Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

domingo, 24 de enero de 2016

Aporte a la lucha social que realizó el PRTC en la guerra civil salvadoreña






Francisco Martínez
Exdirigente sindical y de la Comisión Política del PRTC
 
 

Por lo general, cuando nos referimos a la guerra civil salvadoreña, nos referimos en exclusiva a las fuerzas militares enfrentadas, a los agrupamientos guerrilleros enfrentados a las fuerzas del régimen dictatorial.

Eso lleva a dejar en un segundo o tercer plano, la acción de las organizaciones sociales, de los sindicatos, de las cooperativas, de las asociaciones campesinas, de pobladores comunales y de tugurios, de las comunidades cristianas de base, de los pequeños comerciantes, de los profesionales y técnicos, de los intelectuales; sin la cual no podía ser posible crear la fuerza militar guerrillera y terminar con la oscurantista dictadura militar. La fuerza guerrillera surgió de la lucha social.

En el caso particular del Partido de los Trabajadores Centroamericanos, cuya consigna distintiva fue “Combatir hasta Vencer…Por Centroamérica, la Liberación y el Socialismo”; su aporte, en organización social puede vincularse históricamente con la labor política desarrollada por el Dr. Fabio Castillo Figueroa, quién en 1944 integró el Comité de Huelga que impulsó la huelga de brazos caídos, acción que culminó con la caída del dictador Maximiliano Hernández Martínez. En el año sesenta, integró la Junta de Gobierno Cívico-Militar, asumió el ministerio de educación; esté gobierno fue derrocado tres meses después por un golpe militar que instaló una junta de civiles y militares que restauró el régimen de dictadura militar de nuevo tipo, donde fue “elegido” presidente como candidato único José Antonio Rodríguez Porth, el que, a finales de los años ochenta fue nombrado por Cristiani ministro de la presidencia.

En 1966, Fabio Castillo Figueroa, como candidato presidencial por el Partido Acción Renovadora (PAR), se lanzó en franca ofensiva política contra las fuerzas conservadoras y reaccionarias poniendo en el centro de la campaña la educación y la reforma agraria.
 

Esta acumulación histórica se trasladó a la lucha social particularmente a la acción reivindicativa del magisterio nacional, la huelga de maestros de febrero de 1968 marcó el quiebre histórico de la lucha social y sus formas de lucha, este quiebre es trascendental porque, los maestros pasaron de acciones locales a una fuerte movilización nacional, los maestros pasaron de solo plantear sus demandas contra el incremento de años para jubilarse, por mejores salarios y por mejores condiciones de trabajo, pasaron a visibilizar las precarias condiciones en que vivían las mayorías en el país. La huelga magisterial, fue un foro permanente de denuncia, movilización, solidaridad y estímulo para el crecimiento organizativo. Importante figura, de esta acción social del magisterio fue nuestro compañero profesor José Mario López, fundador y primer secretario general de ANDES 21 de Junio, también fue representante en el FAPU, nuestro recordado e imperecedero Comandante “Venancio Salvatierra”.

En la acción estudiantil, es importante destacar la huelga de los estudiantes de las Áreas Comunes de la Universidad Nacional, y la acción solidaria de las facultades de Medicina y de Jurisprudencia y Ciencias Sociales; destaca en la huelga la figura del en aquel entonces Br. Francisco Jovel, nuestro Comandante Roberto Roca, Vice-Presidente de la AGEUS, quién fue el presidente de la Huelga. Esta acción fue clave para el papel que jugaría la Universidad en el proceso social de los años 70 y 80. Además, fue un rompimiento con el conservadurismo reformista y electoral del Partido Comunista, que promovía la transición pacífica al socialismo y que incluso había llamado a la juventud y al estudiantado a unirse al ejército de la dictadura salvadoreña para pelear contra el ejército hondureño en la guerra de julio del 69, ejército que al igual que en El Salvador ejercía el gobierno dictatorial de nuevo tipo en función de los intereses de la oligarquía agro-exportadora, la política imperialista del gobierno de los Estados unidos y el estamento militar hondureño.

En la primera mitad de los años setenta la acción organizativa se desarrolló, clandestinamente, como Organización Revolucionaria de los Trabajadores (ORT), y desde la acción ilegal de masas como las Ligas para la Liberación (LL), creando lazos con sectores campesinos, estudiantiles de secundaria, líderes obreros, comunidades cristianas.

El proceso de acumulación social desarrollado a nivel nacional y el esfuerzo regional, llevó a la constitución del PRTC, el 25 de enero de 1976, como una organización regional de partidos con estrategia política militar. Se celebra el primer congreso, en Costa Rica, a la que asisten delegados de casi todos los países de la región. No obstante el gran paso adelante que significaba crear una organización regional centroamericana, esa estructura regional, condicionó y limitó el crecimiento organizativo del PRTC en El Salvador, en un momento en que se vivía un auge de la lucha social y guerrillera urbana; no fue sino, hasta 1978, después de realizado el II Congreso del PRTC en Honduras, que se desata la acción organizativa al dar la línea de organizar la Brigadas de lucha popular, organizándose los Pioneros de Liberación Popular (PLP), los Comité de Bases Obreras (CBO), las Brigadas de Trabajadores del Campo (BTC), las Brigadas Revolucionarias de Estudiantes de Secundaria (BRES). Es determinante, en esta dirección, el papel de Mario Lungo (Cte. Matilde Urrutia o José Trinidad), Humberto Mendoza, Luis Díaz, Francisco Veliz (Manuel Hernández), Francisco Jovel (Cte. Roberto Roca) y Mario López (Cte. Venancio Salvatierra). En 1979, se crea el Movimiento de Liberación Popular (MLP), nuestra expresión aglutinadora de las organizaciones extra legales de masas, su primer Secretario General fue Luis Adalberto Díaz.

 
A nivel obrero, en los CBO es importante el aporte de Luis Díaz y de Humberto Mendoza, así como de Maxito, Alfredo Torres, en los sindicatos textiles, de transporte, SETA y otros.

Las BRES, con sus díscolos chico bonche, desarrollaron gran actividad. Recuerdo las tomas en la ENCO, EL ITI, el INFAMEN y el TERCIFRAMEN, la propaganda en los colegios del centro de San Salvador y en San Vicente. Dionisio, Chepito men, Patricio, Gustavo, fueron sólo algunos de sus cuadros.

Me vinculé a las BRES en el 79, un profesor de secundaria de apellido Cruz nos inició en las reflexiones bohemias, era un muchacho saliendo de la adolecencia, pero con muchas inquietudes sociales. Recuerdo que fuimos a la actividad de lanzamiento del MLP en la entrada principal de la UES, luego se vino el golpe de estado y el agravamiento de la crisis.

En lo personal, siempre he estado vinculado a las luchas obreras, en mi casa era atento escucha de los debates de los dirigentes sindicales de las Fábricas Delicias, Etiquetas y Elásticos, Guantesa, IMES, quienes llegaban a comer al comedor de mis padres.

A nivel campesino, las BTC desarrollaron importante trabajo organizativo por tierra para quien la trabaja; así, se desarrollaron acciones como la toma de la Hacienda Valle Verde, en suchitoto; la COPAL, en Jiquilizco.

A nivel de comunidades, es importante el trabajo desarrollado por los compañeros, Sebastian Guevara, los padres Alas (Chencho e Higinio), Miguel Ángel Alvarado (Cte. José Juan), Cte. Nidia Díaz, Oscar Miranda (Cte. Miguel Mendoza).

Como se reflexionaría después, perdimos tiempo valioso en la organización social, tuvimos que esperar a 1980 para disolver el PRTC como estructura regional y constituir los PRTC por país, de los que fueron exitosos el PRTC- de Honduras extinguido a finales de los ochenta, el PRTC de Guatemala disuelto en 1983 y el PRTC de El Salvador, que disolvimos en 1995, para integrarnos al esfuerzo unitario electoral del FMLN. Partido del cual, muchos fuimos expulsados o excluidos, debido a las políticas sectarias y hegemonistas en sus círculos dirigentes.

El PRTC, en principios de los ochenta, al inicio de la guerra civil, ya no pudo trascender su estructura social aglutinada en el MLP a estructuras más tradicionales y permanentes de lucha social, las estructuras nucleadas en las BRES, las BTC, los CBO, que habían sido muy exitosas en su accionar sectorial, así como las comunidades campesinas que influenciamos en la zona de cerros de San Pedro, San Vicente y Cabañas, en Mirandilla y el Cereto, en Suchitoto; en Tierra Blanca y la Carrera, en Jiquilisco, en los alrededores de Berlín y San Agustín, en Usulután; Nuevo Edén de San Juan, en el Norte de San Miguel; así como los estudiantes universitarios, los intelectuales y otros grupos organizados, frente a la represión de la dictadura y a la consigna de guerra popular a la dictadura, se incorporaron a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Liberación Popular FAR-LP, el brazo armado del PRTC.

La gran movilización del 22 de enero de 1980, fue el evento cúspide del accionar social de aquella coyuntura histórica, el MLP se movilizó concentrando su fuerza social en la Segunda Calle Poniente, la que está frente a la entrada de la 25 Av. Sur del Parque Cuscatlán y la 21 Av Sur para incorporarse a la marcha en la Calle Darío; a partir de ahí, la movilización y acción social gradualmente decayó frente a la creciente e indiscriminada represión criminal de la dictadura contra los sectores sociales, que se cobró la vida de Monseñor Romero, de las Monjas Norteamericanas, de Luis Adalberto Díaz, de los dirigentes del FDR y de miles de ciudadanos señalados como opositores al gobierno. Después de la ofensiva general de enero de 1981 se entró en un reflujo general de masas.

En el proceso de reactivación de la lucha de masas, posterior a la gran represión del 80, el PRTC movilizó y promovió cuadros para ser un actor destacado en el resurgimiento de la lucha popular, retomar las calles y ampliar la base social y la incidencia política del pueblo.

Entre 1982 y 1983 se retoman los contactos con cuadros sobrevivientes del MLP y otros que se quedaron descoordinados. Es clave el esfuerzo de Nidia, Petra, Vanessa, Verónica, Graciela, Diego, Gerónimo, Camilo Rosales, para reestructurar la red social para el movimiento de masas, se activan las viejas estructuras de CBO y se aprovecha la legalidad asumiendo cargos directivos en sindicatos, así se retoma nuestra acción en lo urbano al retomar las directivas sindicales en los sindicatos de Hilaturas en Apopa y de Maidemform en Soyapango, en el SETA en coordinación con otras organizaciones, se retoma la acción de masas en los frentes en Guazapa se crea la Organización de Mujeres; en Usulutan se crea la Organización Campesina de las Salinas, otros compañeros y compañeras se involucran en las cooperativas del sector reformado, en FESACORA, en FEDECONSUMO. Movilizamos a nuestros compañeros en Betania para la zona sur de San José Villanueva.

En el 84, nuestros compañeros en ANDA fueron parte importante de las huelgas de solidaridad y frente a la campaña antisindical del gobierno en alianza con el Instituto Americano del Sindicalismo Libre; en septiembre-octubre del 85 fuimos parte activa de la jornada de huelgas que se impulsó, como parte del esfuerzo político militar, en que se planteó la libertad de los presos políticos y se replanteó la solución negociada a la guerra; sostuvimos una huelga de 27 días en Hilaturas, en Apopa, y paros en Maidemform, participamos en ANDA, el ISSS, iniciamos ya nuestra inserción en los esfuerzos unitarios, éramos parte de la Coordinadora de Solidaridad de los Trabajadores (CST).

En 1986 participamos en el proceso de organización y lanzamiento de la UNTS, esfuerzo al que nos incorporamos con dirigentes hasta octubre, ya que con la muerte de Graciela, en Guazapa, al pisar una mina, luego de una reunión unitaria en el campamento de Rebeca (Lorena Peña) de las FPL, se atrasó nuestra comunicación frente-metro, y no se logró coordinar con los otros compañeros del frente, para trasladarles los nombres de nuestros cuadros para el Comité Ejecutivo.

Como resultado de la huelga en ANDA, 237 compañeros fueron despedidos, con gran parte de ellos y otros colectivos de despedidos de Refinería de Azúcar, de Hospital Policlínica, del transporte, constituimos el CODYDES; que terminó siendo nuestra estructura miliciana urbana, de choque. Legalmente compartíamos la FESTIAVTSCES con los compañeros del PCS, incluimos cuadros en FENASTRAS, lo que nos daba un importante espacio de organización social.

Continuamos nuestro esfuerzo de ampliación, organizamos el sindicato en Textiles Guazapa, creamos estructura en la fábrica IUSA, en INSINCA, en el sindicato avícola, del sindicato de pesca, en el INJIBOA, empezamos a coordinar con maestros, trabajadores del seguro social, del IRA, del MOP, de Turismo, del CNR, y de Agricultura. Asumimos, la dirección del Sindicato de Periodistas. Reactivamos el esfuerzo estudiantil en la UES, en sicología, química y farmacia y en economía.

En el campo se constituyó la Asociación Comunal Campesina (ACC), se formó el Movimiento Salvadoreño de Mujeres y el Movimiento Salvadoreño de Cipotes, constituimos después del terremoto de octubre del 86, diversos comités de damnificados en la Tikal y Popotlán, en Apopa, y en las San Antonio y la 10 de octubre de San Marcos.

Nuestra presencia organizativa fue reconocida por el resto de organizaciones, lo que nos permitió coordinar en diferentes instancias como el CPDN.

En el 88, como parte de la Contraofensiva Estratégica se lanzó el Plan Fuego, eso implicaba para las estructuras sociales redoblar esfuerzos, así se crea con las estructuras más radicalizadas el Movimiento Pan, Tierra, Trabajo y Libertad, en cuya dirección se designó a Balmore Arévalo. CODYDES fue nuestra estructura para ese esfuerzo, el accionar de piquetes de los CODYDES era casi a diario, recuperaciones de armas, propaganda armada, sabotaje al transporte de productos y pasajeros, además de ser el cuerpo de seguridad para las movilizaciones populares de esos años.

En el 88, en un esfuerzo por acompañar nuestros objetivos militares organizamos a pobladores del Jute, en La Libertad; fortalecimos la organización de San Juan Buenavista, en Villanueva, y abrimos redes de trabajo en Rosario de Mora. Se retomó la actividad organizativa en Suchitoto, en el Cereto y el Barío; también en San José Las Flores y la periferia de Tonacatepeque, para acompañar el retorno de tropas de las FAR-LP para el esfuerzo ofensivo de noviembre de 1989.

En el 89, el PRTC, había completado su ciclo de fortalecimiento y ampliación interno y desarrollo del frente externo, había asegurado militarmente territorios, desarrolló una amplia estructura de organización social. En general, estábamos listos para nuestro aporte al esfuerzo ofensivo que se planificaba.

Si bien en abril del 89, sufrimos un duro revés al caer, debido a una traición, nuestra principal bodega de armamento; y sufrimos, por la misma causa la muerte de muchas decenas de compañeros. Además, fuimos capturados diversos dirigentes de las distintas estructuras. Este fue un golpe muy duro a nuestros planes, pero no nos desalentó en nuestra convicción de lucha y entrega.

Nos recompusimos de un golpe, que a cualquier otra organización hubiera derrotado, pero a pesar de que perdimos capacidad logística, nos multiplicamos, cada cuadro se convirtió en un solucionador de dificultades, así nos preparamos y participamos victoriosos en la ofensiva de noviembre del 89.

A diferencia de los años 81 y 82 donde se sufrió el reflujo de masas, esta vez, ya en enero de 1990, sólo 2 meses después de la ofensiva, estábamos reorganizando el trabajo social, aperturando locales para las organizaciones, recuperando el debate público y las calles.

Posterior a la ofensiva, nuestro trabajo organizativo consolidó el trabajo organizativo acumulado y amplio nuevos esfuerzos en el occidente y en el norte de La Libertad, desarrollamos el trabajo de la repoblación de Gualcho, de las comunidades de la costa en Usulután, del norte de San Vicente y del sur de Cabañas. Se creó el Centro de Derechos Humanos Madelaine Legadec, la Coordinadora de Repobladores CORESA y la Asociación Campesina de Occidente ACCO.

Intentamos hacer una alianza con los compañeros del MNR, de Guillermo Manuel Ungo, al final debido al cobarde asesinato de Francisco Veliz (Manuel Hernandez) y de Mario López (Venancio), este esfuerzo se abandonó.

Nuestra organización creció particularmente en el Occidente, donde competíamos de tú a tú con las FPL; y también crecimos en San salvador. Nuestra gente estaba en 14 de los 19 municipios del Departamento; en La Libertad desarrollamos un importante esfuerzo en el Norte, en Santa Tecla, en Zaragoza, Ciudad Arce, Lourdes San Matías, Huizucar, Villanueva y en el Puerto. Fortalecimos el trabajo político en el Norte de San Vicente; en Sensunte y Victoria, en Cabañas; en Usulután, en Berlín, Santiago de María, Nueva Granada, Jiquilisco, Puerto El Triunfo. A pesar de ese crecimiento político social, iniciamos desde 1993 un proceso de “vaciado” del PRTC y fuimos pasando todo el esfuerzo al FMLN electoral, hasta que en 1995 se decidió disolver el PRTC y entregamos nuestra bandera.

Sirvan estas notas para que los viejos camaradas y los nuevos luchadores sociales conozcan parte de los aportes del PRTC en el terreno de la lucha social, gremial y política extra legal de masas y su contribución en ese terreno a la derrota de la dictadura militar de nuevo tipo que oprimió nuestro país desde 1931; en alianza con otros grupos de luchadores sociales derrotamos una dictadura, ese esfuerzo heroico de miles de compañeros del PRTC fue la contribución que abrió el espacio para construir un nuevo país en democracia y libertad.

YO LO MATÉ. CRÓNICA SILENCIOSA DE LA VERDAD Y LA JUSTICIA


Enfoque Jurídico 
 
 

EL PERFUME AMARGO DE LA MUERTE.

Se acercaba la noche, para Romero la oscuridad que viste el final de un día se convertían en temores, en esos temores que nacen por la calidad de humanos que tenemos, las amenazas por callar su voz se habían convertido en el insomnio rutinario que ni el cansancio más profundo podía quitar, de hecho un par de aguacates caídos en el techo de su habitación ubicada en el Hospital de la Divina Providencia, producto del juego de las ardillas, se volvían anécdotas valientes, que contaba a las monjas y a su amigo Salvador Barraza, luego de la oración que acompañaba el alba.

Ya en febrero de mil novecientos ochenta, el Arzobispo de San Salvador había sido sujeto de una serie de amenazas de muerte, a tal punto de solicitar a sus colaboradores no acompañarlo en sus salidas, para evitar que corriesen riesgos innecesarios.

El nueve de marzo de mil novecientos ochenta, en la Basílica del Sagrado Corazón de Jesús, Monseñor Romero ofició una misa por la memoria de Mario Zamora, quien fuese Procurador General de la República, asesinado quince días antes en su domicilio, sólo a horas después de que el ex-Mayor de la Guardia Nacional, Roberto D’Aubuisson, quien dirigía en ese momento el Frente Amplio Nacional (FAN), lo acusara públicamente de ser miembro de grupos subversivos. Sin embargo éste no era el día en que las homilías de Oscar Arnulfo serían silenciadas, pues el día lunes 10 de marzo de 1980, se encontró tras el púlpito, un aparato explosivo fabricado con 72 candelas de dinamita comercial camufladas dentro de un maletín color negro, colocado entre dos pilares del Altar Mayor.

El olor a muerte cada vez era más común alrededor de las vivencias de Monseñor Romero, hombre humilde, callado, que se exponía en sus homilías al denunciar las injusticias que se cometían por parte de la Fuerza Armada que ya manejaba y controlaba el gobierno, esa exposición fruto del amor por los más desprotegidos, por los pobres, que escuchaban en sus prédicas notas de esperanza al encontrar a alguien que velaba por sus intereses, como un padre lo hiciere por sus hijos.
 
LA PRENSA, CÓMPLICE NECESARIO DE UN ADIÓS.

Mientras tanto, los medios de comunicación mantenían una fuerte campaña acusándolo de terrorista y subversivo, se leía en sus páginas “un arzobispo demagogo que estimuló desde la Catedral la adopción del terrorismo” y todo porque en sus homilías exponía graves violaciones de los derechos humanos cometidas por las fuerzas de seguridad del Estado.

Casi se cumplía un año de la muerte de doña Sarita, madre de Jorge Pinto, un periodista amigo de Monseñor Romero, quien habría publicado en los periódicos la celebración de la misa de su madre para el lunes 24 de marzo (1980), en la capilla del Hospital de la Divina Providencia, misma que sería oficiada por el Arzobispo de San Salvador.

Sor Luz Chuevos, directora en ese momento del Hospital, el 23 de marzo de 1980, observó el anuncio de la celebración de la misa de la madre de Jorge Pinto, mismo que le pareció imprudente por las amenazas a las que se veía expuesto su Pastor, recomendándole a Monseñor Romero no celebrar la misa, quien le respondió “Me he comprometido, si no ha llegado mi hora no me pasará nada. Pero si algo pasa, estoy en las manos de Dios”.
 
LA PLANIFICACIÓN DEL VENENO Y LA SERENIDAD DEL FINAL.

En la mañana del 24 de marzo de 1980, 24 horas después de haber suplicado a los militares salvadoreños que cesaran la represión, el ex-Mayor Roberto D’Aubuisson, el ex-Capitán Alvaro Saravia y Fernando Sagrera se reunieron en casa de Alejandro Cáceres, en San Salvador. Llegó el Capitán Eduardo Ávila, quien se había enterado que el Arzobispo Romero oficiaría una misa ese mismo día, opinando que ésta era una buena oportunidad para asesinarle. El ex-Mayor D’Aubuisson ordenó que se hiciese y responsabilizó al ex-Capitán Saravia del operativo.

Mientras tanto, Monseñor Romero en horas de la mañana, se reunió con el sacerdote del Opus Dei, Fernando Sáenz Lacalle, era la tercera vez que planeaban hacer un charla entre ellos una vez que se había ordenado Arzobispo de San Salvador, pero por las múltiples ocupaciones de Romero no se había podido realizar. Sí, mientras el ex-Mayor Roberto D’Aubuisson planificaba el veneno mortal en contra de Romero, el Arzobispo junto a Sáenz Lacalle y tres personas más se dirigían hacia el mar, específicamente a un centro de la pastoral juvenil, el motivo, estudiar un documento de la Congregación Vaticana para la Educación y los Seminarios.

Al llegar a la playa la casa estaba cerrada, y quien la cuidaba había entendido, que era hasta el día martes que iban a llegar los sacerdotes; fue así que Fernando y Óscar se subieron a un tapial, saltando el jardín para abrir la puerta para que entraran los demás sacerdotes, ambos riendo por lo que hacían, disfrutando como niños inocentes, olvidando el contexto en que vivían.

Al observar las condiciones para realizar la muerte anunciada, y poner claros todos los requerimientos malignos, el capitán Ávila se comprometió a contactar por medio de Mario Molina a un francotirador.

Romero junto a los cuatro sacerdotes se sentaban bajo la sombra de una palmera a estudiar el documento. Unos al finalizar se bañaron en el mar, Monseñor prefirió dar un paseo por la playa, caminando tranquilo, con la serenidad de tener a Dios como su protector. Llegó la hora del almuerzo, un mantel sobre la yerba y luego, Romero se acostó en una silla de playa y durmió unos minutos. Al despertar, como quien camina hacía su calvario, les invitó a los sacerdotes a llevarlo al Hospital de la Divina Providencia porque tenía un compromiso… Y así fue!

Romero llegó en horas de la tarde, habló con Salvador Barraza y le encargó preparar fuera de Catedral la plataforma para la ceremonia del Domingo de Ramos. Luego a las cuatro de la tarde se dispuso a ver a su confesor.

EL Capitán Saravia salió de su residencia a las cinco de la tarde, solicitándole a Amado Antonio Garay, que manejara un vehículo color rojo de cuatro puertas, marca Volkswagen; el parqueo del Hotel Camino Real sirvió de punto de encuentro antes de dirigirse a la Capilla. En ese lugar un francotirador barbado, como de unos veinticinco años de edad, bien parecido, alto, delgado, pelo liso con entradas en la frente, junto con el arma asesina ingresó al carro rojo, que conducía Garay.

Garay siguió a un vehículo que iba adelante hasta llegar a un portón negro, ahí el individuo barbado que iba en el asiento trasero, con voz fría como el insensible viento que paraliza en el desierto, le dijo que cruzara a la izquierda y entrara a dicho portón, que dejara de seguir el vehículo que iba adelante; al cruzar se incorporaron a una calle adoquinada que conducía a una iglesia, pasaron primero frente a la casa donde Óscar grababa sus pensamientos, hasta pasar frente a la capilla, el francotirador le dijo que diera vuelta al carro, obedeciendo Garay, luego éste detuvo el vehículo como a unos tres o cuatro metros antes de llegar frente a la Iglesia, el francotirador le dijo: “No, párese frente a la Iglesia”.

El carro avanzó unos metros y quedó justo frente a la capilla, justo frente al altar, el hombre barbado sosteniendo un fusil con ambas manos, con dirección al lado derecho de la ventana trasera del vehículo a punto hacia el profeta, ahí momentos antes de la consagración, una voz temerosa, de un sacerdote humilde, pero con un gran corazón exclamaba: “Con fe cristiana sabemos que en este momento la hostia de trigo se convierte en el cuerpo del Señor que se ofreció por la redención del mundo y que en ese cáliz, el vino se transforma en la sangre que fue precio de la salvación. Que este cuerpo inmolado y esta Sangre Sacrificada por los hombres nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo, no para sí, sino para dar cosechas de justicia y de paz a nuestro pueblo. Unámonos pues, íntimamente en fe y esperanza a este momento de oración por Doña Sarita y por nosotros…” Escuchándose una explosión, ruido que ponía el punto final en la vida de Romero, por lo menos en este mundo, Óscar Arnulfo Romero, fue asesinado a las 6:25 minutos del día 24 de marzo del año de 1980, con un disparo al corazón. (Escuchar audio últimas palabras de Monseñor Romero)
 
 
 
“””Con fe cristiana sabemos que en este momento la hostia de trigo se convierte en el cuerpo del Señor que se ofreció por la redención del mundo y que en ese cáliz el vino se transforma en la sangre que fue precio de la salvación. Que este cuerpo inmolado y esta Sangre Sacrificada por los hombres nos alimente también para dar nuestro cuerpo y nuestra sangre al sufrimiento y al dolor, como Cristo, no para sí, sino para dar cosechas de justicia y de paz a nuestro pueblo. Unámonos pues, íntimamente en fe y esperanza a este momento de oración por Doña Sarita y por nosotros…”””

El ejecutor del crimen y el chofer retornaron al mismo sitio de donde salieron con el vehículo color rojo, en el lugar esperaba el Capitán Saravia, al verlo el sujeto barbado le hizo una venía con la mano derecha y dijo: “Misión Cumplida”.

En la capilla del Hospital Divina Providencia, había un mar de gritos, al caer Monseñor a los pies de Cristo crucificado, el señor Pedro N. Martínez auxilió al Pastor para conducirlo a un Centro Asistencial, esto le valió para que una fotografía que retrataba ese momento, llegase a manos equivocadas.
 
CIENTO CATORCE DÓLARES POR UN PASTOR CALLADO. COMPLICIDAD DEL ESTADO, CSJ Y FGR

Este caso llegó a competencia del Juez Cuarto de lo Penal, Atilio Ramírez Amaya, quien advirtió “omisiones premeditadas de parte de los servidores de la justicia”, encaminadas a “encubrir el asesinato desde el principio”. Lo anterior lo concluyó pues la Sección de Investigaciones Criminales de la Policía Nacional, en el asesinato de Monseñor Romero, llegaron cuatro días después de ocurrido el hecho y no proporcionaron al tribunal ningún dato ni prueba de una investigación del crimen. Lo mismo ocurrió con la oficina de la Fiscalía General de la República; el Fiscal llegó a la escena del crimen hasta el 28 de marzo, debido a las instrucciones de presentarse a las diligencias por parte del Juzgador.

En la autopsia del cadáver del Arzobispo de San Salvador se extrajeron de la caja torácica tres esquirlas para su estudio, por su peso, la Policía Nacional confirmó que el proyectil era de calibre 22, sin embargo, esta diligencia no constó en el expediente judicial, así como tampoco constan las radiografías del tórax tomadas durante la autopsia.

Tres días después del asesinato, el ex-Mayor D’Aubuisson ordenó la entrega de 1.000 colones a Walter Antonio “Musa” Álvarez quien, junto con el asesino de barba, recibió el pago correspondiente.

Las acciones maléficas por borrar o desaparecer la verdad continuaban, en casa del Juez Cuarto de lo Penal, Atilio Ramírez Amaya, la empleada doméstica, María Hernández, permitió la entrada a dos jóvenes desconocidos que dijeron llegar de parte de una persona a quien el Juez buscaba. Atilio Ramírez Amaya, sospechaba de un atentado, llegó ante los desconocidos con una escopeta. Uno de ellos sacó una metralleta, el juez levantó la escopeta para dispararle, lo que no pudo hacer porque la señora Hernández había quedado entre él y los desconocidos. Los jóvenes aprovecharon para huir, pero antes dispararon varios tiros, uno de ellos hirió a la empleada en la cadera. Tras el atentado el Juez Ramírez Amaya presentó su renuncia y abandonó el país.

El 13 de abril de 1980, 20 días después de haber presenciado la ejecución de Monseñor Romero, y haberle ayudado a cargarlo para llevarlo al hospital, la foto que retrató ese momento, fue su sentencia de muerte, Pedro N. Martínez, desapareció, y no fue encontrado, dicha desaparición del testigo no se investigó debidamente.

El 7 de mayo de 1980, en un allanamiento a la finca “San Luis” en Santa Tecla, fueron capturados doce militares y doce civiles, entre ellos el Mayor Roberto D’Aubuisson, a quienes se acusó formalmente de conspirar para derrocar al gobierno. En el allanamiento se incautaron varios documentos, entre ellos una agenda perteneciente al Capitán Álvaro Rafael Saravia y dos listas con nombres de miembros de la Fuerza Armada salvadoreña.

La agenda de Saravia aporta varios datos relevantes respecto al asesinato del Arzobispo de San Salvador. La misma contiene referencias a compras y entregas de numerosas armas y municiones; conforme al peritaje balístico ordenado por el Juez Ramírez Amaya, varias de ellas correspondían al tipo utilizado en el asesinato. Ciertos nombres de personas contra las cuales existían indicios de haber participado en la planificación, designación, ejecución o encubrimiento del asesinato, aparecían en forma reiterada. También aparecen referencias sobre el chofer Amado Garay, quien transportó al asesino, así como los recibos por gasolina para el vehículo rojo, a disposición del Capitán Saravia, desde el cual se perpetró el asesinato. La agenda nunca fue agregada formalmente al caso de Monseñor Romero.

El 5 de julio de 1980, cuatro meses después del asesinato de Monseñor Romero, la Oficina del Socorro Jurídico en El Salvador fue allanada. El hecho habría sido ejecutado por integrantes de los cuerpos de seguridad, quienes sustrajeron los expedientes del caso de Monseñor Romero, incluyendo testimonios que involucraban a la Fuerza Armada en el asesinato, así como otras evidencias importantes.

Walter Antonio “Musa” Álvarez fue secuestrado en el mes de septiembre de 1981, las investigaciones apuntan que el motivo fue porque conocía la identidad del asesino, lo que podría implicar ya sea al asesino o a Saravia, entre otros, en el asesinato del Arzobispo de San Salvador; se le encontró muerto poco tiempo después.

Roberto D’Aubuisson participó en una transmisión televisiva durante la campaña para las elecciones presidenciales, en marzo de 1984, en la que presentó una confesión grabada por un supuesto comandante del FMLN. En la grabación, el supuesto comandante llamado, “Pedro Lobo”, expresaba haber sido cómplice en el asesinato de Monseñor Romero. Casi inmediatamente, “Pedro Lobo” fue identificado como un preso común que estuvo recluido entre 1979 y 1981, quien confesó que le habían ofrecido U.S. $50.000 para responsabilizarse públicamente del asesinato. Aun después de este incidente, D’Aubuisson continuó insistiendo en que la guerrilla había asesinado al Arzobispo de San Salvador.

El 20 de noviembre de 1987, la Fiscalía General de la República presentó a Garay como testigo ante el Juez Ricardo Alberto Zamora Pérez, el Juez dispuso la detención del Capitán Saravia el 24 de noviembre de 1987. También ofició al Consejo Central de Elecciones para que expidieran certificación de la condición de Diputado de D’Aubuisson, primer paso para solicitar que se levantara su inmunidad parlamentaria para que pudiese declarar ante el Juzgado.

El Capitán Saravia interpuso un recurso de habeas corpus. En diciembre de 1988, la Corte Suprema de Justicia de El Salvador, específicamente la Sala de lo Constitucional, conformada por el Doctor Francisco José Guerrero, el Doctor Gabriel Mauricio Gutierrez Castro, el Doctor Fabio Hércules Pineda, el Doctor Jorge Hernández Colocho y el Doctor Eduardo Alfredo Cuéllar, sostuvo que “la referida prueba testimonial de Garay no merece entera fe… el testigo rindió su declaración siete años, siete meses, veinticuatro días después de haber ocurrido el hecho sobre el cual depone le resta completa credibilidad a su testimonio”. También consideró que el Fiscal General carecía de facultades para solicitar la extradición del Capitán Saravia a los Estados Unidos de América, donde se hallaba dicha persona.
CONCLUSIÓN

Error tras error en el proceso Judicial, colaboración de impunidad por parte de un Estado silencioso, una Fiscalía General de la República cómplice, desaparición de testigos, eliminación de evidencias, contaminación de la escena del crimen, amenazas a Jueces, medios de comunicación vendidos, y los desprotegidos y vulnerables sufriendo aún más al no tener a alguien que denunciara sus lamentos para que llegaran hasta el cielo.

Según se ha establecido por parte de la Comisión de la Verdad, creada por las Naciones Unidas, y el informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el Arzobispo de San Salvador fue asesinado con la participación intelectual y material del Mayor Roberto D’Aubuisson, y los capitanes Álvaro Saravia y Eduardo Ávila. También participaron los civiles Fernando Sagrera, Mario Molina y un “asesino profesional” de identidad desconocida. D’Aubuisson es la persona responsable de la orden de asesinar a Monseñor Romero, y de impartir instrucciones precisas a miembros de su entorno de seguridad, quienes actuaron como integrantes de un escuadrón de la muerte en operativo de la ejecución extrajudicial.

El 20 de marzo de 1993, cinco días después de presentado el informe de la Comisión de la Verdad, la Asamblea Legislativa de El Salvador dictó la Ley de Amnistía General mediante el decreto n° 486. La Corte Suprema de Justicia de nuestro país se declaró incompetente para revisar su constitucionalidad por considerar que la amnistía constituía un acto “eminentemente político.”
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

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Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



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Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...