No es fácil retratar a una persona conocida sin caer en los tópicos,
mucho menos si se trata de una persona crítica y en plena actividad. Si
esa persona es Silvio Rodríguez (icono musical y poético para más de una generación) la cosa se complica.
¿Qué fue de Silvio?
Este trabajo empezó en una conversación de café en la ofcina cuando comprobé que mis compañeros de trabajo, poco menores que yo, no conocían a Silvio Rodríguez más allá de señalarlo como cantautor.
¿Cómo podía ser que un artista de fama internacional y plazas de toros
llenas en nuestro país hubiera desaparecido sin dejar prácticamente
rastro?
¿Cómo podía ser que un artista de fama
internacional y plazas de toros llenas en nuestro país hubiera
desaparecido sin dejar prácticamente rastro?, ¿qué le habría llevado a
alejarse así de la realidad?, ¿cuál sería su torre dorada? Así empezó este proyecto de producción, sin más pretensión que hacer un retrato de Silvio Rodríguez, contar dónde estaba,
a qué se dedicaba en este retiro aparente del mundanal ruido y qué fue
de aquella generación que supuso el último movimiento cultural que cruzó
con fuerza el Atlántico en el sentido de los vientos alisios.
En plena actividad
Otoño de 2010: viaje a La Habana, entrevista (difícil) con un Silvio
poco amigo de halagos y repasos históricos y (también difícil) primeros
planes para grabar entrevistas y, claro, canciones.
Sigue girando, componiendo y publicando (cuatro discos en los últimos ocho años)
Y empezaron las sorpresas… Silvio Rodríguez no está retirado, ni es un señor calmado que disfruta de las bondades y el clima de esa isla. Sigue girando, componiendo y publicando (cuatro discos en los últimos ocho años). Dirige y gestiona su propio estudio (Ojalá) en el que graban artistas reconocidos como Omara Portuondo o Chucho Valdés,
pero donde más de la mitad del tiempo de trabajo se dedica a apoyar a
nuevos trovadores con los que mantiene un contacto privilegiado.
Se lo lee todo de todo, ha estrenado su web ofcial y mantiene personalmente un blog con actividad casi diaria
Además a Silvio le interesa la tecnología e Internet: se lo lee todo de todo, ha estrenado su web ofcial y mantiene personalmente un blog con actividad casi diaria. Y por si todo esto fuese poco, Silvio sigue implicado en el cambio de un país en el que quiere seguir creyendo;
y se implica desde su actividad “natural”, cantando en una gira por los
barrios más desfavorecidos de La Habana para hacer visibles los
problemas que afectan a aquellos que no pueden pagar una entrada para
verle.
Silvio sigue implicado en el cambio de un país en el que quiere seguir creyendo
Después de dos años de trabajo es más difícil la distancia con el
personaje, pero fácil reconocer que, como tantas veces, partíamos de una
premisa equivocada y que si alguien perdió el contacto con alguna
realidad, éramos nosotros. Igual de fácil que comprobar que la inteligencia y el espíritu crítico están reñidos con los estereotipos, el retrato fácil y la foto fija.
REUTERS El uso del burka es obligatorio para todas las mujeres afganas
ABC.es
Las azotan si no ocultan sus tobillos, lavan la ropa en ríos, se asoman a los balcones o montan en taxi sin su dueño y guardián. Las vejaciones a las que se les somete para «protegerlas y sacralizarlas» son casi inefables.
El régimen talibán, en su estricta y radical aplicación de la Sharía, ha conservado su poder fáctico en Afganistán dando alas a un trato marginal a la mujer que ha provocado la indignación y el estupor internacional. Es imposible sintetizar en unos puntos el maltrato y abuso permanente al que someten a sus féminas, si bien la RAWA -Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán- ha querido hacerlo en 29 puntos, a cada cual más denigrante, vejatorio y humillante. Con este listado de violaciones de los derechos humanos más básicos, los talibanes aseguran que solo quieren «crear ambientes seguros, donde la castidad y dignidad de las mujeres sean por fin sacrosantas, tal y como recogen las creencias Pashtunes sobre la vida en purdah (práctica para ocultar la vida femenina en público)». Es decir, la creación de un estado sacralizado alrededor de las mujeres supone, para ellos, odiarlas, tratarlas como animales y someterlas durante toda la vida.
La lista con la que la RAWA denuncia en su página web la situación de las mujeres en el país asiático durante el mandato del grupo fundamentalista entre 1996 y 2001 esas restricciones vitales que sufren a manos de los talibán, tal y como publicó Mikel Ayestaran en páginas de ABC, ofrece una visión bastante amplia de lo que puede ser para muchas afganas una existencia infernal; una pesadilla de privaciones y padecimientos, de encarcelamiento en sus propios domicilios. Dice la Asociación que contrasta muy mucho esa vida entre cuatro paredes con la ilegalización vigente de tener pájaros y otros animales en jaulas. Las veintinueve prohibiciones que los talibanes imponen a las mujeres
La Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán denuncian que a muchas les quitan las ganas de seguir adelante, reduciéndolas a seres cuyo fin único es la procreación y les imponen una serie de restricciones que van desde «la completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares» hasta la «prohibición de imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas», pasando por el uso obligatorio del burka, prenda que ya existía con anterioridad a la llegada al poder de los talibanes. He aquí la lista completa de prohibiciones a las mujeres.
1- Completa prohibición del trabajo femenino fuera de sus hogares, que igualmente se aplica a profesoras, inginieras y demás profesionales. Sólo unas pocas doctoras y enfermeras tienen permitido trabajar en algunos hospitales en Kabul.
2- Completa prohibición de cualquier tipo de actividad de las mujeres fuera de casa a no ser que sea acompañadas de su mahram (parentesco cercano masculino como padre, hermano o marido).
3- Prohibición a las mujeres de cerrar tratos con comerciantes masculinos.
4-Prohibición a las mujeres de ser tratadas por doctores masculinos.
5- Prohibición a las mujeres de estudiar en escuelas, universidades o cualquier otra institución educativa (los talibán han convertido las escuelas para chicas en seminarios religiosos).
6- Requirimiento para las mujeres para llevar un largo velo (burka), que las cubre de la cabeza a los pies.
7- Azotes, palizas y abusos verbales contra las mujeres que no vistan acorde con las reglas talibán o contra las mujeres que no vayan acompañadas de su mahram (su marido y guardián).
8- Azotes en público contra aquellas mujeres que no oculten sus tobillos.
9- Lapidación pública contra las mujeres acusadas de mantener relaciones sexuales fuera del matrimonio (un gran número de amantes son lapidados hasta la muerte bajo esta regla).
10- Prohibición del uso de cosméticos (a muchas mujeres con las uñas pintadas les han sido amputados los dedos).
11- Prohibición de hablar o estrechar las manos a varones que no sean mahram.
12- Prohibición de reír en voz alta (ningún extraño debe oír la voz de una mujer).
13- Se prohíbe a las mujeres llevar zapatos con tacones, que pueden producir sonido al caminar (un varón no puede oir los pasos de una mujer).
14- Prohibición de montar en taxi sin su mahram.
15- Prohibición a las mujeres de tener presencia en la radio, la televisión o reuniones públicas de cualquier tipo.
16- Prohibición de practicar deportes o entrar en cualquier centro o club deportivo.
17- Prohibición a las mujeres de montar en bicicleta o motocicletas.
18- Prohibición a las mujeres de llevar indumentarias de colores vitosos. En términos de los talibanes, se trata de «colores sexualmente atractivos».
19- Prohibición a las mujeres de reunirse con motivo de festividades como el «Eids», con propósitos recreativos.
20- Prohibición a las mujeres de lavar ropa en los ríos o plazas públicas.
21- Modificación de toda la nomenclatura de calles y plazas que incluyan la palabra «mujer». Por ejemplo, el «Jardín de las Mujeres» se llama ahora «Jardín de la Primavera».
22- Prohibición de asomarse a los balcones de sus pisos o casas.
23- Opacidad obligatoria de todas las ventanas, para que las mujeres no puedan ser vistas desde fuera de sus hogares.
24- Prohibición a los sastres de tomar medidas a las mujeres y coser ropa femenina.
25- Se les prohíbe el acceso a los baños públicos.
26- Prohibición a las mujeres y a los hombres de viajar en el mismo autobús. Los autobuses se dividen son «solo para hombres» o «solo para mujeres».
27- Prohibición de usar pantalones acampanados, aunque se lleven bajo el burka.
28- Prohibición de fotografiar o filmar a mujeres.
29- Prohibición de publicar imágenes de mujeres impresas en revistas y libros, o colgadas en los muros de casas y tiendas. Vetos «unisex»
Aparte de las anteriores restricciones para las mujeres, hay otras legislaciones unisex, como la prohibición de escuchar música, de ver películas, celebrar el tradicional año nuevo (Nowroz) el 21 de marzo (porque la festividad es «pagana», remarcan); tener un nombre no islámico; la juventud se debe rapar el pelo; los jóvenes varones deben vestir indumentaria islámica y llevar gorra, no se pueden afeitar ni recortar sus barbas e impiden el cuidado de pichones y el adiestramiento de aves, describiéndolas como actividades no-islámicas. También está prohibido echar a volar cometas.