Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

domingo, 31 de mayo de 2015

La pequeña y gran historia de los cineastas comunistas que filmaron la conspiración contra Allende




El Ciudadano

A fines de marzo de 2013 los medios de comunicación se agitaron ante el anuncio del ciudadano español Miguel Herberg de hacer desaparecer los archivos fílmicos rodados en el país entre 1973 y 1974, entre los cuales se hallan las únicas imágenes grabadas dentro de los campos de detención política de Pisagua y Chacabuco.

El material incluye entrevistas a personas detenidas en campos de concentración tras el golpe de Estado, pero en vista de que nadie se ha manifestado a favor de financiar un documental que retrataría el mismo lugar 37 años después, el denunciante dio a conocer a través de varios medios que “no nos queda más remedio que hacer una quema pública de todos mis materiales y que se esfumen como el humo de mi pipa. Y se acabó la memoria histórica y del desierto de Atacama”.

Sin embargo, personas cercanas a la mediateca del Museo de la Memoria, principal ente acusado por Herberg de no interesarse por el material histórico, aseguran desde los inicios de la polémica, que el filme que éste destruiría no le pertenece. Sus verdaderos realizadores son los alemanes Walter Heynowski y Gerhard Scheumann, que entre 1974 y 1975 realizaron siete documentales sobre el golpe militar en Chile.

Afirman que tanto la televisión chilena como la española han pecado de una auténtica falta de rigor al difundir las imágenes de Pisagua y Chacabuco validando la apropiación de las mismas por parte de Herberg.

Incluso, el destacadisímo escritor estadounidense Noam Chomsky le envió una carta al español exigiéndole que devuelva esos archivos al Museo de la Memoria de Chile.

El afamado escritor le señala en su corta misiva a Herberg y que conoció en exclusiva Cambio21 que “me permito urgirlo a que así lo haga en memoria del dolor y sufrimiento de los prisioneros políticos chilenos”.

Esta es la carta de Noam Chomsky

Estimado Miguel Herberg:

Me he enterado que Ud. estaría en posesión de algunos filmes que documentan Pisagua la represión política en Chile durante los primeros años de la dictadura militar y que habría expresado su intención de destruirlos en la ausencia de apoyo económico a su trabajo –una situación ciertamente lamentable.

Sin embargo, me parece que dado el valor histórico e importancia de tales filmes, se los debería preservar si efectivamente son únicos y, de ser posible, se los debería transferir al Museo de la Memoria en Chile.

Bajo estas circunstancias, me permito urgirlo a que así lo haga en memoria del dolor y sufrimiento de los prisioneros políticos chilenos cuyas voces e imágenes aparecen en dichos filmes y que de otra manera serían eliminadas de la historia –un destino que estaría en directa contradicción con el respeto que se les debe y que en cierto sentido replicaría lo que la dictadura militar chilena literalmente hizo con tantas de sus víctimas.

Sinceramente,

Noam Chomsky


Quien también tuvo palabras ante esta situación fue el reconocido cineasta chileno Patricio Guzmán, quien aseguró que “todo este asunto es un fraude, el material fílmico original está bien guardado en Alemania y las películas están en la Cineteca Nacional y en el Museo de la Memoria. Este señor nos hizo perder el tiempo y ganó mucha fama, mala fama, pero fama”.

El creador del documental “El caso Pinochet” y su premiada “Salvador Allende” agregó que “Miguel Herberg es un impostor. Todos los materiales que él muestra como suyos pertenecen a Heynowsky y Scheumann”, dueños de la productora Studio H&S.

En esa línea mencionó que “Heynowsky y Scheumann son dos cineastas alemanes de la ex República Democrática de Alemania (RDA) que filmaron en chile durante 1973 y 1974. El camarógrafo que utilizaron estos dos cineastas se llama Peter Heimlich, tambien de la ex RDA”.

“Los materiales originales se encuentran perfectamente a salvo en Berlín en la distribuidora del Estado “Progres film”. El discurso de Herberg es completamente falso”, insistió (…)

Las bombas caen sobre la fachada y los patios de La Moneda. Las llamas escapan por las ventanas del segundo piso mientras las columnas de humo lentamente van ocultando el palacio. El sonido reverberante y saturado de los aviones Hawker Hunter y las explosiones, enmarcan la postal más dramática del Golpe de Estado de 1973. Una toma perfecta que nada tiene que ver con la fortuna.

Ese registro pertenece a H&S, el estudio de los cineastas de la desaparecida RDA (República Alemana Democrática), Walter Heynowski y Gerhard Scheumann (…). Y aunque todo el mundo conoce las imágenes, pocos saben cómo las obtuvieron.

Parte de esa historia aparece en el libro “Señales contra el olvido” (Cuarto Propio) de las investigadoras Isabel Mardones y Mónica Villarroel. Se trata de una larga operación llena de riesgo, engaños y aciertos, que el intérprete de H&S, Hans Stein (86), vivió en carne propia y recuerda a 40 años del Golpe.

***

Heynowski y Scheumann llegaron a Chile más por la voluntad de la RDA que por la propia. Trabajaban en su serie sobre Vietnam cuando Werner Lamberz, Secretario de Agitación y Propaganda del SED (partido único) y delfín de Erich Honecker, les pidió que siguieran el proyecto socialista de Salvador Allende. Vinieron a Chile sin cámaras en 1972, y en marzo de 1973 volvieron para hacer una serie de documentales, motivados por las elecciones parlamentarias que ganó la UP.

En esta parte de la historia entra Hans Stein. Por encargo del Partido Comunista este militante, cantante lírico de origen checo y académico de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile –a quien el poeta Andrés Sabella llamaba “el Ruiseñor Rojo”- se convirtió en el intérprete de Heynowski y Scheumann. “Les indicaba con quiénes hablar, traducía, y por eso mi voz a veces aparecía en las películas, cosa que no quería. Eran tiempos fregados y después me trajo problemas”, advierte hoy.

Los alemanes no querían hacer el clásico documental sobre la revolución; querían mostrar a la UP como la culminación de un proceso histórico iniciado en el movimiento obrero nacido en las salitreras a principios del siglo XX. Por eso, su primera misión fue acompañarlos al norte. Stein había vivido en los años 40 en Iquique, así que los contactó con personas que conocieron al padre del movimiento obrero chileno, Luis Emilio Recabarren. También consiguieron una filmación de su funeral en 1924 e hicieron el último registro del Museo Recabarren, donde estaba su imprenta. Un museo que, meses después, sería destruido por la dictadura.

Tras esa incursión por el norte y luego de acopiar material de Chile Films y fotografías para las películas que estrenarían años después, Heynowski y Scheumann se fueron del país. Stein no volvió a verlos hasta después del Golpe. Sin embargo, durante ese período los alemanes siguieron registrando desde las sombras los meses más oscuros de la historia de Chile.

Cuando vinieron a Chile, Heynowsky y Scheumann eran tipos importantes en la Alemania Oriental. El primero fue editor de programas políticos y el segundo tenía un espacio magazinesco en la televisión de la RDA desde hacía más de una década. Tres años después iniciaron su sociedad fílmica para los estudios de la Deutsche Film AG, y en 1969 se independizaron con el nombre Studio H & S, bajo el cual facturaron 71 películas, la mayoría sobre Vietnam, el imperialismo estadounidense, el nazismo y el fin de la UP en Chile.

Su situación era de privilegio en un país gobernado por un partido único, el SED, y con restricciones desplegadas a lo largo del muro de Berlín. Tenían dinero, viajaban libremente por el mundo, podían comercializar sus filmes y no pasaban por aduana. Y en una sociedad donde el 80% de las personas tenía algún grado de relación con la Stasi, tampoco era un secreto que Heynowski y Scheumann conseguían información de la policía secreta.

Pero la dupla alemana no era amiga de la propaganda, sino de hacer un cine que cediera la palabra al “enemigo”, aunque fuera bajo formas poco convencionales. Ocultando su identidad, entrevistaron a los aviadores estadounidenses que bombardearon Vietnam y eran prisioneros del Vietcong (“Pilotos en pijamas”, 1968). En Chile, sin embargo, su audacia rayó en el espionaje: volvieron en marzo de 1973 y, además del camarógrafo Horst Donth y el sonidista Klaus Freymut, traían otro camarógrafo, Peter Hellmich y otro sonidista, Manfred Berger.

En realidad, los segundos no venían como técnicos ni eran formalmente parte del equipo. Hellmich, de casi 50 años y pelo cano, era un tipo serio que tenía pasaporte de Alemania Federal, y Berger, de unos treinta y algo, usaba una identificación austríaca, a pesar de su evidente acento berlinés. “Conocían muy bien su oficio y tenían hasta los calzoncillos occidentales. Estaban muy bien organizados, no andaban con nosotros, sólo se juntaban con Heynowski y Scheumann en forma muy conspirativa”, recuerda Stein.

El pasaporte de Hellmich ya había sido utilizado en Alemania para entrevistar a antiguos colaboradores nazis, y ahora que Heynowski y Scheumann volvían a la RDA, serviría para entrar al corazón del fascismo chileno, el Frente Nacionalista Patria y Libertad, movimiento creado en 1970 “para evitar que un marxista leninista declarado y confeso como Salvador Allende llegara a ocupar la primera magistratura del país”, según dice su fundador, Pablo Rodríguez Grez, mirando siniestramente a la cámara en el documental “Con el signo de la araña” (1983).

Stein volvió a ver a Hellmich y Berger durante el paro de los camioneros que comenzó en marzo de 1973 y se prolongó hasta el último día de la UP. En el camino a San Antonio, los transportistas habían instalado un “cementerio de camiones” y allí, en un incidente con Carabineros, murió un camionero. Al funeral, esta vez, partieron todos a filmar en un taxi conducido por un comunista especialmente dispuesto por el partido.

La caravana que se desplegaba era inmensa y los cineastas estaban en el centro. Stein andaba con el carné del Partido Comunista y una pistola en el bolsillo. Estaba asustado. Por esos días, Patria y Libertad mataba al obrero José Tomás Henríquez en el Canal 5 de Concepción, en una acción liderada por Michael Townley. Y unos meses harían lo mismo con el edecán de Allende, el comandante Arturo Araya Peters. En ese clima, linchar a un chileno, un checo y dos alemanes comunistas era una posibilidad real.

“Estábamos en el medio, así que no había cómo escapar. De repente un taxista reconoce al que andaba con nosotros, por el sindicato, y empezó el griterío: ‘éste es comunista’. Yo hacía como que no hablaba castellano, que era alemán. En eso llegó Sergio Onofre Jarpa (recién electo senador del Partido Nacional) con León Vilarín (presidente de la Confederación Nacional del Transporte y miembro de Patria y Libertad) y un coronel cuyo nombre no recuerdo, pero era un guatón ultra facho, sin uniforme, que había participado en el Tancazo. Jarpa gritó: ‘No, no, no, si nosotros los conocemos, son amigos nuestros y el coronel nos abrazaba”, cuenta Stein.

Jarpa ya conocía a Hellmich y Berger y estaba convencido que eran de Alemania Occidental y anti-allendistas. Ambos cineastas frecuentaban clubes alemanes y no tardaron en hacer contacto con derechistas y militares. Así consiguieron, luego de un recorrido en el que cambiaron tres veces de auto, hablar con el entonces prófugo secretario general de Patria y Libertad, Roberto Thieme, quien supuestamente había muerto en un accidente aéreo en febrero y era conmemorado con marchas convocadas por Radio Agricultura.

También filmaron dentro de la sede del movimiento de ultraderecha, ubicada a media cuadra de la Plaza Baquedano, al líder de la juventud de Patria y Libertad y hermanastro de Thieme, Ernesto Müller, explicando el significado de la araña. En la entrevista, Müller habló abiertamente de los atentados a puentes, ferrocarriles y miembros de la UP. Otro de sus líderes, John Schaeffer, reconoce orgulloso sus contactos con el Regimiento Blindado nº2 para el Tancazo.

Todo está en “Con el signo de la araña”, filme que es un registro único del torpe fascismo chileno. Así, en un momento se ve a una joven de clase alta con la araña en su brazo y que, consultado sobre el comunismo, dice riendo que “es pésimo”; otro cree que el marxismo “existe hace dos años en Chile”. El registro incluye un paneo por las filas de jóvenes de estratos bajos que, con cascos y bastones largos, adherían al movimiento por un pago de un dólar la acción, como los que ese día quisieron lincharlos antes que los salvara Jarpa.

Del taxista comunista de ese día no supieron durante toda la jornada, recuerda Stein. Saltó del auto y se perdió. Al taxi le pincharon los neumáticos y lo metieron al cementerio de camiones. En la noche, Stein llamó a la mujer del trabajador y le pidió que a la hora que llegara lo contactara por teléfono. Lo llamó a las 3 AM. “Me contó que corrió hasta que se escondió en la casa de un campesino y que después se vino a dedo a Santiago. Le conté lo que pasó con el taxi, que estaba perdido, pero que los compañeros alemanes le iban a poner un auto. Me dijo ‘no se preocupe, compañero, que yo no nací con auto’.

***

Hellmich y Berger desaparecieron por un tiempo pero volvieron a Chile en diferentes oportunidades, incluso después del Golpe de 1973. Pero sin duda su mayor acierto fue la filmación de icónica imagen de La Moneda en llamas desde el Hotel Carrera, que aparece en el filme “La guerra de los momios” (1974) y posteriormente en todos los documentales sobre el Golpe.

Esa toma limpia, elocuente, registrada desde una ventana esquinada del piso 8 del Hotel Carrera, conjugada con las tomas espontáneas de los aviones Hawker Hunter sobrevolando Santiago que realizó el montajista chileno Pedro Chaskel, conforman la única secuencia posible del bombardeo al palacio de Gobierno.

El testimonio del propio Chaskel, en el libro “Señales contra el olvido”, revela el nivel de engaño de los alemanes: “Ellos supieron del Golpe porque los milicos les dijeron. Tenían relaciones muy cordiales con los militares, eran del lado de ellos, eran corresponsales de Alemania Federal, venían recomendados, en fin. La relación era de ir a comer a la casa de los generales y llevarles flores a las señoras. Ellos le advirtieron a los compañeros y los compañeros les dijeron ‘no, ustedes no entienden lo que pasa en Chile’”.Sin embargo, que estaban informados, lo estaban. Hans Stein recuerda que Hellmich lo llamó en agosto de 1973, para contarle que viajarían a Chile para filmar el Golpe. “Le dije que la información del partido era que no habría”. Pero el 11 de septiembre, por la mañana, Hellmich lo volvió a llamar: “Empezó”, le dijo. “Ellos estudiaron cuál era la pieza del Hotel Carrera, cuál era la mejor vista, quizás supieron por sus contactos en la derecha chilena, pero yo creo que fue parte del análisis político que hizo la RDA”, sostiene el cantante.

Luego, Stein partió a su trabajo en la Universidad de Chile. Fue con su esposa, entonces directora de la radio de esa casa de estudios. No pudieron pasar el cerco en calle Santo Domingo. De vuelta a casa entendieron que ella, como directora de una de las emisoras que transmitían los discursos de Allende y él, como intérprete y en parte voz de las películas de H&S, estaban en serio peligro. De hecho estaban en la lista de los funcionarios requeridos por la dictadura que llegó a la universidad.

El artista sabe que sus camaradas le tendieron una mano. Recuerda que lo llamaron de la embajada de la RDA. “Me dijeron ‘oímos que no estabas bien de salud y queríamos invitarte a unas termas, lógicamente con tu familia’. Llegué donde el Cónsul y me dijo que estaba todo preparado pero tenía que llegar a Buenos Aires por mi cuenta”. Mientras Hellmich y Berger estaban a salvo en Chile, para Stein comenzaba otra odisea.

Para cuando ocurrió el Golpe, Hans Stein ya era un reconocido cantante lírico. En algunas de sus giras había sido acompañado por su amigo Galvarino Mendoza, uno de los mejores pianistas después de Claudio Arrau y hermano de César Mendoza, el general –“rastrero”, como lo llamó Allende en su último discurso- de Carabineros que ahora era parte de la junta militar.

Stein recurrió a él sin pensarlo: “Habló con su hermano, quien había ido a algunos conciertos y me conocía. Le pidió que me ayudara a pasar la barrera policial que había en el aeropuerto. César le dijo: ‘Queremos que nuestros artistas se queden, aquí no se persigue a nadie por sus ideas’”, cuenta riendo Stein.

Al aeropuerto llegaron acompañados por el pianista. Su carné bastó para sortear el cerco. “De repente lo veo hablando con un paco con metralleta y mirándonos a mí y a mi familia. El paco se acercó y me dijo: ‘Yo soy el comandante del aeropuerto y mi General llamó hace un momento, así que por favor aborden, que yo me ocupo de todo’”, recuerda el checo.

Mientras Stein se asilaba en la RDA, Hellmich y Berger volvían dos veces más a Chile antes que se estrenaran las películas y quedaran al descubierto. Stein lo sabe porque ellos visitaron a su padre en Santiago. Fue en 1974 cuando filmaron los campos de concentración de Chacabuco y Pisagua. Consiguieron un permiso que los autorizaba pero “sin hablar con los prisioneros”, según decía por escrito. Lo metieron en un plástico con esa parte doblada y entrevistaron a los detenidos, como se puede ver en el documental “Yo he sido, yo soy, yo seré” (1974).

La serie sobre Chile de H&S terminó en 1978 con dos películas: “Más fuerte que el fuego”, donde consiguieron entrevistas con los pilotos que bombardearon la Moneda y “Los muertos no callan”, sobre los asesinatos de los ex ministros de Allende. Finalmente pudieron retratar a Pinochet. Stein cuenta que utilizaron una triquiñuela más vieja que el hilo negro: “ponían la cámara y decían que tenían un desperfecto mientras filmaban. A Pinochet lo filmaron antes de la entrevista limpiándose su chaqueta blanca. La voz en off después decía ‘el general Pinochet puede limpiarse su chaqueta todo lo que quiera pero las manchas de sangre no van a salir jamás’”.

En la RDA Stein volvió a ver a Heynowski y Scheumann. Trabajaron en la identificación de los personajes, las traducciones y contactaron al escritor José Miguel Varas para relatar las versiones en castellano de los filmes sobre Chile. Con Scheumann, además, fueron amigos, a pesar que discrepaban políticamente. Stein, quien había vivido la Primavera de Praga, se había entusiasmado otra vez con el comunismo gracias a Allende, pero no compartía nada con el bloque soviético. Años después, estando Stein de vuelta en Chile, un desencantado Scheumann le daría la razón.

El Studio H&S fue cerrado en 1982 tras un discurso de Scheumann frente a la Academia de las Artes de la RDA, que fue considerado crítico contra el sistema. Obligados a reincorporarse a la Deutsche Film AG, Heynowski y Scheumann siguieron trabajando juntos hasta la caída del muro. Scheumann murió de cáncer y sin trabajo, mientras que Heynowski se retiró en Berlín. Después de la reunificación de Alemania los archivos fueron abandonados. Su rescate y regreso a Chile son una historia aparte.

(…) Tras la caída del muro de Berlín el estudio fue abandonado y desmantelado, quedando su patrimonio fílmico en la indefensión, hasta que entre 1997 y 1999 ex miembros de H&S rescataron y catalogaron lo que logró ser rescatado, y pasó a manos de manos de la Fundación DEFA, heredera de la histórica productora, en 1999.

El año 2000, a través del archivo Federal Alemán, el material fue entregado al Estado de Chile.

Sin embargo, el material de cámara que da paso a los documentales, tanto o más valioso que las películas mismas, se perdió para siempre tras el cierre del estudio, junto con cientos de cintas de filmaciones de otros países del mundo, y registros rescatado por los realizadores alemanes de sus colegas chilenos antes del golpe militar (…)

sábado, 30 de mayo de 2015

Rigoberta Menchú: La Sin Vergüenza

Rigoberta Menchú, indígena Guatemalteca, Premio Nobel de la Paz 1992, da declaraciones y responde preguntas en una rueda de prensa rodeada de funcionarios del Instituto Nacional Electoral de México. La escena parece más la presentación de una estrella del fútbol adquirida por un equipo europeo por una suma millonaria, que el anuncio de la participación directa de esta personalidad en apoyo al proceso electoral del próximo 7 de junio en México. El parecido no es coincidencia, en primer lugar, porque la intención es precisamente esa: mostrar que han comprado una estrella, hecho que explotan publicitariamente. La felicidad de los “empresarios” del INE y del régimen mexicano es inocultable. En un contexto en el que, por sus propios actos, la institucionalidad mexicana es ampliamente conocida y con evidencias contundentes como un aparato criminal, mentiroso y mafioso e ilegítimo contra el pueblo de México; en un momento en el que por sus propios actos, el mundo entero sabe que el régimen mexicano le ha declarado la guerra al pueblo que debe defender y proteger tanto por la vía de reformas que despojan de libertades y derechos a la ciudadanía, entregan el país a intereses transnacionales, como porque se han articulado aparatos de terror y muerte y maquinarias de propaganda y mentira que todo lo encubren; en este mismo momento, una indígena, símbolo, testigo y víctima del genocidio Guatemalteco que hoy se emula en México, se presenta en abierta defensa de la mentira, del terror, de la farsa y de la muerte. No gana el INE con esta farsa, no ganan los pueblos con el engaño que nadie cree, en cambio, pierde Rigoberta Menchú quien ha puesto en evidencia no sólo con su presencia de mercancía en compra-venta sino con cada una de sus respuestas, que su dignidad tiene precio y le resultó fácil venderse, claudicar y apoyar con todo su ser a mafiosos, mentirosos y asesinos que quieren, con su ayuda, presentarse contra toda evidencia y conocimiento como demócratas. Rigoberta Menchú: Sin Vergüenza! ¿Cómo Así?Así No!!! Pueblos en Camino
 
Rigoberta Menchú: La Sin Vergüenza

 
 


Nadie podrá olvidar esta escena: Rigoberta Menchú: rodeada de funcionarios grises, de traje y corbata, todos iguales, escoltas y vigilantes de su palabra y presencia, esperando y garantizando que se cumpla un compromiso y un acuerdo previo, una maquinación repugnante, cuyo mecanismo nos ocultan pero no pueden esconder. Rigoberta Menchú: ha sido adquirida por el régimen mexicano. Ha sido comprada por el INE, cuyo vocero, Lorenzo Córdova, Consejero Presidente del mismo, ha sido grabado in fraganti, haciendo comentarios racistas y despectivos contra los indígenas. Una instancia que además de racista es fraudulenta y apoya la maquinaria partidista más corrupta que se pueda imaginar. No hay nadie en México que no sepa que todos los partidos sin excepción, que toda la maquinaria electoral y por ende, toda la institucionalidad que de estos mecanismos resulta, no es únicamente ilegítima y no representa los intereses y necesidades de la población, sino que actúa en su contra, para alimentar intereses particulares y servirse de recursos públicos, para despojar a la ciudadanía y engañarla. Es esta podredumbre, este racismo, esta ilegitimidad la que contrata a Rigoberta Menchú:, a la que ella tiene el mandato de legitimar y lo hace con gusto y convencida.

Hay que ver el video de la rueda de prensa y descubrir hasta dónde puede entregarse la dignidad por un precio. No es necesario hacer un análisis de lo dicho, porque no hay nada que analizar y porque esto invitaría a un debate y a que se presentaran argumentos sobre puntos específicos, cuando acá todo es perverso, repugnante: una farsa cuya protagonista debería estar en las calles poniendo su palabra y su cuerpo para denunciar y resistir lo que ahora representa y defiende. Algunas cosas que dijo o no dijo incluyen:
 

 
- Se negó a responder las preguntas sobre los comentarios racistas de Cordova alegando que no había escuchado el audio. Le informan por todos los medios que su patrón es un racista y ella acepta el cargo sin confirmar lo que todo México y el mundo han escuchado. Sin Vergüenza!
- Le pide a la ciudadanía Mexicana tener confianza en la institucionalidad que entrega las riquezas, territorios, recursos del país a intereses privados y transnacionales, que destruye activamente comunidades, culturas y ecosistemas, que expulsa al exilio en busca de algún trabajo esclavo a la mayoría de sus campesinas y campesinos empobrecidos y a pobladores urbanos, que legisla a favor de ricos y poderosos y en contra de derechos y libertades ganadas en luchas ejemplares y que es un aparato de terror y mentira al servicio de la acumulación privada, entre muchos más crímenes. Un régimen cuya institucionalidad no sólo desaparece y asesina sino que se burla y maltrata a quienes exigen la verdad sobre sus familiares y víctimas. La institucionalidad mexicana es enemiga de México, pero Rigoberta Menchú:l es pide que la apoyen: Sin Vergüenza!
- Cuando Rigoberta Menchú: exhorta a los familiares de las víctimas de Ayotzinapa a decir la verdad y a confesar en lo que andaban las víctimas, implica que las víctimas del delito atroz, los normalistas de Ayotzinapa y sus familiares, son los criminales y deben confesarlo. Deben decir la verdad. Son criminales. ¿Sería capaz de decir lo mismo a las víctimas del genocidio que dejó 300.000 muertos en Guatemala? En cambio, en ningún momento señala a los culpables ni le exige al Estado y al Ejército decir la verdad, con lo que su complicidad queda a la vista. Sin Vergüenza!
- La “Justicia” mexicana tiene la responsabilidad y hay que confiar en ella, propone Rigoberta Menchú:. ¿Cómo puede aseverar que este proceso y lo que sigue debe estar en manos de la justicia mexicana cuando, la PGR ha mentido, dado por concluido el caso, fabricado asesinos y cadáveres y obstaculizado cualquier posibilidad de establecer la verdad y hacer justicia. Esto lo sabe el mundo y Rigoberta Menchú: lo ignora para defender a su nuevo patrón. Sin Vergüenza!
- Rechaza la exigencia de la CIDH al gobierno mexicano de cumplir con el acuerdo por medio del cual este último se comprometió a permitirle realizar una investigación sobre los hechos de Ayotzinapa y que este proceso no se diera por concluido antes de que la CIDH hubiera concluido a satisfacción la investigación. Para Rigoberta Menchú: basta con que internamente y en las comunidades, se digan las verdades, cuando Guerrero es un Estado ocupado militarmente y controlado por mafias articuladas con los tres niveles de gobierno. Rigoberta Menchú: contribuye a que el gobierno mexicano encubra una masacre entre muchas y a sus responsables del régimen rechazando a la CIDH sin cuyo concurso y apoyo la verdad en Guatemala, la poca verdad que se conoce, seguiría oculta. Sin Vergüenza!
- Una vez dictamina que las víctimas de Ayotzinapa y sus familiares deben decir la verdad sobre sus delitos, es generosa y amplia. Si dicen la verdad y son culpables (lo que ella insinúa) no deben matarlos, deben ir a la cárcel. Juzga y condena, pero a los desaparecidos sin que aparezcan, a los muertos sin que resuciten y a sus familias, les sentencia a cárcel si al decir la verdad lo merecen. Sin Vergüenza!
- Rigoberta Menchú:señala como culpables y responsables a los mafiosos, con una contundencia tan admirable que parece un acto de valor y un desafío a las mafias del mal. Lo que también hace al señalarlos así desde la mesa del régimen al que representa, es reiterar la versión falsa que insiste, contra toda evidencia en diferenciar entre el régimen y los mafiosos. Rigoberta Menchú: quiere reiterar la fantasía mentirosa que ha sido negada a gritos tras los ríos de sangre de Calderón y EPN: “¡No fue el narco. Fue el Estado!”. Rigoberta Menchú: “¡No fue el narco. Fue el Estado!”: Sin Vergüenza!
 

 
- En medio de toda esta farsa, se atreve a invocar su autoridad moral aconsejando a la población, no sólo para que vote, sino para que "no vendan su voto", para que no “hagan lo que está en contra de su integridad”. Se refiere a que no vendan sus votos (ella sabe sin duda que el mayor comprador, pero no el único, es el partido de gobierno, PRI, pero solamente porque tiene más recursos públicos para hacerlo que los demás que lo hacen en proporción a sus capacidades para acceder a los mismos). El mecanismo que propone abiertamente, es que acepten los regalos y la compra pero que, a la hora de votar, voten a consciencia. Una estratega moral la reconocida Nobel de Paz. No viene a desmantelar partidos corruptos, ni siquiera a denunciarlos. Que sigan haciendo sus compras de votos, que sigan siendo corruptos, esto se corrige poco a poco con la consciencia de quienes reciben los regalos y con la educación de quienes se aprovechan de los cargos, enseña la mayor. Pero, lo que es peor, Rigoberta Menchú:ha vendido su consciencia, la dignidad de los de abajo, por un trabajo con el INE y el régimen mexicano y tiene la desvergüenza de aconsejar al pueblo mexicano que no siga su ejemplo y no le ponga precio a la dignidad y a la vida. Sin integridad y haciendo gala de esto, encubriendo y mintiendo, Rigoberta Menchú:trabaja para el INE y va para Guerrero, como va el ejército, como va la corrupción, como va el despojo y la represión, como ha ido la pobreza y el terror, con todas ellas, a convocar a la gente a que vote por sus verdugos….

Rigoberta Menchú: Sin Vergüenza!

 
Pueblos en Camino
Mayo 28 de 2015



martes, 26 de mayo de 2015

La red que exportaba niños de la guerra


Sergio Arauz *
El Faro 


A inicios de la guerra civil, miles de niños sobrevivientes de operativos militares eran llevados a lugares donde los recogían abogados que tramitaban sus papeles para emigrar de El Salvador. Les cambiaban la identidad y los arrebataban a sus familias. En estas operaciones participaron abogados con contactos en el ejército y en centros de adopción en el extranjero que fueron señalados como parte del mercado negro internacional.


 Douglas Romero muestra la foto que sirvió para que su padre pudiera localizarlo, cuando este encontró la imagen en la oficina de un subteniente y reconoció a su hijo, que había sido robado después de un operativo militar. Foto: Fred Ramos

Los niños exportados

Durante dos meses, Douglas Romero vivió como un niño estadounidense. Blanquito, regordete y chapudo, tenía un poco más de un año cuando salió de El Salvador. Antes, pasó por una cadena de brazos desconocidos que lo alejaron de las manos campesinas de su padre, un sobreviviente que no vio cumplirse su esperanza de morir en la masacre de Tenango, Cuscatlán. Mientras Douglas engordaba en la casa de una familia estadounidense, su papá, Andrés Romero, resistía la tortura en las bartolinas de la Policía de Hacienda.

El calvario de los Romero empezó el miércoles 23 de febrero de 1983, semana en la que el ejército llevó a cabo un operativo contrainsurgente, que en los libros de historia aparece como “Las masacres de Tenango y Guadalupe”. Según la versión oficial de esos días, en aquellos operativos los helicópteros de la Fuerza Armada rescataban de las balas subversivas a niños como Douglas. El papá de Douglas cuenta el otro lado de la historia. Recuerda el día que él y su familia huyeron de su casa hacia una montaña que los recibió con una lluvia de balas. Relata también que, tras esa tormenta de plomo, unos hombres uniformados lo metieron junto a Douglas y otros niños en un helicóptero militar. Alguna parte de toda esa tierra que Andrés Romero recorrió huyendo del operativo esconde los huesos de su esposa. “Fue la última vez que los vi, a todos”, dice, tras un extenso relato que lo ha convertido en un símbolo vivo de los peores días de la guerra civil salvadoreña.

En aquel momento, la prensa nacional no publicaba historias como la de Douglas y su padre. Archivos del ejército consultados por El Faro revelan que la Fuerza Armada realizó “23 operativos de contrainsurgencia entre 1980 y 1983”. Los nombres de estos operativos aparecen en las hojas de servicio de los oficiales. La conocida como “La Guinda de Mayo”, en la que desaparecieron muchos niños, aparece registrada como “Operativo en Chalatenango de 1982”. El operativo en el que Douglas fue arrancado de la mano de su padre aparece como Operativo 10.

Douglas, ahora con 33 años, guarda una foto en la que aparece disfrazado de niño estadounidense. Luce un traje de leñador. El retrato es la única prueba de que estuvo en Estados Unidos en 1983. Gracias a esa foto es que su padre se dio cuenta de que Douglas había sido sacado del país con papeles legales que se basaban en falsear la realidad. Douglas dejó de llamarse Douglas durante dos meses. Su padre, el sobreviviente de la masacre, no sabe quién tramitó la adopción de Douglas, bajo qué nombre fue adoptado, ni cómo viajó hacia Estados Unidos sin su consentimiento. Tampoco ha buscado respuestas a esas preguntas.

El niño con traje de leñador es uno de los 2 mil 354 niños salvadoreños obtuvieron visa para viajar a los Estados Unidos en los años ochenta. El periodista del Boston Globe, Steve Fainaru, escribió un texto sobre la corrupción en las adopciones relacionadas con niños de la guerra. “La mayoría de la corrupción relacionada con las adopciones se dio durante los años 80. El problema ha resurgido tras el descubrimiento de que entre los 2,354 que recibieron visa de emigrante se cuentan niños que fueron capturados por la Fuerza Armada salvadoreña y que fueron catalogados como huérfanos de guerra que fueron adoptados y recibieron visa de inmigrantes de la embajada (de los Estados Unidos)”, dijo, en su reportaje que apareció publicado el 14 de julio de 1996.

La corrupción relacionada con las adopciones de niños de la guerra tenía como protagonistas a un grupo de abogados salvadoreños que obtenían el permiso de un juez que, como representante del Estado, autorizaba la exportación de menores que eran, como el caso de Douglas, buscados por sus padres. Detrás de todos los permisos y trámites había dinero. En la década de la guerra, un estadounidense pagaba cerca de 5 mil dólares por los trámites de adopción de un niño extranjero. Denuncias de estadounidenses que pagaron por el servicio de casas de adopción sin permiso hicieron que un fiscal estadounidense llevara a un juicio civil a la fundadora de un centro de adopciones alimentado por niños salvadoreños y guatemaltecos.

Los abogados de El Salvador cobraban cerca 3 mil dólares por cada niño que enviaban a Estados Unidos, según información que una investigación de la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador realizó en 1983 y que cita el periódico The Miami Herald. En dicha investigación, el cónsul estadounidense Fernando Sánchez descubrió que en el transcurso de un año un solo abogado salvadoreño gestionó casi 200 visas para niños salvadoreños. Las declaraciones del cónsul Sánchez no detallan en qué año ocurrieron estos trámites. Con el paso de los años, este abogado investigado por el cónsul intentó ser presidente de El Salvador y ahora es pastor evangélico.

En 1983, un abogado en presunta representación de los padres o tutores de Douglas, llegó a las oficinas de la Embajada de los Estados Unidos en El Salvador y llenó formularios como el 924 IR-3 o el IR-4, clasificación utilizada por la Oficina de Asuntos Consulares del Departamento de Estado para tramitar visas para niños huérfanos. Para obtener una de estas visas, había que convencer a un cónsul estadounidense de que un niño como Douglas Romero no tenía a nadie que se hiciera cargo de él “debido a la muerte o desaparición, abandono o deserción, separación o pérdida de ambos padres”.

El abogado también debía probar que, en caso de existir un padre vivo, el sobreviviente era incapaz de proveer el cuidado apropiado y, por tal motivo, renunciaba irrevocablemente por escrito al niño que emigraba para ser adoptado. En aquel momento para hacer el trámite bastaba con tener un legajo de papeles sellados y firmados con testigos, que en muchos casos eran prestanombres o incluso personas inexistentes. Cuando Douglas consiguió su visa, lo hizo con un nombre distinto.

Para participar en la cadena de exportación de niños de la guerra, para empezar era necesario saber en dónde estaban. Para eso había que tener un contacto en la Fuerza Armada que diera información de las fechas de los operativos militares. También había que saber a qué lugares los llevaban en calidad de huérfanos o abandonados. Los interesados en tramitar adopciones tomaban las fotos del infante que les interesaba y las distribuían a los contactos de casas de adopción internacionales que se encargaban de buscar padres adoptivos en el país de recepción de los niños.

La foto del niño vestido de leñador que ahora muestra Douglas estaba en la oficina de un subteniente que Andrés identifica como Machado Duque, a quien conoció en un cuartel del área metropolitana que no recuerda. “Fui con Mariet, gracias a ella es que di con mis hijos, no sé cómo es que ella sabía”, dice ahora el sobreviviente Andrés. Mariet era una colaboradora de la Cruz Roja Internacional que lo sacó de la cárcel y lo ayudó a encontrar a tres de sus hijos desaparecidos, incluido Douglas. Este sobreviviente no ha seguido la pista del militar que tenía la foto de su hijo ni de la suiza que lo sacó de la cárcel y lo llevó a esa oficina del subteniente.

El Faro acudió a la oficina de Damas Voluntarias de la Cruz Roja para pedir información sobre este caso y sobre la voluntaria Mariet de la que habla Andrés. En la oficina dijeron que la petición formal había que dirigirla a Carlos López Mendoza, vocero de la Cruz Roja Salvadoreña. Carlos López Mendoza asegura que la información de las adopciones la llevaban las Damas Voluntarias, pero que todos esos archivos desaparecieron. “Todo se perdió en el terremoto de 1986, no hay nada de los archivos de antes”, dice.

En el diario oficial de El Salvador existen registros de un subteniente Machado Duque. Se llama Boris. Ni Andrés ni su hijo saben que Boris Machado Duque fue ascendiendo y que para enero de 2000 era ya teniente coronel. Tampoco saben que ha sido agregado militar de la embajada de El Salvador en Colombia. Y tampoco saben que en 2009, Machado Duque tenía grado de coronel y el ministro de Defensa le entregó una condecoración del ejército por 30 años de servicio prestados.

Andrés, como muchos de los padres que buscan a sus hijos desaparecidos en la guerra –y posiblemente adoptados en Estados Unidos o Europa- no está buscando enjuiciar ni buscar a los culpables por la desaparición de sus hijos. No está interesado en determinar si el militar que tenía la foto de su hijo vestido de leñador participaba en una red de tráfico de niños o no. “Lo encontré y ya con eso”, dice.

Andrés Romero es un sobreviviente símbolo de la masacre de Tenango. Encontró a tres de sus hijos luego de ser encarcelado y torturado en la Policía de Hacienda. Aún busca a su esposa, desaparecida en el mismo operativo en que perdió a sus tres hijos, a los que posteriormente encontró. Foto: Fred Ramos

Los exportadores

Una página entre una montaña de papeles en la Sala de lo Constitucional contiene los nombres de un grupo de abogados que tramitaron la mayoría de adopciones de niños de la guerra. La montaña de papeles la forman casi una decena de expedientes de una investigación de habeas corpus a la que tuvo acceso El Faro. El expediente también contiene una lista de 637 niños reportados como desaparecidos, la mayoría de ellos entre 1980 y 1985. A esas 16 páginas de nombres le siguen una serie de memorandos en los que la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos solicita a la Procuraduría General de la República información sobre expedientes de adopciones.

En uno de esos memorandos aparecen algunos nombres de los abogados señalados como responsables de legalizar –por medio de adopciones irregulares- los papeles para que niños como Douglas Romero salieran del país. La irregularidad en las adopciones parte de la información de la base de datos de Pro-Búsqueda, que por medio de la Procuraduría para la Defensa de Derechos Humanos pidió información para dar con el paradero de algunos desaparecidos. Según este memorando, escrito con máquina de escribir, el abogado Roberto del Cid Aguirre es, quizá, el abogado que más adopciones tramitó en los primeros años de la guerra. Su nombre también aparece en tres investigaciones publicadas por Pro-Búsqueda. El nombre de este abogado también aparece en las 70 páginas que resumen un juicio civil en la Corte Superior de Suffolk, Boston, Estados Unidos. El juez del caso, Rudolph Pierce, multó y prohibió gestionar adopciones a Suzanne Champney, la fundadora de una casa de adopciones en ese país llamada “Los niños del amor, Inc.”

El 26 de junio de 1983, el nombre de Roberto del Cid Aguirre también apareció en la investigación especial de la embajada de los Estados Unidos que cita el periódico The Miami Herald. Un oficial de la embajada de los Estados Unidos en El Salvador llamó a los números de teléfono de nueve personas que el abogado entregó para contactar a las madres que, supuestamente, autorizaban dar sus hijos en adopción. Entonces hizo el descubrimiento de la mentira. "Muchas eran tiendas, y otras eran las oficinas de correos. Nadie sabía de las madres", dijo un funcionario consular al periodista del Herald, en relación con esa investigación.

En ese año, Roberto del Cid Aguirre y su hermano Rubén también fueron acusados por el robo de tres niños en un juzgado salvadoreño. En aquel momento, el hermano del abogado admitió ante un juez que había pagado 480 dólares a una madre que se arrepintió de dar tres niños en adopción. Rubén prestó servicio en el ejército y ahora vive en Estados Unidos.

Suzanne Champney, contacto principal de este abogado en el mercado de adopciones de Estados Unidos, era una mujer que ante el juez de la Corte Superior de Suffolk declaró que Roberto del Cid Aguirre era su principal proveedor de niños de El Salvador y Guatemala. Este caso empezó por iniciativa del fiscal Francis X. Bellotti, quien acusó a Champney de cobrar 2 mil dólares a 25 parejas que buscaban adoptar niños guatemaltecos.

“ÉXITO DE ADOPCIONES EN El SALVADOR GENERA MERCADO NEGRO DE BEBÉS”, publicó el Herald el 26 de junio de 1983. La fundadora de “Los niños del amor, Inc.” murió y con ella la posibilidad de aclarar el destino de muchos niños que ahora son adultos. El juez Pierce le obligó a devolver el dinero que había obtenido de los padres estadounidenses y le prohibió tramitar adopciones.

30 años después de aquellas revelaciones periodísticas, el abogado Roberto del Cid Aguirre es pastor evangélico y vive en El Salvador. En 2008 intentó incursionar en la política probando suerte con dos banderas diferentes: se inscribió como precandidato presidencial de Arena, cuando el partido postuló a Rodrigo Ávila y, meses después, tras ser descartado, buscó la candidatura presidencial en el Partido Demócrata Cristiano, ese que gobernó en la guerra civil en los años cuando él fue señalado en juzgados de Estados Unidos y El Salvador. Vive en una amurallada residencia en un discreto y exclusivo sector semiurbano al sur de Santa Tecla, en el departamento de La Libertad. Varios perros vigilan la residencia.


El hombre de saco se llama Roberto del Cid Aguirre, uno de los abogados que envió al menos 300 niños a un centro de adopciones ilegal en Estados Unidos. Foto: cortesía de CoLatino

En El Salvador, a Del Cid Aguirre aún le recuerdan en la Procuraduría General de la República, institución que se desliga de los negocios que presuntamente hacía este abogado que con frecuencia llegaba a la institución para pedir sellos de papeles que luego llevaba a la embajada de los Estados Unidos para pedir las visas de niños. “La mayoría de veces él se iba a los juzgados de menores, nosotros no teníamos mucho que ver, es que la Procuraduría solo daba una opinión cuando el juez lo pedía”, dice Johana de Pineda, secretaria general de la Procuraduría. Añade que Del Cid Aguirre era uno de los notarios que más adopciones tramitaba.

Otros abogados reconocidos en la Procuraduría como “legalizadores de niños de la guerra” son Pedro Carballo Álvarez y Alicia Zelaya Quintanilla. Según registros de Pro-Búsqueda, Pedro Carballo Álvarez tiene una docena de denuncias por “adopciones arregladas mediante engaños”. En un estudio, la oenegé toma la declaración de María Graciela Ruiz, quien declara que este abogado la convenció de dar en adopción a dos de sus cuatro hijas. El libro de protocolos de este abogado también registra que la señora Ruiz autorizó la adopción de dos niños que nunca parió. Carballo Álvarez tiene activo su permiso de notario. El Faro visitó la dirección en la que él pidió ser notificado sobre resoluciones de la Corte Suprema de Justicia. El Faro también visitó la residencial en la que aparece como propietario de un apartamento, según los datos del Centro de Nacional de Registros. Este periódico también indagó en los gremios de abogados pero nadie dijo conocerlo o saber de su ubicación. 

Los registros de Pro-Búsqueda también ubican a Alicia Zelaya Quintanilla como una de las abogadas que tenía contactos con casas de adopción en Europa. Ahora es catedrática de la estatal Universidad de El Salvador. La abogada Alicia Zelaya Quintanilla tampoco respondió a la petición de entrevista solicitada a su asistente de la oficina en la facultad de Derecho de la Universidad.

En los primeros años de la guerra, Roberto de Cid Aguirre y los otros dos abogados tenían amplio margen de maniobra. En El Salvador, la Ley de Adopciones no les exigía testigos de viva voz, solo firmas. Tampoco existían máquinas para verificar huellas digitales ni eran posibles las pruebas de ADN. Esas facilidades permitieron que Douglas, el hijo del campesino sobreviviente que aún busca a su esposa, fuera enviado a Estados Unidos. El abogado que lo representó sabía sortear los filtros para conseguir visas legales a niños de la guerra que, lejos de ser abandonados o de ser huérfanos, eran arrancados de los brazos de su padres.

El Estado que perdió los niños



Fotos como esta eran publicadas en periódicos de circulación nacional. Las fotos servían para que algunos abogados justificaran el "abandono" de los menores ante un juez que avalaba la tutela de menores a terceros. Foto: Comisión de Derechos Humanos de El Salvador.

Durante casi toda la guerra, el Estado salvadoreño estaba tan despreocupado por la tutela de los niños salvadoreños que permitió que muchos menores, como Douglas, sacados de zonas donde el ejército arrasaba, permanecieran en cuarteles bajo la “tutela” de la Fuerza Armada. El libro “Historias para tener presente”, publicado en 2002, relata la historia de dos niños a los que la Fuerza Aérea consiguió partidas de nacimiento en las que se lee “hijo de padres desconocidos” gracias a los buenos oficios de un procurador general de la república cuyo nombre no es mencionado.

A principios de los ochenta, el ahora general y ministro de Defensa de El Salvador, David Munguía Payés, era mayor del ejército. Ahora, como máximo funcionario de la Fuerza Armada, justifica que en aquel momento las palabras derechos humanos y desaparición forzada no estaban de moda. “Es que no se oía ni se nos educaba en nada de eso”, dice el general en su despacho.

El ministro, en una breve entrevista con este medio, insiste en ampliar sobre el contexto de aquellos años. “Es importante aclarar que en aquel momento no había institucionalidad, no había controles, no había noción de respeto a los derechos humanos. Estoy hablando de antes de 1984... si es que fue hasta 1983 cuando empezaron a educar y preparar a los miembros del ejército en ese tema”.

Al preguntarle por la red de abogados con contactos en el ejército que exportaban niños de la guerra, dice saber de eso. Reconoce que hubo casos como el de Douglas, y que hubo abogados y militares que se lucraron con la exportación de esos niños. “También hubo casos de esos que mencionas, pero yo no puedo decir que fui testigo de situaciones como la que tú dices”.

Munguía Payés asegura que él vio niños en cuevas cuando él estaba en el terreno de batalla. “Es que era un caos, una situación de crisis en la que se tenía que resolver inmediatamente. El ejército lo que hacía era sacar a los menores de las zonas más conflictivas, muchas veces se los llevaba la Cruz Roja Internacional”, dice. Asegura que hace mucho tiempo él ayudó al fundador de la Asociación Pro-Búsqueda a resolver algunos casos. “Yo conocí al padre Jon Cortina, le ayudé a resolver al menos 10 casos de niños desaparecidos".

La diferencia en el tratamiento que los gobiernos de posguerra de derecha e izquierda han dado al tema es pequeña en función del conocimiento de la verdad y de justicia. Durante casi 20 años de gobierno de Arena, el Estado intentó probar ante tribunales internacionales que los niños desaparecidos de la guerra eran una mentira. En los últimos cinco años, en la gestión del FMLN, el Estado ha reconocido los hechos del pasado, pero ha sido tibio a la hora de cumplir las sentencias de la Corte Interamericana de Derechos humanos, que ha exigido al Estado profundizar en la investigaciones relacionadas con las desapariciones forzadas.

Sin embargo, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia está tramitando un caso que ha llegado a ella. Tiene en sus manos el informe de un juez especial. El juez ejecutor Antonio Durán fue nombrado el 7 de febrero de 2014 para estudiar seis expedientes relativos a solicitudes de hábeas corpus de 11 personas, incluido un no nacido, todos desaparecidos en la “Guinda de Mayo”, ocurrida a finales de mayo y a principios de junio de 1982, cuando centenares de pobladores de Chalatenango huían de un operativo del ejército. Las personas demandadas en este caso son el Ministro de Defensa y el Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada. Los demandantes quieren que el Estado muestre dónde están esas 11 personas a las que presuntamente se llevó el ejército en aquel operativo.

Munguía Payés cree que no es esa la actitud correcta para resolver las inquietudes de Pro-Búsqueda. “Yo trabajé muy bien con el padre Jon Cortina porque era una persona seria y responsable con el que teníamos buena comunicación”.

Los nombres de los abogados señalados como tramitadores de adopciones de niños de la guerra aparecen en los archivos del juez nombrado por la Sala de lo Constitucional. El juez Antonio Durán explica que su tarea específica en este caso no es sobre la red de abogados que enviaron niños a Estados Unidos. En su resolución, la Sala encarga al juez Durán siete tareas: verificar lo que los archivos de la Fuerza Armada dicen sobre la guerra en 1982; identificar lo que se establece como objetivos militares en los operativos desarrollados en Chalatenango entre mayo y junio del 82; determinar qué batallones militares participaron en las acciones y quiénes estaban a cargo de ellas; indagar la documentación exhibida; qué acciones estaba desempeñando el batallón Ramón Belloso durante mayo del 82; comprobar si en los archivos existen datos de casos de privación de libertad por parte de miembros de la Fuerza Armada, de niños y niñas o adultos que fueron trasladados de las zonas de operativo y verificar la localidad específica de donde fueron trasladadas esas 11 personas y quiénes ordenaron dichas privaciones; y, por último, reproducir y certificar toda información que se encuentre sobre ese operativo militar.

El caso investigado por este juez tiene reserva y por eso no revela los resultados incluidos en su informe, que ya presentó a la Sala de lo Constitucional. Pero adelanta que algunas de las víctimas de su caso no quedaron en poder del ejército, sino que en el caso de la señora que estaba embarazada, iba en un vehículo civil, posiblemente de la Cruz Roja, que fue la que la trasladó a un hospital. “Entonces, ¿cómo haces responsable al ejército como entidad demandada, cuando el mismo cuadro de denunciantes dice que se la llevaron al hospital?”, se pregunta el juez. ¿Y usted tiene información de la red de abogados, militares y las casas de adoción? "Se les llamó casas de engorde. Fue un negocio. Estos temas son importantísimos para el país", dice el juez, luego de explicar que para profundizar en este asunto es necesaria más información.

La Procuraduría General de la República, principal responsable de velar porque los procesos de adopción aseguren las mejores condiciones de los niños y la legalidad de los trámites, en este caso niega tener responsabilidad en la forma en que salieron los niños de la guerra a otros países. “Es que en aquel momento la ley no nos facultaba, los jueces o tutelares de menores tenían el poder”, dice la procuradora adjunta de Familia, Adopciones y Mediación, Candy Acevedo.

A inicios de los ochenta, los jueces tenían el poder de certificar el abandono de un niño. Para probar el abandono, los abogados salvadoreños que recibían paga por enviar niños al extranjero, presentaban fotos del niño abandonado en el hogar o centro al que había sido llevado. Aunque la Procuraduría alega que no tiene responsabilidad, sí tiene información sobre la red de abogados salvadoreños. Según dos investigadores de Pro-búsqueda y los testimonios publicados en el libro "El día más esperado", los abogados cambiaban la identidad de los niños, mentían sobre el origen de los niños de la guerra que aún son buscados.

Hasta hace casi un mes, la oficina de adopciones de la Procuraduría preparaba un informe especial sobre la adopción de casi 500 niños que terminaron en hogares de Estados Unidos, Italia, España, Australia, Canadá. La Procuraduría confirmó a El Faro que el nombre de Roberto del Cid Aguirre aparece en varios de los casos de adopción de ese informe que ha preparado para la Fiscalía General de República. La procuradora adjunta de Familia, Adopciones y Mediación no quiso revelar los detalles de su informe. "Es un caso de la Fiscalía, haga la solicitud de acceso a la información y veremos si la ley nos faculta", se excusó la funcionaria.

La Procuraduría General de la República tiene entre sus archivos los nombres de los abogados que legalizaron el envío de miles de niños al extranjero para su adopción. Cada clave en la segunda columna identifica un expediente en el que puede rastrearse nombres de abogados, jueces y personas que estuvieron a cargo de menores desaparecidos en zonas de conflicto. Foto: El Faro

Nadie busca justicia

Hace poco menos de un año, en la madrugada del 14 de noviembre de 2013,tres hombres armados irrumpieron en las oficinas de la Asociación Pro-Búsqueda, , institución especializada en el rastreo de niños desaparecidos en la guerra. Ese día, durante 40 minutos, los hombres armados sustrajeron equipo informático, destruyeron papeles y archivos, rociaron gasolina a una de las oficinas y prendieron fuego al local. El atentado, minuciosamente planificado, a juzgar por los testimonios de los rehenes, dejó a Pro-Búsqueda con las oficinas parcialmente destruidas, archivos dañados y una pila de expedientes consumidos por el fuego.

Tres de esos expedientes están relacionados con una causa que en este momento ventila la Sala de lo Constitucional que busca dar con el paradero de aquellas 11 personas desaparecidas en la "Guinda de Mayo". Ninguna autoridad ha reportado algún avance en la investigación de ese caso. Eduardo García, coordinador en funciones de Pro-Búsqueda, explica que todos sus esfuerzos están enfocados en los reencuentros de familia. “Nuestro enfoque es diferente, le puedo decir que las personas que buscan reencontrarse no están interesadas en la justicia penal”, comenta.

Lucio Carrillo es uno de los huérfanos de la guerra. Sus dos padres murieron durante ella. Se reencontró con su hermana en 1995 y es uno de los casos insignes en el libro "Historias para tener presente", que reseña los casos de Pro-Búsqueda.

Lucio, al igual que Douglas, el niño vestido de leñador que pudo haber crecido como estadounidense, creció en un país cuya institucionalidad nunca le aseguró sus derechos. A diferencia del discurso conciliador de muchas de las víctimas de desaparición, tortura, encarcelamiento y asesinato por parte de cuerpos de seguridad del Estado, Lucio sí reclama justicia y la identificación de los responsables que lo condenaron a vivir en orfandad. “Yo no puedo perdonar a nadie, es que nadie me ha pedido perdón, no es que los quiera meter presos, es que quiero saber quién hizo qué”, dice.

Douglas, su papá Andrés y Lucio han colaborado en investigaciones de oenegés que han trabajado en memoria histórica, básicamente en los hechos más crueles de la guerra salvadoreña. Todos, cada uno con sus matices, han buscado información precisa de su historia personal, pero aclaran que no quieren ver preso a nadie. Andrés busca a su esposa e información de la masacre de Tenango. Douglas acompaña la causa de su padre y quiere saber cómo es que llegó a Estados Unidos.

El Faro visitó la casa y dos de las iglesias a las que asiste el pastor Roberto del Cid Aguirre para pedirle más información sobre las adopciones que realizó en los ochenta. Por medio de su hijo, el abogado se excusó de hablar de los niños que envió a Estados Unidos. Su hijo, Roberto, explicó que su padre estaba en una tratamiento de salud y no podía dar una entrevista.
 


Reporte de niños desaparecidos elaborada por la Comisión de Derechos Humanos de El Salvador durante la guerra civil. Dicho reporte es una de las principales fuentes de consulta en la investigación de hechos de la guerra salvadoreña. Foto: El Faro

*Con reportes de Fátima Peña

lunes, 25 de mayo de 2015

La religión como crítica a la opresión; la figura mesiánica de Óscar A. Romero (1917-1980)



Imágenes y bustos de Óscar Arnulfo Romero se comercializan en plazas públicas previo a su beatificación en San Salvador. El arzobispo, icono de la Iglesia católica latinoamericana, fue asesinado en 1980Foto Reuters

 
Enrique Dussel LaJornada



A comienzos de este mes estuve en las universidades John Hopkins, de Frankfurt y de Heidelberg dando un ciclo de conferencias. El profesor Ulrich Duchrow, de la última casa de estudios mencionada, me informó sobre recientes investigaciones en torno a las circunstancias históricas que pudieron estar en el origen de las religiones universales (como la mesopotámica y egipcia, y en el taoísmo, el budismo, los profetas de Israel, el cristianismo y el islam) y de la misma filosofía (como entre los presocráticos). Es un tema apasionante en este comienzo del siglo XXI, que tiene relación con lo que el profesor de Frankfurt Matthias Lutz-Bachmann denomina en su último libro del 2015 que me obsequió: una edad postsecular. Se trata de una coyuntura económica política en la que las antiguas civilizaciones nombradas (de Mesopotamia o Egipto, en China, India, Palestina o Grecia) llegaron a una madurez estructural que les permitió comenzar a acuñar monedas metálicas (de plata u oro, especialmente), garantizada por Estados imperiales que las usaban, entre otros menesteres pero principalmente, en el pago de salarios a los soldados de ejércitos, frecuentemente de mercenarios. Esto exigía el desarrollo de la minería (de dichos metales preciosos) y abría la posibilidad a mercados de gran extensión geopolítica, ya que dichas monedas metálicas tenían el valor que significaban (una moneda de plata poseía el mismo valor como moneda que como alhaja. Ese mercado monetarizado se articulaba igualmente al derecho a la propiedad privada de la tierra, pero también al poder pedir créditos poniendo como garantía el mismo terreno. Cuando el campesino no podía pagar la deuda y el interés acordado, el prestamista se apropiaba de los bienes del trabajador, que aún podía quedar como esclavo si la deuda era de mayor cuantía. Así aparecieron estratos muy ricos de la sociedad que acumularon riqueza y la mayoría de un pueblo empobrecido. Los críticos de esta situación de miseria de las masas empobrecidas tuvieron rápida y entusiasta respuesta de las víctimas de esa situación de injustica. Así surgieron los religiones universales y los primeros filósofos. En Mileto se acuñó por primera vez la moneda de metal precioso en la Hélade, y allí apareció el primer filósofo griego, Tales de Mileto (de familia fenicia, dicho sea de paso).

Contra la opinión de la Ilustración, si es verdad que las religiones se institucionalizan y fetichizan burocráticamente con posterioridad, el retorno a sus orígenes se da intermitentemente en la historia de las religiones. En América Latina la crítica de la teología, la Iglesia y la religión fetichizadas, invertidas diría Marx, se produjo gracias a una generación sumamente profética que se enfrentó a la inversión del cristianismo. El arzobispo de San Salvador, Óscar A. Romero, es un ejemplo paradigmático de esa función no sólo de su patria centroamericana, sino de toda América Latina y del sur postcolonial mundial, en las tenebrosas décadas de la represión militar de dictaduras impuestas por Estados Unidos (por el Departamento de Estado y el Pentágono) entre 1964 y 1984.

Tuve muchos contactos con monseñor Romero desde la década de los 70 del siglo pasado. Recuerdo un curso para más de 50 obispos (él era obispo auxiliar en 1972) realizado por la Celam en Medellín. Era yo en ese entonces profesor de historia de la Iglesia en América Latina y dictaba ese tema junto con otros profesores, con el fin de actualizar la reflexión de esos obispos responsables de la Iglesia en diversos países.

Esos cursos se repitieron en Guatemala la Antigua, con la presencia de 27 obispos. Monseñor Romero era el organizador de ese encuentro. Recuerdo su rostro sonriente, como de un chiquillo haciendo una travesura, cuando nos escuchaba observando la reacción de los otros obispos, siendo muchos de ellos conservadores que nunca habían oído exponer el cristianismo desde las categorías de la teología de la liberación. Ahí estaban invitados, por Romero, pensadores críticos jóvenes (yo tenía 37 años), como Juan Luis Segundo, Gustavo Gutiérrez, José Comblin, Segundo Galilea y tantos otros. Él garantizaba la presencia institucional.

En la conferencia latinoamericana de obispos en Puebla (1979), monseñor Romero era el encargado de redactar la parte histórica inicial del documento final. Formábamos equipos externos que elaborábamos textos que los obispos en la asamblea después corregían y adoptaban. Me tocó redactar uno de esos escritos; se los entregaba a monseñor Romero, quien los introdujo en el indicado documento final. Por ello aparecieron figuras ejemplares, como Bartolomé de las Casas, primer obispo de Chiapas, o monseñor Valdivieso, quien fue asesinado en 1550, en Nicaragua, por su lucha en la defensa de los pueblos originarios.

Sin embargo, monseñor Romero no había dado el paso definitivo. Fue un hecho inesperado que lo lanzó a la esfera política, profética, mesiánica. Se trató del asesinato de Rutilio Grande (1928-1977), nuestro alumno en los cursos del IPLA desde 1967 en Quito, organizados por la Celam, con el mismo grupo de profesores que dieron una nueva visión crítica del cristianismo en las reuniones de obispos arriba mencionadas. Recuerdo a Rutilio, un sacerdote jesuita conservador. Al comienzo de nuestros cursos objetaba las exposiciones, tenía dudas, no acepta el retorno al origen profético del cristianismo. En las dos semanas de mi curso pude observar una completa transformación. Había comprendido aquello de "¡bienaventurados los pobres!" y la expresión de Jeshúa: "¡Hay de ustedes los ricos! Es más fácil que un camello pase por el agujero de un aguja que uno de ustedes entre al reino de los cielos!" Era la crítica de Jeshúa a la economía monetarizada del imperio romano, que producía multitudes de pobres. Rutilio volvió a su parroquia de Aguilares, en El Salvador, y se transformó en militante cristiano completamente comprometido con su pueblo. Formó centenares de catequistas (como Samuel Ruiz, en Chiapas). Por ello cayó bajo la mira represora de la dictadura militar. Fue asesinado junto con más de 200 de sus catequistas. Una persecución casi tan numerosa como la desatada por Dioclesiano en el imperio romano contra los cristianos. Monseñor Romero era lo que en ese tiempo se llamaba "director espiritual" de Rutilio. Conocía hasta su inconciente. Sabía quién era y además era su maestro. Ante su cuerpo inerte, en Aguilares, monseñor Romero se convirtió en defensor del pueblo y en crítico decidido contra la dictadura militar, a la que enfrentó valiente y directamente.

Las homilías de monseñor Romero en la catedral eran seguidas por multitudes que no sólo llenaban el templo, sino también la plaza de enfrente de la catedral. Era realmente entusiasta, seguido por todos, principalmente por jóvenes, pobres, campesinos e indígenas. Por ello fue asesinado como mesías, como el "servidor sufriente" que da su vida por la multitud.

Una vez ultimado la Iglesia conservadora salvadoreña ocultó su cadáver en la cripta de la catedral, con el débil argumento de que no debía ser venerado hasta que Roma lo decidiera. Monseñor Romero era temido, aún muerto. Había sido secuestrado para que su pueblo no pudiera honrarlo como símbolo de la lucha de una época de la patria, de América Latina. Es el destino de los héroes y de los santos.

Y de ahí que se alargaba el proceso de su beatificación en Roma; se decía que había muerto por causas políticas y no por ser mártir de la fe. Como si el fundador del cristianismo, Jeshúa de Nazareth, no hubiera sido acusado ante Pilatos del "crimen político" de rebelar al pueblo contra el imperio, y como si no se hubiera puesto sobre su cruz (la “silla eléctrica romana de los que se levantaban políticamente contra el César) un título de clara connotación política: "Jeshúa de Nazaret, rey de los judíos" (el famoso INRI).

Hubo necesidad de que un Papa latinoamericano reconociera que Romero era un mártir de la fe, que se jugó defendiendo políticamente a su pueblo reprimido, para que pueda ahora ser venerado como figura mesiánica ejemplar. Ni Juan Pablo II ni Benedicto XVI podían desafiar a la oligarquía salvadoreña, latinoamericana y norteamericana dando ese paso. ¡Ahora es posible, aunque nunca se sabe por cuánto tiempo!

“Hubo miedo en la Iglesia a Romero y a la Teología de la Liberación”


Beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, asesinado por la ultraderecha salvadoreña en marzo de 1980 cuando ofrecía la eucaristía. Romero fue un “profeta de justicia durante una guerra entre poderosos y débiles”, pero los militares y el capital lo consideró cura comunista y le mandó a matar.


JUAN JOSÉ DALTON


El sacerdote jesuita y analista hispano-salvadoreño, José María Tojeira, consideró en entrevista con EL PAÍS que con la llegada del papa Francisco, iniciador de grandes cambios en el catolicismo universal, se aceleró la beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, asesinado por la ultraderecha salvadoreña en marzo de 1980 cuando ofrecía la eucaristía. Romero fue un “profeta de justicia durante una guerra entre poderosos y débiles”, pero los militares y el capital lo consideró cura comunista y le mandó a matar. Con la llegada de Francisco al Vaticano ha entrado “aire fresco” a todas las estructuras de poder, para que estén cercanas a la gente, como lo hizo Romero, aun a costa de su sacrificio.

Pregunta. ¿Cómo recibe la Iglesia católica en general la beatificación de Monseñor Oscar Arnulfo Romero?

Respuesta. En años anteriores hubo división, incluso en tiempos de Juan Pablo II había un grupo de obispos que no estaban de acuerdo con una beatificación de Monseñor Romero. Esa división se ha ido superando con el tiempo y cada vez hubo más apertura a la beatificación. Pero cuando ha llegado el papa Francisco y ha mostrado su interés de acelerar el proceso y que no se frene, se ha producido una unidad bastante mayor dentro de la Iglesia. Ha funcionado el principio de autoridad y el principio de hegemonía.

P. Pero, se ha dado un intento de matizar lo que fue la participación de Romero en la realidad que le tocó vivir…

R. Esto es como un remanente de los tiempos anteriores a Francisco. Había miedo de hablar de la santidad de Romero. Él no era un político en el sentido textual de la palabra, pero tuvo una incidencia política muy fuerte. Y eso daba miedo en algunos sectores eclesiásticos. Lo mismo que daba miedo entender a la Teología de la Liberación y las Comunidades de base… Daba miedo.

P. ¿Por qué?


R. Creo que queda todavía un poquito de miedo en la Iglesia salvadoreña de enfocar estas cosas. ¡Como si la Teología de la Liberación fuera mala! En todas las teologías hay aciertos y errores. Incluso en las teologías oficiales. No podemos seguir con esta pequeñez de decir: Hay que tener cuidado, él (Romero) era teólogo de la Liberación.

P. ¿Era Romero un teólogo de la Liberación?

R. Romero era una persona que deseaba la liberación de todos los males, personales y sociales de este país. Sabía que era un proceso y quería contribuir a ese proceso de liberación. Eso no es un problema ya, pero siempre se dan esos miedos.

P. Hay testimonios de amenazas que tuvo Romero, incluso unos que quedaron impresos en los periódicos. Pero, ¿cómo podríamos afirmar que no era un alentador de la violencia política en el tiempo que le tocó vivir?

R. Monseñor Romero estaba al lado de los que sufrían. En El Salvador había una guerra de poderosos contra débiles. Una guerra económica en la que había explotación e injusticia, y una guerra represiva contra los justos reclamos de la gente. También una guerra insurgente de un sector que se insurreccionaba frente a la injusticia prevaleciente. Romero siempre trataba de solucionar el conflicto por la vía de la paz y la justicia social.

P. Pero no lo entendieron…

R. El lenguaje de la justicia social, no digamos las justas reclamaciones, fue visto como insurgencia. Lo perseguían y lo acusaban de cura comunista, sotana roja… Precisamente por la cerrazón tan absoluta que tenía el sector militar y el capital. Decir que Monseñor era político, a mi no me molesta. ¡Claro que tenía que serlo! Aquí la política oficial fue corrupta, explotadora y criminal. Que Romero denunciara eso era una labor totalmente evangélica. En documentos de la Iglesia se pide que los obispos tienen que ser profetas de justicia cuando hay guerras entre poderosos y débiles.

P. Ahora, ¿me puede decir qué significa el papa Francisco en la Iglesia salvadoreño y los cambios que se están dando en la Iglesia universal?

R. El papa Francisco, con esa figura tan solemne, ha puesto a la iglesia y a todo el mundo de lo que es la jerarquía, al gobierno de la iglesia, más cerca de la gente. Las estructuras tienen a veces a burocratizarse demasiado y alejarse de la gente que gobierna. El papa Francisco ha dado un recordatorio de que la iglesia debe tener olor a oveja, hay que mancharse en el contacto y la cercanía humana. Esto es algo profundamente fresco para nuestra iglesia, así como para el mundo.

Bárbaros en el poder


John M. Ackerman

LaJornada


Los comentarios racistas del titular del Instituto Nacional Electoral (INE) y la nueva masacre en Michoacán constituyen dos caras de la misma moneda. Somos malgobernados por autoridades sin el menor respeto para la dignidad humana o el estado de derecho. Como El Llanero Solitario, los representantes del Estado mexicano constantemente se burlan de y ejecutan a sangre fría a los ciudadanos más humildes. Como viles bárbaros, desprecian la cultura milenaria del pueblo mexicano y aplican la justicia por propia mano sin consideración alguna para el debido proceso o los derechos humanos.

La masacre de Tanhuato es la consecuencia natural de la imposición de un gobierno militar de facto en los estados de Jalisco y Michoacán. Los generales Felipe Gurrola, comisionado para la Seguridad en Michoacán, y Gustavo González, coordinador de la Operación Jalisco, son las verdaderas "autoridades" en aquellos estados. Ellos reportan directamente al secretario de la Defensa Nacional y, por medio del mismo, a Enrique Peña Nieto como comandante en jefe de las fuerzas armadas.

A los mandos militares no les interesa investigar delitos o detener criminales, sino sólo eliminar a sus adversarios. El saldo de 42 civiles muertos, sin un solo herido, demuestra que la autoridad disparó a matar o, en su caso, remató posteriormente a los heridos con "tiros de gracia". Aun si fuera cierto que las víctimas agredieron primero a los policías, es imposible creer que haya sido necesario ejecutar a todos y cada uno de los agresores para poder desarmarlos. Ello, concatenado con el hecho de que solamente hubo un muerto del lado de la autoridad, indica que lo que realmente ocurrió no fue un "enfrentamiento" entre dos bandos, sino un brutal asalto armado.

Tal como ya ha ocurrido en Tlatlaya, Ayotzinapa y Apatzingán, nos encontramos frente a un probable crimen de lesa humanidad cometido por fuerzas del Estado mexicano. Cada día se abulta más el expediente en la Corte Penal Internacional en La Haya, originalmente elaborado contra Felipe Calderón, pero que ahora también incluye un amplio capítulo sobre el sexenio de Peña Nieto.

Ahora bien, la tesis de que Lorenzo Córdova haya sido víctima de "espionaje" telefónico por parte del Partido Verde es igual de inverosímil que la versión del "enfrentamiento" en Tanhuato. Córdova debe su puesto a Los Pinos y ha sido perfectamente leal al gobierno desde su llegada a las oficinas de Viaducto Tlalpan. Al régimen no le conviene que se desprestigie de esta manera a una de sus principales fichas en el juego de simulación democrática. En su caso, hubiera sido suficiente una simple llamada telefónica de su amigo Aurelio Nuño, jefe de la Oficina de la Presidencia, para orientar el voto del joven consejero presidente.

El comportamiento de Córdova a raíz de la divulgación de su vergonzosa conversación con Jacobo Molina ofrece algunas pistas. Su primer reflejo fue pedir auxilio a sus amigos de Televisa. Otorgó una extensa entrevista al locutor principal de la televisora, Joaquín López Doriga, y presentó una denuncia penal ante la PGR, dirigida por Arely Gómez, hermana del vicepresidente de Noticieros Televisa. El próximo día, Córdova observaría pasivamente, mientras el pleno del INE redujo la suspensión de propaganda televisiva para el Partido "Verde" de 12 a tres días y envió a la congeladora la solicitud de retiro de registro para el mismo partido.

Llama la atención que Córdova no se ha atrevido a señalar a nadie en particular como autor de las supuestas "presiones" a que estaría sometido ni ha aceptado pregunta alguna de los medios de comunicación en sus dos apariciones públicas sobre el tema. También hay que tomar en cuenta que, de acuerdo con la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información, el contenido de la conversación divulgada es estrictamente información pública, tal como lo ha demostrado con gran claridad la doctora Irma Eréndira Sandoval (véase: http://ow.ly/Nm1bb ).

Todo apunta a que los comentarios racistas de Córdova no fueron divulgados por alguien ajeno al INE con el fin de "desprestigiar" a la institución electoral, sino más bien por una persona dentro del mismo instituto, indignada por los constantes abusos e improvisaciones del consejero presidente. Si ello fuera el caso, Córdova no sería víctima de un acto de "espionaje" a su vida "privada", sino sólo exhibido como un funcionario público incapaz por medio de una "filtración" totalmente legítima.

Así como fortalece la rendición de cuentas conocer las propiedades millonarias de la esposa y de los secretarios de Peña Nieto, también fortalece la democracia tener más información sobre cómo los funcionarios llevan a cabo sus labores y perciben a los ciudadanos. Es preocupante observar cómo otrora defensores de la transparencia gubernamental hoy protegen a su "cándido" e "ingenuo" amigo funcionario de la lupa ciudadana.

México solamente cambiará cuando todos seamos capaces de superar nuestras filias y fobias para trabajar juntos por el establecimiento de una verdadera transparencia y un efectivo estado de derecho, donde absolutamente todos los funcionarios públicos estén obligados a respetar, defender y rendir cuentas a la ciudadanía.

Repudio total al asesinato político de Enrique Hernández Salcedo. ¡Justicia ya!

Carta abierta al presidente Sánchez Cerén


Almudena Bernabeu


Estimado Presidente Sanchez Ceren

Es necesario para nosotros en el Centro de Justicia y Responsabilidad (CJA) adherirnos a las felicitaciones y la celebraciones de este momento tan importante para la gente de El Salvador y del mundo, la beatificación de Monseñor Oscar Romero, que sin embargo no puede quedarse solo en eso, en el necesario reconocimiento de su trabajo y su vida. La beatificacion de Monsenor Romero debe ser detonate de consolidacion de la democracia y la paz definitivas ,anhelo de Monseñor Romero que, como él bien defendió, son imposibles sin que haya Justicia.

Para Monseñor Romero la verdadera paz, la que une a los pueblos y garantiza su desarrollo, solo será posible a través de garantizar la Justicia. Justicia que el pueblo salvadoreño ha pedido sin descanso desde la firma de los acuerdos de paz y que se le niega permanentemente. Mientras no haya voluntad política de reformar las instituciones y exigirles que cumplan con sus obligaciones; mientras instituciones como la Fiscalía General de la República y los diferentes tribunales no abran y concluyan investigaciones y procesamientos por las violaciones de derechos humanos cometidas, no habrá Justicia en El Salvador.

Desde Estados Unidos, de la mano de la comunidad salvadoreña refugiada e inmigrante, esa ha sido nuestra mision: buscar algo de Justicia por las graves violaciones de derechos humanos cometidas contra el pueblo salvadoreño. Con ese objetivo llevamos adelante en 2003 una demanda civil contra uno de los asesinos de Monseñor Romero, el capital Álvaro Rafael Saravia. Para nosotros fue un honor poder lograr que el asesinato de Monseñor fuera considerado un crimen de lesa humanidad, lo que transformó decisivamente las consideraciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre el asesinato. Hoy todavía apoyamos al Procurador de Derechos Humanos de El Salvador para que, mas allá de esta merecida beatificación, este crimen no quede impune. Con ese mismo deseo de hacer valer la legalidad y buscar algo de Justicia, conseguimos que el gobierno de Estados Unidos confimara que el exministro de defensa Eugenio Vides Casanova fuera considerado responsable de la tortura de civiles y expulsado del país, o que el coronel Montano no pueda evadir su responsabilidad por el asesinato de los jesuitas de la UCA y sus dos empleadas. Hoy, lamentablemete, Vides Casanova deambula libremente por su pais de origen. Montano será extraditado a España para ser juzgado.

Para todos nosotros en CJA, para las personas que como el padre William Wipfler han colaborado incondicionalmente con este esfuerzo de justicia, es primordial que nadie en Estados Unidos se olvide de la relevancia y trascendencia de Monseñor Romero, de su mensaje y de su legado en la lucha por la justicia para la gente de El Salvador. Por eso seguiremos luchando allá donde exista una posibilidad, con el deseo siempre presente de que esa justicia, como quería Monsenor, pueda finalmente generarse y obtenerse en El Salvador.

Apenas unos días antes de su beatificación, aplaudimos y celebramos esta decisión del Vaticano, que esperamos sea el primer acto de Justicia de muchos otros por venir para la gente de El Salvador. Honrados de haber tenido la oportunidad de acercarnos a la vida y obra de Monseñor Romero, Arzobispo de El Salvador, acompañamos siempre de la gente a la que él tanto quiso.

Reciba un cordial y solidario saludo,



Almudena Bernabeu
Director de Justicia Transicional
Abogada Internacional
CJA

jueves, 21 de mayo de 2015

D`Aubuisson veía a Romero como un comunista



Laura Bernal -
Foto: Vladimir Chicas
 

El supuesto asesino del líder religioso siempre lo habría calificado como un hombre “mentiroso y manipulado por el comunismo”

María Luisa D`Aubuisson de Martínez apenas reconocía el hombre en el que se había convertido su hermano, Roberto D`Aubuisson, luego de permanecer algunos años bajo la influencia militar. Enseñanzas que posteriormente lo habrían llevado a dar las órdenes para que asesinaran a Monseñor Oscar Arnulfo Romero, a quien siempre calificó como “un hombre comunista”.

D`Aubuisson alcanzaba los 17 años de edad y su madre lo había enlistado en las filas de la Escuela Militar, en San Salvador, luego de considerar que sería la mejor solución para controlar la rebeldía que su hijo había presentado en los últimos años de su vida escolar. “Pero la idea no era que se convirtiera en un militar”, cuenta su hermana.

Aunque la relación con su hermano siempre fue positiva, D`Aubuisson de Martínez señala que la relación entre ambos habría cambiado desde su ingreso a la escuela militar y posteriormente a la Escuela de las Américas en Panamá, donde presuntamente le habrían inculcado todo su rechazo por el comunismo.

“Hasta antes de cumplir los 17 tuve una relación muy cercana, pero una vez entró a la escuela militar, ahí le cambió la vida (…) Ahí lo convirtieron en un fanático anticomunista. Desgraciadamente para él, el comunismo era todo, cualquier tipo de organización o líderes sociales. En esos momentos todo le era sospechoso”, recuerda.

Fue precisamente en la década de los setenta y desde su concepción anticomunista radical que D`Aubuisson empieza a poner su mirada en el recién nombrado arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, quien empezaba a dar sus primeros pasos en la defensa por los derechos humanos de los sectores más desprotegidos.

Para entonces, “el gran amigo” , como califica D`Aubuisson de Martínez al sacerdote Fredy Delgado, habría sido la conexión para que D`Aubuisson empezara a tener una idea de los supuestos “sacerdotes comunistas” que se encontraban dentro de la iglesia católica.

“Tenía mucha relación con Fredy Delgado, sacerdote y un gran activista del partido ARENA y quien le informó de todos los sacerdotes comunistas que habían en la iglesia, y muchos de ellos empezaban a morir”, apunta la hermana del presunto asesino de Romero.

Sin embargo, aunque Romero habría estado siempre en la lista de “sospechosos”, no habría sido hasta la muerte del también sacerdote Rutilio Grande, cuando Romero adopta su postura por la denuncia social, que el mayor D`Aubuisson habría expresado abiertamente su repudio hacia el arzobispo capitalino.

“Lo dijo en múltiples ocasiones en medios de comunicación cuando lo calificó como mentiroso, manipulado por el comunismo, asociado del pueblo”, agrega D`Aubuisson de Martínez.

Pese a que D`Aubuisson tenía un carácter conservador y a veces alegre; su postura radical, anticomunista, su vocación por la represión y su orgullo por lo que hacía, fueron motivos suficientes para que D`Aubuisson de Martínez se alejara de su hermano y de su familia, agrega.

“Él siempre se mostraba orgulloso de los que hacía, aseguraba que era parte de una organización importante (ORDEN), que colaboraba activamente para liberarnos de la garra del comunismo (…) y en cada reunión familiar todos le aplaudían, lo apoyaban, lo animaban, sus otros hermanos, sus primos y todos fueron fundadores de ARENA”, explica.

El 24 de marzo de 1980, el mayor D`Aubuisson, quien también fundó el partido ultraderechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) habría dado la orden a su subalternos para que asesinaran a monseñor Romero por considerarlo como una de las máximas expresiones del comunismo durante la época, según apunta el informe de la Comisión de la Verdad de las Naciones Unidas en El Salvador, publicado en 1993.

Romero recibió la bala de un francotirador en su pecho mientras oficiaba una misa en la capilla del hospitalito Divina Providencia, en San Salvador. Sin embargo, tras su muerte hubo más preguntas que respuestas y los responsables intelectuales del caso no fueron judicializados.

“Lo ví después de la muerte de Romero, pero no conversábamos sobre nuestras posturas, no era conveniente tocar el tema porque no lo convencería de lo contrario y era ilógico pensar que lograría hacerlo cambiar de opinión”, recuerda D`Aubuisson de Martínez.

Aunque el informe de la Verdad habría gozado de gran credibilidad por múltiples sectores en el país, D`Aubuisson de Martínez asegura que el documento siempre fue considerado como “una mentira para su familia”.

“Siempre se sostuvo que no era una información correcta, que era manipulado por el Estado de Inteligencia de Estados Unidos, y que en la ONU estaba infiltrado el comunismo; la ONU no era de confianza. Nadie quiso creerlo”, cuenta.

Tal ha sido el rechazo que la familia del ex mayor ha sostenido hasta hoy que aún representantes de su partido, ARENA, se han mantenido al margen del tema y han asegurado la inocencia de su dirigente.

Mientras tanto, D`Aubuisson de Martínez señala que la distante relación que había mantenido con su familia desde la juventud, se hizo más común. “Fue una situación bastante incómoda, traté de ser prudente y no hacer sufrir a mi familia y guardar mejor la distancia. Lo asumí como un complejo, no querían que me identificaran como su pariente por todo lo que se le acusó, pero he tenido que cargar toda la vida con eso, librándome de complejos”, detalla.

Pese a la supuesta responsabilidad en la muerte de monseñor Romero, que causó un gran revuelo entre sus más fieles feligreses y entre quienes se oponían a su causa, D`Aubuisson siguió destacándose por su liderazgo político que lo llevó a la presidencia de la Asamblea Constituyente y a abrir el camino para que su compañero de partido, Alfredo Cristiani, llegara a la presidencia salvadoreña, en junio de 1989.

Tres años después del primer gobierno liderado por su partido y un año después de la firma de los Acuerdos de Paz que puso fin al conflicto armado salvadoreño, D`Aubuisson murió a consecuencia de un cáncer de esófago.

“Aunque estaba enfermo, él nunca se arrepintió de nada y no se lo pregunté (…) Creo que D`Aubuisson hubiese sido otro hombre, de no ser por sus estudios militares radicales que lo transformaron. Nuestra familia ya era conservadora, pero no teníamos esos antecedentes, aunque si eran muy apegados a gobiernos militares”, apunta.

Paradójicamente, D’Aubuisson de Martínez se convirtió en una de las más intrínsecas defensoras de la causa de monseñor Romero y una de las impulsadoras de la fundación con el mismo nombre. Aunque en sus venas siempre lleve la misma sangre de un supuesto asesino.

Monseñor Romero: el miedo y el odio




Dagoberto Gutiérrez*

Monseñor Romero fue asesinado por la oligarquía salvadoreña al convertirse en voz y palabra que concitaba todas las voces y palabras que, desde abajo, exigían justicia. Se trata de un personaje histórico, amado por amplios sectores populares, sobre todo, por aquellos que identifican a un hombre justo con un hombre santo. Y se trata de un caso excepcional, tanto en la historia política del país como en la historia de la Iglesia Católica.

Romero expresa un juego encendido de contradicciones, la base teórica de su lucha fue la doctrina social de la Iglesia Católica, que no siempre puede presentarse como renovada o renovadora. Al mismo tiempo, Monseñor no tenía antecedentes que lo presentaran como alguien popular, y mucho menos, como un teólogo de la liberación, perteneciente a una línea renovada o renovadora, más bien, parecía un sacerdote tradicional y encerrado en las paredes doctrinales de la institución.

Esta reflexión es importante porque hemos de saber que este personaje histórico no fue producido por la Iglesia Católica, ni por su doctrina, fue una creación de la sociedad salvadoreña y de su pueblo. Quiere decir que la realidad produjo a un hombre que concentró en tres años encendidos, toda la justicia reclamada durante más de cien años, rebeló la injusticia oculta en palabras hermosas y perfumadas y conmovió los cimientos de una sociedad que necesitaba de esa turbulencia para moverse hacia adelante.

Monseñor Romero no contó con respaldos institucionales importantes de la Iglesia local y, mucho menos, del Vaticano de Roma. Su voz fue y es la de un pastor que se identifica totalmente con sus ovejas, con sus miedos y angustias, con sus dolores, con sus sueños y sus esperanzas. Por eso, la voz de un solo hombre se hizo una voz poderosa, cuyos ecos llegaron hasta Roma, y despertaron el temor y la crítica, no el respaldo.
Cuando aparece un hombre de iglesia que asume la dimensión cristiana real; es decir, asume el papel de Jesucristo, está amenazando las paredes de la institución, sobre todo cuando se trata de una institución adecuada al orden establecido, por injusto que este sea, y no quiere ni necesita tener problemas con los dueños de ese orden. Y el Vaticano, con un Papa anticomunista hasta la médula, como Karol Wojtyla, no deseaba ni necesitaba darse cuenta del error cometido al nombrar Arzobispo de San Salvador a alguien que pareciéndoles de fiar, resultó ser alguien sin compromisos con Roma, pero con compromisos totales con su pueblo.

Ciertamente, Monseñor Romero llega al Arzobispado en una oleada de convulsión social y política, cuando en el país crecía la lucha del movimiento popular y la Iglesia Católica, mediante sus sacerdotes más jóvenes, era parte activa de la construcción de nuevas fuerzas populares y con el aporte de la Teología de la Liberación establecía lineamientos teóricos fundamentales, a partir del principio de que Dios es Amor.

La figura parece simple, pero contiene una verdadera revolución teórica, que trata de mover la residencia de Dios en el cielo, ubicando su domicilio en la tierra, situando su casa en el ser humano, en el más pobre, en el perseguido, clandestino, encarcelado, y así, cuando este ser humano chocaba con la Guardia Nacional asesina, o el ejercito represor, se trataba de un enfrentamiento entre un hijo de Dios, justiciero y popular y una fuerza oligárquica. Como vemos, la figura: Dios es amor, no era ni es una simple figura, y por eso fue la inspiración de las comunidades eclesiales de base, que constituyeron un poderoso tejido organizativo que a nivel nacional canalizaba la protesta y construía fuerza social.

La Iglesia tenía la voz de Monseñor en sus radios y su palabra en sus diarios, y la oligarquía atacaba la Iglesia para callar su voz. En ese ambiente de alta temperatura llega Monseñor Romero al Arzobispado, y aquí se destaca su calidad y esencia, de un hombre de fe, leal y entregado a su pueblo, que en tres años de gestión escribió las páginas más hermosas de nuestra historia y comprometió, como nadie lo ha hecho, a la Iglesia Católica.

Resulta buena noticia los pasos vaticanos para su santificación, y es que se trata de una cabeza sensible, valiente e inteligente como la del Papa Francisco, que necesita, en su enfrentamiento con el Vaticano conservador, de voces y palabras, y de gestos frescos y oxigenados, venturosos, como los de Monseñor Romero. Por supuesto que Monseñor ya es santo, pero del pueblo, y sus altares no son institucionales, porque él era un hombre dedicado a la gente, y su voz desborda los templos, y su figura no cabe en una iglesia, y su vida empequeñece cualquier altar.

Sin embargo, sigue siendo buena noticia su santificación, y buena noticia que Francisco nos visite para que constate la enorme necesidad que tiene el pueblo de voces como las de Monseñor, de dignidad, como la de este pastor, que murió con sus ovejas, pero también para que impulse como lo hacía Monseñor Romero, la resistencia necesaria, la movilización insustituible y la redención inevitable.

Por eso, esperamos con los brazos abiertos al Papa Francisco y saludamos la santificación de Monseñor.

*Vicerrector de la Universidad Luterana Salvadoreña.
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...