Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

martes, 19 de enero de 2016

La paz traicionada


Carlos Velis



Después de largos años de lucha, sangre derramada, sufrimientos y sacrificios, se firmó la paz entre dos fuerzas beligerantes. Las ilusiones crecieron hasta el cielo. Los siguientes días fueron muy emotivos, los exiliados que regresaban, con sus nuevos conocimientos, sus proyectos, su amor atesorado por la patria.

Pero pareciera que los combatientes de ambos lados, solo ellos habían firmado la paz. En la sociedad, prevalecía la desconfianza, los dolores de las heridas todavía abiertas, los rencores seguían vivos. A pesar de tanto sacrificio para lograr la justicia social, la derecha mantenía el poder en todos sus estamentos, en especial lo económico, desde donde ahogaron toda iniciativa cooperativista de las zonas exguerrilleras. No aflojaron nada de los monopolios ni los oligopolios y nuestro país se convirtió en el paraíso de las franquicias extranjeras. Ni en los Estados Unidos son tan excluyentes y las franquicias tan invasivas.

Por su parte, el sector oligárquico de la comunicación, no esperó nada para lanzar su guerra mediática contra el proceso de paz. Desde el primer día, el periódico de la derecha más recalcitrante declaró una ofensiva descarada, más bien, indecente, asquerosa, contra dichos acuerdos, contra la reconciliación. Coordinado con los otros medios, TV, prensa, radio, se lanzó con todo, a la campaña sin tregua ni piedad. Algunos que se apartaron del esquema, fueron condenados a muerte lenta por inopia, al bloquearles toda pauta publicitaria. Agreguemos a esto, la censura a cualquier palabra que no encajara completamente en este esquema de beligerancia contra la paz.

Los ataques contra los movimientos sociales se desarrollaron impunemente, ya que, en esos momentos, no existía el control social que ejercen las redes sociales ni los medios alternativos. Coloreaban, torcían, desfiguraban los hechos a su manera. Son muchos casos los que podría citar, pero la lejanía con las hemerotecas de mi país, me lo impiden, por lo que acudiré a mi memoria.

Veamos el primer caso. Cerca de 1997, los desmovilizados de la guerrilla hacen una marcha hacia San Salvador para exigir sus demandas. Como es costumbre de los campesinos, y seguramente dándole una oportunidad al marco democrático pregonado por el gobierno, llegaron con su familia, incluidos los niños. La policía los reprimió brutalmente, sin respetar mujeres o niños, por igual. La versión de un mediocre periodista de televisión fue que los desmovilizados llevaban de escudo a sus niños, condenando fuertemente la manifestación y poniendo a la policía como víctima. Su recompensa fue ganar la alcaldía de una ciudad importante en el centro del país, de donde salió con graves acusaciones de corrupción.

Fueron varios los periodistas que salieron del monopolio de la comunicación a ejercer cargos públicos. Alcaldes, diputados, y hasta un presidente.

Segundo caso, el sospechoso hecho del asesinato de un estudiante a manos de un marero, por robarle su uniforme de escuela, el día anterior a la entrada en vigor de la Ley del menor infractor, la misma que fuera tildada de ley para suizos por el diario más recalcitrante. Casualmente, iba pasando por allí un fotógrafo del otro diario. Las fotos fueron impactantes.

La gente que simpatiza con la derecha, sigue llorando sobre los escombros de los puentes, mantiene el movimiento oligofrénico del pulgar nerónico mientras prometen tumba a todos los que no piensan como ellos. Repiten como loros, los apodos que su caudillo puso a los militantes de izquierda. No han desarrollado nada en todos estos años y lo más lamentable, se enorgullecen de eso.

Sin embargo, no fue la oligarquía comunicacional la única que traicionó el proceso de paz. En eso tenemos responsabilidad todos. Nosotros tampoco nosotros dimos la oportunidad a la reconciliación, no abrimos el corazón para el perdón, ni hicimos el esfuerzo de aceptar a nuestros hermanos marginados.

La izquierda se dedicó al juego burgués de las elecciones, se olvidó de cómo crecimos como organizaciones guerrilleras, en los momentos más difíciles de la guerra, cuando éramos unos pocos soñadores metidos a guerrilleros, con una pistola mal disimulada en la cintura. Fueron los círculos de estudio permanente, la labor de hormiga y el ejemplo de entrega y mística lo que abrió la conciencia a la lucha para el cambio. Tuvimos que romper el tabú de matar y de morir, en un pueblo, de suyo, conservador y cristiano.

En los momentos iniciales de la nueva etapa, nadie hizo el esfuerzo por cambiar los esquemas mentales, por reconstruir el respeto por la vida, la reconciliación. Seguimos revolviéndonos en odios y rencores del pasado, que nos impide ver hacia adelante.

La discriminación y exclusión social, no parte del gobierno, sino de nosotros mismos. Recordemos. Cuando los muchachos de las barriadas bailaban “breack dance” en las calles, fueron objeto de burla y escarnio por la sociedad que los vio de menos. No se intentó educar a nuestra gente a aceptarnos unos con otros; todo lo contrario, se mantuvo la discusión interna entre las organizaciones de izquierda. Se hizo una garduña por el poder.

La paz estaba planteada apenas. Había que construirla. Era muy difícil ir contra las políticas neoliberales impulsadas por el mismo gobierno, donde, como en las películas “Juegos del hambre”, nos lanzaron a matarnos entre nosotros mismos, pero algo se pudo hacer por nuestro proceso, que tanto nos había costado. Por lo menos, plantear una alternativa.

Ahora mucha gente dice que la guerra no sirvió para nada, añoran la dictadura de Martínez, el abuso de poder de la Guardia Nacional, se sienten traicionados por los políticos que, según ellos, no hacen nada, pero no hacen un acto de reflexión: “Qué tengo yo que hacer”; si al fin de cuentas, los políticos son mis vecinos, nacidos y crecidos bajo los mismos esquemas que nosotros. Son nuestros representantes, no más. Aquello de “padres de la patria”, no es cierto. Es solo una metáfora de que ellos son los que hacen las leyes. No tienen que mantener a nadie.

Y basta de reflexiones.

Pero antes de terminar, una advertencia. Los aires que soplan en el mundo, son muy peligrosos. Auguran una escalada del racismo, la intolerancia y la guerra. Hitler y Nerón están reviviendo y el caballo de Atila vuelve a cabalgar. Las huestes del viejo de la montaña han tomado los barrios e imponen su ley. Los Estados Unidos ya no son la solución, y tampoco se descarta una escalada fascista. Pero nuestra gente sigue viniendo. Sólo en Los Ángeles ya somos un millón y contando.

¿Todavía es tiempo de hacer algo? Por supuesto que sí. Siempre es tiempo, pero cada día que pasa, es más difícil.

La historia de dos mujeres que participaron en la guerra salvadoreña


"Su nuevo compañero, como hombre, tiene todo el derecho de tomar las decisiones del hogar" dice "Una mujer que un día anduvo en las montañas con una radio en una mano y un rifle semiautomático en la otra ...". Las dos historias de vida que nos relata Jocelyn Viterna ilustran el argumento que presentó en su artículo "Mujeres en la guerra: Quiénes ganan, quiénes pierden" publicado el 24 de febrero de 2014.
 

Por Jocelyn Viterna *



Roxana tenía nueve años, ella no comprendía cuando los otros niños en su pequeño caserío comenzaron a llamarla Sandinista. Tenia una noción vaga de que sus padres eran organizadores de un movimiento llamado FECCAS, pero tenía poca idea de lo que pasaba en esas reuniones. Sin embargo, recuerda con absoluta claridad la noche cuando por causalidad escuchó a sus padres hablar sobre la necesidad de salir dejando atrás sus pertenencias y de huir de la casa porque habían recibido amenazas a muerte. Era el año 1981; tenia trece años de edad. Recuerda que fue muy doloroso lo que escuchó.

"Les pregunté … si debía ponerme mi ropa nueva. Cualquiera—tú decides,' respondieron. Entonces me puse mis dos vestidos mejores y mi par de zapatos nuevos, unos 'Miss ADOC' que eran súper caros, ¡costaban cinco colones! Luego vestí a mi hermana pequeña…"

Roxana recuerda la gran dificultad de las noches siguientes. Tenía frío, estaba mojada y exhausta de caminar, y los mosquitos la picaron ferozmente. Le rogó a sus padres que regresaran a casa, pero sólo le dijeron que se callara, porque sus quejas podían alertar a los soldados de su presencia. Unos cuantos meses antes, en su propio vecindario, ella había visto a soldados que golpeaban a mujeres ancianas hasta matarlas, por lo que rápidamente se convenció de permanecer tranquila en silencio.

Tal como estaba previsto, Roxana y su familia pronto se unieron al ejército insurgente del FMLN y pasaron los tres años siguientes viajando con el Frente como "gente de masa", nombre coloquial que se daba a los civiles que vivían junto a la guerrilla. Su madre atendía a los enfermos y a los heridos en el campamento permanente del FMLN, y su padre se hacía cargo de los heridos que viajaban con las unidades armadas. Roxana ayudó con sus hermanos menores y con el trabajo médico, asistió a entrenamientos sobre cómo sobrevivir y participar en la guerra como “milicias” civiles.

En 1984, los cambios en las respuestas internacionales a la guerra civil Salvadoreña obligaron al FMLN a adoptar tácticas mas tradicionalmente asociadas con la guerra de guerrillas. En lugar de mantener grandes concentraciones de guerrilleros, el ejército rebelde comenzó a utilizar pequeñas unidades móviles de 5 ó 6 personas para lanzar ataques sorpresa contra el enemigo y luego retirarse rápidamente. Este cambio hizo imposible mantener una gran población civil cerca de sus campamentos de base, por lo que el comando del FMLN ordenó el traslado de ancianos y de mujeres con hijos a campamentos de refugiados. La madre de Roxana y sus dos hermanos menores se fueron en un camión a uno de esos campamentos. Sin embargo, Roxana y su hermana se quedaron con el FMLN, eran demasiado mayores para ir a los campamentos de refugiados. “Ya no era permitido quedarse con tus papás,” explicó. A los 16 años se separó de su familia y la enviaron a recibir entrenamiento formal como médico de guerra.

Durante los ocho años siguientes Roxana se convirtió, según sus propias palabras, en “una excelente enfermera, una de las mejores”. Pronto la asignaron a trabajar con la unidad móvil de las fuerzas especiales del FMLN, un nombramiento prestigioso, pero también uno de los más letales en la organización. Llevaba un arma y la usó cuando fue necesario. Durante esos ocho años tuvo cuatro compañeros diferentes, (compañeros de vida), los primeros tres murieron en batalla. Dio a luz a una hija en diciembre de 1987, y en enero de 1988 la puso en una guardería para hijos de combatientes ubicada en San Salvador. Roxana solicitó traslado a los comandos urbanos para poder visitar a su hija una vez cada quince días mientras mantenía su trabajo con el FMLN. Sin embargo, en 1989, cuando se acercaba la “ofensiva final”, dejó a su hija de un año con su madre y regresó al campamento guerrillero para asumir el mando de un hospital de campaña. Se quedó en esa posición, lejos de su hija, hasta que terminó la guerra en 1992. Luego fue desmovilizada formalmente a través de los acuerdos de paz auspiciados por las Naciones Unidas, recibió tierras, un préstamo y capacitación en producción Agrícola a cambio de su participación.

Hoy, Roxana vive en un pequeño caserío lejos de su hogar de infancia. Dirige la sede regional de una prominente organización feminista en El Salvador. Se ha desempeñado en varias ocasiones como miembro de la Junta Directiva de su Comunidad y fue elegida como miembro del FMLN (ahora partido político) del Concejo Municipal de su municipio. Ella y su esposo, un miembro de la policía local, comparten las tareas y gastos del hogar. Debido a sus apretadas agendas han contratado a una joven para que les ayude con las tareas domésticas. Claramente es líder en la política local, respetada tanto por hombres como por mujeres. Roxana atribuye directamente sus capacidades de liderazgo a sus experiencias durante la Guerra: "Las mujeres hicimos mucho en la guerra. ¿Como es posible que después de los acuerdos de paz, en un clima más tranquilo, no seamos capaces de hacer más?"

**********

Rebeca no recuerda la vida antes de la guerra. Cuando tenía tres años su familia comenzó a moverse entre su caserío natal y el monte. Cuando le pregunté qué hacían en el monte, me respondió con una palabra propia de los salvadoreños: Guindeábamos, que aproximadamente significa, “estábamos caminando constantemente para huir del enemigo.” "Viajábamos con la guerrilla a nuestro lado", continuó. "Ellos nos protegían. Nos cuidaban. Había veces que estuvimos ahí por diez días y luego tuvimos que regresar a casa, porque los soldados (salvadoreños) estaban desalojando a toda la gente de esas zonas."

Durante cinco años estuvieron viajando de ida y vuelta entre su casa y los seguidores que vivían "pegados" a los guerrilleros del FMLN. Sus padres apoyaron a la guerrilla, tanto desde su casa como desde el campamento guerrillero, cocinando o buscando suministros. Sus cuatro hermanos mayores y su hermana mayor se unieron formalmente a la guerrilla y los enviaron a combatir a otras zonas. Finalmente, en 1985, el FMLN envío a Rebeca y a sus ancianos padres al campamento de refugiados en Honduras, siguiendo las mismas órdenes de la guerrilla que habían trasladado los padres de Roxana a un campamento. A diferencia de Roxana, Rebeca era lo suficientemente joven para ir con sus padres; en ese momento no se esperaba que se uniera al FMLN.

Rebeca tenía suficientes alimentos en el campamento. Ya no tenía que huir para salvar la vida cuando los soldados se acercaban a la comunidad. Incluso asistió a la escuela con regularidad. Sin embargo, después de una infancia cambiando continuamente de lugar ante la presencia del enemigo, el campamento de refugiados hizo que se sintiera atrapada, insegura. Comenzó a albergar la idea de retornar a El Salvador y unirse a la guerrilla como su hermana mayor, a quien idolatraba — idea de que los reclutadores del FMLN que vivían en el campamento alentaban regularmente. Una noche, después de que soldados Hondureños rodearon el campamento y pasaron horas intimidando a los refugiados disparando al aire y amenazando con entrar y violar a las muchachas, Rebeca decidió regresar a El Salvador y luchar con el FMLN. Regresó con un grupo formado por cuatro chicas y dos chicos entre las edades de 12 y 16 años. Rebeca tenía 11 años, era la más joven, había estado en el campamento de refugiados solamente un año.

En el FMLN, Rebeca estaba encargada de operar la radio en una unidad de combate. Estaba orgullosa de haber sido seleccionada como operadora de radio en su primer trabajo debido a las habilidades que había demostrado durante su primer entrenamiento. A la mayoría de las jóvenes se les enviaba primero a ayudar en la cocina antes de trasladarlas a un trabajo mas prestigioso como operadora de radio. Rebeca menciona que estuvo en combate casi todos los días y que gozaba de sus experiencias. Cuando le pedí que compartiera conmigo su experiencia favorita en los campamentos de la guerrilla, respondió, "ir a combatir… me gustaba mucho cuando me enviaban en una patrulla, ya ves, para enfrentar a los soldados. Me gustaba pelear. No tenia miedo." Cuando le pedí que compartiera conmigo su peor experiencia, se esforzaba pensando en algo. "¿Mi peor experiencia?" repitió, haciendo una pausa. "No puedo pensar en ninguna," concluyó finalmente resolviendo el asunto con total naturalidad. "Vivíamos juntos como una familia… cuando no había operaciones militares en la zona, nos divertíamos mucho, simplemente jugábamos unos con otros. Gozamos mucho ahí …"

Rebeca conoció a su primer compañero en el campamento, en 1990, dejó brevemente la guerrilla para dar a luz a su primer hijo. Dos meses después dejó a su bebé con sus suegros en un caserío repoblado en El Salvador y regresó a los campamentos del FMLN. Su primer compañero murió poco después y en ultima instancia los padres de él criaron a su hija. Rebeca permaneció en el ejército guerrillero hasta que se firmaron los acuerdos de paz en 1992. Mientras estaba en la guerrilla se enteró de que sus cinco hermanos habían muerto en combate. Cuando pasó por el proceso formal de desmovilización, recibió un préstamo y capacitación agrícola, pero de acuerdo con la ley salvadoreña era demasiado joven para tener derecho a un título de propiedad. A pesar de la pérdida de sus hermanos y de su primer hijo, sigue convencida de que la guerra fue necesaria y se siente orgullosa de haber desempeñado un papel activo en la lucha por la justicia. Cree que su vida se hizo mas fácil cuando se unió a la guerrilla, y está contenta de que "por lo menos algunas personas que no tenían donde vivir, ahora tiene un donde vivir porque recibieron tierra. Estoy plenamente conciente de ello."

Hoy en día es difícil imaginar a Rebeca luchando con valentía en la batalla contra los soldados del estado. Ahora se dedica únicamente a criar a sus dos nuevos hijos y a las responsabilidades de las tareas domésticas. Se refiere al trabajo doméstico como su obligación como mujer. No participa en organizaciones o actividades de la comunidad. Asegura no tener interés político de ningún tipo. Cree que su nuevo compañero, como hombre, tiene todo el derecho de tomar las decisiones del hogar. Y no cree que es especialmente importante que el gobierno abra espacios políticos a las mujeres. Una mujer que una día anduvo en las montañas con una radio en una mano y un rifle semiautomático en la otra, en la actualidad rara vez va mas allá de su casa de ladrillo de dos habitaciones.

* Jocelyn Viterna es Profesora Asociada en el Departamento de Sociología de la Universidad de Harvard. Su último libro es Women in War: The Micro-processes of Mobilization in El Salvador (Oxford Studies in Culture and Politics, 2013).

Al son militar


Editorial UCA


A raíz del auto del 4 de enero emitido por el juez español Eloy Velasco, quien dirige el juicio contra 20 militares salvadoreños acusados de planificar y ejecutar la masacre en la UCA, se ha constatado que a 24 años de la firma de los Acuerdos de Paz no impera en El Salvador una cultura de respeto a los derechos humanos; se sigue protegiendo a los responsables de crímenes abominables. En su resolución, Velasco pide nuevamente la detención de 17 de los militares inculpados en el caso, a fin de luego solicitar la extradición. Ante ello, diversos sectores de la vida nacional han dado muestras de rechazo e incluso han llegado a justificar el crimen, lo que no solo deja mal parado a El Salvador ante la comunidad internacional, sino que muestra que se sigue avalando la actuación que caracterizó a la Fuerza Armada durante la guerra civil.

En este contexto, es conveniente destacar la postura que al respecto han tomado las autoridades militares y los partidos Arena y FMLN. La coincidencia es plena: todos han mostrado un desconocimiento del sistema internacional de protección a los derechos humanos y un irrespeto a los convenios suscritos por el Estado salvadoreño. En el caso de la Fuerza Armada, la costumbre ha sido siempre proteger a sus miembros, estén activos o en retiro; impera en ella un fuerte sentido corporativo que le llevar a cerrar filas ante cualquier señalamiento. Aunque esto es beneficioso para sus integrantes, atenta contra la credibilidad de la institución cuando implica proteger a acusados de delitos de cualquier índole. Y esta ha sido la tónica del Ejército a lo largo de su historia. Como dijo monseñor Romero en más de una ocasión, la Fuerza Armada se desacredita si no es capaz de aceptar los errores que cometen sus miembros y llevar ante la justicia a aquellos que violan la ley.

Aducir que se trabajaba en base a órdenes recibidas, que se estaba defendiendo a la patria de la subversión comunista no justifica de ningún modo el asesinato de los seis jesuitas y de Elba y Celina Ramos, ni ninguno de los crímenes contra la población civil que se cometieron en el pasado. De todos es conocido, está ampliamente documentado, que quien dirigió la guerra y definió las estrategias de combate fue la Fuerza Armada, que no se sometió al poder civil en ningún momento. Tampoco es razonable ni ético pedir el apoyo de la ciudadanía y de los políticos en la defensa de los acusados, cuando el Ejército mostró un total desprecio por la vida de la mayoría de los salvadoreños, a los que amedrentó y oprimió con actos que solo pueden ser calificados de terrorismo de Estado.

Hasta la fecha, la Fuerza Armada no se ha desvinculado de su nefasto pasado. 24 años después de la firma de los Acuerdos de Paz, no ha reconocido que durante el conflicto cometió crímenes abominables, mucho menos ha dado signo de arrepentimiento o mostrado alguna intención de pedir perdón a las víctimas y al pueblo en general. Similar actitud mantiene Arena. Aunque su actual presidente, Jorge Velado, afirmó hace poco que la masacre en la UCA es repudiable y condenable, un hecho abominable y vergonzoso desde cualquier punto de vista, luego se sumó a los que protegen a los responsables del crimen al decir que el juicio en España lesiona nuestra soberanía, poniendo así en entredicho las relaciones internacionales con dicho país y menospreciando nuestro ordenamiento y aparato jurídicos.

Igual de protectora de los acusados es la actuación del Ministro de Justicia y Seguridad, que en lugar de ordenarle a la Policía Nacional Civil que cumpla con su deber y proceda a la captura de los 17 militares, afirma que se debe consultar primero a la Corte Suprema de Justicia qué es lo que procede hacer. Esta consulta no se justifica bajo ningún concepto, pues la Sala de lo Constitucional reconoció en su sentencia del 24 de agosto de 2015 que las notificaciones rojas de la Interpol implican la captura de las personas perseguidas por la ley. Que el FMLN no se haya pronunciado al respecto es muestra clara de que aprueba la protección que se les está dando a los militares enjuiciados en España. Esta actitud y su historial de poca beligerancia en la defensa de los derechos humanos dicen mucho de su interés por la verdad y por la aplicación de justicia en los crímenes del conflicto armado. Esta posición del FMLN solo se explica desde un entendimiento con los militares y un pacto de no agresión entre ambos. Un pacto —en realidad, una camisa de fuerza— que le impide al partido de izquierda responder a las demandas de las víctimas de la guerra civil.

Todas estas posiciones difieren diametralmente de la del procurador para la Defensa de Derechos Humanos, David Morales, quien sostiene que “el asesinato de los sacerdotes jesuitas y las dos mujeres laicas constituye un crimen de lesa humanidad y un auténtico crimen de guerra”, y que, por tanto, “la Corte Suprema de Justicia debe ordenar la inmediata captura y extradición de quienes sean encausados como presuntos responsables de dicho asesinato”. Asimismo, el Procurador afirma que “las órdenes de detención internacional deben ser cumplidas de inmediato y sin dilaciones por las autoridades policiales salvadoreñas”.

Tanta protección para un grupo de militares encausados por un crimen de lesa humanidad solo se explica en una sociedad que sigue sometida al poder castrense, que siente temor ante el Ejército, que no ha sido capaz de poner los principios y valores de la democracia y el pleno respeto a los derechos humanos por encima de cualquier interés particular. En esto, pues, El Salvador sigue marchando al son militar.

Sánchez Cerén debe rodearse de gente con capacidad para hacer cambios



“Si usted no tiene inteligencia, voluntad y capacidad, por más que le den todos los millones que quieran, no se van a resolver los problemas del país”, dice Antonio Martínez-Uribe.
 
 
Gerardo Arbaiza
 
 
Antonio Martínez-Uribe, analista político. Foto D1/Gerardo Arbaiza.


El sociólogo y politólogo, Antonio Martínez-Uribe ve los próximos cambios en el gabinete de gobierno que anunció el presidente Salvador Sánchez Cerén, como una oportunidad para que el mandatario se rodee de personas que no solo tengan la voluntad de hacer transformaciones en el país, sino la capacidad de sacar adelante temas complicados como la criminalidad y la economía.

Sobre el problema de la criminalidad, Martínez-Uribe sostiene que este ha sido una acumulación de negligencias por parte de los gobiernos de turno y organizaciones políticas como sociales, y que su solución pasa por la “integración de toda la población a la institucionalidad del Estado”.

También considera que el problema no solo puede solventarse con recursos económicos, sino que con buenas ideas. “Es peligroso decir que no se tienen recursos, porque lo que se dice es que son tontos”, declaró el analista en esta entrevista.

Si bien confía en que el presidente Sánchez Cerén tiene toda la voluntad de hacer transformaciones sociales, Martínez-Uribe cuestiona unas declaraciones recientes del Secretario Técnico y de Planificación de la Presidencia Roberto Lorenzana, quien alega que el 2016 será el año en que “se va a preparar los cambios”.

Para el académico, el FMLN ya tiene más de cinco años en el gobierno y no puede decir que hasta ahora va a comenzar a preparar los cambios prometidos. Acá se plasman sus puntos de vista:

¿A qué cree que respondan los cambios anunciados por el presidente Sánchez Cerén en su gabinete y cómo evalúa la incertidumbre que estos han ocasionado en algunos funcionarios?

En lo personal creo que el presidente Sánchez Cerén tiene mucha voluntad de hacer cambios en el país, pero veo que hay que resolver dos problemas: la aptitud y la actitud. Es decir, no solo la voluntad de cambio, sino la capacidad de cómo hacerlo.

Creo que el presidente no solo debe tener la voluntad de hacer cambios, sino que debe rodearse de gente con la capacidad para hacerlos, y eso explica los posibles cambios que se puedan dar en el gabinete.

En esto del trabajo político, los tiempos son cortos y los procesos muy largos. Para el caso vemos que se han podido hacer revoluciones en varios países, pero la revolución no ha demostrado ser capaz de cambiar la sociedad, como en el caso de Cuba, donde el mismo Fidel (Castro) dijo que “este modelo no nos sirve para nada”, y vemos como Cuba vuelve a encontrarse con su gran enemigo imperialista (EE.UU), para poder solventar los problemas que le aquejan.

A su juicio, ¿qué le ha hecho falta al FMLN como partido en el gobierno para cambiar la sociedad?

Ahora estaba diciendo Roberto Lorenzana que “el 2016 es el año de la preparación de los cambios”, cuando el FMLN ya tiene más de cinco años de haber llegado al gobiern; no se puede decir que ahora van a preparar los cambios.

Una falla que ha tenido este gobierno del FMLN es que si se preparaba para gobernar el país debió haber tenido proyectos concretos en temas como seguridad pública. No tuvieron que esperar a llegar al gobierno para empezar a pensar cómo resolver dichos problemas.

Creo que el problema no es el ministro de Seguridad Benito Lara, porque me parece que está haciendo “la maldita” para poder cambiar la situación, lo que pasa es que el problema de seguridad es problema de Estado y es responsabilidad principal del presidente y para ello se deben atender otros problemas como salud, educación, medio ambiente, migraciones forzadas, entre otros.

El gobierno argumenta que los planes de seguridad están funcionando, pero las estadísticas delictivas demuestran lo contrario ¿Por qué cree que la violencia se ha recrudecido en el país, si el gobierno dice que la está combatiendo?

El combate a la violencia y delincuencia pasa en primer lugar por integrar a la población a la institucionalidad del Estado, y nuestra población está bastante desintegrada, lo cual se ha venido acumulando desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1992.

Otro problema que se dio es que por años, los distintos gobiernos y organizaciones privadas fueron negligentes con el problema de la violencia y se olvidaron de conceptos como el de la Seguridad Democrática, del que incluso hubo un acuerdo firmado por el presidente Armando Calderón Sol en San Pedro Sula en 1995, que contenía tratados para la lucha contra el terrorismo, el narcotráfico y la defensa de la persona humana, pero nunca se tomó en cuenta.

El primer gobierno de izquierda, presidido por Mauricio Funes, encontró el gran problema sin encontrar las políticas para combatirlo y esperemos que este gobierno pueda hacerlo.

¿Cree que el problema de la delincuencia es un problema de recursos económicos, tal y como lo plantean algunos funcionarios del gobierno y dirigentes del FMLN?

Esto es una cuestión que repite tanto la derecha como la izquierda y todos los sectores, pero los recursos económicos siempre han sido carentes y nuestro principal recurso es la inteligencia. Si usted no tiene inteligencia, voluntad y capacidad, por más que le den todos los millones que quieran, no se van a resolver los problemas del país.

Es peligroso decir que no se tienen recursos, porque lo que se dice es que son tontos. Creo que se debe replantear el presupuesto nacional, para hacer rendir mejor los recursos que se tienen.

El presidente Sánchez Cerén lanzó recientemente un llamado a ARENA para que se reintegre a la Comisión Interpartidaria que supervisa la OEA ¿Qué debe hacer el gobierno para que ARENA acepte dialogar sin el peligro de volver a abandonarlo?

El presidente debe hacerse acompañar por gente que no es del FMLN como se lo ha sugerido bastante gente; y si se habla de consensos, no me voy a poner de acuerdo con los que ya están de acuerdo conmigo, sino con los que no están de acuerdo. Ahora, mientras haya confrontación entre el FMLN y ARENA seguirá habiendo polarización.

Los amigos de los partidos políticos comentan que todos los partidos políticos deben ponerse de acuerdo, pero yo no creo eso, sino que son los dos principales y mayoritarios partidos con el mayor peso específico (FMLN y ARENA) deben ponerse de acuerdo e interpretar los intereses de los demás partidos.

Si ARENA y FMLN se pusieran de acuerdo, no sería necesaria la Interpartidaria, y con esto no está negando uno su naturaleza de izquierda y el otro su naturaleza de derecha. ¿Para qué necesitamos la interpartidaria si están las instituciones del Estado, como la Asamblea Legislativa?

¿Es legítimo que ARENA abandone la Comisión Interpartidaria, al alegar que el gobierno y el FMLN pretenden implementar una agenda totalitaria?

En esto de la política hay mucho de propaganda y hay excusas. Bien se dice que la guerra no se da por lo que se dice que se da, sino que lo que se dice es una justificación para hacer la guerra y creo que es lo que está haciendo ARENA.

Ahora, creo que el FMLN también está haciendo propaganda y creo que el presidente Sánchez Cerén no debió haber llamado a ARENA al diálogo durante el discurso de conmemoración de los Acuerdos de Paz, no lo hubiese hecho parte de su mensaje central, porque en el acto hizo falta toda la bancada de ARENA.

¿Cree que el llamado a ARENA a regresar a la Interpartidaria fue un llamado al aire?

Es un llamado que reconoce el peso de ARENA, porque de nada le sirve a FMLN estar reunido con partidos pequeños. A mi ver, es legítimo que exista una mesa bilateral entre ARENA y FMLN, de la que surjan compromisos bilaterales.
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...