Partido Democrático Popular Revolucionario-Ejército Popular Revolucionario
La resistencia popular no es sinónimo de violencia cuando se lucha
por demandas legítimas. Violencia es la que viene del Estado. La
violencia institucional neoliberal es el pan de cada día que hoy ha
cobrado cerca de 100 mil vidas en asesinatos extrajudiciales.
AL PUEBLO DE MÉXICO
A TODAS LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES DEFENSORAS DE DERECHOS HUMANOS NACIONALES E INTERNACIONALES
A TODAS LAS ORGANIZACIONES POPULARES, POLÍTICAS Y REVOLUCIONARIAS
¡HERMANAS, HERMANOS, CAMARADAS!
La designación oligárquica se consumó de facto al declarar prematuramente triunfador a Enrique Peña Nieto por medio del duopolio de los medios de comunicación –Televisa y Tv-azteca–, dando un golpe de comunicación y un albazo a todo el sistema electoral, incluido la marioneta que funge como secretario presidente del IFE, maniobra ilegal a la que se sumaron el ilegítimo Felipe Calderón, el fascista de Gabriel Quadri, la ultraderechista Josefina Vázquez Mota. Operación reforzada desde el Pentágono en una clara acción injerencista para tratar de imponer por todos los medios un arbitrario triunfo del PRI. Triunfo, que aún en los sectores populares que fueron objeto de coacción, amenaza, corruptora acción clientelar, no se cree, ni desea que llegue a los Pinos el representante del grupo Atlacomulco-Televisa por represivo y nefasto. El “haiga como haiga sido” del fraude e imposición de 2006 se vuelve a repetir. Un espurio en funciones entrega el poder a un impuesto tecnócrata neoliberal.
A como se van desenvolviendo los acontecimientos en la trama político-jurídico-burocrática del IFE, TRIFE y TEPJF integrada por representantes de intereses oligárquicos y de políticos de oficio. Proceso electoral manejado desde el poder político y económico, es inevitable impedir la imposición del convenio mercantil entre los grupos Atlacomulco y el siniestro duopolio, sólo mediante las vías jurídicas y la movilización civil pacífica.
Ellos, han pasado una vez más, por encima de la voluntad popular y de todo el sistema electoral mexicano. Desde las mismas instituciones y poderes facticos movieron los hilos a su antojo para manipular el libre derecho a sufragar antes del mismo 1 de julio adoptando cifras, comentarios omnipotentes a manera de grilletes para cerrar el gran ultraje a la sociedad que votó, continuaron esa dinámica de abuso de las instituciones y medios de comunicación para favorecer abiertamente a EPN hasta el final de la contienda de los corrompidos y arbitrarios procesos electorales mexicanos.
En la contienda electoral por la disputa del poder Ejecutivo federal en la que sin guardar las apariencias, televisa avasalló el derecho de la libre elección con natural rabia y perversidad en sus medios electrónicos e impresos al intensificar la manipulación de la realidad con la pretensión de imponer su verdad como absoluta persiguiendo mediante esta forma de presión y coacción conducir voluntades al método fascista, motivados por una ambición insaciable y mezquinos intereses vinculados a crear fortunas inmorales a costa del erario público. Ahí fueron a parar los ríos de dinero de origen bien explicable que apuntalaron la campaña del PRI.
Proceso electoral inconcluso oficialmente hasta ahora, pero ni eso deteniendo la embestida a la población por medio de dinero, coerción y el bombardeo mediático del duopolio televisivo con un único objetivo: la imposición de quien manifestó ser el mejor administrador y defensor de sus intereses, hecho alevoso y perverso que facilita la imposición por el grado de despolitización y el mar de miseria que existe en el país, porque hay parias que por hambre prefieren comer un día pollo y vivir un sexenio de mendicidad.
Probado quedó una vez más que en México rige un estado de derecho oligárquico, por lo consiguiente desde la ley suprema, los tres órdenes de gobierno y los tres poderes de la unión, política y jurídicamente están anulados ante los intereses de las altas esferas de la oligarquía que en complicidad con los grupos de politicastros de oficio hace valer sus designaciones cuantas veces lo requieran sus particulares necesidades, en esa pugna interna por el poder político y económico violentan el derecho al libre ejercicio al sufragio, se burla la voluntad popular, se cometen ofensivos fraudes, imposiciones espurias y autoritarias; del mismo modo, se explota, reprime y oprime políticamente a los sectores populares; se persigue, encarcela, condena, tortura, asesina y desparece a críticos del sistema, disidentes y luchadores sociales, ejerciendo con ello puntualmente la Ley y administración de la justicia en cabal apego a la interpretación y ejecución que el estado de derecho oligárquico imperante y sus corifeos requieren: funcionar para mantener en el poder a la burguesía, preservar al sistema capitalista y al régimen neoliberal.
Por tanto, al exigir respeto y apego al estado de derecho actual, por los diferentes sectores agraviados se pasa por alto su esencia y razón de ser, oligárquico, no puede la oligarquía aplicar leyes que amenacen su propia existencia. Estado de derecho, avalado por la mayoría de políticos de oficio cuya actitud servil que un día es opositor y a la mañana siguiente está con quien era su acérrimo enemigo; de quien en el pasado fue detractor irreconciliable del sistema de priistas y panistas, hoy por el “bien del país” dan la razón a los intereses oligárquicos y los poderes fácticos, aluden al igual que oligarcas apegarse al estado de derecho y con cinismo exige se apliquen las “leyes” a los inconformes.
En conclusión, las pasadas elecciones en México no fueron ni farsa ni simulación, ni el fraude “clásico” y burdo de los panistas, lo que estamos viendo es la clara imposición de un candidato, con el estilo autoritarismo priista de antaño en abierta complicidad con el poder económico oligárquico, que todo lo tienen sometido bajo el valor del capital. Ilustrativas resultaron para entender que se tratan de elecciones en el marco de la democracia burguesa, en un país capitalista subdesarrollado y dependiente del imperialismo norteamericano que se hunde en la descomposición y la corrupción sistémica y galopante, en la que los intereses que prevalecen son los de la oligarquía financiera por encima de la voluntad popular, el concepto democracia sólo les es útil para legitimar su poder, adornar su discursos demagógicos y ejercer la represión.
Por lo cual independientemente y a pesar del curso de las impugnaciones y demanda de invalidación de la elección para ocupar la presidencia de la República, la gran cantidad de pruebas fehacientes que son parte de la imposición, serán minimizadas y diluidas entre el duopolio televisivo y el área jurídica del sistema electoral mediante conclusiones leguleyas, sentencias ambiguas y parciales. Ante esto, no podemos permanecer apáticos, desmovilizados, no debemos mediatizar el descontento por temores a romper la inexistente estabilidad social, ni mucho menos caer en la vileza de pactar y legitimar una imposición descarada por los grupos de poder económico y político de un personaje antipopular y represivo como es Peña Nieto.
A quienes siguen manteniendo la esperanza en la lucha electoral a pesar de sus limitaciones y ser una competencia desigual, que en este proceso electoral los volvió a movilizar por alcanzar un cambio social por ese medio, la exigencia del momento indica no bajar la guardia, a no abrir la puerta a la frustración y dirigir la indignación a la resistencia popular en todas sus expresiones desde donde nos encontremos.
Rompamos mediante la denuncia la movilización, las acciones políticas de masas, la protesta civil pacifica, el círculo pernicioso de la mal llamada democracia mexicana que sólo hace cambios, reformas, Leyes, crea ineptas comisiones especiales, después de haber cometido los más infames agravios contra el pueblo como: fraudes, genocidios, cruentas y generalizadas represiones, autoritarias imposiciones, crímenes de lesa humanidad, es decir, una vez ahogado el niño se tapa el pozo, sin embargo, la crueldad de los hombres del poder dejan intencionalmente una rendija abierta para volver hundir y ahogar en el mismo pozo a quién se requiera. Cambios y reformas que no son de buena voluntad o por vocación democrática, es la aplicación de una medida política conservadora de gobiernos autoritarios para mediatización y control del descontento y lucha popular de la coyuntura.
La resistencia popular no es sinónimo de violencia cuando se lucha por demandas legítimas. Violencia es la que viene del Estado. La violencia institucional neoliberal es el pan de cada día que hoy ha cobrado cerca de 100 mil vidas en asesinatos extrajudiciales. La violencia a diario viene desde las instituciones del Estado que tanto defienden los políticos de oficio; violencia es condenar a millones de mexicanos a vivir en la mendicidad, en la permanente exclusión de sus derechos constitucionales y humanos; violencia es condenar a millones de trabajadores al desempleo y al subempleo; violencia es la que viven los hombres del campo que son obligados a la expatriación forzada por hambre; violencia es el desplazamiento forzado de más de un millón de ciudadanos que huyen de sus lugares de origen por la violencia institucionalizada; violencia también es comprar conciencias y voluntades por un mendrugo de pan. ¡Qué cosa puede ser más violenta que en un proceso electoral se imponga por designación autoritaria a un representante de una minoría sobre la voluntad de las mayorías!
No debe haber titubeos, debemos mantener los esfuerzos de organización y movilización, para no permitir que la ignorancia a la que han destinado a nuestro pueblo siga siendo objeto de manipulación, que la miseria humana y económica siga siendo administrada en función de los intereses oligárquicos. No culpemos a quienes vendieron su voto, mejor redoblemos esfuerzos por politizar a esos sectores para que comprendan que ante su miseria que viven el gastar en un solo día 200, 500 o mil pesos no cambiará su condición social, comprendamos que no tienen conciencia política de clase y sobre todo que han perdido su dignidad al ser el sujeto social que recrea e inconscientemente avala al rapaz neoliberalismo, porque en el fondo la mayoría de políticos de oficio de los distintos partidos políticos electorales beben de la fuente ideológica de la burguesía y se reproduce consciente e inconscientemente las formas de gobernar y hacer política al estilo burgués.
Desde la realidad que viven los desposeídos y la iniquidad que priva en el país después del funesto proceso electoral no hay quebranto a ningún estado de derecho cuando diferentes sectores y organizaciones populares llaman a la movilización popular ante la imposición descarada. La movilización popular es un derecho constitucional, una necesidad política. No podemos acotar por temores infundados el desarrollo de las formas de lucha para defender los intereses populares.
Son tiempos de organizar y generalizar la resistencia popular en todas sus expresiones, combinando creativamente todas las formas de lucha, denuncia, movilización, acciones políticas de masas, incluida la jurídica-política a nivel nacional e internacional. Que cada quien desde su trinchera como punto de partida impulsemos la dignidad y la resistencia, que ésta sea combativa y creativa porque la lucha no debe terminar con la emisión del sufragio, con el fallo parcial del TRIFE y TEPJF y la imposición de Peña Nieto. La lucha del pueblo contra la injusticia, por la igualdad económica, social y política es permanente.
No debe existir temor en impulsar y generalizar las acciones políticas de masas, que de todos modos los estigmas y la criminalización de parte del Estado y sus oficiosos voceros es inevitable, porque las legitimas acciones del movimiento popular y la respuesta de linchamiento inquisitorial mediático del duopolio televisivo se dará, y que ambas posiciones políticas antagónicos forma parte de la lucha de clases. Esta sociedad desde hace mucho tiempo ya ha estado dividida entre quienes todo lo tienen y quienes nada tenemos más que nuestras manos para trabajar, la conciencia y dignidad. La lucha entre las clases sociales es inevitable e irreconciliable, ¡Aceptémoslo!, los paradigmas de las transiciones “pacíficas y civiles” sólo se dan en la mente retorcida de priistas, panistas e ideólogos del imperialismo y la burguesía. Es una quimera que más de uno con buenas intenciones desearía pero la realidad es ineludible. La tenemos ante nuestros ojos.
Una tarea para el conjunto del movimiento popular es superar la atomización y sectorialización del movimiento popular e incluir como una demanda nacional y única la denuncia y la resistencia contra la imposición del representante del poder oligárquico, desterrando con la unidad política y de acción las contradicciones secundarias para privilegiar los puntos de vista coincidentes: la lucha es contra el capitalismo y el neoliberalismo. Defendamos con el mismo dinamismo y compromiso la lucha contra la imposición, al igual hay que movilizarnos contra la represión, con fervor exigir la presentación de los detenidos desaparecidos y la libertad de los presos políticos y de conciencia del país.
La etapa actual exige a todos lograr caminar unidos a pesar de las diferencias que hasta ahora nos han separado, en función de los intereses populares. No hay lugar para la desmovilización; la lucha electoral no debe estar separada de la lucha popular, sólo algunos personajes insisten en elitizarla para beneficio de la desatinadamente autodenominada clase política.
De igual manera debemos tener claridad de que una cosa es la necesidad política de la resistencia popular que es amplia, diversa, que incluye canalizar descontento e iniciativas de los sectores agraviados e inconformes en una misma dirección, que en esencia es la lucha contra el capitalismo, contra el neoliberalismo, contra el estado de derecho oligárquico, contra los responsables de la miseria, la pobreza, contra los criminales de Estado y la violencia institucionalizada que ejercen quienes hoy detentan el poder.
Delimitar las diferentes expresiones de lucha a un marco de derecho oligárquico y a las formas burguesas de hacer política restringe y sofoca las exigencias populares. La lucha pacífica sí, pero como parte de la resistencia popular.
¡A MOVILIZARNOS TODOS CONTRA LA ARBITRARIEDAD OLIGARQUICA Y PODERES FACTICOS!
¡REPUDIO TOTAL A LA IMPOSICIÓN NEOLIBERAL!
¡A EXIGIR LA PRESENTACIÓN CON VIDA DE TODOS LOS DETENIDOS DESAPARECIDOS DE AYER Y HOY!
¡VIVOS SE LOS LLEVARON, VIVOS LOS QUEREMOS!
¡A EXIGIR LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POLÍTICOS Y DE CONCIENCIA DEL PAÍS!
¡JUICIO Y CASTIGO A LOS CRIMINALES DE ESTADO!
¡POR LA REVOLUCIÓN SOCIALISTA!
¡VENCER O MORIR!
¡POR NUESTROS CAMARADAS PROLETARIOS!
¡RESUELTOS A VENCER!
¡CON LA GUERRA POPULAR!
¡EL EPR TRIUNFARA!
COMITÉ CENTRAL
DEL
PARTIDO DEMOCRÁTICO POPULAR REVOLUCIONARIO
(PDPR)
COMANDANCIA GENERAL
DEL
EJERCITO POPULAR REVOLUCIONARIO
(CG-EPR)
AÑO 48
República mexicana, a 22 de julio de 2012.
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