Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

viernes, 14 de noviembre de 2014

La epopeya desconocida de los médicos guerrilleros en El Salvador


Miguel Huezo Mixco *
El Faro


El autor recuerda para nuestros lectores un episodio que luce "los triunfos de la misericordia y el bien" como reacción y reflejo de la brutalidad más atroz de la guerra civil salvadoreña.
 
Fue una noche de espanto. Nuestra larga columna caminó a ciegas sufriendo todo tipo de golpes y deslizamientos. Pasada la medianoche, la vanguardia se topó con una avanzadilla enemiga y se produjo un breve intercambio de disparos. Tuvimos que dar un largo rodeo para llegar, cuando ya clareaba, al pequeño y abandonado caserío Portillo del Norte, al oriente de Chalatenango. Mientras descansábamos, pasó al lado nuestro una pequeña unidad de hombres exhaustos, bañados en sudor, cargando a un herido en una hamaca.

El hombre había resultado herido en la balacera. Lo llevaron hasta la iglesia del lugar. Fui a verlo. Estaba acostado, boca abajo, quejándose, entre los escombros de la sacristía. Una jovencita le arrancaba a tijerazos el pantalón ennegrecido por la sangre, y dos extranjeros, un médico italiano y un enfermero norteamericano, a quienes no había visto antes, improvisaban una lección. En un español aceptable, rodeados de un grupo de jóvenes, la mayoría mujeres, explicaban que el tiro mostraba un orificio de salida a unos pocos milímetros del ano. Por suerte, no había comprometido ningún órgano vital. Supervisaron la curación y la inyección del anestésico. Una de las muchachas le hablaba al oído y le pasaba la mano por el pelo. Cuando procedieron a coser la herida, con una aguja curva, como una lesna, el hombre comenzó a dar unos terribles gritos. El enfermero miró mi rostro horrorizado y me tranquilizó explicándome que sus gritos eran solo un acto reflejo, que el paciente en realidad no sentía nada.

Los nombres del médico y el enfermero aparecen citados en el libro La otra cara de la guerra: salvar vidas. Experiencias de la sanidad guerrillera en Chalatenango y Cinquera, El Salvador, publicado en San Salvador hace unas semanas. Ellos formaron parte del sistema de sanidad de la guerrilla que operó en la zona norte de El Salvador entre 1981 y 1992. La mayoría de sus integrantes fueron campesinos. Contaron, eso sí, con el apoyo de médicos provenientes de México, Chile, España, Italia, Alemania, Estados Unidos y, desde luego, El Salvador. Todos ellos gozan de mucho respeto en el mundo de los veteranos de la guerra civil salvadoreña. Sin embargo, su trabajo todavía no tiene todo el reconocimiento que se merece. Una parte del valor de ese libro consiste en situar en el mapa a un contingente de hombres y mujeres que participaron en aquella conflagración con algodones, agujas y escalpelos. Todos, en momentos dramáticos de nuestras vidas, pasamos por sus improvisados consultorios, y nos pusimos en sus manos con la certeza de que iban a hacer todo lo posible por aliviarnos y salvarnos. En el cumplimiento de sus deberes, “con inocencia y pureza”, como reza el Juramento hipocrático, no pocos perdieron la vida.

La otra parte de la importancia del libro radica en la puesta en limpio de la experiencia de un “sistema sanitario” creado en medio de una guerra de guerrillas. La reconstrucción de los hechos, con dosis de historia política, rescate de la memoria y recuperación de un conocimiento y una práctica únicos, nos permite descubrir la lógica que tuvo, los factores que intervinieron en aquel proceso y por qué las cosas se hicieron de esa manera.

A pesar de que la ferocidad de la historia militar y los enmarañados juegos políticos suelen despertar más atención y curiosidad, un libro como este ayuda a entender esa dimensión, refundida en las memorias personales, que denominamos el “lado humano” de la batalla. Cuando aludo a esa parte humana no intento reivindicar una idea candorosa de un conflicto cuya prioridad inmediata es la aniquilación y desmoralización del antagonista. Por el contrario, creo que este documento nos pone frente al espejo de la brutalidad más atroz, pero mostrando los triunfos de la misericordia y el bien.

Asimismo, en el orden estrictamente técnico, ofrece una visión bastante justa del sistema sanitario insurgente, que con el paso de los años se constituyó en un aparato complejo, que incorporó a médicas, médicos, paramédicos y un numeroso personal de apoyo. Esta organización también prestó atención de primeros auxilios y realizó incontables procedimientos médicos para salvar la vida de los combatientes heridos, incluidos, en algunas ocasiones, los del bando enemigo. En los últimos años de la guerra, además, había conseguido ampliar sus actividades procurando bienestar a una población civil que por siglos había estado excluida de servicios médicos básicos.

 
El origen de ese aparato está ligado al surgimiento de los núcleos guerrilleros urbanos que comenzaron a operar en los años 70, principalmente en San Salvador. Aquel primer sistema sanitario estuvo destinado a atender a personas heridas durante las protestas populares, y también a los guerrilleros y milicianos heridos en acción. Fue, como se describe en el libro, una estructura clandestina, que recurría a médicos y estudiantes de medicina, que tuvo asiento en casas y clínicas privadas, y que fue apoyada en una extensa red de familias que se oponían a los regímenes autoritarios de la época.

Su mayor desafió comenzó después de 1981 cuando las acciones se trasladaron a las zonas rurales. Fue allí donde jugaron un papel clave profesionales de la medicina venidos de los cuatro puntos cardinales del planeta: los “internacionalistas”, como se les llamaba. Ellos no solo desplegaron y aplicaron conocimientos médicos más desarrollados, sino también hicieron una labor educativa y formativa, y crearon protocolos médicos adaptados a las condiciones propias de una guerra irregular. Acostumbrados a intervenir pacientes en quirófanos modernos, desplegaron una enorme capacidad innovadora no solo para montar salas de operaciones y hospitales móviles, improvisando curaciones sobre la marcha, sino también organizando puestos médicos que acompañaban a las unidades de combate.

Jóvenes campesinos, mujeres la inmensa mayoría, a menudo semianalfabetas, asimilaron conocimientos sobre anatomía humana, los sistemas digestivo, nervioso y circulatorio, e incluso sobre odontología y farmacología. A estos médicos y paramédicos también les tocaba el duro papel de consolar a heridos y moribundos que no contaban con el apoyo de sus familias desplazadas por causa de las operaciones de guerra. Fueron curadores y sanadores; hermanos y hermanas; y también padres y madres. Desde donde se lo vea, el suyo no fue un trabajo fácil. Encima de todo, como también lo relata el libro, las iniciativas de los médicos topó a menudo con la estrechez de miras del pequeño “Olimpo”, como uno de los médicos entrevistados llama a las jefaturas que tenían a su cargo las acciones militares y, por ende, las decisiones sobre casi todo lo que ocurría en las zonas controladas por la guerrilla.

Detrás de los reflectores que iluminan a las figuras más visibles de aquel conflicto está la oscura poesía de la guerra, que tuvo uno de sus escenarios en aquellos parajes habitados por los sufrientes. En medio de las operaciones que montaba el ejército para ingresar a las zonas guerrilleras las unidades hospitalarias se desplazaban trabajosamente, con heridos, equipo médico y muy poco personal, como es de imaginarse, pues los brazos más fuertes estaban destinados a la línea de fuego. Iluminados por la luna o las bengalas, aquel cortejo de seres lastimados, rotos, enfermos, constituía una visión conmovedora solo superada en intensidad por las retiradas en masa de la población civil. No es posible evocar unas y otras sin volver a sentir congoja y admiración.

El libro es una historia de esa experiencia contada con las voces de un grupo de hombres y mujeres cuyo trabajo fue hacernos más soportable la guerra. Esa lección de ternura es el mejor alegato a favor de la razón y la no violencia, y la prueba viva de que aun caminando en los desfiladeros del infierno podemos dar lo mejor de nosotros mismos.



Curación en Chalatenango / Foto obtenida por el autor en Fundabril.

COMIDA DE HOCICONES


 Benjamín Cuellar Martínez

 
Al ver a Mauricio Funes recriminar a Ernesto Rivas Gallont por lo que dijo en torno a la  masacre en El Mozote, no queda más que reaccionar ante quien asume y presume haber sido el mejor presidente de este país huérfano de estadistas. No hay que escupir para arriba y hay que cuidar el techo cuando se tiene de vidrio. Rivas Gallont pidió perdón a las víctimas por algo puntual, del todo deleznable, como lo fue el contribuir al intento estatal de encubrir esa terrible masacre. Intento inútil, por cierto. Otra cosa es que ese remordimiento sea sincero, aunque parece que sí. Eso lo sabrá él y nadie más. Pero entre el universo de hipócritas y farsantes de la política guanaca, hay bastantes hasta para regalar. No se trata de defender a quien fue embajador en Washington, D, C., durante la presidencia de Napoleón Duarte. Para nada. Esa persona es un encubridor de un régimen oprobioso. Pero lo ha reconocido y ofrece disculpas.

Ese hecho debería asumirse, más bien, como un primer paso en el camino a transitar para alcanzar la paz real: el de la verdad, la justicia y la reparación integral. Para ello, el arrepentimiento debe acompañarse con la información para materializar las dos primeras de esas aspiraciones postergadas. También la inusitada súplica de perdón debería estimular a otros encubridores, a los autores directos de las atrocidades y a quienes desde arriba mandaron ejecutar a tantas personas indefensas o a capturarlas, torturarlas y desaparecerlas por la fuerza. Debería servir, el gesto de Rivas Gallont, para empujar a que empiecen a reconocer sus culpas y den a conocer detalles de los hechos.

Por eso, que no venga Funes con verbosidades y superioridades. Él también juega en la misma liga de aquellos que en este país han protegido criminales y quizás hasta les gana con buena ventaja, porque lo hizo siendo presidente y comandante general de la Fuerza Armada. Y es que después de vanagloriarse de haber sido periodista inquisitivo, a la hora de las horas cuando tuvo las mejores posibilidades de hacer valer su labia pasada, se le aguadó todo y no mostró valor para hacer lo debido.

Buena muestra de ello es el caso de la masacre en esta Universidad, que está por llegar a los  veinticinco años de ocurrida. También serán ya cinco los lustros de permanecer vigente una impunidad protectora de sus principales responsables y ofensora de las víctimas, de la UCA, de la sociedad salvadoreña y de la humanidad entera. En eso, digan lo que digan, Funes tiene una enorme responsabilidad que es fácilmente demostrable con dos ejemplos.

Uno es el discurso de sus representantes oficiales en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, quienes repetitivamente decían que su Gobierno era guiado e inspirado por monseñor Romero y los mártires jesuitas. Además, declaraban el firme compromiso de cumplir a cabalidad sus obligaciones internacionales en la materia; pero, agregaban, “en lo que le corresponde al Órgano Ejecutivo”. Siempre, siempre mantuvieron esa posición. Lo que le tocaba a Casa Presidencial era, según esa tesis sacada de la manga, tan solo reparar.

Esos funcionarios, denunciaron antes al cuarto Gobierno de ARENA desde la cancha de las víctimas y las organizaciones sociales que las acompañaban y acompañan. Le reprocharon al Estado salvadoreño desacatar las recomendaciones de la Comisión Interamericana. Con el dedo acusador, le señalaban al jefe del mismo –Antonio Saca– el último círculo infernal donde hervían los violadores de derechos humanos. Con ARENA no repartían pecados de la misma forma entre el Ejecutivo, la Fiscalía, el Órgano Judicial y la Asamblea Legislativa. Era Saca el responsable último y punto. A partir del 1 de junio del 2009, como funcionarios alegaban que Funes solamente debía reparar y que lo había hecho.

Así, la Fiscalía nunca fue presionada en serio para que investigara la masacre ni se cabildeó con ganas en el Legislativo para derogar la Ley de amnistía. Pero sí se vio cómo, en su aflicción preelectoral debido a sus temores de lo que podría pasarle si perdía el FMLN, Funes presionó con todo para que se investigara a Francisco Flores y lo logró. ¡Qué bueno! Lástima que para ello se dio el lujo, entre otros, de violar la Constitución.

Regresando a la Comisión Interamericana, en una audiencia para revisar el cumplimiento de sus recomendaciones el delegado estatal alardeó con su única carta de presentación: la “reparación” mediante un homenaje al cumplirse dos décadas de las ejecuciones de Julia Elba Ramos, su hija Celina Mariset y los seis jesuitas. Pero tanto en el discurso de Funes como en la entrega de las condecoraciones “José Matías Delgado”, en ese acto oficial, las víctimas femeninas –madre e hija– no figuraron. ¡Eso no se vale!

La otra responsabilidad de Funes: esconder a los que ordenaron el 15 de noviembre de 1989 la masacre en la UCA, junto a algunos de los que la consumaron en las primeras horas del 16. De par en par se les abrieron los portones de un tenebroso cuartel, para que capearan el temporal. Eso no le envidia nada a lo que ahora es motivo de remordimiento para Rivas Gallont, quien debió sacárselo del pecho antes: cuando la Corte Interamericana deliberaba qué hacer con la masacre de El Mozote. Seguramente le hubiera dado mayor solidez de la que tiene a la buena sentencia emitida. Pero más vale tarde que nunca. 
 
En España se logró avanzar en lo que nunca se avanzó acá: juzgar autores materiales e intelectuales de la matanza. A fines de mayo del 2011, el juez sexto de la Audiencia Nacional –Eloy Velasco– llamó a plenario y en agosto INTERPOL giró las órdenes para su captura. Los hasta entonces “valientes” militares temblaron. Y Funes ordenó que los “resguardaran” o toleró que alguien lo hiciera. ¿Cuál “resguardo”? Quien tenía bien claro lo que debía hacerse, los salvó o aceptó que los salvaran. Entrevistado por el periódico ContraPunto, Funes se lució diciendo cómo procedería de recibir las “alertas rojas” para extraditar a los reclamados por la justicia universal. ¡Qué clara y contundente su respuesta!

Se abren comillas: “Con o sin amnistía, si la orden de detención decretada por el juez Eloy Velasco de la Audiencia Española se hace efectiva en el país, esos jefes miliares van a tener que ser detenidos por la Policía, siguiendo un procedimiento que viene desde la INTERPOL y vamos a tener que solicitar la autorización de la Corte Suprema de Justicia para decidir si se pueden o no extraditar. Así es”. Fin de la cita. ¿Alguien vio siquiera uno de ellos que lo anduvieran exhibiendo esposado, como pasó con Flores?
  
Funes exige que juzguen a Rivas Gallont por El Mozote y yo exijo que lo juzguen a él por la UCA. “Resolver la delincuencia –dijo alguna vez– no es comida de hocicones”. Superar la impunidad tampoco, pero hay que comenzar a meterle a eso para que el país tenga esperanza y su situación cambie de verdad. Hay que hacerlo no solo virtualmente o en la propaganda electorera, sino sobre todo con procesos y sentencias desde arriba hasta abajo.

EL SALVADOR.- 11 de noviembre de 1989: “Ofensiva final” del FMLN …. para negociar


Por Rael Oshun


El triunfo de la revolución nicaragüense, el 19 de julio de (1979), le planteó a la guerrilla salvadoreña el problema de tomar el poder. Pero en el mes de septiembre de (1979), la coyuntura política dio un giro abrupto: comenzaron a surgir posiciones reformistas dentro de la guerrilla que buscaban una salida negociada a la crisis del régimen militar.

El Frente de Acción Popular Unificada (FAPU), la Unión Democrática Nacionalista (UDN), las Ligas Populares (LP-28), promovieron una plataforma común del Foro Popular, cuyo objetivo era la unidad para enfrentar al régimen militar, al cual después se sumaron otras fuerzas políticas y sociales como el burgués Partido Demócrata Cristiano (PDC), el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), y la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS) quedando por fuera de este esfuerzo el Bloque Popular Revolucionario (BPR) bajo la influencia de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL). Producto de la movilización y radicalización popular, las fuerzas armadas promovieron un auto golpe de Estado, el 15 de octubre de 1979, siendo derrocado el General Romero, instaurándose la primera Junta de Gobierno, pero continuaron las huelgas y movilizaciones populares.

La primera Junta de Gobierno fue producto de la alianza entre sectores de la joven oficialidad militar y sectores burgueses que deseaban evitar la repetición del triunfo revolucionario del 19 de julio de 1979, otorgando mayores libertades políticas, pero la represión continuó provocando la salida de los sectores “progresistas”. Entonces la oligarquía decidió aplacar el dinamismo de las masas, amedrentar a la guerrilla y al movimiento sindical, llevando a cabo las más brutales acciones estratégicas de terror a través de los escuadrones de la muerte creados por Roberto Dabuisson.

El 19 de diciembre de 1979 se formó una Coordinadora Político Militar, que para el 22 de mayo de 1980 se transformó en la Dirección Revolucionaria Unificada (DRU). El 9 de enero de 1980 se conformó la segunda Junta de Gobierno. El 11 de enero de 1980 se creó la Coordinadora Revolucionaria de Masas (CRM), integrada por él BPR, FAPU, UDN, LP-28, y el Movimiento Popular de Liberación (MPL) que se suma en mayo de 1980. La represión era imparable, al grado de asesinar a Monseñor Oscar Romero el 24 de marzo de 1980. La respuesta popular fueron grandes huelgas generales dirigidas por La DRU. La efervescencia de las masas era tan fuerte que los frentes de la guerrilla se multiplican. Para septiembre de 1980 se conformó la tercera Junta de Gobierno.

Primera ofensiva del FMLN

En octubre de 1980, inspirados por el auge del movimiento social y la experiencia sandinista en Nicaragua, se conformó el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN). En enero de 1981, el FMLN lanza su primera gran ofensiva guerrillera después de dos intentos fallidos: el objetivo no fue la inmediata toma del poder, sino hacer sentir su presencia como nuevo sujeto político y militar. La primera ofensiva fracasó porque la clase media había sido ganada al proyecto reformista que representaba Napoleón Duarte y la democracia cristiana, aislándola de los sectores que apoyaban la guerrilla.

Alianza FMLN - FDR

A principios de 1980 se constituyeron dos Frentes políticos no militares con objetivos específicos. En marzo de 1980, surgió el Frente Democrático Salvadoreño (FDS), integrado por el Movimiento Independiente de Profesionales y Técnicos de El Salvador (MPTIES), y por el movimiento Popular Social Cristiano (MPSC). Finalmente, en abril de 1980 se constituyó el Frente Democrático Revolucionario (FDR).

Los antecedentes organizativos del FDR se encuentran en la CRM. La creación del FDR perseguía crear un instrumento de negociación política. La alianza FMLN-FDR ya indicaba que el gran eje político de la guerrilla sería la negociación y no la toma del poder por medio de la insurrección. No obstante, en enero de 1980, la alianza de las organizaciones populares bajo influencia de la guerrilla había planteado la Plataforma Programática para un Gobierno Democrático Revolucionario (GDR). La idea de alianzas con algunos sectores burgueses opositores, tenía el objetivo político estratégico de buscar aliados contra la oligarquía recalcitrante, en imitación de la experiencia del FSLN en Nicaragua que hizo alianzas con la burguesía opositora para derrotar a Somoza.

La gran diferencia con la guerrilla sandinista es que esta nunca se detuvo en las negociaciones, y promovió siempre la insurrección popular. En cambio, el FMLN y FDR propusieron desde el inicio la negociación política con el gobierno de turno. El 25 de noviembre de 1980, José Napoleón Duarte, presidente de la tercera Junta de Gobierno, llamó al dialogo a todas las fuerzas políticas. Pero el ala fascista de Dabuisson secuestró y asesinó a la mayoría de la dirigencia nacional del FDR el 27 de noviembre de 1980, entre ellos a Juan Chacón del BPR. A pesar de la masacre de su dirigencia, el FDR continuó buscado imposibles soluciones políticas porque en ese momento la estrategia del imperialismo norteamericano era hacer retroceder por la fuerza a la guerrilla y las masas, creando condiciones para una futura negociación política pero bajo una situación favorable a la contrarrevolución.

La guerra civil

El fracaso de la negociación política se combinó con una oleada de terror fascista en las principales ciudades, obligando a la guerrilla a refugiarse en el campo. Dentro de ese contexto de terror contrarrevolucionario, el régimen cívico-militar masacró a la población civil que era base social a la guerrilla, para impedir mayores acciones militares del FMLN.

El FMLN se convirtió en una importante fuerza militar, pero que no tenía la fuerza suficiente para derrotar a las fuerzas armadas que eran apuntaladas por el imperialismo norteamericano. La guerra civil se caracterizó por un frágil equilibrio de las zonas de control de la guerrilla en el campo, y los bastiones de la derecha fascista que controlaba las principales ciudades. En todo este proceso la estrategia de ambos bandos era lograr una negociación política en condiciones favorables,

Ofensiva final “Hasta el Tope” y negociación
Finalmente, después de varias ofensivas y negociaciones fracasadas, en el contexto de la aplicación de los Acuerdos reaccionarios de Esquipulas II, el FMLN lanzó la ofensiva político-militar final, conocida como “Hasta el Tope”, con el objetivo de forzar a la oligarquía a negociar el fin de la guerra y su conversión en una fuerza política. En esa ofensiva el FMLN logró incursionar en San Salvador, mostrando su poderío militar.

A pesar que los Acuerdos de Esquipulas II se referían a la negociación en todo Centroamérica, el régimen en manos de ARENA se había negado a negociar, golpeado al movimiento social, dinamitando el local del Comité de Madres de Presos, Desaparecidos y Asesinados políticos de El Salvador (COMADRES), y horas después, el 31 de octubre de 1989 lanzó una bomba en la Federación Nacional Sindical de Trabajadores Salvadoreños (FENASTRAS), dando muerte a su secretaria, Febe Elizabeth, y a nueve dirigentes sindicales más. Dieciséis días después, asesinó a los sacerdotes jesuitas y dos de sus colaboradoras, en la Universidad de Centroamérica José Simeón Cañas (UCA).

La ofensiva de 1989, como las anteriores, era para forzar la negociación. En cierto sentido, logró su cometido, porque fue el inicio de negociaciones cada vez más serias. La situación había cambiado radicalmente a partir de la firma de Esquipulas II. La negociación no era producto del avance de la guerrilla sino del avance de la política del imperialismo.

Se produjeron varias reuniones de diálogo entre el gobierno y el FMLN en México y Costa Rica sin resultados inmediatos. Después del asesinato de Cayetano Carpio en 1983 y de la corriente que representaba, el FMLN terminó siendo controlado por el Partido Comunista Salvadoreño (PCS) que desde 1978 venia obedeciendo los lineamientos políticos de Moscú y La Habana, sosteniendo una línea pacifista y reformista.

Al final, el control del PCS sobre el FMLN mostró que en su plataforma nunca existió el objetivo real de una transformación estructural de la sociedad. Después del tortuoso camino de las negociaciones política que culminaron en 1992 con los Acuerdos de Paz, el FMLN convertido en partido político electorero se acomodó a su nueva vida política y adoptó las reglas del juego de la democracia burguesa, volviéndose continuador del modelo neoliberal cuando accedió al gobierno, aplicando políticas que lejos de contrarrestar los golpes del imperialismo se sujeta al mismo.

Al final de este proceso tenemos un FMLN que maneja un conveniente discurso de izquierda, como lo hiciera antes, sigue citando a Marx públicamente, pero en realidad sus políticas reformistas pacifistas son prácticamente Bernstenianas, pues se observa la relación con la teoría de Bernstein que manifiesta que; "El Socialismo no se daría como resultado de la crisis capitalista, sino que sería por medio de las reformas sociales" nótese la incoherencia en que cae el FMLN entre discurso y práctica.

Es aquí donde comienza el análisis sobre La Historia de la truncada revolución salvadoreña, envuelta en un manto de complots y conspiraciones internas, cuyo desenlace es la actual conducta política del FMLN de total sumisión ante el sistema imperialista.

Milicias Populares ¡Basta ya!





    A todo México:

El nuevo Pacto Contra la Impunidad que anunció el gobierno federal sería para carcajearse si no encubriera el crimen, la tragedia, la barbarie. El único fin de este reciclado Pacto por México entre cúpulas es mediatizar el descontento social y neutralizar el repudio internacional para mantener a salvo el saqueo de nuestros recursos naturales, la explotación de nuestra mano de obra y el pago de la deuda externa a la banca internacional. Su única meta es continuar esta guerra sucia cotidiana para evitar que el descontento popular se transforme en organización.

El esfuerzo oficial para mediatizar a la naciente insurgencia popular, antes de que se organice y fortalezca, incluye incrementar la militarización especialmente en estados como Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Chihuahua y otros donde lo que menos les interesa es restablecer el Estado de Derecho porque si así fuera ya hubieran desmantelado a los cárteles mafiosos que hoy son los que mandan en todo el país y muy especialmente en las entidades con mayor presencia del ejército y marina.

¿Les vamos a creer que van a combatir la corrupción y el crimen organizado? ¡Tendrían que suicidarse desde Peña Nieto, Osorio Chong, Murillo Karam,Manlio Fabio Beltrones, los altos mandos del Ejército, Marina, PFP, gobernadores, magistrados de la tremenda corte, jueces, senadores, diputados y las dirigencias de todos los partidos políticos!

En el aspecto social con programas como la Cruzada Contra el Hambre, Prospera y otras secuelas del Pronasol salinista invierten millones de pesos sin atacar las causas de la miseria sino, al contrario, buscan acostumbrar a las familias que reciben esas limosnas a sobrevivir en la misma pobreza y a volverse dependientes del subsidio oficial a cambio de su voto.

La propuesta desde el poder de crear una comisión de la verdad es otro elemento de la maniobra que pretende desviar la atención pública sobre la responsabilidad del ejército y policía federal. Quieren ocultar que fue un crimen de Estado primero porque participaron fuerzas federales y segundo porque el estado, para sostenerse en el poder formó, desarrolló y sostiene al actual crimen organizado. La única diferencia es que antes estaba más concentrado el poder en tres a cuatro cárteles y actualmente hay muchas subdivisiones porque las ganancias son enormes e imprescindibles para la economía que se basa en el despojo y la rapiña contra el pueblo. El esfuerzo gubernamental se enfoca en volver a cohesionar el mando. Es una delincuencia organizada institucionalizada indispensable para mantener el modo de vida de una élite económica y política.

Una contrapropuesta podría ser formar una Comisión Ciudadana de la Verdad, compuesta por representantes de los familiares, la normal rural, de los pueblos y organizaciones independientes.

Es previsible que el Estado, en su necesidad de recomponerse para que todo siga igual, intentará centralizar aún más el poder en el Ejecutivo, sostenido por las fuerzas armadas (por eso es importante que no trascienda que hacen ejecuciones extrajudiciales, torturan, secuestran, asesinan y se encubren). Para darle visos de legalidad se apoyarán en el poder judicial y en los medios de comunicación tan mercenarios como los Guerreros Unidos, Zetas o cualquier otra banda delincuencial. Buscan acotar al poder legislativo porque aún el más pequeño soplo democrático les estorba para la tremenda rapiña que ya hacen pero que piensan incrementar en la búsqueda irracional que coloca la ganancia por encima de todo. Un indicio es la propuesta priísta, secundada ampliamente por Televisa y TV Azteca, para limitar el número de diputados plurinominales, ya que, sin negar que el Congreso es un nido de ratas, también es cierto que se han levantado voces minoritarias contra las reformas "estructurales". En los hechos cada día van reduciendo los ya de por sí escasos espacios para la vida democrática.

Peña Nieto, el represor de Atenco, y Osorio Chong, quien cerró la Normal Rural de El Mexe, cuando fue gobernador de Hidalgo son las actuales cabezas visibles del Estado mafioso que requiere el sistema neoliberal para mantener una economía que, agotados los límites éticos, se sostiene en el crimen organizado para enriquecer más a una élite y sostener a las parasitarias fuerzas armadas, paramilitares y burocracia. En este momento, de control de daños, cierran filas en el esfuerzo para prolongar el engaño y esconder lo que realmente pasó en Iguala. Hay una maniobra oficial, que incluye un montaje mediático estilo "Caja China" para ocultar la participación de las fuerzas federales, ejército y policía en la masacre, tortura y desaparición forzada de los estudiantes de Ayotzinapa y en la que buscan convertir al verdadero autor intelectual en el bueno de la película.

El héroe mediático es el gobierno federal, justiciero, vengador de agravios, que castigará a los culpables y restablecerá el "Estado de derecho" y regresará todo a la "normalidad" como si no existieran además entre 60 y cien mil desaparecidos en los últimos ocho años, como si no existiera esta guerra secreta, silenciosa y bárbara del Estado mafioso contra el pueblo.

Utilizaron el terror para desalentar la inconformidad social ante la embestida privatizadora que viene pero el tiro les salió por la culata porque en lugar del miedo paralizante que esperaban encontraron la indignación no sólo del pueblo mexicano sino de hermanos de varias partes del mundo.

¿Qué seguiría si no reaccionamos cuando disparan contra jóvenes desarmados, matan ahí mismo a tres y hieren a varios, uno de ellos con muerte cerebral y otro con el rostro destrozado, a uno más le quitan la piel de la cara, vacían los ojos y luego asesinan a golpes y secuestran a 43 para luego decir, tan tranquilos que es imposible identificar sus restos?

Hay testimonios de los sobrevivientes, testigos y familiares sobre lo que sucedió entre el 26 y 27 de septiembre en Iguala: los que dispararon contra los normalistas de Ayotzinapa fueron policías federales, policías de Iguala, sicarios y militares encubiertos.

El Ejército participó en el cerco y hostigamiento contra los estudiantes como se muestra en el hecho de que impidieron que uno de los heridos recibiera atención médica en el hospital e incluso lo golpearon junto a sus acompañantes.

Las filtraciones informativas sobre la participación del ejército y la PFP apenas trascendieron ante la avasallante embestida mediática, principalmente de los noticieros televisivos que uniformemente nos presentan la versión oficial de que los autores intelectuales de la masacre y secuestro son "la pareja imperial" y los autores materiales fueron sicarios de los Guerreros Unidos.

Obviamente callan que los antecedentes criminales de los Abarca y los Pineda ya eran conocidos por el procurador Murillo Karam y por el secretario de gobernación Osorio Chong, incluso había un informe del Cisen que reportaba sus vínculos con la delincuencia organizada. No dicen que el gobierno federal les dio impunidad mientras le fueran útiles para el control del movimiento popular y el asesinato de luchadores sociales. El Estado mafioso mexicano ubica muy bien que su enemigo es el pueblo inconforme mientras que el crimen organizado es una parte fundamental, junto con otros poderes fácticos como las televisoras, para mantenerse en el poder.

Las élites económica y política mantienen un Estado delincuente-organizado que utiliza el terror para sostenerse en el poder y continuar enriqueciéndose cada vez más a costa de sacrificar al resto de los mexicanos ya que con los millones de dólares que ellos tienen en sus cuentas se podría garantizar el derecho a la vivienda, salud y educación de millones de mexicanos marginados.

Dentro de la criminalización de la protesta social, el combate al narcotráfico sirve de máscara para el exterminio de las voces disidentes. Encubre la persecución contra las comunidades que se organizan para defenderse del saqueo de sus tierras, bosques y aguas, contra periodistas, líderes agrarios, sindicales y defensores de derechos humanos. Esa es la normalidad que el mal gobierno insiste en reestablecer.

El Estado delincuencial está en el poder gracias al financiamiento con dinero de la mafia a cambio de permitir y facilitar las empresas criminales. Por ejemplo, la obra pública se concesiona a empresas narco lavadoras, la extracción minera se deja en manos de compañías mafiosas que se apoyan en los sicarios para despojar a los pueblos, como sucede en Aquila, Michoacán y en la mina de oro de Carrizalillo, Guerrero donde las empresas mineras pagan a los matones para impedir que los pueblos reclamen ante el despojo de sus tierras y destrozo del ecosistema. Son una nueva versión de las guardias blancas porfiristas o de las que, al servicio de las trasnacionales, asolaron las regiones petroleras de Veracruz y Tamaulipas antes de la expropiación cardenista. En Zacatecas y Coahuila la minería es un rubro más de ingresos para el crimen organizado.

Toda la trama legal, las reformas energética, de obra pública, de telecomunicaciones y las instituciones creadas para ejecutar y encubrir los crímenes de lesa humanidad que cometen para consumar la apropiación de las riquezas nacionales, en fin, todo el Estado está diseñado para permitir el desarrollo de las empresas privadas nacionales y trasnacionales que se enriquecen con negocios criminales.

Las prioridades del Estado mexicano se reflejan en el presupuesto. Para los primeros cuatro meses de 2014 el gasto del Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional (Cisen) fue de 16 mil 532 millones de pesos, 16 veces más de lo invertido durante todo el primer año de la administración peñanietista. En cambio la UNAM, durante el año 2014 sólo recibirá ocho mil 352 millones de pesos, a diferencia de los nueve mil 236 millones de pesos que recibió en 2013. Es decir la policía política recibe el doble de recursos que la máxima casa de estudios del país.

La embestida contra la normal rural de Ayotzinapa es una acción contrainsurgente de guerra sucia para desalentar a la oposición combativa, la que no se limita a consultas en el 2015, a la aplicación a las reformas dizque estructurales, principalmente la energética y educativa.Fue un crimen anunciado porque las formas represivas encubiertas en una supuesta guerra contra el narcotráfico hanido escalando en impunidad. Los crímenes de lesa humanidad, las ejecuciones extrajudiciales, las fosas clandestinas y la brutalidad asoman dondequiera por más esfuerzos que hagan para ocultar la verdadera cara y el nivel de descomposición del sistema: el ejército, convertido en juez y verdugo ejecuta a opositores políticos como medida preventiva y, con el terror, busca desanimar la ola de protestas y las diferentes formas de organización popular que ya ven venir cuando arrecien los desalojos para entregar las tierras a las empresas mineras y petroleras, de acuerdo a la reforma energética.

El crimen de Iguala es el eco de la impunidad en Aguas Blancas, Acteal, El Charco. Es el reflejo del encubrimiento en Pasta de Conchos, la guardería ABC y los feminicidios en todo el país, muy especialmente en Estado de México, Chihuahua y Morelos donde hay pruebas contundentes de que los ejecutores son comandos paramilitares, sicópatas armados y protegidos desde y para el poder.

El crimen contra los normalistas de Ayotzinapa se previó con los asesinatos y encarcelamientos de quienes se han atrevido a levantar la voz: periodistas, autodefensas, policías comunitarios, luchadores contra la contaminación y despojo de las tierras y aguas pertenecientes a los pueblos y no a las empresas ladronas.

El secretario de la defensa nacional, el de gobernación, el procurador y Enrique Peña Nieto siempre han sabido qué pasó con los 43 secuestrados y ocultan la verdad para encubrir las ejecuciones extrajudiciales y las desapariciones forzadas que comenten el Ejército y la Marina y así protegerse ellos mismos para ocultar esta guerra silenciosa contra el pueblo mexicano y muy especialmente contra los jóvenes críticos.

Ya hubo el caso de la indígena Ernestina Ascencio, en Zongolica, violada y asesinada por militares cuyos familiares callaron sus reclamos a cambio de una casa nueva. La versión oficial calderonista fue que murió de gastritis. La reputación del ejército quedó sin tacha. Por eso ahora ofrecieron cien mil pesos a los familiares de los normalistas desaparecidos. Los gobernantes corruptos, acostumbrados a comerciar con todo creen que todos son de su condición. Toparon con la dignidad de los padres y familiares.

En Guerrero Rogelio Ortega es el encargado de poner la alfombra roja para que Peña Nieto, Rosario Robles, Osorio Chong, el Ejército y la Marina pasen a convencer a las empresas trasnacionales y nacionales de que la patria sigue en venta y sus ganancias a salvo.

El Horror Crece con el Silencio.

Hay cifras inmensas que no alcanzan para abarcar todo el horror que vivimos los mexicanos: entre 60 y cien mil desapariciones forzadas en los últimos ocho años. Por lo menos dos terceras partes fueron detenidos por algún tipo de policía, el ejército o la marina; El resto, por sicarios ¿Dónde están? ¿En qué lugar los esclavizan? ¿En qué fosa los aventaron? ¿Podemos creer la excusa oficial de que esas víctimas eran delincuentes cuando las regiones más militarizadas o tomadas por la policía federal son precisamente donde los narcos se mueven con mayor impunidad tanto para el tráfico de drogas como para la venta de protección, cobro de piso y secuestros? Además de que con la llegada del Ejército, Marina o PFP aumentan las violaciones, los feminicidios, la explotación sexual y la instalación de antros con dinero sucio.

Hay también muertes en vida como la de más de siete millones y medio de jóvenes que hoy no estudian ni trabajan ya que cada vez es más difícil acceder a la educación pública y encontrar empleo con salario digno. Algunas cifras: El 90 por ciento de los aspirantes a ingresar a la UNAM este año fueron rechazados. De 35 normales rurales hoy quedan 16. La educación pública laica, gratuita y obligatoria está siendo desmantelada para favorecer la privatización educativa. Las escuelas oficiales se enfocan cada vez más a formar la mano de obra calificada pero mal pagada que necesitan las trasnacionales y hasta esa educación técnica y acrítica es inaccesible para millones de niños y jóvenes que esta sociedad desecha y que sobreviven en la calle sometidos a explotación sexual y laboral, emigran o se enrolan en la delincuencia.

Este sistema asesina hasta la tierra. La apertura a las mineras y petroleras trasnacionales; las modificaciones al artículo 27 que obligan a los campesinos a entregar 'temporalmente'sus tierras a las compañías que se las devolverán sin capa vegetal, contaminadas con arsénico, cianuro y otras sustancias venenosas que utiliza la minería a cielo abierto.

El derecho al agua es el derecho a la vida. En estos tiempos en que todo tiene precio, los ricos se están apoderando de los manantiales, mantos freáticos, ríos y arroyos. Ellos contaminan, ellos desertifican y al escasear el agua potable, sube su precio, por tanto expulsan, encarcelan y asesinan a los habitantes de las comunidades para apropiarse de las aguas. La embestida contra el pueblo yaqui para robarle el agua es un ejemplo de lo que viene a nivel nacional ¿Llegará el día en que vendan el aire embotellado?

El horror cotidiano ya no está únicamente en Guerrero con Ayotzinapa; Estado de México con Tlatlaya; Michoacán con el desmantelamiento de las autodefensas y protección al narco; Morelos con la represión contra Huexca y Tetlama y la continuidad, en los hechos, del Plan Puebla-Panamá; Puebla donde también asesinan manifestantes y privatizan las zonas arqueológicas; Sonora donde se reprime a los yaquis para robarles el agua; Veracruz que mata o compra periodistas; Tamaulipas, tumba de migrantes y donde los paramilitares asesinan impunemente; Nuevo León, territorio de casineros y donde el ejército y la marina asesinan extrajudicialmente casi a diario; Tlaxcala, donde el secuestro para explotación sexual es parte de la vida diaria; Chihuahua, Sinaloa, Zacatecas, Durango, estados expulsores de poblaciones enteras que huyen; Oaxaca, en la miseria.

Es el narco el encargado de aterrorizar a los pobladores para que abandonen sus terrenos de los que inmediatamente se apropian las trasnacionales. Se reducen cada vez más los apoyos a los pequeños agricultores para que emigren. El gobierno prefiere importar hasta maíz y frijol transgénicos. Se expropian tierras para entregarlas a las empresas constructoras propiedad de los narcos que financiaron la campaña de Peña Nieto. Los luchadores sociales se vuelven presos políticos o aumentan las estadísticas de asesinatos impunes. Los periodistas honestos sufren amenazas, despidos, persecuciones o de plano son asesinados. Y esto es sólo una parte de la pesadilla que hoy vivimos.

El Ejército, la Marina, la PFP y migración torturan, secuestran, asesinan sin juicio previo, cobran rescate, venden protección y violan en la impunidad. Los sucesivos secretarios de la Defensa Nacional, incluyendo al actual, son narcos. Uno de los ejemplos más evidentes han sido el secretario de la Defensa con Ernesto Zedillo, general de división diplomado de Estado Mayor Enrique Cervantes Aguirre, cuyo hermano el coronel Pedro Cervantes Aguirre fue investigado, seguido satelitalmente por la CIA y detenido fugazmente por proteger a los Arellano Félix. Fox lo ascendió después a general brigadier. Los militares de inteligencia que descubrieron la información confidencial de los vínculos de la familia de Zedillo y los Cervantes Aguirre con el narco fueron encarcelados en el Campo Militar Número Uno, acusados de traición. Todo esto trascendió por las pugnas entre Salinas, vinculado al cártel del Golfo y al de Juárez mientras Zedillo estaba con los Amezcua de Colima y los Arellano Félix. Los magistrados de la Suprema Corte se venden, condenan a inocentes y absuelven criminales y muchos jueces son parte de la estructura de la delincuencia organizada.

¿Caso Cerrado?

Hoy pretenden cerrar el caso Ayotzinapa afirmando, sin pruebas, que no es posible identificar los restos porque los sicarios los convirtieron en cenizas que arrojaron al agua y por tanto no quedó ADN para verificar las identidades. Esta afirmación busca no solamente el asesinato físico sino la muerte de la esperanza.

¿Podemos creerles que castigarán a los verdaderos culpables y que combatirán su propia corrupción?

¿Podemos creerles a los que han convertido a nuestro país en un infierno?

¿Podemos creerles que ya no seguirán los asesinatos y desapariciones forzadas?

¿Quién les cree que van a luchar contra la corrupción a los que pagaron su campaña con dinero triangulado desde el narco hasta las tarjetas Monex y Soriana?

¿Podrán las campañas propagandísticas a través de los medios vendidos y la limosna de Oportunidades-Prospera mantener en el engaño y el conformismo a una parte de nuestro pueblo?

¿Quién le cree al Estado mafioso?

La Noche No Es Eterna

Soñamos con un país que priorice la industria nacional por encima de las importaciones; que favorezca la agricultura, que retome la siembra comunal, que financie a los pequeños productores, que favorezca el cultivo de alimentos básicos para el consumo nacional.

Soñamos con la recuperación de nuestras tierras, aguas, selvas y bosques para explotarlos de manera sustentable y no depredadora. No a la instalación de mineras y petroleras trasnacionales. Que los recursos naturales y energéticos del país sirvan para construir otro México.

Defendamos nuestras tierras y aguas. Defendamos nuestras culturas originales. Hagamos valer nuestro derecho a una educación pública de calidad e integral. Peleemos nuestros derechos laborales. Exijamos que los presupuestos municipales y estatales se inviertan en escuelas, hospitales, creación de empleos y servicios. Luchemos por una mayor participación en las decisiones políticas de nuestro pueblo o municipio. Cambiemos esta realidad de terror por una donde las mayorías podamos vivir en base al trabajo digno y honrado, el sueño de José María Morelos por el que nuestros tatarabuelos pelearon.

Hagamos Posible el Amanecer.

Nos cansamos de la violencia estructural que en los últimos años ha producido la pobreza de más del 50 % de la población, 20 mexicanos que están entre los más ricos del mundo y más de 100 mil muertos en una supuesta guerra contra el narcotráfico. Los que se benefician de esta violencia no nos devolverán la patria ni reconocerán nuestros derechos voluntariamente, tenemos que arrancárselo.

Ante un Estado que se sostiene en la represión, el crimen y el terror cotidiano la respuesta con la violencia organizada de los de abajo no solo es legítima sino necesaria. La violencia de los de abajo es un medio del cual debemos valernos cuando sea necesario, no caer en la trampa de censurar por lo que parece y dejar de lado lo que significa.

Hoy, desde los centros del poder satanizan la movilización y la combatividad de los de abajo. Quieren negarnos el derecho a defendernos, a responder, condenando nuestras acciones, justificando y escondiendo la violencia que ejercen desde arriba.

En estos momentos, junto a la intención de generalizar la represión sigue la represión silenciosa y selectiva y tras el discurso de respeto al estado de derecho se esconde la amenaza de incrementarla, es la misma mano abierta que ofreció Díaz Ordaz en el 68.

Además, están los infiltrados, existen y han existido, algunos son "rojísimos" y otros "nadan de muertito", buscan anular nuestra efectividad política, tenemos que desarrollar la capacidad de detectarlos y desecharlos. La lucha también es de inteligencias. Por eso es válido enmascarar el rostro, usar técnicas conspirativas. No hay que ser ingenuos, de buenas intenciones se sigue empedrando el camino hacia el infierno.

Las formas y niveles en que el pueblo puede ejercer su violencia respuesta, son múltiples y variadas. Retomemos de nuestra historia y la de otros pueblos, experiencias de cómo se combinan y complementan las diferentes formas de lucha siempre y cuando sean desde y con los de abajo. Si algo nos enseñó la revolución de 1910-17 es que únicamente el pueblo organizado y armado puede evitar que los ricos usurpen el poder.

Necesitamos formar organizaciones completamente independientes del gobierno, de los partidos y de los organismos vendidos que todo lo negocian. Construyamos en cada colonia, en cada pueblo, en cada barrio la organización y la autodefensa popular para, en la lucha por hacer valer nuestros derechos vayamos levantando, desde abajo, el poder popular e identificando al enemigo y reconociendo a los amigos.

Que nuestro dolor y rabia nos impulsen hacia la solidaridad, el colectivismo, la construcción de nosotros mismos como luchadores honestos. Levantemos nuestras voces y nuestros esfuerzos, profundicemos esta labor hormiga de formarnos como mujeres y hombres nuevos mientras vamos construyendo el poder popular desde abajo y donde el mandar obedeciendo se nos vuelva costumbre.

Este es el momento de enfrentar la militarización de la vida nacional con la movilización combativa y protesta popular nacional e internacional. Es el tiempo del trabajo silencioso de fortalecernos como organizaciones populares pero también es imposible guardar silencio ante tanto dolor.

Quieren engatusarnos diciéndonos que los 43 son cenizas que el agua se llevó. Lo que en verdad buscan diluir es nuestra indignación. Estén donde estén mantengámoslos vivos, sigamos buscándolos, hagamos que nuestro dolor y coraje se vuelvan lucha organizada, no abandonemos la movilización combativa de masas. Es el momento de arrancarle al Estado la liberación de todos los presos políticos del país y el respeto a las distintas formas de autodefensa con que los pueblos decidan enfrentar a la delincuencia organizada de Estado.

¡Fuera Peña! Sí, pero más importante aún es construir las fuerzas populares. Aportemos cada quien nuestro granito de arena.

Por eso, las Milicias Populares ¡Basta Ya! levantamos hoy nuestra voz realizando una acción político militar de carácter material y alcance limitado, con explosivos, contra Soriana en Valle de Aragón, Ecatepec, una empresa que de manera más evidente contribuyó al fraude electoral que impuso a la actual administración mafiosa y por tanto tienen responsabilidad en los crímenes que hoy comete el mal gobierno.

Llamamos a esta acción: ¡26 DE SEPTIEMBRE, VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS! Es una acción limitada porque sabemos que es tiempo de construir y construirnos en silencio. Pero también es momento de que el dolor y la rabia se conviertan en grito de lucha.

Exigimos:

¡La presentación con vida de los 43 normalistas desaparecidos!

¡Deslinde de responsabilidades de los distintos niveles gubernamentales en los hechos de Iguala!

¡Castigo a los responsables!

¡Libertad a todos los detenidos durante las movilizaciones!

¡Libertad a todos los presos políticos del país!

¡Advertimos! De generalizarse la represión todas las empresas que hicieron posible el fraude electoral de Peña Nieto, las que saquean los recursos de nuestro pueblo y las que piden urgentemente la represión, pasarán a ser objetivos militares.

La noche no es eterna, hagamos posible el amanecer.

Milicias Populares ¡Basta Ya!

12 de Noviembre 2014
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...