▼
jueves, 18 de abril de 2013
Venezuela: revolución y contrarrevolución
Dagoberto Gutiérrez
Las votaciones del domingo 14 de abril fueron parte de un nuevo escenario político que empezó a delinearse con la enfermedad y posterior muerte del Presidente Hugo Chávez, este acontecimiento abrió el nuevo momento político y durante el cual la oposición dejó de ser esto (que corresponde a un momento normal y en una confrontación normal y “simplemente electoral”) y se convirtió en contrarrevolución, esto quiere decir que ya no se trataba de derrotar electoralmente a un gobierno o a un partido, con las reglas establecidas en un juego acordado, sino de derrocar el poder político de la revolución para instaurar un nuevo poder y no solamente un nuevo gobierno.
Este calculo involucra a la derecha planetaria y al imperio estadounidense porque Venezuela es un país de importancia planetaria y su proceso revolucionario está a la cabeza de la confrontación con el capitalismo como lógica, y con el imperio estadounidense como poder omnívoro.
Por supuesto, que se partió de las circunstancias en la que el presidente encargado Nicolás Maduro tuvo que entrar, inesperadamente y sin preparación previa en una campaña electoral presidencial y como candidato era débil aunque en una primera mirada se pensara o se entendiera que era Hugo Chávez quien estaba en la campaña, en realidad no era así, porque Chávez es la base subjetiva, teórica y práctica de todo el proceso, pero Nicolás Maduro era el candidato, puestas así las cosas, la confrontación entre Capriles y Maduro será desigual y la derecha lo sabia y lo entendía así, por eso se prepararon para el asalto al poder sobre la base supuesta de una victoria electoral que consideraban al alcance de la mano.
En realidad la revolución en términos de logro real de la vida de las personas, conciencia política, adhesión a Hugo Chávez y posición ante la derecha y la burguesía Venezolana fueron los factores que junto al trabajo de Maduro determinaron que la contrarrevolución fuera derrotada en las urnas. Es cierto que sacaron mas votos y es cierto que la distancia se acortó pero sigue siendo cierto que Capriles fue derrotado en las urnas y que el sistema electoral Venezolano es a prueba de fraude.
La confrontación real aparece con toda claridad cuando la contrarrevolución no acepta el resultado electoral, aquí se deslinda toda figura opositora porque la oposición es parte del juego y en tanto oposición acepta las reglas, cuando se rechazan los resultados se está rechazando también el juego y las reglas del juego, es decir al poder político de la revolución.
En este momento se enfrentarán dos resultados electorales Maduro ganador y Capriles perdedor, Maduro asume como presidente electo tal como manda la ley, y ésta fue la señal para desatar los mecanismos que incluyeron conspiración en las filas del ejercito, represión en toda Venezuela, asesinatos en todo el territorio, asalto a locales partidarios y persecución a médicos cubanos y a locales de la Misión Tierra adentro, en un solo día mataron a seis personas e hirieron a mas de sesenta, aquí aparece la confrontación entre un orden y otro orden contrarrevolucionario, y aparecen muy claros los escenario de las luchas por el poder, dentro de otro juego y usando otras reglas diferentes a las de la constitución.
Es justamente aquí cuando la ganancia electoral de la contrarrevolución se convierte en derrota política y los votos se desvanecen y son sustituidos por el rostro real, grotesco y asesino de la contrarrevolución y la maquinaria montada al ponerse en evidencia, pasa al mismo tiempo a la defensiva y permite a la revolución la ofensiva.
El recuento de votos es un argumento que no cuenta en un sistema como el venezolano y mucho menos cuando los plazos cortos establecidos mandan la asunción del cargo del ganador en plazos suficientemente cortos, por eso es que este viernes 19 de abril Nicolás Maduro asume como Presidente Constitucional de Venezuela mientras es reconocido internacionalmente el nuevo gobierno y especialmente por los gobiernos de Sur América.
Nicolás Maduro debe y puede construir su liderazgo, con su estilo y su naturaleza, por supuesto manteniendo su inspiración, apoyo y respaldo en Hugo Chávez en su pensamiento y ejemplo pero cultivando, eso si, su propio carisma y haciendo acopio de su propia y rica experiencia y su propio compromiso, el proceso político Venezolano requiere y necesita de eso, por ahora Nicolás ha planteado tres tareas fundamentales que resultan irrenunciable:
Primero está la profundización del proceso revolucionario, se trata de una ofensiva en la ruta de la construcción del socialismo para aprovechar la derrota de la contra política en esta coyuntura porque la mejor defensa de la revolución resulta ser su profundización.
A continuación está la corrección y superación de debilidades y errores porque el mayor peligro de los procesos políticos resulta ser su institucionalización y la construcción de ambientes áulicos en el que crecen las almas cortesanas que separan a los gobernantes de la realidad real, todo lo que en este proceso transite por estos terrenos sinuosos de la deformación, corrupción y alejamiento del pálpito real que viene de la gente real necesita ser superado al mas corto plazo, en otras palabras se trata que la revolución se instale en el corazón y cabeza del pueblo.
El tercer aspecto es el desarrollo de la conciencia política del pueblo de tal manera que todos los arroyos y torrentes que vinculen, amarren y abracen al pueblo con la revolución han de ser fortalecidos y desarrollados.
Por supuesto, que la confrontación crecerá tanto en su universo interno como externo, hasta que los enemigos de adentro y de afuera sepan que la revolución Venezolana produjo a Hugo Chávez y que el pueblo venezolano produjo a su líder, así como el pueblo salvadoreño produjo a Monseñor Romero y que la energía, fuerza y creatividad del proceso es la que mantendrá viva la memoria de Chávez y no al revés.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario