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lunes, 24 de junio de 2013
Coronel asesor del FMLN refugió en 2011 a militares acusados en España por asesinato de jesuitas
El domingo 7 de agosto de 2011, la Policía buscaba a los militares salvadoreños requeridos por España por el asesinato de los sacerdotes jesuitas en 1989. Sorpresivamente, lograron refugio en un cuartel cuyo comandante era el coronel René Roberto López Morales, quien desde hace 10 días es asesor del partido de izquierdas para la elección presidencial de 2014 y que según el informe de la Comisión de la Verdad supo de antemano del plan de asesinar a los religiosos y no hizo nada por evitarlo.
Sergio Arauz
elfaro.net
René Roberto López Morales era teniente cuando la noche del 15 de noviembre de 1989 el director de la Escuela Militar, coronel Guillermo Alfredo Benavides, comunicó al grupo de oficiales de la institución que había órdenes de asesinar al sacerdote jesuita Ignacio Ellacuría "sin dejar testigos". Al siguiente día, Ellacuría y otros cinco sacerdotes jesuitas, más una empleada y la hija de esta, fueron asesinados por tropas que salieron de la Escuela Militar. 22 años más tarde, en agosto de 2011, René Roberto López Morales, ya con grado de coronel, abrió las puertas del cuartel militar a su cargo para que se refugiaran los militares requeridos por la justicia española para ser juzgados por el crimen perpetrado en 1989.
La Brigada Especial de Seguridad Militar, de la que López Morales era comandante, sirvió de refugio a los nueve militares que, al percatarse que estaban siendo vigilados por la Policía, se presentaron al recinto a solicitar resguardo. Llegaron el domingo 7 de agosto de 2011 en carros polarizados con los que habían intentado confundir el seguimiento realizado por unidades de la Policía Nacional Civil.
Ahora, dos años después de aquel episodio y a casi un cuarto de siglo del asesinato de los jesuitas, el coronel López Morales encabeza el grupo de militares que hace dos semanas declararon su apoyo al candidato presidencial efemelenista, el excomandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén.
En el FMLN, partido que cuando estuvo en la oposición siempre pregonó la importancia de acabar con la impunidad en crímenes como el de los jesuitas, sus dirigentes repentinamente han adoptado el discurso de sus grandes rivales del partido de derechas Arena, y ahora dicen que hay que pasar esa página de la historia en aras de la consolidación definitiva de la reconciliación nacional.
Los nueve militares que se presentaron a la Brigada Especial de Seguridad Militar para escapar de una eventual detención preventiva debido a que la Interpol había emitido código rojo contra ellos, fueron el general Rafael Humberto Larios López, exministro de Defensa; el general Juan Rafael Bustillo Toledo, exjefe de la Fuerza Aérea; el general Juan Orlando Zepeda Herrera, ex viceministro de Defensa; el coronel Francisco Helena Fuentes, excomandante de la Primera Brigada de Infantería; el teniente José Ricardo Espinoza Guerra, oficial de la sección del Batallón Atlacatl que irrumpió en la UCA; el teniente Gonzalo Guevara Cerritos, condenado a tres años de encarcelamiento por instigación y actos de terrorismo por su rol en la masacre; el soldado Óscar Mariano Amaya Grimaldi, quien confesó que había matado a Ellacuría, a Ignario Martín-Baró y a Segundo Montes; el sargento Antonio Ramiro Ávalos Vargas, quien confesó que había matado a Amando López y a Juan Ramón Moreno, y el sargento Tomás Zárpate Castillo, quien confesó que había matado a la empleada Julia Elba Ramos y a la hija de esta, Celina.
Los primeros nombres de la lista formaron parte de la jerarquía militar de finales de la guerra y, al igual que el coronel López Morales, recibieron formación en la desaparecida Escuela de las Américas, del ejército de Estados Unidos, por la que durante décadas desfilaron algunos de los militares latinoamericanos más identificados con violaciones a derechos humanos durante los años de las dictaduras.
El acto de abrir las puertas de un recinto militar a salvadoreños con orden de captura internacional lo consignó el coronel López Morales en un acta con sello de confidencial dirigida al ministro de Defensa de ese entonces, el general David Munguía Payés.
El acta firmada por el coronel y ahora asesor en Defensa del FMLN consigna que los 10 militares quedaron en “depósito” y “guardando detención preventiva”. En el documento se lee que López Morales recibe al grupo y lo pone a la orden del ministro Munguía Payés: “Las personas en mención fueros recibidas en esta seda militar por el suscrito, a las dieciocho horas y quince minutos del día siete de agostos de dos mil once, quienes quedan a su orden y disposición, en depósito en estas instalaciones, guardando detención preventiva con la debida custodia.”
Aunque en el parte dirigido al ministro López Morales da a entender que él tomó la iniciativa de refugiar a los militares requeridos por la justicia española, al ser consulado aseguró que abrir las puertas del cuartel a sus compañeros de armas no fue idea de él: “Yo era el comandante de esa brigada en ese momento y obedecía a instrucciones del mando superior”, dijo vía telefónica. Al preguntarle quién específicamente le ordenó refugiar a los militares, se rehusó a precisar nombres: “No le voy a decir ningún nombre, pero usted debe saber cómo funciona la institución”
El Faro pidió una entrevista personal con López Morales para profundizar en su versión, pero respondió que para dar entrevistas a la prensa debe antes gestionarse la aprobación del secretario de comunicaciones del FMLN, el diputado Roberto Lorenzana.
El FMLN le llama reconciliación
En el FMLN ya sabían que el coronel López Morales aparecía en el informe de la Comisión de la Verdad como uno de los militares que supo de antemano del plan de asesinar a los jesuitas, aunque su vocero asegura que no sabían del rol del coronel en el refugio a los militares procesados en España por los ocho asesinatos.
El militar niega la exactitud de la investigación que hizo la comisión, y el secretario de comunicaciones efemelenista, Roberto Lorenzana, dice que en su partido no creyeron conveniente profundizar en detalles. “Confiamos en el coronel y esto debe ser leído como un acto de reconciliación de dos partes que antes estuvieron en conflicto”, dijo.
-¿Ya sabía que el coronel era el encargado de la brigada militar que resguardó a los militares implicados en la masacre de los jesuitas requeridos por un juez de España? -preguntó El Faro a Lorenzana.
-No tenía tanto detalle, no lo tengo en la mente.
-¿Y no le parece relevante el hecho de que su socio aparezca en el informe de la Comisión de la Verdad como parte de los oficiales que supieron que iban a matar a los jesuitas y guardaron silencio, y luego esta misma persona les dio resguardo para evitar una detención por parte de la Policía?
-Es que ya ha explicado y se ha dicho que en ese momento todos los oficiales estaban en las instalaciones de la Escuela Militar, pero eso no quiere decir que él escuchó o que él participó.
-¿No le parece que asociarse con él riñe con los principios de su partido?
-No. ¿Por qué?
-Ustedes pregonan el derecho de las víctimas a conocer la verdad y a obtener justicia.
-Es que eso siempre lo hemos mantenido.
-¿Le puede autorizar al coronel a dar una entrevista para que profundice sobre su participación y a esclarecer algunas aspectos sobre este crimen?
-Tendría que hablarlo primero con él.
"Levante la mano quien esté en desacuerdo con asesinar a Ellacuría"
El informe de la Comisión de la Verdad, que resumió las investigaciones sobre graves violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la guerra civil salvadoreña, cita una reunión ocurrida en la Escuela Militar la noche previa a los homicidios. La Escuela Militar para entonces ocupaba un edificio a solo un kilómetro de la Universidad Centroamericana (UCA). Benavides había llegado de una reunión en el Estado Mayor de la Fuerza Armada, donde se coordinaba las operaciones para repeler la ofensiva militar que había lanzado la guerrilla del FMLN cinco días atrás.
“Existe prueba plena de que el coronel Guillermo Alfredo Benavides, la noche del mismo día 15, informó del asesinato que le había sido ordenado a los oficiales de la Escuela Militar. Cuando preguntó a esos oficiales si alguno estaba en desacuerdo, todos guardaron silencio”, dice el informe.
El documento cita el nombre de 11 militares a quienes Benavides informó las instrucciones que llevaba y explica que Benavides les pidió que si alguno objetaba las órdenes, que levantara la mano. Nadie lo hizo. Entre ellos estaba, aparte de López Morales, el teniente coronel Camilo Hernández, quien hace dos años confesó a El Faro que él habia entregado el rifle para matar a Ellacuria "sin dejar testigos".
Según recuerda Camilo Hernández, la reunión a la que los convocó Benavides se produjo aproximadamente a las 9 de la noche. “(El coronel Benavides) nos dice en ese momento a los oficiales que la situación está bastante crítica y que hay la orden de asesinar a los líderes izquierdistas; así, líderes izquierdistas, y a nosotros nos ha tocado a los de la UCA, al padre Ellacuría. Que ya los comandos del Atlacatl habían ido a hacer un reconocimiento y que sabían dónde estaban", relató a El Faro.
24 años después del crimen, René Roberto López Morales es el líder del grupo de militares que se ha asociado con la fórmula presidencial del FMLN integrada por los excomandantes guerrilleros Salvador Sánchez Cerén y Óscar Ortiz.
El viernes 14 de junio por la noche, el coronel López Morales apareció en entrevista en el canal 5 de televisión y negó su participación en el crimen y aseguró que no se dio cuenta ni participó de la reunión que describe el informe de la Comisión de la Verdad. "No estuve en esa reunión y tampoco tuve ninguna participación en eso", dijo.
Agregó que en ese tiempo era encargado de cadetes y que todo el personal de la Escuela Militar estaba de planta durante la semana en que un grupo de militares irrumpió en las instalaciones de la Universidad Centroamericana para cometer el crimen. "Es difícil que una actividad de esta magnitud se la comuniquen a los oficiales", respondió, cuando el entrevistador le preguntó si se enteró de la decisión de matar a los jesuitas una noche antes.
Aunque nunca usó la palabra crimen, ni homicidio en los casi 10 minutos que abordó el tema en la televisión, López Morales aseguró que nunca supo de esa "actividad" y que se enteró por los medios de comunicación. ¿El FMLN sabía que su nombre aparece en este informe?, le preguntaron en ese mismo programa. “Imagino que sí”, respondió.
En el FMLN se ha formulado una respuesta única a casi todas las preguntas al respecto: “El FMLN está comprometido con la reconciliación”. El Faro conversó brevemente con Manuel Melgar, exministro de Seguridad (2009-2011) y ahora jefe de campaña del candidato presidencial Salvador Sánchez Cerén.
Melgar era el ministro de Seguridad en el momento en que el tribunal español hizo el trámite para que Interpol emitiera alerta roja, código que habilita a las autoridades a ubicar y detener preventivamente a las personas perseguidas.
-¿Su partido sabía que el líder de sus socios militares de cara a la campaña aparece en el informe de la Comisión de la Verdad como asistente a una reunión en la que se comunicó del asesinato de los sacerdotes jesuitas? -preguntó El Faro al jefe de campaña del candidato presidencial del FMLN.
-Mire, nosotros en el partido creemos que la lectura que se debe hacer y el mensaje que queremos mandar es: lo más importante es la reconciliación. Eso fue como parte del conflicto, ahora estamos en tiempos de paz…
-¿No cree que el mensaje que se envía es que el FMLN resta valor e importancia al hecho de que su socio militar aparezca mencionado en un hecho tan relevante como el asesinato de los sacerdotes jesuitas?
-Es que hay que verlo como un acto de madurez y reconciliación.
-¿Qué le diría el partido al padre José María Tojeira, exprovincial de los jesuitas? Para Tojeira, el partido como mínimo está en una contradicción y el coronel López Morales como mínimo ha faltado a su ética al no aclarar su rol en uno de los casos más horribles de la guerra salvadoreña.
-No le puedo decir nada en contra del padre, es una opinión respetable.
-¿Entonces el partido sabía y está muy claro de que su socio militar aparece nombrado en el informe de la Comisión de la Verdad en la parte en la que la cúpula militar decide asesinar a los sacerdotes jesuitas?
-Él no tuvo nada que ver con ese hecho, eso es lo que él ha manifestado. Nosotros estamos comprometidos con el proceso de paz y reconciliación, en eso creemos.
José María Tojeira se indignó con la noticia: “Los militares son bien valientes para matar civiles, pero son cobardes a la hora de pedir perdón”, dijo a El Faro vía telefónica.
También comentó que muchos militares se han acercado en diferentes tiempos y formas para comentar el caso de los jesuitas. “Unos piden perdón, otros dicen que no podían hacer nada, otros que se opusieron… Si él estaba ahí y se quedó callado… guardó silencio, dice el informe… ¿Eso qué dice? Puede decir que usted es una persona sin ética. Y el FMLN al nombrar un asesor militar de ese tipo está entrando en una clara contradicción.”
En un artículo de opinión publicado en el diario Colatino, Tojeira agregó que López Morales además no contribuyó a la investigación del crimen: “En su primera entrevista con los comisionados (para trabajar en la Comisión de la Verdad) no colaboró en absoluto. Después de que Benavides informara de la orden de matar, López Morales se fue a dormir y ni oyó ni vio nada. Al menos eso les dijo a los comisionados. Ni siquiera reconoció, al contrario de otros miembros del grupo de oficiales que permanecían en la Escuela, que Benavides había transmitido la orden de matar.”
En los últimos 10 años, la postura del FMLN con respecto a la investigación para determinar responsabilidades de graves violaciones a los derechos humanos en la guerra civil, ha cambiado. Antes insistía en la importancia de cumplir a cabalidad las recomendaciones del informe de la Comisión de la Verdad y derogar la Ley de Amnistía de 1993, que ha servido de argumento para que los anteriores fiscales generales se nieguen a abrir investigaciones.
En marzo de 2005, con motivo del 25o. aniversario del asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero, el FMLN publicó una proclama que incluía la mención de los militares como parte del problema de impunidad en delitos contra la humanidad. Decía la proclama: “Falsamente la oligarquía salvadoreña, los políticos de la derecha y todo el aparato militar, en nombre de la libertad pisotearon la soberanía, en nombre de la libertad se cometieron los delitos de lesa humanidad más graves, tenemos más de 80 mil muertos y 8 mil desaparecidos, miles de familias en el exilio. En nombre de la libertad se ha mantenido un estado de impunidad que reproduce la violencia, porque jamás en El Salvador alguien que cometió abuso del poder y cometió corrupción ha sido juzgado".
Desde que es parte del Ejecutivo, el FMLN ha guardado sus exigencias con respecto a realizar investigaciones sobre crímenes de guerra y derogación de la Ley de Aministía que la Corte Interamericana de Derechos Humanos terminó invalidando en 2012 en su sentencia sobre la masacre de un millar de civiles en el norte del departamento de Morazán en diciembre de 1981.
La sentencia en el caso Beatriz (y II)
Tendencia Revolucionaria
La Sala de lo Constitucional avanzó poco a poco en el abordaje de este tema crucial, ya que el debate abierto plantea la salvaguarda de los derechos de ambos sujetos del binomio, aun cuando, en este caso especifico, uno de ellos carece de condiciones para sobrevivir fuera del vientre materno y el otro sujeto ve amenazada sus posibilidades de vivir en la medida que la situación se mantenga sin resolver.
La Sala aborda los derechos a la vida y la salud y su aporte resulta de alta importancia en estos puntos, veamos lo que dice: el derecho a la vida comprende dos componentes, a) el derecho a evitar la muerte, esto quiere decir que tanto el Estado como los particulares tiene prohibido toda acción que obstaculice, vulnere o interrumpa el proceso vital de las personas. b) las personas tienen derecho de acceder a los medios o condiciones que les permita vivir de forma digna. Como podemos ver el segundo componente desnuda el cinismo de ciertos sectores sociales que defienden la vida pero no la dignidad que esta lleva implícita y la dejan al nivel de existencia. En esta parte la Sala se refiere a las condiciones políticas que aseguran esa dignidad, entendemos por dignidad aquellas circunstancias que hace de cada persona un proyecto y un fin en sí mismo y nunca un medio.
En cuanto al derecho a la salud la Sala también la descompone en este caso, en tres componentes: a) la adopción de medidas para su conservación, b) la asistencia médica, c) la vigilancia de los servicios de salud.
El derecho a la salud supone un ejercicio que corresponde al Estado que debe conservar la salud en dos formas: la activa y la pasiva pero luego cuando una persona enferma, debe garantizar asistencia médica y el Estado debe monitorear y vigilar la situación de la salud y para eso debe crear instituciones y mecanismos encargados de esta tarea. como podemos observar ni el derecho a la vida ni el derecho a la salud conviven con un mercado todopoderoso y requieren ambos de un Estado fuerte y responsable
La Sala ha reconocido la existencia de un vacío normativo que impide que el personal médico tome las medidas necesarias y convenientes para resolver el peligro real e inminente para la vida de la madre gestante y la Sala expresa “ ahora bien, la existencia de un vacío normativo no representa un óbice para que las autoridades médicas, a quienes se las ha confiado velar por la salud de la población, adopten las directrices y protocolos médicos que consideren necesarios para actuar en esos casos, ni para que insten a las autoridades competentes a replantear tales situaciones y que estas sean reguladas en la forma pertinente, es decir, a que se discutan a través de los canales democráticos diseñados por el Estado, a fin de que sean prescritas en la legislación pertinente”.
La Sala parte de la existencia de un vacío normativo, pero no se paraliza y otorga a las autoridades médicas dos pasos: a) adoptar las directrices y protocolos que consideren necesarios para actuar el esos casos b) instar a las autoridades competentes a replantear las situaciones para que sean reguladas en una forma pertinente. Es decir, que la Sala contribuye, en la sentencia a superar la situación de estancamiento en que todo se encontraba.
En realidad, en la posición de los médicos apareció muy clara la situación de Beatriz y la amenaza que existía sobre su salud, la Sala, sin embargo va definiendo, con precisiones teóricas importantes una salida a la situación, precisando puntualmente que no se puede autorizar la practica de un aborto por contrariar las disposiciones constitucionales pertinentes pero establece “que las autoridades de salud demandadas están obligadas a continuar monitoreando el estado de salud de la peticionaria y a brindarle en tratamiento que en cada momento resulte idóneo para su condición médica, así como a implementar los procedimientos que, según la ciencia médica, se estimen indispensables para atender las futuras complicaciones que se presenten”.
Este texto contiene los elementos que en definitiva construyeron el camino para resolver la situación planteada, y así Beatriz fue intervenida médicamente, el producto permaneció solamente 5 horas viva y Beatriz regreso a su casa con su hijo mayor.
La sentencia deja un camino abierto para resolver estos casos y el voto particular recurrente del magistrado Rodolfo González y el voto disidente del magistrado Florentin Meléndez, ambos votos los comentaremos posteriormente.
“Los militares asesinaron a los símbolos de la Unidad Popular, Neruda era el gran símbolo”
Mario Casasús
El Clarín
En entrevista con Clarín.cl Manuel Mejido (1932), enviado del periódico Excélsior en septiembre de 1973, habla del golpe de Estado y del presunto asesinato de Neruda: “Los militares asesinaron a los símbolos de la Unidad Popular, Neruda era el gran símbolo, el régimen militar tenía que instalar a los nuevos dioses; durante la conquista de América -en 1521- los españoles destruyeron las pirámides aztecas para edificar las iglesias católicas, los asesinos de Pinochet quisieron hacer lo mismo -en 1973-, pero con quién podrían sustituir a Neruda, la dictadura tenía que quitar de en medio a Neruda, el poeta tenía más cañones que cualquier país que quisiera derrocar a Pinochet”. El periodista mexicano escribió: “Neruda había obtenido un salvoconducto para viajar a México a internarse en el Instituto de Cancerología”, en 1973 pensaba que el poeta había muerto por el cáncer y la tristeza, sin embargo 40 años después no descarta la posibilidad del asesinato.
MC.- En el libro “Esto pasó en Chile” (1974), usted aseguró: “Neruda había obtenido un salvoconducto de la Junta Militar para viajar a México a internarse en el Instituto de Cancerología”, sin embargo no citó la fuente, ¿quién le informó los detalles para recibir a Neruda en México?
MM.- El coronel Manuel Díaz Escobar, Agregado Militar de México en Chile. El presidente Luis Echeverría envió a dos capitanes del Ejército mexicano para ver si podían entenderse con los militares chilenos y ayudar en la tramitación de los salvoconductos, recuerdo al capitán del Valle y al capitán Orlando Carrillo Olea, estoy seguro que el político Gustavo Carvajal debe saber dónde está el capitán del Valle, por si te interesa entrevistarlo, sé que el capitán Carrillo Olea falleció. En la Embajada de México recibí la información sobre el traslado de Neruda al Instituto de Cancerología, la mayoría de los políticos de la Unidad Popular llegaron a solicitar asilo al gobierno de México, en la Embajada conocí a los sobrevivientes de La Moneda, en la Embajada entrevisté a la viuda del Presidente Allende -doña Hortensia Bussi-, la Agencia Associated Press me ofreció 50,000 dólares por la exclusiva, pero yo les dije la entrevista era deExcélsior .
MC.- ¿Visitó a Neruda en la Clínica Santa María?
MM.- No.
MC.- ¿Dónde recibió la noticia de la muerte de Neruda?, ¿asistió al funeral?
MM.- Recibimos la noticia en la Embajada y con la imposibilidad de nada, el entierro de Neruda lo tenían vigilado, eso era acercarse para que me metieran a la cárcel o me dieran un balazo, la dictadura sabía que un periodista mexicano estaba enviando varios reportajes de denuncia al extranjero. La verdad, cuando sopesas las noticias de lo que está ocurriendo con la dictadura, Neruda pasó al segundo plano, pensé: ojalá que lo entierren en paz, desgraciadamente así piensa un periodista durante el golpe de Estado, te dedicas al periodismo de emergencia y denuncia, no al periodismo cultural.
MC.- Usted escribió –en 1974- que Neruda murió de tristeza…
MM.- Por supuesto que lo afectó el golpe de Estado, sufrió una enorme tristeza por lo que ocurría en Chile, justo al final de su vida, en la vejez uno se vuelve más feble y sensible.
MC.- ¿Cuándo conoció a Neruda?
MM.- En México -en 1966-, lo visité tres veces en el Hotel Reforma , era un hombre bueno, afable y cálido con las personas; yo era muy joven, Neruda no tenía por qué hacerme caso, sin embargo conversó conmigo amablemente después de terminar el trabajo de la entrevista.
MC.- ¿Descartaría la teoría del presunto asesinato de Neruda?
MM.- No, todo pudo pasar; los militares asesinaron a los símbolos de la Unidad Popular, Neruda era el gran símbolo, el régimen militar tenía que instalar a los nuevos dioses; durante la conquista de América -en 1521- los españoles destruyeron las pirámides aztecas para edificar las iglesias católicas, los asesinos de Pinochet quisieron hacer lo mismo -en 1973-, pero con quién podrían sustituir a Neruda, la dictadura tenía que quitar de en medio a Neruda, el poeta tenía más cañones que cualquier país que quisiera derrocar a Pinochet.
MC.- En el caso del Presidente Allende, los periodistas presentaron dos teorías en 1973: suicidio y magnicidio, ¿nunca sospechó del presunto asesinato de Neruda?
MM.- No. Las noticias fluían interminablemente, o salía un Bando Militar, o aparecía un asesinado, o te informaban de la detención de un nuevo preso político. En la Embajada de México entrevisté a 23 colaboradores del Presidente Salvador Allende –me acompañó Gonzalo Martínez Corbalá- los juntamos en una mesa redonda para que reconstruyeran las últimas horas del Presidente en La Moneda, los 23 habían estado hasta el último minuto con el Presidente; uno de ellos, René Largo Farías me pidió de favor que fuera a su casa para traerle una valija, fui acompañado por el periodista español Ricardo Liaño a la casa de René –él no podía salir de la Embajada-, abrimos la valija y sacamos todos los libros comunistas, pero de pronto leí una hoja de papel escrita a mano por los dos lados que decía: “Salvador Allende en el Salón Toesca”, René había llevado una especie de bitácora y al final escribió una nota de despedida para su esposa María Cristina y sus hijos. Con las notas de René sabía qué preguntarles a los 23 sobrevivientes de La Moneda, en Chile nadie sabía a ciencia cierta lo que había pasado al interior de La Moneda, yo entrevisté a los médicos y amigos del Presidente, me pasé horas conversando con ellos y confrontándolos, todos coincidieron en que el Presidente Allende se suicidó; mis reportajes fueron muy serios y profesionales, sabía que mi trabajo quedaría para la historia, como he visto que se ha quedado.
MC.- ¿Con qué periodicidad enviaba sus reportes sobre el golpe de Estado a Excélsior?
MM.- Mientras estuve en Chile tenía 5 transmisiones al día.
MC.- En un país sitiado, sin los avances del Internet WiFi, ni la telefonía móvil, ¿cómo enviaba las 5 notas diarias?
MM.- Había un teléfono con Télex en la Embajada, tuve suerte, pero también fue dedicación profesional, mientras dormía en el piso de la oficina del Cónsul vi que había un Télex y esperaba que funcionara porque tenía 40 cartillas perforadas para poder enviar las noticias a México, pero no sonaba el Télex , ni prendía el foquito de encendido, así que lo estuve revisando hasta que escuché una voz: “hablo desde Mendoza, de la Agencia Télam del gobierno de Argentina”, les expliqué que era un periodista mexicano y necesitaba un contacto con el exterior.
MC.- ¿Cuándo llegó a Chile?
MM.- El 9 de septiembre salí del Aeropuerto Benito Juárez de la Ciudad de México, en el mismo avión venía doña Hortensia Bussi después de una gira de trabajo por México, el Presidente Allende la estaba esperando en el Aeropuerto de Pudahuel, yo había contactado al Embajador Gonzalo Martínez Corbalá, habíamos concretado una cita con el Presidente Allende para el 11 de septiembre; al llegar a Santiago el aire olía raro, se veían filas en las panaderías, Chile olía a golpe de Estado. La noche del 10 de septiembre, en el Hotel Carrera, me reuní con Gonzalo Martínez Corbalá y Fernando Gamboa, quien tenía una exposición de pintura mexicana en Chile, después del golpe andaba como loco recogiendo los cuadros en el Museo de Bellas Artes del Parque Forestal.
MC.- La Colección Carrillo Gil, Neruda escribió la presentación del catálogo…
MM.- Sí, cada loco andaba con su tema. Gonzalo me llevó al Hotel San Cristóbal Sheraton y al día siguiente había un golpe de Estado. En mi libro lo relato, Esto pasó en Chile (1974) es un reportaje de 118 cuartillas, yo no sé hacer libros, hago reportajes de 4 cuartillas o de 300 páginas; en otro libro sí cuento cosas personales – Con la máquina al hombro -, yo estaba jugándome la vida, salió el Bando Militar Número 17 que decía: “todo aquel que transmita informaciones tendenciosas fuera del país será severamente castigado por la justicia militar”, la dictadura cortó todas las comunicaciones, los militares aislaron al país para asesinar a los opositores; la única línea que se quedó funcionando era muy antigua, de 1917, comunicaba a Santiago de Chile con Mendoza (Argentina), era una línea telefónica tan vieja que los militares no la cortaron.
MC.- ¿Cuántas horas pasaba entre la Embajada y el Hotel San Cristóbal?
MM.- Los toques de queda los pasaba en la Embajada, ahí me reencontré con el periodista español Ricardo Liaño, yo no sé, y nunca lo supe –porque un año después del golpe apareció el cadáver de Ricardo Liaño flotando en el río Mapocho-, pero Ricardo conseguía salvoconductos, documentos que no conseguían los dos capitanes del Ejército ni el Agregado Militar de México que estaba en contacto con los golpistas. Así podía salir a las calles, me enteraba de las cosas directamente porque tenía un salvoconducto, mi esposa viajó conmigo a Santiago, ella se quedaba en el Hotel San Cristóbal y yo pernoctaba en la Embajada, casi ni dormí durante las semanas del golpe.
MC.- El primer vuelo de exiliados chilenos salió el 16 de septiembre, el segundo viaje fue el 24 de septiembre, fecha pactada por Neruda para venir a México. ¿Por qué usted no abordó ninguno de los dos vuelos a México?
MM.- No abordé ninguno de los vuelos porque se los rechacé al Embajador Gonzalo Martínez Corbalá, le dije: “quiero quedarme aquí donde están las noticias, no quiero irme huyendo”; a finales de septiembre las noticias sobre la dictadura ya habían fluido en un 90%, al terminar mi trabajo funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas me sacaron de Chile, de lo contrario no sé cómo me hubiera ido, la ONU sacó a varios periodistas extranjeros hasta Buenos Aires.
MC.- ¿Piensa escribir sus memorias a 40 años del golpe de Estado?, ¿o reeditará su libro de 1974?
MM.- Los 50 años posiblemente no los alcance, para los 40 años me voy a poner de acuerdo con la periodista Frida Modak porque quería que actualizáramos el libro: Esto pasó en Chile(1974), pasar por la dictadura a la transición de la democracia, y no es una mala idea, quieren hacer la nueva edición de mi libro aquí, pero lo dejé porque estoy en la “edad del chango”.
MC.- ¿Cuál es la edad del chango?
MM.- Cuando mis nietos me agarran como chango para que les haga monerías (risas).
MC.- ¿Algún día compilará sus entrevistas con Picasso, Neruda, Jean Paul Sartre y Gabriel García Márquez?
MM.- Tengo todos mis archivos muy bien organizados, pegué en hojas mis entrevistas para empastarlas y conservarlas mejor. Me gustaría editar una antología con mis mejores entrevistas.
MC.- Usted fue vecino –en el Pedregal- de Manuel M. Pardiña, de Gabriel García Márquez y de Gonzalo Martínez Corbalá…
MM.- Manuel era un ingeniero agrónomo, líder de la izquierda, un hombre honrado, trabajó con Lázaro Cárdenas y con Cuauhtémoc Cárdenas; Cuauhtémoc fue mi compañero de posgrado en Francia junto con Porfirio Muñoz Ledo, pero luego ese par de cabrones se pelearon por el poder (risas). También Gabriel García Márquez es mi vecino y amigo, Gabo vive en el Pedregal porque es un petit burgués (risas).
MC.- Finalmente, cruzando el Periférico vive don Gonzalo Martínez Corbalá, ¿todavía lo frecuenta?
MM.- Gonzalo se enclaustró en la soledad, no debería hacerlo, depuso las armas antes de que le pidieran la rendición. Alguna vez le dije a la hija de Gonzalo: “quiero conversar con mi viejo amigo”, Gonzalo tiene 85 años, antes salíamos por algunos tragos, pero ahora no podemos tomar ni tequila por los problemas de salud, ahora, cuando salimos llevamos el certificado de defunción bajo el brazo para lo que se ofrezca (risas).