viernes, 22 de febrero de 2013

Solo el primer paso


 Editorial UCA
22/02/2013


Con la recién aprobada ley de partidos políticos pasa algo similar a lo que experimenta una familia que, después de vivir en la indigencia, recibe una casa provisional, de dimensiones diminutas y sin algunos servicios básicos: no está contenta con la casa, pero la acepta porque no tiene otra opción. En el caso de la ley, lo positivo es que por fin se tiene una que regula la actividad de los partidos, que hasta este momento han estado libres de todo control y rendición de cuentas. “Algo es mejor que nada”, dijeron los representantes de los partidos políticos en la Asamblea Legislativa, y afirmaron que la ley aprobada fue el máximo consenso al que se pudo llegar en esta legislatura. Y en esa aseveración está la clave del asunto: la ley de partidos es producto de los consensos de las cúpulas partidarias, sobre todo del FMLN y de Arena, que desoyeron los aportes de diversas instancias de la sociedad salvadoreña. En otras palabras, esa afirmación manifiesta, en el mejor de los casos, la ineficiencia de los partidos políticos mayoritarios en el manejo de la cosa pública; o, en el peor, el más burdo cinismo.

En primer lugar, se concede al Tribunal Supremo Electoral la potestad de fiscalizar la actuación y las finanzas de los partidos; es decir, los partidos son jueces de ellos mismos, cuando lo correcto hubiese sido crear una instancia autónoma que regulara a los institutos con imparcialidad e independencia. Además, se le confiere dicha función al Tribunal sin darle las facultades necesarias para promover y fiscalizar el cumplimiento de la ley. No se definen las facultades para fiscalizar el patrimonio, el origen de los fondos públicos y privados, hacer las auditorías y exigir documentos financieros a los partidos. Con el Tribunal sucederá algo semejante a lo que se intentó hacer con el Instituto de Acceso a la Información Pública: darle la misión, pero no la capacidad, de velar por el cumplimiento de la ley. ¿Para esto elegimos diputados y diputadas? Es claro que no tienen voluntad sincera de ser transparentes y de rendir cuentas a la ciudadanía.

Con respecto a la transparencia de las fuentes de financiamiento y los gastos efectuados por los partidos, uno de los temas de mayor expectativa en la sociedad salvadoreña, la ley solo obliga a los institutos políticos a transparentar el financiamiento que reciben del Estado (conocido como deuda política), dejando sin control el de origen privado. En otras palabras, los partidos no están obligados a revelar públicamente de quiénes reciben dinero para su funcionamiento o para las campañas electorales. Es positivo que informen cuánto reciben y cómo gastan el dinero del pueblo, pero es cuestionable y preocupante que mantengan en secreto la identidad de los que inyectan más dinero y que, en consecuencia, más inciden en sus posiciones. La propuesta de ley que presentaron diversas instituciones académicas —entre ellas, la UCA— proponía incluso eliminar el secreto bancario en lo que respecta a estos financiadores privados. Pero la voluntad de las cúpulas de los partidos no da para tanta transparencia y democracia.

Otro aspecto que sigue sin regulación práctica es la democracia interna de los partidos. El artículo 85 de la Constitución de la República establece que aquellos deben funcionar bajo el principio de la democracia representativa. En este espíritu, la propuesta de las instancias académicas contemplaba la realización de elecciones internas por voto secreto para elegir tanto a las autoridades partidarias como a los candidatos a cargos de elección popular. Pero tampoco para esta democratización interna alcanzó el consenso parlamentario. La ley deja a criterio de cada partido la definición de lo que entiende por democracia interna, con el pretexto de que en El Salvador hay pluralismo político. Hasta hoy, como sabemos, han sido las cúpulas las que deciden quiénes son los candidatos; y la ley aprobada les da luz verde para que continúen haciéndolo.

En fin, estas son algunas de las carencias de la nueva ley de partidos políticos. Por ello, esta normativa debe ser vista no como un producto acabado, sino como la primera etapa de un camino de democratización. No se puede defender la democracia si los propios partidos no la practican por dentro. Si bien por fin se ha abierto una brecha, toca seguir andado y perfeccionando. Como la familia desvalida que se alegra con una casa provisional sabiendo que no es lo que esperaba, también nos alegramos y quedamos a la espera de que esta ley sea solo el comienzo de un camino hacia la democratización interna de los partidos y hacia la transparencia verdadera de sus actuaciones.

En México quieren ser como Yoani Sánchez


Quiero ser como Yoani Sánchez

Alberto Buitre

Cuba's best-known dissident, blogger Yoani Sanchez poses with her passport after arriving at Guararapes International airport in RecifeUn reporte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos acusa que del año 1999 a la fecha se cuentan 85 asesinatos de periodistas en México, 18 desapariciones forzadas y 33 atentados a medios de comunicación, con un total de 843 expedientes judiciales de crímenes relacionados con trabajadores del periodismo.

¿Cómo podría sentirme seguro así, siendo periodista? ¿Cómo es que en el “mundo libre” en la “democracia mexicana” cuya Constitución asegura la libertad de expresión, se mata a una persona por emitir información? Eso es de dictaduras, de regímenes totalitarios y tiranos… como Cuba… ahí donde está la bloguera Yoani Sánchez quien es perseguida hasta el despropósito por un sistema político que orilla a todo pobre activista por la reanexión de la isla a Estados Unidos a tener que viajar por el mundo para asombrarse de la rapidez del internet…

…espera un momento…

… ¿Y cuántos periodistas asesinó la dictadura cubana en el último año?…

Hagamos un conteo:

De acuerdo a la organización Press Emblem Campaign (PEC) con sede en Ginebra, Suiza (porque si es suizo, es mejor), en el año 2012 fueron asesinados 141 periodistas en 29 países…

…. Por supuesto uno de ellos tiene que ser Cuba, donde dice Yoani Sánchez que hay una dictadura insufrible…

De acuerdo con PEC, los países donde más asesinatos ocurrieron fueron México, con 11; Brasil, con 11, y Honduras, con 6. Le siguen otras naciones como Colombia, Panamá y Haití, más 17 muertos en Asia y 10 en África…

Bueno, sí, claro, eso es el tercer mundo y se espera eso de ellos… pero.. ¿y Cuba?… ¿Cuántos periodistas fueron asesinados bajo ese régimen?…

¿Ninguno? Debe ser una broma.

Si Yoani Sánchez nos ha contado que ahí se sufre una persecución fastidiosa a la disidencia, que no se puede hablar mal del régimen de los Castro, que la libertad de prensa es un cuento, que ella vive bajo un acoso constante que ni siquiera le permite gastarse sus dólares a gusto en la plaza Carlos III, ¿cómo que Cuba no registra periodistas asesinados? ¿Y atentados? ¿Ninguno? ¿Persecución judicial o criminalización? ¿Amenazas? ¿Hostigamiento financiero? ¿Despido injustificado? ¿Falta de seguridad social, seguro médico? ¿Se muere de hambre? ¿No la dejan estudiar? ¿Le han intervenido el teléfono? ¿Le venden mala la pizza? ¿Le queman el café?…. ¿Nada?

…Debe haber un error…

Ah, pero es que claro que en Cuba se asesinan periodistas. Ahí está muy claro el caso del corresponsal ecuatoriano Carlos Bastidas Argüello asesinado en 1958 en La Habana… Pero ¿me dices que en ese año aún estaba Batista en el poder?

¿Y entonces?

Ya que Yoani Sánchez ha anunciado una visita a México con motivo del encuentro de la Sociedad Interamericana de Prensa en el Estado de Puebla, ¿qué tal si Lydia Cacho – esa periodista mexicana que fue secuestrada y torturada por el ex gobernador de esa entidad, Mario Marín, al denunciar su participación en una red de pederastas-, le da un tour a la autora del blog ‘Generación Y’ por aquellos parajes donde fue lacerada?

¿Y si la lleva a Veracruz, donde han sido asesinados, torturados y desaparecidos al menos siete reporteros?

Y ya que Sánchez es prócer de la libertad de información por internet, ¿se reunirá con el tuitero @ValorXTamaulipas por quien el narcotráfico pide su cabeza so pena de acribillar a sus familiares y amigos?

¿Y qué sabe Yoani de esto? ¿Cómo podría compararse su ínfimo salario en dólares que recibe como simple bloguera y que apenas le alcanza para pagarle viajes por Alemania, Suiza, Suecia, Polonia, República Checa, Italia, España, Brasil, Argentina, Perú, México y Estados Unidos, con el de un periodista mexicano, cuyo salario no le da ni para pagarse la gasolina?

¿Y para qué hacer activismo por internet en el país donde se paga el servicio más caro del mundo, si por la anhelada libertad de occidente bien te puedes conectar desde las redes de la Oficina de Intereses de EEUU en la ciudad donde vives? ¿Es que esto no pasa en México? ¿O es que nadie en la Embajada de Estados Unidos en México puede conectarse a la señal WiFi por “motivos de seguridad”? Eso es cosa de cubanos perseguidos ¿o no?

Y si no es así, ojalá llegue el día a México en el cual un bloguero, un simple bloguero, pueda transitar libremente por las calles de su barrio, pararse a beber la cerveza más cara del mercado, viajar por el mundo patrocinado sin que te nieguen la visa por motivos políticos, cobrar en dólares por realizar actividades ilegales, violar la Constitución sin que la policía llame a la puerta de tu casa y ser alumno de terroristas confesos como Carlos Alberto Montaner sin que nadie nunca desenfunde un arma en tu cara o amenace con matarte a ti a tu familia, por el simple hecho de escribir en twitter.

Que ojalá un día esa dictadura llegue a México y que yo, periodista, pueda ser como Yoani Sánchez. (Tomado de Rebelión)