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miércoles, 28 de junio de 2017
Casimiro Abreu (1837 - 1870)
Poeta de la segunda generación romántica del Brasil. Hijo de un rico hacendado de Barra de San Juan, provincia de Rio de Janeiro. Su infancia transcurrió en el campo y dejó en su temperamento huellas imborrables que pueden verse en algunos de sus poemas. De carácter aniñado y nostálgico, inició estudios de humanidades, carrera que abandonó a instancias de su padre, quien queria que estudiara Comercio.
Una obra de teatro (Camoes e o Jau), estrenada en 1856, y los manuscritos de sus poemas Cancoes do exilio, con los cuales conformó su libro de poemas titulado Primaveras, componen su producción literaria, Casimiro Abreu falleció atacado por la tuberculosis, un año después de la publicación de su obra poética.
Primaveras
Inicia su libro de poemas con Cancoes o exilio, una secuencia de datos naturales, donde desfilan el sol, la savia y el cielo, en un tono de languidez provocado por la lejania de la patria, lo cual suscita versos en que se diluyen rimas seguidas y pleonasmos:
"/En balde miro y procuro.../Todo oscuro/
Veo alrededor de mi/Falta la luz del hogar paterno/
Dulce y tierno/Dulce y tierno
para mi"./
Algo desteñidos, los versos de Casimiro Abreu carecen de ese imperativo categórico impuesto por Novalis cuando afirma:
"El romanticismo implica dar una elevada significación a todo lo común, dar una apariencia misteriosa a todo lo ordinario, dar la dignidad de lo desconocido a todo lo comente[*] y familiar". Un aire de intrascendencia parece brotar de cada linea. A medio camino entre la nostalgia y la desazón, quedan sus versos y no debe buscarse la explicación de su ars poética en el manojo de temas inherentes al romanticismo; no vemos alli sensaciones de vivencias en mundos rotos o fragmentados, ni la consabida atracción por la muerte, como tampoco huida de la realidad, canjeable por una realidad de tipo mistico.
Parece como si el poeta hubiera apostado sólo por el lenguaje ante la imposibilidad de encontrar ritmos más sonoros, aguas más profundas. Buscaba tal vez la palabra limpia, tersa, que restituyera un orden nuevo, pero cayó, por desgracia, en lo que Alfredo Terzaga señaló en su prologo a la primera edición de los Himnos de la noche, de Novalis: "un individualismo nihilista por impotencia".
En un tono menor caracteristico, cantó a la naturaleza, a la adolescencia y al patriotismo, en un modo de componer que es, en últimas, un "modo de conocer la realidad", en el lenguaje y por el lenguaje.
Por todos los argumentos citados anteriormente se considera a Casimiro Abreu como un poeta menor en todo sentido y de un nivel más bajo que Concalves Diaz, Alvarez de Azevedo, Junqueira Freiré, Laurindo Rabelo y Joaquin Manuel de Mazedo. Curiosamente, la poética de Casimiro Abreu, siendo menor que la de la mayoria de los románticos brasileños, es agradable, sencilla, timida, tibia y muy poco exigente para con la literatura, tan sólo pretende un ritmo cantante, una exprsión fácil, una palabra corriente.
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