Saludos y bienvenida: Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida... Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos. Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos. Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más... A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado. Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia... Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos? Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista. No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente. Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo. Fraternalmente, Trovador

domingo, 13 de febrero de 2022

UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dimas Alas RAMIRO, CARLOS y Ernesto Morales Sandoval “Omar”, durante una operación en Ciudad Delgado el 10 de febrero de 1973. Vean ustedes aquí, un bosquejo biográfico de estas dos estrellas que rompieron brecha y nos mantienen iluminado el camino por las transformaciones sociales en El Salvador.
 
José Dimas Alas Alfaro CARLOS, Originario del Municipio de San Francisco Lempa departamento de Chalatenango. Cayó el 10 de febrero de 1973 en Ciudad Delgado municipio de San Salvador.
José Dimas Alas Alfaro “Carlos”:
 
Nació en 1939 en San Francisco Lempa departamento de Chalatenango; fue su madre Tomasa Alfaro y su padre Julio César Alas quienes procrearon a cuatro hijas, Lilian, Delmy, Ofelia y Marta; asi como cuatro hijos: Luis, Julio, Francisco y José Dimas, todos de apellidos Alas-Alfaro.
José Dimas estudio su primaria en la Escuela Urbana Mixta “Abel de Jesús Alas” en su pueblo natal. Emigró a San Salvador y trabajó como tipógrafo en La Prensa Gráfica; fundó junto a otros compañeros el sindicato en la fábrica de ACEROS S.A. ubicada en el departamento de La Paz, también apoyó las grandes huelgas que allí se impulsaron en 1968. Se vinculó a los maestros y con ellos participó en la primera huelga de la Asociación Nacional de Educadores Salvadoreños ANDES 21 DE JUNIO en 1965.
 
José Dimas se caso con la profesora América de Alas, con quien procreó a su primogénito Bladimír Alas. José Dimas Alas “Carlos” formo parte del grupo que junto a Salvador Cayetano Carpio, Ernesto Morales Sandoval y Felipe Peña Mendoza, fundaron las Fuerzas Populares de Liberación FPL “Farabundo Martí” en 1970. 
 
En una ocasión, Carlos Caminaba sobre la calle a Santa Tecla en misión de reconocimiento cuando a la altura de la finca Sol Milett, una pareja de Guardias Nacionales lo detuvo, y mientras uno de los Guardias le apuntaba a cierta distancia, el otro se dispuso a registrarlo; pero en cuestión de segundos, Carlos le arrebató el fusil al Guardia que lo intentaba registrar, lo sujetó del cuello usándolo como escudo, mató al Guardia que le apuntaba y luego mató al otro Guardia a quien le sujetaba el cuello; pero éste, al caer al suelo, se quiso sostener del abrigo que Carlos portaba medio puesto debido a la trifulca que habían tenido; el abrigo donde Carlos portaba sus documentos quedo junto al cuerpo del Guardia, no pudo recogerla al momento de retirarse, ya que otros Guardias venían en refuerzo de los dos muertos (desde ese momento, el Estado Mayor Conjunto de la Fuerza Armada lo registró en el Libro Amarillo con el código A202). 
 
La Guardia al ver los documentos, supo que Dimas Alas había matado a sus compañeros Guardias y por tal motivo lo buscaban como una aguja. 
 
El 10 de febrero de 1973, tres aguerridos compañeros, entre ellos José Dimas Alas y Ernesto Morales Sandoval caminaban a la altura de la línea férrea de la Colonia Casa Blanca en Ciudad Delgado, departamento de San Salvador, allí se dio un combate de encuentro con 8 o 9 Policías de Hacienda, algunos de los cuales murieron y el resto huyó del lugar, posteriormente vinieron refuerzos y nuestros compañeros les continuaron combatiendo, en este segundo choque, murieron otros Policías de Hacienda al igual que en la primera ocasión, pero a la vez, ya habían muerto dos compañeros, Carlos estaba herido y aún así, decidió echarse al lomo varios fusiles recuperados al enemigo, pero un P.H. de civil se presentó al lugar, sacó su pistola y mató por la espalda a Carlos en momentos en que éste se retiraba cargando los fusiles y herido. 
 
Fue en su memoria, que su paisano, el profesor Nicolás Hernán Solórzano Sánchez asumió como suyo el seudónimo de DIMAS, y RODRIGUEZ por su otra compañera de lucha, coterránea Delmy Victoria Rodríguez caida el 8 de mayo de 1979 en las gradas de Catedral. ¡Hasta la Victoria Siempre!
José Ernesto Morales Sandoval “Omar”:
 
San Salvador 18 de Abril de 2010
 
En el acto conmemorativo, por los 40 años de la fundación de las FPL, me pareció excelente el abordaje sobre la historia de la organización por etapas, mostrando el proceso de crecimiento orgánico, la visión estratégica de cualificación para responder de manera específica y eficiente al desarrollo de esta etapa de lucha.
 
Escuché con atención a Rebeca sobre la predeterminación de la historia, yo agregaría a eso que: escenarios, actores y circunstancias se conjugan y logran establecer esas predeterminaciones a las que ella hizo referencia.
 
Envío a ustedes, sobre mi hermano, datos de su historia personal e intentaré esbozar el entorno que yo recuerdo prevalecía en ese breve espacio de su vida donde toma decisiones personales que van a vincularlo a la historia reciente del país y a permitir su trascendencia en el tiempo.
 
José Ernesto Morales Sandoval nació un 4 de marzo de 1949 en San Salvador siendo el mayor de tres hijos de un matrimonio obrero, mi padre fue un obrero calificado con una conducta política opuesta a los sindicatos, mi madre empleada con pensamiento progresista apoya la lucha sindical. Yo considero, la conducta de mis padres fue influenciada por la efervescencia política del final de los años 40 que dieron origen a la Constitución del 50 y los cambios que propició la misma.
 
Su primaria fue en la escuela Joaquín Rodezno, vivíamos en el Barrio San Miguelito, el propietario de la vivienda Dionisio Martínez era padre de Oscar Gilberto Martínez Carranza un dirigente sindical; mi madre nos llevó en una o dos ocasiones a la Plaza Libertad por la celebración del 1 de mayo (años 58 – 59) y allí uno de los oradores era “Don Oscar”, nos sorprendió ver a nuestro vecino hablando en la plaza pública (las conversaciones de los adultos estaban referidas a la lucha reivindicativa y a la revolución Cubana).
 
A la edad de 13 años aproximadamente, la familia se trasladó a Villa Delgado. Ernesto inicia estudios secundarios en la sección de educación media que funcionaba en la Avenida Juan Bertis en ese municipio hoy Ciudad Delgado. Ernesto pasó de la adolescencia a la juventud, allí se destacó en varias actividades como futbol, natación, baile, desarrolló su facilidad para hacer amigos y para conquistar novias juveniles.
 
La situación económica y la falta de apoyo paterno obligan a Ernesto a dejar sus estudios para buscar trabajo y a continuar estudiando por las noches, son estas nuevas circunstancias las que van a vincularlo al sindicato y a la organización juvenil Vanguardia de la Juventud Salvadoreña (VJS), en este período de nuevo nos trasladamos de casa de Ciudad Delgado hacia la Avenida Cuscatancingo frente al edificio del periódico El Diario de Hoy y cercano al local sindical de la Federación Unitaria Sindical (FUS).
De los años 67 al 70, se producen en el país cantidad de acontecimientos en torno a la lucha reivindicativa y política electoral (huelga de panificadores, huelga de Aceros, huelga de Hilaturas de Centroamérica en Apopa, y CORINCA en la carretera hacia Quezaltepeque y otros, la elección presidencial de 1967, la cancelación del Partido Acción Renovadora PAR, solo para citar algunas cosas) la represión se incrementó por parte de la dictadura militar.
 
El entorno internacional destacaba la guerra en Vietnam, la Revolución Cubana, el accionar guerrillero en Sur América (Los Tupamaros); en Centroamérica también se escuchaba sobre la existencia de acciones guerrilleras en Guatemala, Nicaragua y Honduras, tuvo su incidencia además la publicación clandestina del Diario del Ché Guevara, la masacre de estudiantes en México, la oposición a la dictadura en España, la guerra de El Salvador y Honduras y el debate que generó la misma al interior de la izquierda Salvadoreña.
 
En el año 68 la huelga magisterial de ANDES 21 de Junio, crea circunstancias que definen el futuro de Ernesto. Por su apoyo y participación, la Guardia Nacional lo captura junto a otros jóvenes, siendo liberados en poco tiempo por la presión popular, el regreso de estos muchachos a la Plaza donde se encontraban a los huelguistas fue de triunfo y de desafío. 
 
Ernesto salió más convencido y decidido a continuar y en este escenario se agrega un hecho relevante, Saúl Santiago Contreras y Oscar Gilberto Martínez Carranza habían sido capturados y asesinados. El “Don Oscar” de nuestra niñez, el orador de la Plaza Pública, Ernesto lo reencuentra convertido en Mártir, esto debe haber sido impactante en sus 19 años de vida para definir su conciencia de clase trabajadora explotada y oprimida.
 
La injusticia social, la crisis económica y la represión, fueron realidades vividas por Ernesto en carne propia, por lo tanto hacer suyas las banderas de lucha por cambiar, por alcanzar una sociedad diferente fue una decisión inmediata y radical. La información sobre las luchas que se libraban en otros países por parte de aquellos patriotas, solo fortalecieron sus convicciones de lucha para cambiar la vida de los trabajadores, para que fueran éstos los conductores de esa nueva sociedad.
 
La escuela obrera para Ernesto fue el local sindical de la FUSS y el espacio principal la Juventud Obrera, organización que funcionaba allí mismo, en ese espacio fue fácil vincularse con militantes y líderes del movimiento sindical como Blas Escamilla, Carlos Marín, Cayetano Carpio y otros viejos luchadores llenos de anécdotas y datos sobre acontecimientos trascendentales en la vida nacional, todo esto nutriendo y desarrollando en teoría y práctica la conciencia de clase de Ernesto quien afiliado al Sindicato de la Industria del Mueble Similares y Conexos (SIMAS), llegó a ser en el año 69 secretario de Asuntos Juveniles de la Federación Unitaria Sindical de El Salvador FUSS.
 
En aquel local sindical de la 5ª calle oriente, también hay muchos nombres de dirigentes sindicales jóvenes, entre éstos José Dimas Alas y Jorge Morán Cornejo, El Beatle, ambos asesinados; hay además entre los jóvenes obreros nombres como Roberto Sibrián, Mauricio González (el Pulgón), Armando Arteaga (El Ordinario y Pancho, quien fuera asesinado junto a Roque Dalton), Ernesto tenía como sobrenombre entre los jóvenes (El Gato), y otra lista de nombres que quedan sin mencionar, por razones de espacio, anécdotas importantes de sindicalistas y jóvenes que protagonizaron aquella etapa de la historia y que poco a poco están siendo sacados del anonimato para nutrir con su ejemplo a las nuevas generaciones y a los desafíos por las transformaciones que el país les presenta.
 
En el año 70 Ernesto vuelve a ser capturado por ingresar al estadio Flor Blanca, mantas con saludos a la Selección Soviética de futbol quienes había venido a El Salvador. Esta vez fue llevado al Penal de Ahuachapán; recuerdo que él y los otros capturados fueron trasladados a Santa Tecla para someterlos a juicio. Al conversar con Ernesto, allí en Santa Tecla, él me dijo: “Nunca más van a capturarme, si alguna vez me agarran será muerto”, verdad que se confirma en febrero de 1973.
 
Para el año 70, recuerdo que Ernesto trabajaba en la Universidad de El Salvador en la Facultad de Medicina, primero en la Rotonda y luego en el edificio nuevo, al interior del Campus universitario, en ese año yo escucho comentarios sobre que se ha creado una Organización guerrillera, y le pregunto “¿Dicen que te has hecho guerrillero?”, su respuesta fue: “¿Quién lo dice?” y agregó: “Vos no digas que me has visto, decís que no me ves, que no sabes nada de mí”, lo cual era cierto, yo no sabía de el mas que lo que como familia nos era común. En el año 71, Ernesto fue un hombre casado y padre amoroso, de su única hija nacida ese año, su aspecto físico había cambiado, se veía delgado y su piel blanca quemada por el sol, brazos y tórax desarrollados como si estuviera en un trabajo físico intenso.
Pocas veces nos encontramos y en algunas de ellas fue visitando mi lugar de vivienda, vistas muy rápidas para conocer a los dos sobrinos recién nacidos; en estas visitas siempre se aseguraba que yo me encontrara sola en casa.
 
El lunes 12 de febrero de 1973, uno de los periódicos de mayor circulación tuvo como noticia de primera plana un enfrentamiento de guerrilleros con una patrulla de la Policía de Hacienda, ocurrido en Ciudad Delgado; donde dos guerrilleros habían muerto. En las páginas interiores de ese periódico estaba la fotografía con el rostro de Ernesto en la morgue y decía que el sábado 10 de febrero de 1973, a eso de las 2:30 de la tarde había sido atacada una patrulla de la Policía de Hacienda, sobre la línea del tren en Ciudad Delgado. Que dos guerrilleros habían muerto en la acción y que no portaban identificación.
 
Los dos desconocidos eran José Dimas Alas y José Ernesto Morales Sandoval, dos fundadores de las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), dos compañeros del período sindical. Y fue en Ciudad Delgado, cerca del Barrio San Sebastián en una ruta paralela a la calle principal. Ernesto había dejado en su período juvenil muchas relaciones de afecto y confianza en esa zona y se apoyaba en las mismas para alojarse, para apoyarse en el trabajo organizativo de la nueva organización. Se enfrentaron a la patrulla que los emboscó para capturarlos y al calor del combate y de las consignas murieron, cumpliéndose su determinación de que no volverían a capturarlo vivo.
 
Dimas y Ernesto fueron llevados sus cuerpos a la morgue del cementerio La Bermeja, desde el sábado 10, hasta el lunes 12 en que fueron enterrados sin ataúd como desconocidos y en una fosa común.
Ernesto le había pedido a mi madre que: “Si un día le dicen que estoy muerto, no vaya a pedir mi cuerpo, déjeme porque por mi pueden caer otros, diga que no me conoce”, y ella por varias horas de ese lunes 12 estuvo decidida a cumplir la petición hecha, pero el sufrimiento se volvió intenso, la angustia, la necesidad de tener la certeza, que ese, el del periódico era su hijo, fue superior a todo. 
 
Y se presentó al cementerio de donde la enviaron al juzgado de Ciudad Delgado, donde los desconocidos se volvieron conocidos, porque los medios dieron amplia cobertura desde que se presentó a reclamar hasta el día en que fueron exhumados, reconocidos y colocados en ataúdes, para finalmente depositar sus restos en dos tumbas paralelas. Mi Madre, la mujer que lo llevó de niño a la Plaza pública, quien ocultó sus actividades clandestinas, quien le apoyó en sus carencias materiales por causa de su decisión de crear una organización sin tener ninguna base material, una organización a partir de cero.
 
Todo había que crearse, todo había que proveerse, esa misma mujer, reconoció su cuerpo, le dio sepultura y puso sobre la misma una placa escandalosa, peligrosa para aquel tiempo: “Neto, caiste empuñando las armas liberadoras, por eso vivirás eternamente en la lucha de tu pueblo”. Varios años después frente a la posibilidad de deterioro del Cementerio La Bermeja, sus restos fueron trasladados al Cementerio Jardines del Recuerdo y allí, se obliga a un estándar de placa y de formas, por lo tanto la placa original, se encuentra junto a sus restos y sobre la tumba hay una nueva placa que dice: “Continúo presente en las cosas y seres que amé”. Las cosas son la lucha y los seres su familia y su pueblo.
Deseo agregar que José Ernesto Morales Sandoval, fue en la clandestinidad de la lucha armada “Omar”, y hay un ejemplar del boletín “El Rebelde”, de las FPL, que da cuenta de los primeros combatientes que murieron de esa organización y allí se puede corroborar que “Omar”, el de la lucha armada es el “José Ernesto”, el Gato de la organización de jóvenes obreros y de la Federación Sindical.
 
Finalizo con esto el relato sobre Ernesto, en verdad no ha sido fácil resumir hechos, dejar de lado, nombres, anécdotas y otros. Me concentré en vincular la historia breve de ese hermano con hechos, con coyunturas y hacer justicia a su memoria, destacando su trayectoria dentro de la historia de lucha en El Salvador.


 
Atentamente, Elsa Morales.
 
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

lunes, 26 de julio de 2021

 
26 de julio
 
 
 
De la mano del Che compartimos fragmentos de “Una revolución que comienza”, relato que forma parte de sus Pasajes de la Guerra Revolucionaria en Cuba, en el cual reflexiona sobre los acontecimientos que llevaron primero, al asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes el 26 de julio de 1953, para luego iniciar con esta acción la revolución indetenible que venció el primero de enero de 1959. 
 
En múltiples escritos y discursos el Che reconoció el valor indudable de esa acción primera con la que se retomaba el legado martiano para emprender el camino de la lucha justa y necesaria. Años después, durante los días de la gesta boliviana, Che anotaría en su diario en la página correspondiente al 26 de julio: 
 
“Por la noche di una pequeña charla sobre el significado del 26 de Julio; rebelión contra las oligarquías y contra los dogmas revolucionarios.”

La historia de la agresión militar que se consumó el 10 de marzo de 1952 —golpe incruento dirigido por Fulgencio Batista— no empieza, naturalmente, el mismo día del cuartelazo. Sus antecedentes habría que buscarlos muy atrás en la historia de Cuba: mucho más atrás que la intervención del embajador norteamericano Summer Welles, en el año 1933; más atrás aún que la Enmienda Platt, del año 1901; más atrás que el desembarco del héroe Narciso López, enviado directo de los anexionistas norteamericanos, hasta llegar a la raíz del tema en los tiempos de John Quincy Adams, quien a principios del siglo XVIII anunció la constante de la política de su país respecto a Cuba: una manzana que, desgajada de España, debía caer fatalmente en manos del Uncle Sam. Son eslabones de una larga cadena de agresiones continentales que no se ejercen solamente sobre Cuba.
 
Esta marea, este fluir y refluir del oleaje imperial, se marca por las caídas de gobiernos democráticos o por el surgimiento de otros nuevos ante el empuje incontenible de las multitudes. La historia tiene características parecidas en toda América Latina: los gobiernos dictatoriales representan a una pequeña minoría y suben por un golpe de estado; los gobiernos democráticos de amplia base popular ascienden laboriosamente y, muchas veces, antes de asumir el poder, ya están estigmatizados por la serie de concesiones previas que han debido hacer para mantenerse. Y, aunque la Revolución cubana marca, en ese sentido, una excepción en toda América Latina, era preciso señalar los antecedentes de todo este proceso, pues el que esto escribe, llevado y traído por las olas de los movimientos sociales que convulsionan a América, tuvo oportunidad de conocer, debido a estas causas, a otro exilado americano: a Fidel Castro.
 
Lo conocí en una de esas frías noches de México, y recuerdo que nuestra primera discusión versó sobre política internacional. A las pocas horas de la misma noche —en la madrugada— era yo uno de los futuros expedicionarios. Pero me interesa aclarar cómo y por qué conocí en México al actual Jefe de Gobierno en Cuba. Fue en el reflujo de los gobiernos democráticos en 1954, cuando la última democracia revolucionaria americana que se mantenía en pie en esta área —la de Jacobo Árbenz Guzmán— sucumbía ante la agresión meditada, fría, llevada a cabo por los Estados Unidos de Norteamérica tras la cortina de humo de su propaganda continental. Su cabeza visible era el Secretario de Estado, Foster Dulles, que por rara coincidencia también era abogado y accionista de United Fruit Company, la principal empresa imperialista existente en Guatemala. 
 
De allí regresaba uno en derrota, unido por el dolor a todos los guatemaltecos, esperando, buscando la forma de rehacer un porvenir para aquella patria angustiada. Y Fidel venía a México a buscar un terreno neutral donde preparar a sus hombres para el gran impulso. Ya se había producido una escisión interna, luego del asalto al cuartel Moncada, en Santiago de Cuba, separándose todos los de ánimo flojo, todos los que por uno u otro motivo se incorporaron a partidos políticos o grupos revolucionarios, que exigían menos sacrificio. Ya las nuevas promociones ingresaban en las flamantes filas del llamado “Movimiento 26 de Julio”, fecha que marcaba el ataque al cuartel Moncada, en 1953. Empezaba una tarea durísima para los encargados de adiestrar a esa gente, en medio de la clandestinidad imprescindible en México, luchando contra el gobierno mexicano, contra los agentes del FBI norteamericano y los de Batista, contra estas tres combinaciones que se conjugaban de una u otra manera, y donde mucho intervenía el dinero y la venta personal. Además, había que luchar contra los espías de Trujillo, contra la mala selección hecha del material humano —sobre todo en Miami— y, después de vencer todas estas dificultades, debíamos lograr algo importantísimo: salir... y, luego... llegar, y lo demás que, en ese momento, nos parecía fácil. Hoy aquilatamos lo que aquello costó en esfuerzos, en sacrificios y vidas. 
 
Fidel Castro, auxiliado por un pequeño equipo de íntimos, se dio con toda su vocación y su extraordinario espíritu de trabajo a la tarea de organizar las huestes armadas que saldrían hacia Cuba. Casi nunca dio clases de táctica militar, porque el tiempo le resultaba corto para ello. Los demás pudimos aprender bastante con el general Alberto Bayo. Mi impresión casi instantánea, al escuchar las primeras clases, fue la posibilidad de triunfo que veía muy dudosa al enrolarme con el comandante rebelde, al cual me ligaba, desde el principio, un lazo de romántica simpatía aventurera y la consideración de que valía la pena morir en una playa extranjera por un ideal tan puro. 
 
Así fueron pasando varios meses. Nuestra puntería empezó a perfilarse y salieron los maestros tiradores. Hallamos un rancho en México, donde bajo la dirección del general Bayo —estando yo como jefe de personal— se hizo el último apronte, para salir en marzo de 1956. Sin embargo, en esos días dos cuerpos policíacos mexicanos, ambos pagados por Batista, estaban a la caza de Fidel Castro, y uno de ellos tuvo la buenaventura económica de detenerle, cometiendo el absurdo error —también económico— de no matarlo, después de hacerlo prisionero. Muchos de sus seguidores cayeron en pocos días más; también cayó en poder de la policía nuestro rancho, situado en las afueras de la ciudad de México y fuimos todos a la cárcel. Aquello demoró el inicio de la última parte de la primera etapa. Hubo quienes estuvieron en prisión cincuenta y siete días, contados uno a uno, con la amenaza perenne de la extradición sobre nuestras cabezas (somos testigos el comandante Calixto García y yo). Pero, en ningún momento perdimos nuestra confianza personal en Fidel Castro. Y es que Fidel tuvo algunos gestos que, casi podríamos decir, comprometían su actitud revolucionaria en pro de la amistad. Recuerdo que le expuse específicamente mi caso: un extranjero, ilegal en México, con toda una serie de cargos encima.
 
Le dije que no debía de manera alguna pararse por mí la revolución, y que podía dejarme; que yo comprendía la situación y que trataría de ir a pelear desde donde me lo mandaran y que el único esfuerzo debía hacerse para que me enviaran a un país cercano y no a la Argentina. También recuerdo la respuesta tajante de Fidel: “Yo no te abandono.” Y así fue, porque hubo que distraer tiempo y dinero preciosos para sacarnos de la cárcel mexicana. Esas actitudes personales de Fidel con la gente que aprecia son la clave del fanatismo que crea a su alrededor, donde se suma a una adhesión de principios, una adhesión personal, que hace de este Ejército Rebelde un bloque indivisible.
 
Pasaron los días, trabajando en la clandestinidad, escondiéndonos donde podíamos, rehuyendo en lo posible toda presencia pública, casi sin salir a la calle. Pasados unos meses, nos enteramos de que había un traidor en nuestras filas, cuyo nombre no conocíamos, y que había vendido un cargamento de armas. Sabíamos también que había vendido el yate y un transmisor, aunque todavía no estaba hecho el “contrato legal” de la venta.
 
Esta primera entrega sirvió para demostrar a las autoridades cubanas que, efectivamente, el traidor conocía nuestras interioridades. Fue también lo que nos salvó, al demostrarnos lo mismo. Una actividad febril hubo de ser desarrollada a partir de ese momento: el Granma fue acondicionado a una velocidad extraordinaria; se amontonaron cuantas vituallas conseguimos, bien pocas por cierto, y uniformes, rifles, equipos, dos fusiles antitanques casi sin balas. En fin, el 25 de noviembre de 1956, a las dos de la madrugada, empezaban a hacerse realidad las frases de Fidel, que habían servido de mofa a la prensa oficialista: “En el año 1956 seremos libres o seremos mártires”. 
 
Salimos, con las luces apagadas, del puerto de Tuxpan en medio de un hacinamiento infernal de materiales de toda clase y de hombres. Teníamos muy mal tiempo y, aunque la navegación estaba prohibida, el estuario del río se mantenía tranquilo. Cruzamos la boca del puerto yucateco, y a poco más, se encendieron las luces. Empezamos la búsqueda frenética de los antihistamínicos contra el mareo, que no aparecían; se cantaron los himnos nacional cubano y del 26 de Julio, quizá durante cinco minutos en total, y después el barco entero presentaba un aspecto ridículamente trágico: hombres con la angustia reflejada en el rostro, agarrándose el estómago. 
 
Unos con la cabeza metida dentro de un cubo y otros tumbados en las más extrañas posiciones, inmóviles y con las ropas sucias por el vómito. Salvo dos o tres marinos y cuatro o cinco personas más, el resto de los ochenta y dos tripulantes se marearon. Pero al cuarto o quinto día el panorama general se alivió un poco. Descubrimos que la vía de agua que tenía el barco no era tal, sino una llave de los servicios sanitarios abierta. Ya habíamos botado todo lo innecesario, para aligerar el lastre.
 
La ruta elegida comprendía una vuelta grande por el sur de Cuba, bordeando Jamaica, las islas del Gran Caimán, hasta el desembarco en algún lugar cercano al pueblo de Niquero, en la provincia de Oriente. Los planes se cumplían con bastante lentitud: el día 30 oímos por radio la noticia de los motines en Santiago de Cuba que había provocado nuestro gran Frank País, considerando sincronizarlos con el arribo de la expedición. Al día siguiente, primero de diciembre, en la noche, poníamos la proa en línea recta hacia Cuba, buscando desesperadamente el faro de Cabo Cruz…
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lunes, 20 de enero de 2020

Hace 55 años la CIA asesinó a Patrice Lumumba, líder revolucionario congolés





WEBGUERRILLERO



Hace 55 años, agentes de los servicios secretos belgas y de la CIA introdujeron el cuerpo de Patrice Lumumba en un barril de ácido y lo hicieron desaparecer. El Congo pudo haber ido hacia una democracia y, por el contrario, fue hacia una de las peores dictaduras africanas del siglo XX.

Fue el primer jefe de gobierno de la República Democrática del Congo. Buscó la descolonización de su país en manos de Bélgica y destruir totalmente el poder colonialista europeo presente en África, erradicar el ultraje y el expolio que durante siglos había sufrido el continente.

En 1958 se orientó decididamente hacia la lucha por la descolonización del Congo por las escasas posibilidades de acción social que le permitían las autoridades coloniales belgas y así fundó el Movimiento Nacional Congolés, partidario de crear un Estado independiente y laico, cuyas estructuras políticas unitarias ayudaran a superar las diferencias tribales creando un sentimiento nacional.

Tras la independencia de Bélgica, en 1960, el Congo celebró elecciones, y Patricio Lumumba, líder de la lucha independentista, llegó a la presidencia con un programa nacionalista y de izquierda.

Lumumba no pudo impedir que la retirada del ejército belga diera paso conflicto político con pronunciamientos militares, ataques a la población blanca y disturbios generalizados.
La rebelión fue especialmente grave en la región minera de Katanga, que se declaró independiente bajo el liderazgo de Tschombé; Lumumba denunció que esta secesión había sido promovida por el gobierno belga en defensa de los intereses de la compañía minera que explotaba los yacimientos de la región.

Lumumba pidió ayuda a la ONU, que envió un pequeño contingente de «cascos azules» incapaces de restablecer el orden, y por eso pidió el apoyo de la Unión Soviética, con lo que amenazó directamente los intereses occidentales.

El presidente de EE.UU., Eisenhower, dio entonces orden de eliminarlo. Y envió al agente de la CIA Frank Carlucci, quien luego sería secretario de Defensa de Ronald Reagan.

Un golpe de Estado derrocó a Lumumba en septiembre de 1960. Fue torturado brutalmente y fusilado por mercenarios belgas, que disolvieron su cuerpo en ácido y esparcieron sus restos para que no fuera reconocido.

Hace bien poco, en noviembre de 2001, el parlamento de Bélgica reconocía la responsabilidad de su Estado en la muerte de Patricio Lumumba.

Fue asesinado de esa manera por la gran lucha política e ideológica que realizó para dar a conocer la unidad como instrumento y vía para el logro de la liberación por parte de los pueblos africanos, de los yugos coloniales que se mantenían en el momento en que libró su lucha y que aún se mantienen, incluyendo entre ellos al neocolonialismo naciente y al imperialismo norteamericano que ya comenzaba a meterse en los países africanos para sumarse a los saqueadores de las riquezas de ese continente.

El pensamiento de Patrice Lumumba constituyó un peligro para las potencias occidentales explotadoras de los pueblos africanos. Medio siglo después, las autoridades estadounidenses reconocieron su implicación en el derrocamiento y asesinato del líder congoleño.
​Vista en la distancia, su lucha fue la misma que hoy se libra en Nuestra América por darle una verdadera independencia.

lunes, 6 de enero de 2020

Trump: una guerra para la re-elección

 
 
 




Atilio A. Boron
 
 
 Una de las primeras lecciones que enseñan en todo curso sobre el sistema político de Estados Unidos es que las guerras suelen revertir la declinante popularidad de los presidentes. Con una tasa de aprobación de Donald Trump del 45 % en Diciembre del 2019, los “déficit gemelos” (comercial y fiscal) creciendo inconteniblemente al igual que la deuda pública y una amenaza de juicio político en su contra los consejeros y asesores de la Casa Blanca seguramente recomendaron al presidente que apele al tradicional recurso e inicie una guerra (o una operación militar de alto impacto) para recomponer su popularidad y situarlo en mejor posición para encarar las elecciones de Noviembre del corriente año.

Esta sería una plausible hipótesis para explicar el inmoral y sangriento atentado que acabó con la vida de Qassem Soleimani, ciertamente el general más importante de Irán. Washington informó oficialmente que la operación fue explícitamente ordenada por Trump, con la cobardía que es tradicional entre los ocupantes de la Casa Blanca, aficionados a arrojar bombas a miles de kilómetros de distancia de la Avenida Pennsylvania y de aniquilar enemigos o supuestos terroristas desde drones manejados por unos jóvenes moral y psicológicamente desquiciados desde algunas cuevas en Nevada. Esa misma prensa se encargó de presentar a la víctima como un desalmado terrorista que merecía morir de esa manera.

Con esta criminal actitud se tensa extraordinariamente la situación en Oriente Medio, para satisfacción del régimen neonazi que gobierna Israel, las bárbaras monarquías del Golfo Pérsico y los hampones dispersos del derrotado –gracias a Rusia- Estado Islámico. El perverso cálculo es que en los próximos días la popularidad del magnate neoyorquino comience a subir una vez que la maquinaria propagandística de Estados Unidos se ponga en marcha para embotar, por enésima vez, la conciencia de la población. Como decíamos más arriba, esta apelación a la guerra fue utilizada rutinariamente en la historia de ese país. Tal como el año pasado lo señalara el ex presidente James Carter Estados Unidos estuvo en guerra durante 222 años de sus 243 años de vida independiente. Esto no es casual sino que obedece a la nefasta creencia, profundamente arraigada tras siglos de lavado de cerebros, de que Estados Unidos es la nación que Dios ha puesto sobre la tierra para llevar las banderas de la libertad, la justicia, la democracia y los derechos humanos a los más apartados rincones del planeta. No se trata ahora de hacer un recuento puntual de las guerras iniciadas para ayudar a presidentes en apuros, pero conviene traer a colación un caso reciente que también involucra a Irak y cuyo resultado fue distinto al esperado.

En efecto, en 1990 el presidente George H. W. Bush (Bush padre) se encontraba en problemas de cara a su re-elección. La operación “Causa Justa”, nombre edulcorado para designar la criminal invasión de Panamá en Diciembre de 1989, no había surtido el efecto deseado puesto que no tuvo el volumen, la complejidad y duración necesarias como para ejercer un impacto decisivo sobre la opinión pública. Tiempo después el Washington Post titulaba en primera página (16-X- 1990) que la popularidad de presidente se desplomaba y comentaba que “algunos republicanos temen que el presidente se sienta forzado a iniciar hostilidades para detener la erosión de su popularidad”. Previsiblemente, los demócratas triunfaron en las elecciones de medio término de Noviembre de 1990. Bush captó el mensaje y optó por el viejo recurso: duplicó la presencia militar de Estados Unidos en el Golfo Pérsico pero sin declarar la guerra. Poco después se filtraba la declaración de uno de los principales asesores de Bush, John Sununu, diciendo, en palabras que vienen como anillo al dedo para comprender la situación de hoy, que “una guerra corta y exitosa sería, políticamente hablando, oro en polvo para el presidente y garantizaría su re-elección.” 
 
La invasión de Irak a Kuwait le ofreció a Bush padre en bandeja esa oportunidad: ir a la guerra para “liberar” al pequeño Kuwait del yugo de su prepotente vecino. A mediados de Enero de 1991 la Casa Blanca lanzó la operación “Tormenta del Desierto” –a la cual se asoció, para desgracia de la Argentina, el gobierno de Carlos S. Menem- contra Irak, un país ya devastado por las sanciones económicas y su larga guerra con Irán, y contra un gobernante, Saddam Hussein, previamente satanizado hasta lo indecible por la mentirosa oligarquía mediática mundial con la imperdonable complacencia de las “democracias occidentales.” Pero, contrariamente a lo esperado por sus consejeros Bush padre fue derrotado por Bill Clinton en las elecciones de Noviembre de 1992. Y lo hizo con cuatro palabras: “¡Es la economía, estúpido!” ¿Quién podría asegurar que un desenlace igual no podría repetirse esta vez? Esto, por supuesto, dicho sin la menor esperanza de que un eventual sucesor demócrata del sátrapa neoyorquino pueda ser más favorable, o menos funesto, para el futuro de la humanidad. 
 
No obstante, de lo que sí estamos seguros es que el “orden internacional” construido por Estados Unidos y sus socios europeos exhibe un avanzado estado de putrefacción. De otro modo no se entiende el silencio cómplice o la hipócrita condena, cuando no la abierta celebración, de los aliados de la Casa Blanca y la “prensa libre” ante un crimen perpetrado en contra de un alto jefe militar –no de un supuesto ignoto “terrorista”- de un país miembro de Naciones Unidas ordenado por el presidente de Estados Unidos y en abierta violación de la legalidad internacional e, inclusive, de la propia Constitución y las leyes de Estados Unidos. Una nueva guerra asoma en el horizonte provocada por Washington invocando los habituales pretextos para encubrir sus insaciables ambiciones imperiales. El “complejo militar-industrial” festeja con champán mientras el mundo se estremece ante la tragedia que se avecina.

martes, 16 de julio de 2019

Carta a Fidel. Por Ernesto Che Guevara



Cuba Socialista reproduce una carta poco conocida del comandante Ernesto Che Guevara a Fidel, en vísperas de su partida a “otras tierras del mundo”. Fue publicada recientemente en el volumen Epistolario de un tiempo. Cartas 1947 –1967, compilación de María del Carmen Ariet y Disamis Arcia, Ocean Sur, 2019, págs. 277- 310. El texto es, como el Che, incisivo, polémico, audaz. Sus análisis deben ser contextualizados, sin dudas, y no fueron hechos para que se aceptaran sin ser discutidos. Pero nadie podría negar el extraordinario valor de este documento. (N. del E.)

La Habana, 26 de marzo de 1965
«Año de la Agricultura»

Fidel:
Pongo en tu conocimiento el conjunto de mis ideas sobre algunos de los problemas básicos del Estado. Voy a tratar de ser lo más concreto posible y tratar de hacer una crítica constructiva, por si puede servir para mejorar algunos problemas que continúan siendo graves.

Además, quisiera darte una pequeña explicación de nuestro concepto sobre esa entelequia llamada, “El Sistema de Financiamiento Presupuestario”, por otra parte, también me interesaría hablar algo sobre el Partido y, por último, hacer recomendaciones de tipo general.

Tendrá entonces esta exposición cuatro puntos:
Errores en la Política Económica.
El Sistema de Financiamiento Presupuestario.
La Función del Partido.
Recomendaciones Generales.

Al empezar todos nosotros el aprendizaje de esta marcha hacia el comunismo, establecimos, con la ayuda de los checos, la Junta Central de Planificación [Juceplan]. Creo que está claro para todos que la planificación es una categoría implícita al socialismo y también a este período de transición que estamos viviendo. Lo malo es que hasta ahora, no hemos podido organizar una planificación que sea realmente un canal conductor y no una válvula loca que a veces deja pasar libremente los gases y otras se cierra herméticamente poniendo en peligro de explotar la caldera.

A pesar de todos los errores del plan, de la orientación y de la concepción de la Junta Central de Planificación, creo que estamos todos de acuerdo en que hay una serie de líneas jerárquicas de mando en el sector económico que deben ser respetadas. Se entiende que el Gobierno crea las ideas económico-políticas de desarrollo, ideas que parten de iniciativas de los dirigentes y también, si es posible dadas las condiciones, de la propia población. Estas deberían pasar a la Junta que las analizaría y compatibilizaría, dando luego una recomendación. El Gobierno aprobaría o corregiría estas cifras, encargando ya la confección del plan y la Junta confeccionaría el plan, en discusión con todos los organismos, cuando se tratara de un plan anual, pero sobre la base de un plan perspectivo en el cual pudieran tomarse en cuenta los principales organismos como asesores.

Nosotros hemos funcionado como si esa ficción fuera real pero, en la práctica, ¿qué sucedía?: el pretendido traslado de ideas de desarrollo por el Gobierno era simplemente una recopilación de algunas ideas sueltas que la Junta armonizaba poniendo las propias y elevaba al Gobierno. Tras un análisis extremadamente superficial, se aprobaban estas líneas de desarrollo, a veces cambiando determinadas cosas, siempre sobre un plan anual ya que todos los planes perspectivos han fracasado antes de comenzar. La Junta comenzaba a hacer sus planes con la idea de restringir el desbalance pero, al mismo tiempo, recibiendo las presiones de todos los organismos productivos y no productivos. De tal manera, el plan quedaba muy desbalanceado, se hacía tarde y había que correr al extranjero a pedir desbalances, ayudas, comprensión, etc., etc. Luego la Junta se encargaba de complicar las cosas con sus propios errores.

Creo que hemos cometido muchos errores de tipo económico. El primero de ellos, el más importante, es la improvisación con que hemos llevado a cabo nuestras ideas que ha dado por resultado una política de bandazos. Improvisación y subjetivismo, diría yo. De tal manera que se daban metas que conllevaban crecimientos imposibles. En los primeros momentos estos crecimientos imposibles se planeaban de una forma orgánica con la base de modelos globales en los que se preveían crecimientos hasta del 15 o el 20% anual. Después esto cambió pero la dispersión y falta de centralización de decisiones económicas permitía que cada uno de los organismos impulsara planes que, solos, eran factibles de realizar pero que, tomados todos en su conjunto, hacían imposible el cumplimiento de las metas trazadas; y es así cómo el llegar al 90% de un plan se considera en nuestro país una verdadera hazaña. Por esto también se han realizado una serie de inversiones no justificadas que variaban o suprimían antes de finalizar, pero también sin una justificación adecuada. Casos como estos tenemos en el fomento del arroz y su posterior restricción, el fomento del maíz y su posterior restricción, el del millo, el del algodón, el de los cerdos, ciertas inversiones en vacunos que no me parecen justificadas, las de la pesca y una buena parte de la política avícola. Todo esto en el campo de la agricultura.

En el campo de la industria hemos cometido errores parecidos en cuanto a las inversiones. La Antillana de Acero, por ejemplo, es un monstruo que empezó, como empezamos siempre, a ser dibujado por la nariz; —ahora las patas del monstruo no caben en el papel—. La política de desarrollo de cemento, basada en una concepción de desarrollo global muy grande y que ha demostrado ser excesiva. La creación de fábricas conserveras que no trabajan actualmente. Otras fábricas que requieren materias primas importadas del área dólar, sin resolver realmente problemas. La más representativa de este tipo es el INPUD, aunque desde el punto de vista de la construcción y la racionalización de la producción es una de las mejores que hemos hecho: pero hay un sinnúmero de ellas que todos conocemos y que tienen las características apuntadas.

Muchas veces, se suma el tener una tecnología muy atrasada, por ejemplo, los radios polacos. Para colmo íbamos a cometer el mismo error en la televisión, hasta que lo paramos. Todas estas son inversiones que hay que pagarlas y pagarlas caras. Dentro de este grupo podría poner la construcción de barcos pesqueros que no se justifica en el momento actual por el alto precio de la madera y su carencia; creo podría ser justificado el hierro, aun cuando saliera más caro que las del mercado mundial, siempre y cuando fuera tomado como una línea de desarrollo que daría pérdidas hoy como parte del aprendizaje.

También en este capítulo de las inversiones no justificadas, vemos la adquisición de barcos de travesía en momentos en que la empresa no tiene una organización para hacerle frente al aumento de sus unidades. Por eso, los barcos que debían ser nuestros salvadores de divisas se han convertido en una fuente más de gastos, prácticamente sin resolver problemas. Aun cuando eran más perentorias las necesidades, se puede decir lo mismo de la gran cantidad de ómnibus comprados cuando un mantenimiento adecuado podría haber solucionado algunos problemas; podríamos quizás, haber comprado menos ómnibus. La política del ganado, sin las condiciones mínimas para aclimatarlo, en la época pasada, tiene estas características, así también como los barcos pesqueros que son comprados en cantidades excesivas para nuestra capacidad organizativa. Y hay otras menores; podríamos citar el turismo que en una época se pensó sería la gran fuente de divisas y donde se han enterrado bastantes millones de pesos.

Además, se tomaban líneas de acción general falsas. Podíamos [sic] citar en la industria, el caso de la sustitución de importaciones, que fue la primera política llevada a cabo por nosotros; la pretensión de un autoabastecimiento ilusorio por ahora; los conocidos errores de la demolición de la caña, del pienso importado para vacunos y cerdos. Creo también que la compra de fertilizantes a precios fabulosos responde a una política no bien meditada y la supresión de algunas exportaciones que habitualmente hacíamos y que fácilmente podríamos haber mantenido; en este momento se me ocurren los mariscos, algunos tipos de tabacos, la soga de henequén.

Insisto en que aun cuando se haga una división de todos estos errores en más o menos graves, más o menos fatales, lo fundamental está dado por la política de bandazos y la política de bandazos está dada por el tratamiento superficial por un lado y subjetivo por otro, de todos los problemas de la economía. Sin embargo, la economía ha demostrado que tiene una serie de leyes y que violentarlas cuesta muy caro.

Se pueden apuntar otras series de errores de tipo menor, claro que a veces han incidido mucho en nuestra gestión económica, por ejemplo, la falta de exigencia de responsabilidad en los cuadros de dirección, que no se vigilan, por lo tanto, no se critican a tiempo y se retiran violentamente después. Esto es parte de los grandes problemas que tiene el Estado que pienso abordar también.

Hemos visto también una política de gasto alegre que de pronto debe ser corregida y lo es con una drasticidad terrible, lesionando muy duramente la economía pues ya no se puede hacer una discriminación suficiente en el momento de realizar los cortes.

En general, se puede decir que ha faltado la conciencia de la organización como uno de los pilares del desarrollo; cuando el caos administrativo es extremo se va hacia ciertos cambios de estructura, se realizan congelaciones o acciones intermedias buscando soluciones, otras veces se quitan los cuadros de dirección. Esto último significa alguna mejoría; evidentemente, un cuadro bueno trabaja infinitamente mejor que un cuadro mediocre o malo, pero también hay que tener en cuenta que por bueno que sea el cuadro si el marco organizativo general se lo impide solamente podrá rendir una tarea limitada.

Los niveles de decisión están muy indefinidos; personalmente esta ha sido una de mis preocupaciones en todo el período de ministro de Industrias, pero realmente solamente hemos tenido éxito aquí hasta la definición del nivel de Director y, en algunos casos, Jefes de Departamentos; más abajo, en los centros de producción, ha habido bastante indefinición que nosotros hemos resuelto por la vía de centralización administrativa, muchas veces excesiva.

En otros organismos productivos la indefinición creo que ha sido mayor aún pero al no existir tampoco una disciplina administrativa la anarquía ha sido total; las soluciones individuales a problemas únicos han estado a la orden del día y a veces han provocado una actitud contemplativa de las unidades de producción esperando a ver qué pasaba.

Todo este maremágnum organizativo se ha dejado sentir muy especialmente en la esfera de los servicios y la agricultura donde los cambios de estructura han sido más profundos; por lo menos han sido mucho más profundos que en la industria donde se ha conservado la anterior estructura; en todo caso se han consolidado fábricas, se han hecho unidades mayores, se han anulado otras, pero conservando un sistema organizativo. En aquellos ha habido que cambiar prácticamente todo y los resultados realmente han sido desastrosos hasta el momento. Por todas estas causas, la información no ha fluido con la suficiente corrección y por ende el control ha fallado totalmente. A veces hemos pretendido resolver el problema de la organización mediante esquemas —los famosos organogramas que tanto odias— , y la creación de cargos para ocupar el huequito del organograma, sin atención a la capacidad del cuadro y sin que haya existido en muchos aspectos un adecuado sistema de formación del personal en su puesto de trabajo. Yo sé que tu argumento es que en los lugares donde tú te has ocupado eso no ha sucedido, cosa que es real, pero creo que si tú haces un pequeño análisis convendrías conmigo en que no se te puede admitir porque eres el Jefe del Estado y hasta hace poco responsable directo de la economía en Juceplan. Tus éxitos aislados no hacen más que resaltar lo que podría haberse hecho con una política de conjunto en los aspectos fundamentales.

A todo esto hay que agregar los errores de la Junta Central de Planificación. Como ya dijimos, el error primero ha consistido en copiar de los checos su sistema organizativo (ellos hoy lo han desechado pero a nosotros eso no nos debe preocupar, porque lo han desechado por uno mucho peor y claramente capitalista, pero sí el hecho de que se consideraba la posibilidad de control extremo de toda una serie de índices que la organización cubana no estaba en posibilidades de hacer).

La Juceplan la concibo yo como un órgano de elaboración de la política económica del Gobierno, en forma concreta y de control de la misma en sus diversos aspectos. El grado en que se pueda hacer esta elaboración y este control, no se puede precisar, o yo no la puedo precisar, en una forma concreta y creo que el desconocer precisamente estos grados nos ha llevado a la situación actual. Pero para tener estas funciones la Junta debía tener una capacidad ejecutiva de la que ha carecido todo el tiempo y de la cual, incluso, carece hoy.

La Junta ha sido incapaz de dirigir la economía. Todos hemos visto esa incapacidad. En determinado momento, creo, era fatal que eso ocurriera, pero ninguno de los que hemos pasado por la Junta fuimos capaces de organizar lo que en un momento yo pretendí hacer: Un aparato de control y análisis lo suficientemente serio como para que en un momento dado, naturalmente, cayera en sus manos la dirección de la economía al demostrarse por la continuidad de su trabajo, de sus advertencias y de sus análisis, las razones que tenía.

Los métodos de cálculo son viejos en este momento; la revolución técnica ha llegado también a la economía: los nuevos métodos matemáticos permiten análisis mucho más profundos. Además, hay una buena parte de la economía burguesa de la cual se pueden extraer herramientas de cálculo que hasta hoy la economía socialista ha ignorado y de la cual ha ido a extraer solamente el más negativo y significativamente capitalista, como es la herramienta del control por el mercado.

De este modo frente a organismos que avanzaban en la elaboración de sus planes y conocían concretamente sus realidades, las advertencias globales, presuntuosas y falta de realidad, de la Junta, no hacían sino quitarle prestigio. Desde aquel primer episodio de los 24 millones de pares de zapatos y la enorme exportación de madera, prevista por el primer plan, hasta hoy, el descrédito de la Junta ha ido creciendo y los cuadros intermedios ya han perdido totalmente la fe. Tú no conoces lo que son los maratones terribles para cumplir los planes en tiempo y forma (como se dice en nuestro lenguaje) y que yo he obligado a todos los niveles del Ministerio a realizar siempre, pero en todos, incluyéndome a mí, estaba clara la idea de que ese plan iba a ser modificado aun antes que acabara de realizarse y, efectivamente, sucedía así.

Por eso todos los encargados de la economía del país, en las distintas esferas de la producción, sienten un desengaño muy grande y tienen una falta creciente de fe en la autoridad central. Hoy, con la incorporación de [Osvaldo] Dorticós, han habido algunos cambios de tipo cualitativo con respecto a esa autoridad y, además, cambios específicos en cuanto a los métodos de relación pero todavía no se puede hacer sentir más allá y si no hay cambios estructurales y conceptuales —estructurales que correspondan a un nuevo concepto— que a su vez engarcen con la realidad del país, y si no se le da a la Junta la real autoridad ejecutiva que necesita, mientras está encargada de la confección de los planes, seguiremos un camino parecido.

Hoy la Junta recibe una cantidad bastante apreciable de datos económicos, por mi experiencia de Industrias sé que bastan para análisis muy profundos, sin embargo, la capacidad de análisis de la Junta, que siempre ha sido muy escasa, se mantiene en niveles cercanos al cero. Eso sin contar con que la misma estructura o, digamos, los mismos cuadros del aparato en sus partes superiores, son incapaces de ayudar a Dorticós en la realización práctica de los planes por ínfimos que sean. El individualismo más absoluto y la política de camarillas han deformado totalmente la estructura de la Junta. A tal punto es grave esto que ha llegado a tapar el problema principal; es decir, la Junta como organismo ineficaz, desorganizado, lleno de rencillas y pugnas, está en un marasmo tal que a veces se ha pensado que es el aspecto fundamental y, en realidad, el aspecto fundamental y que incide mucho sobre estas cuestiones secundarias, es el que no dirige la economía; de tal manera, que aun cuando las reestructuraciones son buenas, nos acercan a una mejor organización etc., etc., no se puede decir de ninguna manera, que simplemente por la estructuración de la Junta como aparato, van a mejorar las cosas.

No puedo hablar de los nuevos proyectos de reorganización aunque en principio me parecen correctos, porque no los conozco lo suficiente, pero de todas maneras, sí hay que apuntar que no es este el aspecto fundamental, aunque es bastante importante, sino la verdadera autoridad que vaya a tener el organismo encargado de hacer los planes y de controlarlos y su capacidad para poder imponerse a los ejecutores.

Otro de los capítulos más importante de nuestros errores es el que corresponde a Comercio Exterior [MINCEX].
No vale la pena hablar de los errores prácticos, el lío de las divisas, es simplemente la consecuencia de una total desorganización y falta de visión de la Junta, el Banco y Comercio Exterior, en este caso.

Nosotros hemos entendido el Comercio Exterior como un organismo encargado de entregar azúcar por donde quiera, y de comprar cosas. Y es verdad que el azúcar es nuestro producto fundamental, pero precisamente esa política ha sido ciega a las necesidades más elementales de nuestra economía. Nosotros tenemos una economía abierta; seguimos manteniendo esa estructura y la tendremos que mantener durante mucho tiempo. La incidencia del mercado exterior, de los abastecimientos externos en la industria, es realmente importante: alcanza al 19% de la producción industrial bruta del Ministerio. De tal manera, que una reducción en el Comercio Exterior incide inmediatamente en la industria, en la agricultura, en las inversiones, en el comercio interior, transporte, etc.

Nuestra débil y, además, deformada base industrial no permite suministrar a la agricultura ni al pueblo en general y hay que comprar productos en el exterior. Pero los balances no han existido en Cuba revolucionaria; y aun cuando el método de balances pueda llamarse artesanal, tiene sus beneficios; como concepto hay que utilizarlo. Nosotros separamos en compartimentos estancos las importaciones y las exportaciones: las exportaciones eran la suma del azúcar que podrá producirse más la suma de algunos otros productos que quisieran entregar los productores, el INRA y nosotros, y las importaciones eran la suma de lo que necesitaba cada uno de los organismos que tenía alguna fuerza (y casi todos han tenido fuerza porque en casi todos ha habido algún plan especial que hay que hacer). Ahora estamos endeudados grandemente y, lo que es peor, endeudados por comida, por uso de trenes de consumo directo, o por inversiones mal concebidas; de manera que nuestra deuda no podrá ser recuperada nunca con el mayor aporte que dieran nuestras instalaciones hechas con el préstamo que provocara la deuda.

Nuestra capacidad de importación disminuyó notablemente por la falta de azúcar y sin embargo, no buscamos hasta el último rincón para tratar de sacar un pesito más en cada cosa. Comercio Exterior ha hecho una política de grandes ventas en grandes clientes; se despreocupa totalmente del pequeño proveedor o consumidor, que, además, puede ser eventualmente un mercado que se pueda complementar con el nuestro y, en África es posible hacer esto, por ejemplo; creo que en Europa y en otros lados también, pero en África, me consta que se podrían haber hecho pequeñas operaciones que no hubieran significado nada frente a las monstruosas cifras de nuestro comercio exterior, pero que hubieran sido un paso que podría haber sido seguido de otro y otro.

Nuestro Comercio Exterior fue incapaz de planificar a largo plazo. Es verdad que las limitaciones de los planes anuales de comercio —la más macabra forma de inmovilización de la economía que se puede inventar— han tarado mucho su trabajo, pero no ha tenido agilidad para crear lo que viene cayéndose de la mata desde hace años: un flujo continuo de una serie de materias primas fundamentales, tal como se hace en el petróleo, por ejemplo, donde ya el problema se reduce a ajustar cantidades cada año pero ya están asignados los montos fundamentales. Eso se puede hacer con todos los países del mundo; también los capitalistas en este sentido planifican.

En resumen, faltó a toda nuestra economía el concepto del comercio exterior como su piedra fundamental y al faltar este concepto vino todo el resto.

Debe cambiarse la orientación dada y hacer de cada dólar conseguido o ahorrado nuestra tarea número uno y, en segundo lugar, ahorro en los gastos de convenio pero atendiéndolos también y sin despilfarrar recursos.

Hasta ahora no se ha seguido una rigurosísima política para ir buscando la suplantación del dólar por una divisa de convenio en primer lugar y luego el análisis de las posibilidades internas de sustitución.

El MINCEX puede hacer mucho, pero no solo; debe estar jerarquizado y engarzado en el aparato de la economía interna, conducido realmente por la Juceplan. El método establecido en Industrias que permite la inspección total de la producción exportable de tabaco por el MINCEX debe ampliarse a todas las relaciones del aparato de comercio exterior con la economía interna y viceversa, esta debe poder inspeccionar la gestión externa del MINCEX y ayudarlo. Este sistema de relaciones debería implantarse también en la economía interna entre sí de manera que Industrias controle producciones del INRA que le son necesarias (como el tabaco en rama, por ejemplo) y el INRA las suyas (maquinarias agrícolas, etc.).

Aun cuando ya he hablado de las inversiones no justificadas, quisiera recalcar también, como un caso específico que retrata todo nuestro panorama económico, la forma en que se realizan las inversiones. Nosotros empezamos a pagar los equipos a los países socialistas inmediatamente después que firmamos contratos; esos contratos se cumplen y el producto se embarca, durmiendo después años en distintos almacenes o al aire libre en el país mientras la fuerza de trabajo, el equipo o los materiales que estaban destinados a realizar esa obra se trasladan de urgencia para hacer otra de último momento; se paralizan obras cuyo equipo se está pagando al extranjero para hacer otras que, desgraciadamente, muchas veces no sirven para nada. No vale la pena ponerse a dar ejemplos que todos conocemos, lo importante es lograr que se tenga la disciplina mínima de no imponer al MICONS una sola obra más sobre el plan, si no se compromete a hacerla sin tocar las que están (salvo, naturalmente, que sea un problema de extraordinaria urgencia real). No olvidarse tampoco que la gente tiene que vivir en una casa y que estamos haciendo cada vez menos casas, gastando cada vez menos en casas, pero cada casa, individualmente, cuesta más, de manera que nuestros índices están rebajándose constantemente y este estado de cosas hay que cambiarlo.

Ahora pasaré a exponerte con toda la brevedad y la síntesis de que sea capaz nuestras ideas sobre el Sistema Presupuestario.
Estas ideas nacen de una experiencia práctica y después se han convertido en teoría. Por razones de exposición, haré aquí unas consideraciones históricas, en primer lugar, para tratar de redondear la concepción.

Marx establecía dos períodos para llegar al comunismo, el período de transición, también llamado socialismo o primer período del comunismo, y el comunismo o comunismo plenamente desarrollado. Partía de la idea que el capitalismo en su conjunto se vería abocado a una ruptura total después de alcanzar un desarrollo en el cual las fuerzas productivas chocarían con las relaciones de producción, etc. y entrevió ese primer período llamado socialismo al que no dedicó mucho tiempo, pero en la Crítica del Programa de Gotha, lo describe como un sistema donde ya están suprimidas una serie de categorías mercantiles, producto de que la sociedad completamente desarrollada ha pasado a la nueva etapa. Después viene Lenin, su teoría del desarrollo desigual, su teoría del eslabón más débil y la realización de esa teoría en la Unión Soviética y con ello se implanta un nuevo período no previsto por Marx. Primer período de transición o período de la construcción de la sociedad socialista, que se transforma después en sociedad socialista para pasar a ser la sociedad comunista en definitiva. Este primer período, los soviéticos y los checos pretenden haberlo superado; creo que objetivamente no es así, desde el momento en que todavía existen una serie de propiedades privadas en la Unión Soviética y, por supuesto, en Checoslovaquia.

Pero lo importante no es esto sino que la economía política de todo este período no se ha creado y, por tanto, estudiado. Después de muchos años de desarrollo de su economía en una dirección dada, convirtieron una serie de hechos palpables de la realidad soviética en presuntas leyes que rigen la vida de la sociedad socialista, creo que aquí es donde está uno de los errores más importantes. Pero el más importante, en mi concepto, se establece en el momento en que Lenin, presionado por el inmenso cúmulo de peligros y de dificultades que se cernían sobre la Unión Soviética, el fracaso de una política económica, sumamente difícil de llevar por otro lado, vuelve sobre sí y establece la NEP dando entrada nuevamente a viejas relaciones de producción capitalista. Lenin se basaba en la existencia de cinco estadios en la sociedad zarista, heredados por el nuevo estado.

Lo que es necesario destacar es una existencia claramente definida, de por lo menos dos Lenin (tal vez tres), completamente distintos: aquel cuya historia acaba específicamente en el momento en que escribe el último párrafo de El Estado y la Revolución donde dice que es mucho más importante hacerla que hablar de ella y el subsiguiente en que tiene que afrontar los problemas reales. Nosotros apuntábamos que había probablemente un período intermedio de Lenin en el cual todavía no se ha retractado de todas las concepciones teóricas que guiaron su acción hasta el momento de la revolución. En todo caso, del año 21 en adelante, y hasta poco antes de su muerte, Lenin comienza la acción conducente a hacer la NEP y a llevar todo el país a las relaciones de producción que configuran lo que Lenin llamaba capitalismo de Estado, pero que en realidad también puede llamarse capitalismo premonopolista en cuanto al ordenamiento de las relaciones económicas. En los últimos períodos de la vida de Lenin, leyendo con atención, se observa una gran tensión; hay una carta muy interesante al Presidente del Banco, donde se ríe de presuntas utilidades de este y hace una crítica de los pagos entre empresas y las ganancias entre empresas (papeles que pasan de un lugar a otro). Ese Lenin, agobiado también por las divisiones que ve dentro del partido desconfía del futuro. Aunque sea algo absolutamente subjetivo, me da la impresión de que si Lenin hubiera vivido para dirigir el proceso del cual era el actor principal y que tenía totalmente en las manos, hubiera ido variando con notable celeridad las relaciones que estableció la Nueva Política Económica. Muchas veces, en esa última época, se hablaba de copiar del capitalismo algunas cosas, pero en el capitalismo, en ese momento, estaban en auge algunos aspectos de la explotación tales como el taylorismo que hoy no existen; en realidad, el taylorismo no es otra cosa que el stajanovismo, trabajo a destajo simple y puro o, mejor dicho, el trabajo a destajo vestido con una serie de oropeles y ese tipo de pago fue descubierto en el primer plan de la Unión Soviética como una creación de la sociedad soviética. El hecho real es que todo el andamiaje jurídico económico de la sociedad soviética actual parte de la Nueva Política Económica; en esta se mantienen las viejas relaciones capitalistas, se mantienen las viejas categorías del capitalismo, es decir, existe la mercancía, existe, en cierta manera, la ganancia, el interés que cobran los bancos y, naturalmente, existe el interés material directo de los trabajadores. En mi concepto todo este andamiaje pertenece a lo que podríamos llamar, como ya he dicho, un capitalismo premonopolista. Todavía las técnicas de dirección y las concentraciones de capitales no eran en la Rusia zarista tan grandes como para haber permitido el desarrollo de los grandes trusts. Estaban en la época de fábricas aisladas, unidades independientes, cosa prácticamente imposible de encontrar en la industria norteamericana de hoy día, por ejemplo. Es decir, hoy, en los Estados Unidos, solamente hay tres firmas que producen automóviles: la Ford, la General Motors y el conjunto de todas las pequeñas empresas —pequeñas para el carácter de los Estados Unidos— que se unieron entre sí para tratar de sobrevivir. Nada de eso sucedía en la Rusia de aquella época, pero ¿cuál es el defecto fundamental de todo el sistema? Que limita la posibilidad del desarrollo mediante la competencia capitalista pero no liquida sus categorías ni implanta nuevas categorías de un carácter más elevado. El interés material individual era el arma capitalista por excelencia y hoy se pretende elevar a la categoría de palanca de desarrollo, pero está limitado por la existencia de una sociedad donde no se admite la explotación. En estas condiciones, el hombre no desarrolla todas sus fabulosas posibilidades productivas, ni se desarrolla él mismo como constructor consciente de la sociedad nueva.

Y para ser consecuentes con el interés material, este se establece en la esfera improductiva y en la de los servicios. Entonces surgen los grandes mariscales con salarios de grandes mariscales, los burócratas, las dachas y las cortinitas en los automóviles de los jerarcas. Esa es la justificación, tal vez, del interés material a los dirigentes, principio de la corrupción, pero de todas maneras, es consecuente con toda la línea del desarrollo adoptada en donde el estímulo individual viene siendo la palanca motora porque es allí, en el individuo, donde, con el interés material directo, se trata de aumentar la producción o la efectividad.

Este sistema tiene, por otra parte, trabas serias en su automaticidad; la ley del valor no puede jugar libremente porque no tiene un mercado libre donde productores rentables y no rentables, eficientes y no eficientes, compitan y los no eficientes mueran de inanición. Es necesario garantizar una serie de productos a la población, de precios a la población, etc., etc., y cuando se resuelve que la rentabilidad debe ser general para todas las unidades, se cambia el sistema de precios, se establecen nuevas relaciones y se pierde totalmente la relación con el valor del capitalismo que, todavía, a pesar del período monopólico, mantiene su característica fundamental de guiarse por el mercado y de ser una especie de circo romano donde los más fuertes vencen (en este caso los más fuertes son los poseedores de la técnica más alta). Todo esto ha ido conduciendo a un desarrollo vertiginoso del capitalismo y a una serie de técnicas nuevas totalmente alejadas de las viejas técnicas de producción. La Unión Soviética compara su adelanto con los Estados Unidos y habla de que se produce más acero que en ese país, pero en los Estados Unidos no ha habido paralización del desarrollo.

¿Qué sucede entonces? Simplemente que el acero no es ya el factor fundamental para medir la eficiencia de un país, porque existe la química, la automatización, los metales no ferrosos y además de eso hay que ver la calidad de los aceros. Estados Unidos produce menos pero produce una gran cantidad de acero de calidad muy superior. La técnica ha quedado relativamente estancada, en la inmensa mayoría de los sectores económicos soviéticos. ¿Por qué? Porque hubo que hacer un mecanismo y darle automaticidad, establecer las leyes del juego donde el mercado no actúa ya con su implacabilidad capitalista, pero los mecanismos que se idearon para reemplazarlos son mecanismos fosilizados y allí empieza el desbarajuste tecnológico. Falta del ingrediente de la competencia, que no ha sido sustituido, tras los brillantísimos éxitos que obtienen las sociedades nuevas gracias al espíritu revolucionario de los primeros momentos, la tecnología deja de ser el factor impulsor de la sociedad. Esto no sucede en la rama de la defensa. ¿Por qué? Porque es una línea donde no existe la rentabilidad como norma de relación y donde todo está puesto estructuradamente al servicio de la sociedad para realizar las más importantes creaciones del hombre para su supervivencia y la de la sociedad en formación. Pero aquí vuelve a fallar el mecanismo; los capitalistas tienen muy unido el aparato de la defensa al aparato productor, ya que son las mismas compañías, son negocios gemelos y todos los grandes adelantos obtenidos en la ciencia de la guerra pasan inmediatamente a la tecnología de la paz y los bienes de consumo dan saltos de calidad verdaderamente gigantescos. En la Unión Soviética nada de eso pasa, son dos compartimentos estancos y el sistema de desarrollo científico de la guerra sirve muy limitadamente para la paz.

Estos errores, excusables en la sociedad soviética, la primera en iniciar el experimento, se trasplantan a sociedades mucho más desarrolladas o, simplemente distintas y se llega a un callejón sin salida provocando reacciones de los otros estados. El primero en revolverse fue Yugoslavia, luego le siguió Polonia y en ese sentido ahora son Alemania y Checoslovaquia, dejando de lado, por características especiales a Rumanía. ¿Qué sucede ahora? Se rebelan contra el sistema pero nadie ha buscado donde está la raíz del mal; se le atribuye a esa pesada lacra burocrática, a la centralización excesiva de los aparatos, se lucha contra la centralización de esos aparatos y las empresas obtienen una serie de triunfos y una independencia cada vez mayor en la lucha por un mercado libre.

¿Quiénes luchan por esto? Dejando de lado a los ideólogos, y los técnicos que, desde un punto de vista científico analizan el problema, las propias unidades de producción, las más efectivas claman por su independencia. Esto se parece extraordinariamente a la lucha que llevan los capitalistas contra los estados burgueses que controlan determinadas actividades.

Los capitalistas están de acuerdo en que algo debe tener el Estado, ese algo es el servicio donde se pierde o que sirve para todo el país, pero el resto debe estar en manos privadas. El espíritu es el mismo; el Estado, objetivamente, empieza a convertirse en un estado tutelar de relaciones entre capitalistas. Por supuesto, para medir la eficiencia se está utilizando cada vez más la ley del valor, y la ley del valor es la ley fundamental del capitalismo; ella es la que acompaña, la que está íntimamente ligada a la mercancía, célula económica del capitalismo. Al adquirir la mercancía y la ley del valor sus plenas atribuciones, se produce un reajuste en la economía de acuerdo con la eficiencia de los distintos sectores y unidades y aquellos sectores o unidades que no son lo suficientemente eficientes desaparecen.

Se cierran fábricas y emigran trabajadores yugoslavos (y ahora polacos) a los países de Europa Occidental en plena expansión económica. Son esclavos que los países socialistas envían como una ofrenda al desarrollo tecnológico del Mercado Común Europeo.

Nosotros pretendemos que nuestro sistema recoja las dos líneas fundamentales del pensamiento que deben seguirse para llegar al comunismo. El comunismo es un fenómeno de conciencia, no se llega a él mediante un salto en el vacío, un cambio de la calidad productiva, o el choque simple entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. El comunismo es un fenómeno de conciencia y hay que desarrollar esa conciencia en el hombre, de donde la educación individual y colectiva para el comunismo es una parte consustancial a él. No podemos hablar en términos cuantitativos económicamente; quizás nosotros podamos estar en condiciones de llegar al comunismo dentro de unos años, antes que los Estados Unidos hayan salido del capitalismo. No podemos medir en términos de ingreso per cápita la posibilidad de entrar al comunismo; no hay una identificación total entre estos ingresos y la sociedad comunista. China tardará centenares de años en tener el ingreso per cápita de los Estados Unidos. Aún si consideramos que el ingreso per cápita es una abstracción, midiendo el salario medio de los obreros norteamericanos, cargándole los desocupados, cargándole los negros, todavía ese nivel de vida es tan alto que a la mayoría de nuestros países le costará mucho llegar a él. Sin embargo, vamos caminando hacia el comunismo.

El otro aspecto es el de la técnica; conciencia más producción de bienes materiales es comunismo. Bien, pero qué es la producción si no el aprovechamiento cada vez mayor de la técnica; y qué es el aprovechamiento cada vez mayor de la técnica si no el producto de una concentración cada vez más fabulosa de capitales, es decir, una concentración cada vez más grande de capital fijo o trabajo congelado con relación al capital variable o trabajo vivo. Este fenómeno se está produciendo en el capitalismo desarrollado, en el imperialismo. El imperialismo no ha sucumbido gracias a su capacidad de extraer ganancias, recursos, de los países dependientes y exportarles conflictos, contradicciones, gracias a la alianza con la clase obrera de sus propios países desarrollados contra el conjunto de los países dependientes. En ese capitalismo desarrollado están los gérmenes técnicos del socialismo mucho más que en el viejo sistema del llamado Cálculo Económico que es, a su vez, heredero de un capitalismo que ya está superado en sí mismo y que, sin embargo, ha sido tomado como modelo del desarrollo socialista.

Debiéramos, pues, mirar en el espejo donde se están reflejando una serie de técnicas correctas de producción que todavía no han chocado con sus relaciones de producción. Podría argumentarse que no lo han hecho por la existencia de este desahogo que es el imperialismo en escala mundial pero, en definitiva, esto traería algunas correcciones en el sistema y nosotros solamente tomamos las líneas generales. Para dar una idea de la extraordinaria diferencia práctica que existe hoy entre el capitalismo y el socialismo se puede citar el caso de la automatización; mientras en los países capitalistas la automatización avanza a extremos realmente vertiginosos, en el socialismo están mucho más atrasados. Se podría argumentar sobre una serie de problemas que afrontarán los capitalistas en el futuro inmediato, debido a la lucha de los trabajadores contra la desocupación, cosa aparentemente exacta, pero lo cierto es que hoy el capitalismo se desarrolla en ese camino más rápidamente que el socialismo.

La Standard Oil por ejemplo, si necesita remozar una fábrica, la para y le da una serie de compensaciones a los trabajadores. Un año está la fábrica parada, pone los nuevos equipos y echa a andar con una eficiencia mayor. ¿Qué sucede en la Unión Soviética, hasta ahora? En la Academia de Ciencias de ese país hay acumulados centenares y tal vez miles de proyectos de automatización que no pueden ser puestos en práctica porque los directores de las fábricas no se pueden permitir el lujo de que su plan se caiga durante un año y como es un problema de cumplimiento del plan, si le hacen una fábrica automatizada le exigirán una producción mayor, entonces no le interesa fundamentalmente el aumento de productividad. Claro que se podría solucionar esto desde el punto de vista práctico, dando mayores incentivos a las fábricas automatizadas; es el sistema Libermann y los sistemas que se están empezando a implantar en Alemania Democrática, pero todo esto indica el grado de subjetivismo en que se puede caer y la falta de precisión técnica en el manejo de la economía. Hay que sufrir golpes muy duros de la realidad para empezar a cambiar; y siempre cambia el aspecto externo, el más llamativamente negativo, pero no la esencia real de todas las dificultades que existen hoy que es una falsa concepción del hombre comunista, basada en una larga práctica económica que tenderá y tiende a hacer del hombre un elemento numérico de producción a través de la palanca del interés material.

En la parte técnica, nuestro sistema trata de tomar lo más avanzado de los capitalistas y por lo tanto debe tender a la centralización. Esta centralización no significa un absoluto; para hacerla inteligentemente debe trabajarse de acuerdo con las posibilidades. Podría decirse, centralizar tanto como las posibilidades lo permitan; eso es lo que guía nuestra acción. Esto permite un ahorro de administración, de mano de obra, permite una mejor utilización de los equipos ciñéndonos a técnicas conocidas. No es posible hacer una fábrica de zapatos que, instalada en La Habana, reparta ese producto a toda la república porque hay un problema de transporte de por medio. La utilización de la fábrica, su tamaño óptimo, está dado por los elementos de análisis técnico-económicos.

Tratamos de ir a la eliminación, en lo posible, de las categorías capitalistas, por lo tanto nosotros no consideramos un acto mercantil el tránsito de un producto por fábricas socialistas. Para que esto sea eficaz debemos hacer toda una reestructuración de los precios. Eso está publicado por mí, no tengo más que agregar a lo poco que hemos escrito, salvo que hay que investigar mucho sobre estos puntos.

En resumen, eliminar las categorías capitalistas: mercancía entre empresas, interés bancario, interés material directo como palanca, etc. y tomar los últimos adelantos administrativos y tecnológicos del capitalismo, esa es nuestra aspiración.
Se nos puede decir que todas esas pretensiones nuestras equivaldrían también a pretender tener aquí, porque los Estados Unidos lo tienen, un Empire State y es lógico que nosotros no podemos tener un Empire State pero, sin embargo, sí podemos tener muchos de los adelantos que tienen los rascacielos norteamericanos y técnicas de fabricación de esos rascacielos aunque los hagamos más chiquitos. No podemos tener una General Motors que tiene más empleados que todos los trabajadores del ministerio de Industrias en su conjunto, pero sí podemos tener una organización, y, de hecho la tenemos, similar a la General Motors. En este problema de la técnica de administración va jugando la tecnología; tecnología y técnica de administración han ido variando constantemente, unidas íntimamente a lo largo del proceso del desarrollo del capitalismo, sin embargo, en el socialismo se han dividido como dos aspectos diferentes del problema y uno de ellos se ha quedado totalmente estático. Cuando se han dado cuenta de las groseras fallas técnicas en la administración, buscan en las cercanías y descubren el capitalismo.

Recalcando, los dos problemas fundamentales que nos afligen, en nuestro Sistema Presupuestario, son la creación del hombre comunista y la creación del medio material comunista, dos pilares que están unidos por medio del edificio que deben sostener.

Nosotros tenemos una gran laguna en nuestro sistema; cómo integrar al hombre a su trabajo de tal manera que no sea necesario utilizar eso que nosotros llamamos el desestimulo material, cómo hacer que cada obrero sienta la necesidad vital de apoyar a su revolución y al mismo tiempo que el trabajo es un placer; que sienta lo que todos nosotros sentimos aquí arriba.
Si es un problema de campo visual y solamente le es dable interesarse por el trabajo que hace a quien tiene la misión, la capacidad del gran constructor, estaríamos condenados a que un tornero o una secretaria nunca trabajaran con entusiasmo. Si la solución estuviera en la posibilidad de desarrollo de ese mismo obrero en el sentido material, estaríamos muy mal.

Lo cierto es que hoy no existe una plena identificación al trabajo y creo que parte de las críticas que se nos hacen son razonables, aunque el contenido ideológico de esa crítica no lo es. Es decir, se nos critica el que los trabajadores no participan en la confección de los planes, en la administración de las unidades estatales, etc., lo que es cierto, pero de allí concluyen que esto se debe a que no están interesados materialmente en ellas, están al margen de la producción. El remedio que se busca para esto es que los obreros dirijan las fábricas y sean responsables de ellas monetariamente, que tengan sus estímulos y desestímulos de acuerdo con la gestión. Creo que aquí está el quid de la cuestión; para nosotros es un error pretender que los obreros dirijan las unidades; algún obrero tiene que dirigir la unidad, uno entre todos como representante de los demás, si se quiere, pero representante de todos en cuanto a la función que se le asigna, a la responsabilidad o el honor que se le confiere, no como representante de toda la unidad ante la gran unidad de Estado, en forma antagónica. En una planificación centralizada, correcta, es muy importante la utilización racional de cada uno de los distintos elementos de la producción y no puede depender de una asamblea de obreros o del criterio de un obrero, la producción que se vaya a hacer. Evidentemente, cuanto menos conocimiento exista en el aparato central y en todos los niveles intermedios, la acción de los obreros desde el punto de vista práctico es más útil.

Eso es real, pero también nuestra práctica nos ha enseñado dos cosas para nosotros axiomáticas; un cuadro técnico bien situado puede hacer muchísimo más que todos los obreros de una fábrica y un cuadro de dirección colocado en una fábrica puede cambiar totalmente las características de ellas, ya sea en uno y otro sentido. Los ejemplos son innumerables y, además, los conocemos en toda la economía no solo en este Ministerio. Otra vez se vuelve a plantear el problema. ¿Por qué un cuadro de dirección puede cambiar todo? ¿Por qué hace trabajar técnicamente, es decir, administrativamente mejor a todo el conjunto de sus empleados, o por qué da participación a todos los empleados de manera que estos se sientan con una nueva tónica, con un nuevo entusiasmo de trabajo o por una conjunción de estas dos cosas? Nosotros no hemos hallado respuesta todavía y creo que hay que estudiar un poco más esto. La respuesta tiene que estar íntimamente relacionada con la economía política de este período y el tratamiento que se les dé a estas cuestiones debe ser integral y coherente con la economía política.

¿Cómo hacer participar a los obreros? es una interrogante que no he podido responder. Considero esto como mi obstáculo más grande o mi fracaso más grande y es una de las cosas para pensar porque en ello también está implicado el problema del Partido y del Estado, de las relaciones entre el Partido y el Estado.

Pasaremos al tercero de los puntos con que amenacé: La función del Partido y del Estado.

Hasta ahora nuestro pobre Partido ha sido un muñeco armado al estilo soviético y que empezó a caminar al estilo soviético: como buen muñeco, empezó a hacer de las suyas en cuanto se topó con la porcelana y hemos resuelto el problema quitándole la cuerda. Ahora está en un rincón pero pretendemos reactivar ese muñeco y empieza a mover una pierna u otra; me atrevo a decir que, en cualquier momento, rompe otra loza más, porque hay problemas de fondo que no han sido correctamente tratados y que impiden su desarrollo.

En mi concepto, el Partido es un aparato que conjuga en sí la doble situación de ser el motor ideológico de la Revolución y su más eficiente sistema de control.

Por motor ideológico, entiendo, el hecho de que el Partido y sus miembros deben tomar las principales ideas directrices del Gobierno y transformarlas, a cada uno do los niveles, en impulsos directos sobre los organismos de ejecución o sobre los hombres.

Por aparato de control, el que las bases del Partido y sus organizaciones superiores, en grado sucesivo creciente, estén capacitados para presentar ante el Gobierno, la imagen de lo que realmente sucede en todo aquello que no dependa de la estadística o del análisis económico, es decir, la moral, la disciplina, los métodos de dirección, la opinión del pueblo, etc.
Para cumplir su cometido de motor ideológico, el Partido y cada miembro del Partido, debe ser vanguardia y, para ello, deben de presentar la imagen más cercana a lo que debe ser un comunista. Su nivel de vida, es decir, el nivel de vida de los miembros del Partido, nunca debe de exceder, ni como cuadros profesionales, ni como cuadros dentro de la producción, al que tengan sus iguales. La moral de un comunista es su galardón más preciado, su verdadera arma, por ello, hay que cuidarla, incluso, en los aspectos más íntimos de su vida; la parte práctica de esto, la forma en que el Partido debe conducir el cuidado de la moral individual, es uno de los puntos más difíciles de tratar pero es natural, que ni ladrones, ni oportunistas, ni fariseos…, puedan figurar en el Partido, cualesquiera que hayan sido sus méritos anteriores.

En esta etapa, el cuadro revolucionario con sus cualidades morales como tarjeta de presentación por delante, tendrá que hacer esfuerzos fundamentales por crear la conciencia en las tres líneas más importantes: la capacitación, tanto técnica, como cultural o de profundización de la conciencia, la defensa del país, tanto armada como ideológica y la producción en todos sus aspectos: y, defendiendo estas tres líneas fundamentales e impulsando con su ejemplo debe participar en todos los planes nacionales, jerarquizando su acción en la medida en que el Gobierno la jerarquice. Todo esto buscando la manera de actuar de tal manera que siempre se tenga presente la lucha contra la tendencia a burocratizar el Partido, es decir, a convertirlo en un instrumento más de control estadístico del Gobierno, o en órgano de ejecución, o en órgano parlamentario, con muchos personajes a sueldo y muchas correderas en jeep, reuniones, etc. etc.

Es necesario desarrollar los cuadros del Partido para que cumplan su tarea de control.

El Partido, naturalmente, tiene que tener la organización propia, separada del Estado, aun cuando hoy ocasionalmente haya una serie de cargos en los cuales se mezclan Partido y Estado.

Como tareas inmediatas es necesario realizar la elección de los cuadros medios extraídos de la base por métodos parecidos a los empleados para la selección de los inferiores y la reestructuración de la Dirección Nacional, adaptándolos a las ideas que en este momento tengamos sobre el tema.

Una de las primeras tareas que tiene que analizar el Partido son sus relaciones con la Administración a todos los niveles. ¿Cuál será la relación que el Partido va a tener con el Gobierno? ¿Cuál la de las Direcciones Provinciales con los Gobierno Provinciales o JUCEI [Junta de Coordinación, Ejecución e Inspección] y los regionales y núcleos con sus correspondientes? Esta es casi la tarea fundamental, el punto central de la discusión y si podemos dilucidarlo habremos ya puesto una buena piedra para el adelanto de todo el aparato. Hasta ahora he hecho una serie de consideraciones generales, buenas o malas, pero que no aportan nada al problema. Creo que es necesario realizar una serie de tareas concretas para que el Partido pueda ir jugando su papel. Me parece que uno de los puntos fundamentales en este momento es proceder a la selección de los cuadros medios y a la reestructuración de la Secretaría de Organización, de tal manera, que tenga realmente una especie de poder ejecutivo sobre todos los cuadros profesionales en todas las tareas de organización del Partido; esto se puede realizar rápidamente y buscar un sistema para proponerlo al Secretariado, devolviendo a la producción todos los cuadros medios que simplemente no dieran la talla. Al mismo tiempo, hay que considerar el desarrollo de los cuadros y para ello tiene que desarrollarse con una idea central del Partido. Si se acepta la que yo doy como definición de comunista, hay que establecer sistemas rígidos de disciplina, de control y de autocrítica que permitan ir desglosando todas las matas raquídeas dentro del Partido.

Se pueden tomar las principales tareas de la nación como fundamentales, después las principales tareas de los organismos como secundarias y el Partido tomar bajo su cargo el impulso do una serie de estas tareas. Para referirme a la industria: grupos de vanguardia, trabajadores de vanguardia que vayan a las fábricas más atrasadas. Los comunistas no deben ganar un plus salario, sino su salario habitual, o el medio, los comunistas de cualquier tipo que sean deben estar dispuestos a trasladarse de un lugar a otro del país cuando el Partido lo ordene. Quiere decir esto, que un comunista, contador en La Habana, tiene la obligación de trasladarse a Nicaro si el Partido lo ordena, dilucidando bien esta obligación como miembro del Partido y no como funcionario.

Debe procederse a la continua revisión de los miembros del Partido en asambleas periódicas para incluir candidatos nuevos y desechar los viejos, los que han demostrado debilidades grandes, estableciendo en todos aquellos casos en que las faltas no sean graves el status de candidato a miembro.

Establecer por el Secretariado de Organización un proyecto de organización del Partido en todo su conjunto, pero dividido en dos partes, una de las cuales abarque de las Direcciones Provinciales hacia abajo, de tal manera que, si por las circunstancias actuales no se admite la reestructuración propuesta se pueden iniciar trabajos serios de las Direcciones Provinciales hacia abajo, que para este trabajo se forme una comisión dirigida por la Secretaría de Organización y con participación de miembros de las provincias, ya sea una de cada provincia, o alguno elegido entre las distintas provincias.

Que la organización nombre un pequeño grupo de compañeros que trabajen en la creación de unos estatutos provisionales del Partido, que servirían para reglar su funcionamiento hasta que se convoque un congreso en el que se aprobará definitivamente el programa. Se deben reglar las relaciones entre el Partido y la Juventud. También formar una comisión mixta, ya sea solo de miembros del Partido que a su vez sean administrativos o de miembros del Partido y de la Administración que normen de Ministerio hacia abajo las relaciones entre ellos.

Algunos de estos proyectos pueden ser discutidos en las bases previamente y otros directamente discutidos en las esferas superiores.

Creo que las líneas fundamentales son:
Aprobar el concepto de lo que debe ser un comunista, cualquiera que este sea o dentro de los límites que se precise.
Iniciar las tareas de discusión de las relaciones Partido-Administración.
Decidir sobre las funciones del Partido, ya sean estas que planteo de motor ideológico y control, o las que se establezcan y establecer un método de trabajo que permita dividir la tarea en dos partes.

Aun cuando el Partido, en algunos aspectos, siga con las características de acefalia actual, puede estructurarse una firme organización de base.

Más o menos esto es lo que tengo que decir sobre el Partido, poco más que un llamado a la investigación, es siempre dentro del marco de mi preocupación fundamental que es la creación del hombre nuevo.

Sobre el Estado tengo aún menos que decir. Creo que es el embrollo más grande, pero también creo que tenemos que hacer esfuerzos sistemáticos por investigarlo. Por eso me parece que el sistema adoptado para la reestructuración administrativa, lucha contra el burocratismo, etc., tiene un grave error de fondo; otra vez estamos cayendo en el sistema de dibujar al hombre comenzando por la nariz, sin un esquema de conjunto. Si la Juceplan es la encargada de confeccionar la estadística y a los organismos también se le da esa facultad, no debe una comisión regional cambiar los modelos exigidos centralmente. No se ha podido racionalizar más porque se choca con una serie de limitaciones de tipo burocrático central o de exigencias de la Juceplan, o por indisciplina. Sería mejor encuadrar al Partido dentro de esta misma línea de acción y hacer un trabajo ordenado que vaya de arriba hacia abajo; si quieren que estudien en la base todo lo necesario, pero para ir después subiendo en su estudio y dar una recomendación al final, no una acción al principio.

La idea de reestructuración presentada por la Juceplan me parece bastante correcta en sentido lógico, pero no puedo decir si es correcta, conceptualmente hablando, desde el punto de vista de lo que debe ser el Estado en el primer período de transición, lo cual corresponde al interrogante de lo que debe ser el hombre comunista y por lo tanto cómo se le debe preparar, por un lado y de la economía política del período y por lo tanto cómo será la estructura basada en esa economía política por otro. Tenemos que crear una base investigativa seria que esté capacitada para responder interrogantes muy complejos y comience a estructurar un nuevo Estado Socialista, de corte totalmente distinto a los actuales. Pero no sé más sobre el tema: lo dejo en ese grado de vaguedad.

Trataré de ser concreto, ahora, en el capítulo de las Recomendaciones Generales.

Política Económica: Creo que un pequeño grupo de gente debía dedicarse a estudiar la Economía Política de este período, pero no debemos esperar por ellos ni pensar que lo puedan resolver fácilmente. Muy poca gente de esa capacidad habrá en Cuba, si es que hay alguien, porque estas son tareas que las han hecho pocos en la historia y quizás Marx fuera el único que la hiciera completa.

Sin embargo, en la política económica hay una serie de concepciones que se pueden establecer de tareas urgentes sobre las cuales se puede llamar la atención. Lo más importante (casi es un clamor hacia ti) “globalizar”, en el buen sentido de la palabra, nuestras aspiraciones. Creo que si al entusiasmo se le pone un pequeño freno de realidad y se hace un análisis comparativo con otros países no cayendo de nuevo en las pretensiones de tener crecimiento de 15 o 20% anual, nos podemos plantear qué es lo que queremos para el año [19]80. Sobre esta base irá surgiendo lo que tendremos que producir, lo que tendremos que importar, cuánto tendremos que gastar en inversiones productivas y cuánto en inversiones improductivas y la repuesta al más grande interrogante: ¿podemos hacerlo con los actuales métodos y con el actual desarrollo de la economía, sí o no?

Hay algunos estudios hechos por los compañeros del Ministerio que indican que no. Son preliminares, no sé si querrás leerlos. Esto indicaría que no se puede llegar a un desarrollo adecuado el año 80 simplemente con la ganadería y la caña; es necesario algo más. Ese algo más es la industria.

¿Cuánto se puede gastar en las industrias?, ¿qué industrias?, ¿cuánto en servicios, en transporte, etc.? No es el momento de estar aquí propugnando cantidades, simplemente me interesa propugnar métodos. Este es un método que no exige más de un día para hacerse una visión de conjunto. Se podrá entonces analizar cosas que se plantean muy claras, por ejemplo, que los mercados derivados de la carne no son tan abundantes como se pretende, que hay una serie de leyes proteccionistas, de acuerdo con las distintas agrupaciones capitalistas, que impiden una venta ilimitada de productos y no se prevé en los años próximos un aumento sustancial de los precios de los distintos productos elaborados a partir del ganado vacuno; además, hay que hacer ingentes inversiones, e inversión que se haga ahí no se hace en otro lado.

Es decir, hacer un balance elemental de nuestras necesidades y de nuestros deseos. Si fuera posible hacer una vez esto y ceñirse a un plan de acción que no tendría que ser extremadamente minucioso, se podrían llevar líneas internas de desarrollo a largo plazo, con planes quinquenales mucho más elaborados de los cuales el primero, este del 66–70, que no existe pero que está fijado por una serie de compromisos contraídos, tendrá una tendencia claramente agrícola y después del 70 habrá que dar el gran viraje. Lo digo con toda mi convicción (independientemente de lo que valga); si nosotros nos dedicamos a la agricultura y a la industria agropecuaria solamente, estamos liquidados en cuanto a las posibilidades reales de tener un desarrollo armónico y ser un país rico.

Hay que invertir en la industria, dentro de esta hay que tomar la industria más moderna; hay que tener una base mecánica suficientemente sólida, con una base metalúrgica elemental, por lo menos. Hay que hacerlo. Hay que dedicarse a la química del petróleo, del azúcar, la química básica, incluidos fertilizantes en ella; hay que quimificar al máximo. Hay que automatizar, única forma de competir. Hay que atender al problema inquietante del mantenimiento preventivo.

Haciendo todas estas cosas, más la base de una prospección geológica adecuada, desarrollo de la máquina agrícola dentro de nuestras posibilidades, industrias mecánicas como la construcción naval, parsimoniosamente y con una educación acelerada continua y eslabonada se podrá llegar lejos; si no se hace nada en este sentido, a partir del año 70 Cuba volverá a tener problemas de desocupación.

Hay tareas urgentes que realizar. Entre estas tareas se puede considerar de las más importantes fijar las reglas del juego de Juceplan definitivamente, definitivamente darle a Juceplan una autoridad, al menos anual, incontrovertida. Que nadie pueda salirse de marcos estrictos sin consideraciones a planes especiales. Hay que ir estableciendo gradualmente el sistema presupuestario en la agricultura; esto sería ideal para componer una inmensa cantidad de problemas que existen, siempre y cuando los cuadros sean honestos y trabajadores conscientes de lo que se debe hacer. Hay que reexaminar los problemas de los precios y, conjuntamente con los precios, los salarios; eso va a explotar en algún momento si nos descuidamos. No es que sea una situación explosiva hoy, pero se acumula descontento en determinadas regiones industriales en que los salarios están congelados, viendo cómo los salarios están congelados, viendo cómo los salarios del campo día a día se aumentan. Hay que seguir una política de extrema cautela en las inversiones, bien meditada y única, basada en un plan único de un organismo único, controlado por la Juceplan.

Osmany decía el otro día una cosa muy sensata; nosotros paralizamos obras para mandar gentes a cortar caña y el organismo encargado de cortar la caña mantiene, con sus propios obreros, las obras propias en construcción.

Hay que hacer por lo menos otra estructuración de todos los organismos sobre un plan único dirigido por la Juceplan y después que se tengan ciertas directrices generales, de manera que se pueda ir limpiando toda una serie de zonas oscuras en las relaciones entre organismos, relaciones horizontales y verticales, etc. Es importante, como lo advirtiera antes, que se norme exactamente la participación del Partido: si no es posible totalmente por lo menos su participación en determinados niveles inferiores, en forma más o menos constante y en todo el país. Proceder a la educación de los cuadros del Partido con un sentido más amplio de la filosofía, incluso un humanismo marxista más avanzado. No definiciones en torno a las discrepancias, pero sí participación en estudios, o por lo menos, en recopilaciones de documentos de los debates, intento de análisis de las causas que se conocen actualmente. Hacer del cuadro del Partido un elemento pensante, no solo de las realidades de nuestro país sino de la teoría marxista que no es un adorno sino que es una extraordinaria guía para la acción (los cuadros no conocen a Troski ni Stalin pero los califican de “malos” escolásticamente). Acabar con la escolástica y la apologética, ceñirá una disciplina única todas las dependencias del Partido, (pienso en Hoy).

Hacer una política educacional acorde con todo lo que se quiere conseguir unida en todas sus partes, congruente en sus escalas y congruente con lo que se busca.

Seguir el mismo principio en las Relaciones Exteriores.

Creo estas son las cosas más importantes; creo también que no he dicho nada nuevo. Tengo cierta sensación de que esto es un poco de pérdida de tiempo para todos, porque tengo copias de otros escritos anteriores de un tono parecido y realmente poco ha cambiado desde entonces y nada de lo fundamental. Sin embargo, hoy se han producido una serie de avances administrativos grandes y algunos cambios de directivas quizás puedan mejorar el aparato y aumentar la confianza que tú le tengas.
[…]

Así se podrá adelantar mucho, tal vez no se corrigieran tan a tiempo los errores, pero a veces, es preferible tardar un poco más de tiempo en corregirlos y no hacerlo inmediatamente, sin meditar sobre las posibilidades de que se cometa un nuevo error.
Son críticas que hago amparado en la vieja amistad y en el aprecio, la admiración y lealtad sin límites que te profeso.
No tengo mucha seguridad de que llegues a esta hoja porque ya han sido muchas

Patria o Muerte
Fuerza Histórica Latinoaméricana.

Fuerza Histórica Latinoamericana

Saludos y bienvenida:

Trovas del Trovador


Si se calla el cantor, calla la vida...inspirate,instruyete,organizate,lucha,rebelate.



Saludos y bienvenida:


Inevitablemente, cada individuo hace parte de su vida y de su historia aquellos acontecimientos que marcaron un recuerdo bueno o malo en la efemérides y en su vida...
Recordar por ejemplo aquellas cobardes masacres de la década del 70 en El Salvador (Chinamequita,Tres Calles,Santa Barbara,30 de Julio,entre muchas otras y seguro estoy es una experiencia que se repite a lo largo y ancho de Americalatina), masacres que conmocionaron a la nación y sacudieron la conciencia de muchos.

Esas masacres aceleraron el enfrentamiento entre ricos y pobres, entre el pueblo y las Fuerzas Armadas Nacionales, Toda aquella década fué de constante actividad politico-social y su principal escenario eran las calles, para las celebraciones del efemérides nacional de cualquier indole, se desarrollaba una manifestación de dolor, muy significativa y emótiva, muchas, con los restos de los asesinados y el reclamo del retorno o aparecimiento con vida de los capturados y desaparecidos.

Muchos jóvenes,a partir de aquellas cobardes acciónes por parte del Estado, radicalizamos nuestra pocisión y optamos por la lucha armada como única solución a la crisis que cada dia se profundizaba más y más...

A partir de aquella década, la protesta se hizo afrenta digna contra la dictadura militar, salir a protestar era recuperar,rectificar y sanear digna y valientemente, todo aquello que en anteriores décadas de terror, las clases dominantes habian institucionalizado.

Con aquellas jornadas de lucha, no solo denunciamos y condenamos a los eternos enemigos del pueblo, sino que hicimos sentir el grito de guerra de todos aquellos que sacrificada pero dignamente y hasta entonces, habian escrito la historia,nuestra heróica historia...

Que hubiera sido de nosotros, si Monseñor Romero hubiera pensado más en su tiempo, el dinero y su sombrero copa ancha junto con su pulcra sotana,por no arriesgar el pellejo a costa de convertirse en "La voz de los sin voz" y en el santo de los desposeidos?

Que seria de nosotros?, si Roque Dalton, sabiendo que podria incluso, morir a manos de sus propios "camaradas", no hubiera arriesgado la canción hecha palabra y herramienta de lucha, para gritarle sus verdades a los poderosos y sus criticas mordaces a los ultraizquierdistas y al Partido Comunista.

No seriamos dignos, de llamarnos salvadoreños si Farabundo Marti, no hubiera dispuesto ir a enlodar sus botas a "Las Segovias" junto a Sandino el General de hombres libres, como su lugarteniente.
Si Miguelito Marmol, no se hubiera levantado con las ganas que lo hizo después de haber sido acribillado frente al pelotón de fusilamiento, para seguir arriesgando el pellejo reclutando, concientizando, organizando, y manteniendo vivo el grito de guerra de "Viva el Socorro Rojo Internacional", que inconclusamente y con toda valentia intentó Farabundo.

Fraternalmente, Trovador


UN DÍA COMO HOY, 12 de febrero de 1973, los principales periódicos de El Salvador difundieron fotos de la muerte de los compañeros José Dima...