Wendy Hernández
ContraPunto
Estuvo de testigo Julio Cortázar, quien lo registró en uno de sus libros de memorias
“La amistad de Roque con Fidel Castro comienza una noche de 1962 mientras labora en Radio Habana, cuando el equipo completo de la radio decide irse de fiesta. Roque se queda atendiendo la programación que le dejan ya producida. Esa noche llega en una visita sorpresiva Fidel Castro a la Radio y tras el enojo que le causa la irresponsabilidad del personal, entra en contacto con aquél muchacho enclenque, de mirada vivaz y desgarbado, con la nariz ganchuda y una expresión melancólica en su rostro que no se cansa de bromear. Así se inicia una amistad testimoniada en el artículo de Julio Cortázar, "Una muerte monstruosa", donde describe un anochecer cuando en La Habana se encuentran reunidos los miembros de un Jurado del Premio Casa de las Américas y reciben la visita de Castro, reunión que termina en una larga discusión entre Castro y Roque Dalton sobre las ventajas y desventajas de un invisible fusil que se pasan y contrapasan hasta que el amanecer termina venciéndolos a todos y mandándolos a la cama.
Esta amistad hace que Fidel Castro le encargue la redacción de "¿Revolución en la revolución? y la crítica de derecha", que sirve para defender las tesis foquistas de Régis Debray, que aún guarda prisión en Camiri, Bolivia, y que Dalton le dedique a Castro su obra "Un libro rojo para Lenin".
Pero Roque también fue hermano de una serie de poetas jóvenes cubanos que terminarán siendo víctimas del castrismo. Algunos de ellos son Jesús Díaz, que se exilió en Berlín en 1991, después de ser condenado a muerte nada menos que por el entonces Ministro de Cultura de Cuba, Armando Hart; Díaz fundó y dirigió luego la revista cultural "Encuentro" en España, donde murió hace dos años de un ataque cardíaco; dejo testimonio de la amistad de los jóvenes poetas cubanos con Roque Dalton en su novela "Las palabras perdidas". Otro amigo entrañable de Roque fue Heberto Padilla, desencadenador del "Affaire Padilla" con "Fuera del juego", encarcelado por el régimen castrista y luego enviado al exilio, donde publicó una novela con el título de un verso de Dalton, "En mi jardín pastan los héroes" y que murió en los Estados Unidos; y no por último el poeta Raúl Rivero, actualmente en prisión en Cuba, condenado el año pasado a veinte años de cárcel por escribir artículos en revistas extranjeras, usar correo electrónico en Internet y cobrar sus honorarios en dólares y euros.
No existe un "Roque fidelista" en el sentido ortodoxo de la palabra, existe un Roque cautivado por la figura de Castro en los primeros años de la Revolución, y también existe un "Hermano Dalton" que comparte con los jóvenes poetas cubanos la frustración que la burocracia de un socialismo cada vez más cuartelario y asfixiante les produce”, texto Fidel y los Disidentes, del escritor David Hernández, publicado en 2003.
David Hernández, escritor salvadoreño y conocedor de la vida y obra de Roque Dalton; destacado por sus obras "En la prehistoria de aquella declaración de amor", "Salvamuerte", "Putolión" y su más reciente trabajo literario "ROQUIANA", una novela sobre la obra del poeta Roque Dalton García.
Cuba acogió a Roque y a su familia, como a uno los exiliados y perseguidos por las dictaduras latinoamericana; para el poeta la permanencia en la Habana significaría una vivencia importante de su vida, dado que en Cuba escribe la mayor parte de sus obras literarios y políticos.
Su estancia en Cuba, luego de haber vivido exilios en México y en la antigua Checoslovaquia, lo hizo parte del mundo intelectual latinoamericano, al ser parte del Consejo editorial de Casa de las Américas. Fue premio Casa en 1969 y jurado de poesía en ese importante concurso en 1970.
Roque Dalton en Casa de las Américas, Cuba
Casa fue testigo de otro encuentro entre el poeta y Fidel Castro. Aquel momento fue descrito por el novelista argentino Julio Cortázar, quien cuenta como en una larguísima noche habanera sorpresivamente al termina la jornada de trabajo, el líder cubano se apareció para charlar con los miembros del jurado del premio literario de la Casa.
“Me acuerdo de una noche en que en La Habana nos reunimos un grupo de extranjeros y de cubanos para hablar con Fidel Castro. Era en el año 62, al comienzo de la Revolución. La reunión tenía que durar una hora a partir de las diez de la noche y duró exactamente hasta las seis de la mañana, como sucede casi siempre con esas entrevistas de Fidel Castro que se prolongan interminablemente porque él no conoce el cansancio y sus interlocutores tampoco en esos casos. Nunca me voy a olvidar de que hacia el alba, cuando yo estaba realmente medio dormido porque no aguantaba más de fatiga y de cansancio, recuerdo a Roque Dalton, flaco, muy flaco y no muy alto, al lado de Fidel, nada flaco y muy alto, discutiendo empecinadamente la manera de utilizar un cierto tipo de arma de la que no me enteré demasiado, un cierto tipo de fusil; cada uno de los dos tratando de convencer al otro de que tenía razón con toda clase de argumentos y además con demostraciones físicas: tirándose al suelo, levantándose y haciendo toda clase de demostraciones bélicas que nos dejaban bastante estupefactos.”, narró Julio Cortázar, en sus clases de literatura en Berkeley, 1980.
Aquel encuentro narrado por Cortázar forjaría una amistad en estos dos personajes. Fidel Castro, en persona, invitó a Dalton a residir en Cuba, y Roque tuvo la osadía de parafraseas a José Martí, quien habría escrito aquellos versos de: Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche. Roque escribiría: Dos patrias tengo yo: Cuba y la mía.
El poeta le dedica a Fidel su polémico poemario en collage: “Un libro rojo para Lenin". “A Fidel Castro, primer leninista latinoamericano, en el XX aniversario del asalto al Cuartel Moncada, inicio de la actualidad de la revolución en nuestro continente”.
También Roque antes de partir definitivamente de Cuba y regresar a la lucha en El Salvador, ordenó Poesía Escogida, en abril de 1973. En la nota introductoria se lee:
“Esta es una selección de mi poesía de los últimos 10 años, repartida en diez libros, todos los cuales fueron escritos total o parcialmente, o corregidos y reorganizados en su forma actual en Cuba.
La he elaborado con cuidado y amor, en homenaje al pueblo revolucionario de Cuba, como un modestísimo testimonio de agradecimiento por la hospitalidad y solidaridad que nos han dado y siguen dando a los revolucionarios de El Salvador y de América Latina”.
(Fragmento)