miércoles, 24 de septiembre de 2014

CUBA. Sobre el Socialismo que necesitamos. -3-

  


 Leonel González Díaz

 La concepción de Socialismo que subestima la democracia y la autogestión, que ignora los altísimos riesgos del vanguardismo, el burocratismo, el sectarismo y el sustituismo del movimiento de masas, la que privilegia la dictadura y el militarismo cayó en 1989, sin que nadie la defendiera

Nuestras críticas al modelo vigente, han sido suficientemente explicitas.


No creemos que el Socialismo pueda desarrollarse bajo la lógica del capitalismo. NI con sus armas melladas. Creemos que los valores no pueden dividirse y menos enfrentarse y creemos en el socialismo que acerca el poder y el bienestar al pueblo. Por supuesto no aceptamos naciones o países ricos… y pueblos pobres. No creemos que el Socialismo pueda ser definido por una sola cualidad, - por ejemplo la justicia, o al anti capitalismo, No creemos en el Socialismo ascético por culto al ascetismo,  - no creemos en el socialismo ético, ni educacional, en ausencia de socialismo en la base económica, política y social.

Los fundadores precisaron, pero los Partidos Comunistas en el poder poco se han hecho eco de ello:…

"No nos encontramos entre esos comunistas que aspiran a destruir la libertad personal,...Nosotros no tenemos ninguna intención de cambiar libertad por igualdad- “El socialismo vulgar - y por intermedio suyo una parte de la democracia - ha aprendido de los economistas burgueses a considerar y a tratar la distribución como algo independiente del modo de producción, y por tanto, a exponer el socialismo como una doctrina que gira principalmente en torno a la distribución. Una vez que está dilucidada la verdadera relación de las cosas ¿Por qué volver atrás?”,
”… “Para emancipar a las masas trabajadoras, la cooperación debe alcanzar un desarrollo nacional y, por consecuencia ser fomentada por medios nacionales” dijo Carlos Marx.  Lenin afirmó, en 1923,  en Sobre la cooperación. "Nos vemos obligados a reconocer que se ha producido un cambio radical en todos nuestros puntos de vista sobre el socialismo"… cuando los medios de producción pertenecen a la sociedad, cuando es un hecho el triunfo de clase del proletariado sobre la burguesía, el régimen de los cooperativistas cultos es el socialismo.” Obras escogidas tomo 3 editorial progreso pág. 778-785.Un año antes, durante el Congreso del Partido del 1922, había alertado a los revolucionarios que se mostraban incapaces de realizar su tarea económica…"El campesino te dirá…Tu eres una persona magnifica, has defendido nuestra patria, por eso te hemos obedecido, pero si no sabes administrar la economía, largo de aquí”.    XI Congreso del PCBR 27 M-2 Abril 1922.

Marx afirma en los borradores de preparación de sus reflexiones sobre la Comuna:
“La Comuna no fue una revolución contra una forma cualquiera de poder estatal legitimista, constitucional, republicano o imperial. Fue una revolución contra el Estado como tal, contra ese engendro monstruoso de la sociedad, fue la resurrección de la auténtica vida social del pueblo, llevada a cabo por el pueblo. No tuvo como finalidad transferir de una fracción de clases dominantes a otra el poder estatal, sino destruir esta abyecta maquinaria de la dominación de clase. ” (Marx, 1871- )

Como señalo Engels, “El proletariado victorioso, lo mismo que hizo la Comuna no podrá por menos que amputar inmediatamente los lados peores del Estado como máquina de opresión, entretanto que una generación futura, educada en condiciones sociales nuevas y libres, pueda deshacerse de todo ese trasto viejo del Estado”… o concluyendo, el gobierno sin ejército profesional, ni burocracia perenne y la imposibilidad de que nadie se formara como político profesional.

Nadie debe olvidar estas palabras de Bolívar: “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo a un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía”.

La historia no ha desmentido esta advertencia de Martí “Todo poder amplia y prolongadamente ejercido, degenera en casta. Con la casta, vienen los intereses, las altas posiciones, los miedos de perderlas, las intrigas para sostenerlas.”
Cualquiera tiene el derecho de estar en desacuerdo, pero no el derecho de ocultarlo.

Nuestra primera crítica al Socialismo real es que  limita la soberanía del pueblo y limita la soberanía de los revolucionarios de base en el Partido. Un grupo –el partido dirigente- proponen y deciden sobre todo el pueblo. Un grupo –los que dirigen- proponen y deciden sobre todos los comunistas de base. Las normas del centralismo burocrático han impedido la intención democrática original. Nuestra primera critica la Socialismo construido es que duplica la lógica del culto al éxito y la personalidad que predomina en el capitalismo, sea en lo político en lo cultural o en lo social, agravado porque convierte esa lógica en perenne y permanente, entorpeciendo el surgimiento de nuevos valores y/o apropiándose de los éxitos de esto debido al secuestro permanente de los cargos y las posiciones por parte de esos elegidos.

El capitalismo fue un régimen progresista en su momento. Ya no lo es. Debió ser superado por el socialismo. No lo fue, excepto en unos pocos aspectos.

La organización de la producción verticalista en manos de jefes que todo lo deciden,  la explotación del trabajo asalariado, la personalización extrema de la política, la democracia representativa y parcial, -sola con voto cada cierto tiempo-, la alienación cultural, educacional e informativa, la burocracia y el ejército permanente, son características esenciales del Capitalismo, Estas características  fueron, reiteramos, acentuadas, en todos los países socialistas, en especial  Cuba.

El Socialismo de estado -que reprodujo esas características- cumplió hace mucho su papel progresista, si es que  tuvo alguno. Este modelo sirvió para resistir, no sirve para avanzar.

Mientras se mantenga la propiedad estatal generalizada sobre los medios de producción y el trabajo asalariado no puede haber socialismo. Mientras la cultura y la educación  solo sean instrucción, diversión, ilustración, y repetición, no puede haber socialismo. Mientras predomine la democracia indirecta y restringida no puede haber socialismo. Los trabajadores en el socialismo tienen que ser, en su mayoría, trabajadores libres asociados con derechos  para determinar sobre los factores esenciales de la producción,- incluyendo los fondos de acumulación, inversión y consumo-  no asalariados que trabajan bajo indicaciones de otros y que solo escuchan sus quejas. Los ciudadanos en el socialismo tienen que tener capacidad de control sobre las decisiones, no ser solo fiel cumplidor de lo que deciden otros.

No lo dice el que esto escribe, lo dicen los fundadores, lo dicen Marx y Engels y una lista interminable de sus continuadores, lo cual, por supuesto,  no debe impedir reformulaciones, pero con transparencia y mediante el consenso, no mediante decisiones de unos pocos. Socialismo no es un pensamiento de élites, ni un gobierno de élites, sectario y paranoico, que poco ha aprendido de la historia, la pluralidad y horizontalidad de los criterios.

Socialismo, lo reiteramos  bien claro, No es estatismo, No es productivismo a secas, No es culto por la tecnología, No es populismo, No es totalitarismo, No es culto a la personalidad. No es el culto a la cultura en sentido reduccionista e intelectualoide ni a la educación formal,  No es la democracia representativa, aunque esta sea de los pobres. “La democracia representativa,  termina siendo una falsa democracia. Termina convirtiéndose en democracia de las élites, lo mismo en un sistema que en otro y ese problema no está resuelto en el sistema electoral cubano".  La concepción de ser juez y parte, no es Socialismo. Al menos no la concepción de Socialismo de Marx y Engels.

No creemos que el socialismo signifique un estado dueño absoluto de los medios de producción, con relaciones alienantes que bloquean formas más democráticas de  cooperación y distribución de los ingresos, ni con el partido único que deja la política fuera del control de sus militantes y la sociedad, ni con limitaciones a la libertad de expresión y asociación,-y menos de los revolucionarios- ni con enfoques sesgados de los derechos humanos y menos con que la verdad  pertenece solo a unos pocos, es inmodificable y eterna y todo otro pensamiento diferente deba ser reprimido.

No aceptamos la definición  potencialmente reaccionaria y vitalmente antidemocrática, de que Líder, Partido, Patria, pueblo, Revolución y Socialismo son la misma cosa. Esa definición pretende excluir al liderazgo de crítica alguna, intenta sacralizar  un medio- el partido- confundir los intereses de la capa dirigente con los del pueblo, e impedir los  matices progresistas  que pueden  enfrentar la congelación, momificación o desvíos de los intentos revolucionarios. Su aceptación y utilización no solo es un insulto al sentido común, sino, a toda ciencia social conocida.

La democracia Socialista fue  prostituida y despojada de su esencia, que al revés de lo que algunos piensan no es ir a votar cada cuatro años, ni estar en mítines de apoyo al gobierno  de turno todas las semanas. Es poder del pueblo para decidir bajo que reglas desea vivir, quiénes y cómo le gobiernan, evaluar y sustituir ese gobierno y qué hacer con las riquezas creadas por todos.

Expresamente, nuestras propuestas no coinciden con los conceptos de dictadura del proletariado. Los gobiernos justo y de mayorías no necesitan ser dictaduras. Que en realidad, no es del proletariado sino,  sobre el proletariado-

No coincide tampoco, con partidos  dirigentes de la sociedad, -que secuestra la soberanía popular y  sustituyen el centralismo democrático por el burocrático- -o de agrupaciones partidarias como únicos o principales vehículos de la política-

Tampoco con el culto a la personalidad, ni con formas algunas de monopolio en la economía, la política, la cultura y menos con ocultar a los revolucionarios los diferentes criterios  existentes para hacer realidad nuestros ideales revolucionarios.

Tampoco es la dictadura y sus formas represivas- lo que garantiza la seguridad exterior.

La concepción de Socialismo que  subestima la democracia y la autogestión, que ignora los altísimos y   perpetuos riesgos del vanguardismo, el burocratismo, el sectarismo y el sustituismo del movimiento de masas, la que privilegia la dictadura y el militarismo y el poder permanente de un grupo  cayó en 1989. Con todas sus magnificas armas engrasadas y embaladas en sus almacenes. Nadie las usó.

El vanguardismo sustentado en el concepto de la “introducción de la conciencia socialista desde el exterior” a las luchas obreras,  en el“verticalismo y el autoritarismo de élites”, tiene su antecedente directo en el pensamiento de Kautsky y, todavía antes, en los “conspiradores” que Marx critica por su secretismo sectario y nos fue legado por la particular experiencia soviética, esencialmente, después de Lenin. El Socialismo que equipara autoridad  con razón es anterior o posterior, pero no es marxista ni revolucionario. Detentar autoridad o cargos no  pone a nadie, necesariamente, en posesión de la verdad.

El Socialismo mecanicista y economicista, de verdad única e inapelable, tiene su antecedente no en Marx, o incluso Lenin, sino en las concepciones y modelos practicados después de estos, que priorizaron el poder sobre el proyecto y militarizaron el pensamiento, el lenguaje y la sociedad.

Ese Socialismo –que nunca fue el de los fundadores- fracasó como lo demostró la historia. Ese Socialismo los pueblos no lo defendieron, incluyendo los propios denominados comunistas. Responderse el por qué, sin ingenuidades y pretextos,  es una preguntan ineludible. Ofrecer una respuesta completa y honrada ante el pueblo y los trabajadores es lo que definirá a los verdaderos revolucionarios.

Como se observa, para el que esto escribe, aún con sus insuficiencias, «no está en una crisis del marxismo» como algunos afirman, están en crisis los marxistas dogmáticos, conservadores y ambiciosos. No hay «crisis de transición», hay una transición mal fundamentada y deformada a partir de criterios no emancipadores o interrumpida por deficiencias de la vanguardia. El «etapismo» dogmático de los manuales no solo  era antimarxista, sino que enmascaraba intereses de poder y fue base de una deformación decisiva y si alguien no aplicó la dialéctica fue por culpa de las vanguardias no de los fundadores, que bien nos advirtieron.

Ante esta realidad, las premisas del nuevo proyecto histórico tienen que ser superadoras del fracasado, entre las más importantes están:
es indispensable darnos cuenta que los instrumentos para obtener el poder, no necesariamente tienen que ser los mismos que para ejercerlos; es necesario acabar de comprender que debemos dedicarnos más a lo que construimos que a lo que rechazamos; evitar enfrentar los valores humanos establecidos y reconocidos y a la vez luchar por eliminar la explotación, la opresión, la exclusión y la enajenación, y que si es necesario optar, hay que optar teniendo en consideración la opinión de todos, con claridad y transparencia.


-continuara-

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