Crisis es la palabra que expresa, mejor que nada la realidad del país. Es cierto que en la vida de las personas y los países es la crisis un factor permanente y, en buenas cuentas, una especie de aviso oportuno que indica que algo debe ser cambiado, que ha dejado de funcionar y debe ser sustituido.
Las crisis no resueltas, al acumularse históricamente, producen estallidos que no siempre resuelven de manera efectiva los malestares y contradicciones que las determinan.
La guerra de 20 años expresa justamente
esa acumulación histórica y su violencia, agresividad y encarnizada
expresión nos indicó que en este pequeño país la confrontación de
intereses esta muy lejos de ser resuelta. La guerra terminó con la
dictadura militar de derecha establecida a partir de 1932,terminó con
una clase gobernante basada en el ejército e introdujo cambios
civilizatorios en el régimen político.
Un conjunto de medidas democráticas
embellecieron el régimen en el terreno político y determinaron una
especie de transición que basada en el agotamiento y derrota de un
régimen, abrío un momento histórico nuevo dentro del que había que
definirse un rumbo que podía ser el de la democratización o el de la
simple liberalismo de la manera de hacer política.
La democratización implicaba que a los
acuerdos políticos con los que se puso fin a la guerra se incorporarán
los acuerdos económicos que cambiarán la relación del mercado con el
estado, el papel de la propiedad, la tenencia de la tierra el papel de
la economía, la producción y la distribución de la riqueza.
Durante 20 años transcurrió un tiempo político en el que sobre la espalda de los acuerdos políticos se montó el mayor poder del mercado sobre una sociedad y sobre un estado, la mayor deshumanización de lo seres humanos que convertidos en consumidores son asimilados a las mercancías con las que sueñan, se hace de la política estatal un negocio partidario, se hace de la representación juego de representantes sin representados, se ataca la naturaleza desde el lucro apetecido y al final, el Salvador resulta ser el país mas vulnerable del mundo. mas violento y mas incapaz de producir los alimentos que necesita para sobrevivir mientras su río madre y padre, el Lempa agoniza, inexorablemente.
No se trata de ninguna maldición si no
del fruto de decisiones políticas tomadas al amparo de una filosofía
económica que hizo de nuestro país un laboratorio de estatura
planetaria, basta saber que el plan aplicado por Estados Unidos en Irak
se llamó Remember el Salvador.
Este modelo aplicado a rajatabla es, justamente, el que ha entrado en una crisis sin solución, que ha llevado al país al abismo y ante un callejón oscuro sin salida aparente.
A está crisis llamamos CRISIS HISTÓRICA
por que expresa un quiebre de los mecanismos económicos y políticos que
han sostenido, por largos años, años oscuros y tenebrosos una política y
una economía que luce hoy agotada por sus propias contradicciones y
por la lucha heroica del pueblo Salvadoreño.
En la actualidad crujen los fundamentos y las columnas del viejo Estado Oligárquico montado en el país a partir del predominio político y económico de los cafetaleros y del café.
Ciertamente este estado ha adoptado
diferentes formas para diferentes momentos históricos ; pero sin
abandonar sus esencias autoritarias, su metodología antidemocrática, su
negativa a someterse al derecho y a la constitución, su rechazo a toda
forma de distribución de la riqueza y al respeto de los derechos del
pueblo.
Cuando el poder oligárquico cafetalero
pasa a los banqueros, durante la guerra,el estado resulta modernizado,
es decir totalmente privatizado y sometido al mercado global. Aquí nos
encontramos ante un momento fundamental porque se inicia el reino de las
empresas transnacionales las cuales, toman de el estado sus aparatos
que son puestos al servicio de la construcción del reinado total del
mercado total.
estos son los años de la guerra y de la post guerra durante los cuales, la economía del país se liberaliza totalmente, el estado de despoja de su sentido público convirtiéndose en simple instrumento del mercado global. Es en este ambiente en que se cambia la moneda nacional por el dólar, se firman los tratados de libre comercio y se abre el país, como almeja gigante, a la inversión extranjera.
Semejante panorama produce el mayor empobrecimiento general que el Salvador a conocido, junto al mayor enriquecimiento y a la confrontación entre un orden injusto, voraz y todo poderoso y un desorden expresado en una delincuencia desbordada.
Es el mercado el inspirador secreto de la ilícito y es el estado el castigador abierto de los ilícitos sin tomar en cuenta, de manera consciente, que delito, negocio y mercado constituyen un matrimonio bien avenido y que esto será siempre así cuando desaparece el estado como ente público al servicio del pueblo y se impone el mercado en lo que se llama ESTADO DE MERCADO.
Desde luego que las empresas transnacionales llegan a comprar los bancos de capital nacional y los oligarcas salvadoreños hacen el mayor de los negocios al vender sus empresas sin pagar ningún tipo de impuestos y así, de un plumazo son empresas extranjeras las dueñas de la riqueza nacional. Lo que fue un negocio rentable para los grandes propietarios se convierte en una especie de transnacionalización de la riqueza. Se trata de un proceso que llega a someter las empresas y a empresarios Salvadoreños, de toda estatura, al control del gran capital extranjero y los oligarcas Salvadoreños, venidos a menos, descubren que este mundo con el que soñaron y el que impusieron a sangre y fuego, también les es peligroso.
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