miércoles, 29 de agosto de 2012

El Doctor

Los recuerdos de la guerra, de cuando era niño 

  Por José-Luis Preza (*) 

VIENA - Uno piensa que durante la guerra quienes estuvieron peleando fueron los del FMLN contra el gobierno de turno, pero la verdad es que aún habiéndose unificado bajo un mismo „nombre“, las diferentes organizaciones o grupos de resistencia que conformaron al FMLN retuvieron su identidad no solo estructural pero también a nivel individual.  

Es muy probable que estaban coordinados a nivel macro, es claro, pero a nivel individual sus miembros se identificaban con el grupo (yo soy de las efe, yo erp, yo prtc, etc) y no con el FMLN mismo, tanto así que para la primera ofensiva, en la ciudad donde habitaba (Santa Ana) los diferentes grupos de resistencia se la repartieron por zonas. La zona sur (El Palmar) correspondía al grupo al cual mi papá pertenecía. Debido a esto días antes de la ofensiva nosotros, toda la familia, „cambiamos“ de casa y nos mudamos temporalmente a una casa de operaciones en El Palmar.  
No tengo idea quien vivió  ni lo que pasó en mi casa durante la ofensiva, pero si les voy a contar lo que pasó en la casa donde nos fuimos durante los días de la ofensiva. 
Una vez conformado el FMLN  a finales de los 80, me imagino que comenzaron las preparaciones para la primer ofensiva, y como se puede asumir tal esfuerzo pues esto requiere de una gran preparación logística. Y como en toda guerra, una de las cosas importantes son los heridos, pues las bombas y balas lo menos que hacen es herir y mutilar a las personas, en el peor de los casos te destripan o simplemente te matan. 
Como parte de estas preparaciones se conformaron „escuelas médicas“, donde -asumo- doctores le enseñaban a gente común técnicas santarias, de enfermería, hasta cirugías menores. 

Para 1981 yo ya contaba con 13 años de edad. Mi papá -guiado por sus ideales- nos mandó a mi mamá y a mí a una de dichas escuelas, la nuestra tuvo lugar en la UCA. 
Lastimosamente recuerdo pocos detalles, sí me recuerdo de un doctor moreno (aunque no extranjero) que nos enseñó muchas cosas: como limpiar heridas, como inyectar, incluso aprendimos a hacer insiciones y a coser heridas, lo cual practicábamos en sandías. Me recuerdo que mencionaba que la cáscara de la sandía era similar a la piel, y que el bisturí había que usarlo siempre con precaución pues aun cuando la piel puede ser cueruda y dura, una vez abierta la carne interna es suave y frágil. Igual que la sandía. 

Sí me recuerdo que el cursito ese duró un par de semanas, allí comíamos y creo que incluso dormimos en algún lugar en la capital. Al final del curso nos dieron un montón de equipo de enfermería: bandejas de acero inoxidable, con tapaderas, para esterilizar jeringas, bisturís, tijeras, etc; obviamente nos dieron montón de jeringas, gazas, bisturís, y hasta medicina, incluyendo inyecciones de valium y diazepán y otras drogas.  

Me recuerdo de estas últimas bien clarito pues con el tiempo las usé yo mismo para ponerme bien pedo. Las babosadas seguro estaban hasta vencidas, pero igual... 
El entrenamiento como doctor de guerra lo puse en práctica pronto, antes de la ofensiva. Como he contado anteriormente, nuestra casa era una casa de seguridad, donde incluso vivía gente. Una de las funciones de la casa era tomar heridos y tratarlos hasta que sanaran. 

Uno de esos que llegó  a vivir a la casa le llamaban „Norberto“, un joven de unos 20 o 25 años, medio achinado y medio aguambado. El Norberto había sufrido una herida de bala en la mera cabeza (en el área de la coronilla), cuando llegó a la casa la tenía bien infectada. Pasó varias semanas allí en el proceso de curación. Norberto usaba una gorrita café parchada, que me regaló al irse. La gorrita estaba toda manchada de sangre. 

Este Norberto tenía una su gran pistola (9mm o 45) el baboso, y un día entre semana por la tarde temprano se pone a enseñarme la babosada, en la sala, y en una de esas que se le fué un tiro al baboso. Bien sé que era entre semana pues en la casa vecina había un taller de zapatería y todos los zapateros estaban trabajando. Ha de haber sido eso de las 2 pm pues me recuerdo del gran solazo que estaba haciendo y del silencio que había en las calles. Mi papá no estaba en la casa, ha de haber estado dando clases en la U. 

El ruido de la bala fué  tremendo. Que bien que no estaba ninguno de mis hermanos cerquita, aunque si estaban a unos 5 metros o algo así...Yo estaba frente a Norberto, la bala me pasó a la par, primero pegó en el escritorio haciendole unos grandes hoyos, salió y rebotó en el suelo, de alli a una pared para después salir rebotando hacia otra pared donde quedó prendida en el repello.  

A mí me dió un gran miedo, pues la gente seguro iba a llamar a la policía, y nosotros allí en la casa con el montón de babosadas, armas, propa, bombas y demás...Yo lo que hice fué simplemente correr al traspatio, subirme en el muro y saltarme a una casa vecina donde no vivía nadie. Allí estuve un rato hasta que el susto me pasó y asegurarme que no había pedo. Que bien que nadie puso el dedo, pues nada pasó... Pendejo Norberto.  

Ya para la ofensiva, un par de días antes nos fuimos a vivir a la casa de Roberto Antillón, un chero de mi papá y también profesor universitario. El vivía en El Palmar en una casa de esquina, arribita de la 25av. Norte, donde no había pavimento y las calles eran bastante anchas (a unas cuadras de la actual delegación de la PNC). Allí nos amontonamos montón de cipotes (los de Roberto y nosotros 4) así como los adultos padres, y asaber que más gente. La casa era pequeña y se había acomodado un cuartito a forma de enfermería. Durante el vergaseo, que duró varios días, muchas personas iban y venían, asumo que han de haber habido montón de armas y granadas de mano (las mentadas naranjas) y minas (de lo cual ya he escrito).  

Nosotros bichos no salíamos a la calle pues obviamente era recontrapeligroso, pero yo (siendo „el mayor“) si a veces salía por momentos nomas para ver que ondas, pero no durante balaceras pues no era tan pasmado..me recuerdo de trincheras, de ver las calles bloqueadas por llantas ardiendo y palos y piedras, me recuerdo de unas grandes humazones, de ver a lo lejos gente corriendo. Simplemente daba miedo, mas bien un gran culillo. Tengo muy presente haver visto a través de las ventanas (solaire) una fila de tanquetas que trataban de quitar los bloqueos y trincheras y escombros que estaban cabalito fuera de la casa.  

Durante la ofensiva seguro llegaron montón de heridos, pero solo me recuerdo de uno: un chero llegó con una herida bestial que le habia partido la nalga derecha y parte de la pierna, todo ensangrentado y con grandes dolores... Se le veían montón de cartílagos, al menos es lo que yo veía.  

La „enfermería“ la atendían un par de adultos, que han de haber tenido más conocimientos que yo, por lo que no me han de haber dejado hacer mucho. Pienso que es por esto por lo cual no me recuerdo de mucho. No he hablado de esta pasada con mi mamá para escuchar sus memorias... 

Asaber cómo es que no se dieron cuenta que esa casa de esquina era casa de seguridad. La onda es que la ofensiva terminó y nosotros días después marchamos rumbo a casa, la ciudad estaba desolada y silenciosa. Mi papá nos dijo antes la historia que había que dar si alguien nos preguntaba dónde habíamos estado, obviamente no íbamos a decir la verdad pues el escuadrón y las policías y soldados estaban requete mordidos por la ofensiva y andaban como avispas enojadas matando por doquier.  

Poco tiempo después de la ofensiva mi papá se fué a la montaña, nosotros nos mudamos de casa (a unas cuadras abajo del modelo, cabalito la última casa a la par del mesón que colindaba con una finca) y con esto nuestra casa dejó de ser casa de seguridad. Ni ella ni nosotros estabamos metidos en nada (pues éramos técnicamente niños, yo el mayor de 4 con 13 años).  

En una de sus visitas cuando bajaba del campamento si tuvimos la visita indeseada del escuadrón, fué cuando lo agarraron... 
A pesar de mi entrenamiento rudimentario, nunca pensé tomar la medicina como carrera (para estudiar medicina hay que tener pisto). Nunca más practiqué mis „conocimientos“ tampoco, y jamás nunca me atrevería a presumir de doctor. Yo no me recomiendo ni para curar uñeros. 

Dudo que mi mamá aún tenga algunas de esas bandejas para esterilizar, fuera chivo verlas de nuevo, aunque a la vez sería muy triste, me evocarían recuerdos de tanto sufrimiento, tanto muerto, tanto esfuerzo, tanta bala, tantas familias destruidas. Todo en el afán de tener un mejor mundo, una mejor sociedad. 

Pero la verdad es que la gente sigue comiendo mierda y hoy en mayores cantidades, sigue habiendo la gran desigualdad social, montones de pobres sin acceso a nada, ni agua ni luz, medicinas, escuelas. La explotación infantil sigue a la orden del día, con mares de niños desnutridos, panzones lumbricientos que trabajan en condiciones de esclavitud. Mujeres también. Y hombres también. 

Siguen habiendo un par de majes que se benefician de explotar a grandes masas de personas que por su condición social y de educación no les queda mas que ser esclavos. 

Seguimos teniendo leyes y un sistema legal que no solo permiten sino que alientan a explotar, a robar, a destruir, protegiendo al culpable. 
La violencia social y económica persisten. El genocidio persiste. Los grupos de fachada (arena, gana, pes, cn) siempre jodiendo al pueblo. Y lo peor, la gente imbécil aún sigue votando por ellos. Que vaina. 

Yo estoy muy consciente que el FMLN la cagó con la alianza con Funes. Creo que fueron demasiado ingénuos, en eso la cagaron, en ser ingénuos. Espero que el futuro sea mejor. El pais necesita cambios estructurales y radicales, la gente se lo merece. Ojalá se haga lo que se tiene que hacer.

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