Ante el discurso y la táctica derrotista que pretende para crear
una acumulación de fuerzas progresista emplear un discurso moderado,
pacificador e institucionalizado, aquellos que nos ubicamos en el eje
del anticapitalismo debemos contraponer un discurso revolucionario y
radical que rompa con la hegemonía, sea neoliberal como
social-demócrata, de un discurso que produce apatía y que aboca a la
clase trabajadora al paroxismo.
Para el desarrollo de un
movimiento popular y contestatario en el Estado Español es una
obligación inaplazable armar un discurso combativo que sea capaz, por un
lado, de elevar el nivel de conciencia de clase, y por otro, que se
materialice en una real alternativa a aquello que proponen las tesis que
pretenden mantener intacto el sistema de dominación.
¿Quiénes
son tus amigos? ¿quiénes son tus enemigos? Decía lúcidamente el líder
chino Mao Tse-Tung, primero, marquemos el cerco y establezcamos
claramente cuáles son los discursos que debemos atacar y los
predicadores a los que debemos denostar, esto se responde fácilmente,
¿en qué lucha nos encontramos? En aquella que tiene como objetivo
derrumbar el sistema capitalista, y éste, tiene fundamentalmente dos
ideólogos fundamentales: la socialdemocracia (el reformismo ) y el
neoliberalismo, si ambos se ubican en el mismo eje de defensa de un
sistema criminal y genocida ¿cabe el más mínimo apoyo hacia cualquiera
de sus posiciones? La respuesta se vuelve evidente.
La crisis
del sistema de producción capitalista ha generado unas condiciones
materiales que propician un estímulo para el desarrollo de unas
condiciones ideológicas y de pensamiento que rompan con el sistema,
algunos hemos adquirido una madurez político-ideológica en el seno de la
crisis, y por lo tanto, viendo derrumbado el castillo de naipes del
neoliberalismo hemos adquirido conciencia clara de su naturaleza, nos ha
arrastrado hacia las calles, a movilizarnos y a organizarnos para
transformar la historia. Pero en este camino de transición que muchos
recorren existen peligrosos baches y muros que debemos sortear,
determinados discursos que actúan como cortafuegos y que pueden ser
asumidos por personas desprevenidas, que sin embargo cuentan con gran
potencial, podría decir sin género de dudas y parafraseando a Allen
Ginsberg que “he visto a las mejores gentes de mi generación destruidas
por el reformismo”, el potencial de muchas personas se pierde en la
marea de ATTAC’s de Publicos, de Viçenc Navarros, Torres Lopez y
socialdemócratas de medio pelo que no quieren tocar la piedra angular de
este sistema: la propiedad privada.
Si estos sujetos que se
encuentran en una fase de formación ideológica empoderada por unas
circunstancias materiales (contraataque de las fuerzas del capital
manifestado en recortes, destrucción del tejido social y de bienestar
creado a través de la lucha obrera, etc.) tan propicias como las
actuales encuentran un discurso realmente radical y coherente podrían
llegar a asumirlo con pasmosa facilidad.
Pero para este
objetivo primero debemos ser consecuentes y rechazar la alianza con
aquellos cuyo discurso y praxis es cómplice del sistema, no puedo ir a
la calle y predicar “PSOE y PP la misma mierda es”, y luego pactar por
sistema con uno porque el otro es “mas facha”, no podemos dar discursos
contradictorias a las clases populares porque si no sólo crearemos mayor
confusión.
No se trata de ser dogmáticos, sino de que hay una
parcela de nuestro programa que no es negociable: la lucha contra el
capitalismo. Una solidez ideológica al respecto nos dará credibilidad y
fuerza, porque tras años de aventurismo con fuerzas del todo
reformistas, la izquierda institucional empieza a dar síntomas de estar
en muerte terminal.
Para reanimar el movimiento, para
insuflarle fuerzas, hay que superar las contradicciones fundamentales
que se dan en este marco, se trata de superar a la socialdemocracia,
debemos plantarnos ante los trabajadores y decirles claramente que la
solución a sus problemas no está en la vuelta a unas teorías muertas
que, dado el contexto, la fase por la que atraviesa el capitalismo
monopolista, son totalmente imposibles de aplicar. A los problemas de
los trabajadores del estado español, hoy, no se les puede encontrar
solución a través de Keynes.
Por lo tanto, vayamos contra
aquellos que hablan de capitalismo humano, de Europa de los pueblos, de
alianzas con la socialdemocracia: rompamos el espejismo al que somete a
la población que cree que se puede hacer justo un sistema que por
definición es injusto, no caigamos en las falacias de sus discursos, en
sus mentiras. Superemos sus posturas radicalizándolas, es la única forma
de que el movimiento avance y no acabe estancándose, ante la crisis
tenemos una oportunidad de oro para hacerlo.
Si, en cambio,
asumimos sin presentar batalla este modelo económico y social, abocamos a
una nueva derrota al movimiento progresista del estado español, y
reitero, llevar un discurso más radical, para que el 15-M trascienda sus
luchas y evolucione, para dar cobertura a la lucha minera que está
marcando como se debe oponer resistencia, para organizar y tejer un
movimiento en todos los frentes que sepa echar a andar y alcanzar
nuestros objetivos de forma decidida, para que la izquierda supere el
posmodernismo y deje de estar acomplejada, para que vuelva a abrazar sus
raíces de clase pero de una forma renovada.
Porque hoy día el único realista es aquel que es radical.