▼
miércoles, 26 de noviembre de 2014
Mujica, México y la verdad incómoda: La dictadura fallida del capital
Fernando Moyano / Posta Porteña
En este orden mundial organizado en “categorías A, B, C” como en la dictadura, Uruguay está en un escalón medio. Es un “país tropa” a la orden de los “países jefes” para controlar a los “países pichis” como Haití. Nadie lo ha dicho más claramente que Mujica.
La descomposición del capitalismo como modo capitalista de producción -aun manteniendo su reproducción necesaria- trae la descomposición de la civilización misma. E inevitablemente consigo, la descomposición del Estado capitalista. Porque no se trataba solamente de asegurar la continuidad del capital, la cosa era hacerlo en forma presentable, aceptable por todos.
La máquina internacional compleja interestatal -en que los Estados son "piezas", tomamos este planteo de Wallerstein- se mantiene en funcionamiento, pero con muchas complicaciones. En la época de surgimiento y auge del Estado capitalista, su discurso típico fue el del Estado-nación, aunque nunca dejó de ser una máquina internacional. Cuando esa dinámica llevó a matanzas generalizadas sin fin como en las dos Guerras Mundiales, y cuando el sistema-mundo capitalista había llegado a una madurez suficiente, se instaló el discurso del "estado mundial" como nueva utopía vector de la civilización burguesa
Decía ser, lógicamente, un estado mundial democrático, solidario, defensor de los derechos humanos, y pacifista. La descolonización, y el éxito del Estado de Bienestar en ese tiempo, eran su contexto
Pero la madurez es la antesala de la vejez. El capitalismo tardío se transformó en el capitalismo decadente. El estado mundial cobró cada vez más carácter de policía mundial. El discurso burgués cambió, dejó atrás la “Patria” por la “globalización” y el “Fin de la Historia”, pero muy pronto se vio que ese fin había que apurarlo con la guerra mundial “contra el terrorismo”. Y las piezas que fallan en esa guerra serían “estados fallidos” y hay que remplazarlas por el repuesto que aporta la máquina centralizada del Estado mundial.
Eso es la intervención. Como sabemos, la ley internacional que instrumenta la paz entre los estados se construyó sobre la base del “principio de no intervención” de un estado en los asuntos del otro. Pero...
Con el nombre de “Damocles” Mario Benedetti escribía notas humorísticas de crítica social. Había una sobre un “estudiante” que rendía examen sobre la nueva filosofía política internacional, ante un tribunal. Le tocó la bolilla “Principio de No Intervención”.
· Es un principio general, o sea que debe ser respetado invariablemente en todos los casos. A no ser, por supuesto, que deba someterse a su vez a un principio más elevado...
· ¿Por ejemplo?
· En Principio de Intervención.
· Correcto, prosiga.
Es por esa razón que Uruguay participa de la ocupación militar de Haití por Naciones Unidas. En Haití habría un “estado fallido”, eso mismo que dice Mujica. Es decir, sería una pieza fallida de esa máquina interestatal de la policía mundial, que por lo tanto debería ser respuesta desde afuera, porque pone en riesgo el orden necesario para la reproducción del capital.
Porque pone en riesgo el orden necesario para la reproducción del capital. Esa es la verdadera razón, y nada tiene que ver con la institucionalidad democrática ni con los derechos humanos ni la paz social. La historia concreta de esta intervención militar ya ha demostrado cabalmente, incluso para el gobierno uruguayo que ha participado diez años en ella, que esto no significa ninguna “estabilidad” para Haití, porque ninguna estabilidad sería posible sin el respeto de su autodeterminación.
La finalidad de la intervención militar es mantener y profundizar el control sobre una fuerza de trabajo superexplotada, evitar una explosión migratoria motivada por la extrema penuria, y habilitar el saqueo de los recursos naturales. La resistencia del pueblo haitiano, la desigualdad social extrema que se perpetúa, la naturaleza reaccionaria y recalcitrante de la clase dominante, su condición colonial, han traído que la intervención, para cumplir sus fines reales, solo pueda derivar en más intervención. La inestabilidad es estructural.
En este orden mundial organizado en “categorías A, B, C” como en la dictadura, Uruguay está en un escalón medio. Es un “país tropa” a la orden de los “países jefes” para controlar a los “países pichis” como Haití. Nadie lo ha dicho más claramente que Mujica.
“Los uruguayos participamos con 13 a 15 % de nuestras FFAA en las misiones de Paz. Llevamos años y años, siempre estamos en los lugares que nos asignan, sin embargo donde se decide y reparten los recursos no existimos ni para servir el café”. Asamblea ONU, 25/09/13.
Hoy, el gobierno uruguayo se ve enfrentado a esta disyuntiva: o seguir haciendo ese papel de tropa y sirviente, o empezar a tener un mínimo de respeto por sí mismo. La participación en la ocupación de Haití es cada vez más insostenible.
Pero ¿qué pasa cuando el “pichi estado fallido” resulta ser el pinche México? La descomposición del estado capitalista es allí peor todavía. No hay ni estado de derecho ni democracia ni derechos humanos ni paz social ni estabilidad ni nada. Eso es directa consecuencia de la decadencia de la sociedad burguesa, esta barbarie es una nueva barbarie, “la barbarie como lepra de la civilización” decía Marx.
Pero Mujica mete la pata horriblemente cuando lo llama “estado fallido”. Porque ese término no fue inventado para referirse a lo que realmente pasa con las funciones del estado en un país ni las garantías de la vida de sus habitantes. Se inventó para justificar intervenciones militares imperialistas, cuando son necesarias y posibles.
No se trata de que haya un “estado fallido” y entonces la “comunidad internacional” tome cartas en el asunto. No solo tiene que ser necesario, tiene que ser posible intervenir militarmente, tiene que ser una opción que el propio imperialismo se la pueda plantear, al menos.
¿A quién se le puede ocurrir crear otro Irak al lado de Estados Unidos? Esto no tiene nada que ver con lo que efectivamente pase en México por horrible que sea, México no puede ser un estado fallido, ¿se entiende? Aunque para justificar que no haya que remontarse a la América Pre-colombina. Solamente pueden ser estados fallidos aquellos a los que se los pueda invadir y aplastar por la fuerza, y para ello los costos tienen que al menos parecer menores que los beneficios. Si la ecuación es al revés, habrá que recurrir a otra categoría.
Pero México, en verdad, ES un estado fallido. Y Haití es una intervención fallida y una falla en la teoría del estado fallido. ¿Y Mujica qué es?
Mujica es un acto fallido con patitas. Es el “emergente”, se le escapa la verdad incómoda. Ayer, que en Palestina hay un genocidio; hoy, que México es un estado fallido.
No había terminado de hablar y ya ardían las redes sociales desde México pidiendo que no se retractase. Claro, una vez que un presidente dice una verdad...
Pero un presidente no puede decir la verdad. Puede meter la mano pero no meter la pata. Meter la mano es cosa de todos los días, cualquiera de sus colegas se lo puede explicar, y además citando el Evangelio diciendo que su mano derecha no se enterará nunca dónde se metió su mano izquierda, eso está en la tapa del libro de los presidentes.
Pero decir la verdad es meter la pata.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario