lunes, 21 de marzo de 2011

Carta a Presidente Barack Obama


 


















DAGOBERTO GUTIÉRREZ.  

Usted llegará a un país sumido en la mayor pobreza, en la mayor delincuencia, en la mayor crisis del sentido público estatal, pero en el reinado total del mercado total. Esta es la sociedad de mercado que durante 20 años, gobiernos de su país, y el suyo también, han impulsado y apoyado como el único modelo neoliberal más favorable a los intereses estadounidenses. Usted sabe también que este es el modelo aplicado también en Irak que, con el nombre de “Remember El Salvador”, ha destruido a este país árabe.

Su llegada a nuestro país ha despertado esperanzas gubernamentales, aunque son conocidas las angustias económicas de su gobierno y sus complicadas posibilidades de maniobra. De parte del pueblo salvadoreño hay indiferencia y sabiduría para entender que los salvadoreños y salvadoreñas que han emigrado a su país contribuyen importantemente a producir riqueza estadounidense, aunque también remesas para sostener las familias y la economía salvadoreñas. 

Es de justicia, Señor Presidente, que siendo Estados Unidos un país de migrantes, tengan otros emigrantes un trato justo, humano y equivalente al aporte entregado al país donde se vive.
Su visita ha contribuido al ordenamiento del centro de nuestra capital y cuando se le propone visitar la tumba de Monseñor Romero, tenga la seguridad que quienes lo hicieron no están cerca del pensamiento de Monseñor, porque esta visita, que es la más importante de su paso por el país, pondrá frente a frente a un presidente, nobel de la paz, que hace la guerra en este momento a un país soberano, y que hace además otras guerras, y a un hombre de paz como Monseñor Romero, a un hombre armado y a otro desarmado, a un hombre asesinado, cuyo crimen permanece impune, y a otro hombre, gobernante de un país que preparó a los victimarios. La tumba de Monseñor Romero, como usted muy bien sabrá, es un lugar de espiritualidad convocante y de protesta palpitante, al amparo de la palabra siempre viva de Nuestro Pastor.

Su presencia en nuestro continente responde a urgencias comerciales de su país, a intereses geopolíticos y a la búsqueda de recursos naturales, y, en el caso de El Salvador, todo parece indicarnos que se trata de definir políticas de seguridad estadounidenses, dentro de las cuales nuestro país, desempeña o  desempeñará papeles o tareas hasta ahora desconocidos. Resulta preocupante para la sociedad las informaciones sobre la aplicación en el país de una extensión del Plan Colombia porque esto podría convertir a El salvador en el escenario de un conflicto que escaparía a los intereses y posibilidades salvadoreñas.

Como usted conoce muy bien, las relaciones históricas entre su país y el continente, en general, y nuestro país, en particular, han estado cargadas de tensiones y confrontaciones de todo tipo. Por ejemplo, los respaldos a golpes de Estado como el ocurrido en Honduras que puso fin al gobierno legítimo del Presidente Mel Zelaya, o con el condenable bloqueo practicado durante más de 50 años contra la revolución cubana. O con la infamante prisión estadounidense en la base de Guantánamo, en Cuba, o con las condenas a patriotas cubanos en los Estados Unidos.
Sabemos muy bien que el petróleo y el agua son dos recursos naturales muy apetecidos actualmente por su gobierno y su país y que esos recursos se encuentran ubicados en grandes cantidades en Sur América, por lo que su gobierno, muy inteligentemente, pone de nuevo su mirada en esta parte del mundo, cuando en el planeta se desarrollan nuevos procesos y aparecen nuevos centros de poder de todo tipo que anuncian nuevas correlaciones.

El Salvador, Señor Presidente, necesita y busca relaciones amistosas y de mutua conveniencia con su gobierno, esperando que las y los salvadoreños emigrantes reciban un trato justo y legal de parte de su gobierno, correspondiente al aporte hecho a la economía y a la riqueza de los Estados Unidos.

Nosotros entendemos muy bien, y es necesario que usted lo sepa, que la emigración no deberá ser una política estatal que lance a nuestros compatriotas a los caminos oscuros de una emigración plagada de peligros mortales, mas bien, necesitamos que la sociedad salvadoreña llegue a tener capacidad para que nadie necesite salir de su patria para construir su propio sueño en su propio suelo y en su propio país.

Entendemos que las posibilidades de ayuda económica de su gobierno no es el aspecto más destacado de su visita, dados las conocidas urgencias de la economía de su país, pero hacemos votos para que, sean cuales sean los entendimientos alcanzados por los gobiernos, no incluyan respaldos a políticas hambreadoras y productoras de pobreza, como aquellas que establecen el mercado máximo sobre el Estado mínimo. Tampoco aquellas políticas que imponen la economía sobre la naturaleza, o la que sacrifica la capacidad productiva del país en nombre de una economía de servicios, mucho menos aquella política que priva a El Salvador de seguridad y soberanía alimentaria y convierte a la sociedad salvadoreña en un mercado que norma, domina y regula a un Estado siervo. De la misma manera, no esperamos tratados de libre  comercio  totalmente asimétricos  y  desventajosos para nuestro país.

Esperamos, como ya lo he dicho, el establecimiento de relaciones gubernamentales amistosas, con soberanía y de mutua conveniencia; al fin y al cabo, los pueblos estadounidenses y salvadoreños, siendo ambos pueblos de migrantes, privilegiamos los caminos con encuentros  y buscamos reducir los desencuentros

EL MDP ANTE LA VISITA DEL PRESIDENTE OBAMA







La visita del Presidente Barack Obama a El Salvador ha producido entusiasmo, real o
aparente, de sectores gubernamentales, espacios en los aparatos mediáticos, reservas
de las cúpulas empresariales y una indiferencia extendida de los sectores populares.
El pueblo salvadoreño, que sufre el empobrecimiento mayor de su historia, sabe muy
bien que no resulta fuente de esperanza la visita de un personaje poderoso,
representante de un país poderoso, a un presidente débil de un país angustiado como El
Salvador.


El gobierno de los Estados Unidos es impulsor de la política neoliberal que ha producido
la mayor pobreza en nuestro país, ha promovido golpes de Estado en El Salvador y el
continente, respaldó el reciente golpe de Estado contra el legítimo gobierno de Manuel
Zelaya en Honduras, establece bases militares en Colombia, amenazando a la revolución
venezolana, y mediante este último país, se prepara a establecer el Plan Colombia en
Centroamérica. En el mundo, Estados Unidos ejerce una política de apropiación del agua
y del petróleo, usando la fuerza con ropaje legal, tal como ocurre, en estos momentos, en
el norte de África, mediante la agresión militar de la ONU, la OTAN y Estados Unidos al
pueblo libio.


En nuestro continente, la política estadounidense hacia Cuba, con un bloqueo infamante,
con una prisión en Guantánamo, con la condena de 5 luchadores antiterroristas cubanos,
enfrenta a la política estadounidense con la dignidad, el heroísmo y las conciencias
libertarias de América.


Las relaciones entre Estados Unidos y El Salvador, expresan el juego desequilibrado
donde el débil resulta devorado por el fuerte y la vida política salvadoreña ha resultado,
durante décadas, influenciada y hasta determinada por la voluntad y los intereses de
Estados Unidos.


La guerra de 20 años es una alta expresión de la participación estadounidense en la vida
del país. Este hecho disparó la mayor corriente migratoria hacia el país del norte.
Millones de salvadoreños y salvadoreñas producen riqueza, sociedad, comunidad y
política en ese país; mientras hacen posible las remesas familiares mediante las cuales
el pueblo pobre se convierte en el sostén de la economía, la familia y el país entero en El
Salvador.


Esta relación, que es de beneficio mutuo, ha de ser para nosotros factor de identidad
nacional, de identificación patriótica y de fortalecimiento de nuestra independencia.
Ninguna política estatal ha de continuar haciendo de la emigración, política de
sostenimiento económico del país o de reducción de tensiones sociales. Los hombres y
mujeres salvadoreños debemos ser capaces de construir en nuestra propia tierra
nuestros propios sueños.


Nuestro pueblo ha aprendido que si bien necesitamos relaciones amistosas, bilaterales y
de mutua conveniencia con otros pueblos, como con el pueblo de los Estados Unidos,
solo nosotros podremos construir nuestro propio bienestar y riqueza social.
El Presidente estadounidense visitará la tumba de Monseñor Romero: un hombre de
guerra y en guerra frente a un hombre de paz. Ahí escuchara el clamor de justicia ante
un crimen impune, la protesta frente a una política imperial que produce asesinos, y
conocerá la espiritualidad del mejor de nosotros, que sigue más vivo que nunca, más
escuchado y más necesario.


MOVIMIENTO POR LA DEMOCRACIA PARTICIPATIVA


Por un estado participativo, viva el pueblo salvadoreño!
Viva el MDP!


San Salvador, 22 de marzo del 2011.

La alianza igualitaria


21 Marzo 2011 
 
Al anochecer del sábado 19, después de opíparo banquete, los líderes de la OTAN ordenaron el ataque contra Libia.
Desde luego, nada podía ocurrir sin que Estados Unidos reclamara su papel irrenunciable de máximo jefe. Desde el puesto de mando de esa institución en Europa, un oficial superior proclamó que se iniciaba la “Odisea del Amanecer”.

La opinión pública mundial estaba conmovida por la tragedia de Japón. El número de víctimas del terremoto, el tsunami, y el accidente nuclear, no ha cesado de crecer. Son ya decenas de miles las personas muertas, desaparecidas e irradiadas. Crecerá considerablemente también la resistencia al uso de la energía nuclear.

El mundo está sufriendo a la vez las consecuencias del cambio climático; la escasez y el precio de los alimentos, los gastos militares y el derroche de los recursos naturales y humanos, crecen. Una guerra era lo más inoportuno que podía ocurrir en estos momentos.

El recorrido de Obama por América Latina ha pasado a un segundo plano, nadie apenas se ocupa del tema. En Brasil, se han hecho evidentes las contradicciones de intereses entre Estados Unidos y ese hermano país.

No puede olvidarse que Río de Janeiro compitió con Chicago por la sede de los Juegos Olímpicos del 2016.

Obama quiso congraciarse con el gigante suramericano. Habló del “extraordinario ascenso de Brasil” que ha llamado la atención internacional y elogió su economía como una de las que más rápido crece en el mundo, pero no se comprometió en lo más mínimo con apoyar a Brasil como miembro permanente del privilegiado Consejo de Seguridad.

La Presidenta brasileña no vaciló en expresar su inconformidad con las medidas proteccionistas que Estados Unidos aplica a Brasil, a través de tarifas y subsidios que han constituido un fuerte obstáculo a la economía de ese país.

El escritor argentino Atilio Boron afirma que a Obama:

“…lo que [...] más le interesa en su calidad de administrador del imperio es avanzar en el control de la Amazonía. Requisito principal de este proyecto es entorpecer, ya que no puede detener, la creciente coordinación e integración política y económica en curso en la región y que tan importante han sido para hacer naufragar el ALCA en 2005 y frustrar la conspiración secesionista y golpista en Bolivia (2008) y Ecuador (2010). También debe tratar de sembrar la discordia entre los gobiernos más radicales de la región (Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador) y los gobiernos ‘progresistas’  -principalmente Brasil, Argentina y Uruguay…”

“Para los más osados estrategas estadounidenses la cuenca amazónica, al igual que la Antártida, es un área de libre acceso en donde no se reconocen soberanías nacionales…”
Mañana Obama se traslada a Chile. Llegará precedido de una entrevista que concedió al diario El Mercurio, publicada hoy domingo, en la que confiesa que el “Discurso para las Américas” -así lo califica-  se funda en una “alianza igualitaria” con Latinoamérica, que casi nos deja sin aliento al rememorar “La Alianza para el Progreso” que precedió la expedición mercenaria de Playa Girón.

Confiesa textualmente:

“nuestra visión para el hemisferio [...] se funda en el concepto de alianza igualitaria que he perseguido desde que asumí la Presidencia de Estados Unidos.

“‘También me enfocaré en áreas especificas en las que podemos trabajar juntos, como el crecimiento económico, la energía, la seguridad ciudadana y los derechos humanos’…
“Esa visión, puntualizó, tiene por objetivo ‘mejorar la seguridad común, expandir las oportunidades económicas, asegurar un futuro energético limpio y apoyar los valores democráticos que compartimos’.

“…promover un hemisferio seguro, estable y próspero en el que Estados Unidos y nuestros aliados comparten responsabilidades en asuntos claves tanto a nivel regional como global.”

Todo como puede apreciarse maravillosamente bello, digno de enterrarse como los secretos de Reagan, para publicarlo dentro de 200 años. El problema es que como informa la agencia DPA, según sondeo realizado por el diario La Tercera

“…en 2006 el 43 por ciento de la población chilena rechazaba las centrales nucleares.
“Dos años después el rechazo subió a 52 por ciento y en 2010 llegó a 74 por ciento.” Hoy, después de lo ocurrido en Japón alcanza al “…86 por ciento de los chilenos…”

Faltaría solo hacerle una pregunta a Obama. Tomando en cuenta que uno de sus ilustres predecesores, Richard Nixon, promovió el golpe de Estado y la muerte heroica de Salvador Allende, las torturas y el asesinato de miles de personas, ¿pedirá el señor Obama excusas al pueblo de Chile?

Fidel Castro Ruz
Marzo 20 de 2011
8 y 14 p.m.