domingo, 27 de marzo de 2011

Obama trató infructuosamente de imponer su agenda por Latinoamérica pero dejó lecciones para Funes



Tendencia Revolucionaria
Indiferencia y rechazo son las palabras que pueden englobar la reciente visita de Obama a Latinoamérica. En los tres países que visitó fue recibido con protestas, la más grande se realizó en Chile, donde un gobierno de derecha se ha instaurado. En Brasil más que las protestas fue el desplante del ex Presidente Lula a almorzar y la exigencia por romper las barreras arancelarias como los íconos de su llagada al país miembro del BRIC, la expectativa fundamental era que Estados Unidos promoviera el respaldo a que Brasil conformara el Consejo de Seguridad de la ONU, pero Obama no se comprometió en nada, tal como lo hizo en toda su gira.

En El Salvador previo a su llegada el movimiento popular desarrolló diversas actividades de protestas, todo con el fin de demostrar su repudio a la fotografía que Mauricio Funes quería mostrar frente al presidente estadounidense, se convocó al día del Anti- Imperialismo por primera vez, donde en su mayoría las y los jóvenes hicieron su aparición, un dato muy importante porque en Latinoamérica crece sin cesar el sentimiento antiimperialista, que justo con el ataque a Libia se intensifica y son jóvenes los que aparece abanderando dichas iniciativas.

En Chile a pesar de ser un gobierno de derecha, la alocución de Sebastian Piñera no fue tan servil y llegó en su discurso a pedirle a Obama un trato igualitario y no de supeditación. Mientras tanto la gente rechazaba en la calle el acuerdo energético nuclear, que por cierto plantea será un tema de discusión y de lucha de ese país en los próximos días, teniendo en el espejo el desastre nuclear que avanza en Japón.

El mayor servilismo llegó desde El Salvador, donde el Presidente Mauricio Funes preparó su visita con mucho tiempo, paralizando el país por la llegada del representante del Imperio, deshaciéndose en elogios y muestras de agrado para Obama y su familia. Muy distante de lo desarrollado en Brasil y Chile, con dos gobiernos relativamente contrarios.

Lejos están aquellos momentos en el que los presidentes de los Estados Unidos llegaban a nuestras tierras con sendas cantidades de dinero para que ejecutaran su agenda. Hoy a diferencia de la última visita de Bush, Obama apareció con unos anuncios tibios de “inversión”, prometiendo 200 millones para la seguridad en Centroamérica y unos 10 millones para contribuir en la erradicación del trabajo infantil, lo demás fue anunciado como un nuevo trato en las relaciones de cooperación, donde será nuestro país el que debe de evaluar sus necesidades para luego cabildear fondos, ahora seremos “socios”, los problemas financieros del imperio estadounidense son muy claros.

Para el gobierno debilitado de Funes desligado del movimiento popular y sin apoyos de la oligarquía criolla, la llegada de Obama es muy importante porque le hace aparecer como el gobierno de Washington, y en efecto lo es, su papel en la región centroamericana es muy elocuente y demuestra que el pivote de Estados Unidos es éste presidente muy deslegitimado.
La lecciones para Funes son claras, primero que en Sur América crece la dignidad de los países, lo que hace que la hegemonía política gringa cada vez cale menos, y que lo único que aparece en escena es la amenaza militar. A pesar de ello, una buena parte de los países del sur piensan en construir soberanía y exigen un trato igualitario, no de colonias.

Segundo, que en El Salvador crece el sentimiento Anti Imperialista, gran parte de la población a pesar del aparatoso “show mediático” mostró poco interés, en especial en el interior del país. Esto sirve para que Funes sepa que si este gobierno se define pro imperial, pues tendrá más gente que discrepará con sus resquebrajadas políticas.

Tercero, que luego de la partida de Obama viene el desenlace real de la fotografía y es que para mostrar la cara de gobierno de unidad negó los verdaderos problemas que afronta nuestro país. Ahora veremos qué pasará con el aumento de los maestros y maestras, con los sindicatos de salud, con los empleados y empleadas municipales despedidas, con los problemas de la UES con las y los estudiantes de nuevo ingreso, que tiene a su base la imposibilidad de este gobierno de poderles dar acceso a educación superior, para culminar con el elevado costo de la vida, que pronto será una bomba que explotará en la cara del presidente.

Al final, la visita de Obama acrecentó las cuentas negativas de las maltrechas finanzas de nuestro país, para Salvador Arias la visita del presidente gringo le costaría al Estado entre 30 o 40 millones de dólares, según lo expresó en un programa televisivo del Canal 21, mismos que las y los salvadoreños pagaremos, el costo puede significar darle subsidio total del gas propano a cerca de 400 mil familias por un año, o cerca de 3 meses de subsidio al nefasto transporte colectivo, reparar al menos 350 escuelas dañadas, o construir al menos 50 escuelas nuevas[1]. Al final el pueblo es el que salió perdiendo con la visita de Obama aunque mediáticamente se haya manejado como un gran aporte para nuestro país.


[1] Datos estimados en base a datos del Ministerio de Economía y del Ministerio de Educación.

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