Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

lunes, 19 de diciembre de 2016

Noche habanera: discusión que se liaron Fidel Castro y Roque Dalton



Wendy Hernández
ContraPunto


Estuvo de testigo Julio Cortázar, quien lo registró en uno de sus libros de memorias

“La amistad de Roque con Fidel Castro comienza una noche de 1962 mientras labora en Radio Habana, cuando el equipo completo de la radio decide irse de fiesta. Roque se queda atendiendo la programación que le dejan ya producida. Esa noche llega en una visita sorpresiva Fidel Castro a la Radio y tras el enojo que le causa la irresponsabilidad del personal, entra en contacto con aquél muchacho enclenque, de mirada vivaz y desgarbado, con la nariz ganchuda y una expresión melancólica en su rostro que no se cansa de bromear. Así se inicia una amistad testimoniada en el artículo de Julio Cortázar, "Una muerte monstruosa", donde describe un anochecer cuando en La Habana se encuentran reunidos los miembros de un Jurado del Premio Casa de las Américas y reciben la visita de Castro, reunión que termina en una larga discusión entre Castro y Roque Dalton sobre las ventajas y desventajas de un invisible fusil que se pasan y contrapasan hasta que el amanecer termina venciéndolos a todos y mandándolos a la cama.

Esta amistad hace que Fidel Castro le encargue la redacción de "¿Revolución en la revolución? y la crítica de derecha", que sirve para defender las tesis foquistas de Régis Debray, que aún guarda prisión en Camiri, Bolivia, y que Dalton le dedique a Castro su obra "Un libro rojo para Lenin".

Pero Roque también fue hermano de una serie de poetas jóvenes cubanos que terminarán siendo víctimas del castrismo. Algunos de ellos son Jesús Díaz, que se exilió en Berlín en 1991, después de ser condenado a muerte nada menos que por el entonces Ministro de Cultura de Cuba, Armando Hart; Díaz fundó y dirigió luego la revista cultural "Encuentro" en España, donde murió hace dos años de un ataque cardíaco; dejo testimonio de la amistad de los jóvenes poetas cubanos con Roque Dalton en su novela "Las palabras perdidas". Otro amigo entrañable de Roque fue Heberto Padilla, desencadenador del "Affaire Padilla" con "Fuera del juego", encarcelado por el régimen castrista y luego enviado al exilio, donde publicó una novela con el título de un verso de Dalton, "En mi jardín pastan los héroes" y que murió en los Estados Unidos; y no por último el poeta Raúl Rivero, actualmente en prisión en Cuba, condenado el año pasado a veinte años de cárcel por escribir artículos en revistas extranjeras, usar correo electrónico en Internet y cobrar sus honorarios en dólares y euros.

No existe un "Roque fidelista" en el sentido ortodoxo de la palabra, existe un Roque cautivado por la figura de Castro en los primeros años de la Revolución, y también existe un "Hermano Dalton" que comparte con los jóvenes poetas cubanos la frustración que la burocracia de un socialismo cada vez más cuartelario y asfixiante les produce”, texto Fidel y los Disidentes, del escritor David Hernández, publicado en 2003.

David Hernández, escritor salvadoreño y conocedor de la vida y obra de Roque Dalton; destacado por sus obras "En la prehistoria de aquella declaración de amor", "Salvamuerte", "Putolión" y su más reciente trabajo literario "ROQUIANA", una novela sobre la obra del poeta Roque Dalton García.

Cuba acogió a Roque y a su familia, como a uno los exiliados y perseguidos por las dictaduras latinoamericana; para el poeta la permanencia en la Habana significaría una vivencia importante de su vida, dado que en Cuba escribe la mayor parte de sus obras literarios y políticos.

Su estancia en Cuba, luego de haber vivido exilios en México y en la antigua Checoslovaquia, lo hizo parte del mundo intelectual latinoamericano, al ser parte del Consejo editorial de Casa de las Américas. Fue premio Casa en 1969 y jurado de poesía en ese importante concurso en 1970.


Roque Dalton en Casa de las Américas, Cuba

Casa fue testigo de otro encuentro entre el poeta y Fidel Castro. Aquel momento fue descrito por el novelista argentino Julio Cortázar, quien cuenta como en una larguísima noche habanera sorpresivamente al termina la jornada de trabajo, el líder cubano se apareció para charlar con los miembros del jurado del premio literario de la Casa.

“Me acuerdo de una noche en que en La Habana nos reunimos un grupo de extranjeros y de cubanos para hablar con Fidel Castro. Era en el año 62, al comienzo de la Revolución. La reunión tenía que durar una hora a partir de las diez de la noche y duró exactamente hasta las seis de la mañana, como sucede casi siempre con esas entrevistas de Fidel Castro que se prolongan interminablemente porque él no conoce el cansancio y sus interlocutores tampoco en esos casos. Nunca me voy a olvidar de que hacia el alba, cuando yo estaba realmente medio dormido porque no aguantaba más de fatiga y de cansancio, recuerdo a Roque Dalton, flaco, muy flaco y no muy alto, al lado de Fidel, nada flaco y muy alto, discutiendo empecinadamente la manera de utilizar un cierto tipo de arma de la que no me enteré demasiado, un cierto tipo de fusil; cada uno de los dos tratando de convencer al otro de que tenía razón con toda clase de argumentos y además con demostraciones físicas: tirándose al suelo, levantándose y haciendo toda clase de demostraciones bélicas que nos dejaban bastante estupefactos.”, narró Julio Cortázar, en sus clases de literatura en Berkeley, 1980.

Aquel encuentro narrado por Cortázar forjaría una amistad en estos dos personajes. Fidel Castro, en persona, invitó a Dalton a residir en Cuba, y Roque tuvo la osadía de parafraseas a José Martí, quien habría escrito aquellos versos de: Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche. Roque escribiría: Dos patrias tengo yo: Cuba y la mía.

El poeta le dedica a Fidel su polémico poemario en collage: “Un libro rojo para Lenin". “A Fidel Castro, primer leninista latinoamericano, en el XX aniversario del asalto al Cuartel Moncada, inicio de la actualidad de la revolución en nuestro continente”.


También Roque antes de partir definitivamente de Cuba y regresar a la lucha en El Salvador, ordenó Poesía Escogida, en abril de 1973. En la nota introductoria se lee:

“Esta es una selección de mi poesía de los últimos 10 años, repartida en diez libros, todos los cuales fueron escritos total o parcialmente, o corregidos y reorganizados en su forma actual en Cuba.

La he elaborado con cuidado y amor, en homenaje al pueblo revolucionario de Cuba, como un modestísimo testimonio de agradecimiento por la hospitalidad y solidaridad que nos han dado y siguen dando a los revolucionarios de El Salvador y de América Latina”.

(Fragmento)

martes, 6 de diciembre de 2016

“La paz en Colombia” (Libro)



Fidel Castro Ruz

Más de 400 horas de intenso trabajo -lo confiesa su autor- desbordan 265 páginas de revelaciones sobre los vínculos de la Revolución Cubana con los más destacados movimientos revolucionarios latinoamericanos.

La guerrilla más antigua y el conflicto más largo y violento de América Latina dejan de ser una circunstancia maldita para mostrársenos, con sus antecedentes y precedentes, sus causas y consecuencias, desde la perspectiva del más experimentado combatiente e indiscutible líder revolucionario continental.
Contenido

Introducción / 1
-- La Primera Declaración de La Habana / 9
-- El acuerdo de Costa Rica / 9
-- La respuesta de Cuba / 11
-- La reunión de Punta del Este / 19
-- La Segunda Declaración de La Habana / 35
-- Los cuadernos de Marulanda / 53
-- Jacobo Arenas / 69
-- Los dos libros de Alape / 79
-- San Vicente del Caguán / 93
-- Los dos encuentros con Marulanda / 105
-- Antecedentes / 105
-- El valor de los principios / 127
-- Sucesos de ficción / 149
-- Cómo se salvaron muchas vidas, incluida la del Embajador de Estados Unidos / 175
-- Diálogo con jefes guerrilleros colombianos / 193
-- Primera parte / 193
-- Diálogo con jefes guerrilleros colombianos / 223
-- Segunda parte / 223
-- Andrés Pastrana / 251
-- Epílogo / 263

“La paz en Colombia”

lunes, 5 de diciembre de 2016

Después de Fidel

 
 
Oleg Yasinsky
 
 
Cuando los arqueólogos del futuro remuevan los mitos y las creencias de nuestros tiempos, entre miles de teorías obsoletas y verdades caducas, seguramente encontrarán la historia de un hombre. Un hombre de ese pequeño país tercermundista. Un hombre que por su origen social jamás tendría por qué llegar a ser comunista, que por su credo ateo jamás tendría que convertirse en un santo para millones de creyentes y que por ser el revolucionario más influyente de América no tendría por qué ganar respeto y hasta admiración entre una pequeña minoría de la derecha honesta del continente. La especialidad de Fidel Castro, entre otras cosas, fue romper esquemas. Era como el amor.

Hace unos años Fidel dijo sobre la muerte de Chávez: “”¿Quieres saber quién fue Hugo Chávez? Mira quiénes lo lloran y quiénes festejan”. Lo mismo puede decirse ahora.

Tal vez no existe otro político de la segunda mitad del siglo pasado que amenazara con mayor fuerza los intereses del imperio más poderoso del mundo y, seguramente ninguno más recibió tantas calumnias y acusaciones de todo tipo. Lo querían convertir en un Stalin, en un Gorbachov o en un Allende, soñaban que se hiciera un tirano, un traidor o por lo menos que se suicidara, pero no les dio el gusto. Sobrevivió los 638 atentados y a 11 presidentes norteamericanos, se mantuvo despierto, crítico, consecuente, planteó las necesidades de cambios en las estructuras del poder y murió de viejo. Lo imagino hasta sus últimos minutos riéndose de la cara de los politólogos y opinólogos que se destacan por no entender nada.

Su muerte le dolió al mundo, pero este enorme abrazo solidario que ahora está llegando a Cuba desde todos los rincones del planeta alivia este dolor. Personalmente sentí que con su partida terminó el siglo XX.

El paradigma cubano fue lo mejor del humanismo revolucionario del siglo pasado y hoy representa todos sus sueños, logros, fracasos y contradicciones, algo que desde hace rato es parte de nuestros propios sueños y fracasos. ¿Qué seríamos hoy sin la revolución cubana y sin Fidel? Y, criticándolo justa e injustamente, lo amábamos; siempre lo defendimos frente a los extraños, tal vez también, justa e injustamente… Era una relación demasiado familiar.

Entendiendo la necesidad de construir los nuevos movimientos sociales sin caudillismos, veíamos en él más un centinela que un caudillo. Odiando la palabra paternalismo, lo sentíamos como padre, siempre comprendiendo y respetando nuestra diferencia generacional. A veces criticando y siempre admirando.

Los tres elementos de un guía espiritual – la bondad, la sabiduría y la fuerza – le sobraban. Y desde esta profunda espiritualidad – un termino, que seguramente le incomodaría, Fidel hizo navegar su isla por todos los mares del mundo, por las aguas más tormentosas, llevándola hacia todos los continentes, devolviendo la sangre y la vida a África, recibiendo a los niños de Chernobyl después del naufragio de la Unión Soviética… En su pequeña isla por más de medio siglo bloqueada por el imperio y más que una vez traicionada por los pocos aliados políticos, con inevitables errores y tropiezos, Fidel hizo más que cualquier otro gobernante de nuestros tiempos de cualquier país del mundo. Su preocupación por Cuba siempre fue por Latinoamérica y por la humanidad, y su gobierno jamás cayó en el juego de contraponer los intereses nacionales a los de otros.

Los analistas se preguntan cómo será Cuba después de Fidel. Una pregunta un poco tardía. La gran mayoría de ellos, los críticos incondicionales del régimen veían en Fidel sólo el epicentro del poder, vertical y jerárquico, que hacía girar la máquina del Estado… El principal error de su lógica puede estar justamente en eso. Seguramente ninguno de ellos jamás imaginó – y desde su lógica es impensable – que más que patriarca o líder supremo, Fidel se convirtió en una obra colectiva del pueblo cubano y en este sentido, la pregunta debería hacerse al revés – ¿cómo se logra tanto en medio de tanta adversidad y con tan pocos recursos? ¿era solo Fidel o hay algo más que abrió la posibilidad a tantas cosas imposibles?… “porque de lo posible se sabe demasiado”, agregaría Silvio…

En estos tristes días los recuerdos me devuelven la humedad de los aires de La Habana bajo las exageradas nubes del Caribe y la sencilla verdad de su gente… el corazón se acelera, crece y se expande en un abrazo para ese querido pueblo que hoy se llama Fidel.
 
 

viernes, 2 de diciembre de 2016

¿Murió Fidel?



Atilio A. Boron
 
 
En una muestra más de su inconmensurable estupidez la derecha latinoamericana y su homóloga norteamericana han proclamado que la muerte de Fidel significa el fin de una época. Sabemos que una de las señas ideológicas del pensamiento conservador, en todas sus variantes y en todo tiempo, es su obsesión por decretar “el fin” de cuanto proceso o institución les sean adversos. En los sesentas del siglo pasado era el fin de las ideologías; en los ochentas el de la lucha de clases, presuntamente sustituida, en este fantasioso relato, por el aceitado rodaje institucional de las nuevas democracias; en los noventas, embriagados por la desintegración de la Unión Soviética, sus teóricos proclaman nada menos que el fin de la historia. Por supuesto, esta no tardó en cobrarse una feroz revancha con tan osados publicistas, bañándolos con un manto de descrédito que dura hasta hoy. Ahora, con la muerte de Fidel, incurren en el mismo error y se desviven en informarnos de que una etapa ha llegado a su fin – ¿la etapa de las revoluciones?- sin ofrecer prueba alguna y sin decirnos cuál es la que comienza ni que características tendría.

Lo anterior da pie a múltiples reflexiones. En primer lugar, para cuestionar la teoría de los “grandes hombres” como excluyentes hacedores de la historia, codificada a mediados del siglo diecinueve en la obra de Thomas Carlyle. Toda la historiografía posterior demuestra que esas grandes personalidades, cuyo papel es indiscutible, sólo pueden surgir cuando se produce una constelación de circunstancias sociales que favorecen su irrupción en el escenario histórico. Esas condiciones ciertamente facilitaron la aparición de Fidel a comienzos de los años cincuentas pero este, a su vez, las fue modificando al punto tal que hoy en Cuba existen otras que garantizan la continuación del ciclo iniciado con el Asalto al Moncada y el desembarco del Granma, al margen ya de la presencia física del Comandante. En otras palabras, la revolución se ha consolidado e institucionalizado y, en términos de Max Weber, el carisma se ha rutinizado y ahora son el partido, las organizaciones populares y las instituciones estatales las que continúan la obra iniciada por Fidel.

Segundo, lo que el discurso de la derecha olvida es que hay ciertos personajes históricos, y ciertamente Fidel es uno de los más importantes, que tienen la rara virtud de seguir produciendo hechos políticos una vez que dejaron este mundo. Esto no tiene nada que ver con la religión o la metafísica porque son cuestiones de fácil comprobación en el mundo real. Veamos: a pesar de su defunción Fidel sigue moviendo el tablero geopolítico mundial. La noche del Martes 29 de Noviembre, en el imponente acto de masas en la Plaza de la Revolución que tuvo lugar para despedir a Fidel de La Habana, se dieron cita más de un centenar de jefes de estado y de gobierno, o de altos representantes oficiales que se hicieron presentes para expresar sus condolencias pero, al mismo tiempo, para manifestar explícitamente su solidaridad con la Cuba revolucionaria. Es más, diecisiete de ellos solicitaron que se les diera la ocasión de hablar en el acto, de declarar públicamente su respeto por esa figura legendaria que acababa de partir y de dar a conocer su respaldo a la obra construida por Fidel. En esa oportunidad estuvieron presentes dos de los tres gobiernos de mayor gravitación en los asuntos mundiales: China envió a su Vicepresidente y Rusia al presidente de la Duna Estatal. Carcomida por su resentimiento, la Casa Blanca no mandó a nadie. No sólo eso: su bandera sigue flameando al tope del asta, contrariando lo que hicieron todas las demás embajadas en La Habana que, en homenaje a Fidel, acataron el duelo decretado por el gobierno cubano y pusieron las suyas a media asta. En el acto del martes pasado China y Rusia enviaron, al pie del monumento a José Martí, un mensaje cifrado a Donald Trump: “¡Ten cuidado. No te equivoques. Cuba no está sola!” , y vaya si es importante este mensaje en vísperas de un gobierno como el que se viene en Washington. Pero aparte de aquellos dos países otros actores, con diversos grados de gravitación en la política internacional también estuvieron en ese acto: Sudáfrica, Irán, Argelia, Qatar, Vietnam, Bielorusia, Namibia y, por Europa, Grecia, amén de los latinoamericanos y caribeños: Bolivia, Dominica, Ecuador, El Salvador, México, Nicaragua y Venezuela. En otras palabras, aún después de muerto Fidel sigue influyendo en el tablero geopolítico mundial. Y, ¿qué dudas cabe?, lo seguirá haciendo en los años venideros.

Tercero: la izquierda no tiene a su disposición el fenomenal arsenal de empresas, instituciones, universidades, “tanques de pensamiento”, medios de comunicación y redes diplomáticas con que cuenta la derecha. Pero, en cambio, tiene algo de lo cual esta carece: la fuerza moral que brota de figuras ejemplares, como Fidel, Chávez, el Che, los dos Camilos (el cubano Cienfuegos y el colombiano Torres) y tantos otros. Y esos personajes tienen una virtud excepcional: lejos de que sus luces se extingan con su muerte, brillan cada vez con más fuerza en el firmamento político latinoamericano y caribeño. En la segunda mitad del siglo veinte la derecha tuvo un puñado de grandes políticos de proyección mundial: De Gaulle, Churchill, Kennedy para nombrar los más relevantes. ¿Qué queda de ellos? Estatuas, monumentos, alguna que otra biblioteca con sus nombres pero nada más. Su recuerdo se fue disipando con el paso del tiempo. En Nuestra América, ¿quién se acuerda hoy de dos gobernantes a los que Washington ensalzó como las “alternativas democráticas” de la Revolución Cubana? Hablamos de Eduardo Frei Montalva, en Chile, con su famosa (y decepcionante) “revolución en libertad”, misma que, como era de esperar, fracasó y abrió las puertas al triunfo de Salvador Allende en 1970. Y también de Luis Muñoz Marín, gobernador de Puerto Rico, que la Casa Blanca exhibía para demostrar que podía haber algo mucho mejor que Cuba en el Caribe. Ni el uno ni el otro dejaron nada a su paso y fracasaron sin atenuantes. Parafraseando a Fidel, podemos afirmar que la historia no los absolvió sino que los olvidó. El Che, en cambio, adquirió luego de su muerte una gravitación excepcional, que no cesa de crecer, superior a la que tuvo en vida. Quienquiera que luche contra la injusticia y la opresión encuentra en la imagen del Guerrillero Heroico un símbolo que transmite sin ambigüedad alguna su mensaje de rebeldía. En Latinoamérica pero también en Asia, África, Medio Oriente y, también en Europa y ahora, de a poco, en Estados Unidos. Y lo mismo está ocurriendo con Chávez y, sin ninguna duda, idéntica cosa ocurrirá con Fidel. Nuestros muertos nos dejan un legado imperecedero y sus valores y sus ideas –las famosas trincheras que para Martí eran más importantes que las de piedra- son fecundas fuentes de inspiración para las luchas de hoy. Fidel, con su pasión quijotesca de “soñar sueños imposibles, luchar contra enemigos imbatibles y alcanzar la estrella inalcanzable” seguirá estando más presente que nunca en las luchas para abolir al capitalismo y, de ese modo, salvar la continuidad de la especie humana. Vivirá entre nosotros, sólo que de otra manera, insuflándonos la fe y la convicción necesarias para librar con éxito la batalla contra la dictadura del capital. Esa fe y esa convicción con las cuales Fidel emprendió con éxito la campaña en Sierra Maestra luego del desembarco del Granma con apenas siete fusiles ante la mirada azorada de sus compañeros; o cuando aseguró que Cuba sobreviviría a los horrores del “período especial” agigantados por el criminal bloqueo de Estados Unidos; o cuando dijo que el niño Elián volvería a Cuba, y volvió; o cuando afirmó que “los 5” volverían a Cuba, y volvieron. Ese gramsciano optimismo de la voluntad capaz de mover montañas de Fidel sigue siendo un patrimonio decisivo para la izquierda mundial. Y nos dio una prueba la noche en que el pueblo habanero lo despedía y removió, en beneficio de Cuba y para sorpresa de Estados Unidos, las piezas del tablero geopolítico mundial. Por eso, cabe preguntarse: ¿murió Fidel?

miércoles, 30 de noviembre de 2016

La historia me absolverá (Libro)


 Fidel Castro Ruz
Presentación

Las Acciones del 26 de julio de 1953 fracasaron en el plano militar por factores accidentales, pero tuvieron el valor histórico singular de ofrecer una esperanza al pueblo cubano al señalar el camino de la insurrección armada popular contra el brutal y reaccionario régimen tiránico que entonces lo oprimía, anunciar que había surgido una nueva vanguardia revolucionaria capaz de realizar los mayores sacrificios por lograr la emancipación plena del pueblo, y dotar a la lucha de un programa. Dichas Acciones significaron por eso una extraordinaria victoria moral y política.


Descarga Libro

Descargue el libro en formato PDF (207 Kb) La historia me absolverá – Fidel Castro

“Caravana de la Libertad” (Libro)



Pedro de la Hoz - Luis Báez

Descargue el libro “Caravana de la Libertad”, de Luis Báez y Pedro de la Hoz, que aparece en el sitio www.fidelcastro.cu, y recoge, íntegramente, el itinerario que siguió la tropa rebelde encabezada por Fidel hasta la capital, en los primeros días de 1959.

Los autores han narrado el recorrido en 256 páginas que incluyen fotos y entrevistas con los Comandantes de la Revolución Juan Almeida Bosque y Guillermo García Frías; además de los choferes de la caravana José Alberto León y Alberto Vázquez; y el general de división Antonio Enrique Luzón, encargado de la seguridad, entre otros.
 
Lea aqui:  
 

“Ser de izquierdas


Arturo Arango


Margaret Randall, escritora norteamericana y una de mis amigas imprescindibles, me preguntó hace un par de meses, en La Habana, qué era para los cubanos “ser de izquierda”. Margaret vivió en Cuba por más de diez años: llegó procedente de México, con sus cuatro hijos, luego de que la represión desatada en 1968 por el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz hiciera arriesgada su permanencia en aquel país. De El Vedado se fue a vivir a Nicaragua. Su relación con muchos de los comandantes del FSLN databa de antes de 1979 (de cuando eran nobles guerrilleros entregados a liberar a los nicaragüenses de la tiranía de los Somoza), pero lo cierto es que desde inicios de los 70 era vista con hostilidad por el sector más dogmático de la ideología cubana. Muy pronto aparecerá por Ediciones Matanzas su valioso testimonio To Change the World: My Years in Cuba, donde ella cuenta ese período mejor de lo que yo puedo hacerlo aquí.

Quiero, sin embargo, que se comprenda que Margaret conoce bien la realidad cubana, a la que ha seguido muy vinculada. Hoy mismo, su hijo mayor, Gregory, egresado de la CUJAE y autor también de un precioso libro de memorias sobre Cuba, ha enviado este mensaje a sus amigos: “La muerte de nuestro querido Fidel me ha tomado por sorpresa, aunque era algo natural y en cierta forma predecible. No tengo muchas palabras en estos momentos, llevo horas pensando en cómo marcó a toda una generación, con sus ideas, con su forma de explicar las cosas, con su acción. Me siento un privilegiado por haber podido vivir esos años en Cuba en que soñamos juntos, construimos juntos y también nos equivocamos juntos, pero siempre bañados en una especie de ambiente de generosidad, de altruismo y de humanismo”.

A Margaret le llamó la atención que una señora que había conocido en este viaje se hubiera definido como “de izquierda”. Su pregunta, que en otro contexto pudiera parecer elemental, cargaba otros sentidos que se prolongaron en nuestra conversación. Tal vez lo primero que saltó a su oído fue la sustitución. De seguro, en los años 70, 80, incluso durante los 90, esa señora se hubiese definido como “revolucionaria”. Es una verdad de Perogrullo que toda transformación en una sociedad provoca modificaciones en el lenguaje: nuevas palabras, nuevos contenidos aparecen; otras se desgastan, pierden su sentido originario; otras más se reacomodan, se hacen más precisas.

La pregunta de Margaret aún estaba en el aire, esperando por mi respuesta: “Ser de izquierda es defender la soberanía nacional, la justicia social y la emancipación de los seres humanos”, respondí. Ahora no sé si ambos dijimos “izquierda”, en singular, o si uno u otro pluralizó la palabra. Tengo la impresión de que si la señora a quien Margaret conoció en La Habana, o si yo mismo, optamos por definirnos de esta manera es porque la palabra (el concepto que la palabra entraña) en este momento es más inclusiva. Al menos, es una definición que se expande más allá de los límites de este archipiélago, que nos enlaza con aspiraciones e inconformidades compartidas en todo el planeta, y también con transformaciones que pueden ser posibles por vías distintas a aquellas en que suelen enmarcarse las revoluciones. Decir que uno es de “izquierdas” abre la posibilidad de que ese posicionamiento reconozca múltiples opciones en torno a un núcleo común de afinidades ideológicas.

Con cierta frecuencia he escuchado una afirmación que, en el terreno de las ideas políticas, es simplificadora: “revolución es cambio”, se dice, cuando en la Historia Moderna toda convulsión de esta naturaleza ha implicado un cambio hacia la izquierda, aunque, también con regularidad, dentro de ellas se engendran procesos que se oponen al sentido originario del movimiento. La Revolución Mexicana fue girando a la derecha en la medida en que se convertía en gobierno, en manos del PRI. El estalinismo desfiguró el sentido libertario de la Revolución de Octubre.

A pesar de la extraordinaria definición hecha por Fidel el 1 de mayo de 2000, en nuestro contexto el uso del término “revolucionario” se ha ido estrechando no para definir la adopción de un conjunto de ideas sino la aceptación de una forma de gobierno o incluso de un gobierno mismo, de las personas designadas para desempeñar una responsabilidad. De tal manera, todo lo que no pasa por sus regulaciones se vuelve, si no “contrarrevolucionario”, al menos “no revolucionario”.

Quienes emplean de forma excluyente el término revolucionario son los que excomulgan a ultranza al cine independiente, los que separan de sus puestos a quienes colaboran con órganos de prensa alternativos, los que demonizan espacios de participación que abren el debate de temas imprescindibles en el presente cubano, los que ponen bajo sospecha toda forma de expresión o pensamiento que, en el mejor de los casos, no coincide exactamente con sus ideas. En el peor de los casos, con lo que pueda dañar sus intereses. En unas líneas poco citadas de su definición, Fidel dice que revolución también es “desafiar poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional”.

He leído, en meses recientes, apelaciones de jóvenes blogueros que advierten sobre la necesidad de que las tendencias que optamos por eso que he llamado izquierda se concilien, en lugar de pelear entre sí, como está sucediendo hoy. Desde La Joven Cuba (espacio también estigmatizado en su momento), Harold Cárdenas recuerda que “El pacto en que se fundó la Revolución respetaba la diversidad en el pensamiento revolucionario y sabía utilizarla en su favor, no la menospreciaba ni le parecía peligrosa”.

A veces es desconcertante cómo se practican o se admiten actitudes que favorecen el capitalismo, la colonización cultural, la mercantilización de las personas, y se condenan las que enjuician, critican, someten a dudas o miran desde perspectivas más complejas zonas dolorosas de nuestro presente o del pasado cercano.

Quizás durante las últimas cinco décadas el espectro político cubano no ha estado tan disperso como lo está hoy, y así como hay, dentro y fuera de Cuba, una derecha cada vez mejor posicionada, más activa y consecuente con sus objetivos (también torpe en momentos claves: bastaría con atender la forma en que algunos celebraron la victoria de Donald Trump), también existe una izquierda (dentro y fuera) cada vez más diversa y creativa, y que suele operar desde espacios no convencionales.

La unidad de estas fuerzas de izquierda tendría que comenzar por un cambio de actitud en muchos de quienes ocupan posiciones de poder. Es fácil y autoritario convocar a la unidad en torno a ideas o intereses propios. Lo admirable, lo digno, es cuando la apelación a la unidad, en lugar de imponer decisiones preestablecidas, reconoce las diferencias, admite las necesidades y aspiraciones de los otros, está abierta al diálogo, a la construcción de consensos.

La unidad tendría que comenzar por allí, pero es una obligación de quienes queremos una Cuba con todos, para el bien de todos y de cada uno: una Cuba donde se cambie cuanto deba ser cambiado, siempre hacia la izquierda, en “ese ambiente de generosidad, de altruismo y de humanismo”.

martes, 29 de noviembre de 2016

El Fidel que conocí



 Ignacio Ramonet

Fidel ha muerto, pero es immortal. Pocos hombres conocieron la gloria de entrar vivos en la leyenda y en la historia. Fidel es uno de ellos. Perteneció a esa generacion de insurgentes miticos – Nelson Mandela, Patrice Lumumba, Amilcar Cabral, Che Guevara, Camilo Torres, Turcios Lima, Ahmed Ben Barka – que, persiguiendo un ideal de justicia, se lanzaron, en los años 1950, a la accion politica con la ambicion y la esperanza de cambiar un mundo de desigualdades y de discriminaciones, marcado por el comienzo de la guerra fria entre la Union Soviética y Estados Unidos.

En aquella época, en mas de la mitad del planeta, en Vietnam, en Argelia, en Guinea-Bissau, los pueblos oprimidos se sublevaban. La humanidad aún estaba entonces, en gran parte, sometida a la infamia de la colonizacion. Casi toda Africa y buena porcion de Asia se encontraban todavia dominadas, avasalladas por los viejos imperios occidentales. Mientras las naciones de América latina, independientes en teoria desde hacia siglo y medio, seguian explotadas por privilegiadas minorias, sometidas a la discriminación social y étnica, y a menudo marcadas por dictaduras cruentas, amparadas por Washington.

Fidel soportó la embestida de nada menos que diez presidentes estadounidenses (Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush padre, Clinton y Bush hijo). Tuvo relaciones con los principales lideres que marcaron el mundo después de la Segunda Guerra mundial (Nehru, Nasser, Tito, Jrushov, Olaf Palme, Ben Bella, Boumedienne, Arafat, Indira Gandhi, Salvador Allende, Brezhnev, Gorbachov, François Mitterrand, Juan Pablo II, el rey Juan Carlos, etc.). Y conoció a algunos de los principales intelectuales y artistas de su tiempo (Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Arthur Miller, Pablo Neruda, Jorge Amado, Rafael Alberti, Guayasamin, Cartier-Bresson, José Saramago, Gabriel Garcia Marquez, Eduardo Galeano, Noam Chomsky, etc.).

Bajo su direccion, su pequeño país (100 000 km2, 11 millones de habitantes) pudo conducir una politica de gran potencia a escala mundial, echando hasta un pulso con Estados Unidos cuyos dirigentes no conseguieron derribarlo, ni eliminarlo, ni siquiera modificar el rumbo de la Revolucion cubana. Y finalmente, en diciembre de 2014, tuvieron que admitir el fracaso de sus políticas anticubanas, su derrota diplómatica e iniciar un proceso de normalización que implicaba el respeto del sistema político cubano.

En octubre de 1962, la Tercera Guerra Mundial estuvo a punto de estallar a causa de la actitud del gobierno de Estados Unidos que protestaba contra la instalacion de misiles nucléares soviéticos en Cuba. Cuya funcion era, sobre todo, impedir otro desembarco militar como el de Playa Giron (bahia de Cochinos) u otro directamente realizado por las fuerzas armadas estadounidenses para derrocar a la revolucion cubana.

Desde hace mas de 50 años, Washington (a pesar del restablecimiento de relaciones diplomáticas) le impone a Cuba un devastador embargo comercial -reforzado en los años 1990 por las leyes Helms-Burton y Torricelli- que obstaculiza su desarrollo economico normal. Con consecuencias tragicas para sus habitantes. Washington sigue conduciendo además una guerra ideologica y mediatica permanente contra La Habana a través de las potentes Radio “Marti” y TV “Marti”, instaladas en La Florida para inundar a Cuba de propaganda como en los peores tiempos de la guerra fria.

Por otra parte, varias organizaciones terroristas – Alpha 66 y Omega 7 – hostiles al regimen cubano, tienen su sede en La Florida donde poseen campos de entrenamiento, y desde donde enviaron regularmente, con la complicidad pasiva de las autoridades estadounidenses, comandos armados para cometer atentados. Cuba es uno de los países que mas victimas ha tenido (unos 3 500 muertos) y que más ha sufrido del terrorismo en los ultimos 60 años.

Ante tanto y tan permanente ataque, las autoridades cubanas han preconizado, en el ambito interior, la unión a ultranza. Y han aplicado a su manera el viejo lema de San Ignacio de Loyola : “En una fortaleza asediada, toda disidencia es traicion.” Pero nunca hubo, hasta la muerte de Fidel, ningún culto de la personalidad. Ni retrato oficial, ni estatua, ni sello, ni moneda, ni calle, ni edificio, ni monumento con el nombre o la figura de Fidel, ni de ninguno de los lideres vivos de la Revolucion.

Cuba, pequeño pais apegado a su soberania, obtuvo bajo la dirección de Fidel Castro, a pesar del hostigamiento exterior permanente, resultados excepcionales en materia de desarrollo humano : abolicion del racismo, emancipacion de la mujer, erradicacion del analfabetismo, reduccion drastica de la mortalidad infantil, elevacion del nivel cultural general… En cuestion de educacion, de salud, de investigacion médica y de deporte, Cuba ha obtenido niveles que la situan en el grupo de naciones mas eficientes.

Su diplomacia sigue siendo una de las mas activas del mundo. La Habana, en los años 1960 y 1970, apoyó el combate de las guerrillas en muchos paises de América Central (El Salvador, Guatemala, Nicaragua) y del Sur (Colombia, Venezuela, Bolivia, Argentina). Las fuerzas armadas cubanas han participado en campañas militares de gran envergadura, en particular en las guerras de Etiopia y de Angola. Su intervencion en este ultimo pais se tradujo por la derrota de las divisiones de élite de la Republica de Africa del Sur, lo cual acelero de manera indiscutible la caida del regimen racista del apartheid.

La Revolucion cubana, de la cual Fidel Castro era el inspirador, el teorico y el lider, sigue siendo hoy, gracias a sus éxitos y a pesar de sus carencias, una referencia importante para millones de desheredados del planeta. Aquí o alla, en América latina y en otras partes del mundo, mujeres y hombres protestan, luchan y a veces mueren para intentar establecer regimenes inspirados por el modelo cubano.

La caida del muro de Berlin en 1989, la desaparicion de la Union soviética en 1991 y el fracaso historico del socialismo de Estado no modificadron el sueño de Fidel Castro de instaurar en Cuba una sociedad de nuevo tipo, mas justa, mas sana, mejor educada, sin privatizaciones ni discriminaciones de ningun tipo, y con una cultura global total.

Hasta la víspera de su fallecimiento a los 90 años, seguía mobilizado en defensa de la ecologia y del medio ambiente, y contra la globalizacion neoliberal, seguía en la trinchera, en primera linea, conduciendo la batalla por las ideas en las que creía y a las cuales nada ni nadie le hizo renunciar.

En el panteon mundial consagrado a aquellos que con más empeño lucharon por la justica social y que más solidaridad derrocharon en favor de los oprimidos de la Tierra, Fidel Castro - le guste o no a sus detractores - tiene un lugar reservado.

Lo conocí en 1975 y conversé con él en multiples ocasiones, pero, durante mucho tiempo, en circunstancias siempre muy profesionales y muy precisas, con ocasión de reportajes en la isla o la participacion en algun congreso o algun evento. Cuando decidimos hacer el libro “Fidel Castro. Biografía a dos voces” (o “Cien horas con Fidel”), me invitó a acompañarlo durante dias en diversos recorridos. Tanto por Cuba (Santiago, Holguin, La Habana) como por el extranjero (Ecuador). En coche, en avion, caminando, almorzando o cenando, conversamos largo. Sin grabadora. De todos los temas posibles, de las noticias del dia, de sus experiencias pasadas y de sus preocupaciones presentes. Que yo reconstruia luego, de memoria, en mis cuadernos. Luego, durante tres años, nos vimos muy frecuentemente, al menos varios días, una vez por trimestre.

Descubri asi un Fidel intimo. Casi timido. Muy educado. Escuchando con atencion a cada interlocutor. Siempre atento a los demas, y en particular a sus colaboradores. Nunca le oí una palabra mas alta que la otra. Nunca una orden. Con modales y gestos de una cortesia de antaño. Todo un caballero. Con un alto sentido del pundonor. Que vive, por lo que pude apreciar, de manera espartana. Mobiliario austero, comida sana y frugal. Modo de vida de monje-soldado.

Su jornada de trabajo se solía terminar a las seis o las siete de la madrugada, cuando despuntaba el dia. Más de una vez interrumpió nuestra conversacion a las dos o las tres de la madrugada porque aún debía participar en unas “reuniones importantes”…Dormía sólo cuatro horas, más, de vez en cuando, una o dos horas en cualquier momento del dia.

Pero era también un gran madrugador. E incansable. Viajes, desplazamientos, reuniones se encadenaban sin tregua. A un ritmo insolito. Sus asistentes – todos jovenes y brillantes de unos 30 años – estaban, al final del dia, exhaustos. Se dormían de pie. Agotados. Incapaces de seguir el ritmo de ese infatigable gigante.

Fidel reclamaba notas, informes, cables, noticias, estadisticas, resumenes de emisiones de television o de radio, llamadas telefonicas... No paraba de pensar, de cavilar. Siempre alerta, siempre en accion, siempre a la cabeza de un pequeño Estado mayor – el que constituían sus asistentes y ayudantes – librando una batalla nueva. Siempre con ideas. Pensando lo impensable. Imaginando lo inimaginable. Con un atrevimiento mental espectacular.

Una vez definido un proyecto. Ningun obstaculo lo detenía. Su realizacion iba de si. “La intendencia seguirá” decía Napoleón. Fidel igual. Su entusiasmo arrastraba la adhesion. Levantaba las voluntades. Como un fenomeno casi de magia, se veían las ideas materializarse, hacerse hechos palpables, cosas, acontecimientos.

Su capacidad retorica, tantas veces descrita, era prodigiosa. Fenomenal. No hablo de sus discursos publicos, bien conocidos. Sino de una simple conversacion de sobremesa. Fidel era un torrente de palabras. Una avalancha. Que acompañaba la prodigiosa gestualidad de sus finas manos.

La gustaba la precision, la exactitud, la puntualidad. Con él, nada de aproximaciones. Una memoria portentosa, de una precision insolita. Apabullante. Tan rica que hasta parecía a veces impedirle pensar de manera sintética. Su pensamiento era arborescente. Todo se encadenaba. Todo tenía que ver con todo. Digresiones constantes. Parentesis permanentes. El desarrollo de un tema le conducía, por asociacion, por recuerdo de tal detalle, de tal situacion o de tal personaje, a evocar un tema paralelo, y otro, y otro,

lunes, 28 de noviembre de 2016

La despedida del comandante



 
El primer homenaje será hoy en la Plaza de la Revolución. Los restos recorrerán 900 kilómetros y se movilizarán miles de personas.

 Página 12

 
Cuba se prepara para una semana de ceremonias y procesión de un extremo a otro de la isla en la que despedirá a Fidel Castro, el padre de la Revolución. El primer homenaje fúnebre tendrá lugar hoy en la Plaza de la Revolución de La Habana, cuyo acceso comenzó a ser controlado el sábado por la policía. Raúl Castro anunció que el cuerpo de Fidel Castro sería cremado, tal como lo pidió su hermano. Los funerales del comandante, personaje único que forjó la identidad cubana y se erigió en símbolo del siglo XX, se extenderán hasta el domingo próximo, cuando sus cenizas serán inhumadas en Santiago de Cuba, cuna de la rebelión que lo llevó al poder en 1959. El traslado de los restos de La Habana a Santiago, distante a 900 kilómetros, demandará cuatro días y promete ser una movilización que congregará a millones de cubanos. 

La marcha del líder revolucionario empieza a calar en una Cuba de duelo. En las calles la gente caminaba cabizbaja; muchos restaurantes mantenían sus puertas cerradas. Durante nueve días las notas del son cubano serán mudas, las botellas de ron permanecerán cerradas y las banderas mantendrán el riguroso luto. Con la muerte del comandante y mientras dure el luto, la bulliciosa isla se mantendrá silenciosa. El duelo nacional decretado por las autoridades se traduce así en sobriedad tanto figurada como literal, pues además del cese de “actividades y espectáculos públicos”, hasta el próximo 4 de diciembre, fecha del entierro de Fidel Castro en Santiago de Cuba, rige ley seca en el país.
Las tiendas informan mediante carteles que no venden bebidas alcohólicas; los bares y restaurantes tanpoco podrán servir los célebres mojitos, daiquiris y combinados de ron típicos de Cuba. Suspendido también quedó el campeonato cubano de pelota o béisbol, el deporte nacional.
Transcurrió un día y medio desde que el presidente cubano, Raúl Castro, anunció –al filo de la medianoche– la muerte de su hermano mayor, y la extraña calma que se vivió en las horas posteriores de la noticia porque muchos cubanos estaban durmiendo dio paso a la vertiginosa preparación de los fastos fúnebres. Superado el estupor inicial en una isla que llegó a creer que Fidel era inmortal, fotografías del barbado comandante fallecido a los 90 años en La Habana –aún no queda claro si en su casa o en un hospital– empiezan a aparecer en balcones, negocios y fachadas, al igual que banderas cubanas con crespones negros.
Los medios nacionales mostraban reportajes, documentales y debates en honor al “compañero Fidel’’. La figura del ex mandatario monopolizó también la programación del canal estatal de televisión cubana y sus presentadores vistieron ayer de riguroso luto. El emblemático diario Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba, que no se publica los domingos, ayer salió a la calle y lo hizo impreso sólo con tinta negra, sin la llamativa tipografía roja que lo caracteriza.
En su portada, una sola frase: “Cuba es Fidel”. El resto de la tapa apareció dominada por un cartel del ilustrador Ares que plasma un retrato multiplicado de Fidel con uniforme y fusil, inspirado en el trabajo del fallecido artista Raúl Martínez, el principal exponente del pop art revolucionario.
Desde hoy y hasta última hora de mañana, las cenizas del ex mandatario permanecerán en el memorial a José Martí, en la Plaza de la Revolución, para que los cubanos puedan pasar a despedirse del Líder de la Revolución. En ese escenario tendrá lugar, en la tarde de este martes, un acto popular en el que se prevé que estén personalidades llegadas a la isla caribeña. Será el momento más institucional de la semana de exequias, pues no se espera que participen delegaciones internacionales en el entierro en el cementerio de Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba, fijado para el 4 de diciembre.
A esa ciudad oriental, íntimamente ligada a la Cuba revolucionaria llegarán los restos mortales de Fidel un día antes, el 3 de diciembre, tras una caravana que recorrerá durante cuatro días el país de punta a punta reproduciendo a la inversa la “Caravana de la Libertad” que Castro encabezó en 1959 al comienzo de la Revolución. En esos días resonarán constantemente salvas de artillería en varios puntos del país, sobre todo en La Habana y Santiago.
Las redes sociales tampoco fueron ajenas a la muerte de Fidel Castro. Desde la isla hubo reacciones como la de la directora para Estados Unidos de la Cancillería cubana, Josefina Vidal, una figura vital en el deshielo de las relaciones entre La Habana y Washington, quien escribió en Twitter: “Fidel es Cuba porque nos dio la verdadera independencia y nos devolvió la dignidad y el orgullo de sentirnos cubanos”. Mariela Castro, hija de Raúl Castro, dijo en esa misma red que “ha muerto el padre de todos los cubanos dignos”.
En tanto Gerardo Hernández Nordelo, miembro del grupo de “Los Cinco” que estuvo 16 años preso en Estados Unidos acusado de actividades de espionaje, tuiteó: “Este es mi primer tweet dedicado a nuestro comandante en jefe Fidel Castro, que dijo ‘volverán’ y nos trajo de regreso”. 
La cascada de reacciones y condolencias desde todas partes del mundo continúa dos días después del fallecimiento de Castro, pero aún son pocas las presencias internacionales confirmadas en los actos fúnebres.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, asistirá a los funerales de Fidel Castro, anunció ayer el diario estatal El Telégrafo. El periódico indicó en su sitio web que fuentes oficiales le confirmaron que Correa asistiría a “las honras fúnebres el 29 de noviembre”. Tras el anuncio del fallecimiento, Correa expresó el sábado a través de su cuenta en Twitter: “Se fue un grande. Murió Fidel. Viva Cuba! Viva América Latina!’’.
Luego dijo en su informe semanal que Fidel “había cumplido y de sobra, en demasía, su misión, liberar su adorada Cuba, demostrar que otro mundo es posible, luchar por la equidad, por la justicia social. Cuba está de luto, Latinoamérica está de luto, Fidel Castro muy probablemente fue el latinoamericano más influyente del siglo XX’’, agregó Correa. 
El presidente del Senado de Chile, Ricardo Lagos Weber, afirmó ayer que la delegación trasandina que viajará a Cuba para los funerales de Fidel Castro estará encabezada por él y por el presidente de la Cámara de Diputados, Osvaldo Andrade. Explicó, además, que de concretarse lo que habló con el Ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, “iría una delegación encabezada por el presidente del Senado, el presidente de la Cámara de Diputados y seguramente algunas otras personas que se van a sumar”, explicó a los periodistas. De esa forma se descartó la presencia de la presidenta Michelle Bachelet en el homenaje al ex presidente de Cuba. Los legisladores del conservador Chile Vamos desecharon la posibilidad de viajar hasta Cuba.
Quien también participará de los actos en honor a Castro será el rey emérito Juan Carlos I, que anunció su viaje a La Habana. Fuentes de la Casa del Rey confirmaron ayer que será Don Juan Carlos quien se desplazará a la ciudad cubana, en representación de España, para asistir el martes a uno de los eventos programados por el comité organizador de las exequias, una reunión que se prevé multitudinaria en la Plaza de la Revolución de La Habana. 
Una foto gigante del líder en la Sierra Maestra cubrió ayer la fachada de la Biblioteca Nacional ubicada en la Plaza de la Revolución, por la que hoy desfilarán miles de cubanos para decirle adiós a su comandante.
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...