Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

jueves, 22 de enero de 2015

Los caminos de Sánchez y los caminos de Funes



Roberto Pineda

Al acercarse las próximas elecciones legislativas y municipales del 1 de marzo, debemos de evaluar, con la mente fría y el corazón ardiente, como aconsejaba Lenin, en qué medida se ha modificado la correlación de fuerzas sociales y políticas que disputan la conducción del proceso político nacional. Las siguientes notas se orientan en esa dirección.

Un presidente risueño en un país atormentado


La sonrisa del presidente Sánchez es ya proverbial. En un país sumido en una profunda crisis social y económica, con altos índices de criminalidad y aplazado en los principales índices económicos, esta es una cualidad que puede ser muy útil. La táctica de limar asperezas y proponer la “unidad nacional” tiene sus ventajas y a la vez sus desventajas. Entre las ventajas se encuentran las de evitar el fatal aislamiento político.

Y entre las desventajas está la de confundir amigos con enemigos e ilusionarse tanto con la “armonía social” como con el “imperio benefactor.”Ojala con toda su experiencia, esto no le esté sucediendo al presidente Sánchez y comprenda que los oasis en los desiertos por lo general son espejismos y que al final la arena siempre golpea en el rostro, y más cuando es arena oligárquica.

Por otra parte existe la peligrosa tentación de seguir gobernando desde arriba, como es la tradición política del orden oligárquico desde el cubano Barriere en 1821, la cual es estimulada por los actuales aliados políticos (GANA) y económicos (fracción árabe Saca-Bukele-Salume) que integran el bloque de poder y que fue el estilo asumido por el gobierno Funes y heredado desde entonces.

Pero de esta manera se abandona la posibilidad real de construir poder popular por medio del probado método de gobernar desde abajo, respaldado en la conciencia y la movilización popular más que en las negociaciones de cúpulas legislativas. Pero existen   temores para emprender este rumbo, posiblemente originados en cuarteles y embajadas.

Y es que la crisis nacional es muy compleja y ha provocado altos niveles de violencia social,  y ha creado una situación paradójica,  en la cual incluso los policías se han convertido en un grupo social altamente vulnerable, olfateado, cercado y  asediado por las pandillas delincuenciales. Y esto no se resuelve con oraciones ni marchas, sino con planes, voluntad  y recursos.

El segundo gobierno del FMLN: rupturas y continuidades


Entre el gobierno de Funes y el de Sánchez hay rupturas y continuidades. Mientras el primer gobierno del FMLN exhibió un estilo de gobierno confrontativo con la oligarquía, este segundo gobierno práctica un estilo conciliador, con un discurso de “unidad de la nación.” ¿Es este un problema de forma o de contenido? ¿Obedece a una línea táctica de no confrontar para avanzar o a una línea estratégica de conciliación de clases?

Es todavía muy temprano para juzgar. Y si bien es cierto que la gobernabilidad y la búsqueda de consensos es importante para evitar el aislamiento, también lo es la necesidad de irle abriendo paso a la ruptura con el sistema vigente. Al final los hechos hablan por sí solos. Y lo que es clave es saber al servicio de quien se está gobernando y esto no puede ocultarse.

Por ejemplo, escuchamos por segunda vez un ya conocido discurso que nos indica que hay que crecer en la economía para poder luego distribuir. Pero fue precisamente con ese mismo discurso que se implantó un destructor modelo a partir de 1989,  que privatizó la banca y  vendió recursos estratégicos como la distribución de energía, las telecomunicaciones y hasta los fondos de pensiones. Hoy se habla de asocios público privados. Ojala bajo esta fórmula mágica no vendamos hoy hasta nuestras nuestras playas, con el Fomilenio II.

Entre los principales desafíos de este segundo gobierno del FMLN, desde una óptica de los sectores populares,  se encuentran en el plano económico los de promover una profunda reforma económica  que comprende la reversión de los mecanismos del modelo neoliberal (privatizaciones, tratados comerciales lesivos y dolarización). No podemos confiar en un crecimiento económico sin justicia económica. De hacerlo así, únicamente seremos administradores del crecimiento económico de la oligarquía financiera y de las corporaciones y bancos transnacionales.

En el plano social asumir el desafío de  crear las bases para la incorporación social de los amplios sectores sociales que han caído en la delincuencia ante la fragilidad de las políticas sociales y la destrucción del aparato productivo; En el plano político promover la participación popular en la toma de decisiones fundamentales y en el plano cultural, recuperar el terreno perdido y enfrentar los avances de la derecha en el pensamiento de los sectores populares, en particular a nivel religioso y educativo.

Es preciso llamar la atención sobre los avances de la derecha a nivel ideológico. Los avances logrados mediante las luchas populares de los años sesenta, setenta y ochenta que permitieron que los sectores populares tuvieran claridad acerca de la explotación generada a partir del capitalismo así como la construcción de una cultura progresista y tolerante se han venido perdiendo.

La derecha mediante el proyecto ideológico neoliberal ha logrado construir, afianzar o recuperar poderosas instituciones tales como iglesias y universidades, incluyendo la UES y la Iglesia Católica, que moldean fuertemente las visiones de los sectores populares, orientándolas hacia el individualismo, consumismo, pesimismo, racismo, chovinismo, machismo, homofobia y el autoritarismo.

Incluso hay sectores políticamente de izquierda, que votan por el FMLN pero se congregan en iglesias de derecha, donde son adoctrinados en la pasividad y la indiferencia social. No basta con votar hay que también luchar. Pero incluso en el debate parlamentario, se escuchan opiniones desde la izquierda sobre temas como el aborto o las luchas y organizaciones sociales, que no se diferencian de las esgrimidas por el ultraderechista Opus Dei o el Diario de Hoy.

Es este retroceso en la cultura política de los sectores populares unido a la desintegración social, lo que sustenta ideológicamente la expansión territorial del accionar de las pandillas. Es un problema ideológico y a la vez político. Enfrentar este desafío requiere un profundo trabajo de educación política en la militancia de izquierda y en los sectores populares.

En cada uno de estos campos señalados existen amenazas desde visiones extremas de derecha y de izquierda. En el plano económico una visión de derecha, oportunista, pragmática sostiene en los hechos -aunque conservando un lenguaje progresista- que hay que adecuarse  a la realidad y convertirse en empleados privilegiados del imperio y sus proyectos. En el  otro extremo existen sectores de izquierda  que con sus acciones llevan agua al molino de la derecha y no entienden la complejidad del momento.

En el plano social hay sectores dentro de la misma izquierda que en sintonía con la derecha más recalcitrante, propugnan por un holocausto similar al de 1932 para terminar con “las maras” sin tomar en cuenta que la actual situación de violencia tiene entre una de sus múltiples causas, el debilitamiento del movimiento popular a partir de los Acuerdos de Paz de 1992.

La izquierda salvadoreña

El FMLN como la expresión mayoritaria y de mayor experiencia de la izquierda salvadoreña, enfrenta múltiples retos y responsabilidades.

A nivel táctico existe la necesidad objetiva de volver a derrotar a la derecha, al partido ARENA en estas próximas elecciones del 1 de marzo para evitar que esta bloquee los planes de gobierno.   El camino al socialismo pasa ineludiblemente por continuar derrotando a la derecha política mientras se fortalece el control y la experiencia política de gobernar y el despliegue de un movimiento popular. Un obstáculo en este camino es la aparición pública –entendible aunque no justificable  luego de veinte años de lucha electoral en la que los aliados nos influyen-  de usar la política para objetivos de enriquecimiento personal.

Por otra parte, la decisión táctica del FMLN desde 1992 es fortalecer el aparato partidario y sus alianzas por encima del movimiento popular y social, lo cual es un grave error y explica las dificultades para enfrentar desde el Ejecutivo los problemas de la delincuencia, el empleo  y el alto costo de la vida.

A nivel estratégico  la tarea estratégica principal consiste en desmontar el aparato neoliberal que incluye las privatizaciones, tratados comerciales lesivos y dolarización, que implica remover el modelo neoliberal implantado desde 1989 y que sobrevivió a los acuerdos de paz de 1992 y que sigue vigente ya en dos gobiernos del FMLN.

Esto tomara seguramente –y mis disculpas a los impacientes- por lo menos otros dos periodos en el ejecutivo y seguramente esta tarea estratégica sería acelerada si contáramos con un fuerte movimiento social y popular que exigiera ese tránsito. Y permitiera una victoria decisiva, que aun no se ha dado, sobre la derecha reaccionaria.

A nivel estratégico existe la necesidad de construir un frente nacional por los cambios que permita movilizar a diversos sectores alrededor de una plataforma de reformas estructurales que permitan elevar los niveles de la calidad de vida de la población.

Un imperio benefactor  y complacido


El gobierno de Estados Unidos ha logrado a partir de 1992 presentarse como una fuerza interesada en la estabilidad y el progreso de El Salvador, pretendiendo borrar en la opinión pública el nefasto papel jugado en apoyo de la dictadura militar durante sesenta años (1932-1992) y en particular el respaldo militar de contrainsurgencia durante la guerra popular revolucionaria (1980-1992) desde el que se desarrollaron masacres como El Mozote y asesinatos de personalidades como Monseñor Romero.

Y hoy se nos presenta como una potencia benefactora interesada en nuestro desarrollo (Fomilenio I y II) e incluso funcionarios gubernamentales de los gobiernos del FMLN  agradecen quizás hasta sinceramente, la vigencia del CAFTA, de la ILEA  y la presencia desinteresada de  sus compañías internacionales como AES, además que en estos tiempos de globalización neoliberal algunos  consideran como obsoleto y de muy mal gusto hablar de imperialismo.

No obstante esto, es importante registrar la actitud del gobierno estadounidense en el marco de la evolución de las relaciones entre nuestros dos países. En los años que van desde el fin de la II Guerra Mundial hasta mediados de los años setenta se consolida la presencia hegemónica de los Estados Unidos frente  a otras potencias, como Alemania o Japón, muy a pesar del corazoncito nazi del General Martínez.

Durante este período la economía estadounidense se fundamentaba en el desarrollo industrial de las gigantescas corporaciones transnacionales. Se basaba en una economía real, material, que comprendía la producción, distribución y consumo de bienes y servicios. Y en este marco se desarrollan en nuestra región procesos de integración y de industrialización dependiente, simbolizadas por el Mercado Común Centroamericano.

A mediados de los años setenta concluye este  periodo de crecimiento del capitalismo global que duró treinta años.  Inicio un nuevo periodo caracterizado por un débil crecimiento y altos niveles de inflación, agudizados por el aumento de los precios del petróleo.

Frente a esto las corporaciones transnacionales decidieron revertir los logros y conquistas sociales, alcanzados por los sindicatos durante el periodo anterior y cerraron industrias e incorporaron nuevas tecnologías al proceso productivo y lo más decisivo, sacaron sus capitales de la industria y  canalizaron de manera masiva sus cuantiosas ganancias hacia el sector financiero, la banca, inversiones en bienes raíces,  búsqueda de mano de mano de obra barata en el tercer mundo, gestión de derechos de propiedad, de patentes de semillas, privatización de la salud, educación, seguridad social, agua , prisiones,  parques, etc. Esto creo una nueva realidad internacional en la que los mercados financieros y la OMC se convirtieron en los nuevos dueños del mundo.

Y luego mediante el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) y el famoso Consenso de Washington (Williamson) de 1989 nos impusieron esta doctrina y nos obligaron a alinearnos, nos arrodillaron. Y esta  modalidad neoliberal del  capitalismo global de la actualidad,  de economía basada en las finanzas, se establece a mediados de los años ochenta, cuando nuestro país estaba en la mitad del conflicto armado.

Y este proyecto global levanta cabeza en Estados Unidos con la llegada al gobierno en 1981 de Ronald Reagan y en nuestro país llega en 1989 mediante el primer gobierno de ARENA, que firma en 1992 la paz y a la par firma las privatizaciones. Es un proyecto que no solo es económico, sin tiene componentes sociales, militares, políticos y culturales. Y a partir de 1989 en El Salvador se abandona la agricultura, nuestra economía real, y va tomando fuerza el sector financiero, la oligarquía financiera, que se ve obligada en el 2006 a despojarse de sus bancos y a vender a los grandes capitales colombianos, canadienses ingleses y estadounidenses.

Pero la oligarquía se quedó con sus grandes inversiones en bienes raíces, hoteles y centros comerciales mediante los cuales rebasaron las fronteras nacionales y se regionalizaron, aumentando sus ganancias. A nivel local el capital imitó a sus referentes internacionales y se fortaleció como fuerza oligárquica. Pero en 2008 este proyecto global entró en crisis. Y los mismos gobiernos de los países globalizadores se vieron obligados a salir al auxilio de sus bancos, para mitigar la pérdida de empleos, ingresos, viviendas, etc. Hoy desde finales del 2014 asistimos a nuevos fenómenos vinculados a esta misma crisis, caracterizados por la baja en el precio del petróleo, lo cual va generar una nueva redistribución de poder mundial, en el que seguramente las grandes corporaciones transnacionales y bancos internacionales saldrán de nuevo favorecidos.

Las luchas del  movimiento popular y social


Lo más seguro es que el movimiento popular deberá recuperar su papel histórico de lucha mediante su propias fuerzas, sin contar con el acompañamiento de la principal fuerza de izquierda. Esto vuelve el proceso más difícil y prolongado, pero a la vez le libera de compromisos con la institucionalidad partidaria. Esta situación rompe con una tradición de sesenta años de la izquierda salvadoreña, surgida desde la fundación del PCS en 1930. Pero es una realidad desde 1992 y en particular desde el 2003, y así debemos de asumirla. Ojala en el camino de reconstruir el movimiento popular y social podamos de nuevo encontrarnos las diversas expresiones de izquierda,  hoy dispersas.

Han pasado más de veinte años desde el último gran oleaje de lucha de masas vinculado con la lucha contra la privatización de la salud. En este periodo han existido diversos proyectos organizativos así como diferentes expresiones de lucha. En el periodo anterior, el de los gobiernos de ARENA, era más fácil aglutinar fuerzas y esfuerzos. Había claridad sobre el enemigo a vencer. Lo mismo fue antes, durante el periodo de la Guerra Popular Revolucionaria.

Hoy la situación es mucho más compleja, inédita y a veces confusa. A partir del 2009 el respaldo a los gobiernos del FMLN se ha convertido en la pauta principal de acción, lo cual ha desmovilizado al grueso del movimiento popular, que muestra su poderoso musculo los primeros de mayo, y luego se repliega obediente  hasta la próxima marcha o campaña electoral. Modificar esta conducta política es un reto principal, de carácter estratégico.

Y solo podrá lograrse en la medida que logremos identificar las agendas de lucha que nos permitan construir poder popular, generar organización popular mediante su coordinación y solidaridad. Es un gran reto y lo principal radica en unificar en un solo torrente las diversas luchas dispersas que vemos surgir casi a diario, como la de los bomberos pidiendo mejores condiciones de trabajo. Y la exigencia justa y válida será hacia nuestros propios compañeros funcionarios locales y nacionales. Y esto va generar conflictos con nuestro mismo gobierno, pero es parte del aprendizaje.

Los vericuetos  electorales


En un mes (1 de marzo) se definirá  la nueva correlación política de fuerzas legislativas. Es un desenlace que permitirá obstaculizar o facilitar la gestión del segundo gobierno del FMLN.  Lo más probable es que se reproduzca con mínimas variaciones la actual correlación de fuerzas. Y esto beneficia al FMLN y a GANA en el caso que mantenga su condición de tercera fuerza.  Naturalmente, ARENA lo mismo que el FMLN aspiran a aumentar su cuota. Pero modificar las realidades territoriales es sumamente difícil. Y más con las reformas electorales que permitirán como elemento de novedad, el voto cruzado.

Es muy interesante en el caso de la izquierda que estarán participando cinco formaciones políticas. Únicamente queda fuera el PSOCA y los Anarquistas por el momento. Entre las exquisiteces electorales pueden mencionarse al CD que lleva como candidato a la Alcaldía de San Salvador al excomandante guerrillero Roberto Cañas; al PSD que le ha prestado la camisa a Mario López, dirigente del MNP; al FMLN con Nayib Bukele como candidato a la Alcaldía de San Salvador.  Y como dato histórico la participación de un candidato independiente, de origen trotskista, del joven maestro Ernesto García, dirigente  de la Unidad Socialista de los Trabajadores,(UST).

Y también es interesante en el caso de la derecha  participen siete formaciones políticas: ARENA, GANA, PCN, PDC, DS, PSP y FPS. Lo más destacado es el recambio a mitad de la carrera del actual Alcalde  Norman Quijano por el empresario Edwin Zamora para la Alcaldía de San Salvador; por la que compiten también el exdirigente arenero Walter Araujo y el empresario Adolfo Salume.

La voces que faltaban en la historia de la masacre de 1932


María Luz Nóchez / Fotos de José Carlos Reyes y cortesía del Museo de la Palabra y la Imagen.
El Faro



El Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI) conmemora el 80 aniversario de la masacre de 1932 en Izalco llevando a esas tierras las exposiciones itinerantes 'Memoria de los izalcos' y '1932'. En ellas revelan nueva información obtenida después del estreno en 2005 del primer documental que recogía testimonios directos de sobrevivientes.

Durante muchos años se ha sostenido la tesis de que el náhuatl se extinguió aceleradamente a partir de la masacre de indígenas en 1932, pero la investigación del historiador estadounidense Jeffrey Gould aporta un matiz: para el año 1930 probablemente solo un 10 o 20% de la población indígena hablaba náhuatl debido a un proceso de mestizaje previo. "El dominio económico tenía un aspecto negativo sobre el idioma. Por supuesto que la matanza tuvo que ver, pero el proceso ya estaba bastante avanzado", afirma el historiador.

Fotografía tomada por el antropólogo Carl V. Hartmann en la plaza de Nahuizalco en 1887. Este fue uno de los primeros intentos de Hartmann por fotografiar a los indígenas, ya que se rehusaban a ser retratados por temor a que la cámara les robara el alma. / Foto MUPI.

El camino hacia estas nuevas hipótesis se inició hace más de una década. Desde 1998, durante cuatro años, Gould y Carlos Consalvi, director del MUPI, convivieron con la comunidad indígena de la zona occidental del país. Tuvieron de guía a Reynaldo Patriz, un joven líder indígena que favoreció el acercamiento con los ancianos para que compartieran sus memorias. La recolección de testimonios se materializó en el documental "1932, cicatriz de la memoria", y el libro "1932", de Gould y Aldo Lauria Santiago, los cuales se basan en documentación obtenida en otros países y en 200 entrevistas con los sobrevivientes de la masacre.

Posterior al lanzamiento del documental en 2005 y la publicación del libro, el MUPI se interesó en conocer el nivel de impacto que tuvo en la vida cultural de los pueblos la masacre del 32. Para ello realizaron un estudio etnográfico comparativo entre lo que encontró el antropólogo sueco Carl V. Hartman entre 1897 y 1899, y lo que encontraron las antropólogas Ana Mata Parducci y Georgina Hernández Rivas en 2005. Las fotografías y la investigación de Hartman y los hallazgos de las antropólogas salvadoreñas forman parte de la exposición itinerante "Memoria de los Izalcos" y del segundo número de la revista Trasmallo que se publicó en agosto del 2006.


Jeffrey Gould, historiador estadounidense. Foto José Carlos Reyes
 

El proceso de socialización de la investigación académica fue determinante para devolver esa memoria a las propias comunidades y que aquellos que habían decidido callar reaccionaran de una forma catártica para aportar su parte de la historia. A partir de los nuevos datos que los sobrevivientes compartieron se generó una reinterpretación pormenorizada para visibilizar la ruptura y hostilidad entre el sector indígena que existía en los cantones de Izalco concretamente, porque que en otros pueblos la cuestión indígena no tenía tanta importancia.

Lo que se conocía de esta historia no contaba con la información testimonial de los habitantes de las comunidades afectadas, una ausencia que no permitía conocer algunos pormenores que ahora se incorporan y enriquecen la lectura histórica. "Cuando comenzamos a aproximarnos a la historia había en la población un velo de miedo que les hacía difícil la comunicación de sus memorias orales", explica Consalvi respecto al logro de los cuatro años de convivencia que les permitieron romper la barrera de temor por parte de los sobrevivientes.

La investigación también amplía sobre algunos detalles sobre los antecedentes de la insurrección indígena. Se conocía que la gran mayoría de los participantes dedicaba una parte del año a la corta del café. Ahora se conoce un poco más sobre algunos procesos económicos y políticos: fue a partir del inclumpimiento del presidente Arturo Araujo de ofrecerle tierras a los campesinos a cambio su apoyo electoral y de los desórdenes administrativos anteriores que dejaron al Estado con limitados recursos económicos para impulsar reformas sociales, que los indígenas se unieron al movimiento sindical que demandaba una reforma agraria. Con la represión aumentando progresivamente, los protestantes se aliaron a la organización Socorro Rojo, que en las comunidades de Nahuizalco, Izalco y Tacuba tuvo una coalición con el Partido Comunista con el afán de recuperar el poder local.

Carlos Consalvi, director del Museo de la Palabra y la Imagen. / Foto José Carlos Reres.

Según Gould, otro factor que facilitó la apertura de los habitantes fue el hecho político de que el FMLN ganara las elecciones municipales en Nahuizalco y Tacuba: "probablemente esa fue la señal de que la época de represión e intolerancia había terminado".

Consalvi destaca que esta información ha logrado llevarse a 3 mil jóvenes en los últimos dos años. Esta cifra resulta de la suma de los que visitan el MUPI y los que ven y escuchan las exposisiones en las distintas universidades y centros escolares. El objetivo lo tiene claro: "Que una parte fundacional de nuestra historia sea conocida, ya que en el pasado fue manejada por los historiadores asalariados de quienes cometieron el etnocidio".

El director del MUPI se refiere a Joaquín Méndez y a Jorge Schlesinger, los autores de los documentos progubernamentales que reforzaban los discursos del General Maximiliano Hernández Martínez, responsable político de la masacre. A esta idea se suman los investigadores Héctor Lindo (Políticas de la memoria: el levantamiento de 1932 en El Salvador) y Georgina Hernández (El despertar de la memoria: experiencia comunicativa del documental 1932, Cicatriz de la Memoria), quienes describen estas versiones de la historia como textos cargados de un fuerte mensaje anticomunista que justificaba la masacre como una medida que previno un plan terrorista.

 
Francisco Sánchez antes de ser fusilado en la plaza de Juayúa. Su asesinato fue de los primeros que realizaron los militares para infundir temor entre la población. / Foto del MUPI.

Lindo detalla que en "Los sucesos comunistas en El Salvador", Méndez cita las entrevistas realizadas a quienes habían participado en la represión y valiéndose de términos peyorativos, como 'la raza dominada', intentaba fortalecer los estereotipos rezagados del tiempo de la conquista. Por su parte, Schlesinger sostiene en su "Revolución comunista" que "fueron las cofradías religiosas las que abrieron la puerta y robustecieron las ideas comunistas entre las masas indígenas".

En este aniversario de la masacre, el MUPI abre con su propuesta un debate sobre uno de los hechos que se consideran fundamentales para entender la historia de El Salvador y su cultura.


https://www.youtube.com/watch?v=mLZTTxddCZg&x-yt-ts=1421828030&x-yt-cl=84411374

Las huellas de la muerte en el presente de los indígenas



Foto cortesía de Museo de la Palabra y la Imágen 
  
 En el occidente del país, región habitada por nahua-pipiles, la muerte se contó por miles. 75 años después, los indígenas, o naturales como prefieren autodenominarse, tienen divisiones entre sí, recuerdan de manera diferente lo sucedido en 1932 y buscan ser reconocidos por un sistema que les mantiene en la pobreza y el anonimato. 

Ruth Grégori y Joyce Álvarez
 

 El Faro
 
“El problema de los pueblos indígenas vino desde la invasión, de la llegada de los españoles”, dice Betti Pérez, cuando se le pregunta qué significó la masacre de 1932 para los indígenas en El Salvador. Pérez es “natural” de Atiquizaya, pero prefiere reservarse el lugar exacto. Sólo después de hacer referencia al levantamiento de Anastasio Aquino, llega a 1932.

“En su momento Anastasio Aquino, un levantamiento puro, indígena, y cien años después, en 1932, cuando ya habían otras condiciones sociopolíticas que permitieron el involucramiento de otros actores se le cambia la identificación, que es un levantamiento indígena y ya dicen que es levantamiento comunista, cuando los indígenas ni conocían lo que era el comunismo. Ellos se defendieron porque estaban defendiendo sus tierras y estaban ahogándose”, explica Pérez, directora de la Consejo Coordinador Nacional Indígena Salvadoreño (CCNIS).

La masacre ordenada por el entonces presidente de El Salvador, General Maximiliano Hernández Martínez, inició el 22 de enero de 1932, en el marco de una situación que fue sumando factores económicos, políticos, sociales y étnicos que terminaron en un levantamiento cuyas características aún no han sido aclaradas del todo por los historiadores. sobre todo respecto al rol un Partido Comunista en ciernes frente al descontento acumulado de los indígenas en el país.

La crisis económica mundial de 1929 afectó las plantaciones de café, principal sostén de la economía del país. Aunado a ello, las condiciones inhumanas en que los indígenas trabajaban y vivían en esas plantaciones, en tierras que antes les pertenecían y les fueron expropiadas, y un golpe militar que llevó al poder al General Maximiliano Hernández Martínez fueron sumándose para dar como resultado un estallido social.

La gota que rebalsaría el vaso fueron las elecciones, organizadas a menos de un mes del golpe militar, y sobre el cual anticipadamente pesaban sospechas de fraude. Era la primera vez que el Partido Comunista participaba en elecciones. La jornada para elección de alcaldes tuvo lugar entre el 3 y 5 de enero. Las elecciones para diputados estaban programadas entre el 10 y 12 de enero, pero fueron suspendidas por el gobierno el primer día de la jornada.

En diferentes puntos del país hubo motines, contra cuarteles y alcaldías. El capítulo más trágico se concentró en el occidente del país, región cafetalera habitada principalmente por el pueblo nahua-pipil. 75 años después, dirigentes de diferentes organizaciones indígenas coinciden en señalar que la represión sufrida entonces dejó marcas que siguen vigentes hoy día.

“Todos dicen que en Izalco hubo el comunismo y no hay que hablar de eso, porque eso es peligroso”, dice Julia Ama, sobrina nieta de José Feliciano Ama, un icono que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) retomó después en el nombre de uno de los frentes que aglutinó.

Pero no todos los naturales ven en él a un líder que defendió los derechos de los naturales del lugar. Para Ricardo Najo, Ama “vendió al pueblo” y de ello sacó provecho un sector en particular: “¿Por qué ponen el nombre de Feliciano Ama en la sede del partido FMLN? ¿Qué dan a entender ahí?”.

Por otro lado, Julia Ama, representante de la Fundación Ama (FAMA) ve otro sector que busca réditos de la conmemoración de la masacre, el partido de gobierno, Arena: “Perdónenme, pero por qué levantan la campaña ahí (en Izalco) nos pisotean. Créanmelo que eso duele y algún día, a Izalco le han puesto la tierra prometida, entonces, el día que pierdan en Izalco van a perder el país”.

Caminos separados, igual invisibilización


El pasado viernes 19 de enero, mientras FAMA iniciaba las actividades conmemorativas con disertaciones sobre patrimonio ancestral en la iglesia de Izalco, cruzando el parque una veintena de representantes de cofradías se reunían con el alcalde para inaugurar un mecanismo de comunicación trimestral para coordinar esfuerzos que potencien esa tradición religiosa en el marco del trabajo de la nueva oficina de turismo que abrirá próximamente la alcaldía.

Ninguno de ellos participó ese día en las actividades de FAMA, que incluyó la presentación del documental “Ama: la memoria del tiempo”, dirigida por Daniel Flores. Otras organizaciones indígenas, aglutinadas en el Consejo de Pueblos Indígenas de Occidente realizaron actividades por separado en Nahuizalco.

Sin embargo, los miembros de las diferentes formas de organización de indígenas de El Salvador coinciden en las problemáticas que enfrentan 75 años después de una masacre que obligó a sus ancestros a cambiar su vestimenta, dejar de hablar su idioma y ocultar sus ritos. Todos coinciden en que lo principal es que la sociedad reconozca la existencia de pueblos indígenas.

No existen cifras oficiales de cuántos indígenas hay en el país, nunca se ha hecho un censo de este segmento de la población. Los dirigentes indígenas reconocen al menos cuatro etnias: nahuat (la más grande pese a la masacre, ubicados en el occidente del país), los lencas (Morazán), cacawiras (municipio de Cacaopera) y una pequeña representación de mayas (Chalchuapa, cuya mayor representación se encuentra en Guatemala). Ubican también a los chortí en Chalatenango.

Según el “Perfil de los Pueblos Indígenas de El Salvador”, elaborado por un comité intersectorial que incluyó organismos internacionales, entidades nacionales y organizaciones indígenas, en El Salvador existen 19 asociaciones indígenas, que buscan el reconocimiento legal de los indígenas, su reconocimiento en la Constitución de la República, así como la ratificación y respecto de normativas internacionales que amparan sus derechos.

De acuerdo a la investigación realizada en comunidades de las regiones occidental, oriental y paracentral del país, los datos proporcionados por los participantes revelaron que el 61.1% de familias indígenas calificó en la línea de pobreza, el 38.3% calificó en extrema pobreza.

“Queremos que se nos garanticen condiciones de vida dignas, que se nos apoye en el fortalecimiento de la identidad cultural, como los idiomas, los sistemas de educación, sistemas de salud, sistemas de conocimiento y saberes indígenas que cada día los están reprimiendo más, y parte de nuestros territorios”, dice Betti Pérez de CCNIS.

Para Teresa de Jesús Escamilla, sacerdotisa residente en Nahuizalco y miembro del Consejo de Pueblos Indígenas de Occidente, la vía de trabajo es más espiritual: “Nosotros nos vamos más por el lado de la espiritualidad, del conocimiento, de fortalecer una escuela de sacerdotes, recuperar por supuesto el idioma que es parte de la espiritualidad y la medicina natural”, dice.

Don Ricardo Najo, líder de cofradías izalqueñas y agricultor, es alcalde del común en Izalco, principal dirigente de otro tipo de organización indígena: las cofradías, cuyo fin es velar por las celebraciones de un santo particular. Esta no es una tradición indígena, “es lo que dejaron los españoles”, reconoce Najo. Este tipo de organización se diferencia de otras como CCNIS y FAMA en que su carácter es eminentemente religioso, son “apolíticos”.

Najo también quiere el reconocimiento de los indígenas, y una libertad que luego de 75 años de la masacre, y 15 años después de la apertura política que para la clase política representaron los acuerdos de paz, los indígenas aún no tienen. Para él hay una condición necesaria para que los indígenas sean libres: “Que el presidente de una documentación de que sí el reconoce que aquí hay indígenas, y que seamos libres de hacer lo que nosotros queremos”. Sólo así se perderá el miedo, dice Najo: “Porque no tendremos el peligro de que nos vuelen la cabeza”.

1932, las dos caras de una historia por contar


La revuelta indígena de 1932 marcó el rumbo político e histórico nacional del siglo XX, sin embargo investigaciones recientes arrojan nueva información sobre los hechos e hipótesis que justificaron la insurrección y su posterior represión por el gobierno del General Maximiliano Hernández Martínez. De este debate ha nacido un consenso parcial entre los historiadores, sobretodo al evaluar el papel del Partido Comunista y el distanciamiento político que tiene el levantamiento campesino en la zona de los izalcos.

Joyce Álvarez y Ruth Grégori
 El Faro
          

“En realidad, el 32 más que un parteaguas debería haber sido un punto de quiebre, porque lo que en el fondo se ha quebrado es el modelo económico centrado en el café” señala Ricardo Ribera, historiador de la UCA, al hablar sobre las consecuencias del levantamiento indígena del 22 de enero de 1932.

Tras el golpe de estado de diciembre de 1931, el General Hernández Martínez asume el poder. En enero de 1932 se celebran elecciones municipales, en las cuales participó el Partido Comunista, pero el fraude y la anulación en ciertos lugares causan malestar general. Para el historiador de la UCA, Ricardo Ribera, es cuando “surge el llamado y la preparación para la insurrección del 22 de enero”.

Califica de extraña la actuación del Partido Comunista y plantea la posibilidad de considerar ese levantamiento como “una táctica de presión, de amenazar con la posibilidad de una insurrección para lograr que Martínez repitiera las elecciones en algunos lugares y reconociera el triunfo en otras. Da a pensar si no había una estrategia más calmada, más de tipo electoral, más concordante con la línea de la dirigencia de la época”.

Después de las elecciones, en la noche del 22 de enero, grupos indígenas armados con palos y machetes se tomaron varios poblados del occidente del país. El gobierno atribuyó el levantamiento al trabajo proselitista del Partido Comunista y los responsabilizó de lo ocurrido. No obstante, el trabajo del historiador estadounidense Erik Ching señala que “hasta mediados de 1931, el partido dedicó más tiempo a sus pleitos internos que a la lucha contra su enemigo de clase”.

Luis González, director del Centro de Información y Documentación y apoyo a la Investigación de la UCA (CIDAI); concuerda con esta posición  y añade que “el Partido Comunista no tuvo el tiempo, ni la capacidad, ni los mecanismos de organización para poder encausar ese movimiento hacia una revolución”.

González considera que “el 32 fue un símbolo de demandas campesinas irresueltas, de demandas campesinas indígenas, en aquella época, contenidas con la violencia, más descarada y más brutal”. Se estima que en menos de 3 semanas se llevó a cabo el asesinato de miles de indígenas por parte del aparato estatal.

De acuerdo al documental 1932: cicatriz de la memoria, del Museo de la Palabra y la Imagen, la cifra de las víctimas alcanzó los 10 mil, que equivaldría al 1 por ciento de la población de la época. El historiador de la UES, Carlos López añade “(si se) piensa 15 mil muertos en 3 semanas y luego se pone a pensar en la recién pasada guerra civil, 80 mil muertos en 12 años y en todo el país, con una población mayor, con una capacidad de fuego mayor, con una capacidad de respuesta de los rebeldes mayor, entonces la desproporción es enorme. El 32 sigue siendo un hecho que rompe un período en la historia” concluye.

El director del CIDAI opina que “fue más un etnocidio que un genocidio, fue un etnocidio porque se identificaba a la gente por sus características indígenas o por su vestimenta, son cosas que se dieron en la época. Por desgracia, el movimiento indígena prácticamente desapareció de la escena. Los indígenas que quedaron se ladinizaron inmediatamente” aseguró.

En los últimos años, se ha valorado tanto el protagonismo del Partido Comunista como de los indígenas. Carlos López sostiene que ha surgido a partir de que ciertos sectores consideran algunas apreciaciones como un intento por desestimar el papel del Partido Comunista en los hechos del 32. Para él “se está develando una faceta, una cara del levantamiento hasta hoy desconocida, y que alguna gente no le resulta cómoda, porque perciben que lo que se está haciendo es bajarle el perfil al partido comunista”.

Más allá de los hechos históricos, el 32 se ha convertido en un símbolo, un mito, dice Ricardo Ribera, presente en la historia política nacional desde entonces. A partir de entonces, tanto la derecha como la izquierda política se han apropiado y popularizado la misma versión, ya que ha servido a los intereses de ambos sectores.

“Por otra parte, del 32 en adelante la sociedad ha estado muy condicionada al discurso comunista. Si hay algo que sale reforzado es el discurso anticomunista y ese es un tema que desde entonces atraviesa toda nuestra historia. En un sociedad que mucha de su cohesión quizá la ha alcanzado frente al fantasma del comunismo” señala Carlos López.

Y agrega que la derecha es quie3n ha logrado mayores beneficios de este tratamiento, “ARENA llega a Izalco a decir ‘aquí derrotamos al comunismo y lo vamos a seguir derrotando’, para ellos el fantasma del comunismo no ha desaparecido”. El historiador dice que para la derecha la idea del comunismo es muy redituable.

Luis González coincide en que Izalco “para la derecha tiene un simbolismo muy particular. Simbolismo de los que derrotaron por la fuerza a la oposición, es el simbolismo de los vencedores, y no es casual que en estas zonas del país halla mucho conservadurismo”.

En cambio, la izquierda aceptó este discurso, matizándolo como lo llama Ricardo Ribera “el heroico intento”.  Al asumir esa responsabilidad la izquierda también asumió la tarea de explicar por qué fracaso ese intento y “han tratado de dar una versión del 32 que ha estado enfocada no tanto en decir qué pasó, sino en explicar por qué el 32 tuvo esas consecuencias”, de acuerdo a Carlos López.

“Es lógico que desde el presente hay que volver a mirar al 32 para reconstruir un nuevo discurso histórico, una verdad histórica muy diferente que nos aparte de ese camino que parecía llevarnos en el sentido de que aquí cada 50 años nos vamos a enfrentar una parte de la población contra otra, deshacernos de fantasmas y mitos del 32 para darle carne y huesos, no solamente para hacer justicia a la gente de la época, que  vivió el drama, sino que para darle otro tipo de salida al país” concluyó Ribera.

Todos

Roque Dalton

Todos nacimos medio muertos en 1932
sobrevivimos pero medio vivos
cada uno con una cuenta de treinta mil muertos enteros
que puso a engordar sus intereses
sus réditos
y que hoy alcanza para untar de muerte a los que siguen naciendo
medio muertos
medio vivos

Todos nacimos medio muertos en 1932

Ser salvadoreño es ser medio muerto
Eso que se mueve
Es la mitad de la vida que nos dejaron.

Y como somos medio muertos
Los asesinos presumen no solamente de estar totalmente vivos
sino también de ser inmortales.

Pero ellos también están medio muertos
y sólo vivos a medias.

Unámonos medio muertos que somos la patria
para ‘hijos suyos podernos llamar’
en nombre de los asesinados
unámonos contra los asesinos de todos
contra los asesinos de los muertos y de los mediomuertos

Todos juntos
tenemos más muerte que ellos
pero todos juntos tenemos más vida que ellos
la todopoderosa unión de nuestras medias vidas
de las medias vidas de todos los que nacimos medio muertos en 1932.
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...