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lunes, 25 de febrero de 2013
El Salvador: Crisis del Bloque Histórico. 2da parte
La situación de crisis histórica del país nos presenta un panorama en donde la base económica no se corresponde con el universo superestructural y todo esto carece, entonces, de sustentación, hasta que la evolución y el desarrollo de esta crisis permitan que en el sector dominante se perfile una fracción que sea la que domine el bloque. Esto está pendiente, pero no totalmente, como veremos.
Dagoberto Gutiérrez
Es aquí, en la superestructura, donde reside la sociedad civil y la sociedad política. La primera es todo el sistema de dominio ideológico que permite al sector dominante o al dirigente, imponerse efectivamente al sector dominado. Cuando además de dominante resulta ser dirigente, no necesita de la represión porque en esas circunstancias se asegura lo que se llama consenso y éste es el instrumento que permite al dominante que el dominado lo sea efectivamente, sin ningún riesgo ni posibilidad de producirse ninguna rebelión e inclusive ninguna protesta o reclamo, porque cuando hay consenso, los dominados están de acuerdo en ser dominados por esos dominantes, por eso es que se habla de sector dirigente y no solo dominante.
Esta precisión nos permite darnos cuenta que en la historia política de nuestro país, los sectores dominantes nunca han sido dirigentes porque siempre la sociedad civil, que es el ámbito donde se afianza la hegemonía, ha usado de la represión, es decir, de la sociedad política o Estado, para imponer su dominio, y esto explica el permanente Estado de rebelión que caracteriza nuestra historia.
A esta relación de sociedad civil y sociedad política es justamente a lo que llamamos Estado porque el dominio ideológico y el domino represivo se conjugan, imponiendo lo que se llama orden público, que es el conjunto de leyes, reglamentos, acuerdos, providencias y decisiones tomadas para asegurar que un determinado orden sea alterado ni mucho menos sustituido por otro.
No es difícil darse cuenta que la guerra de 20 años expresa una significativa derrota ideológica del sector dominante, aunque al finalizar esta guerra, el país haya entrado en un momento especial en donde el poder político alcanza un dominio y control sobre la subjetividad de la población que no se había alcanzado en otro momento histórico.
Los sectores dominantes usaron para eso dos recursos ideológicos: el primero fue el de la paz y el segundo fue el de la idea que el pueblo estaba en el poder. Veamos esto más despacio.
La idea de la paz sirvió para eliminar a la post guerra que, al ser sepultada, en una especie de asesinato histórico, fue sustituida por la bandera de la paz superviniente de manera automática por el fin de la guerra, que fue convertida en un bien cuasi sagrado al que había que proteger de toda lucha, de todo reclamo, de toda turbulencia social, de tal manera que el pueblo debía cuidar esa paz como se venera a los dioses, aun a costa de sus propios intereses.
La segunda idea resulta también decisiva porque cuando el pueblo aparece tomando el poder en la figura de alcaldes y de diputados, se está construyendo una maquinaria como la que efectivamente se construyó, que maniató la inteligencia política, el espíritu y las manos del pueblo, que al creer que efectivamente estaba en el poder, renunció a sus luchas, desmanteló sus organizaciones y pasó a confiar en que arriba, en los órganos de poder, y en el cielo político, el pueblo estaba garantizado en sus intereses y ya no era necesaria ni la lucha ni la protesta.
Este aparato logró desmontar la psicología y la voluntad de lucha de todo el pueblo, mientras en el país se montaba, efectivamente, una economía, una educación, una salud, una agricultura, neoliberal, y cuando en el planeta se derrumba esta lógica y hay un quiebre del capitalismo estadounidense y del europeo, toda esta política queda descubierta.
Es, en estos momentos, cuando el partido FMLN, en medio del derrumbe neoliberal planetario, llega al gobierno, luego de ganar las elecciones presidenciales con la candidatura de Mauricio Funes, y ocurre que este candidato, ya como presidente, no entrega al partido FMLN el control del aparato del Estado, tampoco acepta ningún sometimiento ni dirección, y mucho menos funcionar como aliado o amigo de ese partido.
Es, en esas circunstancias, que el partido FMLN se hace un simple partido gubernamental, así como ARENA, el PCN o el PDC; en tanto que Mauricio Funes hace un gobierno que no altera ni la política ni la manera de hacer política de los anteriores gobiernos areneros, sin alterar ni la economía, ni la educación, ni la salud.
Es aquí, en este marco histórico, en el que movido por factores externos, se produce una acumulación de capital dentro del proyecto Alba petróleos, que permite a la cúpula del partido FMLN transformarse en una clase social burguesa que consolida cada día su poder económico y su control de distintas áreas de la economía, con varias características que pasaremos a referir en un próximo artículo.
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