
Testimonio de una luchadora de las FARC, desde la cárcel de Medellín.
Ayer
7 de marzo cumplió 9 años, ayer me convertí en la madre más orgullosa
del mundo, ayer nació un nuevo hijo de la patria, ayer en algún lugar de
la hermosa y espesa selva de Colombia floreció una nueva ilusión, una
nueva esperanza, hijito yo no te he abandonado, nunca te he olvidado,
unos monstruos salvajes me han separado de usted mi pequeño.
Hoy
el régimen de Colombia representado por unas minorías me hacen
prisionera, por pensar diferente, por no compartir con la injusticia
social. Hoy el régimen me somete a todo tipo de tortura, con tal de
asustar y amenazar a los que me siguen. Hoy el régimen encierra en los
campos de concentración copiados de los EE.UU. a los que se solidarizan
conmigo. Hoy el régimen de falsos positivos con los trabajadores,
estudiantes, campesinos, lideres comunales por el delito de vivir y
tener un pedazo de tierra en áreas de influencia guerrillera. Hoy el
régimen tortura, desaparece a los luchadores sociales y populares porque
son una amenaza. Ayer el régimen paramilitar masacro a mi padre, el hoy
tu abuelito, para castigarme, para torturarme, para cobrar el hecho de
ser una mujer rebelde, ¿con esto que lograron?
Que
mi lucha tenga más vigencia y más razones. Hijito nunca te he olvidado
ni te olvidare, desde este cementerio de libertades a través de la
distancia todos los días te contemplo, te arrullo entre mis brazos, te
aprieto contra mi pecho y te doy el besito de las buenas noches. No
llores hijito mió, no estas solito, yo estoy contigo mi pequeño, no le
temas a nuestro destino, aun eres muy pequeño para entender lo terrible y
desgarrador que es la guerra que desangra nuestra nación o patria.
Tampoco podrás entender el porqué estoy tras las rejas.
Vamos
mi pequeño sonriamos juntos, empuñemos, levantemos con gran altura las
banderas de la justicia en nuestra tierra, en nuestra Colombia. Unos
muros grises, unas rejas se cierran, un candado las asegura, que creen,
físicamente estoy prisionera, pero mis principios, mi ideología, mis
ideales y pensamientos no están encerrados, ellos están tan libres como
el aire que sopla en las cordilleras o como el agua que desciende de las
montañas. Si, físicamente estoy prisionera pero aun el día de mi muerte
otros retomaran mis ideales, entonces nada han ganado con tenerme
encerrada y separada de los que amo. Ayer, se equivocaron pensando que
haciéndome prisionera traicionaría mi pueblo, a mi organización. Hoy con
mucho honor y con orgullo me restriego el amargo sabor de la guerra,
siendo leal a mi causa, a mi organización y a mi pueblo. Mujer que
nuestra voz rebelde no baje Que nuestros ojos brillen con más fuerza Que
nuestra sonrisa no muera ni se apague Mujer miles de nosotras nos toca
enfrentar miles de condiciones acompáñeme reguemos la semillita de la
esperanza … mujer la victoria será nuestra…
-Marinelly Hernández O.- (Prisionera Política y de Guerra FARC-EP R.M. Pedregal Medellín)
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