jueves, 15 de noviembre de 2012

La Batalla por el Agua, segunda parte


 Luis Francisco López

- Segunda Parte -

La finalidad de convertir el agua en mercancía ocurre en un contexto mundial de profundas desigualdades. Por ejemplo, las actividades productivas en manos del capitalismo se apropian del 50% del agua dulce líquida del mundo, mientras UNICEF y la OMS revelan que 783 millones de personas en el mundo no tienen acceso al agua potable, y unas 2.500 millones de personas, carecen de sistemas adecuados de saneamiento de aguas residuales.

La situación hídrica no promete ser mejor en el futuro, ya que aun cuando en la escuela se nos enseñó que el agua era un recurso “renovable”, no se nos explicó que aun cuando el agua siempre se encuentra en la misma cantidad en el planeta, no toda es apta para consumo humano, sólo el 2.5% de los 1.4 mil millones de km3 de agua de la Tierra es potencialmente dulce, la mayor parte de este porcentaje es inaccesible, cerca de un 70% está ubicada en glaciares, nieve y hielo.

En esta realidad de escasez hídrica, se nos presenta el Cambio Climático afectando los recursos hídricos en todo el mundo, aumentos en el nivel medio global del mar en 1.75 mm cada año, desde la segunda mitad del siglo XX, conlleva la salinización de acuíferos de agua dulce; el deshielo de glaciares no polares, reduce drásticamente los flujos de agua durante la estación seca, amén del aumento de temperatura, inundaciones y sequias.

El contexto nacional es fiel reflejo de la mala gestión hídrica mundial. A pesar de su reducido territorio, El Salvador es rico en ecosistemas, su posición geográfica, latitudinal, historia geológica y su compleja topografía, se conjugan para ofrecer una variedad de ecosistemas terrestres y marinos de importancia internacional.

La oferta natural hídrica no es despreciable, con una precipitación anual promedio de aproximadamente 1784 mm de lluvia, un promedio de 56,052 millones de m3 de agua por año, de los cuales, cerca del 59% (32,840 millones de m3) regresa a la atmósfera debido a la evapotranspiración.

El 41% restante, se distribuye en aguas superficiales (32% equivalentes a 18,252 millones de m3), y aguas subterráneas (9% equivalentes a 4,960 millones de m3). Sin embargo, debido a un proceso sistemático de desprecio al ambiente por parte de la gran industria, no tenemos fuentes de agua superficiales de agua, cuya calidad sea excelente.

El agua calificada como buena bajó a 2% en el año 2010, y el agua regular y mala aumentó a 65% y a 27% respectivamente, en el mismo año, y respecto de datos comparables con el año 2006; por su parte, la CEPAL estima que la disponibilidad per cápita anual de agua en el país es de 1,752 millones de metros cúbicos, situando al país en una condición de Estrés Hídrico, datos que permiten concluir lo errático de las Políticas Públicas y que, además, evidencian que una eventual solución no vendrá de la buena voluntad del sector privado.

El agua ha sido tratada por la legislación salvadoreña como “tierra de nadie”, se ha visto y regulado como parte de los tradicionales Res Nullius o bienes de nadie. Según la ortodoxa visión del Derecho Romano, donde cada uno puede disponer del agua conforme y fundamentalmente según su capacidad económica, dicho sea de paso, es aquí donde la gran empresa privada toma ventaja.

El Estado es un simple actor más y cada persona deberá resolver sus necesidades individuales o limitarse a vivir sin agua. No hay un marco normativo que refleje la importancia estratégica del agua, que resuelva los conflictos derivados de su inadecuado uso, lo que abunda son cuerpos normativos que responden a realidades e intereses distintos y hasta contrapuestos, provocando contradicciones y vacíos legislativos, que se resuelven mediante prebendas económicas, políticas o, en el peor de los casos, mediante la intervención de la fuerza pública y el Ministerio Público, a quien poco le cuesta acusar de criminales a defensores y defensoras ambientales.

En El Salvador, el Partido Político ARENA ha sido quien más promueve y defiende todo tipo de privatizaciones, es su figura jurídica por excelencia, la que impera en los regímenes del libre comercio, por ello toda expresión “en defensa de las libertades”, no debe interpretarse como en defensa de las libertades ciudadanas o individuales, se refiere al libertinaje del mercado vinculado a intereses oligárquicos donde se invierte poco y se gana mucho, en su mundo apropiándose de lo público y espolear al obrero, proletario e incluso, a la auto denominada clase media, es sólo parte de un juego macabro que inevitablemente deja daños colaterales.

Sin embargo, ahora ARENA está debilitada, orgánica e ideológicamente. Para sustentar lo primero solo hay que remembrar los últimos años de gobierno de Antonio Saca y ver en la fotografía del actual ARENA, la “cara de poema” que tienen sus dirigentes, porque aquello de: “graníticamente unidos” pasó a ser un eslogan, ¡que ni pueden vender, ni la gente les compra!

Pero, el problema de ARENA no es cuantitativo (de hecho ahora tiene más diputados/as), su verdadero hoyo negro, radica en la ausencia de referente teórico, que se derrumbó junto con Lehman Brothers en el año 2008 y, desafortunadamente para ellos, Adam Smith, David Ricardo y Milton Friedman ¡están bien muertos!

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