Por: Alirio Montoya
Hace
pocos días los partidos políticos mayoritarios, los cuales son el
sostén de este régimen autoritario, oligárquico y burgués, celebraron
sus asambleas y convenciones para que su membresía ratificara a ciegas
los respectivos candidatos a alcaldes y diputados electos con antelación
por las cúpulas partidarias. Fue un festín muy apasionante para los
miembros de ambos partidos políticos, una sensación análoga y con aroma a
un clásico del futbol español.
En
el año 2007, el FMLN muy estratégicamente se le adelantó a su par
–ARENA- en el mes de noviembre con una eufórica y multitudinaria
convención en el estadio Cuscatlán para proclamar al ahora presidente
Mauricio Funes. El estadio Cuscatlán se sobrellenó de gente que asistió
con una enorme esperanza de cambio. ARENA en 2008 hizo lo mismo y en el
mismo lugar. Todo puede parecer que el FMLN pegó primero y que esa es la
razón por la cual ganó, tanto en cuanto lanzó de primero su fórmula
presidencial y venció electoralmente a ARENA en esa elección del 17 de
marzo del 2009.
Ahora
el partido de la oligarquía realiza primero su asamblea que el partido
de la nueva burguesía salvadoreña. Hay un proverbio popular que dice “Dios los cría y ellos se juntan”; en este caso fue el “In God We Trust”
quien los creó, porque el Acuerdo de Paz firmado en Chapultepec,
México, fue también un acuerdo político-electoral, entre otros, en donde
Washington como siempre metió la mano. Eso hasta un párvulo lo sabe. Lo
anterior se afirma porque el FMLN realizó semanas después su convención
en donde proclamó a sus candidatos a alcaldes y diputados; el evento
fue en el CIFCO o “Feria Internacional”; claro, en el mismo lugar que lo
hizo ARENA. Es de preguntarse por qué no llenaron en esta ocasión el
estadio Cuscatlán. Se dice también que “Dios los cría y ellos se juntan”
porque hay muchos actos en los cuales actúan y votan juntos, como el
acuerdo legislativo en la trastienda para ponerle cerco a las
candidaturas no partidarias o independientes; en esta oportunidad se
adelantaron motivados por una fuga de información respecto de una
resolución de la Sala de lo Constitucional en lo tocante a las
candidaturas no partidarias o independientes.
Cualquiera
creería que ambos acontecimientos electorales son una simple medición
de fuerzas. No obstante, la cosa va más allá: ambos son los pilares que
sostienen este régimen y, por tanto, el formato debe ser el mismo para
ambos partidos sistémicos. Cualquiera puede pensar también que ARENA
pegó primero y por lo tanto ganará más alcaldes y curules. De eso nadie
puede estar seguro porque lo político-electoral siempre nos trae
sorpresas. Estas elecciones que se avecinan como lo dice Dagoberto
Gutiérrez serán de ciencia ficción.
El significado de la Democracia
ha tenido diversos matices a través de la Historia. Para los griegos
solamente los ciudadanos atenienses tenían derecho a votar de manera
directa, y eso para ellos era democracia. Los Estados Unidos proclaman
su independencia el 4 de julio de 1776 cuando era una nación con 650 mil
esclavos, que siguieron siendo esclavos durante un siglo, y en su
primera Constitución se estableció que un negro equivalía a las tres
quintas partes de una persona blanca. Pero ese es el país más
“democrático” del mundo.
Para nuestros partidos dentro la democracia salvadoreña
el éxito de ellos va depender de cuántos curules y ayuntamientos ganen.
A mayor participación de la gente en un evento electoral mayor
democracia. Esa es la premisa, es la regla por excelencia. Naturalmente,
todos por fortuna estamos enterados que ARENA es un partido
verticalista que le impone inconsultamente candidaturas a sus
correligionarios. El FMLN siguiendo el guión de sus compinches areneros
eliminó sus elecciones internas para escoger sus candidatos
argumentando que eso los “desgastaba”.
Ahora
militantes y correligionario saldrán a regañadientes a votar por los
candidatos que le han impuesto las dos cúpulas mayoritarias del país,
porque si no lo hacen no son “revolucionarios” ni “patrióticos
nacionalistas”. Los partidos políticos se han encargado de dividir a los
miembros de la sociedad salvadoreña entre de “derecha” y de
“izquierda”; esperamos que en este ambiente de violencia social eso no
vaya a incidir negativamente en la venidera campaña electoral que ya
está a la vuelta de la esquina.
Hay
un dato muy curioso. Más del 30 por ciento de los jóvenes en edad de
solicitar su DUI no lo hicieron y, otra cantidad considerable que deben
renovarlo no lo han hecho. Algunos sostienen que es porque no tienen el
dinero para sacarlo; sin embargo, este hecho hay que verlo con el lente
político. Eso a lo mejor es un mensaje que le está enviando más que todo
la juventud a las cúpulas partidarias. Los jóvenes salvadoreños pueden
llegar a ser dentro de poco una réplica de los parados en España y Grecia, de los estudiantes manifestantes chilenos o de los indignados
en Estados Unidos. ¿Y los que tenemos una mayor habilidad para captar
el fenómeno político qué haremos? Ese es un buen interrogante.
¿Votaremos en blanco, nos abstendremos o anularemos nuestro voto?
Hay
cosas risibles en este ambiente. ARENA sin ninguna solvencia viene a
reclamarle al partido oficialista sobre el alto índice de homicidios y
extorsiones; estos últimos responden que eso es una herencia de los
primeros, mientras se cruzan las acusaciones, las cosas no parecen
cambiar, si no que van de mal en peor. Las políticas neoliberales de
ARENA empobrecieron más al país, el FMLN habla acerca de que “el cambio sigue”
pero aplicando las mismas políticas neoliberales de endeudamiento con
organismos multisectoriales como el Banco Mundial y el FMI.
Alfredo
Cristiani, el jefe de ARENA critica compulsivamente las mismas
políticas que ellos implementaban, mientras Medardo González del FMLN
–el que lee los mensajes oficialistas- dice que “Arena no ha entendido
que fueron derrotados políticamente”. La pregunta es ¿con qué
liquidez política Cristiani critica al Frente? Y por otro lado creo que
Medardo confunde una victoria pírrica electoral con un verdadero triunfo
político. ¿A qué derrota se referirá González? Mientras esos
interrogantes son respondidos continuaré desde palco viendo este
superclásico de la politiquería salvadoreña.
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