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viernes, 12 de noviembre de 2010
Raúl Sendic, rescatar su ausencia
Wilfredo Alayón (PL)
El
predio en esa apartada región artiguense, a 600 kilómetros de esta
capital, tiene una extensión superior a las dos mil hectáreas y un total
de 52 familias beneficiarias (más de 200 personas), dedicadas al
cultivo de la caña de azúcar.
Más que cifras
económicas, la denominación de la propiedad cooperativa, acaecida el 3
de noviembre, rememora al hombre que en su existencia transmitió
compromiso social y aseguró en una entrevista de prensa: "La solidaridad
humana es el amor al prójimo".
Sendic (Chamangá, Flores, 1925 - París, 1989), fue procurador, revolucionario, guerrillero y político uruguayo.
En
su carácter de escribano se vinculó como defensor legal de los
trabajadores de la industria azucarera de la zona norteña del país, que
en aquellos momentos vivían en condiciones de explotación extrema y
marginación social.
Militante del Partido
Socialista, en 1962 organiza, junto con otros militantes de la
izquierda, la guerrilla Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros
(MLN-T).
Es significativo que en 1963, cuando
los "cañeros" de Artigas realizaron varias marchas desde su lugar de
origen hasta Montevideo, tomaron como consigna la frase "Por la tierra y
con Sendic".
Tras una orden de captura por parte del Poder Judicial, pasó a vivir en la clandestinidad hasta su captura definitiva en 1972.
Reseñas
biográficas consultadas rememoran que a pesar de las condiciones
extremas de su prisión, hizo llegar al exterior documentos políticos
donde se anunciaban los rumbos posteriores que habría de tomar el MLN-T
desde 1985.
Esto suponía, de acuerdo con las
fuentes, un plan político a desarrollar dentro de ámbitos legales con
acento en problemas económicos y sociales.
Liberado
tras el indulto de marzo de 1985, continuó con su actividad política,
el camino del MLN-T hacia la legalidad y el anuncio de la suspensión de
la lucha armada fueron los ejes de la táctica de Sendic durante los años
siguientes.
La labor de Sendic y sus
compañeros, a pesar de recelos de la derecha e incluso de parte de la
izquierda, posibilitó que los Tupamaros consiguieran integrarse al
Frente Amplio (FA).
Sin embargo, se vio
imposibilitado de ver los primeros triunfos del FA, ya que a la edad de
64 años murió en París, adonde había acudido para atenderse de la
enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, similar a una esclerosis lateral
amiotrófica.
Apuntes desde la prisión
En
su libro sobre Sendic, el periodista uruguayo Samuel Blixen lo describe
con "esa cualidad que asombraba, provenía, quizás, de una vieja
costumbre, un entrenamiento de toda la vida, la tozudez por descubrir
las cosas que están detrás de las cosas".
Estudiosos
de su vida destacan que a 10 años como rehén de la dictadura, aislado y
en las peores condiciones, en 1983 Sendic comenzó a escribir los
apuntes, terminados en cinco meses, entre "culatazos, refriegas,
torturas y puertas rotas".
En 1984 se publicó
en México una primera versión del libro de Sendic, con prólogo del
escritor uruguayo Mario Benedetti, donde llama la atención del lector
sobre "las peculiares condiciones en que el trabajo fue compuesto, como
signo inequívoco de una voluntad indoblegable".
Especialistas
señalan los destaques que hace Sendic en el volumen a la tenaz
vinculación de lo económico con lo humano, más allá de la enumeración de
cifras y porcentajes. Sendic tituló la primera parte de su primer
capítulo "Otra concepción de la economía", donde sostuvo que los
recursos son limitados, las necesidades también, pero el consumo
suntuario es ilimitado.
Por eso el autor
remarcó que "el objetivo de la organización económica es la atribución
de recursos escasos, estableciendo prioridades entre los posibles usos,
para lograr una producción que asegure alimento, salud, y máximo
desarrollo y bienestar posibles".
"Reducir toda
la economía al mercado es menospreciar el factor humano en la
producción", acotó Sendic, quien tuvo espacio para destacar "dentro de
los recursos naturales de un país; clima, agua, suelo, topografía,
vegetales, fauna, está el mayor o menor potencial económico humano".
Desde
su juventud, Sendic se sintió inclinado por los temas agropecuarios,
dado que nació y se crió en el campo y mantuvo las clásicas
características del hombre rural.
Los restos
del intelectual-guerrillero, repatriados el 8 de mayo de 1989 y
acompañados por una multitud, fueron depositados en el capitalino
cementerio de La Teja.
"Fue el silencio más estruendoso que algunos han sentido en toda su vida", escribió Blixen.
Y
agregó: "sin saber muy bien por qué, la gente intuía que algún día
sería necesario dimensionar su ejemplo, como sería ineludible rescatar
su ausencia".
Descubren a Marx

Antonio Peredo Leigue
Como
es lógico suponer, esas desigualdades se han hecho más escandalosas con
el tiempo. A mediados del siglo diecinueve, las crisis alcanzaban un
mercado más o menos nacional. Las fortunas tenían esa influencia. Hoy,
es distinto: en 1928, al iniciarse la gran depresión que alcanzó a dar
la vuelta al mundo, el 1% más rico de Estados Unidos, acaparaba más del
23 por ciento de la riqueza nacional. Tardaron entre 4 y 6 años en
recuperarse, mientras las colas de desempleados esperaban pacientemente a
que, alguna entidad caritativa, les alcanzase un plato de sopa mal
hervida. El 2007 pasado, ese 1% más rico, volvió a tener 23 por ciento
de la riqueza. ¡Cómo no aprenden sus propias lecciones! Porque, para
llegar a una conclusión racional, ni siquiera se precisa leer a Marx;
basta con conocer la historia. Claro que la codicia no conoce de
historia.
Veamos lo que dijo Karl Marx en “El
Capital”: “La crisis estalla cuando los reingresos de los comerciantes
que venden en mercados lejanos (o cuyos acopios se han acumulado en el
interior del país) se vuelven tan lentos y parsimoniosos, que los bancos
reclaman sus deudas, o los pagarés recibidos por las mercancías vencen
antes que se haya producido la reventa. Entonces comienzan las ventas
forzadas, las ventas con fines de pago: y en ese momento el krach pone
brusco fin a la prosperidad aparente.
Pero los
economistas de este tiempo no comprenden y siguen sin comprender. Se
asustan con los acontecimientos. Dice un catalán, Arcadi Oliveres: “Tras
el crash del 29, la desigualdad se redujo. Pero ahora la tendencia es
exactamente la contraria. Así no se saldrá de la crisis”. Y a renglón
seguido revela que, las joyerías en París, y seguramente en otras
ciudades como Ginebra, Berlín o Londres, las ventas aumentaron tanto
que, esas tiendas están cerrando más temprano, porque temen quedarse sin
mercadería para la campaña navideña cuando, por supuesto, ponen precios
más altos todavía.
¿De qué se extrañan?
Refiriéndose
a este tema, precisamente, Marx dijo: “lo único que el capitalista y el
economista ven es que la parte del trabajo pagado que se relaciona con
la unidad de mercancía varía con la productividad del trabajo, y que por
lo tanto sería el valor de la unidad. No advierte que dicha variación
se produce también en el caso del trabajo no pagado que contiene cada
unidad, menos aún percibe que, en efecto, el trabajo no pagado consumido
en su esfera, sólo determina por azar que sea la ganancia media.
Únicamente en una forma tan tosca y carente de sentido podemos entrever
que el trabajo que contienen las mercaderías, determinan su valor”. En
otras palabras, los ricos siguen comprando porque les parece que las
joyas están baratas y podrán revenderlas cuando la crisis los alcance.
No los alcanza todavía porque es corto el tiempo y, lo que en 1928 era
23 por ciento de la riqueza total de Estados Unidos, hoy se refiere al
23 por ciento de una riqueza que hace mucho tiempo dejó de ser
estadounidense y se convirtió en mundial.