miércoles, 18 de agosto de 2010

Música:


La música cristiana en Latinoamérica



ARGENPRESS CULTURAL


Desde hace ya algunos años Latinoamérica se encuentra virtualmente bombardeada por innumerables grupos religiosos de denominación evangélica. El fenómeno merece una especial mención dado que comporta ribetes de orden más sociopolíticos que específicamente religiosos.

Ya en la década de los 60 del pasado siglo había comenzado este proceso, pero desde el advenimiento de la administración de Ronald Reagan en la Casa Blanca y el ala ultra conservadora de los republicanos, se agiganta y se convierte en una estrategia política claramente definida. De hecho aparece mencionado como un mecanismo a implementar en los Documentos de Santa Fe I y II, base ideológica de este proyecto de derecha del poder norteamericano. Surge casi como una contrapropuesta ante el avance de la Teología de la Liberación de la Iglesia Católica y su compromiso social a través de la opción por los pobres.

La proliferación de grupos evangélicos que ha tenido lugar en estas últimas décadas no constituye sólo una expresión religiosa; todo este movimiento surgió –fríamente pensado como estrategia de manejo y control social– para cumplir con un cometido no espiritual. Es una forma de desconectar, neutralizar las preocupaciones terrenales mas concretas, y eventualmente las respuestas que se le puedan dar. Poniendo el énfasis en una espiritualidad casi enardecida y apelando a una moralina simplificante, estas iniciativas se mueven hábilmente llenando vacíos en los sectores más humildes y desprotegidos de las sociedades más pobres.

Es claro que actúan según un mapeo de potenciales zonas conflictivas: aparecen y se desarrollan en los países y en las regiones mas pobres, donde se verifica menor presencia estatal, y donde es más altamente probable que pueden darse reacciones a esas situaciones estructurales de injusticia y postergación. Son, dicho en otros términos, estrategias contrainsurgentes.

El discurso con que se presentan es sencillo, esquemático, rápidamente asimilable. En realidad no hay precisamente un mensaje teológico o espiritual en su tejido; antes bien proponen una visión casi maniquea de la realidad, basada en una simplificación moralista de las cosas: “buenos” versus “malos”. Se mueven como sectas, apelando a un fanatismo, a un fundamentalismo intolerante que, a veces, puede sorprender.

Sin dudas su oferta llena un vacío; de otra manera no encontrarían el eco que efectivamente tienen. Actualmente, quizá ante la falta de propuestas políticas globales alternativas, ante el descrédito acrecentado día a día de los partidos tradicionales, ante el “envejecimiento” de la Iglesia católica, estas sectas ocupan un lugar cada vez más preponderante en la vida social de los sectores pobres en Latinoamérica. En realidad no solucionan ningún aspecto práctico/concreto en la vida de millones de pobladores del área. Pero insuflan una fuerza espiritual que permite seguir soportando las penurias ("¿opio de los pueblos?")

Como expresión político-cultural que son, también han desarrollado una faceta musical. En realidad, en términos estéticos no hay desarrollado alguna forma musical específica que los identifique, que los diferencie; pero sí hacen uso de la música. La cada vez más escuchada “música cristiana”, como habitualmente se la conoce, invade el paisaje social latinoamericano (urbano y rural) en forma creciente. Donde uno vaya escucha esta música, siempre alegre, entradora, realmente popular.

Considerando que es una expresión de lo que pasa a nuestro alrededor, nos guste o no, hoy presentamos aquí una breve recopilación de canciones evangélicas, en todos los casos con formatos adecuados al gusto de las poblaciones.






La libertad de los esclavos y la independencia patria



La primera ves que fui privado de "mi libertad" habré tenido como 14 o 15 años y fué por el lapso de 20 minutos a media hora...los "boy scout del Grupo 27" del distrito de Ciudad Delgado, realizabamos un acto conmemorativo al pié del busto del presbitero José Matias Delgado con motivo de la fiesta patria y como jefe de patrulla, se me ocurrió trasladar al escenario un acto representativo de la liberación de los esclavos negros por el cura José Simeon Cañas,(después lei que el tal cura en realidad era un negrero), acto, que también realizabamos años antes en la escuela,asesorados por la profesora de sexto grado.

Un grupo de cinco o seis cipotes, encalzonetados, nos pintorajeavamos de negro y amarrados unos a otros con cadenas de papel, nos arrastrabamos indefensos y azotados con látigos por capataces, cuando en el acto aparecia Simeón Cañas el redentor y rompia nuestras cadenas, liberándonos en el acto.
Pero en aquella ocasión, en el atrio de la iglesia de Aculhuaca, donde se encotraba el busto del prócer, se me ocurre al final gritar a viva voz, "Libertad a los presos politicos".
El grito original, era "Libertad para todos los esclavos", pero a mi se me salió la frase presos politicos y como alli se encontraban los funcionarios de la alcaldia, custodiados como siempre por "los choriceros" de la Policia Municipal, fui aprendido en el acto, mis compañeros scouts, sorprendidos y  sin encontrarle razón al acto de detención, en grupo abogaron por mi libertad inmediata.

Creo que fué más por vergüenza que los cuilios me soltaron, ya que indirectamente se sentian parte del acto, al detener a aquél negrito entilado, y la gente gritando porque me liberaran...