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Padre Miguel d'Escoto: "Mi muy querido hermano, Presidente Obama,..."
Su Excelencia Barack Obama, Presidente de los Estados Unidos de América
Managua, Nicaragua, 9 septiembre 2013
Mi muy querido hermano, Presidente Obama,
Heme aquí de nuevo. No tengo la menor idea sobre si usted alcanzó a
leer, o, tan siquiera, tuvo conocimiento de mi carta a usted de hace
escasamente dos semanas. Sin embargo, en el National Catholic Reporter
leí unas cuantas reacciones a la misma y me satisfizo constatar que la
mayoría es bastante positiva.
Pero, más importante aun, fue una
carta que recibí de un hombre que, sin lugar a dudas, es la más querida y
respetada personalidad estadounidense entre la gente progresista en
todo el mundo y en los propios Estados Unidos. Este caballero que, desde
que el nombre Obama comenzó apareciendo en los medios nacionales e
internacionales, ha sido reconocido como un gran incha de Obama, ahora
me escribe: “Querido Miguel, gracias por tu estupenda carta al
Presidente Obama. Si no alcanza a escuchar tu suplica es una oveja
perdida… Tu voz y tu ejemplo se necesitan hoy aun más que antes…”
La
mayor parte de las reacciones que he leído son de personas que,
obviamente, pertenecen a ese 67% de ciudadanos estadounidenses que se
oponen a una guerra de su país contra Siria, una guerra que usted,
querido hermano, ¡Premio Nobel de la Paz! es percibido como su principal
promotor.
Como es que un hombre supuestamente cristiano, respetuoso
del derecho y amante de la paz, de repente, se convierte en furioso
guerrerista y llega a superar a halcones como Cheney de quien se dice
que, en una oportunidad, exclamó: ¡Que importa lo que la gente diga o
quiera!”, dando a entender que, según él, el pueblo en la calle no tiene
por que andarse entrometiendo en asuntos de “alta política”.
Como
usted seguramente sabe, Pablo nos recuerda que los humanos no deberíamos
buscar cómo vengarnos, que eso se lo deberíamos de dejar a Dios: “Como
dicen las sagradas escrituras, la venganza es mía – yo me desquitaré,
promete el Señor. (Romanos 10:12). Y reflexionando sobre este hecho, i.
e., que el Señor ha reservado para Sí el derecho de tomar venganza,
Pablo dice: “Qué espantoso debe ser caer en las manos del Dios vivo
(Hebreos 10:30) y yo estoy totalmente de acuerdo con Pablo porque
ninguna de las rutinarias mentiras de su gobierno, ni sus seudo excusas
funcionarán con Él. Él nos conoce a todos al revés y al derecho; a Dios
no lo podemos engañar.
Por lo tanto, querido hermano, ya es hora que
deje su estúpida costumbre de pretender burlarse de Dios y de
menospreciar Su justicia divina. Los pelos del cuerpo se me erizan y el
cuerpo entero se me estremece con solo pensar cómo será el castigo que
el Señor tiene reservado para usted y su terrorista y asesino imperio,
por toda su larguísima concatenación de crímenes contra la humanidad y
su arrogante desdén por todo derecho, humano o divino, sobre cómo
deberíamos relacionarnos entre nosotros y nosotros con la Madre Tierra.
En tales circunstancias, Señor Presidente, le sería de gran utilidad
reflexionar un poco sobre lo que Eclesiástico 5: 1-7 tiene que decirle:
… “No sigas tus antojos y codicias
ni camines según tus pasiones.
No digas: ‘Nadie puede contra mí’,
porque el Señor te pedirá cuentas.
No digas: ‘He pecado y nada malo me ha sucedido’,
porque Él es un Dios paciente.
No estés tan seguro de su perdón
para seguir cometiendo pecado tras pecado.” …
… “No tardes en volverte a Él dejando pasar los días,
porque su furor brota de repente,
y el día de la venganza perecerás.” …
En estos días de extrema confusión e incertidumbres, las últimas
palabras de la cita que acabamos de hacer de Eclesiástico representan
una de las dos verdades sobre las cuales no hay ninguna incertidumbre.
La primera es que Dios es Amor y la segunda es que su diabólico imperio y
sus seguidores serán destruidos, triturados más allá que ninguna
posibilidad de ser reconocidos, eso es, si usted no cambia de inmediato.
Por favor, querido hermano, hágalo. ¡Cambie! Por su bien y el de su
país. En la moneda estadounidense de cinco centavos se lee, “En Dios
confiamos”. Ya es hora de que, en realidad, empiecen a confiar en Él y
dejen de confiar en sus bombas atómicas, en otras armas de destrucción
masiva o en el propio Satanás. El día de la Retribución ni las bombas ni
el demonio le servirán para nada.
No siga posponiendo, ni por un
minuto, sus responsabilidades en defensa de la vida. Ponga fin a su
narcisista costumbre de autoadoración. Ud. no es Dios, ni nunca lo será.
Su diabólica infatuación con el tal Full Spectrum Dominance y el
pensarse como que Ud. fuera el dueño de la vida, no es más que una
repetición del drama de Lucifer. La gran diferencia es que Dios ha sido
extremadamente paciente con Ud. y con su país y le está dando una nueva
oportunidad para que rectifique. No la pierda. ¡¡Por favor!!
Le
prometo seguir orando con Ud. y por Ud. y su país, el país dónde yo
nací, que Dios le dé la valentía y la fuerza espiritual para que
rectifique su comportamiento, cese el genocidio y se meta de lleno a la
búsqueda de la verdad, la felicidad y la libertad.
Con mucho amor para Ud., querido hermano Barack, para Michelle, Natasha y Malia Ann.
Miguel d’Escoto Brockmann, M.M. Sacerdote católico Misionero de Maryknoll
P.S. Me acaba de llegar un artículo de Global Research, de hace unos
dos días, y, en parte, dice: “El lenguaje moralístico que está saliendo
de Washington no es más que una burda pretensión de que le interesa la
ética. La hipocresía de los Estados Unidos es ilimitada.” No conozco a
ningún ser pensante e instruido que no estaría totalmente de acuerdo con
esa terrible caracterización de su país. Ud. es el único que tiene la
posibilidad de hacer algo para ayudara que la gente cambie esta terrible
percepción de su país y sus consecuencias. Proceda. ¡Ud. puede!
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