miércoles, 27 de junio de 2012

¿Por qué hay tanta violencia en El Salvador?

Roberto Cañas López/ Firmante de los Acuerdos de Paz
 
En la medicina y en la vida es mejor y más barato prevenir que curar. No hay que cansarse de repetir que una de las direcciones del esfuerzo principal debe estar en la prevención.

Nuevamente este fin de semana recién pasado una masacre se realizó en Santa Ana. Hoy el  asesinato colectivo fue en un caserío del cantón San Cristóbal, municipio el porvenir en el occidente del país. Para muchos, que asesinen a una familia ya no es noticia, no impresiona y esto es grave, verdaderamente  preocupante.

Dos preguntas debemos hacernos: la primera ¿Por qué hay tanta violencia en El Salvador? y la segunda es ¿Por qué lo que el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública hace para  prevenir y disminuir los delitos no es efectivo? Se supone que el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública tiene las respuestas pues cuenta con una Política Nacional de Justicia, Seguridad Pública y Convivencia.

La respuesta a la primera pregunta está en la política pública mencionada y es fácil ponerse de acuerdo con ella, pues el documento señala que entre los factores que han favorecido o facilitado el crecimiento de la inseguridad, la criminalidad y la violencia se encuentran: “el desarrollo socioeconómico precario y desigual, la exclusión de amplios sectores de población, el hecho que El Salvador no solo ha figurado entre los países más desigualitarios de la región sino que además se ha ubicado históricamente en el último lugar en el continente en inversión pública para gasto social con relación al PIB”.

La lista de razones por qué hay tanta delincuencia señaladas en el documento es larga: migración y pérdida del tejido social y familiar, los factores culturales  machistas y violentos, la corrupción y el clientelismo político, la debilidad institucional, el enfoque y tratamiento unidimensional del fenómeno de la delincuencia, la presencia del crimen organizado y el narcotráfico, el activar de las pandillas y la disponibilidad y amplia circulación de armas de fuego.

Definitivamente el diagnóstico del problema de la delincuencia que hace la política pública del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública es correcto. Es evidente que la eliminación de los factores que explican por qué hay delincuencia en el país no se puede hacer de la noche a la mañana, muchas de las causas son estructurales, otras tienen mucho arraigo y para superarlas se necesita un enorme esfuerzo nacional, mucho tiempo y recursos, que no aparecen en la política pública, ciertamente la ausencia de la parte del financiamiento de la política hace difícil saber de dónde saldrán los recursos para resolver los problemas.

La solución en el ámbito de la prevención del delito comienza por generar mejores condiciones de vida y mayores oportunidades laborales, por elevar el nivel educativo de los jóvenes.
En la medicina y en la vida es mejor y más barato prevenir que curar. No hay que cansarse de repetir que una de las direcciones del esfuerzo principal debe estar en la prevención. Pues el logro del objetivo de “convertir a El Salvador en un país permanentemente seguro, en el que se respete el Estado constitucional de derecho y en el que la vida individual y familiar se desarrolle despojada del miedo; donde exista un clima que favorezca la inversión para el desarrollo de las oportunidades individuales y sociales”. No va a ser posible sin una estrategia integral con un fuerte componente preventivo.

La prevención social de la violencia y el delito debe incluir las estrategias y medidas encaminadas a reducir los factores sociales que generan violencia y a disminuir el riesgo de que se produzcan delitos dice la Política Nacional de Justicia, Seguridad Pública y Convivencia.

Se dice también que la prevención social del delito debe identificar factores de proteccion que van más allá de la seguridad policial, que alejen a la sociedad de la violencia y el crimen, se trata de impulsar la integración, organización y participación comunitaria, de mejorar las relaciones personales, de salud física y mental, de recuperación de territorios, de oportunidades de desarrollo legítimo para los ciudadanos y las comunidades. Muy cierto: la pregunta es por qué este planteamiento de la prevención social hecho por la política pública está ausente del discurso y acción de los funcionarios públicos encargados de la seguridad.

Si la política pública está clara en términos que hay que cambiar  el enfoque con que se impulsan las tareas de seguridad pública por ser unidimensional. Porque se continúa con las intervenciones policiales y del ejército de carácter reactivo que a lo único que siguen contribuyendo es a generar más problemas al saturar el sistema de justicia penal (Fiscalía, juzgados) y las bartolinas de la PNC y el sistema penitenciario. Ojalá que los funcionarios del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública integren a su discurso y su práctica los contenidos de la Política Nacional de Justicia, Seguridad Pública y Convivencia que ellos mismos han aprobado.

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