Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

domingo, 30 de marzo de 2014

¿Eres o no eres? Artículo de Fidel Castro



Por Fidel Castro

teleSUR transmite a continuación el texto íntegro del artículo escrito por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro Ruz, titulado ¿Eres o no eres?.

¿Eres o no eres?

"Padre, le dije, ¿eres o no eres o quién eres? Y mirando el Cuartel de la Montaña, dijo: Despierto cada cien años cuando despierta el pueblo."

Esa fue la respuesta del Libertador de América a la atrevida pregunta de Pablo Neruda tras el estallido de la Guerra Civil Española, cuando los propios obreros españoles lograron impedir que los fascistas se apoderaran del Cuartel de la Montaña de Madrid.

Esos recuerdos acudían a mi mente ante los hechos que estaban ocurriendo en la hermana República Bolivariana de Venezuela. En nuestra patria solitaria, la Revolución había estallado hacía muchos años, y estábamos enfrascados en una contienda desigual y casi inconcebible contra el imperio más poderoso que había conocido la humanidad.

De repente suena el teléfono del cuarto, solo para situaciones de urgencia; la llamada procedía de la oficina de Hilda Castro, la viuda de Tamargo, el primer taquígrafo que conocí en mi vida tras el triunfo de la Revolución en enero de 1959. Habían transcurrido ya 43 años.

En esa parte de los documentos revisados comienza la transcripción de Hilda, que publico de manera íntegra:

CONVERSACIÓN TELEFÓNICA SOSTENIDA POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ CON EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA, HUGO CHÁVEZ FRÍAS. 14/04/2002 - 07:01 h

PDTE. CHÁVEZ.-...Heroína María, Fidel. (al parecer yo lo había llamado a él héroe un segundo antes)

CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah, esa es la campeona, caramba! ¡Qué historia! ¡Qué historia!

PDTE. CHÁVEZ.- (Se ríe) ¡Esto no tiene nombre, Fidel!

CMDTE. EN JEFE.- Yo ahora estaba meditando, no me podía dormir. Me iba a dormir y no me podía dormir, cuando me suena un timbrecito ahí, y ya... ¡Qué cosa!

PDTE. CHÁVEZ.- ¡Qué día, Fidel! Estoy que... Âíes una cosa increíble, increíble! Yo todavía estoy procesando cosas. Y los muchachos... Porque yo estaba aislado; me llevaron, cuando salí de aquí, esa madrugada, como dos horas después que hablamos. Pues, entonces, por fin, como lo hablamos, yo dije: "No, yo no voy a renunciar. Voy preso, pues." Entonces, me voy, voluntariamente. Hablé con los muchachos, que son "como tú sabes!" unos guerreros, y les dije: "No se pongan a cometer locuras. Bueno, vamos a prisión y esto no ha terminado." Porque no tenía yo ya cartas que jugar. Otras unidades leales, pero estaban lejos, ¿ve? Las que estaban sólidas, sobre todo la Brigada de Paracaidistas en Maracay. Baduel me llamó.

CMDTE. EN JEFE.- No, y no podían moverla, Hugo, porque se arma una batalla, ni siquiera una guerra civil.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, sí, exactamente. Yo le dije...

CMDTE. EN JEFE.- Yo he oído decir que ya querían venir y tú les dijiste que no.

PDTE. CHÁVEZ.- No, yo le dije: "Mantén tu posición." Y me llamaron unos muchachos de Maracaibo, allá en Occidente, de Tanques, y me dijo Alcalá: "Aquí está mi batallón de tanques listo en columnas, y todos mis oficiales y tropas. ÂíPatria o Muerte! Me voy a tomar Maracaibo." Le dije: "No. Mantén tu posición. Me basta que mantengas la posición moral, de combate, pero mantén tu posición física también. Eso sí, artillado y listo, por si acaso te ataca la fuerza aérea, o alguna cosa."

Y eso se fue multiplicando a nivel de los Comandantes de los Batallones de Tanques, de Infantería, un Batallón de Selva por allá en la selva. Empezaron a decir que no reconocían al supuesto gobierno este nuevo, ilegítimo. Y Baduel se convirtió en el eje, y otros generales leales se fueron para allá. Muchos de los muchachos míos que se quedaron sueltos por ahí, se concentraron en Maracay.

Yo estaba haciendo un plan después que hablé contigo. La única alternativa que me quedaba era irme a Maracay. Pero tú sabes que esas son como casi dos horas por tierra. Y entonces, bueno, no teníamos la seguridad de que pudiéramos llegar allá.

CMDTE. EN JEFE.- Era imposible, era imposible.

PDTE. CHÁVEZ.- No, no. Nos hubieran parado en la carretera, y a lo mejor se arma una batalla ahí, Âíquién sabe qué hubiera pasado! Así que, por eso, decidí entregarme.

Me llevaron a cinco sitios. Me movieron de un lado para otro. Me presionaron para que firmara la renuncia. Yo dije: "No, yo no renuncio. Yo soy preso. Soy preso, y listo. Y enjuícienme."

Me llevaron a medianoche por allá, a un apostadero naval, y resulta que a las dos horas ya tenía ganados a casi todos los sargentos, porque son comandos de estos, paracaidistas y todo, ¿no?

CMDTE. EN JEFE.- Eso fue aquel día, eso fue el viernes.

PDTE. CHÁVEZ.- ¿Eh?

CMDTE. EN JEFE.- ¿El viernes?

PDTE. CHÁVEZ.- No, eso fue antier, el jueves por la noche.

CMDTE. EN JEFE.- El jueves. ÂíAh, eso fue...!

Pero tú estabas en Palacio.

PDTE. CHÁVEZ.- No, eso fue el viernes, perdón.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, a las 03:50 fue que tú saliste, del viernes, antes del amanecer.

PDTE. CHÁVEZ.- Correcto.

Entonces, ahí me movieron por tres lugares ese mismo día. Y por fin decidieron "como ya la gente se estaba agolpando... Yo estaba por allá en el Regimiento de Policía Militar, preso, y la celda donde yo estaba queda como a un kilómetro de la salida del Fuerte Tiuna, y ya se oían los gritos de la gente. Porque la gente sabía que yo estaba ahí, ¿no? Yo llamé de allí, hablé con María, hablé con María Isabel y con la familia: "Díganles que estoy aquí en Fuerte Tiuna." Y la gente empezó a irse para allá, a aglomerarse. Pero miles de personas, a gritar consignas, sin miedo...

CMDTE. EN JEFE.- ¿A qué hora del viernes?

PDTE. CHÁVEZ.- Eso fue ya en la tarde del viernes.

CMDTE. EN JEFE.- Claro. ¿Y cómo pudiste hablar con María y con el Ministro de Educación y de Trabajo?

PDTE. CHÁVEZ.- Los militares... Un militar me prestó un teléfono celular.

CMDTE. EN JEFE.- ¿En dónde? ¿En ese momento? ¿Allí en el Fuerte Tiuna?

PDTE. CHÁVEZ.- En el Fuerte Tiuna me prestaron un teléfono y empecé a hacer algunas llamadas: a mis hijos, a María Isabel... Y les pedí que hablaran con el mundo; que yo no había renunciado. Ahí fue cuando María te llama...

CMDTE. EN JEFE.- A las 10 y dos minutos me llama María. El viernes.

PDTE. CHÁVEZ.- En la noche.

CMDTE. EN JEFE.- No, por la mañana.

PDTE. CHÁVEZ.- iAh!

CMDTE. EN JEFE.- A las 10 y dos minutos me llama. Y es cuando yo le propongo que si ella estaba dispuesta a hablar ella misma. Dice: "Sí, Âíqué no haría yo por mi padre!"

Entonces le preparé inmediatamente para que hablara con Randy el periodista, y a las 12:40 lo disparamos al aire. Cuando lo disparamos al aire, se lo entregamos a las agencias y también a la CNN. Entonces la CNN empezó a darlo y cada media hora sacaba la noticia.

PDTE. CHÁVEZ.- ¿Y cuánto tiempo habló María?

CMDTE. EN JEFE.- Bueno, puede ser que ella habló... Fueron seis minutos. Hizo una historia muy bien, en seis minutos.

PDTE. CHÁVEZ.- iAh, no, pero esa es la heroína!

CMDTE. EN JEFE.- No, no, pero sí. Pero fue fenomenal, porque esta gente...

PDTE. CHÁVEZ.- No, eso fue muy, muy importante.

CMDTE. EN JEFE.- Entonces ya Felipe fue como a las 4 de la tarde, en que estaba asediada la Embajada nuestra. Pero allí ha sido... La querían asaltar. Hubo un momento... Bueno, la orden tenía que ser, primero, disparos... Tenían que defenderse, porque los mataban a todos, y había 5 mujeres y un niño, y 17 compañeros allí. Fue muy tensa...

PDTE. CHÁVEZ.- Dicen que les quitaron hasta la luz y el agua.

CMDTE. EN JEFE.- Fue muy tensa. Les quitaron la luz, les quitaron el agua, no se podían mover, y hasta, bueno, estuvieron a punto de asaltarla. Ese fue el momento más crítico. Habría perturbado eso terriblemente. Porque de abrir una balacera...

PDTE. CHÁVEZ.- Germán estaba ahí, ¿no?

CMDTE. EN JEFE.- Germán se portó... ÂíY toda la gente se portó... pero como unos héroes de verdad! Allí. Porque estaban cercados. Una multitud. Romaní y toda la gusanera aquella. ÂíSi tú ves qué discurso pronunciaba! Porque a aquellos los transmitían. Las cadenas esas transmitían todo.

PDTE. CHÁVEZ.- Claro, lo transmitían todo.

CMDTE. EN JEFE.- Y se pasaron todo el día calumniando y calumniando, y hablando de la renuncia, la renuncia y la renuncia.

Entonces, ellos edificaron todo su andamiaje sobre la base de la renuncia. Ahí fue donde se embarcaron pâ�Öal diablo.

PDTE. CHÁVEZ.- (Se ríe) Sí, porque empezaron a difundir un texto que yo no quise firmar, cuando me reuní allá en el Fuerte Tiuna con los generales traidores estos, que estaban comprados por la oligarquía de acá y otros sectores más.

Entonces, bueno, me llevaron. Cuando empieza la gente a aglomerarse en Fuerte Tiuna, ya en la tarde...

CMDTE. EN JEFE.- ¿A qué hora hubo unos disparos allí? Porque hubo unos disparos. Ya anocheciendo, o de noche ya.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí. Hubo unos disparos. Parece que fue al aire.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, porque la gente estaba acumulándose y estaba bajando de las lomas.

PDTE. CHÁVEZ.- Anjá.

CMDTE. EN JEFE.- Sí.

PDTE. CHÁVEZ.- Entonces, ahí me llevan, en helicóptero, ya de noche, hacia un apostadero naval que queda como a hora y media de Caracas en helicóptero.

Yo no sabía para dónde me llevaban. Entonces, bueno, me monté en el helicóptero, y me llevan a un apostadero naval, donde estaba un grupo de comandos de la Marina.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, Riuma...

PDTE. CHÁVEZ.- ¿Eh?

CMDTE. EN JEFE.- Tiene un nombre... Yo lo vi ayer por la mañana, porque un amigo, una gente de ustedes se lo dice a la AFP. Me refiero al viernes, ¿no? No, al sábado por la mañana. Se lo dice a la AFP, que a ti te han llevado para un lugar, y da el nombre allí; dice: a 100 km de Caracas, en dirección a Miranda más o menos. Y da el nombre del lugar donde estás.

PDTE. CHÁVEZ.- Turiamo.

CMDTE. EN JEFE.- Turiamo, exactamente. De eso yo me entero cuando termino un acto por la mañana, en que metimos duro, ¿no? Entonces, ya yo iba saliendo del acto, y me informan que ha salido un cable que indica el lugar donde tú estás. Allá.

Entonces, llamé allá. Tus padres habían oído a María. Por la noche, por la CNN, vieron todo. Entonces, tu mamá manda un recado. Nos llama, quiere hablar conmigo, porque quiere hacer una declaración ella también.

Entonces, yo la llamé primero a la Gobernación, pero me dejaron tres teléfonos y estaban en la residencia, allí donde estuvimos comiendo el pescado aquel.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí. (Se ríe)

CMDTE. EN JEFE.- Entonces, estaba ella con muy buen ánimo. Pero allí me doy cuenta "porque hablé también con tu padre, y le pregunté cómo estaban las cosas. La relación con la jefatura militar estaba muy bien; se había reunido. Y entonces allí, el de Sabaneta también, muy activo. Ya ellos habían hecho contacto allá también con la gente de los paracaidistas, y tenían el control allí de la situación, y se organizó muy bien.

Entonces, ya empiezan las primeras noticias.

Yo, cuando terminé de hablar con ellos ya, llamé a María "era alrededor de las 10, 10 y tanto", a ver qué noticias tenía, y yo le doy la información de que te habían llevado para esa base.

PDTE. CHÁVEZ.- Correcto. Ahí estuve esa noche. Ahí, bueno, descansé un rato; hablé con los muchachos, los comandos... Porque ellos son muchachos de comandos paracaidistas, aunque son de la Marina, y entonces resulta que me los voy ganando, me los voy ganando, van cogiendo confianza. Y en la mañana resulta que uno me propone salir de ahí, es decir, tomar la base esa y rescatarme, y salir de ahí hacia Maracay por tierra "porque el helicóptero no lo teníamos cerca, estaba en el apostadero, donde sí ellos lo tenían bajo control. Entonces, a mí me pusieron en una bahía con una unidad de comandos de unos 100 hombres; pero ellos me dijeron "un grupo de oficiales y sargentos", me dijeron: "Mire, mi Comandante, estamos dispuestos a irnos de aquí con usted. Detenemos aquí a algunos oficiales que no están con nosotros, y nos vamos a Maracay, porque está mi general Baduel haciéndose fuerte allá, la gente en la calle, en Caracas la gente está en la calle. Así que, vámonos de aquí."

Bueno, estaban haciendo el plan ya, y al rato llegan...

CMDTE. EN JEFE.- ¿Y por dónde hubieran llegado a Maracay ustedes?

PDTE. CHÁVEZ.- Por carretera, porque esa zona queda cerca de Maracay, queda como a dos horas de Maracay por tierra.

CMDTE. EN JEFE.- Pero, ¿Maracay está al este o al oeste de Caracas?

PDTE. CHÁVEZ.- Maracay está al suroeste de Caracas, y forma "con el lugar donde yo estaba" como un triángulo casi que equilátero entre...

CMDTE. EN JEFE.- Sí. Pero entonces la base esa, ¿está en la zona de Miranda, o al oeste de Maiquetía?

PDTE. CHÁVEZ.- No, al oeste de Maiquetía, en el estado de Carabobo, yendo hacia...

CMDTE. EN JEFE.- ¿La base esa?

PDTE. CHÁVEZ.- Turiamo, sí.

CMDTE. EN JEFE.- Claro, ahora entiendo, ahora entiendo.

PDTE. CHÁVEZ.- Y es del estado de Aragua, Turiamo está en Aragua, cuya capital es Maracay. Ellos cometieron un error allí, porque me llevaron al estado de Aragua.

CMDTE. EN JEFE.- Te llevaron cerca de donde estaban los paracaidistas.

PDTE. CHÁVEZ.- ÂíCerca! No se dieron cuenta de eso. Entonces yo ahí me sentía más sólido, y los muchachos listos.

Ahora, ¿qué pasa? En Maracay no sólo fue Baduel. Otro general que estaba conmigo aquí en el Palacio, García Montoya, resulta que él fue el que también me recomendó entregarme. Me dice: "No, usted tiene que preservar la vida. Nosotros nos encargamos aquí de la resistencia. Así que entréguese, pida garantías, y bueno, nosotros pendientes de exigir que le respeten la vida.

Por una parte me estaban sacando a mí preso, y por la otra él se fue a Maracay, porque él es muy amigo de Baduel, y allá él, que es General de División, organiza el Comando de la Resistencia y la Dignidad. Y empieza ese comando, y los muchachitos míos de aquí, los jovencitos que tú conoces, se fueron para allá también, para Maracay, que queda como a hora y media de Caracas. Se fueron, se les escaparon a los jefes aquí, a los que asumieron.

Aquí tenían un plan ya. Unos se quedaron en el sótano escondidos.

CMDTE. EN JEFE.- Creo que Martínez estaba por allí también, ¿no?

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, Martínez estaba. Todos estaban allí. Martínez...

CMDTE. EN JEFE.- Yo hablé con el general ese que tú dices.

PDTE. CHÁVEZ.- ¿García Montoya?

CMDTE. EN JEFE.- Sí, yo hablé primero con Baduel "porque todo eso me comunicó María. Me comunicó primero con el que estaba de Jefe de Comando, el que estaba de Comandante de la Fuerza Armada, Lucas.

PDTE. CHÁVEZ.- ÂíAh, Lucas, Lucas! ¿Hablaste con él?

CMDTE. EN JEFE.- Sí. Ella me comunica con él.

Era el período en que tú estabas en Orchila, ya a esa hora.

Eso fue por la tarde, a primera hora de la tarde más o menos. Yo le comuniqué.

Entonces, después María me dice que Baduel quiere hablar también, y me dio los teléfonos. Era muy difícil "se cortó dos veces la comunicación" con Lucas, y entonces, a través de María, pude... Ella me dijo que Baduel quería hablar conmigo. Entonces, hablé con Baduel un rato, y estábamos en la enorme preocupación de dónde tú estabas y de presionarlos no fuera a ser que en la desesperación hicieran cualquier cosa, ¿tú entiendes?

Entonces, él me pone con ese general, este que estaba allí.

PDTE. CHÁVEZ.- García Montoya.

CMDTE. EN JEFE.- Montoya. Y entonces él pide también que ellos querían hacer una declaración pública.

Entonces, hablando conmigo ahí, yo le puse para grabarle la conversación, y le dije que la hiciera: Âípam! Y entonces hizo un discurso dirigido a la opinión pública mundial y todo.

Inmediatamente la pasamos a la televisión y se la entregamos también a todas las estaciones aquí, un discurso que él hizo.

ÂíFigúrate!, tú no sabías lo que estaba pasando por acá, ¿no? PDTE. CHÁVEZ.- No, yo no sabía nada de eso.

Claro, yo intuía la reacción popular y militar, pero me preocupaba, porque eso pudiera haber generado hasta una guerra civil. Pero resulta que...

CMDTE. EN JEFE.- No, Baduel y el otro tenían una posición muy clara "yo se la elogié"; estaban indecisos de si salir o no. Y entonces, yo decía: no, no conviene que haya combate. Les di mi opinión, pero ya ellos tenían pensado precisamente eso.

Entonces, sí yo hablé...

PDTE. CHÁVEZ.- Creo que dieron un ultimátum a esta gente de aquí de Caracas para que yo apareciera, si no, iban a venir sobre Caracas los paracaidistas.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, pero el problema es que lo que hizo el general y lo que hizo Baduel "los dos" fue la táctica de no moverse, y apelaron a todas las unidades. Entonces, hablaron en ese mensaje que hicieron, que nosotros transmitimos a todas partes.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, eso se convirtió... Ellos convirtieron el Comando de los Paracaidistas en el Comando de la Resistencia. Entonces, fueron llamando a las unidades, a generales, a comandantes, y me dicen que tenían un cuadro en la pared. Y entonces, uno de los muchachos, de los míos acá, de los tenientes, tomando notas, y el general llamando y llamando: "Miren, ustedes con quién están, defínanse." Entonces: "No, que estamos indecisos." Entonces empezaban a hablarles, a decirles, y se fueron ganando poco a poco a toda la oficialidad otra vez, explicándoles que yo no había renunciado, que eso era una gran mentira, que esa era una traición, que estaban entregándole el país otra vez a FEDECÁMARAS, a los empresarios, a los Adecos, a los Copeianos "porque esos hicieron una fiesta aquí ayer.

CMDTE. EN JEFE.- Sí.

PDTE. CHÁVEZ.- Vinieron aquí al Palacio e hicieron unas fiestas.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí, si los pescaron ahí. (Riéndose) Los pescaron ahí adentro a los ministros.

PDTE. CHÁVEZ.- Aquí tienen a unos presos, pero al fulano presidente este, y a todo el...

El negro Churio... ¿Te acuerdas de Churio?

CMDTE. EN JEFE.- Sí.

PDTE. CHÁVEZ.- Churio, el Mayor, ese muchacho es el jefe de los comandos míos. Ellos estaban en el sótano, y entonces... ÂíMenos mal que no lo hicieron! Porque ellos, cuando estaban juramentando al supuesto presidente este, querían tomarlos de rehenes, hacer una toma de rehenes allí en el salón grande.

CMDTE. EN JEFE.- (Se ríe)

PDTE. CHÁVEZ.- Es que aquí es para escribir un libro, Fidel.

CMDTE. EN JEFE.- No, no, se puede hacer un libro.

PDTE. CHÁVEZ.- Un libro para la historia, mira, porque... Tú que tienes muchos más años que yo en esto; yo no recuerdo un ejemplo parecido...

CMDTE. EN JEFE.- No, no hay nada parecido, no hay nada, nada, nada parecido.

PDTE. CHÁVEZ.- Yo no quería creerlo.

Mira, Fidel, yo anoche estaba allá, estaba por allá con los muchachos de la bahía de Turiamo "porque allá hace mucho calor", y entonces les dije: "Bueno, déjenme salir un rato para allá, yo no me voy a escaparme de aquí." Y me puse a hablar con ellos.

ÂíAh!, esa es otra cosa que me sirvió mucho, Fidel: hablar con los soldados, oírles sus quejas, los sargentos. Entonces, se quejan mucho de los jefes que han tenido en estos años con mi gobierno; que los han olvidado, Âícoño!, que ellos tienen problemas económicos, tienen allá las instalaciones muy viejas, les faltan recursos para el entrenamiento, para el mantenimiento de las armas. Entonces, me empezaban a contar todas esas cosas, ¿no? Y eso es una lección. Yo no puedo olvidarme de esos muchachos y contar sólo con los altos mandos y lo que a uno le dicen. Hay que meterse hasta abajo, y oírlos a ellos, sus problemas. Fue una noche muy bonita, que yo incluso les dije: "Miren, si a mí llegan a condenarme y a degradarme, les voy a pedir a los que me condenen y me degraden que me pongan de soldado raso a servir aquí en esta unidad; me quedo con ustedes aquí de soldado raso "porque yo lo estaba disfrutando mucho", yo lo que soy es un soldado en verdad como tú" "un tipo que anda por ahí.

Vienen estos muchachos, y entonces ellos me hicieron un café allá, y me dejaron solo; se fueron allá y se pusieron un poco más lejos. Me quedé yo pensativo ahí, y me puse a mirar al cielo, y entonces yo digo: "No, yo estoy seguro de que esa siembra de tantos años en el pueblo, esas organizaciones populares que hemos estado empujando, organizando, impulsando "los Círculos Bolivarianos; los partidos, el MBR, el PPT, el MAS, el PCV, toda esa gente", esa gente no se puede quedar quieta, porque si esa gente no hace nada, Âícoño!, es que no merecen esta vaina, no merecen una revolución todavía.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, pero estaban engañados, confundidos, desconcertados con la campaña que hicieron.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, sí. Claro. Y además, a mí me cortaron la señal del canal del Estado, y unos traidores militares entonces tomaron el canal mío allá en la estación, y yo no tenía cómo comunicarme con el pueblo.

CMDTE. EN JEFE.- No, te dejaron incomunicado.

PDTE. CHÁVEZ.- Eso me indica que yo debo instalar en el Palacio un equipo de transmisión de una planta aquí mismo, aquí mismo en el Palacio. Son cosas de las que ahora yo estoy sacando conclusiones, voy a...

Claro, estoy aquí todavía "como te dije" estupefacto, que todavía estoy evaluando esta cosa, este huracán y este contrahuracán así. Fue todo tan rápido, que yo no creía creer. Todavía estoy aquí...

CMDTE. EN JEFE.- Es que ya, ayer viernes, desde por la mañana, era un río de gente para allá, hacia Palacio. Y rodearon el Fuerte Tiuna también. Había más de 100 mil gente.

PDTE. CHÁVEZ.- Todo, todo eso. Hicieron cadenas humanas y trancaron las carreteras en casi todo el país. Trancaron las carreteras. Pero sin violencia. Esta noche fue que se desataron unos saqueos aquí en Caracas, pero ya...

CMDTE. EN JEFE.- ¿Fue mucho o no? Porque todo el mundo estaba hablando... Quiero decir, la misma gente tuya, por la televisión, estaban hablando y hablando contra eso. Y después tú hablaste, que fue muy bueno el discurso tuyo, Âíexcelente!

PDTE. CHÁVEZ.- ¿Tú lo oíste?

CMDTE. EN JEFE.- Sí, Âícómo no!

PDTE. CHÁVEZ.- Ahí estuve...

CMDTE. EN JEFE.- Estabas tú ecuánime, bien, reflexivo. Me pareció excelente. A todos los que estábamos ahí. Estuviste hablando una hora aproximadamente.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, más o menos. Correcto.

Entonces, luego que terminé esa cadena, salí al balcón del pueblo. Estaba la gente concentrada afuera, y no se querían ir hasta que yo no saliera, pues.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah!, ¿lograste saludar?

PDTE. CHÁVEZ.- ¡Claro!, yo salí al balcón del pueblo, después de la alocución, y ahí estuve con ellos.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah!, pues yo creía que se había acabado todo, y entonces...

PDTE. CHÁVEZ.- No, no. Yo salí al balcón. Lo que pasa es que...

CMDTE. EN JEFE.- ¿Y eso salió por televisión también?

PDTE. CHÁVEZ.- No estoy seguro, Fidel. A lo mejor sí. No estoy seguro. Vi unas cámaras allá abajo, pero no sé si estaban transmitiendo. Fue muy rápido en verdad, fue muy rápido. Yo me pasé ahí unos minutos, porque...

CMDTE. EN JEFE.- No, si esa gente llevaban ahí... Âídesde por la mañana estaba esa gente ahí!

PDTE. CHÁVEZ.- Todo el día. Yo les hacía señas de que se fueran a dormir, y no...

CMDTE. EN JEFE.- Oye, pero cercaron el Fuerte Tiuna ese, Âíuna multitud enorme!

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, allí fue un cura, un cura que vino por ahí ahora, que es cura militar. Me dijo que había como unas 50 mil personas trancando, que no podían salir los militares del Fuerte Tiuna.

Entonces ahí es cuando comienzan "fíjate en la cosa", es cuando llega un helicóptero allá a Turiamo. Ya los muchachos estaban preparando la operación, pero yo tenía dudas, ¿no?, porque yo les dije: "Pero aquí no hay un teléfono por allí, que yo pueda hablar con Baduel?". "No, allí no hay señal de teléfono" me dijeron.

"Entonces así no podemos salir ahí, sin una planificación con él, es difícil, porque puede haber un encuentro en el camino, y entonces se arma una batalla y un combate". Pero estábamos pensándolo. Yo estaba pensándolo en serio, porque está más cerca de Maracay" Y yo como conozco tanto Maracay y los paracaidistas, yo conozco... y ellos también, pues.

CMDTE. EN JEFE.- Ahora, esos dos, Montoya y Baduel, actuaron con mucha inteligencia. Fueron inteligentes. Mucha inteligencia política.

PDTE. CHÁVEZ.- Ellos son muy inteligentes, de los más brillantes amigos, y hombres de aplomo, de inteligencia... Y ahora, bueno, han despuntado como líderes militares y políticos también, con esa acción, porque ellos convirtieron a Maracay en la segunda... Pero tú sabes que esa es la principal plaza del país, porque, además el General de la base aérea donde están los aviones de combate F-16, todos, tomó la base y se puso leal a la Revolución.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, ya tenían aviación, lo tenían todo ya, tanques, aviones, y la infantería.

PDTE. CHÁVEZ.- ÂíAh!, y los tanques de Valencia, donde está el General Rangel, que fue aquí jefe de la Casa Militar, y yo los visité hace apenas como 10 días, estuve con ellos allá.

Mira, pero me contaban ahorita los muchachos ¡una cosa impresionante, Fidel!"...

(Se dirige a su hijo: "Hugo, consígueme...

Aquí está Huguito, te manda saludos, pronto va para allá.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí, ya hablé con él.

PDTE. CHÁVEZ.- Va a estudiar. Hablaste con él ya.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí le pregunté cuándo venía.

PDTE. CHÁVEZ.- Parece que va a ser ingeniero.

CMDTE. EN JEFE.- (Se ríe) Yo hablé con él y con Rosa.

PDTE. CHÁVEZ.- Mira, aquí está Rosita, te manda un beso. Y Hugo dice que el plan sigue en pie. Así me dijo.

CMDTE. EN JEFE.- Sí.

PDTE. CHÁVEZ.- Él hace muchos planes, lo que pasa es que casi ninguno funciona. (Se ríen)

CMDTE. EN JEFE.- Pero parecía embullado. Con este último parecía embullado.

PDTE. CHÁVEZ.- Este parece que sí va a funcionar.

Entonces, fíjate... Pero es que han pasado detalles de los muchachos aquí...

CMDTE. EN JEFE.- í¡Cuéntame! Yo estoy desesperado por que tú me cuentes. ¡Cuéntame!

PDTE. CHÁVEZ.- Pero es que son cuentos para escribir no sé cuántos libros.

Mira, me dijo uno de los muchachos ahorita, que ellos fueron a la Academia Militar, ¿no? Ellos andaban moviéndose por ahí. Los cadetes... Resulta que yo hace como dos semanas fui a darle una conferencia al Quinto Año, el último año ya para graduarse de Subtenientes, ¿no? Y, bueno, yo con ellos hablo mucho y les cuento cosas; bueno, a esos muchachitos uno los va formando. Y llegaron allá, y los cadetes estaban tomando la Escuela Militar, chico, y el Alférez Mayor tenía la llave de todos los parques y dijo: "No entrego nada."

CMDTE. EN JEFE.- No tenían armas. (Se ríe) Estaban sin armas.

PDTE. CHÁVEZ.- No, las tenían en el parque, pero él tenía todas las llaves, listo por si acaso había que sacar.

Entonces, toman la Escuela Militar, toman el edificio del Comando del Ejército, y aquellos generales entonces "me imagino" dando carreras, no encontraban dónde meterse. ÂíLos muchachos buscándolos, chico! Todos están presos. Los pusieron presos los militares subalternos, Âía todos esos traidores! ÂíUna lección de honor, chico, que a mí me...!

CMDTE. EN JEFE.- ¿Cuándo fue eso?

PDTE. CHÁVEZ.- Eso fue hoy, después del mediodía.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah!, hoy al mediodía. ¡Ah, sí!

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, y se llevaron allá "allá lo tienen" al fulano presidente de transición, preso allá en el Fuerte Tiuna. ÂíLos muchachos! Junto con ese poco de generales.

CMDTE. EN JEFE.- ¿Y esa escuela está cerca del Fuerte Tiuna?

PDTE. CHÁVEZ.- Está dentro de la Escuela. Allá adonde fuimos el día de la toma de posesión, allá en el patio grande aquel. Esa es la Escuela Militar. Ahí tienen presos ahí al lado, cerca de ahí, en el Fuerte, al fulano presidente este y sus ministros.

CMDTE. EN JEFE.- A Mussolini, un Mussolini. (Se ríen) Porque cuando habló "yo lo vi cuando tomó posesión", se parecía a Mussolini.

PDTE. CHÁVEZ.- Lanzaron un decreto eliminando la Asamblea, eliminando el Ministerio de Justicia, eliminando los...

CMDTE. EN JEFE.- ¡Oye, pero, qué barbaridad! Ellos ayudaron, ¿sabes? Ellos ayudaron también, porque hicieron unos disparates del cará.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, no, ellos pusieron la cómica. Y además, teniéndome a mí preso sin renunciar. ÂíImagínate tú! Rompiendo con todo. ¿Cuál democracia? Decían que por rescatar la democracia. De esa manera, ¿quién les va a creer? Hasta los Estados Unidos tuvieron que rectificar hoy. Hoy en la tarde emitieron un comunicado rectificando la vaina.

Pero, fíjate, para terminar de contarte. Me llegan a buscar a Turiamo, un helicóptero. "Mire me dijo un Almirante, mire, Presidente..." Cuando me dijo "Presidente", yo dije: !Ay, papaíto!"

"Mire, Presidente, que me mandaron a custodiarlo, y además, que vayamos a la Orchila, para que esté..." "la Orchila es al norte, tú has ido a la Orchila; te la pasabas allá...

CMDTE. EN JEFE.- Sí, yo he ido ahí. ¿A cuántos kilómetros está?

PDTE. CHÁVEZ.- De Turiamo está...

CMDTE. EN JEFE.- No, de la costa, de la costa.

PDTE. CHÁVEZ.- Está como a 100 kilómetros.

Entonces, yo le digo: "Pero, bueno, Almirante, ¿para qué me viene usted a buscar aquí? Ya yo estoy aquí acostumbrándome con estos soldados aquí, estoy preso aquí, no se preocupe por mí."

"No, que allá está mejor, para que esté en la casa presidencial".

Le dije: "No, chico, no me hace falta, yo me siento bien aquí."

"No, pero, mire, es que quieren hablar con usted".

Yo, tanteando, porque eso era signo de debilidad, pues. Pero yo tanteándolo, ¿no?, a ver hasta dónde.

Entonces, yo le digo: "Pero, ¿qué quieren hablar conmigo? Si ya, cuando teníamos que hablar, no quisieron hablar, les hice una serie de condiciones, propuestas."

"No, no, pero es que ya ellos quieren... ahora sí, porque ya la cosa está más clara, quieren que usted se vaya para Cuba".

Entonces yo le digo: "Mira..."

CMDTE. EN JEFE.- Sí, no quisieron aceptarlo aquella noche, ¿eh?

PDTE. CHÁVEZ.- Anjá, eso le dije yo: Le digo: "Mira, yo, incomunicado como estoy, no sé nada de lo que está pasando, tengo un poco de compañeros presos" "porque ya yo sabía que sacaron al Ministro del Interior, a Rodríguez Chacín, lo sacaron esposado de su casa, al gobernador Blanco de la Cruz lo sacaron de la Gobernación, al diputado Tareck, se lo llevaron siendo diputado, preso y todo"; entonces yo le digo: "Mira, no hay condiciones para que yo tome una decisión. Yo no puedo salir del país, de ninguna manera, dejando gente mía presa. Yo no tengo comunicación con nadie..."

CMDTE. EN JEFE.- ¿Y a qué hora fue eso?

PDTE. CHÁVEZ.- Eso fue hoy, o sea, ayer sábado, ya como a las 2 de la tarde.

CMDTE. EN JEFE.- Sigue.

PDTE. CHÁVEZ.- Entonces, de todos modos yo le dije: "Mira, yo puedo ir, pero llama allá y dile a quien te mandó un Almirante que había sido nombrado Ministro de Defensa, que está preso ahorita", dile al Almirante que yo voy sin condiciones. Yo no..."

"No, porque quieren que usted firme la renuncia, y al firmarla usted, lo mandamos para Cuba".

Le dije: "No, yo así no puedo firmar renuncia ni puedo salir del país, pero entiendo que allá tenemos un teléfono y podemos comunicarnos, así que me interesa que vayamos allá para tener alguna información. Y diles que se muevan ellos para allá, y allá conversamos, para ver qué es lo que ellos plantean."

Y así lo hicimos.

Entonces, otro detalle bonito: cuando yo estoy vistiéndome ya, entra un soldado, chico, un cabo, entra al cuartico donde yo estaba. Y yo lo veo y me dice: "Mire, mi Comandante, yo soy el cabo Rodríguez, yo soy de Sabaneta." Un muchacho de Sabaneta que estaba por ahí, de allá de mi pueblo. Y le digo: "Muchacho, ¿y qué haces tú aquí?"

"Yo soy de la familia Rodríguez, pariente de su tío Antonio Chávez" que él era Rodríguez también".

PDTE. CHÁVEZ.- ¡Carajo! ¿Y qué haces tú aquí, muchacho?

Yo tenía años que no lo veía, y él llegó ahí escondido, porque él no tenía permiso para entrar a mi celda, ¿no? Aprovechó que yo pedí café, y se metió con el que llevó el café, el cocinero.

Entonces, me dice: "Mire, mi Comandante, ¿usted renunció?"

Yo le dije: "No, ni voy a renunciar" "le dije".

Entonces, se para firme y saluda, y me dice: "Entonces, ¡usted es mi Presidente! ¡No vaya a renunciar! "me dice", que lo vamos a sacar a usted de esa vaina."

Entonces, yo le digo: "Bueno, okey, me quedan dos minutos aquí. Te voy a pedir un favor."

"Lo que usted me diga."

"Te voy a hacer un papel, una nota, para que tú...

(Se dirige a otra persona: "Buenas, Pedro, saludos. Saluda a tus viejos, Pedro. Okey.")

Estoy aquí con Pedro, el novio de mi hija Rosa.

(De nuevo se dirige a Pedro: "Vaya, vaya a descansar, Pedro.")

CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah, sí, sí! (Se ríe)

PDTE. CHÁVEZ.- Entonces, él se llevó a los muchachos y los dejó por ahí...

CMDTE. EN JEFE.- Sí, estaban allá en su casa.

PDTE. CHÁVEZ.- Estaban por allá protegidos.

CMDTE. EN JEFE.- El jueves por la noche, y después se fueron para allá para donde está Reyes.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, estaban allá.

Entonces, el muchacho... Yo escribo rápidamente allí, y él me dijo: "Mire, yo no puedo estar aquí un minuto más. Escriba lo que va a escribir, y me deja el papelito en el basurero "en una cesta de papeles, una papelera", meta el papelito allá abajo, que yo lo busco." (El Comandante se ríe).

¡Fíjate la faena!

Entonces, yo escribo un comunicado a mano, corto: "Al pueblo venezolano y a quien pueda interesar."

CMDTE. EN JEFE.- Sí, ese salió por la televisión.

PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, chico, entonces yo dejo...

CMDTE. EN JEFE.- Que no he renunciado, y para siempre...

PDTE. CHÁVEZ.- "No he renunciado, ¡para siempre!"

Y firmé la página.

Entonces, yo dejo esa vaina en la papelera, y llegan a buscarme, agarro mis cosas, y me voy. Y, bueno, yo no supe más de ese papel. Yo dije: "Bueno, ese muchacho, ojalá que pueda hacer algo, pero ahí no hay ni fax..." Eso es una zona inhóspita, chico; eso es un comando allá de Marina, lejos, de comandos que entrenan y se tiran en paracaídas. Ahí no hay ni teléfono, ni llega la televisión ni hay fax ni eso. Unos galpones ahí "tú sabes", de esas unidades de combate que están por ahí metidas en la montaña; una montaña, una bahía montañosa.

Resulta que, cuando yo llego aquí, ¡eso recorrió el mundo, chico! Ese papel, el muchacho lo agarró, yo no sé cómo hizo para salir de aquella montaña, y dos horas después estaba mandando fax a diestra y siniestra (Se ríen), como una ametralladora. Y aquí todo el mundo carga ese fax en la mano como... Ahí lo cargan, y tuve que firmar no sé cuántos ahí. Además de que tiene la firma, le metí otra firma a la gente que pidió le firmara.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Qué cosa!

PDTE. CHÁVEZ.- Y ese fax, me dicen que recorrió el mundo.

Pero, fíjate tú qué capacidad de respuesta, ¡vale! CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí.

PDTE. CHÁVEZ.-¡Una cosa impresionante!

Ahora, llego a la Orchila, Fidel, un vuelo en helicóptero como de una hora, y al rato llega la Comisión.

CMDTE. EN JEFE.- ¿Quiénes fueron allí? ¿Quiénes fueron?

PDTE. CHÁVEZ.- El Cardenal de la Iglesia Católica, uno, que fue uno de los firmantes del decreto napoleónico-mussoliniano ese ridículo que firmaron. Ellos pretendían que con ese decreto írrito iban a borrar de plano una lucha de años, sobre todo la Constituyente, y querían eliminar las 48 leyes habilitantes de un solo plumazo, y que la República no se Ilamara más Bolivariana, y que no le vendieran más petróleo a Cuba.

CMDTE. EN JEFE.- Eso tiene su historia a contar.

PDTE. CHÁVEZ.- Una vaina... ¡Eso es para la historia, chico!

Esta oligarquía insensata, imbécil e ignorante, no se da cuenta. Ellos se creen su propia mentira, de tanto repetirla, y terminan despreciando la realidad.

Entonces, vienen...

CMDTE. EN JEFE.- ¿Y quién más fue con el Obispo?

PDTE. CHÁVEZ.- Llegó el Cardenal este; un general, pero que es un Fiscal militar, que no tiene ninguna autoridad ni mando...

CMDTE. EN JEFE.- ¿Del Fuerte Tiuna?

PDTE. CHÁVEZ.- Del Ejército, sí, del Fuerte Tiuna. Y un coronel, que es uno de los que impulsó esta conspiración, que es abogado, enviado, porque es muy amigo de los generales, compañero de ellos.

Bueno, nos sentamos a conversar, pues. Llevaban la renuncia lista.

CMDTE. EN JEFE.- ¿Y qué propusieron?

PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, que yo firmara la renuncia "imagínate" con fecha atrasada, con un membrete y como un decreto presidencial.

Bueno, "en el día de hoy..."

CMDTE. EN JEFE.- Aunque ya ni eso los salvaba ya. Ellos estaban derrotados a esa hora ya.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, no, ya estaban haciendo un esfuerzo supremo. Pero me estaban montando una trampa para sacarme del país. Porque me dijeron: "No, ahí está el avión listo. Y, bueno, te vas a Cuba, pues."

Yo les dije: "No, yo así no puedo, sin información fidedigna de lo que está pasando en el país, yo ni voy a firmar la renuncia "no tengo previsto renunciar", y mucho menos voy a salir del país. Búsquenme un teléfono para hablar con el Presidente Castro, para coordinar con la familia. ¿Cómo ustedes creen que yo voy a salir del país y dejar a mis hijos, mi mujer, por ahí regados, mis compañeros en prisión?"

"No, no, que ya los soltamos a todos, no hay ningún preso."

"Yo quiero hablar con ellos, yo quiero hablar con Diosdado, quiero hablar por teléfono con Bernal, quiero hablar con Rodríguez Chacín. Sólo si ustedes me permiten un teléfono para hablar con ellos, que me digan, me den información fidedigna, yo pudiera pensar en alguna actividad. Mientras tanto, no me muevo de aquí. Y si me van a dejar preso, me llevan otra vez a Turiamo. Yo no quiero estar preso en esta casa lujosa. No, me llevan a mi prisión..."

CMDTE. EN JEFE.- Pero ellos tenían un avión ahí, creo que tenían un avión ya.

PDTE. CHÁVEZ.- Allí ya tenían un avión, Fidel.

Incluso, yo mandé a investigar lo siguiente, porque José Vicente me dijo ahorita que había un avión norteamericano en la Orchila.

CMDTE. EN JEFE.- Creo que hasta hablaron, tuvieron que hablar con Shapiro ahí. Investiga bien hasta donde puedas, porque había hasta la idea de llevarte a Estados Unidos. Corrió ese rumor también.

PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, y entonces, allá en la pista, yo vi el avión, de siglas... Claro, un avión privado, pero de siglas norteamericanas.

CMDTE. EN JEFE.- Era norteamericano.

PDTE. CHÁVEZ.- Entonces, fíjate todo lo que estaban planeando ahí, Âíquién sabe si hasta llevarme a Estados Unidos, o quién sabe a dónde!

CMDTE. EN JEFE.- Ese rumor corrió con fuerza. El rumor. Y a nosotros no llegó nada, nada. Y lo que me pidieron de allí de Palacio "que ya estaba tomado" es que hiciéramos una declaración allí. Hicimos una declaración de inmediato y la divulgamos, de que eso era una mentira más, y que si te llevaban por la fuerza a Cuba, en el avión más rápido que tuviera nuestra línea aérea regresarías de inmediato a Caracas, que te estaba esperando el pueblo. (Se ríen) Hicimos esa declaración.

PDTE. CHÁVEZ.- Pues yo, sin saber nada de eso, les dije algo parecido: "Miren, si ustedes me llevan a Cuba y me están mintiendo, y yo allá me entero entonces de que sí hay gente presa, o de que el pueblo está en las calles, y que la..." Porque entonces me estaban engañando: "No, no, la situación militar está totalmente controlada."

Les digo: "¿Seguro?"

CMDTE. EN JEFE.- ¿Controlada por ellos, decían?

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, decían ellos para engañarme.

Entonces, les pregunté: "¿Y qué pasa con el General Baduel?"

"No, no, no, ya él aceptó, él está en su cuartel tranquilo."

CMDTE. EN JEFE.- ¡Qué hijos de puta son!

PDTE. CHÁVEZ.- Sí. "No estoy tan seguro, ponme un teléfono para yo hablar con Baduel. Sólo después que me expliquen, yo pudiera considerar."

Y entonces, ganando tiempo, les hice otro texto...

CMDTE. EN JEFE.- Eso es discutiendo con la Comisión.

PDTE. CHÁVEZ.- Discutiendo con la Comisión.

Entonces, les dije: "Miren, no, yo no voy a firmar nada."

Entonces después estaban nerviosos, porque parece que Baduel amenazó con irse con unos comandos de paracaidistas en helicópteros que tenía allá, a la Orchila, a rescatarme, si yo no aparecía.

CMDTE. EN JEFE.- Tenía un plan ya, lo tenía.

PDTE. CHÁVEZ.- Ah, sí.

CMDTE. EN JEFE.- Tenía el plan de tomar aquello, sí.

PDTE. CHÁVEZ.- Entonces, me dijo el Almirante...

Desplegaron posiciones de combate allá en la Orchila. Había un grupo pequeño, en verdad, pero, bueno, son comandos también, muchachos muy bien entrenados.

Entonces, el Almirante se me acerca y me dice: "Mire, no vaya a firmar nada. Lo más seguro es que venga Baduel a rescatarlo. Si él viene, aquí no va a haber resistencia, aquí nos iremos con él, y parece que vamos a Miraflores" "me dijo el Almirante, el que estaba conmigo desde Turiamo.

CMDTE. EN JEFE.- Sí.

PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, entonces, aquella gente... La situación cambió totalmente. Me ponen a José Vicente por teléfono "ahí sí apareció el teléfono", llaman a José Vicente y, bueno, entonces, Âílo increíble! Yo no quería creer: "¿Dónde estás tú, José Vicente?"

"No, aquí en el Ministerio de la Defensa, que ya lo rescatamos. (Se ríen)

CMDTE. EN JEFE.- Es la primera noticia que tú tienes de toda la situación.

PDTE. CHÁVEZ.- Es la primera noticia que yo tengo, la de José Vicente. Lo demás eran puras informaciones, contrainformaciones, muchas dudas. No, Âícoño!, pero yo decía: "No puede ser que tan rápido hayan retomado..." Bueno, y le pregunto: "¿Y dónde está el supuesto presidente?"

Me dice: "No, está preso, aquí lo tenemos preso, y un poco de generales presos." (El Comandante se ríe)

"Pero, ¿es que acaso hubo muertos, hubo batalla?"

"No, no, ni un tiro, chico, ni un tiro. Una reacción fulminante del pueblo, de la juventud militar, y esta gente corrió como gaticos a esconderse. Los agarramos y ahí están presos la mayoría."

CMDTE. EN JEFE.- Y ellos... ¿Con qué pretexto lograste que te dejaran hablar con Rangel?

PDTE. CHÁVEZ.- No, porque ya a esas alturas... Ya la Comisión que fue a buscarme cambió totalmente de actitud, y se sentaron allá calladitos los tres, y el Almirante es el que me informa, el Almirante que me estaba cuidando, que me trajo... Él es el Jefe de la Aviación Militar de la Marina. Me llamó aparte y me dijo: "Mire, Presidente, no vaya a firmar nada, no caiga en la trampa. Parece que usted va para Miraflores otra vez esta noche."

Entonces el hombre empezó a pasarme información, pues, que él estaba obteniendo de su comando. Así que entonces yo me puse fuerte otra vez y empecé a hablar como Presidente, y ellos de una vez: Presidente pa acá, Presidente pa allá.

CMDTE. EN JEFE.- ¿Y cuándo te dieron el teléfono?

PDTE. CHÁVEZ.- Ese teléfono me lo dieron como a la medianoche más o menos, cuando hablé con José Vicente, y después hablé con el Gobernador Blanco de la Cruz, y me pasaron a otro Gobernador: "!No, jodas, aquí está el pueblo en la calle!" Blanco de la Cruz retomó la Gobernación, él estaba enconchado; se declaró en resistencia en el Táchira y llamó al pueblo a la calle. Y aquel pueblo en la calle... acordonaron la Gobernación de donde lo habían sacado a él a empujones, la Policía, la parte de la Policía que se pasó, entonces, bueno, me dijo... (Cambio de Cara)

Caracas.

Bueno, al ratico nos vinimos. Hablé también con Baduel, hablé con García Montoya, hablé con otros generales que estaban con Rangel allí, y entonces, bueno, llegaron cuatro o cinco helicópteros. Los de Baduel llegaron, llegaron los de Baduel llenos de paracaidistas de allá de Maracay.

CMDTE. EN JEFE.- ¡No me digas! (Se ríe)

PDTE. CHÁVEZ.- Y los Carajos. Los Carajos tienen un lema ahora, que es "Lealtad hasta la muerte".

¡No, jodas, chico! Entonces, se unieron los comandos de la Marina, los comandos de la Fuerza Aérea, los comandos de los Paracaidistas, y nos vinimos en el vuelo triunfal de retorno, y aterrizamos aquí en Miraflores, donde estaba aquel pueblo en la calle...

CMDTE. EN JEFE.- ¿Tú no pasaste por Maracay?

PDTE. CHÁVEZ.- No, pero salgo mañana para allá.

CMDTE. EN JEFE.- ¿Vinieron directo de Orchila para...?

PDTE. CHÁVEZ.- Yo tenía que llegar a Palacio, porque tú sabes que es el símbolo del poder.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí.

PDTE. CHÁVEZ.- Y había mucha gente.

CMDTE. EN JEFE.- No, pero por una noticia que le dieron a Germán, desde allí de Palacio... Porque hubo mucha confusión, incluso en un momento se dijo que tú estabas herido, y hasta la teoría de que te habían ido a rescatar y habías sido herido. También se habló mucho "eso sí" de que tu habías sido golpeado. Se regó mucho, sí.

PDTE. CHÁVEZ.- Había mucho temor, porque también... No, que le desprendieron el hígado, que no sé qué cosa...

CMDTE. EN JEFE.- ÂíEso también! Que el golpe era en el hígado. Pero tu propia gente por allí estaba con todas esas confusiones. Esas bolas se regaron. Y María se puso terriblemente afectada por el mediodía por la noticia esa.

PDTE. CHÁVEZ.- Pero, ¿tú sabes? Ahora me estoy enterando de que esas noticias eran echadas a rodar por los muchachos míos, que estaban haciendo entonces por teléfono una campaña psicológica, ¿no?, para que la gente, bueno, como que se enardeciera más, ¿no? Que está herido, que lo golpearon, y entonces: "!Que aparezca, que aparezca, que aparezca!" Entonces, aquella presión del pueblo: "!Que aparezca, que aparezca Chávez!" No sé qué más.

Y, bueno, eso hace que cambien las cosas.

Bueno, llegué aquí y aquí estoy.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, esa parte la vi yo por la televisión, cuando tú llegaste. Y unas imágenes impresionantes, las caras de la gente, la alegría, Âíalgo nunca visto, Chávez! Es como para hacer cuadros, pinturas, cuando allí las cámaras sacaban a la gente detrás de una reja. ÂíUnas fotos impresionantes! Hay que hacer una película de eso, algo, porque es...

Bueno, ¿y cuándo regresaron la Comisión de los tres?

PDTE. CHÁVEZ.- No, esos vinieron junto conmigo.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah, vinieron contigo!

Es increíble lo que tú cuentas, ¡es increíble!

Ahora, tienes que investigar qué idea tenían. Pon a alguien que averigüe para dónde te querían llevar. Hay un momento en que hablaron de Santo Domingo, pero ahí había algo en eso, en lo del avión.

PDTE. CHÁVEZ.- No, ahí había algo extraño, sin duda, porque entonces, es una vaina muy extraña...

CMDTE. EN JEFE.- Porque con Cuba no habló nadie, que yo sepa, ni pidió permiso para ningún avión. Tienes que averiguar. Pon a alguien que te investigue qué plan tenían, para dónde te querían llevar.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí. Ya yo mandé a investigar eso, pero mañana voy a seguirlo para tener claro eso, a ver hasta dónde es cierto el plan de llevarme a los Estados Unidos.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, porque eso es degradante. Hay una perfidia en el engaño que te hicieron, Âídel carajo!

PDTE. CHÁVEZ.- Sí.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Fue tremendo!

PDTE. CHÁVEZ.- Utilizando al Cardenal, tú sabes: "No, que yo soy el que va a garantizar la cosa, y que se cumpla..."

CMDTE. EN JEFE.- ¡No me digas!

PDTE. CHÁVEZ.- Le digo: "Tengo razones para dudar de usted también, si yo lo vi a usted ayer firmando el acta esa de Mussolini. ¡Qué vergüenza "le dije" para la Iglesia, Monseñor, usted, que aparenta que habla de democracia, firmando un decreto eliminando Congreso, Asamblea, Gobernadores, Poder Judicial, Fiscal..."

Por cierto, que unas declaraciones que dio el Fiscal Isaías Rodríguez fueron...

CMDTE. EN JEFE.- Fueron decisivas. Pero como a las cinco de la tarde, las cuatro... Antes, antes, alrededor de las tres.

PDTE. CHÁVEZ.- Fue un rayo de luz.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí, ese hombre fue valiente, oye, y utilizó una argumentación excelente, pal diablo. Y muy sereno.

PDTE. CHÁVEZ.- Valiente.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Ah!, pero no lo dejaron terminar. Lo engañó seguramente la televisión, porque empezó a hablar pero no lo dejaron terminar tampoco, ni a Lara lo dejaron terminar.

PDTE. CHÁVEZ.- Pero dijo lo que tenía que decir ahí en el momentico. Él dijo: "¿Dónde está la renuncia del Presidente? Yo quiero verla firmada. Y si acaso existiera...

CMDTE. EN JEFE.- Tiene que ser el otro. Y la renuncia tiene que ser ante la Cámara "dijo él". Argumentos muy sólidos.

PDTE. CHÁVEZ.- Anjá. Entonces, el Vicepresidente es el que tiene que asumir la Presidencia. Pero yo quiero ver la renuncia del Presidente. Me parece que él no ha renunciado.

ÂíOiga, aquello dio la vuelta al mundo! Eso fue el primer día. Eso fue un rayo de luz.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, eso fue el viernes, alrededor de...

PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, yo me voy a Maracay. Voy a Maracay mañana. No vamos a hacer Aló Presidente, porque aquí se perdieron hasta los equipos. Esta gente llegan robando. Se llevaron las cámaras, se llevaron unos equipos, saquearon esto aquí, la parte de telecomunicaciones. Se robaron un poco de cables, saquearon aquí...

¿Cómo sería? En un día saquearon aquí cosas...

CMDTE. EN JEFE.- ¿Qué pasaría si están un mes ahí? (Se ríen)

PDTE. CHÁVEZ.- Acaban con todo esto. En un día se perdieron equipos.

Entonces, vamos a hacer allá, en el comando de los Paracaidistas, donde está Baduel, una rueda de prensa. Estoy invitando a toda la prensa, porque hoy no quise responder preguntas por el tiempo, y porque tenía que salir a hablarle al pueblo al balcón. Entonces les dije que mañana, al mediodía, allá en el comando de Paracaidistas, porque ahora eso se convierte en un símbolo de la contra... Yo le llamo a esto la contra-contrarrevolución.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Y de la lealtad y de la audacia, de la inteligencia, de todo ahí!

Ellos estaban perdidos desde que una sola unidad se levantara, porque no tenían fuerzas, porque no hubieran obedecido para atacar a sus compañeros allí. Ellos engañaron... Yo me di cuenta desde el momento en que estaba una unidad, y más una unidad como esa, que no tenían fuerza ya para reprimirla. Estaban perdidos ya desde ese momento.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, es lo que llaman el país virtual. Ellos creían que de esa manera, con una campaña mediática y de manera virtual, iban a desconocer a un país real, combativo "que tú sabes cómo está este pueblo...

CMDTE. EN JEFE.- Sí. Y que los soldados iban a combatir entre sí para defender al tipejo ridículo ese que habían puesto ahí en la Presidencia.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí.

CMDTE. EN JEFE.- Creían que iban a morir los soldados e iban a atacar a sus compañeros para esa cosa.

PDTE. CHÁVEZ.- Pero fue una cosa, Fidel, bueno, para hacer historia. Ya yo te mandaré...

CMDTE. EN JEFE.- Hay que reunir todos los datos.

Nosotros vamos a reunir todo lo que tenemos, y reúne tú por allá lo que tú tengas.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, y ahora eso, bueno, hay que leerlo con atención, y darle un impulso nuevo al proceso revolucionario.

Tú sabes que yo decía... el día que salí, por supuesto muy triste, ¿no? ÂíCarajo! Allá encerrado solo.

CMDTE. EN JEFE.- Oye, la amargura que nosotros teníamos aquí no era menor que la tuya allá. ÂíEra terrible la amargura!

PDTE. CHÁVEZ.- ¿Sabes qué? Yo como... a lo mejor, si al final "yo decía: "Bueno, si tengo que salir al final de Venezuela, pues, me tengo que ir a Cuba. No hay..."

CMDTE. EN JEFE.- Yo pensaba "como te hablaba" que esto sería para más tarde, ¿sabes?

PDTE. CHÁVEZ.- Sí.

CMDTE. EN JEFE.- No podía pensar en una cosa tan fulminante.

PDTE. CHÁVEZ.- No, yo también.

CMDTE. EN JEFE.- Yo dije: "Tienes que preservarte, y tienes que preservar hasta esa gente que son los más leales."

PDTE. CHÁVEZ.- Claro, si yo pensaba también que, bueno, a lo mejor unos meses, a finales de año... uno tenía tiempo de organizar "tú sabes" una reacción de los patriotas. Pero esta gente...

Yo les dije hoy: ¡Coño!, pero no me dieron tiempo ni de descansar un día encerrado en una celda. Me sacaron muy rápido." (Se ríe) ¡Qué cosa tan impresionante, vale!

Vamos a recoger evidencias y cosas, imágenes...

CMDTE. EN JEFE.- Yo voy a reunir todo, todo, todo. Porque hice amigos allí, bueno, con toda esa gente a los que...

PDTE. CHÁVEZ.- Claro que tenemos ahora que estar mucho más pendientes... La Inteligencia nuestra, por ejemplo, es muy mala, vale, ¡muy mala! Y los altos mandos militares se portaron muy mal, ¡muy mal! Me taparon cosas. Yo di unas órdenes ahí que, o no se cumplieron, o se cumplieron a medias, o como ellos más o menos las evaluaban. Los tenían presionados estos fascistas. Y entonces, bueno, la tendencia esa era a no tomar decisiones.

CMDTE. EN JEFE.- Te pusieron a la defensiva. Más con el truco de poner militares. Todo fue muy bien pensado por parte de ellos, poner a los militares a hacer declaraciones, a hacer declaraciones. Y fíjate qué a favor tuyo, de ustedes, que ni uno solo de esos fue preso.

PDTE. CHÁVEZ.- ¿Quién?

CMDTE. EN JEFE.- De los que hicieron declaraciones. Algo que está a favor de ustedes como argumento es que ninguno de aquellos que hicieron declaraciones, que eran actos subversivos, conspirativos, ninguno de ellos fue preso. Es decir, a diferencia de lo que ellos hicieron en las 48 horas o menos, en 24 horas, la paciencia que han tenido ustedes, como argumento, como prueba de la diferencia que hay entre la humanidad y la generosidad de la Revolución Bolivariana y lo que los fascistas hicieron en 24 horas.

PDTE. CHÁVEZ.- Así es.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Es increíble! Disolvieron el Poder Judicial, el Parlamento, se apoderaron de todos los gobiernos, de casi todas las alcaldías.

PDTE. CHÁVEZ.- Yo dije: "¡Pobrecito este hombre! Si a mí me cuesta tanto gobernar, con tantos problemas, teniendo nada más que el Poder Ejecutivo, ¿cómo se hará este pobre hombre echándose encima todos esos poderes?" Pero, en verdad, ellos fueron muy torpes, ¡torpes! Ansias de poder...

CMDTE. EN JEFE.- Y se habrían fajado entre ellos

inmediatamente. A los tres días estaban fajados entre sí todos ellos.

PDTE. CHÁVEZ.- No, ya estaban, ya estaban fajados unos contra otros, Generales... Que si el cargo... Entonces, unos que aspiraban a ser jefes y no los pusieron, se pusieron bravos y se fueron, no vinieron al acto. La gente de la CTV tampoco vino, porque quería ser este señor Ortega no sé si Vicepresidente o algo así, y no quisieron. Entonces, empezaron ellos a pelear y a desmoronarse muy rápido.

Pero de verdad que es una jornada para la historia, ¡vale!

CMDTE. EN JEFE.- No, ¡inolvidable! Mira, yo he vivido...

PDTE. CHÁVEZ.- ÂíIncreíble, inolvidable! Una cosa que hay que ahora darle el tratamiento que se debe, y sobre todo, proyectar ese caso al mundo para que se vea... Porque se ha demostrado, Fidel... Lo que te decía: que"un poco triste, por supuesto", allá en la celda decía: "¡coño!, parece que es verdad que una revolución pacífica es casi imposible, ¿no?, porque Âícuántos esfuerzos!" Estaba en ese tipo de reflexiones, como dudando, ¿no?, dudando. Y dije: "Bueno, pero yo estoy seguro de que ese pueblo no se va a quedar así, ni esos militares jóvenes, sobre todo." ÂíPero reaccionaron de inmediato! Yo saliendo preso, y ya ellos estaban conspirando contra lo que quedó por aquí. (Se ríe)

Se metieron en el Palacio y se escondieron por allí en pasillos, en sótanos, hicieron grupos, se comunicaban entre ellos con los cuarteles. Y, bueno, aquello reventó y tomó cuerpo en todo el país.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Como hormiguitas trabajaron ellos! Se movieron por todas partes.

PDTE. CHÁVEZ.- ÂíY con un coraje! Bueno, pensaron hacer, incluso... Me dijo uno de los muchachos de la Marina que está aquí conmigo: "Mire, estábamos haciendo un plan, cuatro de nosotros por ahí, para agarrar al viejo este, a Mussolini, y llevárselo para allá para Catia, la zona populosa donde hay como tres millones de personas, las zonas más pobres, y entonces decir: bueno, vamos a cambiarlo. Hasta que no nos traigan a Chávez no soltamos a este viejito de aquí."

Gracias a Dios que no hizo falta eso, ¿no? Y todo terminó como ya tú sabes. Lo que pasa es que ahora hay que comenzar a reestructurar muchas cosas, a revisar muchas cosas, ¿no? Correctivos.

Bueno.

CMDTE. EN JEFE.- Muy bien, pues. ÂíMe alegro, caramba, que pases un día...! Me alegro que hayas suspendido también eso, porque pienso que tú debías descansar, ¿no? Yo no sé cómo te la ibas a arreglar, pero por suerte se llevaron los equipos esos. (Se ríe)

PDTE. CHÁVEZ.- No, pero voy a ir a Maracay. Tengo que ir allá, y después voy a visitar algunas guarniciones que se mantuvieron leales, algunos pueblos.

CMDTE. EN JEFE.- Oye, tú no sabes qué conmoción produjo eso aquí en el pueblo. Es cuando yo he podido ver hasta qué grado te quiere la gente aquí. ÂíUna verdadera conmoción!

PDTE. CHÁVEZ.- Me imagino la tristeza que sentirían.

CMDTE. EN JEFE.- Oye, Âítú no sabes! Yo pocas veces en mi vida he estado tan amargado como al otro día. Yo quería... Tú sabes que yo siempre he sido optimista y todo, y seguimos en la pelea, porque apenas me levanté al poco rato, me llamó al otro día... Yo estoy durmiendo dos o tres horas, y ese día me acosté también como a las seis; a las nueve me despierto y me pongo a hacer cosas, y a las 10 y dos minutos me llamó María. Así fue.

PDTE. CHÁVEZ.- No, incluso, ¿sabes qué? Yo estaba pensando: "ÂíCónchale!, si yo tengo que llegar a Cuba, con qué cara llego yo allá."

CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí.

PDTE. CHÁVEZ.- ¡Oye!

CMDTE. EN JEFE.- Bueno, tú sabes que tú llegabas y un avión a toda velocidad iba para allá. (Chávez se ríe) Claro, en el avión, pero fueron... Hay que investigar bien por qué hicieron toda esa porquería. Porque para mandarte a ti... Sí, por qué hicieron esa porquería, porque hay que pensar cosas peores, intenciones peores.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí, yo estoy seguro. Había unas intenciones oscuras, porque yo estoy seguro de que para Cuba no me iban a llevar, estoy seguro. Lo que pasa es que el plan no les dio tiempo, porque fue tan rápido el plan de reacción patriótica, bolivariana... Y yo fui ganando tiempo, ganando tiempo, el documento, que sí, que no, que búsquenme el teléfono. Ganando tiempo, porque yo los veía a ellos en condiciones de debilidad, ¿tú sabes? Por los ojos, ¿no?, en los ojos, se consultaban cosas. Y apurados, estaban muy apurados por que yo firmara un documento. Y yo dándoles larga, dándoles larga, hasta que el Almirante me dice: "No vaya a firmar nada, que por ahí como que viene Baduel al rescate." Y entonces, ahí me dieron a mí, pues, los aires de la victoria.

Pero, claro, esto no es victoria. Yo pienso que esto más bien es una lección, una lección, porque hay que ajustar cosas, hay que tomar unas decisiones que no se han tomado y que...

CMDTE. EN JEFE.- ¿Y dónde está el General que estaba allí en el Fuerte, el que estaba de Jefe del Ejército?

PDTE. CHÁVEZ.- ¡Ah!, ese está preso allá en el Fuerte.

CMDTE. EN JEFE.- Él debe saber el plan. PDTE. CHÁVEZ.- ¡Claro!

CMDTE. EN JEFE.- Hay que tratar de que se franqueen. Y el otro... Los que te visitaron allá deben saberlo también.

PDTE. CHÁVEZ.- Sí. Ahora yo mañana, pues, comienzo a enterarme, a buscar más detalles y a tomar decisiones.

CMDTE. EN JEFE.- Okey.

PDTE. CHÁVEZ.- Bien, hermano.

CMDTE. EN JEFE.- ¿Y tú crees que te puedas dormir ahora, con la excitación que has vivido hoy?

PDTE. CHÁVEZ.- ¡Oye! Tengo que dormir un rato. Pero es una excitación maravillosa, como que embriaga.

CMDTE. EN JEFE.- Sí, sí. ¡Es increíble!

PDTE. CHÁVEZ.- Es una cosa como un... Ando embriagado, bueno, de amor de ese pueblo, pero sobre todo, Fidel, este es un mensaje de compromiso, es un compromiso con ese pueblo que salió a la calle, sin armas ni nada. Claro, apoyados por los patriotas militares...

CMDTE. EN JEFE.- Pero ellos empezaron por la mañana, desde temprano iba un río para allá de gente, y rodearon el Fuerte. Porque ya había mucha gente.

Bueno, ¡un millón de felicidades! ¡Te lo mereces!

PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, hermano, ¡qué gusto haberte oído!

CMDTE. EN JEFE.- Oye, parece que una mano divina te lleva a ti.

PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, el pueblo, chico. Dios y el pueblo y, ¿cómo es que tú dices?, ÂíAve María Purísima! (El Comandante se ríe) ÂíAve María Purísima, cómo pasó esto!

CMDTE. EN JEFE.- ¡Tremendo!

PDTE. CHÁVEZ.- Pero ahora tenemos que fortalecernos.

Saludos te mandan Rosita y Hugo, que está aquí, ya se durmió la nieta. Estamos todos aquí.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Qué bien! ¡Que sean muy felices!

PDTE. CHÁVEZ.- Dale un saludo a Felipe y a todos.

CMDTE. EN JEFE.- Ellos han estado todos, todos, todos, en esto.

PDTE. CHÁVEZ.- No, yo me imagino qué sufrimiento. Te prometo...

Ahorita me llamó Khadafi por ahí, muy alegre también.

Te prometo que haré todo lo que pueda para no darte otro susto y otra tristeza.

CMDTE. EN JEFE.- ¡Bien! Junto con la tristeza hemos tenido el privilegio de ser testigos de la cosa más extraordinaria que podía imaginarse.

PDTE. CHÁVEZ.- Bien. Y yo de vivirla.

Espero verte pronto, ¿eh?

CMDTE. EN JEFE.- Sí. Tenemos que vernos. ÂíBien!

PDTE. CHÁVEZ.- Bueno, Fidel.

CMDTE. EN JEFE.- Para hablar de todo este tema. Es lo más importante, es lo que nos interesa.

PDTE. CHÁVEZ.- Así es.

CMDTE. EN JEFE.- Okey

PDTE. CHÁVEZ.- Recibe un abrazo, hermano, un abrazo.

CMDTE. EN JEFE.- Un abrazo.

PDTE. CHÁVEZ.- ¡Hasta la victoria siempre!

CMDTE. EN JEFE.- ¡Hasta la victoria siempre!

PDTE. CHÁVEZ.- Un abrazo, hermano.

Bolívar cumplió. Más de cien años después, reencarnado en Chávez, fue fiel al compromiso de volver cuando despierta, esta vez más que nunca, la conciencia del pueblo venezolano.

Por mi parte, no deseaba ocupar un milímetro de las páginas del Granma. Por ello solicité se publicara un tabloide para acompañar al Ã"rgano Oficial de nuestro Partido.


Marzo 27 2014

jueves, 27 de marzo de 2014

Los coyotes domados


Óscar Martínez*- elfaro.net
 Fotos: AFP


¿Por qué Los Zetas, en dos masacres, asesinaron a 268 personas, la mayoría migrantes centroamericanos, mexicanos y suramericanos? La historia de algunos de los salvadoreños que murieron en esas carnicerías en el norte mexicano, la voz de uno de los patriarcas coyotes de El Salvador y algunos documentos apuntan a que todo fue parte de un proceso para hacer entender a los coyotes que o pagan o no pasan. Ni ellos ni sus migrantes. Las reglas han cambiado. Los más rudos del camino ya no son los coyotes.

El coyote volvió mucho antes de lo esperado. Normalmente se tardaba más de 20 días, pero en esta ocasión apenas habían pasado cinco o seis días desde que había cruzado la frontera entre Guatemala y México. Por eso se extrañó Fernando, el motorista del coyote en El Salvador, cuando recibió la llamada de su jefe. Era agosto de 2010, y el coyote pedía a su motorista que lo recogiera en la frontera San Cristóbal, del lado salvadoreño. Venía solo, sin ninguno de los seis migrantes que se había llevado. El coyote -recordó Fernando cuando contó la historia a la Fiscalía- regresó nervioso, sin explicar lo sucedido, dando excusas a medias: “Me mordió un perro”, recuerda Fernando que le dijo el coyote. A los días, Fernando sabría que al coyote no lo mordió ningún perro en México. Lo mordió algo mucho más grande.

* * *

El miércoles 25 de agosto de 2010, los periódicos de El Salvador amanecieron con esta noticia en sus portadas: “Encuentran 72 cadáveres en un rancho en Tamaulipas”. Un muchacho ecuatoriano de 18 años había llegado la madrugada del día 23, cansado y herido de bala en el cuello, hasta un retén de la Marina mexicana. Había dicho que era sobreviviente de una masacre perpetrada por los amos y señores del crimen en ese Estado norteño de México, Los Zetas. Los marinos ubicaron el lugar y llegaron hasta un municipio llamado San Fernando y se internaron hasta un ejido llamado La Joya, en la periferia del corazón de ese lugar. Ahí, afuera de un galpón de cemento con apenas techo, encontraron a un comando armado. En medio de la nada, a la orilla de una callecita de tierra, se enfrentaron a balazos. Murieron tres pistoleros y un marino. Huyeron los demás pistoleros. Entraron los marinos y vieron lo que había dentro del galpón: recogidos contra la pared de cemento como un gusano de colores tristes, amontonados unos sobre otros, hinchados, deformados, amarrados, un montón de cuerpos. Masacrados.



Los cuerpos de 72 migrantes asesinados por sus captores en un rancho en San Fernando, Tamaulipas, en agosto de 2010. Foto AFP

Gracias al testimonio del ecuatoriano sobreviviente, un muchacho de nombre Luis Freddy Lala Pomadilla, al día siguiente los periódicos hablaron de migrantes masacrados. Poco a poco, día a día, la noticia se confirmó: 58 hombres y 14 mujeres migrantes de Centroamérica, Ecuador, Brasil y la India habían sido masacrados por un comando de Los Zetas.

* * *

Fernando —el motorista— asegura que el día que la noticia salió publicada en los periódicos de medio mundo, recibió una llamada del coyote.

—Me voy. Si viene la Policía, vos no me conocés —dijo el coyote.

—¿Por qué?

—¡Ah! Vos no sabés nada de mí.

* * *

Fernando es el nombre clave que durante el juicio contra seis salvadoreños acusados de integrar una banda de coyotes le dieron al testigo clave. Fernando conocía desde la infancia al coyote. Eran vecinos cuando Fernando quedó desempleado y accedió a trabajar como el motorista del coyote. Normalmente —relató en varias ocasiones Fernando ante un juez, ante las fiscales de la unidad de trata y tráfico de personas y ante agentes de la División Élite contra el Crimen Organizado (DECO)— sus funciones eran recoger al coyote, llevarlo a conversar con algunos de los potenciales migrantes, llevarlo a las reuniones con los demás miembros de la organización, llevarlo y traerlo a la frontera con Guatemala cuando iniciaba o regresaba de un viaje. Sus funciones, hasta aquel agosto de 2010, no incluían mantener la boca cerrada cuando la Policía apareciera.

En diciembre de 2010, la Policía apareció. Capturó a Fernando y también capturó a un hombre de 33 años llamado Érick Francisco Escobar. Según la Fiscalía, la Policía, Fernando y otros testigos, él es el coyote.

La detención se realizó cuatro meses después de la masacre en San Fernando porque fue hasta septiembre cuando Cancillería de El Salvador recibió el informe forense de México, donde se establecía que 13 de los asesinados en aquel galpón abandonado eran salvadoreños. Los investigadores policiales buscaron a los familiares de las víctimas y obtuvieron siete testimonios coincidentes. El coyote con el que habían negociado se llamaba Érick, y su número telefónico —que luego sería rastreado por la Policía— era el mismo. Uno de esos testigos, un hombre cuyo hijo fue masacrado a balazos por Los Zetas en aquella carnicería de Tamaulipas, fue el único de los siete que dijo poder reconocer a Érick. Y lo hizo. Durante el proceso señaló al que según él había sido el coyote que guio a su hijo a la muerte.

Fernando fue capturado en el mismo operativo en el que cayó Érick. Fernando era acusado de pertenecer a la red, pero tras unas semanas en el penal de San Vicente —donde era obligado a dormir sentado a la par de un inodoro—, el hombre decidió contar en una declaración jurada a las fiscales y a los investigadores de la DECO lo que sabía.

Tres meses después de las primeras capturas, la Policía detuvo a un hombre que había logrado mantenerse prófugo durante todo ese tiempo. La DECO detuvo en el municipio de Tecapán, Usulután, a un hombre corpulento, dirigente del equipo de fútbol de primera división Atlético Marte y dueño de buses de la ruta 46. Su nombre es Carlos Ernesto Teos Parada. Según las investigaciones fiscales y la declaración de Fernando, él era el jefe de la red de coyotes en la que Érick trabajaba.

Sabas López Sánchez, un muchacho de 20 años, y Karen Escobar Luna, de 28, eran también de Tecapán. Ambos terminaron formando parte de aquel gusano de colores tristes.

* * *

En su declaración ante las fiscales, Fernando dibujó un mapa con palabras. El mapa que Fernando dibujó permite imaginarse que los migrantes, al menos los seis que iban con Érick, pasaron sus últimos días colgados a un tren de carga como polizones.

Fernando describió dos rutas. Una de ellas empezaba en Chiapas, donde cientos de miles de migrantes ingresan cada año luego de mojarse las piernas cruzando el río Suchiate que hace de frontera con Guatemala. La ruta seguía por Veracruz, lo que hace pensar que los migrantes ya antes habían alternado entre caminatas por el monte y autobuses chiapanecos durante 280 kilómetros donde el tren no funciona, hasta llegar al municipio de Arriaga, montar la bestia de acero durante 11 horas bajo el inclemente sol agostino, hasta llegar al municipio de Ixtepec, ya en el Estado de Oaxaca, donde cambiaron de tren y se subieron a uno mucho más veloz, que va a unos 70 kilómetros por hora, y que tarda entre seis y ocho horas para llegar al Estado de Veracruz, al municipio de Medias Aguas, donde los trenes que vienen de Oaxaca y de Tabasco se juntan para viajar en una sola línea hasta las proximidades de Ciudad de México. Desde ahí escalaban hasta llegar a Ciudad Victoria, viajar a Reynosa e ir a Nuevo Laredo, Tamaulipas, para intentar ganarle al río Bravo, ganarle a la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos y entrar al vasto Estado de Texas.

Fernando había explicado que conocía a Érick como un hombre de vicios. Un bebedor y cocainómano. Le gustaba, como dijo el testigo, andar "de zumba”.

Tomar alcohol y consumir cocaína, en el mundo de los coyotes, es como tomar whisky en el de los jugadores de póquer. No tiene nada de particular. Y sería solo un rasgo identificativo, una curiosidad, de no ser porque en este caso pasó lo que pasó.

En una ocasión, contó Fernando a las fiscales, Carlos Teos y Érick se reunieron en Usulután junto con otros miembros del grupo. Eso ocurrió más o menos un mes antes de la masacre. Teos dio algunas instrucciones, habló de la ruta, habló de nuevos contactos y ordenó a uno de los presentes que sacara el dinero. Fernando observó armas de fuego. El hombre regresó con un rollo de billetes y le entregó a Érick 3,000 dólares, el dinero que cubría el viaje de algunos de los viajeros.

Los familiares de los seis salvadoreños que fueron acribillados por Los Zetas aseguran que el acuerdo con Érick era pagar entre 5,700 y 7,500 dólares por el viaje. Todos pagaron la mitad antes de la partida. La otra mitad se pagaría allá, en Estados Unidos, a la llegada que nunca ocurrió.

Fernando relató que tras aquella reunión, Érick le pidió dirigirse a San Salvador, y ahí al bulevar Constitución, y ahí a una callejuela que entra a una comunidad llamada La Granjita, dominada por una vieja pandilla llamada Mao Mao. Ese lugar es conocido comúnmente como La Pradera, porque a la entrada de la callejuela de tierra hay un motel con ese nombre. Érick quería comprar cocaína, y su motorista lo llevó. Ahí mismo en el carro, dijo Fernando, Érick se metió unos buenos “narizazos”.

Los narizazos serían un rasgo identificativo de un coyote. Una curiosidad, de no ser porque el relato de Fernando termina como termina.

* * *

Una de las muchachas que iba en el viaje con el coyote llamó durante el camino a una de sus familiares que luego se convirtió en denunciante del coyote. La muchacha, dice la versión fiscal, era optimista:

—Estoy en México y voy con la persona que me fue a traer. Estoy bien, dale saludos a todos, les aviso cuando esté en Estados Unidos.

El hijo del señor que luego señaló a Érick también llamó. También era optimista.

—¿Con quién vas? ¿Vas con Érick? —preguntó el papá.

—Sí, papá, aquí está con nosotros todavía, no se ha separado.

Aún no había pasado lo que pasó. Los pequeños detalles aún no habían terminado en un gusano de colores tristes.

* * *

El 11 de agosto, según reportes de Migración de El Salvador, con uno o dos minutos de diferencia, abandonaron el país por la frontera San Cristóbal seis migrantes que 13 días después serían masacrados en un galpón abandonado en Tamaulipas.

Fernando —el motorista— asegura que una noche antes habían sido concentrados en dos hoteles que están a unas cuadras de la terminal de autobuses que van hacia el occidente de El Salvador. Algunos migrantes estaban hospedados en el hotel Ipanema y otros en el hotel Pasadena. Se trata de hoteles de paso, que cobran unos 17 dólares por una habitación doble, estancia de camioneros, buseros, migrantes y coyotes.

Una de las fiscales del caso cuenta que durante la investigación consiguieron una orden de registro del hotel Pasadena. Entre los huéspedes encontraron a un niño de 10 años y a un joven de 18 que estaban a la espera de iniciar el viaje con sus coyotes: estos eran un hombre que había sido deportado de Estados Unidos recientemente y un policía supernumerario. Ambos fueron detenidos. Encontraron también a un guatemalteco de nombre José María Negrero Sermeño. La policía solicitó sus antecedentes por radio, y pronto les respondieron que tenía una orden de captura por el delito de tráfico de personas girada por un juez de Cojutepeque. Le decomisaron sus teléfonos y ahí encontraron números de agentes policiales, de migración, de la frontera, agendas donde precisaba nombres de delegados de migración de Guatemala y El Salvador, así como tarjetas de presentación de varios funcionarios. Cuando hicieron el análisis telefónico de las llamadas de ese hombre, encontraron que se comunicaba con Érick y Carlos Teos.

Los migrantes que serían masacrados subieron a un autobús internacional que iba hacia la capital guatemalteca, contó Fernando. Érick le entregó al motorista 120 dólares. Según Fernando eso correspondía a 20 dólares por migrante, y eran para que el conductor del autobús sobornara a algún policía que se percatara de que los migrantes iban siendo guiados. Érick, él y otro hombre —Carlos Arnoldo Ventura, que luego sería condenado a cuatro años de prisión por tráfico ilegal de personas— se fueron en carro hasta la frontera. Fernando recuerda que durante el camino, Érick fue conversando por teléfono con Carlos Teos sobre rutas y fechas.

En el expediente fiscal se consigna que Carlos Teos —que tiene visa de turista para entrar a Estados Unidos— salió de El Salvador hacia Estados Unidos casi una semana después de que lo hicieran los migrantes. Fernando aseguró que Teos era quien se encargaba de recibir a los migrantes en Estados Unidos, entregarlos a sus familiares y cobrar la segunda mitad por el viaje. En algunas ocasiones hay registro de salida de Teos, pero no de entrada al país. La hipótesis fiscal es que Teos regresaba cargado de dinero, y evadía controles para ingresar al país y no declarar. El análisis de las cuentas bancarias de Teos demuestra que es un hombre que puede pasar de tener cero dólares a tener casi 10,000 en menos de un mes; de tener 85,000 un mes y 94,000 tres días después.

Lo último que Fernando supo de Érick es que cruzó la frontera sin pasar por el registro, con la idea de abordar el autobús del lado guatemalteco y emprender el viaje con sus migrantes.

* * *

Tiempo después, Fernando recibiría la llamada de Érick. Una llamada que llegó muy pronto.

—Me voy. Si viene la Policía, vos no me conocés —dijo el coyote al regresar.

El coyote desapareció unas semanas. Cuando reapareció, dijo Fernando en su declaración jurada, que Érick le contó que un pequeño detalle, ese sutil rasgo característico de estos hombres de vida dura, cambiaría por completo esta historia.

Érick dijo que se había gastado un dinero que es sagrado en estos viajes. Érick se gastó en vicios la cuota que tenía que pagar a Los Zetas en Tamaulipas. Érick se gastó la cuota que un coyote debe pagar a esa mafia mexicana para que cada migrante pueda seguir migrando. Érick —relató Fernando— sabía que había tocado un dinero obligatorio, un dinero que no se negocia, y por eso abandonó a los seis salvadoreños que querían entrar a Estados Unidos.

* * *

Cuando una de las fiscales del caso cuenta que Carlos Teos y Érick fueron absueltos por un juez suplente del juzgado especializado de sentencia de San Salvador, se le corta la voz. Se le insinúa el llanto.

A pesar del testimonio de Fernando, del análisis de llamadas, del reconocimiento del padre de uno de los muchachos masacrados, a pesar de que con las mismas pruebas y el mismo testimonio de Fernando otro juez condenaría luego a otros dos miembros del grupo, este juez absolvió a Érick y a Carlos Teos.

—Fue un asombro, estábamos celebrando... Bueno, qué tristeza. Todos nos volteábamos a ver, nadie lo creía.

La Fiscalía ha puesto un recurso y espera que la Sala de lo Penal revierta el fallo y obligue a que otro juez juzgue el caso.

Mientras, lo único que queda de los familiares de las víctimas, es el testimonio que ya rindieron. Todos los familiares de los migrantes masacrados que declararon recibieron amenazas telefónicas. A todos les dijeron que los iban a desaparecer, a asesinar, relataron a las fiscales antes de largarse de sus casas hacia otro lugar.

* * *

Lo que pasó en aquel rancho es ya historia contada. Historia contada por un muchacho.

Luis Freddy Lala Pomadilla, de 18 años, se sentó en la ciudad ecuatoriana de Riobamba al mediodía del 14 de septiembre de 2010. Se sentó para contestar las preguntas que, vía video, le hacía un fiscal desde la Ciudad de México. Pomadilla es uno de los dos sobrevivientes. Él asegura que también sobrevivió otro muchacho, que era de noche y lo vio huir de entre los muertos, pero que luego escuchó alboroto, persecución, disparos.

El fiscal mexicano estaba más centrado en preguntar a Pomadilla por nombres y apodos. Le preguntó por El Coyote, El Degollado, Chabelo, El Kilo, Cabezón, le preguntó por El Gruñón, un “kaibil guatemalteco”, y por cinco salvadoreños, le preguntó si los reconocía como zetas. Pomadilla dijo que entre ellos no se hablaban, que por eso apenas recordaba a El Kilo —Martín Omar Estrada, que luego sería capturado y condenado como jefe de plaza de Los Zetas en San Fernando—. Pomadilla —que al igual que los seis migrantes salvadoreños fue abandonado por su coyote— recuerda que eran unos ocho zetas, todos armados, que se conducían en un pick up doble cabina blanco y en una todoterreno Trooper, los que detuvieron los tres camiones donde viajaban decenas de indocumentados en su intento por acercarse a la frontera. Recuerda que los llevaron hasta San Fernando y ahí los formaron contra el muro del galpón. Recuerda que uno de los zetas preguntó si entre esos hombres y mujeres había alguien que quería entrenarse para pertenecer a Los Zetas. Recuerda que solo un muchacho migrante levantó la mano y dijo que sí. “Pero igual lo mataron”. Lo mataron a él y a 71 personas más. Pomadilla, que sobrevivió porque lo dieron por muerto, recuerda que después, durante unos tres minutos, tronó un arma. Fue un concierto de balas de una sola arma que duró hasta acabar con la vida de 72 migrantes.


Omar Estrada Luna, alias El Kilo, fue capturado en abril de 2011 acusado de ordenar la masacre de 72 migrantes en agosto de 2010 y de otros 145 asesinatos de personas encontradas en fosas comunes en San Fernando, Tamaulipas. Foto AFP

Los Zetas son una banda de cavernícolas. Tal como me dijo un coronel que formaba parte del contingente que mantenía un estado de sitio en Alta Verapaz, Guatemala, en 2011, para intentar echar a esa mafia, son tipos que primero disparan, torturan, asesinan y después preguntan si sus víctimas les harán caso.

Sin embargo, lo cavernícola no les quita lo mafiosos. En cada una de las actividades de esta banda a la que intento entender desde 2008 hay un solo interés: multiplicar el dinero. ¿Por qué secuestrar a 72 migrantes, llevarlos hasta una zona perdida de un municipio rural y masacrarlos? ¿Qué ganaron con eso?

La principal hipótesis divulgada por las autoridades mexicanas asegura que Los Zetas dispararon disgustados porque los migrantes no quisieron integrarse a la banda criminal. Una de las mujeres que eran guiadas por Érick y que murió en aquella masacre era una joven de 18 años del departamento de La Libertad. ¿Es ese el perfil de reclutas que Los Zetas buscan?

La historia de los seis migrantes salvadoreños que acabaron asesinados, que se supone pagaron por el pequeño detalle de que su coyote decidió consumir más cocaína y alcohol del que podía financiar, habla de otra lógica. El que no paga, no pasa. Migrar por México tiene tarifa, y la cobran Los Zetas.

Los coyotes o migrantes que quieran burlar ese peaje se enfrentarán a esos cavernícolas. ¿Qué manera más poderosa de demostrarlo que 72 cadáveres apiñados en un gusano de colores tristes?

Todo parece adquirir lógica cuando se piensa que Los Zetas pretendían consolidar un mensaje entre los coyotes y los migrantes. Pero para dar eso por seguro, para entender cómo esa mafia cambió los códigos de un mundo de rudos coyotes hay que buscar a algunos de esos guías clandestinos.

Hay pocos lugares mejores que el departamento de Chalatenango, en El Salvador, para encontrar a algunos de los mejores coyotes.


* * *

sábado, 22 de marzo de 2014

DIALOGO Y ACUERDOS EN EL SALVADOR


El Precio del Azúcar - The Price Of Sugar (Documental)


El controvertido documental del galardonado director estadounidense Bill Haney, premiado por varias producciones, “El Precio del Azúcar” (Price of Sugar) cuyo subtítulo es “Esclavitud en el Paraíso” (Eslave in the Paradise) y que denuncia los presuntos maltratos a los derechos civiles y humanos de los braceros haitianos que cortan la caña en la República Dominicana, será exhibido también en dos oportunidades en el prestigioso Festival Internacional de Seattle, Estados Unidos.

El filme, narrado por el afamado actor de Hollywood Paul Newman y con libreto de Haney y Peter Rhodes y edición de Peter Rhodes, estará en pantalla en el Festival Internacional de Seattle el próximo 26 de mayo a partir de las 9:30 de la noche y también el 29 del mismo mes a las 4:15 de la tarde

Anteriormente, la producción que fue asesorada por el padre Christopher Hartley, quien aparece en escenas cargando niños haitianos en sus brazos y mantuvo durante varios años un importante ministerio a favor de los inmigrantes del vecino país de la República Dominicana, había sido mostrada el 11 y el 13 de marzo de este año (2007) en el no menos importante festival internacional de cine SXSW.

Para este viernes 18, está pautado a exhibirse en París, Francia con el título de “Esclaves Au Paradis” (Esclavos en el Paraíso) como parte de una serie de actos que organizaciones defensoras de los haitianos, llevan a cabo en Europa para denunciar la situación de estos.

“El Precio del Azúcar”, fue producido en base al trabajo del padre Hartley, quien es considerado por los productores, como un importante organizador de los pobres en el hemisferio Occidental.

El cura de nacionalidad norteamericana y que durante años ejerció su sacerdocio en una iglesia barrial del condado de El Bronx, confrontó problemas con el gobierno y portavoces de las posiciones ultra “nacionalistas”, después que varias entidades criollas no gubernamentales e internacionales, arreciaran una campaña de denuncia contra el estado por la supuesta violación de los derechos de los haitianos.

Hartley, según pudo confirmar este reportero en su momento con la arquidiócesis de Nueva York, fue sacado del país a petición del cardenal Edward Egan, que se lo pidió a su colega dominicano López Rodríguez.

Las indagatorias de este medio, dieron con la información de que Hartley, rehusó ser trasladado de vuelta a Estados Unidos y decidió irse a España.

El cura católico, desarrolló su labor básicamente en las plantaciones cañeras, “descubriendo que el comercio del azúcar, se basa en una forma moderna de esclavitud”.

El documental sostiene que los haitianos de las plantaciones, cortan la caña a punta de machete, teniendo que trabajar 12 horas al día, siete días a la semana, sin acceso a viviendas decentes, carentes de electricidad, agua limpia, educación, cuidados de salud y adecuada nutrición.

“Frecuentemente, ellos son desplazados aunque hayan nacido dominicanos, negándoseles la identidad y estando virtualmente invisibles ante los ojos de la ley”, indica una parte de la narración del documental.

“El Precio del Azúcar”, toca la tecla de la pregunta acerca de dónde y cómo se origina el producto (azúcar) que consumimos, a cuál costo se produce y dónde está nuestra responsabilidad por la mentira”, agrega la narración del filme.



jueves, 20 de marzo de 2014

Carta a Mauricio Funes





Los cinco años de tu periodo pasaron rápido, casi volando y casi corriendo, y casi como una exhalación, será porque los tiempos son muy acelerados o porque  el país requiere tantas cosas por hacer, pero tu gobierno llegó rápido y pasó rápido, las huellas son como un testimonio de que alguien o algo pasó por un lugar y en un cierto momento; en la historia las huellas tienen que ver con los pasos que alguien da y con las cosas que alguien hace o no hace, con lo que dicen o no dicen.

Dagoberto Gutiérrez

Tu gobierno es de aquellos de los que todos esperan todo o casi todo porque llegaste desde las cámaras de televisión a un lugar donde las decisiones no eran fáciles y sin tener la fuerza necesaria para tomar las decisiones necesarias.

En la historia tu gobierno no responde a una transición porque ésta requiere la derrota de un régimen político anterior y el montaje de uno nuevo y en ese proceso en el que lo antiguo no desaparece y lo nuevo no aparece es donde estalla, enmarañado, el conflicto. Tu gobierno no registra conflictos históricos y estructurales, es más bien un gobierno de transito.

He de decirte que tu decisión de controlar el aparato de Estado, junto con tus amigos y de establecer tu propio centro de decisión fue muy importante y otorgó una característica clave para tu gobierno, porque eso te permitió asegurar  las decisiones convenientes y adecuadas sin que ningún aparato partidario controlara y usufructuara el aparato estatal. Estoy seguro que nos entendemos cuando  afirmo que es el control del aparato del estado y su uso en la dirección que se acuerde y en la manera que se estime conveniente y al servicio de los intereses a los que se sirven, lo que determina los temblores y estremecimientos de la lucha política del país.

Hay algo fundamental en todo ese empeño y es que en todo momento vos fuiste siempre vos, y no permitiste que el cargo te subsumiera,  por eso no fue el presidente el que le dio el uniforme a Mauricio Funes, sino Mauricio Funes fue el que se hizo Presidente, pero sin dejar de ser Mauricio Funes. Te repito, esto le dio a tu presidencia un cierto olor, un cierto sabor y un cierto color de alguien que sabe que los cargos son pasajeros como la vida toda y que la clave es saber que la carga viene cuando la persona descubre que hay que encargarse de la realidad y hay que hacerse cargo de ella, ambos sabemos que un cargo no supone eso de encargarse de lo que estoy hablando.

Por supuesto que navegaste en la maraña encendida del conflicto, porque siendo este un componente infaltable de la realidad, lo es más cuando se trata del poder y sobre todo, del poder  político que sirve o de manera subversiva o de manera conservadora, todo depende de quién lo use y en ambos casos si se usa para transformar la vida de los seres humanos beneficiando a los más débiles hay conflictos con los más poderosos, pero cuando el poder se usa en beneficio de estos poderosos debe, tiene y puede haber conflictos con los débiles, afectados, heridos y ofendidos, sobre todo cuando estos débiles han esperado y desesperado, bajo el Sol y la noche, por una vida diferente y nueva, de modo que el conflicto tiene que ver con la circunstancia de ¿Para quién trabaja el gobierno?

Entiendo que esto lo tienes resuelto en tu cabeza, porque la gente y también el pueblo, tiene sobre esto, ideas que son cada vez más claras.

Por supuesto, querido Presidente Mauricio Funes, que aparecer peleando con las cúpulas empresariales del país era algo inusual en los estilos de gobernar y también en los métodos de someterse a los poderes, porque los presidentes se sometían sin hacer ruido, pero tu conflicto pareció romper ese conocido arroyo de imponer y de acatar los intereses más fuertes; por supuesto que todo depende de la naturaleza de los conflictos, de sus esencias mas allá de las palabras ríspidas  y los discursos con llamas, aunque al público pareció gustarle esa confrontación así como pareció aprobar  que el aparato de Estado no fuera apropiado por los partidos políticos.

La figura del cambio fue el anuncio y también el motor de tu ascenso al gobierno y en cierto modo tú representaste eso, el cambio, como ambos sabemos es una palabra húmeda y sinuosa que puede significar desgracia o ventura, por eso es una palabra que requiere de ingredientes precisos para convertirse en transformación; pero cómo pudiste aprender, transformar un país, requiere una cabeza subversiva, total respaldo de un pueblo ganado para las transformaciones y saber situarse, totalmente en el terreno del conflicto.

El nuevo gobierno que previsiblemente asumirá el próximo primero de junio te debe mucho, bastante, como la luz al día. Tu decidida campaña política en medio de la campaña electoral, sin ese trabajo y sin tu experiencia en la comunicación, los resultados en la primera campaña electoral no hubieran sido, probablemente, los obtenidos.

La segunda campaña es otra historia y aquí es más importante la derrota de unos que la victoria de los otros, porque el que gana con pocos votos es débil, y el que pierde con pocos votos es fuerte y esto es importante para los días y meses que están corriendo.

Te diré que el nuevo gobierno no enciende las esperanzas ni las hogueras que vos encendiste, esto  no es necesariamente un consuelo, pero sí un punto de diferencia sustantiva cuando los días que vienen van a requerir de un pueblo movilizado, organizado y formado, dispuesto a construir, con sus propias manos, las esperanzas necesarias; sabiendo que estas no vienen de arriba, pues nacen abajo, muy abajo. Por eso los movimientos en el cielo son precedidos por los cambios en la tierra y la crisis agravada y la ofensa agigantada producirá, sin falta, sus movimientos, pero esto es otro tema.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Música: Canciones de la Revolución Mexicana


Esa extraordinaria gesta que fue la Revolución Mexicana de los primeros años del Siglo XX con Emiliano Zapata y Francisco Villa a la cabeza (para algunos: primera revolución con tono socialista de la historia, que corriera luego una suerte nada envidiable terminando en un proceso de burocratización y degeneración absolutas), tuvo su música. De aquel momento nos llegan varias canciones que pasaron a ser piezas obligadas del cantar popular, no sólo de México, sino de toda Latinoamérica. Más aún: canciones conocidas, hoy por hoy, en todo el mundo, piezas que ya son parte de un cancionero universal.


Entre otras, pueden mencionarse las siguientes:

- Carabina 30-30
- Corrido de Pancho Villa
- El Siete Leguas
- La Adelita
- La cucaracha
- La llorona
- La maquinita
- La persecución de Villa o [Nuestro México, febrero veintitrés]
- La petenera
- La Valentina
- Malagueña
- Nuestro México, febrero veintitrés o [La persecución de Villa]
- Soldado revolucionario


Presentamos un acucioso e interesante material sobre esta producción musical:

La música y la Revolución mexicana

Oscar Ramírez Maldonado

En nuestro imaginario colectivo los ejércitos revolucionarios marchan a través de inmensas llanuras y valles, paisajes con montañas que se recortan en el horizonte. Imágenes en blanco y negro, con intenso claroscuro al estilo de Gabriel Figueroa; interminables columnas de jinetes, seguidas al paso por infantería y soladaderas. A veces van sobre trenes maltrechos, con los techos saturados de combatientes. En nuestra memoria gráfica la Revolución se hizo en tren, a caballo, con una variedad vario pinta de sombreros y sarapes, pero también se hizo cantando.

Las tropas marchan mientras las bandas de guerra tocan la Marcha de Zacatecas o La rielera, en los campamentos, por la noche, grupos de soldados cantan al calor de las fogatas con guitarra en mano La Valentina y La Adelita, cantan corridos que cuentan las hazañas de compañeros de armas y jefes militares. No hay batalla ganada que no se celebre con las notas de La Marieta y Jesusita de Chihuahua. Pancho Villa levanta su mano con tres dedos al aire e inmediatamente un grupo musical interpreta una de sus canciones favoritas, Las tres pelonas.

Un Dorado de Villa no solamente es valiente, sino que es capaz de cantar La Valentina como Jorge Negrete lo hace en la película Si Adelita se fuera con otro (Chano Urueta, 1948). Las tropas del Ejército Libertador del Sur, si bien menos representadas en la cinematografía nacional, también saben cantar en sus campamentos.

Estas imágenes idílicas han llegado a nosotros a través del cine con tema revolucionario, sin embargo no son del todo falsas sino solamente una idealización. La División del Norte, en cada uno de sus 21 cuerpos militares, contaba con una o más bandas de guerra.

Se cuenta que en la batalla de Torreón, en marzo de 1914, las tropas del entonces invencible ejército villista se lanzaban en sus cargas de caballería cantando. Al respecto Paco Ignacio Taibo II señala en su biografía de Villa, que la versión es dudosa, pues la mayoría de los integrantes de la caballería villista se lanzaban al ataque sosteniendo con la boca las riendas y en ambas manos sus pistolas, lo cual dificultaría que cantaran al hacerlo, sin embargo el autor señala que todas las versiones coinciden en que los villistas marchaban entonando El torito o La Cucaracha, que hacía referencia a Victoriano Huerta. Esta última, seguramente sonaba en la estación de trenes de Chihuahua cuando el general Felipe Ángeles llegó para integrarse a la División del Norte, previo a la toma de Torreón.

Todas estas canciones y corridos, con la Revolución triunfante, se incorporaron a la cultura popular como referente del movimiento armado. Anteriormente, todavía hasta bien entrados los años cuarenta del siglo pasado, el corrido funcionó también como una medio de transmitir noticias y hechos relevantes. Vicente T. Mendoza, en su libro El corrido mexicano (FCE, 1954), señala que si bien los grandes periódicos de finales del siglo XIX y principios del siglo XX eran para las clases urbanas educadas el medio por el cual se enteraban de los acontecimientos nacionales, para la población rural y la urbana popular el corrido era la forma en que se transmitían las noticias. Los cantantes contaban los hechos y las hazañas de una amplia variedad de personajes, repartiendo en hojas sueltas la letra de estos corridos.

El corrido vio su época de auge en el periodo comprendido entre 1910 (con el levantamiento maderista) y 1929 (con la guerra cristera). Sin embargo, el género inicia propiamente, con las característica que hoy conocemos, en el último cuarto del siglo XIX, cuando se cantaban las hazañas de algunos rebeldes al gobierno porfirista, según explica Vicente T. Mendoza en su libro. Este género épico-lírico-narrativo tiene una forma bien definida, se trata de cuartetas de rima variable (asonante o consonante) en los versos pares. El corrido es heredero formal de las coplas, de los cantares y de la jácara (composición popular de corte satírico), todas ellas de origen español. Este género, que comienza a tomar forma durante la época de la Reforma, con el radio y la televisión se convirtió en una forma musical de consumo masivo. En los últimos años, el corrido se ha visto en el centro del debate con la aparición de los llamados “narco corridos”, sin embargo, más allá de la controversia, el corrido es una expresión culturalmente rica y que durante ya largos años ha sido parte de la cultura popular mexicana.

Fuente: http://homozapping.com.mx/2011/11/la-musica-y-la-revolucion-mexicana/

Entre algunas de las más renombradas canciones, escuchemos por ejemplo:
 
 - La cucaracha
 

- Adelita
 
 
 - Carabina 30-30
 
 
 - Corrido de Pancho Villa
 
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...