Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

sábado, 25 de julio de 2015

La guerra que duró cien años y la mujer que la soportó



Ángela Mendoza, mamá de la diputada Lorena Peña, perdió tres hijos en la Guerra Civil: Felipe, Ana Margarita y Virginia; y es viuda de José Belisario, uno de los primeros que luchó contra la dictadura militar. Esta es su historia:


David Ernesto Pérez

D1.com


Todo comenzó un domingo después de misa.

Era abril de 1944 y en la casa de Manuel Mendoza había visitas muy inusuales: vestidos de verde-olivo Mariano Munguía Payés, José Belisario Peña y Julio Adalberto Rivera jugaban a las cartas sobre una mesa de madera colocada en un amplio patio. Ángela Mendoza regresaba de la iglesia y la escena le despertó la curiosidad. Nunca antes había visto un grupo tan grande en la quinta de su tío. Tampoco conocía a esos hombres.

No eran los únicos militares que hospedaba la casa de los Mendoza. En los cuartos estaban alojados varios más que durante el día se disfrazaban de civil y se perdían entre los mares de personas que caminaban en las calles de El Salvador apuradas por el trajín cotidiano. En la noche volvían a los cuartos solamente a dormir. Al día siguiente la rutina se repetía.

Más que alojados estaban escondidos. Sobre ellos caía el peso de una sentencia de muerte. El 2 de abril de 1944 se habían rebelado contra el todopoderoso presidente Maximiliano Hernández Martínez  que el 1 marzo de ese año selló una estrategia a prueba de errores para sumar cuatro más a los doce años que tenía de ostentar el poder absoluto de la República: reformó la Constitución para que la Asamblea Legislativa lo reeligiera en el cargo sin necesidad de competir en las elecciones. Él era un hombre astuto, peligroso: a principios de 1931 había ganado la vicepresidencia de la República de la mano de Arturo Araujo, que se convirtió en presidente; a finales de ese año movió desde la oscuridad los hilos con los que derrocó a su antiguo compañero de fórmula. Al año siguiente ordenó a asesinar a casi 30,000 indígenas que se alzaron en armas en medio de una tremenda crisis social. Desde entonces tejió una alianza con intelectuales y oligarcas que le permitió perpetuarse.

Como hormigas que presagiaban la mala hora los militares de las tandas Cinco y Doce de la Escuela Militar Capitán General Gerardo Barrios se organizaron en el más absoluto silencio para frenar de una vez por todas al dictador. El movimiento conspiratorio también lo lideraban civiles como Arturo Romero, Francisco Guillermo Pérez, Agustín Alfaro Morán y Víctor Manuel Marín. Pero el golpe fracasó y el poderoso ordenó llevar al paredón a castigar con fuego y bala a todos los que osaron señalarlo con el dedo inquisidor.

Dos días después del intento de derrocamiento, Martínez publicó un mensaje a la nación en el Diario Oficial: “Sé que el PUEBLO SALVADOREÑO está conmigo como también sé que conmigo está la JUSTICIA Y LA LEY. No es pues la intención aviesa de un grupo de inconscientes y de criminales la que me detendrá en el cumplimiento de la misión que me ha confiado el PUEBLO SALVADOREÑO, y que he aceptado gustoso”. En esa edición la Sección de Prensa del Ministerio de Gobernación atribuyó la autoría del movimiento a Romero y al coronel Tito Tomás Calvo quienes “lograron a algunos oficiales y civiles pero afortunadamente el presidente, con el apoyo eficaz y enérgico de todos los buenos salvadoreños, logró dominar a todos los sediciosos”.

Unos fueron capturados y fusilados. A otros los escondió Manuel y Ángela los conoció. No todos, sin embargo, podían vestirse como civiles y salir a la calle a comer y disfrutar la vida anónimamente mientras la guillotina de Hernández Martínez pendía sobre ellos. El de José Belisario Peña, conocido como Peñón, era uno de estos casos que por no tener dinero se quedaba todo el día en la casa. La sobrina de Manuel también se quedaba a zurcir calcetines y a leer la novela Lo que el Viento se Llevó de la escritora estadounidense Margaret Mitchell. En la soledad se hacían compañía y discutían la lectura que tiempo después Hollywood llevó a la pantalla grande.

La casa de Manuel podía considerarse el centro de auxilio para los conspiradores. Una vez llegó el intelectual hondureño Medardo Mejía -que luchaba contra la tiranía que gobernaba su país- a pedir refugio. Con él viajaba su esposa y su hijo. Fue en esos días que Ángela y Peñón se hicieron novios y empezó otro capítulo de la historia.

El anonimato se había vuelto innecesario. La Huelga de Brazos Caídos del 9 de mayo de 1944 obligó a Hernández Martínez a abandonar el poder. Un día después la Asamblea Legislativa aceptó la renuncia y su lugar lo ocupó, momentáneamente, Andrés Ignacio Menéndez.  También decretó una amnistía que beneficiaba a “todos los militares o civiles que como autores, cómplices o encubridores aparezcan complicados en actos de rebelión, sedición”. Los conspiradores pudieron por fin salir a la calle sin miedo. Habían burlado la muerte jugando cartas en la casa de los Mendoza y vistiéndose como civiles errantes en las calles. Pero Peñón no encontró el rumbo sino hasta un año más tarde cuando Mónica de Zelaya, dueña de una hacienda, le ofreció ser capataz con un sueldo muy bajo. Cuatro años después se casó con Ángela y nacieron cuatro niños: Felipe, Virginia, Ana Margarita y Lorena. Posteriormente trabajó en la Hacienda La Carrera, propiedad de Juan Wright.

Los niños crecieron y la guerra volvió a la casa. Felipe se convirtió en un miembro más de la Asociación General de Estudiantes Universitarios (AGEUS) y estaba muy activo en la vida política de los años 70.  En realidad la vida agitada nunca terminó: Peñón fue uno de los fundadores del Partido de Conciliación Nacional (PCN) que en esa época se creía que iba a ser el semillero de los militares progresistas que intentaron derrocar a Hernández Martínez pero sirvió a un estrecho grupo que se enclaustró en el poder. Se convirtieron en aquello que habían combatido y que casi les cuesta la vida.

El esposo de Ángela decidió combatir a la nueva dictadura que empezaba a enquistarse en el Estado. También lo hicieron sus hijos aunque cada uno por su lado: Felipe se movió en círculos estudiantiles y obreros que luego dieron vida a las Fuerzas Populares de Liberación (FPL); Virginia, al Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP); Ana Margarita y Lorena se incorporaron posteriormente a la naciente guerrilla como militantes de las organización a la que pertenecía el mayor de los hermanos.

En medio de todos los flancos estaba Ángela que regentaba una confitería en el Centro de San Salvador. Y como un rayo que alumbra la más oscura de las noches un pensamiento invadió su mente: “Esto va a salir mal, somos muchos los comprometidos, a más de uno vamos a perder”.  Un par de horas más tarde uno de sus vecinos le contó que había visto a Felipe disfrazado como campesino en una marcha contra el gobierno de Fidel Sánchez Hernández.

Eran los años de la rebeldía estudiantil, de los jóvenes barbudos, de Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, Cuba, Vietnam, Ho Chi Minh, Dien Bien Phu, del General Giap, del Mayo Francés y de Jean Paul Sartre. El mundo reclamaba cambios y como los más grandes representantes de esos mundos antagónicos en disputa estaban Estados Unidos y la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Felipe iba en serio. En las sombras las FPL se hacía cada vez más poderosa lideradas por el obrero Salvador Cayetano Carpio; el mayor de la familia estaba muy cerca de él a tal grado que más de una vez intercedió a su favor. Una noche, por ejemplo, le dijo a su mamá que necesitaba víveres para un campesino muy pobre, que lo iba a llevar a la tienda para que se los donara. Ella aceptó ayudarlo y los espero hasta que llegaron a traerlos. Después que se los entregó lo fue a dejar en su carro cerca del cementerio de Mejicanos donde supuestamente tenía su casa. El trayecto del Centro Capitalino hasta uno de los municipios más populosos del país transcurrió en el más absoluto silencio.  Los insurgentes sabían callar hasta lo que sus sombras les gritaban.

Ese ambiente cargado de conspiración preocupó mucho más a la mamá de los Peña Mendoza. Una noche dormía profundamente pero unos gritos la despertaron. Venían del fondo de la casa, exactamente del cuarto de Felipe. Se levantaron a tropezones con Peñón mientras las palabras se volvían más diáfanas. Entonces entendieron lo que pasaba: Felipe y Virginia discutían acaloradamente problemas ideológicos. Ella podía leer en inglés pero él no y eso lo enojó. La situación parecía que iba a resolverse en golpes pero no pasó a más.

Tiempo después Peñón cayó en manos de la Policía Nacional por participar en un intento de golpe de estado contra Sánchez Hernández. Lo mantuvieron preso durante nueve meses. Virginia, Ana Margarita y Lorena lo iban a visitar a la cárcel las primeras semanas en las que se dieron cuenta que lo torturaban. Aunque él, por ser compañero de los militares que estaban en el poder, lo trataron suavemente: con cuero de chinche.

Lorena, aunque todavía no militaba como sus hermanos, iba a alfabetizar a los lugares más remotos del país. Una vez  lo fue a hacer a Quezaltepeque donde la Guardia Nacional capturó a uno de sus compañeros. La pedagogía de la Liberación de Paulo Freire no hablaba de que eso podía ocurrir. Ella escapó y alertó a un sacerdote lo que había pasado. Cuando estaban en la cárcel reclamando al prisionero salió José Alberto Medrano, director de ese cuerpo de seguridad, que al verla la reconoció como la hija de Peñón, la vecinita que vivía a un par de casas de la suya en la colonia Centroamérica. Le dijo que no anduviera metiéndose en cosas en las que no debía.

Lorena

Pero la imagen de gorila que todo el mundo tenía del Chele Medrano –como se le conocía- era muy diferente a la que tenía la familia Peña Mendoza. Como vecino siempre había sido bueno con ellos por la amistad que lo unía con Peñón. La fama de matón que se había ganado a pulso en los círculos militares y políticos eran bastante distante a la que en algún momento llegó a tener Ángela de él.

Basta recordar, por ejemplo, lo que narró Waldo Chávez Velasco en su libro Lo que no Conté de los Gobiernos Militares en el que recuerda que en el primer encuentro que tuvo con el “niño bonito de los gringos” le regaló una granada que casi le provoca un infarto. O la vez que en la que le encajó un balazo en el estómago al coronel Óscar Gutiérrez. También se le atribuye el asesinato de los primeros enemigos del gobierno y de ser la cabeza que dio vida a la Organización Democrática Nacionalista (ORDEN) que funcionaba como un gran recolector de información que alimentaba a la Agencia Nacional de Seguridad Salvadoreña (ANSESAL). Era un duro que se formó bajo la sombra de la Guerra de las Cien Horas y el ejército estadounidense.

Las noticias tenebrosas sobre el Chele Medrano Ángela las conoció gracias a una empleada que trabajaba en la casa de él y que a la vez era informante de la insurgencia. Ella le contaba “todas las groserías que hizo”.

Y la muerte tocó a la puerta de los Peña Mendoza. Un viernes 16 de mayo Ángela salió a verificar la construcción de la casa de una de sus primas y regresó en la tarde. Entonces entró su hermano Felipe con un periódico en la mano y le explicó que a Felipe, su hijo, lo había acribillado la Guardia en una casa del Barrio Santa Anita. Gloria Palacios, su esposa, estaba gravemente herida en el hospital. En la calle estaba Peñón que se despedía de uno de sus amigos y ella le gritó desde la sala para explicarle las malas noticias. Subieron al carro e inmediatamente se fueron a la casa de los padres de la mujer; cuando les contaron lo que había pasado prefirieron desentenderse de la hija porque creían que estaba “metida hasta el cuello” con la naciente insurgencia. Tomaron el camino hacia el lugar donde supuestamente estaba el cadáver pero Peñón se perdió absorto en mil pensamientos negros. Ella le gritó: “¡Chepe se volvió loco, qué le pasa!” Él no reaccionaba, parecía que iba a derrumbarse como un castillo al que le ha caído un meteorito.

Llegaron al juzgado y allí yacía el cuerpo de Felipe Peña, el hombre que había intercedido para que el obrero Cayetano Carpio tuviera comida, que trabajó con el padre Ignacio Ellacuría en la construcción de casas en la colonia Tutunichapa II y ayudó a obreros y campesinos a organizarse para exigir sus derechos.

En mayo de 1975 los periódicos no publicaron nada sobre la muerte de Felipe. Las primeras planas las ocupaba el juicio del secuestro y posterior asesinato de Ernesto Regalado Dueñas, el joven magnate que fue una de las primeras víctimas de la guerra que se avecinaba cada vez con más fuerzas.

Un año más tarde Peñón se exilió en México. La represión que ejercía la dictadura se había intensificado. Ella se quedó cuidando la confitería y colaborando con los miembros de la guerrilla de las formas más variadas: les prestaba dinero para las cartas que enviaban a sus compañeros y les ayudaba a traer armas en su carro.

Como una pieza dominó que vertiginosa bota a las demás la Guerra empezó. Monseñor Óscar Arnulfo Romero había sido asesinado por un escuadrón de la muerte en el que supuestamente participó el mayor Roberto d´Aubuisson. Todos se radicalizaron: los militares

En 1981 la muerte volvió a tocar a sus puertas. A Ana Margarita, conocida en las trincheras como Julia, la había capturado y desaparecido el Ejército después de un combate. Lorena, la menor de la familia, estaba en Vietnam cuando ocurrió.  Ángela movió cielo y tierra buscándola pero era como intentar hallar una aguja en un pajar. Pasados los años se enteró que la asesinaron y la tiraron al mar por órdenes de Reynaldo López Nuila, exdirector de la Policía Nacional. Tenía siete meses de embarazo.

Con la vida a cuestas Ángela migró a México; Peñón la mandó a traer. Abandonó todo en uno de esos momentos en que parece que la vida tiene poco sentido.

Allá la vida familiar resurgió. La casa nuevamente se convirtió en una pasarela en la que desfilaron revolucionarios de toda talla: desde Óscar Ortiz que en aquellos años era uno de los comandantes más destacados de la guerra hasta Salvador Sánchez Cerén que llevaba sobre sus hombros la dirección de las FPL. Pero la desgracia no paró: en julio de 1986, en Dulce Nombre de María, Chalatenango, el Ejército asesinó a Virginia. Primero hubo un combate en el que fue herida de una pierna e, inmovilizada, le asestaron un disparo en la cabeza. Un grupo de combatientes que estaba en México llevó la noticia a los padres. De cuatro hijos solo quedaba viva Lorena.

Y nuevamente la depresión se apoderó de Ángela. Cuando estaba sola lloraba a mares. Una vez la descubrió Adriana, la hija de Virginia, que le preguntó. ¿Por qué llorás, mamá? Ella prefirió mantenerse en silencio.

El cansancio pesaba más que una losa de mármol. Tantos años en guerra ya eran insoportables. Por suerte llegaron los años 90 y con ellos los Acuerdos de Paz que acabaron con doce años de enfrentamiento entre la guerrilla del FMLN y el Ejército.

Ángela y Peñón regresaron a El Salvador. Pasaron los tres gobiernos de ARENA de la posguerra, en 2009 el FMLN ganó la presidencia y en mayo de este año Lorena, su hija, se convirtió en presidenta de la Asamblea.

Interrumpe la narración. Llama a una señora a la que le pide un refresco. Sentada en una silla de ruedas también y debajo de la sombra de un árbol en un pequeño patio  cuenta que  el Chikunguña la ha dejado mal, con serios dolores que le han impedido tener la vitalidad que la caracterizaba hasta hace unos ocho meses. Solo el sentido del humor sigue intacto.

Ahora tiene 92 años y recuerda perfectamente las aflicciones de aquellos años de piedra. Se pregunta por qué nunca tuvo miedo pese a estuvo en medio de todos los peligros. De lo que está segura es que siempre luchó sin pedirle ayuda a nadie: “He sido honrada y nunca he recibido ni un centavo ni del gobierno ni de la guerrilla, todo lo he hecho valientemente”.

El mal tiempo siempre lo enfrentó con los labios apretados.

“La guerrilla me enseñó a ser humilde, a conocer a los pobres”, dice la nonagenaria aunque no niega que más de uno de los jóvenes que conoció en los años más duros ahora “se haya perdido”.

¿De dónde viene ese gen combativo que todavía brilla en sus ojos? Angelita, como la conocen sus allegados y familiares, tiene una explicación: lo heredó de Prudencio Alfaro, uno de los insurrectos que participó en el derrocamiento del general Carlos Ezeta. La lucha que lleva en la sangre no comenzó aquella mañana de domingo de 1944 sino en 1894 en Santa Ana.

Las cinco estratagemas principales de EE.UU. para asfixiar a América Latina


 La Verdad Oculta 


 Las cinco estratagemas principales de EE.UU. para asfixiar a América Latina EE.UU. sigue propagando por el mundo políticas para conseguir sus fines, que en el caso de América Latina consisten en desestabilizar la región imponiendo su "falsa ayuda" a los pueblos latinoamericanos en diferentes ámbitos, en particular en el de derechos humanos y seguridad, afirma el periodista y politólogo Salvador González Briceño.


 En su artículo para el portal América Latina en Movimiento el experto señala que en Latinoamérica a EE.UU. no le funciona la táctica de la "falsa bandera" para atacar a los países con el pretexto de luchar contra el terrorismo, como hizo con éxito en Irak y Afganistán. "Pero le funciona a la perfección la 'guerra contra las drogas', en aras de la cual está controlando el negocio, a la vez que militarizar aquellos países como Colombia y México, sentando las bases para la desestabilización", escribe González Briceño.

 El periodista enumera las cinco estrategias que utiliza Washington para mantener su imagen y simultáneamente llevar a cabo sus planes para desestabilizar la región.

1. Defensa de los intereses de empresas estadounidenses


 Las políticas económicas que está implementando Washington en los países latinoamericanos con el pretexto de defender los intereses de sus empresas "generan situaciones de crisis desestabilizando a los Gobiernos 'no afines'", explica el periodista, que cita como ejemplos los casos de Venezuela, Ecuador, Brasil y Argentina. El especialista señala que en esta situación los Estados afectados "tienen, pueden y deben buscar sus propias vías para salir del atraso, hacer y aplicar sus mejores políticas económicas".

 2. Los países aliados de la región son un trampolín contra otros

Según González Briceño, Washington utiliza los países latinoamericanos que tiene "sometidos o controlados" (como México, Colombia, Perú y Honduras) a modo de plataforma contra otros que "intentan mantener una relativa 'autonomía' o independencia en sus políticas internas". De esta manera Washington opera desde la sombra de sus aliados sin mancharse.

 3. Desestabilización de la situación en Cuba mediante el restablecimiento de relaciones


 En cuanto al reciente restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana, el politólogo opina que, tras reconocer que la política de bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla no ha funcionado, Barack Obama ha comenzado a operar con otros medios para conseguir los mismos fines: desestabilizar la situación en Cuba desde dentro, "al tiempo de romper el protocolo".

 4. Organismos de 'ayuda'

González Briceño también destaca el papel de los llamados organismos de 'ayuda' comoUSAID, que junto con las agencias de inteligencia y de espionaje y otros centros de operación sirvieron como embajadas de las estrategias desestabilizadoras de Washington en América Latina.

 5. "Libre mercado"

 Desde el punto de vista económico, de acuerdo con el experto, EE.UU. intenta "controlar económicamente a los países [latinoamericanos] a través de las empresas que generan 'inversión' y 'empleo' para el 'desarrollo', representando esta esquema como 'libre comercio'". "Son las directrices neoliberales que imponen las políticas macroeconómicas que conllevan la destrucción de las clases media y trabajadora, y atenta contra la población en general", afirma González Briceño. El analista opina que Washington presenta los tratados comerciales como una herramienta de ayuda, aunque en realidad son un instrumento para controlar a los Gobiernos latinoamericanos.

El porqué de los nombres de los países iberoamericanos


Jorge Alvarez

Probablemente una de las mayores injusticias de la Historia sea que el continente americano no lleve el nombre de su genuino descubridor, Cristóbal Colón, y en cambio se le haya bautizado con el de un comerciante y cosmógrafo florentino de méritos bastante polémicos y, en todo caso, limitados a haber comprendido que lo que se creían que eran las Indias se trataba en realidad de un nuevo mundo: Amerigo Vespucci, que al asentarse en Castilla cambió su nombre por el más español de Américo Vespucio.

La responsabilidad de bautizar al continente fue del cartógrafo alemán Martin Waldseemüller, autor de un mapa conocido como Universalis Cosmographia en el que bautizó esas tierra como América en honor de Vespucio; concretamente lo aplicó a lo que hoy es Sudamérica. Corría el año 1507 y, al igual que pasó con Colón, Américo también falleció sin llegar a disfrutar de su fama porque el nuevo nombre tardó en generalizarse.

El caso es que, varios siglos después, el sueño de Simón Bolívar de emanciparse de España y convertir América en una gran república que agrupase todos los virreinatos se estrelló contra la realidad de los localismos. Se consiguió la independencia, sí, pero América quedó desgajada en un montón de países más pequeños y con menos potencial de lo que hubieran podido ser unidos. Cada uno adoptó su propio nombre, diferente al dado en su momento por los españoles. Éstos son sus significados.

1-ARGENTINA: deriva de la palabra argentum, que en latín significa plata. Y es que se alza junto a la desembocadura del Río de la Plata, conocido así porque se asociaba a la leyenda de la Sierra de la Plata, que los indios tupiguaraníes contaban a los españoles sobre una montaña del interior llena de ese metal precioso. Actualmente se cree que se referían al cerro de Potosí.

2-BOLIVIA: Potosí está precisamente en Bolivia, nación cuyo nombre es fácil deducir porque lleva el del Libertador (aunque él nació en la actual Venezuela).

3-BRASIL: los portugueses lo llamaron de muchas formas antes de la actual, que se cree que viene de un tipo de árbol muy abundante por esos lares, el palo brasil, que da una madera rojiza de un tono que recuerda al brazi, palabra que identificaba en la Edad Media el colorante púrpura de los fenicios.

4-COLOMBIA: si Bolívar dio nombre a un país no iba a ser menos Colón. Eso sí, debidamente adaptado de su forma original italiana, Colombo. Hubiera sido el nombre de la macronación soñada por Bolívar, la Gran Colombia.

5-COSTA RICA: se supone que fue el propio Colón el que la definió así, cuando arribó a su litoral durante su cuarto y último viaje, por la exuberancia de la vegetación y las piezas de orfebrería áurea que usaban los indígenas para adornarse. No obstante, oficialmente figuraba en las cartas como Nueva Cartago y Costa Rica. Otra teoría dice que es una españolización del vocablo indígena coquerrique.

6-CUBA: un término de los indios taínos designa hoy la isla, siendo su significado algo así como “Donde la tierra fértil abunda” o “Gran lugar”.

7-CHILE: dicen que también aquí se impuso la denominación autóctona, aunque determinar con exactitud su significado ya es harina de otro costal. Puede equivaler a frío, un tipo de pájaro, fin de la tierra…

8-ECUADOR: éste es fácil porque se refiere a la línea imaginaria que divide el globo terrestre en dos mitades (norte y sur) y que pasa precisamente por el país, cerca de Quito.

9-EL SALVADOR: más fácil todavía porque a nadie se le escapa la alusión a Jesucristo, aunque se eligió ponerle el artículo delante para evitar suspicacias, ya que el nuevo país independiente estaba formado por la unión de dos territorios, San Salvador y Sonsonate.

10-GUATEMALA: españolización de la palabra quauhtlemallan, empleada para describir la selva, y que no es maya como debiera, sino náhuatl, ya que la usaron los tlaxaltecas que acompañaban a Pedro de Alvarado en la conquista de la región

11-HONDURAS: se cree que es una referencia a la profundidad del agua hecha por los marinos españoles que navegaban por su costa.

12-MÉXICO: otro vocablo náhuatl que designa a los mexicas, más conocidos hoy como aztecas, y que se llamaban así en honor de uno de sus dioses. Mexitli, también llamado Huitzlipochtli.

13-NICARAGUA: posiblemente venga de las palabras nic-atl-nahuac o nic anahuac, usadas por los aborígenes para definir una extensión de tierra rodeada por agua. Otra teoría habla de Nicarao, señor de los niquiranos o nahuas.

14-PANAMÁ: algo tan poético como abundancia de peces, o de mariposas, según versión indígena, es una de las teorías. Pero no faltan otras como la que alude a un tipo de árbol, pero sí es curioso que ya en tiempos de la conquista se adoptḉo ese nombre, aún cuando el territorio se integrase en un virreinato mayor.

15-PARAGUAY: se sabe que es un término guaraní, la etnia que habitaba la región, pero su significado no está tan claro. La mayor oarte de las propuestas tienen que ver con la idea de un río que desemboca en el mar. También se habla de un cacique llamado Paraguaio, lo que es compatible con lo anterior.

16-PERÚ: vocablo quechua y aymara. Lo que los españoles adaptaron como Perú podía referirse al río Virú o a un cacique cuya gracia era Birú, pero resulta más divertida la leyenda anecdótica de que, cuando los conquistadores preguntaban a los indios dónde estaba el reino inca, éstos respondían “virú”, que significaría “no te entiendo”.

17-PUERTO RICO: aquí no hay problema, ya que se trata de un nombre español dado a la isla de San Juan Bautista (Borikén en taíno), de donde zarpaban las naves cargadas de tesoros hacia España.

18-REPÚBLICA DOMINICANA:
los dominicos que viajaron a la isla de La Española para predicar le dieron el nombre del fundador de su nombre, Santo Domingo de Guzmán, aunque ya Bartolomé colón, hermano del Almirante, había bautizado así al lugar, quizá por descubrirlo un domingo. De hecho, se llamó Santo Domingo hasta bien entrado el siglo XIX.

19-URUGUAY: la primigenia Banda Oriental pasó por numerosos nombres a raíz de su proceso de independencia y no alcanzó su denominación actual hasta 1918, tomada del río homónimo. Es una palabra guaraní cuyo significado, como siempre, resulta incierto; el sufijo designa un río pero el prefijo es más dudoso: ¿río del urú (un tipo de ave)? ¿Río de los uruguá (caracoles)?

20-VENEZUELA: con este país se cierra el círculo porque volvemos a Américo Vespucio. Y es que, embarcado en la expedición de Alonso de Ojeda, el florentino vio unos palafitos que le recordaron Venecia, de ahí lo de Venezuela (un diminutivo).
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...