, de maíz principalmente. A mediados del siglo XIX, todavía se reconocían comunidades indígenas, cuyas tierras junto a las ejidales, fueron el blanco del segundo gran despojo, con la introducción del cultivo del café.

En los años 1872 y 1875, se registran levantamientos campesinos por disputas de las tierras. Era el acoso contra los ejidatarios y comuneros de la entonces clase dominante: los cultivadores de café. Los primeros alquilaban la tierra ejidal, ociosa, ya que estaba destinada al crecimiento futuro de la población, y las tierras comunales era propiedad de los indígenas.

Hacia 1874, en un documento oficial redactado por el Bachiller Pasante don Esteban Castro, refleja el pensamiento de los terratenientes cafetaleros acerca de los agricultores indígenas: "Sacan lo que llaman una tarea en las horas de la mañana (no es posible hacerlos trabajar más) y pasan el resto del día en la vagancia y la holgazanería. Reglamentando las horas de trabajo del modo más convincente y adecuado, creo que se hará un gran servicio a la agricultura, a la moral y a los jornaleros, pues el agricultor aprovechará el tiempo, tesoro inestimable, y aquellos ganarán el doble y aún el triple si se quiere, empleando todo el día su fuerza en labrar la riqueza pública".

También decía: "la agricultura necesita brazos y no encuentra, o tienen los agricultores que pagar jornales tan crecidos que absorben gran parte de su ganancia…".

Debe entenderse que la palabra "agricultura", como aún se emplea en estos días, no se refiere a los cultivos de los indígenas, sino al café, que por su expansión en el mercado mundial, necesitaba mano de obra de la que no disponía.

Y recomienda "que se impongan las obligaciones a los enfitiutas (persona que tiene el dominio por cesión perpetua o por largo tiempo el dominio útil de un inmueble. NdR) de cultivar en la mitad de dichos terrenos artículos de exportación, como, café, añil y, en el resto el huate (plantación de maíz destinado al forraje. NdR) y los necesarios para el consumo".

En Izalco, sucedió un incidente en el año de 1875, que ya apuntaba al levantamiento indígena en su lucha por al tierra: según una publicación de esa fecha "Ya saben nuestros lectores por este diario la desgraciada intentona de Izalco y el resultado que ha tenido. Unos cuantos inocentes sugestionados por gentes aviesas malintencionadas creyeron que se atacaban sus derechos con la venta de un terreno ejidal y en vez de acudir a los tribunales competentes fueron arrastrados a la desobediencia y la rebelión. Los tribunales aplicarán el condigno castigo a los culpables".

En este informe queda clara la necesidad de crear mano de obra artificial y al mismo tiempo de que sea barata. Entonces, un maquiavélico plan empieza a ejecutarse.

En 1879, en atención al Ministerio de Gobernación las diferentes gobernaciones departamentales presentaron un informe sobre los terrenos que haya en la población del Departamento "sin acotarse y repartirse y cual sea su extensión, así como el cánon establecido por el uso de ellos…".

De acuerdo con los informes, se resume que el porcentaje de ejidos y comunidades en relación con el territorio agrícola es del 21.7 por ciento. Aproximadamente 281 mil 294 hectáreas repartidas en doce departamentos, ya que dos de ellos no presentaron el informe. De ese porcentaje, un 13 por ciento pertenecía a Sonsonate y Ahuachapán, donde sucedió el grueso de la matanza indígena de 1932.

En la memoria presentada por el Ministerio de Gobernación, en 1880, se informa que "se ha creído indispensable reducir a propiedad particular los ejidos de los pueblos y que sus moradores se dediquen a la siembra de plantas permanentes y de producción exportable…".

El resultado del informe de 1874 y del censo de 1880 fue la "Ley de Extinción de Comunidades", emitida el 15 de febrero de 1881, que en su considerando dice que "la indivisión de los terrenos poseídos por comunidades, impide el desarrollo de la agricultura, entorpece la circulación de la riqueza y debilita los lazos de la familia y la independencia del individuo...Que tal estado de cosas debe cesar cuanto antes, como contrarios a los principios económicos, políticos y sociales que la República ha aceptado…".

Según el decreto los comuneros o compradores de derecho de las mismas tierras o cualquier otra persona que tuviera "otro título legal" serían considerados dueños legítimos de la parte que se tenía en posesión.

A continuación, el 2 de marzo de 1882, se emite el decreto de la Ley de Extinción de Ejidos, cuyo texto no difiere muchos del anterior y concedía seis meses para la obtención de títulos. El valor de cada manzana era de tres pesos. Que era bastante, si se considera que un Auditor de Guerra ganaba 60 pesos mensuales y un empleado público 40.

Así se explica que, una vez desplazados los comuneros y ejidatarios, la tierra cayera en manos de doctores, comerciantes, militares y artesanos ladinos.

Entre 1882 y 1897 había un caos originado por los que se estaban apropiando de la tierra y se emiten varios decretos con la finalidad de evitar las disputas.

El 5 de enero de 1884 el Ministerio de Justicia decreta la Ley de Desocupación de las Fincas Arrendadas, mediante la cual se autorizaba a los alcaldes a petición del arrendador a desocupar la finca. En caso de oposición el arrendador sería desalojado por la fuerza con todos sus aperos y moradores. Posteriormente se autorizó la quema de los ranchos.

En 1885 y 1898 se dan levantamientos indígenas y de campesinos. En uno de ellos le cercenaron las manos a los Jueces Partidores Ejidales.

Finalmente la Asamblea Nacional, en decreto del 27 de marzo de 1897, considera que el sistema ejidal ya está extinguido y autoriza a los alcaldes a otorgar títulos de propiedad a los poseedores que los reclamen.

Asimismo se emitieron decretos contra la vagancia, mediante los cuales los terratenientes cafetaleros y grandes hacendados se convirtieron en esclavizadores de cualquier campesino o indígena que los cuerpos de seguridad atraparan por "vagancia".

"La historia agraria de Guatemala y El Salvador está llena de millares de pequeños actos de rapiña legal, apoyada en la fuerza, que persiguió especialmente a los indígenas...", escribió Edelberto Torres Rivas.
 
No escapó la miseria de los indígenas a los marines canadienses que desembarcaron en el puerto de Acajutla el 23 de enero de 1932. El informe del comandante V. Brodeur dice: “Las condiciones actuales se entienden mejor mediante un ejemplo concreto, cual fue observado personalmente por el oficial de mando. En una determinada finca de café, se emplean como 150 hombres durante los tiempos regulares; pero durante la época del corte, de enero a mayo, se emplean como 500 trabajadores adicionales, incluyendo niños mayores de 15 años y muchas mujeres. Estos obreros trabajan hasta diez horas al día en algunos casos, a cambio de lo cual se les paga 25 centavos diarios, lo que equivale a como 12 centavos de dólar de los Estados Unidos, u ‘oro’ como se le dice comúnmente. Además se les da su comida, consistente en un puñado de frijoles y unas cuantas tortillas (unas tortas hechas de maíz, pequeñas, planas y extremadamente indigeribles) y café para tomar; el costo para alimentar a cada trabajador no pasa de un centavo por día. El valor de la cosecha de café de esta finca se estima en unas 100,000 libras esterlinas; un cálculo rápido indica que el costo de la mano de obra para todo un ciclo agrícola alcanza a lo sumo la cantidad de 2,000 libras esterlinas…”.

Así, a principios del siglo XX, el panorama de El Salvador era el siguiente: gran cantidad de tierra en pocas manos y decenas de miles de indígenas y campesinos despojados de su propiedad deambulando sin trabajo y con hambre. Una verdadera bomba de tiempo que estallaría en enero de 1932.

El monocultivo del café entró en crisis en 1929. Supeditados a los Estados Unidos, este país, en dicho año, tiene una crisis en su economía que le arrastra en sus cimientos, llevándose de paso a sus países satélites como El Salvador. Nadie compra el café. Los precios caen hasta en un 46%.

La renta nacional se reduce en un 33%, se reducen los impuestos en un 11.8%, bajan las importaciones en un 38%, se reducen los salarios mínimos llegando a ganar la gente 8 centavos de colón por día, los salarios de la burocracia se disminuyen en un 30 por ciento. El precio interno del maíz, fríjol y arroz llegan a sus niveles más bajos. El sistema colapsa y ningún proyecto del gobierno lo saca a flote. El peso de la crisis se descarga totalmente en los pobres despojados, mientras que los terratenientes y hacendados conservan intactos sus medios de producción e ingresos. El hambre se generalizaba. El descontento es generalizado. Los espacios políticos se cierran.

El odio y contra los indígenas y campesinos queda ilustrado en un escrito de un hacendado de Juayúa: "...Y ellos, que tienen el germen de sangre pícara, que son de complexo inferior al nuestro, que son de raza conquistada, con poco tienen para encender en pasiones infernales contra el ladino, a quienes ellos señalan, porque nos odian y nos odiarán siempre en forma latente. Se cometió contra ellos el gravísimo, el peligrosísimo error de concederles derechos ciudadanos. Eso fue enormemente malo para el país. Se les dijo que eran libres, que de ellos también era la nación, y que tenían pleno derecho de elegir jefes y mandar. Y ellos comprenden que el decir jefes y mandar, equivale exactamente a entregarse a la rapiña, al robo, al escándalo, a la destrucción de propiedades, etcétera, y matar a los patronos.

Deseamos que se extermine de raíz la plaga; de lo contrario, brotaría con nuevos bríos, ya expertos y menos tontos, porque en nuevas intentonas se tirarían contra las vidas de todos, primero, para degollar por último. Necesitamos la mano fuerte del gobierno, sin pedirle consejos a nadie, porque hay gentes piadosas que predican el perdón, porque ellas no se han visto todavía con su vida en un hilo. Hicieron bien en Norteamérica, de acabar con ellos; a bala, primero, antes de impedir el desarrollo del progreso de aquella nación; mataron primero a los indios porque éstos nunca tendrán buenos sentimientos de nada. Nosotros, aquí, los hemos estado viendo como de nuestra familia, con todas las consideraciones, y ya los vieran ustedes en acción! Tienen instintos feroces".

Para este hacendado un indio es igual que un comunista, así fundía el comunismo y racismo, ideas deformadas que llegarían hasta nuestro presente: en 1992, el ex presidente de la República, Armando Calderón Sol, cuando era diputado, golpeaba su curul y decía: "Estoy orgulloso de que mi abuelo detuviera a las hordas comunistas". Hasta los comunistas se lo creyeron.

Libros consultados:
- Formación y lucha del proletariado salvadoreño, Rafael Menjívar, UCA Editores.
- Acumulación originaria y desarrollo del capitalismo en El Salvador, Rafael Menjívar, EDUCA.
- El Salvador, la tierra y el hombre, David Browning, Oxford University Press, Londres.
- El Salvador, 1932, Thomas R. Anderson, The Lincoln, University of Nebraska Press.
- El periodismo en El Salvador, Ítalo López Vallecillos, UCA Editores.
- Diccionario Histórico Enciclopédico de la República de El Salvador, Miguel Ángel García, Imprenta Nacional.
- La población de El Salvador, Rodolfo Barón Castro, Consejo Superior de Investigación Científica, Instituto Gonzalo Fernández de Oviedo, Madrid, España.


General José Tomás Calderón, quien dirigió la matanza indígena de 1932.
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...