martes, 12 de octubre de 2010

Un alcalde cagalero

Martes, 12 de Octubre de 2010 

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Nelson López

A mí se me ocurrió que solamente a un alcalde cagalero se le podía ocurrir la ¡gran ocurrencia! de que cuando él vaya a Cuba les va a llevar a los hermanos cubanos papel higiénico.

Rápido se me vino a la mente el famoso dicho que “el que las hace se las imagina”, o sea, que alguien que se la pasa pensando en sus necesidades, se le imagina que todos padecen las mismas necesidades y ¡ahí! se le viene a la mente ¡el papel higiénico!

El caso es que me pareció gracioso (aunque a otros les enojó) que a un cagalero se ocurriera recomendar que todos los que visitemos la isla llevemos a regalar papel higiénico, y se me puso que en la próxima manifestación de los vendedores de la calle o de los empleados municipales despedidos, podrían desfilar con algunos olotes, matas de huerta, papel o cualquier cosa con la que los salvadoreños nos hemos limpiado.

¿Quién?, de la edad del cagalero, me va a decir que tuvo papel higiénico al nacer, ¿quién? Los que tenían consideraban que eso era botar el pisto y se limpiaban con facturas o con páginas de los tabloides que podían comprar, porque de un solo cultivaban la lectura.

Pero los demás, los que nacimos después de la familia número catorce, jamás ibamos a soñar con un trozo de papel higiénico deslizándose por cualquier untadura ¡jamás!

¡Ah! Pero el alcalde… que por cierto se me hace que quiere ser presidente, con esa inteligencia que abruma pensó en ¡la más grande necesidad! Para él, pero no pensó en otras porque los hermanos cubanos no las padecen.

Tampoco pensó en mandarles petróleo, porque hoy tienen más que nunca, y al precio humano inteligente, no como aquí, y mucho menos se le iba a ocurrir enviarles medicinas, porque solo aquí las pueden vender a estos precios ingratos que nosotros las compramos.

Y cómo se le iba a ocurrir mandarles libros, si tienen más que todas las librerías salvadoreñas que a puras penas los venden porque son caros y los pocos lectores que pueden comprarlos mejor los leen del internet.

O creen que el cagalero podía decir que les íbamos a mandar maestros normalistas, o atletas de alto rendimiento, o que les podíamos enviar o llevar músicos de conservatorio. ¡No podemos porque no hay!

Somos un país con más de veinte años de retraso en todo, no tenemos nada que enviarle a los hermanos cubanos, por eso al alcalde se le ocurrió que aunque sea ¡papel higienico! Y todos los cagaleros muertos en risa por el chascarrillo que a más de algún cagalero correligionario le sirvió para hacer caricaturas ¡muertas de risa!

¿Con lo de cagalero? Si la verdad es que es una palabra que usaba mi mamá cuando nos hacíamos los enfermos y como que son de las palabras compuestas que a ella se le ocurrían y que creo que las armaba de cagón y de culero, pero no estoy seguro, y sinceramente no busqué la tal palabra en el diccionario de Salvador Juárez ni en el de Joaquín Meza, pero mi mamá la decía y me gustó para endilgársela al ¡futuro presidente de El Salvador!

¡Por favor no se rían!

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