Edwin Sambrano Vidal (especial para ARGENPRESS.info)
La construcción de una institucionalidad jurídico-política que exprese la esencia del Estado democrático y social de Derecho y de Justicia es un objetivo esencial, inmediato y estratégico que comienza con la actuación efectiva de las instituciones en el seno de la sociedad, tal como se diseñaron en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999 y lo expresan muchas leyes. Sin esa actuación no es difícil, sino imposible que se construya realmente ese Estado Revolucionario (o Socialista) y que se consolide la revolución. La construcción, en la práctica concreta, de esa Institucionalidad es lo que hará que la revolución se convierta en hecho real dejando de ser simple promesa que deriva hacia el engaño y la tragedia.
Escuché al Presidente Chávez llamando a la construcción de esa institucionalidad aprobando más leyes y a que el pueblo exija y proteste reclamando a los gobernadores, alcaldes y demás funcionarios que se cumplan las leyes y los derechos de la población.
El Pueblo se organiza y protesta
Se equivoca el camarada Chávez cuando considera que es el pueblo el que ha faltado en su protesta y exigencia para buen funcionamiento de esa institucionalidad. El pueblo, en todos sus estratos, los trabajadores asalariados del sector privado y del público, de todas las áreas de la economía, diversos grupos de trabajadores independientes, pequeños y medianos empresarios, del campo y de la ciudad, han dado muestras reiteradas y sacrificadas de esa exigencia. En todas las áreas de la vida social se presenta el mismo cuadro.
Crisis Institucional en la seguridad
Por ejemplo en el campo de la seguridad; con una paciencia cercana a la humillación muchos ciudadanos asisten todos los días y a toda hora ante los organismos de seguridad a exigir, solicitar y rogar que los oigan en sus necesidades y que cumplan con el deber que tienen de proteger al pueblo frente a la cruel agresión del hampa que roba, atraca, hiere y mata a mansalva. Estos cuerpos no sólo no investigan, sino que ya ni siquiera toman las denuncias de los delitos. El ciudadano tiene que padecer el desprecio de los cuerpos de seguridad, como una especie de tortura infamante o de penitencia capital, por haber sido víctima del hampa. Ante la conducta revolucionaria, diligente y cívica de los trabajadores, los pequeños y medianos empresarios y en general del pueblo, la alta burocracia gubernamental y de los poderes públicos dan reiteradas y frecuentes muestras de lo contrario:…De no oír, de no corregir. Insisten tercamente en los errores y atropellos, en la violación sistemática de los derechos laborales y populares.
Quiebre de la institucionalidad en lo penitenciario
El apocalíptico episodio de las cárceles de El Rodeo y la dantesca tragedia de todas las cárceles venezolanas evidencian la ABSOLUTA VIOLACIÓN Y MENOSPRECIO del Poder Público, especialmente del Gobierno Nacional, de la institucionalidad, de las leyes existentes y también de la Constitución. Sobre este tema, como autocrítica, sólo escuchamos al camarada Chávez decir que el Gobierno estaba reprobado en esa materia. Cuando la situación es verdaderamente escandalosa. Se creó un Ministerio para el Servicio Penitenciario y al frente del mismo nombró a la camarada Diputada Iris Valera, por quien profeso simpatía por su consecuencia y valentía. En sus primeras declaraciones, según los medios informativos, manifestó, entre otras cosas, que liberaría 20.000 presos, que la población penal era elevada porque las leyes venezolanas eran muy punitivas, dando orden de no aceptar más reclusos en los establecimientos penitenciarios durante dos meses; amenazando con recurrir a la Presidenta del Tribunal Supremo para destituir sumariamente a los jueces que no hicieran caso de sus requerimientos. De ser ciertas tales afirmaciones, revelan desconocimiento de principios elementales de la criminología, del derecho penal y procesal, de las normas penitenciarias vigentes y de las relaciones entre los Poderes Públicos, incluso de datos primarios de la reciente historia penal y penitenciaria del país. Lo cual es muy grave para la institucionalidad.
Un Estado que cumpla las leyes para respetar los derechos
También se equivoca nuestro camarada Chávez cuando habla de la necesidad de más y más leyes. Si algo ha habido en estos 12 años y medio de período revolucionario ha sido una enorme producción de leyes, que podemos llamar a granel. Tantas que los abogados, incluso los profesores, no las conocen y no las enseñan en las Universidades. El problema central no son más leyes, sino QUE ESTAS SE CUMPLAN.
Servidores Públicos idóneos