En 1982, Mumia Abu-Jamal, un reconocido periodista y ex-Pantera
Negra que criticaba abiertamente la violencia y el racismo del
departamento de policía de Filadelfia, fue condenado por el asesinato de
un agente de policía blanco, Daniel Faulkner. Lo cierto es que no hay
prueba alguna de que la pistola de Mumia (legalmente registrada) fuera
disparada esa noche, y mucho menos por Mumia, quien había recibido a su
vez un disparo en el pecho por parte del agente de policía y se
encontraba tendido en el suelo. Dos meses después de los hechos, la
policía “recordó” que Mumia había confesado en el hospital su
culpabilidad. Al menos cinco testigos explicaron a la policía que otro
hombre había abandonado la escena corriendo después del tiroteo. Sin
embargo fue juzgado y condenado a muerte por el Juez Albert Sabo, “el
juez de la horca”, conocido por haber condenado a muerte a más
afroamericanos que ningún otro juez de los Estados Unidos. Los criterios
racistas para la elección de miembros del jurado, habían sido
establecidos por el propio Ronald Castille, entonces Fiscal del
Distrito. Durante los últimos 33 años, Mumia Abu-Jamal, conocido como
“la voz de los sin voz”, ha permanecido como preso político en la
galería de la muerte de Pensilvania.
El Inciso, se une a las voces que claman la libertad para Mumia… ¡Alcemos nuestros cantos por su vida!
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