Guillermo Henao (Desde Medellín, Colombia. Especial para ARGENPRESS CULTURAL)
Después de lo ocurrido,
uno puede pensar en retro-ceder.
Entonces quisiera arrepentirme, pues nunca lo logré.
Pero como uno, solo, no se de-termina,
alegre saborea los pequeños triunfos.
Y entra
y saluda los compañeros
y todos lo comentan
con entusiasmo o con amable indiferencia,
aplauden estos logros como definitivos.
“Ya ves hermano, en quienes te emplean si hay bondad”.
Y puedes retractarte de todo, hasta de ti
cuando estás entre ellos,
o quedarte con lo que has sido, si lo creen conveniente.
Concluye entonces: luchar es amargo.
¿Y nada más?
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