En uno de los charrales de la periferia de San Salvador(1985), donde por dias pernoctabamos y desde ahi, saliamos a operar, hacia la profundidad del corazón de la capital, en cierta ocasión, le hice el comentario para mi insignifcante, a una compañera, de que me iba a casar.
Recientemente, mi compañera en estado de preñez, habia bajado del Cerro Guazapa, y desde luego, los habia llevado a la casa de habitación de mis padres, para de esta manera ella conviviera con mi familia.La cercania en la capital, me daba la oportunidad de ir a menudo a visitar a mi familia, dado que era precisamente en esas barriadas donde haciamos trabajo de creación de redes de apoyo, principalmente con viejos conocidos que se habian quedado inactivos debido a la represión durante los años de terror.
Periódicamente, esta escuadra, regresabamos al cerro, para informar sobre nuestra actividad y recibir, tanto informació de la situación nacional e internacional, como para elaborar el analisis, asi como recibir nuevas directrices, para el desarrollo de nuestra actividad.
Me encontraba descansando, cuando me dice un compañero, que de la comandancia, se me ordenaba presentarme. Al llegar, toda la plana mayor, se encontraba reunida y en un ambiente tenso, se me ordena, incorporarme, se trataba del comentario que dias antes habia hecho a la compañera, sobre mis deseos de casarme.
Pero en aquella reunión, salieron a aflorar toda clase de elucubraciones y acusaciones...Particularmente, a lo largo de mi estancia en el frente de guerra, habia tenido muchos desacuerdos con la jefatura guerrillera en diferentes tópicos y aspectos de las actividades propias de aquél proceso.
Practicamente, se me habia puesto en el banquillo de los acusados, pero como en cualquier caso de esta indole, la actuación moral y la razón, son un fuerte que dificilmente puede ser batido.
Mi actitud confrontativa con algunos Comandantes y jefes intermediios, me habia granjeado enemistades gratuitas y aunque aquella reunión me facilitó la oportunidad, de reafirmar (infructuosa e inutilmente), mi convicción y fidelidad al Partido y la revolución, sabia también que el trabajo de descrédito de estos enemigos gratuitos por su pocisión de mando habia logrado algunos frutos, sembrar la duda y la cizaña.
Se minó la confianza que manifestaban mis compañeros combatientes hacia mi persona, se les cuestionaba sobre mi actitud en el teatro de operaciones, se indagaba sobre mi cobardia o valentia, en el trabajo, lógicamente, al resto de compañeros se les ponia en disyuntiva, mostrar confianza hacia un jefe de menor rango o hacia los comandantes, que se consideraban infalibles.
Las duras pruebas que posterior a aquella reunión tube que afrontar, incluido caer en manos del enemigo, constituyeron la prueba de fuego que templó el acero...
La guerra terminó, muchas de estas historias, fueron engabetadas en la memoria o el olvido, pero reaparecen de cuando en ves y en algunos casos, harán mella en la conciencia, de cada sujeto protagonista, cada uno de nosotros, las enfrentarán con la cabeza en alto, o agachandola, depende de nuestra pasada actuación...
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