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miércoles, 30 de julio de 2014
La guerra israelí contra Gaza
Son tres las razones que fundamentan la actual guerra de ocupación que Occidente lleva adelante contra el pueblo palestino:
Dagoberto Gutiérrez
a) La preparación de Israel para participar en la guerra que Estados Unidos libra en el Medio Oriente para cambiar en 5 años el régimen político de 7 países.
b) Equilibrar el desbalance creado por la victoria siria contra el ejército terrorista, armado, entrenado y financiado por la Unión Europea, Arabia Saudita, Estados Unidos, Israel.
c) La eliminación de Hamas como factor de negociación en el bando palestino.
Como podemos ver, estamos frente a movimientos que se dan dentro de un contexto de guerra, y la agresión a Gaza es una pieza de la guerra en Siria, de los acontecimientos en Ucrania y de la guerra contra Irán. Es una sola guerra en donde se juega la continuidad del imperio estadounidense como el imperio hegemónico en el planeta.
Históricamente, Estados Unidos está perdiendo la hegemonía. Ya no es el epicentro de la economía mundial, ya no controla el mercado, ni está en condiciones de lanzar sus ejércitos contra cualquier parte del mundo porque su economía no se lo permite. En el caso del Medio Oriente, se trata del escenario crucial donde Occidente, como civilización decadente, se enfrenta totalmente al oriente como civilización emergente. Por eso es que los grandes protagonistas de esta confrontación resultan ser: Rusia, China, y sus aliados, entre ellos, Irán y Siria.
Estados Unidos y la Unión Europea tuvieron éxito derrocando al régimen egipcio de Hosni Mubarak, que era hombre suyo. También cambiaron al presidente de Túnez, terminaron con el régimen de Libia, de Muamar el Gadafi, y asesinaron a éste. Todo les iba bien, al grado tal que, recientemente, el General Al- Sisi se hizo presidente de Egipto bajo el control estadounidense. Sin embargo, al desatar la guerra contra el régimen sirio de Bashar al-Asad, la guerra de Occidente se empantanó y fracasó.
Siria es el escenario real donde Occidente chocó con el Oriente y ni Europa ni Estados Unidos pudieron repetir lo que habían hecho en Libia, de modo que en el terreno militar fueron incapaces de ocupar Damasco y de derrotar a las tropas sirias. Tanto Rusia como China e Irán asistieron y asisten militar, política, económica y diplomáticamente a Siria, y muy recientemente se han realizado elecciones en medio de la guerra de agresión, y de nuevo Bashar asume la presidencia. Resulta evidente que en este escenario, Occidente ha sido derrotado.
El resultado complica los planes e Israel aparece en una situación complicada porque Estados Unidos no está en la misma situación económica para sostenerlo como lo ha hecho hasta ahora, y militarmente aparece en medio de dos fuegos enemigos: por el norte, lo amenaza Hizbollá, desde Líbano, y el ejército sirio, y por el sur, Hamás, desde Gaza.
Resulta que Al Fatah, la organización que dirigió por largos años el fallecido Yasser Arafat, controlaba en soledad a la autoridad palestina y Occidente retardó, alargó y anuló las negociaciones para reconocer los derechos legítimos del pueblo palestino, mientras Israel ocupaba los territorios de este pueblo, construía viviendas para colonos judíos, se apropiaba del agua y de los pozos palestinos, expulsaba a Palestina de la parte oriental de Jerusalén, ocupaba los lugares sagrados que corresponden a los musulmanes, y tiraba, finalmente, un muro, robando territorio, agua y recursos de los palestinos. Todo con el pleno apoyo de la Unión Europea y de Occidente.
Pero, Hamás, una organización diferente a Al Fatah, radical, con capacidad militar, y enfrentada más radicalmente a Jerusalén, gana electoralmente el gobierno de Gaza. Es bueno recordar que el pueblo palestino está concentrado en Cisjordania, donde está la sede de la autoridad palestina, dirigida por Abú Abbas, y en Gaza, que es una franja de territorio, pegada al Mar Mediterráneo, de unos 40 kilómetros de largo y unos 14 kilómetros de ancho, con frontera con Egipto, en el desierto de Sinaí, donde la ciudad egipcia de Raffa, a la que los palestinos tienen acceso a través de un sistema de túneles, es un punto vital para el abastecimiento de este pueblo.
Para Israel, y también para Al Fatah, la llegada del gobierno de Hamás en Gaza, fue la peor noticia, porque hasta ese momento, Occidente había jugado con los palestinos, les había engañado, mentido, y todo avanzaba hacia la anulación completa de este pueblo, pero, con la llegada de Hamás a Gaza, esta política se complicó, y los regímenes como Irán, pasaron a estar cerca de Tel Aviv, Haifa y de Jerusalén, en el terreno operativo. La situación se complicó amargamente para Occidente cuando fueron sacudidos por la noticia de que Hamás y Al Fatah se unificaban y se reconocían mutuamente. Esta circunstancia produjo un viraje en los acontecimientos, y el juego militar se trastocó.
Puestas así las cosas, ocurre que a Estados Unidos se le complica el panorama en esta región, tomando en cuenta que Arabia Saudita, su fiel aliado, deja de ser el principal proveedor de petróleo, y por insólito que parezca, Irán, que ha sido hasta ahora el principal enemigo, es buscado por los Estados Unidos como un aliado, y la diplomacia iraní se mueve hasta ahora con fineza, maestría y firmeza, sin olvidar sus alianzas estratégicas, y sin olvidar a sus enemigos también estratégicos.
En estas circunstancias, un ataque israelí contra Irán requiere que sus espaldas en el sur estén aseguradas, y para eso se necesita ocupar territorialmente la franja de Gaza, eliminar Hamás y continuar tranquilamente manipulando a la autoridad palestina en Cisjordania. Se trata de una necesidad dentro de los planes de Estados Unidos, Francia, Inglaterra y la Unión Europea. La actual matanza israelita en Gaza tiene todo su respaldo y conocimiento, busca la ocupación militar de ese territorio donde viven casi dos millones de personas.
Por supuesto que los bombardeos son el anuncio de la ocupación del territorio. Se trata de combates cuerpo a cuerpo, en donde el ejército invasor israelita se enfrenta a un pueblo que está defendiendo su casa, su tierra, su cultura y su dignidad. Israel enfrenta hoy el peso político de sus bajas, sus muertos y heridos. Aunque tiene todo el respaldo de las mismas Naciones Unidas y el silencio cómplice de toda la civilización occidental, resulta que su gobierno no tiene todo el tiempo del mundo y se siente rodeado de enemigos.
La guerra de Occidente contra Oriente, de la que forma parte la agresión en Gaza, continúa a todo vapor. De ello forma parte el derribo del avión malasio en el oriente de Ucrania. Aquí las cosas se complican para Occidente, a partir de las pruebas presentadas por Moscú, según las cuales, un avión de la fuerza aérea de Ucrania volaba a unos 5 kilómetros de distancia del avión siniestrado. El cohete usado forma parte del arsenal militar de Kiev.
La resistencia del pueblo palestino en Gaza merece y necesita toda la solidaridad y respaldo del mundo digno de este planeta. Este es un momento decisivo para la lucha de su pueblo, pero también para la dignidad de toda la humanidad. El silencio cómplice de Occidente ante la matanza provocada por los israelitas, muestra la podredumbre de su civilización, la ruindad de su política y el cinismo de sus personajes. La necesidad de otro mundo es una imperiosa necesidad, y por todos los medios posibles y necesarios hemos de luchar por alcanzarlo.
San Salvador, 22 de julio del 2014.