lunes 27 de diciembre de 2010
Pedro Echeverría (especial para ARGENPRESS.info)
2.
Los mexicanos migrantes “sólo” sufren las persecuciones y asesinatos de
la “patrulla fronteriza” de los Estados Unidos; los migrantes
centroamericanos que buscan llegar a los Estados Unidos tienen que
sufrir dos vejaciones, persecuciones y asesinatos: tanto en la frontera
sur de México como en la frontera de los Estados Unidos. ¿Por qué
entonces los gobiernos mexicanos dicen quejarse por el mal trato a los
mexicanos migrantes y ellos hacen exactamente lo mismo con los
centroamericanos? La única respuesta es que los gobiernos de México han
sido, por lo menos desde 1982, perros guardianes de los intereses
yanquis y, al mismo tiempo, gobiernos racistas que ven a los
centroamericanos como “inferiores”. Pero, ¿Por qué el trato cordial a
los yanquis en México y Centroamérica que operan como espías, militares,
incluso como turistas de alto nivel? Si el racismo y la xenofobia se
han hecho internacionales, espero que pronto las luchas de liberación de
los pueblos oprimidos se unan en toda América.
3.
La emigración de personas de los países explotados y miserables a
países capitalistas de alto desarrollo económico, en todo el mundo, ha
tenido como base la gigantesca desigualdad en la distribución de las
riquezas que luego se ha convertido en brutal racismo. Éste no es un mal
natural sino producto cultural que surgió hace milenios junto con las
clases sociales y las relaciones productivas. Se desprecia la pobreza en
todos los campos: económico, político, social, cultural, físico, de
vestimenta, de color, lenguaje, escolaridad; pero a quien posea capital
le cambia todo. Es la explicación que hace entender el racismo yanqui,
el mexicano, el español, el argentino y demás. Hay racismo abierto que
muchos alcanzamos condenar y combatir, pero el peor es el racismo
interno o interiorizado del que casi nadie se escapa; se manifiesta de
diferentes maneras, pero la base esencial es la pobreza.
4.
La Organización Internacional para las Migraciones ha anunciado en un
estudio que en tanto la población de los países en desarrollo va a la
baja (sabemos que así ha sido durante décadas) se registra un aumento de
la fuerza de trabajo en las naciones en desarrollo, que “aumentará de
dos mil 400 millones de personas a tres mil 600 millones de individuos
para 2040. La OIM señaló que “el Banco Mundial estima que si los países
en desarrollo permiten que su fuerza de trabajo crezca 3 por ciento, lo
que equivaldría a permitir la entrada de 14 millones de migrantes de
2001 a 2025, el mundo generaría 356 millones de dólares más por año.
Estados Unidos es el mayor receptor de migrantes con casi 60 millones de
personas en 2010, por lo que los nacidos allí obtienen (por explotación
intensiva) un beneficio de 37 mil millones de dólares al año por la
participación de inmigrantes en su economía.
5.
Sin duda los razonamientos de la OIM permiten ver que los graves
problemas de la migración mundial pueden solucionarse pero sólo en
parte, porque la creación de riqueza para esas poderosos naciones tendrá
que descansar en la intensa explotación del trabajo de los migrantes
para que los países receptores obtengan los gigantescos beneficios
esperados, tal como ha sucedido hasta hoy. Pero mientras la situación
cambia y la “apertura de las fronteras” comienza a darse, miles de
migrantes siguen siendo secuestrados y asesinados en las fronteras,
particularmente en las fronteras sur y norte de México, por la
desigualdad económica y el racismo. Los migrantes mexicanos que libran
la frontera yanqui cada años son hoy más de 600 mil, ¿Cuántos seres
humanos de Guatemala, Honduras, El Salvador, Ecuador, etcétera, buscan
cruzar la frontera sur cada año, subirse a tren de la muerte y escapar
de las bandas y policía de migración?
6. En
Europa, particularmente en España, han surgido organizaciones de apoyo a
los migrantes –particularmente a africanos- y de lucha contra la
xenofobia; esto habla muy bien de los luchadores sociales españoles
–esencialmente anarquistas- que han visto que el franquismo y el
fascismo aún siguen vivos en esa nación y en el gobierno. No se si en
otros países, sobretodo en Europa y los Estados Unidos, hay
organizaciones contra la xenofobia racista, pero cada día son más
urgentes y necesarias. Las batalla en apoyo a migrantes y de lucha
contra el racismo no son nacionales sino una lucha mundial
anticapitalista. Las organizaciones de derechos humanos, por su mismo
nombre, no deben ser nacionales sino internacionales. La de México deben
ubicar su trabajo en la frontera sur y las de los Estados Unidos deben
ubicarse en su frontera con México para defender los derechos humanos de
los migrantes y para exigir el castigo de los asesinos yanquis.
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