Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

lunes, 31 de agosto de 2015

Espartaco (Pelicula)


Espartaco (Tracia, 113 a. C.-Lucania, 71 a. C.) fue un esclavo tracio que, según fuentes romanas, dirigió la rebelión más importante contra la República romana en suelo itálico (conocida como III Guerra Servil, Guerra de los Esclavos o Guerra de los Gladiadores), hecho ocurrido entre los años 73 a. C. y 71 a. C.


De acuerdo con las referencias de los historiadores romanos Apiano y Floro, Espartaco era originario de Tracia nacido el 113 a.C. (se cree que nació en la localidad de Sandanski), en la actual Bulgaria. Militó en las auxilia, las tropas auxiliares de Roma, de las que desertó. Al no ser ciudadano romano, una vez capturado fue reducido a la esclavitud. Fue destinado con su hermano a trabajos forzados en unas canteras de yeso, pero gracias a su fuerza física fue comprado por un mercader para la escuela de gladiadores de Capua de Léntulo Batiato. Todas las fuentes conocidas de esta rebelión, muy fragmentarias, coinciden en describir a Espartaco como un hombre culto.



“Honduras es un país sin justicia ni reconciliación”: expresidente Zelaya


  Voces  

En Honduras, un movimiento de protesta lleva meses exigiendo la renuncia del presidente Juan Orlando Hernández tras una serie de escándalos de corrupción que revelan que usó fondos gubernamentales para financiar su campaña para las elecciones presidenciales de 2013.

Las protestas tienen lugar cuando se acaban de cumplir seis años del golpe de Estado que destituyó al presidente democráticamente electo Manuel Zelaya. En una entrevista exclusiva, el expresidente Zelaya habla del surgimiento de este nuevo movimiento de protesta, del apoyo del gobierno de Obama al actual presidente de Honduras, y del papel de Hillary Clinton en el golpe de Estado de 2009.

“Las políticas de Estado de EE.UU. para Honduras fueron ambiguas y equivocadas. Por un lado condenaban el golpe, pero por el otro estaban negociando con los golpistas”, dice Zelaya. “Y la secretaria de Estado Clinton se prestó a eso, manteniendo la ambigüedad de la política estadounidense con Honduras”.

Además, el expresidente hondureño critica las políticas antidroga y migratorias de Estados Unidos. “Migrar es un derecho humano, pero hay que regularlo dentro de la ley. No poner militares a que paren a los niños que buscan a sus madres en EE.UU. o a los jóvenes que buscan un empleo porque esta sociedad capitalista neoliberal, excluyente y explotadora no les brinda oportunidades”, afirma Zelaya.

TRANSCRIPCIÓN

JUAN GONZÁLEZ: El 4 de julio, alrededor de cien mil hondureños marcharon para exigir la renuncia del presidente Juan Orlando Hernández, tras una serie de escándalos de corrupción que revelan que usó fondos del gobierno, incluyendo más de 300 millones de dólares del sistema público de salud de Honduras, para financiar su campaña para las elecciones presidenciales de 2013, de las cuáles salió victorioso. Doce personas permanecen en huelga de hambre en las cercanías del palacio presidencial, exigiendo la destitución de Hernández.

AMY GOODMAN: Todo esto ocurre al tiempo que Honduras conmemora el sexto aniversario del golpe militar respaldado por Estados Unidos que derrocó al presidente democráticamente electo Manuel Zelaya. El 28 de junio de 2009, Zelaya fue secuestrado a punta de pistola y puesto en un avión rumbo a Costa Rica en un golpe de Estado orquestado, en parte, por dos generales entrenados en Estados Unidos.

Para profundizar en el tema vamos ahora hasta Tegucigalpa, donde nos acompaña el expresidente Zelaya. Bienvenido nuevamente a Democracy Now! ¿Puede hablar sobre qué está ocurriendo en su país en este momento?, las protestas masivas sin precedente, ¿por qué está la gente saliendo a las calles?

MANUEL ZELAYA: Buenos días. Realmente, en resumen, nosotros podemos decir que hoy Honduras es un país sin reconciliación y sin justicia. Los problemas históricos se han agravado en vez de resolverse. Estados Unidos está apoyando y esto es un reclamo a un gobierno represivo. Un gobierno que asaltó los fondos públicos para su campaña y el propio presidente actualmente lo ha reconocido. Que utilizó fondos públicos de la salud de los ancianos, de las mujeres embarazadas, de los niños, fondos sagrados, los ha utilizado su partido para su campaña electoral. El triunfo de él fue seriamente cuestionado y, aún así, reconoce un delito, presionado lógicamente por un periodista, David Romero, que pública en un medio de comunicación los cheques a nombre de su partido y dirigidos al propio presidente en la campaña política. Parece que esto fue como un complot, como una conspiración, para saquear estos fondos que fueron 300 o 400 millones de dólares, nadie tiene un dato exacto, pero esto ha indignado el pueblo que sale en las calles por primera vez en la historia de Honduras, casi 200 años de querer ser independientes, sale a las calles a pedir que el presidente rinda cuentas, que el presidente se someta a una investigación. Que el presidente renuncie porque él mismo reconoce el delito. Y esto ha traído otra posición también, ya desesperada, de la población hondureña. Pedir una injerencia de la justicia internacional en Honduras que se llama Comisión Internacional Contra la Impunidad dirigida por Naciones Unidas, algo que ya probó buenos resultados en Guatemala. Pedir que Naciones Unidas venga y empiece a investigar a todos los ciudadanos hondureños, todos, sin distingos de colores, sin distingos de ninguna naturaleza, y todos estamos dispuestos, especialmente la oposición, a someternos a una investigación internacional, transparente, con juristas internacionales que puedan verificar cada una de nuestras conductas, con una visión sin sectarismo, sin la influencia política, y además con transparencia y con imparcialidad. El pueblo está demandando esto y el presidente se niega, por esto, hoy aquí en Honduras hay una misión internacional de Naciones Unidas hoy haciendo, podemos decir, una exploración de lo que está pasando, ayer nos reunimos con ellos, les presentamos las pruebas de la corrupción que ha invadido el Estado y que lógicamente el presidente la dirige.

JUAN GONZÁLEZ: Presidente Zelaya, ¿no tiene esperanzas en que el propio sistema de Honduras pueda resolver estos problemas y presentar cargos contra el presidente, dado que él ha admitido haber cometido irregularidades?

MANUEL ZELAYA: Muy buena pregunta. La justicia en Honduras, los operadores de justicia, han perdido totalmente la credibilidad desde el golpe de Estado hasta la fecha. En primer lugar porque son casi los mismos que conspiraron para el golpe de Estado donde yo fui su primera víctima. En este sentido, la justicia hoy está totalmente manipulada por el presidente actual. Hace poco destituyó cinco magistrados de la corte, y puso las personas que él considera idóneas para mantener su sistema de corrupción en el país. Lo mismo que destituyó los fiscales, los dos fiscales los destituyó y colocó amigos de él que responden lógicamente a sus mandatos. Creó una policía militar, que es algo que lamentamos que Estados Unidos apoye: políticas de represión de un gobierno que asalta el Estado y que reconoce, y que [Estados Unidos] guarde silencio sobre esta situación. Creó una policía para él mismo para… y cambió todas las leyes del país. Hoy las personas pueden ser capturadas, pueden ser llevadas a prisión, sin respetar la presunción de inocencia, el debido proceso y además las garantías que nos da la constitución. El sistema de justicia en Honduras, con muy raras excepciones porque siempre habrán magistrados honestos o fiscales honestos, con muy raras excepciones, está totalmente politizado. No es imparcial, sino que actúa con sectarismo político. Se dedica a perseguir a la oposición. Y es cierto que el presidente hoy está sacrificando piezas claves de su gobierno, entregándolas pero para cubrirse él y para no ser investigado él, es como una cortina de humo.

AMY GOODMAN: Manuel Zelaya, usted ve de forma clara que esta situación es una continuación del golpe que tuvo lugar hace seis años, en el que fue destituido. ¿Puede explicar que ocurrió en junio de 2009?, ¿cómo acabó siendo expulsado por la fuerza de la presidencia?

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MANUEL ZELAYA: Bueno, cuando las derechas internacionales, porque esto es la restauración conservadora de las derechas a partir del 2009, que la apoyaron los halcones de Washington, que tomaron la decisión de usar las armas, de usar la fuerza, hubo un golpe de Estado, un intento en Ecuador, un golpe de Estado en Paraguay, y el primero fue el de Honduras. Este proceso, pues las mismas derechas pensaron que era para mejorar la situación de nuestros pueblos, de nuestros países, para levantar el comercio, la industria, para mejorar los niveles de pobreza y fue todo lo contrario, Amy … todo lo contrario. Estos golpes de Estado han destruido la poca institucionalidad que teníamos. Ha aumentado la deuda, ha aumentado la pobreza, ha aumentado la corrupción, y ha aumentado el nivel de criminalidad y de violencia. Y el problema es que los Estados Unidos no quiere escuchar estos reclamos de nuestros pueblos que están en las calles, igual que el pueblo de Guatemala, hoy el pueblo de Honduras. Esto no es dirigido por nadie. No hay un partido político dirigiendo las manifestaciones ciudadanas, es espontáneo, esta espontaneidad del pueblo, el Departamento de Estado hace oídos sordos a ellas y yo quisiera llamar la atención en esto. El golpe de Estado fue un fracaso. Y las políticas de represión que hoy Estados Unidos está apoyando para este gobierno también constituyen una indignación del pueblo frente a esta realidad. El pueblo demanda una rectificación histórica de las posiciones internacionales de los Estados Unidos con Honduras. Acuérdese el tráfico humano, el tráfico de niños, el tráfico de mujeres que se van para Estados Unidos y presionan sus fronteras, presionan su misma estabilidad, precisamente por el fracaso de las políticas aquí en Honduras. Lo mismo podría decir yo de esta nueva iniciativa del presidente Obama que él está hablando de financiar mil millones para el triángulo norte, para Guatemala, El Salvador y Honduras. Yo le dije al senador que vino la semana pasada, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, yo le dije: “senador, no es suficiente sólo el dinero, no es suficiente sólo los dólares. Necesitamos un Estado de derecho. Necesitamos justicia en Honduras. Necesitamos que se respete la democracia en nuestro país, para que nuestros pueblos puedan tener empleo, puedan generar riqueza, puedan traer inversionistas nacionales e internacionales. Necesitamos seguridad jurídica y seguridad ciudadana. Hay que preocuparse, senador, por el derecho interno de nuestros países”.

JUAN GONZÁLEZ: Presidente Zelaya, usted ha mencionado a las madres y los niños que han estado huyendo de su país y atravesando la frontera para llegar a Estados Unidos. Aquí escuchamos en los medios de comunicación las noticias del aumento de los crímenes y de la violencia en Honduras. ¿En qué está fallando el gobierno a la hora de enfrentar esta situación, con todas estas personas huyendo hacia Estados Unidos?

MANUEL ZELAYA: Se han tomado medidas, en este sentido, de represión, o sea, cercar las fronteras, militarizar las fronteras, impedir que las personas ejerzan el derecho de la migración. Porque migrar es un derecho, es un derecho humano. Todos los países surgimos de las migraciones, el mismo Estados Unidos surge de las migraciones europeas. Pero hay que regularla, hay que marcarla dentro de la ley. No meter militares simplemente a que paren a los niños que están buscando a sus madres en Estados Unidos, o a los jóvenes que buscan un empleo porque esta sociedad, capitalista neoliberal, excluyente y sumamente explotadora no les brinda las oportunidades. Acuérdese que estas sociedades son dirigidas por grandes transnacionales, grandes transnacionales de bancos, grandes transnacionales de comercio, grandes transnacionales del petróleo. Estos son gobiernos de las transnacionales. Aquí el Estado es pequeñito, corrupto, y no le da respuestas al pueblo. Y más bien le crea problemas a sus socios, en las fronteras, como lo estamos viendo. El gobierno de hoy, más bien ha incrementado la pobreza, la corrupción y no ha podido controlar los altísimos niveles de violencia. Por las políticas equivocadas que se están aplicando en nuestros países.

AMY GOODMAN: Me gustaría preguntarle sobre un asunto relacionado con la campaña presidencial que está teniendo lugar aquí en Estados Unidos. Correos electrónicos publicados en las últimas semanas muestran conversaciones de junio de 2009 sobre el golpe de Estado en Honduras entre la que en el momento de su destitución era secretaria de Estado Hillary Clinton y sus empleados. Estos documentos muestran cómo Estados Unidos solicitó su destitución de forma permanente como presidente de Honduras, aun cuando apoyó públicamente que volviera al poder a través de un gobierno de unidad nacional. En un correo electrónico, Hillary Clinton trató de usar al cabildero y exasesor del presidente Clinton Lanny Davis como un canal de comunicación alternativo con Roberto Micheletti, el presidente interino instalado tras el golpe. En un correo electrónico Clinton le preguntó a Davis: “¿Puede ayudarme a hablar con Micheletti?” En ese momento Davis trabajaba para el Consejo Empresarial de América Latina.

En otro correo electrónico Thomas Shannon, el principal negociador del Departamento de Estado para las negociaciones sobre Honduras, se refiere a usted, expresidente Zelaya, como un “líder fallido”. Apenas unas semanas antes, Shannon había sido parte de un equipo de funcionarios estadounidenses que supuestamente llegó a Honduras para resolver la crisis. Esto es lo que dijo Shannon.

THOMAS SHANNON: Yo diría que la cuestión de la restitución al poder ha sido un tema central, no sólo para Estados Unidos, sino para toda la comunidad internacional. Y las resoluciones de la OEA y de la ONU han indicado claramente que el presidente Zelaya debe ser restituido en el poder.
AMY GOODMAN: Hillary Clinton también escribe sobre el golpe de Estado en Honduras en su libro “Decisiones difíciles”. Ella recuerda los días posteriores al golpe de Estado y escribe: “Hablé con mis homólogos de todo el hemisferio, entre ellos la secretaria [Patricia] Espinosa en México… Elaboramos un plan estratégico para restablecer el orden en Honduras y garantizar que se celebraran elecciones libres y justas, de forma rápida y legítima, lo que convertiría la cuestión de Zelaya en irrelevante”.

Presidente Zelaya, podría hablar sobre el papel de la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton en 2009, cuando usted fue destituido.

MANUEL ZELAYA: Nosotros tratamos en bastantes ocasiones en forma pública a la secretaria Clinton, especialmente cuando aquí en Honduras en el 2009, un mes antes del golpe de Estado, se levantaron las sanciones contra Cuba que la OEA había impuesto hacía 40 años. Se derogaron los decretos contra Cuba, ahí empezó el desbloqueo a Cuba, el desbloqueo a Cuba empezó en Honduras. La secretaria Clinton tuvo muchos contactos con nosotros. Ella es una mujer capaz, inteligente, pero muy débil ante las presiones de los grupos de poder norteamericanos o de la derecha más extremista de Estados Unidos. Que les llaman los halcones de Washington. Ella doblaba el brazo frente a esas presiones. Y eso hacía que las políticas de Estado norteamericanas para Honduras fueran ambiguas y equivocadas. Por un lado condenaban el golpe de Estado, pero por otro lado estaban negociando con los golpistas. Y a eso se prestó la secretaria Clinton, en este sentido, a mantener esta ambigüedad de las políticas norteamericanas para Honduras que ha generado un proceso de desconfianza, e inestabilidad de los gobiernos latinoamericanos para las políticas de exterior de Estados Unidos.

JUAN GONZÁLEZ: Presidente Zelaya, usted es el líder del Partido LIBRE, además de miembro del congreso y parte del frente de resistencia que ha formado junto a otros partidos en contra de la corrupción. ¿Cuál cree que será el resultado final de la crisis que afronta su país?

MANUEL ZELAYA: La salida es un diálogo, un diálogo que tenga varios componentes. Primero, que sea dirigido por un mediador imparcial y neutral. Lo segundo es que tenga como primera función el restablecimiento del sistema de justicia hondureño, que está sectarizado políticamente, persiguiendo a la oposición y ademas prestándose a un juego para encubrir la corrupción del Estado. Este sistema de justicia pasa por una comisión investigadora a nivel internacional que se llama Comisión Internacional contra la Impunidad, que ya funciona en Guatemala y queremos que funcione en Honduras. Esto traerá un proceso de reformas en el sistema de justicia, en la forma de elegir los magistrados, en la forma de elegir los fiscales, en la forma de tener independientes a los jueces de la influencia política, de la influencia económica, de la influencia comercial. Tener independencia para que impere la ley y la justicia y haya orden en el país y que se ponga el Estado cómo un Estado de responsabilidad social y no comercial, como existe ahora, que se niegan derechos ciudadanos.

AMY GOODMAN: En Honduras, falleció a los 90 años de edad Miguel Facussé, quien fuera apodado “el palmero de la muerte”, una de las personalidades más acaudaladas y poderosas del país. Facussé y guardias de seguridad privada de su compañía, Dinant, fueron acusados de participar de forma violenta en la apropiación de tierras y de cometer decenas de asesinatos de activistas campesinos en el Valle de Aguán en Honduras, en beneficio de su negocio multimillonario de aceite de palma. Cables diplomáticos publicados por WikiLeaks muestran que Estados Unidos conocía la participación de Facussé en el tráfico de cocaína pero continuó financiando al ejército y a la policía de Honduras, que presuntamente trabajaban estrechamente con guardias de Facussé. Facussé apoyó el golpe de Estado que en el año 2009 derrocó al presidente hondureño Manuel Zelaya. Su avión personal fue utilizado para sacar de Honduras contra su voluntad a la ministra de Asuntos Exteriores Patricia Rodas, historia que Rodas relató más tarde en Democracy Now! con la ayuda de un traductor.

PATRICIA RODAS: Patricia Rodas declaró: “Yo fui expulsada por los militares de mi casa, fui hecha prisionera en la Fuerza Aérea de Honduras y después expulsada a medianoche y trasladada en el avión, presuntamente de Miguel Facussé… en el que fui trasladada forzosamente”.
AMY GOODMAN: Esa era Patricia Rodas, la que fuera ministra de Exteriores durante su gobierno. En respuesta a la muerte de Facussé, Chuck Kaufman, de la organización Alliance for Global Justice, dijo a la cadena de radio de Colorado KGNU que “un príncipe de la oscuridad había retornado al infierno”. ¿Cuáles son sus pensamientos al respecto de su muerte?, y ¿qué significado tiene en lo relativo a la relación de Estados Unidos con Honduras?

MANUEL ZELAYA: Bueno, Miguel Facussé acaba de fallecer. Que Dios lo tenga en su seno. Nosotros volvemos a este país con estas imágenes de dolor que usted nos presenta. Con estas imágenes que, lógicamente, para nuestra familia, para nuestro pueblo, nos aprieta el corazón recordando. Pero volvimos a Honduras, después de casi dos años de exilio, de terrible represión, de asesinatos, de violaciones a los derechos humanos, de muerte, esperando que Honduras empezara un proceso de reconciliación nacional para encontrar salidas, para encontrar soluciones, frente a la nueva agresión que se ve venía sobre nuestros incipientes o débiles sistemas democráticos. No ha sucedido, más bien hemos retrocedido en el proceso de reconciliación. El acuerdo que firmamos con el presidente Juan Manuel Santos para mi regreso, con el presidente Hugo Chávez Frías, con el presidente Lobo, y este presidente no lo quiere reconocer, y dice que ese acuerdo internacional que le permitió a Honduras regresar a la OEA, que está en los dictámenes de la OEA… dice que ese es un acuerdo firmado entre dos amigos, entre dos hacendados del departamento de Olancho: el expresidente Lobo y un servidor. Entonces en Estado de derecho y el Estado internacional es negado por este Estado. Además, le voy a dar una información, una información importante. Han pasado seis años del golpe de Estado, fue expulsado Honduras de la OEA, Naciones Unidas condenó a Honduras, todos los países del mundo no reconocieron el gobierno de facto. Han pasado seis años. La comisión de la verdad, que él mismo gobierno formó, dictaminó que aquí hubo un golpe de Estado que agredió la democracia y que rompió el sistema y el pacto social, y el Estado de Honduras, a seis años, todavía se niega a reconocer el golpe de Estado. Por tanto las víctimas de golpe de Estado estamos en indefensión total. En ese sentido, se crean precedentes aquí nocivos para América Latina. Porque si esas son las políticas exteriores, de negar un crimen de lesa humanidad, de lesa democracia, de lesa patria, como es un golpe de Estado, ¿qué puede esperar usted?, ¿que combatan la corrupción?, ¿qué traten de hacer justicia?, ¿qué velen por los pobre o por solidaridad? No. Puede estarse gestando ya la creación de dictaduras fascistas como las tuvimos en el siglo XX, para el siglo XXI. Hay una diferencia, es cierto que hay una restauración conservadora, pero es cierto que también los pueblos han despertado. Los pueblos ya no se dejan. Los pueblos salen a la calle y protestan y piden sus derechos. Esa es la esperanza que se guarda ahora en nuestro país: los indignados que han salido a la calle.

JUAN GONZÁLEZ: Manuel Zelaya, usted habla sobre los movimientos de oposición en su país, y de que le gustaría que las Naciones Unidas se involucraran e investigaran la corrupción. ¿Qué le gustaría que hiciera Estados Unidos y el gobierno de Obama al respecto de la crisis que enfrenta su país?

MANUEL ZELAYA: Tal vez Honduras no es una de las prioridades del presidente Obama pero los acontecimientos de América Latina deben de llamar la atención de la administración del partido demócrata en los Estados Unidos, que la dirige el presidente Obama. Él entró en el 2006 y empezaron los golpes de Estado, empezaron los intentos de desestabilización. Nosotros le reconocemos al presidente Obama el hecho de reconocer que el bloqueo a Cuba fue un genocidio de 55 años que en vez de aislar a Cuba aisló a los Estados Unidos de América Latina. Ese fue un gesto bueno para América Latina, pero no aceptamos en este caso que él apoye políticas como las que están sucediendo en Honduras que son de un gobierno represivo. De un gobierno que asalta a la instituciones de salud del Estado y otras instituciones que no se han investigado, porque esa es la punta del iceberg de la corrupción. El seguro social, ahí están los fondos del Congreso Nacional que no se han investigado, ahí están los fondos del Ministerio de Finanzas y de la Presidencia que no se han investigado. Todo lo que utilizaron para su campaña electoral para montar un fraude y derrotar a Xiomara Castro, que era la favorita en la encuestas, y el día de las elecciones las cosas salieron al revés por el fraude que se montó. El presidente Obama no ha querido escuchar a nuestros pueblos, ha hecho oídos sordos a los reclamos del pueblo. Primeros los hicimos en la oposición, a mi me sacaron hace algunos meses del Congreso, del Congreso Nacional, porque nuestro partido presentó una protesta pacífica. Nos sacaron con militares. Con gases lacrimógenos dentro del Congreso, y nos expulsaron a culatazos a la calle, este es el gobierno que apoya el presidente Obama. Un gobierno que represivo, un gobierno violador de los derechos humanos, como ha quedado demostrado en la misma Comisión Internacional de Derechos Humanos en la misma Organización de Estados Americanos. Se ha demostrado. Entonces, le pedimos una rectificación, y que sus políticas que aquí las dirige el general Kelly del Comando Sur sean verificadas por el sistema democrático, no desde el punto de vista geomilitar sino desde el punto de vista geosocial. Que es lo que le falta a las políticas de exterior de América Latina.

AMY GOODMAN: Presidente Zelaya, ¿qué preguntas debería responder respecto al envolvimiento de Estados Unidos en el golpe en 2009 la entonces secretaria de Estado Hillary Clinton, que ahora se presenta como candidata para la presidencia de Estados Unidos?, ¿qué le gustaría saber a usted?

MANUEL ZELAYA: No quisiera participar en la política interna de Estados Unidos por que sé que hay una lucha interna, pero sí, yo tengo muchos reclamos de la conducta ambigua de la secretaria Clinton cuando se dio el golpe de Estado en Honduras. Uno tiene que tener una posición, especialmente una potencia como Estados Unidos, definida. Y es de extrema derecha lo que está afectando a nuestros países. Entonces, tener una posición definida de apoyo o de combate a eso, pero la posición de Estados Unidos fue sumamente ambigua. Eso dañó la imagen del presidente Obama. Perdió la credibilidad de Estados Unidos en América Latina y precisamente por eso es que América Latina ha reaccionado con organizaciones como las que hoy tenemos. Hoy tenemos la CELAC, que es una organización fuerte que tiene opinión internacional y opinión mundial. Tenemos organizaciones como el ALBA, Alternativa Bolivariana para las Américas. Que es otra organización que también tiene opiniones. Y se han creado organizaciones como UNASUR. UNASUR, la Unión de Países de América del Sur, tiene opiniones muchas veces encontradas con los Estados Unidos. Estados Unidos ya no puede seguir viendo a Latinoamérica como el traspatio de su política exterior. Ya tiene una opinión. Hay violencia, es cierto, en México, en Guatemala, el Salvador y Honduras, producida por el tráfico de la droga. Estados Unidos no quiere corregir sus políticas antidroga. Ellos combaten carteles de la droga pero no tienen una política contra el tráfico de las drogas, y eso es importante que ellos lo entiendan. Entonces, si me habla de la secretaria Clinton, yo desearía que en esta campaña política ella aclarara por qué fue tan ambigua en el golpe de Estado en Honduras.

AMY GOODMAN: ¿Cuál cree que es la respuesta ante la guerra contras las drogas?

MANUEL ZELAYA: Las drogas son un flagelo humano que tiene mucho que ver con la conducta de cada ciudadano y de cada persona que la consume. Entonces, debe de haber política integrales. No solo combate a cárteles, porque combaten un cartel pero dejan que el otro crezca. Y de ahí combaten el otro mientras el otro crece. Eso no resuelve los problemas del crimen, la violencia, el crimen organizado que se da en nuestros países y que corrompe también a nuestras sociedades. Hay lugares de producción de droga. El Plan Colombia ha fracasado totalmente. En cuanto a la producción de droga, ahora se produce más droga, tal vez en menos territorios, pero más droga. Es más droga la que circula, es más cara. Y va dejando muerte y dolor en todos los lugares que pasa, y nosotros somos un tráfico obligado de la droga. Entonces, sí es necesaria una revisión, pero eso no puede ser un acuerdo unilateral. Estados Unidos tiene que hacer acuerdos internacionales para buscar salidas que eviten este problema tan grande que está ocasionando muerte, asesinatos, crímenes, desde México y todo Centroamérica, hasta Colombia.

AMY GOODMAN: Presidente Manuel Zelaya. Muchas gracias por estar con nosotros, hablando desde Tegucigalpa, Honduras. Esto es Democracy Now!, soy Amy Goodman con Juan González. Gracias por estar con nosotros.

MANUEL ZELAYA: Gracias, igual.

Producido por Clara Ibarra, Igor Moreno, Linda Artola, “Democracy Now!” y Democracy Now! en Español.

Todos somos Trump


Ilka Oliva Corado

Sí así como lo lee. No se asuste pero sí, todos somos Trump. Todos tenemos un poco (algunos todo) de neonazis, de conservadores deshumanizados, tenemos un poco de genocidas, de xenófobos. Por ahí también un poco de Ku Kux Klan con esa su supremacía caucásica. Mucha arrogancia de clase (aunque seamos rasos) y la indiferencia a flor de piel. Solo veámonos en un espejo y pensemos en la forma en que nos afanamos por el Holocausto, y la negativa rotunda a aceptar los genocidios que vivieron y están viviendo nuestros pueblos. El genocidio en África que pensamos que está al otro lado del mundo, pero la tenemos en la sala de nuestras casas porque todos somos hijos de su entraña. Para no ir tan lejos, somos lo que decimos odiar.

Esa lisonja nuestra para apoyar lo recalcitrante y rechazar lo que es justo. Decimos que Trump es un loco, es un racista, un millonario arrogante que habla de los latinos porque ya no le funciona la chaveta. Déjeme decirle que Trump es, aunque usted no lo crea, la voz de millones de estadounidenses que piensan eso y cosas peores de los latinoamericanos indocumentados, de los afro descendientes, de los pueblos nativos de Estados Unidos. Así tan demócratas como los mira en el fondo son republicanos. Vea a Obama que utilizó el discurso de la Reforma Migratoria para lograr la presidencia dos veces, ha sido el presidente que más indocumentados ha deportado en la historia del país.

También es quien ahora mismo se opone a liberar a los niños inmigrantes indocumentados que están en centros de detenciones, ¿no es acaso incongruente su discurso con la acción? Vea a Hillary que también ha sido desleal a la humanidad ahora utilizando a su favor la causa indocumentada.

¿Y nosotros no tenemos la incongruencia de palabra y acción cuando desde la comodidad de nuestras casas vemos las muertes de migrantes y refugiados en Europa y no se nos crispa un nervio por la indignación? ¿Que vemos la cantidad de vidas que quedan en la frontera entre México y Estados Unidos y lo que hacemos es acusar de desertores a los migrantes? Que desvalorizamos sus remesas. ¿Que acusamos a Venezuela por cerrar las fronteras y deportar colombianos, y no vemos los refugiados internos que la propia Colombia mancilla? ¿Qué decir de los deportados que envía Estados Unidos a Colombia y ahí nadie dice ni pío? ¿Qué decir de República Dominicana poniendo en acción desde hace décadas las palabras del discurso de Trump? Las de negar la ciudadanía a hijos de migrantes indocumentados. ¿No lo hace ya República Dominicana con hijos de haitianos y de extranjeros en general? Venga usted a Nueva York y verá que pulula de dominicanos indocumentados que le suplican a Estados Unidos la Reforma Migratoria. Incongruencias del sistema y de esta humanidad destartalada.

Pero Estados Unidos tampoco está allá en el norte lejano, lo tenemos frente al espejo, nosotros que no somos esa gran mayoría de estadounidenses anglosajones xenófobos, también somos racistas y abusadores: con los migrantes que llegan a nuestros países, con la empleada doméstica, con el vendedor de mercado, con el recogedor de basura. Con el niño que lustra zapatos, con los niños traga fuego, con el joven malabarista que se para a media calle en hora pico a alegrarnos los segundos. Con los niños que crecen en los arrabales a quienes acusamos de conformar clicas delictivas, basándonos en estereotipos. Somos exactamente tan idénticos a Trump con nuestro actuar con los migrantes internos en nuestros países, rechazamos al que es de pueblo, a quien es de aldea, a quien no tiene un nivel de escolaridad que agencie la prepotencia nuestra. A quien no esté a nuestra altura de letrados, intelectuales, empresarios: come mierdas. Tachamos de haragán al desempleado pero somos incapaces de levantarnos y en acción cambiar el sistema, ni de criticarlo siquiera. Tibios.

Humillamos al campesino, al obrero, a aquel vendedor de pan, a la señora que vende comida en la esquina. A la niña que carga el canasto de tortillas. Vemos como menos al niño que va por la calle pastoreando sus cabritas y ofreciendo los vasos de leche. Al que vende algodones. A aquel vendedor ambulante que sube al autobús a ofrecernos lo último en lapiceros desechables. A la trabajadora sexual, como si nosotras fuéramos santas y virginales, y como si ellos no tuvieran el descaro de pagar por sus servicios. Pero somos incapaces de cuestionarlos a ellos y al sistema. El hombre mismo es incapaz de cuestionarse, le resulta cómodo pagar y violar. ¿Qué tiene que ver todo esto con la postura política de Trump y el partido Republicano en Estados Unidos? Todo, tiene que ver todo porque todo va de la mano, todo se entrelaza una cosa lleva a la otra.

Muchos “artistas” se han manifestado contra las palabras de Trump pero son incapaces de llevar a la acción las palabras de la maravillosa Dolores Huerta que llama al boicot. De boca todos pero de acción ninguno.

¿Y nosotros en nuestros países seríamos capaces de llamar a un boicot? Contra Monsanto, contras la multinacionales, contra la venta de tierras, contra los genocidios, contras los dictadores, contra la oligarquía? ¿Contra la dueñas de casa que explotan a las empleadas domésticas? ¿Contra millonarios dueños de campos de cultivo que explotan a quienes cortan el algodón, la caña, las fresas, las verduras? ¿Contra nosotros mismos y nuestra doble moral?

Por supuesto que las palabras de Trump llaman al odio, al rechazo, a la xenofobia, a la violencia, a la deshumanización. Pero, ¿nuestro silencio e indiferencia a qué llama?

Salgamos de esa podrida zona de confort y del estigma de que “en boca cerrada no entran moscas.” De que “allá ellos sus vidas porque se fueron (hablando de migrantes) quién los manda a ser desertores.” “Pobres pero no son de mi país.” “Muy mal pero no me compete, para qué se meten a tener tantos hijos si no los pueden criar.” “Indios patas rajadas vienen a infestarnos a los capitalinos, que se regresen a sus pueblos mejor.” Y así un rosario de nuestra doble moral, crueldad, indiferencia y holgura.

Salgamos de ahí, seamos capaces de transformar este mundo de miseria y dolor. Uno a uno, gota a gota. Nuestro silencio e indolencia en las causas justas nos confirma que somos tan Trump como el propio racista de supremacía blanca. ¿De qué nos quejamos entonces si somos igual de mezquinos?

viernes, 28 de agosto de 2015

Sobre la última Resolución de la Sala de lo Constitucional y el peligro de deshumanización en la actual lucha contra el crimen




Carlos Bucio Borja

A Dany Ayala

Una de las más gratas satisfacciones de quien escribe estas líneas es el haber entablado amistad con el joven economista Daniel Ayala, Dany Ayala.  Dany era un muchacho profesional, de aguda inteligencia, carisma y entusiasmo por la vida, cualidades que le eran retribuidas con mucho amor por su novia, familiares y demás seres queridos.  
Hace pocos días, mientras se dirigía al gimnasio, como era habitual en él, Dany sucumbió al Leviatán de la violencia que azota nuestra nación desde hace varios años: alguien le disparó por la espalda.  
Reuniendo algunos retazos de la vida de Dany llegué a saber de su intención de alguna vez publicar algún escrito de manera conjunta conmigo.  Desde este lado de la realidad, Dany, quiero decirte que me siento muy honrado por tu inquietud y tu estima, y dedico a ti las siguientes reflexiones, así como en el futuro otras que me recuerden de tus grandes cualidades...
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Durante los últimos meses, las redes sociales y los medios informativos de El Salvador en sus versiones digitales se ven inundadas con dolorosas y penosas fotografías de jóvenes y adolescentes pandilleros ensangrentados después de violentos enfrentamientos.  En una era en que las noticias son casi automáticas debido a las actuales tecnologías cibernéticas, es inevitable que este tipo de fotografías y videos sean publicados en una u otra plataforma, de manera casi inmediata, incluyendo los medios impresos.  A esto algunos teóricos de la comunicación denominan pornografía de la violencia. Debido a la inmediatez y la crudeza de las noticias hoy en día, debemos estar alertas respecto a un fenómeno que ocurre casi siempre después de estas pornografías.  Primero, en el plano visual, la reproducción de la violencia; y luego, con frecuencia, cuando la ciudadanía condona la violencia como espectadora, esta violencia es reproducida nuevamente en el plano simbólico, en un proceso en el que se deshumanizan víctimas, victimarios y también espectadores.  Ante la cruda y desbordada violencia criminal que aqueja el país desde hace más de  dos décadas, y el desarrollo continuo de las tecnologías cibernéticas, es imposible no tener acceso involuntario y casi instantáneo a escenas pavorosas.  Pero ver jóvenes y adolescentes desangrados hasta la muerte, portando armas de fuego, no debe de ser ningún motivo de gozo ni de exaltación a la muerte, sea la muerte de quien sea.  El lugar común de los jóvenes y los adolescentes debe de ser centros de estudio, campos deportivos, parques, lugares de formación y recreación.  No la sangre, ni el nihilismo, ni la muerte.
La ciudadanía toda, espectadores y analistas de la realidad, debemos tener cuidado en no deshumanizar a nadie, pues al deshumanizar a quien consideramos inferior a nosotros nos deshumanizamos nosotros mismos.  Una niñez y adolescencia violenta, ensangrentada y nihilista no solo habla de sí misma, sino de la sociedad en su conjunto, siendo una reflejo de la otra.  Y si bien —lastimosamente— existen formas de violencia que para ser aplacadas requieren de represión y de violencia, estas últimas deben de ser comedidas y circunscritas estrictamente dentro de los ámbitos de la Constitución Política nacional, así como de tratados humanitarios internacionales.  En un sentido más amplio, curar el cáncer de la violencia en El Salvador —lo cual tomará varios años— involucra pensar más allá de la violencia institucional y requiere mucha inteligencia y una nueva ingeniería social, una donde los niños y jóvenes ya no sean objetos —números fríos del sistema o de las bandas criminales— sino sujetos de sueños solidarios, ambiciosos y positivos para sí mismos y la sociedad.
En cuanto a la última sentencia de la Sala de lo Constitucional declarando terroristas a las pandillas MS y 18, y cualquier otra organización que actúe de manera similar, esta resolución es indicativa del tipo de democracia formal que vivimos.  Y todas las instancias del estado y la sociedad debemos respetarla.  Sin embargo, el estado salvadoreño debe de tener mucho cuidado en no hacer interpretaciones autómatas no cerebrales sobre dicha sentencia, específicamente en cuanto a no estigmatizar o criminalizar a sectores de la sociedad cercanos a, o subsumidos sociológica o económicamente, a las pandillas ahora definidas como terroristas.  El estado salvadoreño debe de actuar con contundencia —tal como lo está haciendo— contra el crimen organizado, pero sin dejar de lado diferentes formas de inteligencia.  Así —si bien la reciente resolución de la Sala de lo Constitucional además de ser una expresión retórica debería constituirse también en un elemento disuasivo—, tanto el estado como la sociedad salvadoreña en general debemos asumir la realidad lo más objetivamente posible.  De esta forma,  debemos considerar lo siguiente: si existen en el país 72 mil pandilleros (ahora terroristas), 12 mil de los cuales están encarcelados y 60 mil libres, esto quiere decir que (siendo conservadores) los pandilleros tienen una red social y operativa (entre parientes, parejas y otras conexiones interpersonales-operativas cercanas) de entre un mínimo de144 mil (suponiendo que en promedio dicha red se limita a 2 personas por cada pandillero) y 720 mil (suponiendo que en promedio cada pandillero alcanza una red social operativa de hasta de10 personas).  Un cálculo medio de estas cifras nos da un número de 360 mil personas como base social y operativos extendidos de los pandilleros en prisión o libres.  En este sentido, retóricamente se podría estigmatizar al 4 % de la población salvadoreña como pandillera o agentes de los pandilleros —es decir terroristas—, pero en términos logísticos y políticos efectivos (para cualquier partido) sería imposible en el actual contexto histórico encarcelar o eliminar a 144 mil personas.  Si el estado salvadoreño —en aras de una lectura automatizada de la reciente resolución de la Sala de lo Constitucional— tratara de hacer eso se estaría encaminando a una nueva forma de terrorismo de estado.  
¿Qué hacer ante la situación anterior?  En otro espacio me explayaré sobre el tema, pero en términos generales la respuesta es una nueva ingeniería social en El Salvador.
Las pandillas no solo tienen una dimensión criminal, sino también una dimensión social, en cuanto a que dichas bandas, cuando se iniciaron —y después también— como grupos juveniles  surgieron dentro del vacío del estado provocado por políticas neoliberales —que desmantelaron el aparato social del estado— en zonas demográficas históricamente marginadas y de alto riesgo durante los gobiernos de Arena, y aún desde décadas antes cuando el estado ya actuaba como mayordomo de la oligarquía nacional.  Es urgente remendar tal tejido social lo más pronto posible, con políticas sociales audaces, imaginativas, que fomenten valores de solidaridad, concientización, y aspectos positivos de la cultura —nacional e internacional—, y nuevas maneras de organización local.  Esto involucrará una participación coordinada de lideres locales no corrompidos —así como de nuevos liderazgos—, y de científicos, técnicos y trabajadores sociales.
Por otra parte, es muy peligroso de parte del estado estigmatizar a religiosos, periodistas, trabajadores o investigadores sociales que tengan vínculos vocacionales o profesionales con pandilleros, en particular con jóvenes pandilleros.  Debido a dinámicas objetivas y subjetivas, muchos religiosos, trabajadores e investigadores sociales (sicólogos clínicos, sicólogos sociales, sociólogos, antropólogos, abogados, criminólogos, etc.), así como líderes comunitarios tienen necesidad  —y lo hacen— de entablar contactos con delincuentes y jóvenes pandilleros. Sería un grave error estigmatizar a estos trabajadores, religiosos,  e investigadores como criminales y terroristas.  A pesar de ello —y esto, reflexionando sobre el contenido de la última resolución de la Sala de lo Constitucional, pero también independientemente de ella—, personas que por vocación o profesión entablan contacto con criminales y jóvenes pandilleros tienen la obligación de hacerlo con sumo cuidado, a fin de no entablar o desarrollar conexiones orgánicas ni operativas con grupos o agentes criminales.  Esto se presenta siempre como una obligación y reto ético-académico para los investigadores sociales, pero en el contexto de la violencia social y criminal que aqueja la nación salvadoreña es sumamente indispensable no perderlo jamás de vista.  
Durante el conflicto bélico pasado, el estado salvadoreño persiguió, reprimió y masacró a religiosos, periodistas y trabajadores sociales por tener vínculos vocacionales o profesionales con la insurgencia armada que hoy está en el gobierno.  Esto está documentado histórica e institucionalmente a partir de investigaciones académicas y científicas, y registrado por reconocidas instancias democráticas internacionales, las cuales dieron un veredicto condenatorio al estado salvadoreño de aquel entonces.  El estado salvadoreño hoy no debe de perder nunca de vista ese espinoso camino del pasado.
En cuanto a la Fiscalía General de la República, si ésta entablara una persecución de religiosos, periodistas, activistas, trabajadores o investigadores sociales con contactos vocacionales o profesionales no orgánicos ni operativos con las pandillas ahora, o en el pasado como mediadores de un pacto entre las pandillas rivales, esto constituiría un desgaste político, institucional, logístico y de inteligencia, que a la postre no abonaría a solucionar las dinámicas de la violencia en El Salvador.  Estas dinámicas son ahora altamente plásticas y sofisticadas, y como he sugerido arriba tienen raíces históricas y estructurales.  Desperdiciar energías institucionales torna más difícil la lucha contra la violencia criminal y retrasa su solución estructural. Tanto la fiscalía General de la República como otras instancias del estado salvadoreño deben enfocar sus esfuerzos —de manera ágil, inteligente, contundente y aguda— contra el crimen organizado y sus nexos orgánicos y operativos.
En países con muchísimo más recursos económicos que El Salvador, expresiones de violencia criminal de bandas organizadas se han tornado endémicas, y amplias economías subterráneas de éstas se han subsumido dentro de economías políticas locales y regionales.  Ejemplos de lo anterior lo constituyen la mafia en Italia y América del Norte; los hells angels, los bandidos, los pagans y otras pandillas en los Estados Unidos; los carteles de narcotráfico en Colombia y México; la tríada china; la yakuza japonesa; etcétera.  Todas estas organizaciones tienen décadas de funcionar en Europa, Asia y América, cuentan con extensas bases sociales, y se han esparcido por el mundo.  Tanto la MS como la pandilla 18 tienen sus orígenes dentro de las comunidades salvadoreñas marginadas en Los Ángeles, California, y en gran medida son producto de la diáspora y la discriminación étnica que sufrían niños y jóvenes salvadoreños de parte de pandillas de anglos, chicano-mexicanos y afro-estadounidenses en esa región de los Estados Unidos.  En Europa y los Estados Unidos la lucha contra dichas bandas criminales anteceden las dos guerras mundiales y aún no han podido ser derrotadas, ni tampoco extirpar su base social ni su economía subterránea.  Para lograr esto en El Salvador se necesita ser radical, pero radical con inteligencia y no con la fuerza bruta.  Se necesita —además de la inteligencia operativa del estado— de una re-ingeniería social que involucre la desintoxicación de toda la sociedad en cuanto expresiones de violencia y tendencias criminales (esto último incluye la evasión, grande y pequeña, de impuestos, y otras formas de corrupción privada, pues esa es la lógica social y cultural de la que parten los pandilleros).
Desde la prehistoria y a nivel transcultural siempre han existido cofradías de jóvenes en estados liminales y post-liminales (es decir, de transición y post-transición generacional), y en la modernidad las pandillas juveniles (en general) representan un ejemplo de tales cofradías.  Debido a lo profundo de la globalización cultural, la nación salvadoreña no puede escapar a este fenómeno transcultural.  El uso generalizado del término «mara» en todas las clases sociales del país, y anterior al actual fenómeno de violencia pandillera, es indicativo de que desde antes que surgieran la MS y la pandilla 18 ya existían agrupaciones juveniles conformadas en torno a gustos y etos comunes.  Esto ocurre en todas las naciones, occidentales y no occidentales.  Con esta consideración quiero indicar que en el actual estadio histórico y cultural de nuestra nación y el mundo será imposible erradicar el fenómeno de las pandillas juveniles, mucho menos por decreto.  Lo que se requiere es la transformación del etos (es decir las motivaciones y valorizaciones) de las pandillas juveniles salvadoreñas —descendientes de la marginalización y discriminación social y étnica norteamericana y en El Salvador— a un nuevo etos de solidaridad y desarrollo subjetivo y social humanista; una transformación que involucra una nueva forma de consumo no autómata, que se aleje de la gratificación fácil e inmediata, y se acerque de manera más profunda a la solidaridad,  a la ecología, a las artes, a los deportes y  a la intelectualidad.  A primera vista esto pareciera una difícil aspiración cultural e histórica, sin embargo las nuevas tecnologías cibernéticas  y el cosmopolitanismo actual de la nación salvadoreña facilitan grandemente dicha posibilidad.  Debemos re-imaginar y re-construir el ser subjetivo y social salvadoreño, producir y expresar nuevos valores y paradigmas.
Insisto.  El estado y la sociedad salvadoreña deben de ser contundentes respecto a la criminalidad, pero con inteligencia.  La nación salvadoreña  —sin negar una multietnicidad histórica— tiene una ventaja sobre otros países a los que he aludido arriba, incluyendo nuestros vecinos regionales: somos más compactos culturalmente, a pesar de nuestro cosmopolitanismo y transculturización.  Esto facilita reconstruir nuestro tejido social; las redes sociales cibernéticas mismas podrían constituir un factor positivo en tal sentido, fomentando una cultura de paz, progreso y tolerancia, y no de violencia y deshumanización.
En su campaña electoral el Presidente Sánchez Cerén prometió combatir el crimen organizado con manos inteligentes… Y ese es el rumbo que debemos continuar… Y afinar con la fineza y agudeza necesarias.

Centroamérica y el desafío de la corrupción



Prensa Latina
 En Centroamérica los gobiernos, las economías, las instituciones públicas, las sociedades y las empresas comparten como desafío común la corrupción, un flagelo que se infiltra de mil maneras en la vida de los ciudadanos.
La reiterada metáfora del pulpo y sus tentáculos para referirse a este fenómeno nunca fue más útil para describir la situación que vive la región en la actualidad. Desde lo más alto de la escala social y hasta las bases, la corrupción está presente y sistematiza un modus operandi confuso que la trastoca en el aceite que mueve mecanismos oxidados por la burocracia.

Como botón de muestra basta decir que en los últimos 20 años, 32 presidentes centroamericanos fueron denunciados por esa causa, según la publicación Estrategia & Negocios.Sin embargo, todos los países de la región no están en la misma situación.
Por ejemplo, la realidad de Honduras y Guatemala es muy diferente a la de otros vecinos.

Desde hace meses ambas naciones son escenarios de intensas manifestaciones anticorrupción en las cuales se exige la salida de los presidentes Juan Orlando Hernández y Otto Pérez Molina, respectivamente.

En Guatemala, un escándalo le costó en mayo el puesto a la ahora exvicepresidenta Roxana Baldetti, acusada de recibir fondos ilícitos.
El mismo caso obligó a Molina a disculparse públicamente ante el país, mientras las voces que exigen su renuncia elevan cada día más el tono.

Pero el fenómeno va más allá.

Según el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), dos mil 700 millones de dólares del presupuesto público de 2015 en Guatemala son “vulnerables a la corrupción”.
La cifra representaría un 29 por ciento del total de los recursos asignados por vía presupuestaria a los gastos en inversión pública, compra de insumos médicos, alimenticios, publicidad gubernamental, arrendamiento, armas, combustible y fideicomisos.

En Honduras, el destape en abril del desfalco de los fondos del Instituto de Seguridad Social generó una matriz de opinión muy negativa al Gobierno.
Los montos sustraídos salpicaron diferentes bolsillos y una parte de ellos terminaron en las arcas del gobernante Partido Nacional, organización que los utilizó para el proceso electoral que llevó a Hernández a la Casa Presidencial en 2013.

Los Indignados -como se conoce allí al movimiento ciudadano que encabeza las protestas anticorrupción- no cesan de pedir la salida del jefe de Estado, quien invitó a todos los sectores a un diálogo político en un intento por paliar el descontento.
Transparencia Internacional calificó al país como uno de los más corruptos del continente, mientras que a nivel global lo ubicó en el último tercio de naciones menos transparente del planeta.

En Panamá, escándalos y acusaciones apuntan a la administración del expresidente Ricardo Martinelli (2009-2014).
La justicia investiga a 14 de los 28 miembros del anterior gabinete por la ejecución de contratos millonarios a través del Programa Nacional de Ayuda, entre otras cuestiones, lo que es considerado delito de daños patrimonial al Estado.

POLÍTICA Y MÁS

Sin embargo, restringir la cuestión a un asunto exclusivo de la política es, cuando menos, un ingenuo error.
Icefi advirtió que los altos índices de corrupción y la lenta implementación de reformas fiscales podrían frenar el crecimiento económico de la región.
Por cada cinco puntos que empeora la percepción de ese flagelo en Centroamérica, la inversión extranjera directa cae 6,6 por ciento, reveló Estrategia & Negocios.

Esta situación -señaló Icefi- incide de manera directa en las posibilidades de bienestar de la población, sobre todo de los más vulnerables, a la vez que ataca la función de instituciones públicas y otras entidades.
Salud, educación, derechos humanos, vivienda y alimentación, por solo mencionar algunas áreas, sufren los embates de esta pésima realidad.

Los Estados -advirtió Icefi- deben dedicar esfuerzos para elevar la transparencia y aumentar la rendición de cuentas, elementos esenciales para combatir el fenómeno.
Entender y erradicar la corrupción es un reto complejo, ya que por su naturaleza oculta y opaca es difícil evidenciarla y sancionarla: se trata de prácticas que transitan en los linderos más oscuros del comportamiento humano, aseveró esa institución.
Las legislaciones desactualizadas, la frágil institucionalidad, los problemas con el acceso a la información pública, la pobre participación ciudadana, los conflictos de interés y la impunidad son catalizadores de la corruptela.

En lo social, los retos son complejos.

Un artículo del diario Costa Rica Hoy reveló que la voluntad de un individuo de participar en un comportamiento de este tipo es afectada por su percepción del nivel de corrupción que persiste en su sociedad.
El estudio divulgado por el rotativo afirma que entre más seguro está una de las partes de la corrupción del otro, menor es el costo de incorporarse a este tipo de actividades.
De igual forma reveló que muchos de esos comportamientos se imitan si en otras ocasiones les funcionó a vecinos, conocidos o familiares.

O sea, la corrupción genera más corrupción.

“El desafío es inmenso. Donde todos lucran nadie piensa,” dijo alguna vez el intelectual José Ingenieros quizás a modo de insinuación, como señalando que en la educación también está el camino para librarse de este mal.

"Llevo un tatuaje en el alma"



En uno de estos barcos, (pero ni la sombra de este), salimos huyendo del pais, mis padres, mi hermano menor y yo....en nuestras mochilas, llevábamos  solo lo mas importante ( cosas que desde ese dia me traen un amargo recuerdo). Aquellas cosas que mi madre considero necesarias. También nos llevamos  en el alma, todo lo que dejamos atrás. Y entonces supe, que esas cosas, nos acompañarían para siempre. Llevo en mi, el dolor pero también la alegría  del pueblo salvadoreño, llevo el amor pero también la tristeza de todos. Llevo el silencio de las noches, esas que marcaron  a muchos. Llevo  el olor de la muerte, vacía, temblando, hambrienta, maldita. Pero también llevo la vida, que durara para siempre. Llevo a mis abuelos, los juguetes y el jardín perfecto... llevo, mas que esto, llevo amor por mi continente , llevo cargada la vida, de pinturas y poemas, de las manos que siempre trabajan, de tus heridas, de tus sueños... llevo un tatuaje en el alma....

Rodzet Rodriguez
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...