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miércoles, 22 de abril de 2015
Lenin, el hombre que desde su tumba sigue asombrando al mundo
Vladimir Ilich Uliánov, a 145 años de su natalicio, continúa siendo un importante referente para seguir construyendo el modelo de nuestro país
Arianna Ceballos González | Granma
Cuentan los libros que Vladimir Ilich Uliánov fue un niño que aprendió a caminar bastante tarde, a la edad de tres años. Pero una vez que supo andar, ya no pudo quedarse quieto e irrumpía en todos los lugares como un huracán.
Sus dotes de abogado se vislumbran desde pequeño. A juzgar por la serie de recuerdos publicados por su hermana mayor Ana, luego de su muerte, era un niño que nunca carecía de argumentos y tenía respuesta para todo.
Pero cuando Vladimir creció también fue escritor, economista, periodista, filósofo, teórico político y lo más importante —por lo que trascendería como el destructor del imperio de los zares—, revolucionario. Quizá se cumplía el significado que encierra su nombre en antiguo eslavo: el que domina el mundo.
Un contexto caracterizado por la supresión de las manifestaciones de progreso social y la persecución de las minorías nacionales y religiosas en el Imperio ruso, influirían en que el joven Uliánov fuera forjándose una cultura política donde los textos de Carlos Marx eran fundamentales, particularmente El Capital.
Eso, y la ejecución de su hermano mayor, involucrado en un plan de atentado contra el Zar Alejandro III, determinan su atracción por el ideal revolucionario y un cierto desdén hacia una sociedad burguesa con la cual se encuentra relacionado, por su origen de clase. Debido a tales ideas sufre la cárcel, el destierro, la persecución y la clandestinidad. En todas estas etapas de su vida encuentra el pronto apoyo de su madre y de su hermana, siempre dispuestas a ayudar y a interceder ante las autoridades.
Y así poco a poco Vladimir fue convirtiéndose en Lenin, seudónimo que adoptaría con el nacimiento del Partido Socialdemócrata Ruso y la aparición del periódico Iskra, para escribir literatura y propaganda revolucionaria.
El mismo Lenin que el 7 de noviembre de 1917 (25 de octubre en el antiguo calendario ruso) encabezó la Revolución de Octubre y pasaría a formar parte, a juicio de varios especialistas, de uno de los pasajes esenciales de nuestra contemporaneidad política. Se fue convirtiendo en el hombre cuya mano estuvo detrás del establecimiento del Primer Estado Socialista en el mundo y que legó valiosos estudios como su teoría del imperialismo, de la dictadura del proletariado, del Partido de nuevo tipo, los principios de coexistencia pacífica entre Estados con distinto régimen social…
Es por ello que escribir sobre su persona resulta altamente complejo, pues se corre el riesgo de no hacer justicia a la extensa obra y agudo pensamiento de una de las figuras más destacadas e influyentes del siglo XX.
En una de las biografías[i] que sobre Lenin existe, se le describe como un hombre apasionado, con deseos de acción, dominio de sí mismo, equilibrio moral y físico. También se menciona su furor ante la imposibilidad de lograr un objetivo y las afectaciones que ocasionarían a su salud los esfuerzos y tensiones a los que se somete para cumplir sus propósitos.
Al cumplirse 145 años de su natalicio, Lenin continúa siendo importante referente para seguir construyendo el modelo de nuestro país. Aprender del legado de su verdadera obra y de los errores del proceso que le siguió a su muerte —sin perder de vista las distancias causadas por el tiempo y los contextos— constituyen buenos motivos para volver una y otra vez a los textos que dejara el que ha sido denominado por muchos como el jefe más grande las revoluciones que jamás haya conocido el mundo y que aun, desde su tumba, sigue asombrando a todos.
[i] Walter, Gérard: Lenin, Editorial Ciencias Sociales, La Habana, 2009
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