MASACRE EN TRES CALLES
William Hernández. (Raul)
Corría
el anochecer del 21 al amanecer del 22 de Junio de 1975, una luna llena
cubría el cielo del Cantón Tres Calles, de San Agustín, en el
Departamento de Usulután, los perros que ladraban esa noche, eran los
testigos presenciales de una masacre que se avecinaba en pocos minutos ,
muchos camiones de la Guardia Nacional, empezaron a descargar a los
verdugos que empuñarían su fusil y machetes en contra de la Familia
Ostorga, y así fue, empieza el cateo de todas las casas del cantón, la
represión contra tres calles había comenzado ese anochecer. Una casa de
bahareque y lodo de la Familia Ostorga, era considerada como la casa
cuartel de los campesinos que comenzaban a organizarse; por lo tanto;
era el blanco perfecto del ataque por parte de la Guardia Nacional,
estos tocan la puerta de la casa; un cruce de palabras se origina entre
don José Alberto Ostorga el padre de la casa y su hijo Jorge Alberto
Ostorga, este último le pide que no abra la puerta porque suponía que lo
mejor era que amaneciera porque presentía que a matarlos iban esa noche
y suponía que con la luz del día la Guardia no iba a ser capaz de
asesinarles.
- Don Alberto el padre, opto por abrir la puerta,
Jorge su hijo decidió esconderse en la troja, la guardia termina de
abrir a patadas la puerta y las ráfagas de fusiles G-3 invaden la
vivienda de los Ostorga la primera ráfaga cruza el cuerpo de José
Alfredo Ostorga, muriendo inmediatamente en la Troja, en la misma
balacera un Guardia parapetado en el corredor de la casa, en boquilla el
fusil contra Héctor David Ostorga, un Joven Estudiante de 15 años de
edad, otro Ostorga era blanco también ese amanecer de las balas asesinas
de la Guardia Nacional, don José Ostorga saca inmediatamente con un
llanto en su rostro el Cadáver de José Alberto que ha quedado en la
troja, y los Guardias se lanzan en contra de él y lo agarran a patadas
…. don Jorge es capturado minutos más tardes junto a su otro hijo Jorge
Alberto Ostorga, en la misma vivienda.
Cuenta Tita Ostorga
que en ese instante su Madre Petrona Rodriguez de Ostorga, entra en la
peor crisis nerviosa que le vio, “”veía los cadáveres de sus hijos
tendidos en el suelo de la casa; y con un llanto profundo de madre, se
tirada encima de los cadáveres de sus dos hijios manchando su cuerpo con
la sangre de estos; Exclamo”” por qué hay tanta maldad”” la captura de
su Esposo y su otro hijo profundizaba la agonía, no había transcurrido
mucho tiempo de ese mismo amanecer , cuando de aproximadamente una
cuadra; de una casa vecina, venia Esperanza Ostorga, y en la calle
encuentra los cadáveres de tres personas que aun agonizaban, ya que
recientemente habían sido asesinadas, ningún disparo se había escuchado.
Esperanza, llega hasta la casa donde estaba asesinados sus hermanos y
avisa a su Madre doña Petrona a Tita y al resto de su familia que en la
esquina, a pocos metros de la casa habían unos cadáveres, le avisan a la
vecina para que les acompañe, y así fue, emprenden camino con candil en
mano, y lo que se presentía estaban viendo, don José Alberto Ostorga,
Jorge Alberto Ostorga, y el Vecino Santos Morales, habían sido
asesinados a machetazos, eran decenas de machetazos que habían cruzado
sus cuerpos, la Guardia Nacional había cercenado a la familia Ostorga,
cuatro de sus miembros habían sido asesinados entre el 21 y el amanecer
del 22 de Junio de 1975 el desmembramiento y persecución de una familia
campesina humilde había comenzado. Con el correr de las horas del 22,
otro cadáver de un campesino originario del “”Despamarro”” un caserío
cercano, era encontrado también, se trataba de Francisco Morales, la
Guardia había ensangrentado Tres Calles ese día, la histórica lucha del
Cantón Tres Calles había dado inicio. para los campesinos, la
organización y lucha, era la única alternativa.
Pocas horas
habían pasado y la notica ya se escuchaba por todos los medios de
comunicación del país, a los oídos de Monseñor Romero y la Señora María
Julia Castillo, de Tutela Legal del Arzobispado, había llegado la
noticia de la masacre y habían emprendido viaje a un cantón desconocido
hasta ese momento en el mapa salvadoreño, llegaban como a las nueve de
la mañana, en ese instante cinco guardias asaltaban nuevamente la casa
de los Ostorgas, en momentos en que todavía se encontraban sus cadáveres
en los mismos puestos, un mar de vecinos de los diferentes cantones
expresaban su repudio a fuera de la casa, los guardias parapetados y
otros alrededor de la vivienda generaban terror.
Un hombre de
saco y corbata se bajaba de un carro e ingresaba a la casa, se trataba
del Juez de Paz de San Agustín que en compañía y bajo la seguridad de la
Represiva Guardia Nacional, había llegado a reconocer los cadáveres de
los Ostorgas y sus vecinos, Monseñor Romero se acerca a la Troja donde
se refugió uno de los fallecidos, le pide a Tita Ostorga, sobreviviente
de aquella noche de terror y muerte, que le describa como habían
ocurrido los Hechos, esta viene y le cuenta con lujo de detalles la
operación militar de los esbirros de la Guardia Nacional, le pregunta
monseñor Romero si no habían dejado alguna evidencia en la vivienda,
esta, hacia algunos minutos, había escondió en la misma troja donde
había sido asesinado su hermano las vainillas de los proyectiles
descargados contra su cuerpo, monseñor las agarra y se las guarda en la
sotana, inmediatamente exclama “”La pura Guardia Fue Hija”” contame como
vinieron le decía, pero luego, Monseñor Romero se mueve a un costado de
la casa y abraza a niña Petrona, una mujer destrozada por la masacre de
su esposo e hijos, “Las llevo en mis oraciones les dijo “” a esto Tita
Ostorga le dijo a Monseñor Romero, “””” yo no creo que haya un Dios al
ver tanto muerto, es que era tan difícil ver tanto dolor que tenía mi
madre y verla gritar, y gritar como loquita, y yo decía No No No hay
Dios””” y le dijo Monseñor Romero “”Has quedado Viva, imagínate si les
hubiera pasado algo a ustedes, quien estuviera dando testimonio de todo
esto me dijo””, luego del reconocimiento, Monseñor Romero, realiza el
Responso, seguidamente catorce sacerdotes, realizan la misa en el centro
del Cantón Tres Calles, y dan cristiana sepultura a los Ostorgas y
vecinos, leyendo las cartas de Monseñor Romero , encuentro que esa
masacre y la Muerte del Padre Rutilio Grande, le cambiaron tanto su
forma de pensar y de ver las cocas, ese fue el Inicio tambien de todo lo
que le venía en meses y años posteriores al resto de la Familia,
Ostorga.
A 38 años de aquella Masacre, vine hasta la Costa, a
conocer a Marta Ostorga, “Tita Ostorga” la sobreviviente de aquel
amanecer de terror que se vivió en Tres Calles, cuando los Maestros del
Crimen celebraron su día…. tan importante fecha,… desangrando a los
campesinos que luego los que sobrevivieron se convertirían en verdaderos
revolucionarios, construyendo el Frente Sur Oriental Francisco Sánchez,
con un nudo en la garganta y viendo recorrer las lágrimas de Tita en
sus mejías, decidí escribir esta síntesis de tan interesante testimonio
que sacare posteriormente de manera más amplia en un Libro, porque esta
masacre no puede quedar en el Olvido.
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